Partida Rol por web

Al llegar quedó confundido con la escena, pero rápidamente entendió la situación; al fin y al cabo la cosa era sencilla y ya estaba muy acostumbrado a los conceptos: aniquilar al enemigo. -Llegamos en cuanto nos ha sido posible. ¿A qué enemigo queréis que enfrente? -al contrario de lo que se piensa los orcos de las montañas heladas sí saben de estrategias, aunque por norma sean mucho más rudimentarias que las de otras razas. Braka preguntó a los demás para aprovechar la máxima eficacia de sus actos, en conjunto con los demás.

Gruñí ahogando un quejido de dolor al notar los dos golpes de aquel asqueroso que se jactaba de servir al Mal Supremo. -Cabrón... -Eché una de mis manos a las heridas, intentando averiguar la profundidad de ellas cuando noté un bienestar muy repentino... casi mágico. Gys acababa de usar su magia contra mi por lo que no pude evitar sonreír agradecido por su esfuerzo. No puedo fallarles, tengo que vencer a este cabrón si o si.

Volví a la carga lanzando una estocada hacia mi enemigo actual, sorprendido por los gritos de Pia. ¿Cassandra del enemigo? Yo no entiendo nada ya.

No acababa de entender nada, de repente Cassandra atacaba a Talashia, sólo podía suponer que había sido abducida de algún modo por Morgaron, tal vez fuese cosa de familia llevar el Mal dentro. Y yo que pensaba que en la Orden solo servían miembros de gran rectitud cuyo único fin era acabar con el Mal...

Afortunadamente parecía que teníamos refuerzos, pues a través del mismo portal que desapareció Mano Larga, aparecen Braka y Raenhmi -Me alegra veros de vuelta. Por aquí estamos un poco ocupados. Tened cuidado con Morgaron, la magia le hace daño pero le refuerza. Por ahora están atacándole los elegidos y nosotros intentamos acabar con ese engendro con forma de momia.

Justo en ese momento aparece de nuevo Mano Larga para atacar por la espalda a Raenhimi. Es un cobarde, es lo que lleva demostrado en todo este tiempo y no merece seguir con vida -¡Que alguien acabe con Mano Larga de una vez! Aún sigue con vida porque nadie le ha atacado, pero no merece vivir, es un ser ruin y despreciable que huye y ataca por la espalda.

Pispastorin no tiene problemas en atacar a Morgaron, ya que este aún estaba distraído por lo que había sucedido antes. No sabía como la Elegida del Fuego había podido esquivar su ataque, sin embargo, Cassandra al final decidió intervenir. Ya se acabó su farsa, ahora estaba luchando a su lado y seguro que vendería cara su vida.

Por otra parte, Palandras y Pia se hacen cargo del enemigo que les estaba atacando desde un principio. La momia, recibe el daño que le hace el golpe del hombreton verde y la flecha de la bella ladrona. Tras esos ataques, el monstruo se quedó quieto en el sitio, sin poder hacer nada.

Acto seguido, se partió en media docena de pedazos, dejando las vendas tiradas por allí. Ahora, sin las vendas, podéis ver de que estaba formada esa criatura. Partes de los esbirros del Mal Supremo que había muerto, había renacido de esa forma. Por lo que pudistéis ver, media cara es de Dacen, mientras que la otra es de Abaliv. No sabéis que otras partes han utilizado para construirle pero poco interesa ahora, que está muerto.

No podía decir que me esperase el segundo tajo por la espalda, aunque sea me pude apartar del primero.

Cassandra se lanza contra la espalda de Talashia con la espada en alto. Todos podéis ver como su arma, de repente, comienza a volverse transparente. El primer golpe es esquivado con dificultad por la pequeña chica de fuego, sin embargo, el segundo la atraviesa de lado a lado.

No hay sangre.

No hay corte alguno.

La Espada Fantasmal atraviesa el cuerpo de la chica como si fuera mantequilla, y al salir, se lleva el alma de la Elegida del Fuego con ella. Podéis ver como esta sale volando desde la espada maldita de la hermana Evert hasta el cuerpo de Morgaron.

La pequeña Talashia cae muerta al suelo.

- Su poder para vos, Lord Morgaron. - Dijo mientras la espada volvía a la forma original. - ¿Quién es el siguiente? -
 

La traición de Cassandra me pillo por sorpresa, al final los dos hermanos eran unos traidores a su orden, habían dado la espalda a la luz para seguir a ese maldito. Apreté con fuerza la empuñadura de mi arma hasta que los nudillos se quedaron blancos, esperando una nueva oportunidad para golpearlo mientras miraba de reojo a aquella que nos había acompañado durante tantos días y que finalmente nos enseño su verdadero rostro. Con esta nueva situación, y aún con la ventaja de la muerte de la momia, todo había cambiado radicalmente, aún gozábamos de cierta ventaja pero hasta cuando...

- Acabar con Cassandra, no la deis la opción de volver a atacar a alguien con esa espada, si no el poder de Morgarón no disminuirá ni un ápice - dije a mis compañeros esperando que pudiesen matarla antes de que esa espada volviese a sesgar otra vida.

De pronto resulta que la paladín de la Orden de la Luz es otra traidora, curioso que se revele justo ahora, y que se haya convertido de pronto en una máquina de matar, cuando hasta ahora era más una carga que otra cosa.

Además Mano Larga, que intenta huir de nuevo, ataca a Raenhmi gritando no se que de una segunda oportunidad.

Si claro, lo que me faltaba por oír de este chupapollas, "una segunda oportunidad", como si sólo hubieras tenido una segunda oportunidad, no te jode, maldito cobarde hijo de la gran puta. Has tenido tú sólo más oportunidades que todos nosotros juntos, te has librado de la muerte tantas veces que pareces un gato, puto desgraciado y los demás chupapollas, lo mismo, más que Elegidos del Mal parecéis putos gatos.

Me desplazo lateralmente para rodear a Morgaron y colocarme enfrente de Gys, de esta forma estará flanqueado y no va a ser tan fácil controlarnos a los dos, por lo que para nosotros será más fácil el poder atacarlo.

Por cierto, la maldita zorra hija de puta de Cassandra ha perdido sus 3 Escudos de Piedra, por lo que ahora sólo tendrá su propia armadura para poder detener los ataques que se le hagan. 

Tras decir esto me acerco aún más a Morgaron, para estar pegado a él y cerrar el combate al cuerpo a cuerpo.

Si que insultan los goblins, si - dijo Morgaron mirando a Pispas con desprecio - Siempre tendré a un Evert a mi lado, lo llevan en la sangre. Ha querido luchar contra su destino pero ya es tarde. Y no me importan tus estúpidos escudos de piedras, la protección que yo le brindo es mucho mejor.

Aunque vengáis todos a por mi, no podréis vencer. Aquí termina vuestro viaje, insectos.

Llego al lugar y es un maldito caos, los golpes van de lado a lado y entonces una voz familiar y una figura verdosa se abalanza sobre mí, mientras mi cuerpo reacciona con velocidad, aunque tal vez no la suficiente, prácticamente a la vez que su golpe intenta sesgar mi vida, son mis dagas las que atraviesan sus huecos en busca de acabar con su vida lo más preso posible, aún a sabiendas de que su golpe me dañará, sé que las sombras están conmigo, que aún no he terminado... aún tengo mucho que hacer. Esas décimas de segundo que pasan entre que su ataque y el mío buscan su objetivo son suficientes para permitirme unas palabras.

¿Aún no comprendes que, incluso aunque tengas una oportunidad, yo ya he elegido tu muerte?

La sonrisa de la victoria se adivina entre mis labios.

Rujo de ira al ver como la espada sesga el alma de Talashia con un gesto sin que yo pueda hacer nada por evitarlo. Aquella traidora había antepuesto sus sentimientos a su honor y, siendo sincero, no podía culparla del todo.

Pero no iba a permitirle sobrevivir mucho más. Palandras estaba herido y el caballero del Rey alzó la mano hacia el de la Orden de la Luz. - Mis armas no son mágicas, pero aún puedo mostrar algunos trucos. ¡¡Acabemos con ellos!! - cuando digo esto, cierro los ojos y se forma una macabra imagen a mi alrededor. De mis ojos comienza a salir un hilo de sangre que llega hasta mi brazo sin tocarlo, cubriéndolo en dirección hacia la mano. El chorro de sangre se dirige con rapidez hasta Palandras, atravesándole y desapareciendo en el proceso, sin dejar huella.

Comienzo a jadear al notar como parte de mi energía ha escapado conmigo, pero aún soy capaz de empuñar mis armas. - ¡¡Por Talashia!! - exclamo lanzándome contra Cassandra

Todo sucedió tan rápido que a Braka le costó lo suyo amoldarse al ritmo de los acontecimientos y actuar en consecuencia. No permitió que la caída de la elegida del fuego le afectara a la moral en lo más mínimo, lanzándose con su eficaz lanza recién hallada hacia la traidora Cassandra. Si caigo será luchando y vengando a los míos. Se dijo a sí mismo mientras lanzaba su poderoso ataque.

Talashia finalmente cayó a manos de Cassandra, y yo no podía creer lo que veían mis ojos. Cassandra había sido mi compañera y confidente en la Orden, ella me había guiado durante años y era mi ejemplo a seguir, era el ejemplo de paladín recto y correcto. Algo tenía que quedar aún de ella, no podía haber cambiado tanto de repente y lo que más me preocupaba... ¿qué la había hecho cambiar en sólo unos días?

Sus palabras en mis inicios en la Orden eran lo que me había ayudado siempre a seguir adelante -Prometes mucho, Ela, estoy convencida de que puedes llegar a formar parte de la élite de la Orden de la Luz, como mi hermano y yo. Recuerda que no todos aguantan, debes tener mucha fortaleza para poder seguir aquí, para poder llegar a lo mas alto y estar preparada cuando llegue la gran batalla... -Esas palabras eran las que me repetía a mí misma cuando las cosas se ponían duras y no sabía si podría continuar con el duro entrenamiento.

Y ahora, ahora hasta ella se ponía del lado de nuestro enemigo. Necesitaba saber el por qué, no podía dejarlo pasa por alto -Cassandra, ¿por qué haces esto? Es Morgaron el que te controla, tú no eres así, tú eres una gran paladín de la Orden, tu siempre has seguido al Bien y has sido mi inspiración estos años. Recuerda todo lo que me has dicho acerca de estar siempre del lado del Bien y de estar preparada para la gran batalla. Mira en tu interior y recuerda los momentos que hemos pasado en la Orden, luchando codo con codo para evitar que el Mal resurja de nuevo. Este es el momento por el que nos hemos estado preparando todos estos años y debes volver al bando correcto. ¡Tú puedes vencer la tentación del Mal, tú eres fuerte, lucha por favor, lucha contra él!

Cassandra, a quien por fin alguien intentaba hablarle en respeto a la paladina que había sido, pareció reaccionar a las palabras de su compañera.

Ela... Yo... Yo no quiero esto... - su voz se tornó mas grave de repente - ¡Pero ellos mataron a mi hermano! ¡¡¡Le mataron y se regodearon con ello!!! Uno de mis propios compañeros lo hizo. ¿Y me dieron alguna explicación, Ela? ¿Intentaron suavizar el asunto o explicar por qué? ¡¡¡No!!! No lo hicieron. Supuestamente son los buenos y se creen con autoridad para hacer lo que quieran ¡Pues me niego a aceptarlo! Lo siento, Ela. Parte de mi alma ha sido consumida por Morgaron y mis ansias de venganza me impiden detenerme... Me temo que no puedo hacer mas... Talashia no tenía la culpa, lo se, pero no pude controlarme... Se acabó... Este es el fin, pero moriré matando - dijo mientras alternaba su mirada entre Pispantorín y Palandras - No hay crimen sin castigo. Gracias por haber sido tan buena compañera hasta el final, Ela. Reconforta saber que aún queda gente buena, de verdad, en el mundo. Sobrevive y no te conviertas en un monstruo como yo. Sigue luchando siempre por aquello en lo que crees... - y mientras una lagrima recorría su mejilla, se lanzó de nuevo al ataque.

No pude evitar asentir ante las palabras de Cassandra, en parte tenía razón. En su momento también consideré que Pispas y Palandras no habían tenido tacto al soltarle al bocajarro el hecho de que habían asesinado a su hermano. Puede que fuese un seguidor del Mal, pero seguía siendo su hermano.

-Tienes razón Cassandra, no han actuado de la mejor forma, pero no todos somos así. Tú no eres así, no eres una asesina despiadada. Aún estás a tiempo, no dejes que las cosas acaben de este modo.

Cassandra intenta esquivar los golpes de Rendam y Braka, pero le es imposible. ¿Puede ser que la hermana de uno de los Acólitos del Mal Supremo se haya distraído por las palabras de Ela? Nunca lo sabremos, ya que su cuerpo es ensartado y cortado en varias partes, para regocijo de los luchadores, que ahora, se encuentran cara a cara con el enemigo.

Mientras tanto, Mano Larga y Raenhmi intercambian golpes, producto de una vieja rencilla desde hace algunos días. Se odian a muerte por lo que nada más verse, ambos se lanzan el uno contra el otro, buscando la muerte. La suerte ha estado nuevamente del lado de la Elfa, ya que la vida del ladrón estaba aferrada a un hilo muy fino y la muchacha sólo ha tenido que darle un suave tijeretazo al mismo para que el pequeño ser verde caiga muerto en el suelo.

Morgaron está herido, de eso no hay duda, pero sus poderes aún siguen siendo terribles.

El comienzo del final, se acerca.

Morgaron, que aún tenía cosas que demostrar, comenzó a convertirse lentamente en un espectro oscuro y translúcido. Ahora flotaba sobre el suelo, y fijó la vista en Pispastorin.

- Voy a acabar con el último de tu especie, goblin. - Dijo con su voz espectral. - Si no me ha costado matar a todos los de tu calaña, a ese Clan infecto, ahora verás lo mucho que me cuesta matarte a ti. Has luchado bien, creo, pero este es tu final, Pispastorin, Elegido. -

Y comenzó a flotar hacía él con un chirrido de cadenas y un frío que comenzó a helar a todos...

La Elfa se percató de una cosa.

La Esfera de Erthian que llevaba encima, se había apagado justo en el momento que Morgaron se convirtió en un Espectro. ¿Qué significaba eso? ¿Se había roto? ¿Alguien había robado su poder?

La cuestión es que, según lo que había escuchado nada más llegar, los ataques de Morgaron contra los Elegidos habían sido devastadores. Eran muy difícil esquivarlos, al menos sin ayuda.

Y ahora mismo, el blanco era Pispas.

La esfera no serviría de nada si Morgaron le impacta.

Era necesario tomar otra decisión... tal vez trabajando en equipo... pero eso significaría que el que ayudara al goblin no podría atacar...

Raenhmi tenía la vida del Goblin en sus manos... ¿Qué hacer? ¿Dejar que muera y acabar con Morgaron y salvar a la humanidad? ¿O ayudarle y perder la oportunidad de vencer al Mal Supremo?

Escuchaste un grito desgarrador.

No, no era un grito.

Era un rugido. En tu mente.

Y después, sólo el silencio, aunque fueron unos segundos.

El broche de la bruja comenzó a vibrar, y lentamente, comenzaste a sentir las voces de tu pueblo... sus almas... estaban allí dentro...

Cassandra y Mano Larga caen muertos por los ataques de mis compañeros, comprendo en cierta manera la caída al lado oscuro por parte de la paladín de la orden, conozco ese dolor lacerante que te atraviesa y parece no calmarse nunca. Pero ahora no puedo detenerme en esos recuerdos, tenemos alguien al que vencer. Morgarón esta bastante herido pero sigue dispuesto a luchar, vendiendo cara su vida, sobre todo al ver el ultimo ataque que hace contra Pispas. Se transforma en un ser etéreo y se lanza dispuesto a acabar con la vida del pequeño piel verde, sin que pueda intervenir.

- ¡Pispas, cuidado! - grito mientras cargo hasta donde se encuentra el mal supremo, agarrando con ambas manos el arma alzándola por encima de cabeza, descargando un feroz tajo descendente hacia Morgarón con el daiklave brillando con fuerza - Maldita sea, ¡te quieres morir de una maldita vez!

Tras el golpe, me aparto hacia un lado listo para volver a atravesarle con mi acero - Atacarle ahora que esta débil y cerca de ser destruido, no darle ningún tipo de tregua.