Partida Rol por web

Julius miró la llave que tenía en la mano, miró a Pispastorin, miró la llave que tenía en la mano y negó con la cabeza.

- ¡Pero si esta es la puñetera llave! - Dijo mientras se acercó al cofre y la metió en la cerradura.

Esperó unos segundos y la giró.

El cofre se abrió lentamente, y dentro, pudistéis ver un pergamino enrrollado.

Julius miró a los demás y frunció el ceño.

- Pispastorin, ¿quieres hacer los honores? -

Me quedo mirando a la llave que tiene Julius en la mano, hasta ahora no la había visto, mi cabeza no está en su sitio desde que entré y vi a mis antepasados en la taberna.

Con la llave el cofre se abre sin dificultad, compruebo recordando mis anteriores intentos. En su interior sólo hay pequeño pergamino enrollado y Julius me dice que haga los honores, ¿que honores?, pienso asustado.

¿Yo? ¿Por qué yo? - Miro a los lados indeciso y nervioso. - Lady Ela es una paladín de la Orden de la Luz, ¿no sería mejor que lo hiciera ella?

Flagnad no habla se limita a mirarme, me imagino que debe pensar que estoy completamente loco, y en parte normal, si yo estuviese escuchando esa misma historia pensaría exactamente lo mismo. Gracias a las fortunas que Ela recuerda el cofre que porta Pispas, es justo en el preciso instante en el que, el piel verde lo saca de entre sus pertenencias cuando comienzan a creernos.

Ellos necesitaban el cofre y nosotros la llave, casualidad, no, aquí hay algo más. Pues claro, jodido rey de la torre – pienso sonriendo.

- Flagnad sabía donde nos mandaba, no cometió ningún error. Es por este momento por lo que estamos en este tiempo, no os dais cuenta de que esta era nuestra única posibilidad de poder leer ese pergamino. Ambos grupos obtendremos respuestas – comienzo a decir, giro mi cabeza hacia el señor de la torre oscura – Serás un viejo muy astuto, pero te daré un consejo, no te fíes si un día te invitan a tomar té en tu torre, las dos tazas estarán envenenadas, y serás vencido.

- Maldita sea, que mas da uno que otro, leelo Pispas - comienzo a decir impaciente por saber que es lo que dice ese papel - Necesitas un motivo... pues porque llevas cargando con el cofre desde que te lo entregaron. Ala, desenrolla el pergamino y lee.

Parecía que la idea del cofre había sido buena y podía hacer que Julius y Fladnag creyesen nuestra historia. Y para colmo de suertes Julius tenía la llave que lo abría.

Miro expectante cómo abren el cofre -qué podrá tener que sea tan importante. Es un cofre pequeñito -pienso. Dentro hay un pergamino y Julius le pide a Pispas que lo lea, pero éste parece reticente, como si pensase que contiene algo malo y me pide que sea yo la que lo haga por él.

-Maldita sea con que todos piensen que soy un paladín por pertenecer a la Orden de la Luz. Estoy a favor del Bien pero no soy un maldito paladín. -Me acerco a Pispas -Léelo, no creo que te vaya a hacer ningún mal, pero si lo prefieres puedo hacerlo yo.

Miro nervioso hacia el cofre, pero finalmente asiento ante las palabras de Gys y de Ela, con un movimiento lento, introduzco la mano en el cofre y cojo el pergamino con mucho cuidado, para evitar dañarlo, ya que puede que sea muy, muy antiguo.

Tras un par de segundos, saco lentamente el pergamino del cofre y, con mucho cuidado, lo abro de cara a poder ver y leer su contenido. Lo que voy a hacer en voz baja, para que nadie salvo los que estamos en este pequeño círculo, lo pueda oír.

Vamos a darle caña al libro

Analizo a Gys

Pispastorin cogió el Pergamino y comenzó a leer en voz alta. Al principio, las letras no tenían sentido, sino que parecía un idioma antiguo, un idioma que el pequeño versodo no conocía. Sin embargo, las letras fueron moviéndose en el trozo de piel de cordero y poco a poco, fueron formando un texto que el goblin pudo leer.

Aire, fuego, tierra y agua.

Agua, tierra, fuego y aire.

Los elegidos son uno.

Destruir el Mal podrán.

Nunca deberan temer.

Aunque la muerte os alcance.

Sólo ellos podrán vencer.

Sólo ellos podrán dañar.

Y mientras leía, sucedió algo realmente extraño...

Gys comenzó a retorcerse sin saber muy bien que pasaba. Ela, por su parte, intentó acercarse a él, y cuando lo tocó, fue despedida hacía atrás unos metros por una especie de campo de fuerza o energía que emanaba del hombre. Lentamente, una nube de energía azulada comenzó a rodear a Gys Laraer, como si estuviera absorbiendo la energía del entorno y unas runas en forma de remolino aparecieron en la palma de sus manos.

Gys cayó de rodillas... y gritó...

El grito retumbó en toda la zona, y muchos tuvieron que cubrirse los oidos... poco después, el guerrero cayó al suelo, desmayado, al mismo tiempo que la energía que le rodeba atravezaba a todos en todos sentidos y desaparecía en la lejanía.

- Creo que la habéis liado parda. - Dijo el pato.

- Esto... esto... - Dijo la elfa sorprendida. - Esto no puede ser... no puede ser él uno de nosotros... ya somos cuatro... ¿qué demonios está pasando aquí? Julius, ¿quienés son estas personas? ¿Por que ese hombre tiene la Marca del Elegido del Agua? -

- ¡Atrás! - Dijo el Mago de la Torre Oscura, y se arrodilló junto a Gys. - Ha estallado. Alguien ha despertado su poder... pero no puede ser... no debería suceder de esta manera. Ya somos cuatro... -

Fladnag se incorporó y miró a los demás.

- ¿De dónde venís vosotros? Por que ahora mismo, la historia de los viajes en el tiempo comienza a cobrar algo más de sentido. - Miró a Julius. - ¿Recuerdas lo que te conté de un anciano que decía ser yo y que había venido a advertirme sobre esto? Tu no me creías, enano, y ahora está sucediendo. El cofre, la llave, el pergamino con las instrucciones para derrotar al Mal Supremo... -

- Está sucediendo otra vez... - Dijo Julius. - Y ellos han venido a que nosotros cumplamos nuestro objetivo, sino el mundo se acabará hoy y esta misma noche. Ellos están pasando por lo mismo... en su época... -

El goblin comienza a leer el pergamino, las palabras comienzan a repetirse en mi cabeza, cuatro elementos, parece ser que esta hablando de los elegidos. Entonces noto una sensación extraña que recorre mi cuerpo.

¡Qué esta pasando!

Intento gritar pero no articulo palabra alguna, mis piernas comienzan a fallar, giro mi rostro hacia Ela esperando respuestas pero sale despedida tras tocar mi brazo sin que pueda hacer nada por evitarlo.

Una energía desconocida de color azulado, comienza a recorrer mi cuerpo, abro las palmas de mis manos en el momento en el que un dolor atroz aparece en ellas, unas marcas aparecen, son remolinos. Apenas puedo mantenerme en pie, mis rodillas besan el suelo, solo puedo hacer una cosa, y es gritar, gritar por un dolor atroz, es como si mi sangre ardiese.

Trato de levantar mi rostro, pero me es imposible, mi cabeza me da vueltas, apenas distingo a mis compañeros, los veo borrosos. La oscuridad me envuelve y el dolor desaparece…

- Despierta, Gys, es hora de regresar, todavía no es tu hora – Vuelvo a escuchar la voz de mi difunta madre.

Abro los ojos para incorporarme del suelo pero me cuesta horrores, me quedo sentado en el suelo, mirando a Talashia, Fladnag y a Julius completamente desconcertado - ¿Qué es lo que me ha pasado?

Según abro el pergamino, me quedo mirándolo defraudado, al no entender nada de lo que pone, pero de pronto es como si las letras comenzaran a moverse y cambiar, de tal forma que al final soy capaz de entender lo que pone. Comienzo a leer muy despacio, pronunciando las palabras con cuidado y asegurándome de decirlas bien. 

Según estoy leyendo veo un movimiento extraño por el rabillo del ojo, pero sigo concentrado en leer el pergamino y cuando termino se desata el cáos. Gys se retuerce de dolor y Ela al acercarse a él y tocarlo sale despedida por una descarga de del aura de energía que envuelve al humano. Finalmente aparecen unas curiosas marcas en sus manos y se desmaya.

No puedo dejar de darle la razón a Rufus, su comentario no puede ser más acertado en este momento.

Mientras la elfa Talashia, el joven Julius y el joven Faldnag se enzarzan en una discusión, yo guardo el pergamino de nuevo en el cofre y me agacho junto a Lady Ela, que ha recibido una fuerte descarga de energía al acercarse a Gys:

Veo que en el pasado los elegidos son todos duros de oído. - Gruño de mal humor. - Ya os lo hemos dicho, venimos del futuro. - Señalo al enano antes de decir. - Cuando os conocimos en nuestro tiempo erais un anciano y vos nos disteis el cofre. - Señalo con un gesto de la cabeza al mago - Fladnag era también un anciano que llevaba mucho tiempo encerrado en su torre y al que habían envenenado con té, toma nota de cara al futuro, las dos tazas de té están envenenadas, si no sabes de que hablo, ya lo entenderás, Malsu quedó debilitado pero tú quedaste mucho peor que él. - Miro a la elfa antes de decir - A ti no te conocí en mi tiempo, sólo vi a tu nueva versión, sólo es una niña con un guardaespaldas, muy decidida, pero tan perdida como los demás. - Me agacho junto a Lady Ela y termino: - Y si, estamos pasando lo mismo en nuestro tiempo y lo que es peor, estamos perdiendo. Y en vez de estar allí ayudando, estamos aquí en el pasado. 

¿Estáis bien, Lady Ela?, ¿estáis herida? - Digo mientras compruebo su estado, si está bien la ayudo a levantarse y me acerco a Gys para hacer lo mismo. Si ella está herida intentaré ayudarla como pueda.

La puerta de la taberna se abrió de par en par y una muchacha entró allí, jadeando. Se apoyó ambas manos en los muslos, doblando la espalda un poco, y entre bocanada y bocanada de aire, por fin pudo hablar.

- ¡¿Pero que cojones ha sido eso?! - Exclamó la muchacha. - Me acaba de cruzar un aura de energía azul como la que hace tiempo salió de mí cuando recibí los dones y tuve que dejar mi puesto de vigilancia para ver que demonios pasaba. ¿Qué estáis haciendo aquí? Se está armando una gorda en los montes y en el monasterio. Al parecer ya ha empezado la... -

Miró a todos los presentes con el ceño fruncido, y señaló a cada uno con la mirada.

- ¡Pero quiénes son todos estos! ¿Es qué estáis montando una jodida fiesta? ¡Julius! ¡Hasta hay un jodido pato que me está mirando las tetas! ¡Que dejes de mirarme las tetas, jodido pato enfermo! -

- No es que seamos duros de oído, Maese Pispastorin del Clan Ilquar... -

La docena de goblins que estaban allí sentados se giraron al oir nombrar a su Clan, levantaron las copas y gritaron al unísono "¡Por el Clan!".

Julius negó con la cabeza y os volvió a mirar.

- No podemos creer lo primero que nos cuentan. Hemos tenido algún que otro encuentro con Agentes del Mal Supremo y la verdad es que no sabemos en quién confiar. Ya podréis decirnos misa que nosotros no podremos confiar en vosotros... bueno... ahora viendo lo sucedido supongo que estamos entre amigos. -

Los goblins comenzaron a cantar...

El Clan Ilquar, gran valor entre los Diez,

somos pequeños pero nadie nos para los pies.

Estamos acostumbrados a beber,

y con nosotros no vas a poder.

Y si te metes con un hermano verdoso,

apresurate a correr, buen mozo,

por que te daremos caza como un jabalí,

y te sacaremos a ostias de aquí.

Y si el Mal Supremo se aparece,

le daremos lo que se merece,

entre cervezas y ostias varias,

le daremos pal pelo al paría.

¡Ilquar! ¡Ilquar! Sooooooooomos los mejores,

los mas buenos bebedoooooooores,

los mas grandes saqueadoooooooooores,

lo mejor de los mejooooooooooooores.

¡Ilquar¡ ¡Ilquar! ¡Brindemos por los campeones!

Y comenzaron a beber como posesos nuevamente.

Comienzan a hablar sin responder del todo a mi pregunta, noto la cabeza algo embotada, y recuerdo a Ela volar por los aires al tocarme. Me giro desde el suelo, doliéndome todo el cuerpo, es como si me hubiesen dado una paliza.

- Lo siento, Ela, no se que ha pasado ¿Estas bien? - pregunto preocupado por ella. Aprieto los dientes y me incorporo del suelo para ir donde se encuentra.

- ¿De que dones estas hablando? Joder, podéis hablar claro de una vez y responderme. ¿Que son estas marcas que tengo en las palmas de mis manos? - pregunto al resto. 

Cuando la mujer entra sin aliento y algo preocupada por lo que ha sucedido con Gys, la miro mientras despotrica contra Rufus y su habitual manera de conocer gente. Y con esta, ya tenemos en esta taberna de mala muerte al cuarteto de elegidos de esta época, pienso.

¿Que ha pasado en los Montes Milenarios y en el Monasterio? - Pregunto sin moverme del lado de Ela. - ¿Algo en lo que podamos ayudar? ¿O es otra de esas cosas que no nos podéis contar? Ahora mismo sólo vivo para vengar a mi clan. - Digo echando una rápida mirada a los demás goblins de la taberna. - Me da igual en que época, un enemigo muerto ahora es un enemigo menos del que preocuparme más adelante.

Tenemos el cofre, sabemos vuestros nombres, incluso os hemos explicado cosas. Y ahora, además, lo tenemos a él. - Digo señalando a Gys. - ¿Y aún...?

De pronto los goblins empiezan a cantar y me tengo que callar, aprieto un puño hasta dejar los nudillos blancos y hacerme sangre en la palma de las manos, mientras una lágrima silenciosa cae por mi mejilla. Me muerdo el labio para no unirme a la canción, mientras agacho la cabeza y trato de pasar desapercibido. Cuando terminan continúo:

El pergamino es muy claro en su información. - Digo en voz baja. - Los cuatro formáis parte de un todo, unidos sois más fuertes, más rápidos y más poderosos que por separado. Si lo que ocurría con Lady Talashia, la de mi época, también ocurre con vosotros, no debéis temer a la muerte, ya que volveréis para luchar otro día, a ella intentaron matarla dos veces, que yo sepa, los Servidores del Mal y en las dos ocasiones volvió de entre los muertos para continuar con su lucha. Y lo más importante, sólo los elegidos podéis vencer al jodido Malsu y sólo vosotros podréis hacerle daño, los demás sólo estamos para allanaros el camino.

Miro con tristeza a Gys antes de responder:

Me temo Maese Gys. - Digo poniendo una de mis diminutas manos sobre su hombro. - Que, a partir de ahora, formáis parte del Cuarteto de Elegidos, al igual que ellos, sea de vuestro agrado o no, ahora sois uno de los buenos.

- Bueno, por lo que estáis diciendo este se acaba de despertar. - Dijo mirando a Gys. - Tranquilo, chiquillo, que esto se te pasará pronto. Ahora eres uno de los Elegidos, aunque al parecer, no de esta época, por lo que me temo que poco podrás hacer aquí. Sin embargo, mejor que prestes atención a las señales y si quieres aprender a controlar tu poder, tienes que estar muy atento. -

Despues, Daryia miró a Pispastorin.

- ¿Qué que está pasando en el Monasterio? A ver, ya conocéis al Mal Supremo, ¿dónde creéis que tiene su base de operaciones? ¡Allí mismo! Está claro que sabe que vamos, así que nos espera un buen recibimiento. Pero bueno, se nos acaba el tiempo. Esta noche tendremos que estar allí y mandarlo a tomar por culo de una vez por todas... nosotros, los cuatro elegidos. Así que mientras podáis, ya podéis daros media vuelta y regresar de dónde habéis venido. -