Partida Rol por web

Los Montes Milenarios

Estos montes, situados en una zona complicada de atravesar, son uno de los parajes mas hermosos de toda Umbría. Se consideran un lugar sagrado, principalmente por que en lo mas alto de la montaña mas elevada se encuentra el Templo Milenario, donde personas procedentes de todo el mundo dedican su vida a adorar al Bien Supremo, así como a transcribir textos sagrados. Si alguien quiere buscar historias acerca de tiempos pasados, este es el lugar adecuado para hacerlo.

Dicen de este lugar que está protegido de alguna extraña forma contra el Mal...

-Número máximo de ocupantes: 10
-Seguridad: 7
-Recursos A: 9
-Recursos B: 2

Día 5

Amanecer

"No hay luz al final del túnel..."

Una a una las Ciudades han ido cayendo. Los enemigos campaban a sus anchas y cuando los Defensores del Bien giraban la cabeza, las Ciudades y todos sus habitantes caían presas del Mal Supremo y de sus seguidores.

La mañana amaneció oscura, como si el sol no quisiera salir tras el horizonte. Los lugares, se mostraban lúgubres y mortecinos, como si una capa de energía negativa los cubriera de arriba abajo. Era algo deprimente... el Mal se había arraigado en Umbría, y hasta este momento, nadie había hecho nada para evitarlo.

Era como si nada pudiese parar la embestida de los acólitos del Mal Supremo...

Y una mancha más oscura comenzaba a renacer en algún punto oculto del Reino.

Una mancha de muerte, ira y destrucción.

Y ya no había vuelta atrás, por que la Profecía se había cumplido. Lejos, en algún lugar oculto de la vista de los simples mortales, un mal enorme estaba surgiendo, golpeando con sus garras las paredes que lo contenían, rompiéndolas de a poco en pedazos, asomándose al exterior y sonriendo.

La Creación, tal y como la conocemos, iba a cambiar de un momento a otro.

Los aventureros se apresuraron a cruzar el portal, el cual, pese a lo que había vivido Ela hace unas pocas horas, no pareció ser tan inestable. Cruzaron de un lado al otro con tranquilidad, sin sensaciones extrañas. Como si dieráis un paso y de repente, os encontrabáis en otra Zona.

Cuando todos terminaron de pasar, miraron hacía atrás, dónde Fladnag os estaba saludando... pero en ese momento... la visión del hechicero comenzó a nublarse, hasta apagarse del todo justo cuando el portal desapareció por completo. Ahora estabáis solos en un lugar desconocido.

Al norte, a lo lejos, se podía ver una montaña, y por el camino en el que estabáis, había algunas casitas amontonadas, en lo que parecía ser una especie de aldea o algo parecido...

Soltando una ristra de cagamentos y maldiciones que podría hacer enrojecer a un sargento de entrenamiento de mercenarios y que haría que hasta los trolls se asustasen, Pispas comienza a andar, pisando con furia y rabia, avanzó camino adelante en busca del puto templo que se supone que debería haber en el sitio al que tenían que ir.

Si habitualmente el pequeño goblín era agresivo, en ese momento se sentía directamente homicida.

Iba pensando en el viaje turbulento que me esperaba, tras mi experiencia anterior, pero sin embargo todo transcurrió como un paseo. Pero el viaje fue corto, de repente, cuando creíamos que estábamos llegando a nuestro destino todo se oscureció y aparecimos en una especie de túnel.

Estaba claro que aquello no eran los Montes Milenarios sino que podría ser, como mucho, el camino de acceso. Ese viejo nos la había jugado. Y para colmo el portal había desaparecido. No nos quedaba otra que seguir la luz que se vislumbraba al final del túnel. Nuestro gozo en un pozo, estábamos perdiendo todo un tiempo valioso que podíamos haber empleado en ir a la ciudad del fuego.

Miré a Pispas y parecía que tenía cara de pocos amigos, comenzó a caminar sin mirar atrás. Me sentí culpable de haber tenido la idea y de que todo hubiese salido mal. Miré a mis compañeros -Lo siento chicos, no pensaba que las cosas fuesen a salir así. El plan era mucho más sencillo, pero parece que alguien no quiere ponernos las cosas fáciles.

Me encogí de hombros y empecé a caminar detrás de Pispas lo más rápido posible. Solo quería llegar al final de todo esto lo antes posible.

El viaje a través del portal afortunadamente fue bastante menos aparatoso de lo que esperaba, y según parecía el lugar era tranquilo cuanto menos. Guarde la Daiklave en su vaina para segundos después ver como el portal, que supuestamente iba a ser permanente, desaparece delante de nuestros ojos.

Las cosas no empiezan a pintar bien.

Y no mejoran cuando al escuchar al goblin maldecir, soy consciente de que no estamos en el lugar en el que teníamos que aparecer, y Ela parece sentirse en cierta manera culpable por llevarnos hasta aquí.

- Ey, no tienes culpa de nada Ela. Hasta que tú no comentaste lo que sucedía en Umbría, no sabíamos que paso íbamos a dar a continuación, porque no teníamos más pistas. Es más, escogí esta opción porque pensé que era la adecuada y la que más nos podía favorecer, nos ha salido mal, pues mala suerte. Si quieren complicarnos la vida, que lo intenten, saldremos adelante como hemos hecho antes en situaciones desfavorables. Vayamos hasta el monasterio, es seguro que allí nos ayuden, además conocemos la identidad del hechicero oscuro, puede que encontremos información valiosa y el viaje nos sea provechoso – dije con una sonrisa sincera en el rostro – Nunca hay que perder la esperanza – termine diciendo para avanzar hacia nuestro destino.

Lady Ela no es la responsable de este sabotaje, está claro que el Enemigo tiene un poder y unas prebendas que nosotros no tenemos, alguien se dedica a sabotear nuestros planes. - Gruño de muy mal humor y con ganas de matar a quien se interponga en mi camino o me moleste con tonterías. - Así no es de extrañar que el Enemigo nos llevé ventaja.

Quedaba más que claro que a Riora no le había sentado nada bien el viaje, quizá fuera tranquilo, pero la Orco sentía escalofríos con el simple hecho de oir "Brujería", no digamos pues hacer uso de lla voluntariamente. Sudaba y temblaba, al llegar a destino no pudo más que llevarse las manos a la boca para evitar vómitar. Se apartó del grupo y se sentó un rato a relajarse, en este estado parecía casi inofensiva, delicada, como si una brisa de aire frío pudiera tumbarla. Cuando Ela habló, afligida, la cazadora hizo un gesto restándole importancia.

- No te disculpes, no es tuya la culpa y ha ido mejor de lo que cabía esperar, teniendo en cuenta que un viejo loco nos ha arrojado a través de un jodido portal. Por lo menos nadie ha aparecido con patas de más... o de menos. Es el problema que tenéis, esperáis que todo vaya a salir bien, pero eso rara vez ocurre, y cuando los problemas se os plantan delante os pillan desprevenidos. Eh, pero si quieres puedes hacer ver que no has oído nada seguir autocomplaciéndote.

Cuando la Orco se tranquilizó un poco se puso de nuevo en pie, olfateó la zona y se puso a inspeccionar eel suelo, en busca de rastros. ¿Había llegado alguien antes? ¿Era zona de paso habitual? ¿Estas tierras estaban pobladas por criaturas hostiles? Y si era así. ¿Habían encontrado alguna entrada o salida que no implicara torres y posiblemente portales? Había muchas cosas que precisaban respuestas y no la preocupaba que el grupo se alejara, a decir verdad sería un alivio perder de vista a Gys y al Trasgo un rato. Estaba a punto de explotar, y parecía que ese par, en especial el trasgo, tenían ganas de provocarla.

Mentirosa... Ladrona... Puedo ser muchas cosas, pero ninguna de estas se le acerca.

Aparezco al otro lado junto a mis compañeros.

Para ser el reino de fuego... y estar dominado por el enemigo, está muy tranquilo.

Observo lo obvio. Veo que la orca se prepara e investiga en la zona, así que me dispongo a hacer lo mismo, sin dejar de avanzar con el grupo.

Pero está claro: investigar nunca ha sido lo mío.

No me inmuté ante las palabras de Gys y Pispas, a pesar de que las agradecía. En cambio hubo otras palabras que sí me hicieron reaccionar, las de la Orco. Paré en seco y di la vuelta hacia donde ella estaba -No me autocompadezco, simplemente tengo algo de lo que tu careces y es educación y respeto hacia los demás. Me fastidia que la idea no haya salido como esperaba, pero no me echo la culpa de nada ya que todos estáis aquí por decisión propia y si no te gustaba el plan no haber venido con nosotros -Me tomo unos segundo para calmarme -Al menos yo he propuesto algo, si tú tenías una idea mejor haberlo dicho.

En medio de mis palabras con la Orco escucho a la elfa oscura decir algo sobre que piensa que estamos en las tierras de fuego. Me giro hacia ella -Está claro que no te has enterado muy bien del plan. No estamos en las tierras de fuego, Raenhmi. Ibamos a los Montes milenarios pero parece que nos hemos quedado por el camino.

Dicho esto y sin esperar la contestación de ninguna de ellas comienzo a caminar de nuevo para alcanzar a Pispas.

Riora resopla y mira a Raenhmi. De nuevo con el ceño fruncido, con el pecho hinchándose con su respiración agitada.

- Lo están pidiendo a gritos, quieren hacerme explotar y no saben como, y luego llorarán, estoy harta de esos tres. Hablan mucho de los actos, pero no les he visto hacer nada aparte de besar culos. Se creen superiores por que se esconden tras la puta máscara de los modales, y si alguien no usa sus patéticas formas ya es un enemigo. Pués si buscan un puto enemigo lo han encontrado. ¡Hasta aquí hemos llegado!

Me giro y apunto con la ballesta a Riora antes de decir:
Estoy hasta los cojones de ti y de actitud. Tengo un ataque que es seis veces superior a tu destreza, Riora, así calcula tus posibilidades de esquivar la flecha. Se que un ballestazo no te va a matar pero te dejará lo bastante tocada como para que la próxima vez pienses un poco lo que vas a decir antes de abrir la boca.
Apunto cuidadosamente a Riora antes de decir:
Primera y última amenaza, la próxima vez disparo, ¿te ha quedado claro esta vez?
Estabas explorando, ¿no? Sigue a ello y mantente alejada de nosotros.

Daño de la Ballesta: 3.

Riora se levantó al tiempo que desenvainaba sus espadas, empezó a correr en direccfión al Trasgo.

- ¡Prefiero morir en un jodido acto de libertad que seguir esclavizada bajo vuestro yugo! Hablais mucho del bien supremo, y de acabar con el mal, pero no teneis ni idea de que representa cada uno, no sois capaces de vr vuestras jodidas sombras, y atacais verbalmente a quienes son distintos a vosotros, sin tener en cuenta sus actos. Todo lo que he hecho ha sido legítimo, desde recuperar mis cosas hasta advertir de los problemas de hacer uso de las brujerías, sin contar el visitar los infirernos para acabar con un puto asesino, pero eso no os importa, lo unico que os importa es que digo las cosas como las pienso y eso no os gusta. Incluso cuando digo que no teneis culpa os lo tomáis como un jodido ataque, pues bien. Hasta aquí hemos llegado trasgo. ¡Despidete de tus amigos, por que hoy vuelvo a los Yermos! ¡Libre de nuevo para decidir como morir, habeis agotado vuestra suerte!

Se lanzó sobre el trasgo, consciente que reccibiría como mínimo un vírote, pero que importaba, si ella lo recibía el trasgo también, al final el resultado era el mismo.

Riora se lanzó al ataque, pero antes de que pudiera llegar hasta el goblin, este disparó su ballesta, sin que nadie pudiese hacer nada para evitarlo, clavandole un virote directamente en el corazón. La orca cayó muerta al instante y por la maldición que les unía, el bueno de Pispas sucumbió también, quedando ambos cuerpos sin vida tendidos contra el suelo.

¡Nooooooooo!

Puto verdosín, ¿como te atreves a morirte?

Y una lagrima rodó por el plumoso rostro de Rufus.

Recordad la filosofía goblin, cuando muera aprovechad todo lo que tengo. Y por favor, Lady Ela, recuperad el cofre de Maese Julius. Si alguien puede usar las dagas del Clan Ilquar para seguir la lucha, lo agradecería

Me giro ante los gritos de la orco sin imaginarme lo que va a suceder a continuación. Ella y Pispas se enzarzan en una pelea a muerte a sabiendas de que si uno muere el otro también. Casi sin que pueda hacer algo ambos yacen en el suelo, parece que muertos. Corro hacia Pispas y le cojo entre mis brazos en busca de una señal de que aún respira -¡Pispas! ¡Pispas! ¡háblame! ¡por favor!

Pude comprobar que había exhalado el último aliento pidiéndome que me encargase del cofre que nos había entregado Julius en la nación de los magos -No te preocupes pequeño amigo, tu muerte no será en vano.

Miro a Gys -Encárgate tú de ese asquerosa, por favor. No quiero acercarme a ella.

Y ahora el objeto de los ataques de la orco, es Ela. ¿Porque no se habrá quedado en las tierras sombrías en vez de venir con nosotros y seguir buscando problemas? – me pregunto cuando la tensión sigue aumentando llegando a su final con la confrontación a muerte entre Pispas y Riora.

Unos segundos mas tarde ambos cuerpos, yacen en el suelo, inertes. Ela se acerca hasta el pequeño goblin con Rufus derramando lágrimas por el pequeño piel verde.

- Sin problemas, me hago cargo, pero no va a ser agradable de ver – respondo para avanzar hasta el cadáver de Riora, con una mueca de rabia en mi rostro, el pequeño goblin no se merecía morir así.

Intentare vengar la muerte de todo tu clan.

Extraigo mi espada corta de la vaina, con ella le rajo el gaznate con habilidad y precisión. Tras eso cojo sus armas, clavando una de ellas en su corazón y la otra en su rostro – Te acompañaran en el infierno, bastarda. Intenta regresar siendo un maldito montón de cenizas – murmuro mientras busco en los alrededores ramas secas con las que hacer una pira con su cuerpo.