Partida Rol por web

¡Que la llama no perezca jamás! - repitió Thenidiel - Yo tampoco tengo preguntas. Podemos partir ya, Talashia. El tiempo apremia.

A pesar de ser una niña, Thenidiel la trataba como a una soldado mas, pues sabía de lo que era capaz.

Y juntas partieron hacia la Ciudad de la Tierra...

La ciudad de la Tierra era un lugar en clara armonía con la naturaleza. Muchas de sus casas se encontraban en lo mas alto de los árboles y las otras metidas de lleno en los bosques, era un lugar precioso. Sin embargo, el ambiente se notaba extraño, a pesar de la belleza del paisaje.

Thalasia y Thenidiel se encontraban en un sitio que apenas conocían, sin que hubiera practicamente nadie por la calle y sin saber siquiera quien era ese tal Manfrost.

¿Que harían a continuación?

Los ojos del hechicero se tornaron oscuros, como si estuviese poseído o algo así, pero parecía seguir siendo el mismo, o al menos tenía la misma fuerza pues no pudo liberarse. Sin mediar palabra, escupió a Abaliv en la cara, para después añadir:

¿Porque te crees digno de esa información? ¿Quien eres tu? ¡Soy un siervo del mal! ¿Crees que vendería a mi señor así como así?

¿Información acerca de que, saco de estiércol? - exclamó aquel hombre con rudeza - ¿Crees que puedes hablarme en ese tono? Tienes suerte de que tengo un buen día. ¿Que coño andas buscando?

Llegaste a toda prisa al lugar señalado por la niña y contemplaste la escena con horror. Aquella bestia hacía tiempo que había dejado de ser un oso, el animal se había transformado en una especie de aberración cubierta de sangre y heridas supurantes pero conservaba la fiereza del animal. La madre ya había sido devorada, y al padre parecía quedarle poco tiempo de vida.

A pesar de los sollozos de la niña, la criatura no pareció veros.

Aquel hombre estaba a punto de morir, pero tenías claro que no podrías derrotar solo a aquella terrible bestia...

¿Que ibas a hacer?

Llegaron a tiempo para ver al oso dejar huérfana a la niña o al menos eso habria pasado si fuera otra persona. Ya habia acudido al rescate de su familia y no le iba a fallar, aunque tampoco me enfrentaria a un monstruo tan grande de frente. Con la mayor de las prisas dejo a la joven en el suelo y saco una flecha, no tenia tiempo para apuntarle a la cabeza pero con solo herirlo seguramente dejaria al padre tranquilo.

La flecha salio del arco junto a un grito dirigido a la chica Alejate de mi en seguida! No queria que el oso la atacara a ella mientras me venia a perseguir. La idea seria que se alejara siguiéndolo a él, mientras la niña y el padre se marchaban del lugar.

Confiaba que su caballo podria mantener una buena distancia mientras él lo bombardeaba con flechas hasta que cayera muerto.

Adaeric apretó los dientes casi tan fuerte como lo hacía con el puño de su espada, sus ojos comenzando a brillar con las ascuas que proporciona la furia sin trabas.

Aquí no masculló dirigiendo una mirada al pordiosero que se hallaba presenciando la escena Vamos dentro, no son palabras para ser escuchadas por oídos indiscretos.  ordenó sin hacer ningún caso de la indignación del líder del pobladucho ante alguien que era evidentemente superior a él.

-Es extraño.- musito mientras caminamos por las calles de la ciudad, poco más que rutas en las que las raíces de los milenarios árboles no se encuentran en la superficie.- No hay ni un triste comerciante por la zona. Dada la forma de la ciudad, asumo que sus defensas se situaran en lo alto, para atacar a los enemigos desde las alturas y con la ocultación ofrecida por los árboles. Deberíamos registrar la ciudad, y en caso de que aún quede alguien vivo, hacer constar nuestra  presencia.

Cojo aire, con intención de gritar en medio de la quietud.

Maldita la suerte que tuve aquel día y pensar que esperaba un trabajo fácil, pues no señor. Apareció el típico listo con más músculos que cerebro. Pero no me amedrente. Sin pausa, pero sí que con la cara algo desencajada, me apee del carro y camine lo más recto que pude hacia ese corpulento y peligroso ser. Lo mire desde mi estatura y hubiera jurado que el sol era tapado por un gran espalda, o puede que fuera de noche. Lo admito, trague saliva, pero mis palabras eran directas y alteneras.

-¿Muy bien amigo. Veamos… y quienes sois y cuanto es esa cuota?- ¿Era lo lógico verdad? Si eran más de uno sería un riesgo innecesario. Y tengo que añadir que mis ojos mientras caminaban hacia ese muro viviente, se fijaron en mi protegido en busca de su zurrón desprotegido.

La flecha acertó de forma certera en aquel monstruo, lo cual permitió al hombre escapar. Aún abrumado por el terror y el dolor, cargado de adrenalina, pudo ver a su hija y ambos comenzaron a huir juntos.

Pero ahora, aquella cosa se había fijado en ti. Y estaba muy enfadada...

Rendam realizó el camino sin complicaciones, pero en su cabeza algo le decía que se le había pasado un detalle inadvertido, aunque no tenía claro el qué.

Cuando estaba a punto de llegar a la Ciudad del Agua, por un estrecho camino, una flecha impactó en su caballo, lo cual hizo que el animal le tirase al suelo mientras gritaba de dolor. Con una gran rapidez, un hombre, armado con una espada herrumbrosa, salió de entre los matorrales.

Aquel hombre parecía a punto de explotar pero, por alguna razón, trataba de contener su ira.

¡Vamos dentro, pesado hombrecillo! - y caminó a pasos rápidos hacia su choza, mientras podías notar como desde sus chabolas todos os observaban.

Una vez dentro de la poco acogedora vivienda, el hombre dijo con voz cansada.

¿Que es lo que quieres saber?

Esto me da muy mala espina... - dijo mientras desenvainaba su espada.

Un hombre apareció ante vosotras, estaba lleno de heridas y sangraba a borbotones.

El mal... El mal... - farfulló con dolor - Estáis en peligro... Tenéis que salir de aquí...

Y acto seguido, se desplomó contra el suelo.

Aquel tipo comenzó a reírse escandalosamente.

¿Pero de donde ha salido esta cosa fea? Dame todo el oro que tengas, bicho inmundo, y mas vale que me guste la cantidad o desparramaré tus sesos por el suelo.

Sonrio al ver al padre y la hija huir. "Ahora tengo alguien para agradcerme por el rescate..." penso mientras volvia su mirada al oso enojado "Solo debo sobrevivir para disfrutarlo."

Sin meditarlo mucho comenzo a apurar al caballo mientras le gritaba insultos al monstruo, que aunque no entendiera lo que le estaba diciendo sabria enterder que lo retaba a que me alcanzara. Aunque para su sorpresa el animal era mas rapido de lo que penso en un principio, solo quedaba confiar en su caballo.

Se quedó distraído pensando en qué podría habérsele pasado por alto cuando de repente escuchó como su corcel gemía de dolor y caía de bruces hacia el suelo. Advirtiendo la aparición del bandido de aquellos arbustos intentó saltar para no golpearse contra el suelo, pero al hacerlo con rapidez y sorprendido su pierna se enganchó en una rienda.

- Joder. - fue su primera reacción al notar el tirón y cerró los ojos mientras esperaba que el golpe contra la tierra llegara

Me acerco a atender al hombre, mientras me cubro la boca y la nariz con un pañuelo. No sabíamos si se trataba de una enfermedad, una maldición, heridas de armas forjadas, o garras de criaturas lo que hubieran causado a ese hombre encontrarse en ese estado.  Me arrodillo a su lado, y lo examino.