Partida Rol por web

Sin ser capaz de siquiera escuchar lo que hablaban el resto continuaba en cabeza del grupo subiendo escalones, era como si toda esa situación me llamara de una forma que no podría siquiera describir... Me instaba y empujaba hacia la luz que cada vez podía ver de forma más nítidamente.

Finalmente llegué a la sala del cristal, un lugar que parecía haber tenido mucho más cuidado en su construcción que el resto, teniendo en cuenta como se conservaba. No podía apartar la mirada de este, su brillo me atrapaba... todo lo que habíamos visto en nuestras "aventuras" palidecía en comparación a esta fuente tan grande de magia. La voz suena de nueva en nuestras cabezas, intuía que no era él único en escucharlo, eso era lo único que pensaba ya que por el resto mi mente estaba casi en blanco. Entonces tras esas palabras llena de pesadumbre nos envuelve una luz proveniente del cristal, apenas pude bajar la mirada a mi cuerpo y levantar un poco los brazos viendo como toda mi vestimenta se veía afectada por la luz siendo sustituida en apenas un instante por una armadura, abrí los ojos sorprendido y observe mi cuerpo mejor hasta percatarme de que en mi espalda colgaban tanto una espada como un escudo en perfecto estado y listos para ser usados. Mire por encima de mi hombro al resto para verles como ellos también habían recibido vestimentas nuevas acompañadas a su vez por armas, volví la mirada la cristal justo antes de que diera unas últimas palabras. Una expresión de angustia cubrió mi rostro.

Termine de subir corriendo el último tramo de escaleras hasta llegar al aro que rodeaba el cristal y extendí mi mano hacia este mientras perdía su brillo muy rápidamente- No...

Frunzo el ceño mirando a Rita "¿Los aventureros se aventuran?¿Pero que se cree esta?"

Gruñendo algo por lo bajo sigo a los demás decidido a ignorar a la criatura

Lo cual resulta muy fácil, al entrar en la sala del cristal miro sorprendido la joya mágica, es sobrecogedora. Y entonces escucho esa voz en mi cabeza. Todo esto es demasiado, las leyendas no solo son ciertas sino que nos toca a nosotros ser los cuatro.. ¿Guerreros de la oscuridad?

El cristal empieza a apagarse tras entregar su mensaje y darnos su bendición, han cambiado las ropas de los cuatro, y mientras Sven parece querer impedir que el cristal se apague yo doy un paso atrás, compruebo sin prestar mucha atención mi nuevo equipamiento, con lo poco que se me doy cuenta de la gran calidad de todo, pero realmente eso es lo de menos

-¿Tenemos que llevar el mundo a su estabilidad o su destrucción? eso es demasiado-

Resulta muy comodo escuchar las leyendas de los viejos heroes que salvan el mundo, incluso es divertido jugar a ser ellos, pero encontrarse de repente siendo responsable del mundo es demasiado y por un momento me parece que no puedo respirar

La visión que los recibió era sobrecogedora. Hotaru, que hasta ahora pensaba que todo iban a ser fantasías de su mente y exageraciones respecto al cristal, se quedó de piedra al ver lo que realmente tenían delante de sus narices. La gema refulgía con todo su esplendor, y la voz que sonaba en sus cabezas era antigua y poderosa. No tenía palabras para describir lo abrumada que estaba por todo, solo podía permanecer quieta, en silencio.

El cambio en su atuendo la pilló por sorpresa. De repente en lugar de llevar ropa ceñida y cómoda para la aventura llevaba puesta una túnica blanca holgada y larga. A pesar de todo, no resultaba incómoda, y sus botas habían quedado en el sitio, de manera que al menos seguía teniendo un calzado adecuado. Lo más extraño, no obstante, era aquel libro enganchado con correas de cuero. Pensó en abrirlo y echarle un vistazo a su interior, pero decidió que no era el momento ni el lugar apropiados. Ya tendría tiempo para revisar aquellos detalles más en profundidad más tarde.

— ¿Guerreros... de la Oscuridad? - titubeó, recordando las leyendas de los cristales y los guerreros de la Luz. La oscuridad era mala, siempre estaba asociada al caos y a la destrucción. Los Guerreros de la Luz de antaño lucharon contra ella, y después se fundó el Imperio de la Luz. ¿Eso no les convertía... en sus enemigos? — E-esto es d-demasiado... ¿No tenemos voz en esto? - intentó preguntar al ver que la luz del cristal se desvanecía rápidamente.

Si la situación fuera más jocosa quizá hubiera protestado por ser la única que aparecía sin armas, pero el cambio de ropas fue para ella lo de menos en aquella ocasión. Lo que de verdad le preocupó fueron las implicaciones de esto. Aquel Cristal era mucho más que una piedra mágica, era material de leyendas. ¿No le habían contado una vez, no recordaba si humanos o elfos, que la voluntad del Mundo y los Dioses se manifestaba a través de estos cristales?

Dio un paso atrás, junto a Drago, mientras escuchaba a Hotaru y veía cómo Sven corría al cristal al ver cómo se estaba apagando. "Es... la voluntad del mundo y los dioses..." su voz temblorosa evidenciaba que no nada contenta con el devenir de los hechos. "No tenemos voz..." apretó el puño convirtiendo poco a poco la angustia en ira, en protesta, en rebeldía. "¡No es justo!" golpeó el suelo frente a ella, agrietándolo un poquito, sorprendiéndose al instante de la fuerza que casi como de la nada parecía ahora tener.

Dio un fuerte suspiro. "Salgamos de aquí... necesito respirar el aire fresco de los bosques y sentir el calor del sol en mi piel."

El cristal termina de perder brillo mientras vosotros procesáis vuestro cambio y los nuevos poderes que poseéis. Sentís en vuestro interior que podéis volver a usar las mismas ropas que llevábais con solo quererlo, o incluso cambiar y emplear las mismas que las de cualquiera de vuestros compañeros u otras distintas*.

Lamentablemente, y aunque estáis deseando todos salir de ahí, sabéis que la salida no será tranquila cuando la luz del cristal se desvanece por completo, quedando como una enorme roca inerte... Que se escora al mismo tiempo que empieza a caer, golpeando la misma plataforma en forma de aro por la que estáis, pero por el lado casi opuesto (solo evitando golpear la escalera de salida por unos centímetros a la izquierda), resquebrajándolo antes de caer los 7 metros hasta el suelo de la sala, donde se resquebraja en muchos pedazos... Y generando a la vez un temblor en el templo, con grietas que empiezan a subir por las paredes...

- ¡No bueno!¡Correr! -os apremia Rita.

Por una vez estoy de acuerdo con Rita, pero el problema es por donde salir

-Habrá que encontrar la salida sobre la marcha- decido mientras empiezo a correr para salir de este maldito agujero

"¡La escalera! ¡Allí, al fondo!" no había sido destruida milagrosamente, ¡pero debían darse prisa antes de que fuera demasiado tarde! Un templo tan antiguo y valioso históricamente para las generaciones actuales y futuras... ¡destruido por culpa de ellos! Pero esa era la menor de sus preocupaciones, porque lo que les había dicho el cristal era sin duda mucho más acuciante...

Frente a mis ojos aquella roca iba perdiendo todo el color, todo el brillo mágico y encantador hasta quedar reducida a apenas un trozo de piedra como cualquier otro. Apenas tuve un segundo para ver lo que escasos segundos atrás parecía un artefacto mágico de gran poder quedando reducido a nada, ya que en seguida este comenzó a caer, abrí los ojos para ver como comenzaba a inclinarse avecinando lo que iba a pasar. Rápidamente salté para bajar las escaleras hacia donde estaban el resto y así evitar estar cerca del objeto cuando termino de caer haciéndose añicos y cayendo, bajo mi atenta mirada, hasta el fondo de la sala. Pero lo peor estaba por llegar porque al momento del impacto todo el lugar tembló, por instinto me llevé una mano hacia la espalda para agarrar la empuñadura de mi ahora nueva espada mientras trataba de mantenerme en pie.

Lo primero que hice fue mirar al resto del grupo para asegurarme de que fueran delante mía, era perfectamente consciente de que debíamos correr pero también sabía que ninguno de ellos lo hacía más rápido que yo... cabría esperar que mi ritmo se redujera por la armadura pero realmente no me sentía lastrado de ninguna manera por lo que esperaba correr como siempre. Selene indico a Drago que el camino de salida aún estaba utilizable y yo por otro lado los insistí para que fueran delante mía todos.

— No es justo... - susurró Hotaru, repitiendo las palabras de Selene. No obstante, no tenían tiempo para lamentaciones, pues de repente todo el cristal se apagó, cayendo al fondo de la sala y provocando lo que parecía ser un derrumbe inminente. — ¡Tenemos que salir de aquí! - gritó de manera atropellada, corriendo hacia las escaleras junto con sus compañeros. 

Aún tenía el pecho atorado, y sentía que de repente su mundo se había caído por completo a sus pies, como aquel cristal, pero no podía pensar más que en correr todo lo posible para no acabar sepultada bajo toneladas de tierra y rocas. ¿Se sentirían sus compañeros igual que ella? Para Sven y Drago quizá fuera la oportunidad perfecta. Siempre habían soñado con vivir aventuras. Pero Hotaru no podía parar de darle vueltas a las palabras de aquella entidad mágica, y pensar que quizá tendrían que cargar con un destino que ninguno esperaba ni deseaba.

Empezáis a escapar por el lado contrario del templo, echando a correr Sven en el último lugar y, por eso mismo, no fijándose bien en una piedra que cae del techo y le golpea en el hombro, hiriéndole en un brazo. Antes de abandonar la sala, Drago es capaz aún de atrapar algo que intuye puede ser valioso, un fragmento del cristal. Por suerte, y aunque hay bifurcaciones, según bajáis y veis la luz os queda claro que la salide está "de frente" y que no es buena idea frenarse, pero aún así la menos atlética de todos, Hotaru, aún tropezaría un poco magullándose, pero logrando finalmente salir todos a salvo.

Cuando finalmente alzáis la vista al cielo y os ubicáis, lográis dictaminar que habéis terminado a una buena distancia de la aldea, pero, por suerte, nada insalvable a pie ni montañas en el camino. El camino de vuelta por el bosque os resulta bastante cómodo: efectivamente encontráis algunos goblins en el camino, pero vuestras capacidades se han fortalecido un poco y el equipo nuevo hace su trabajo*. Rita se ofrece a comerse las monedas, pero no insiste ante una negativa.

La parte preocupante es que cuando el bosque clarea veis algo extraño en el cielo... Grifos. Hay tres grifos con sus jinetes a la vista, haciendo movimientos por encima de vuestra aldea, aunque parece más de patrulla que algo agresivo.

Mi vista estaba completamente centrada en los demás, seguía su camino y los vigilaba de cerca para que a ninguno le pasara nada, por eso mismo me había aparecido un escudo además de la espada. Siempre había pensado que por ser el más fuerte físicamente y el más simple debía ponerme delante para evitar que mis amigos sufrieran daños y el ver como este cristal me daba no solo una armadura si no además un escudo pese a que nunca había usado uno era suficiente como para hacerme entender que tenía la razón. Aunque precisamente por centrarme tanto en ellos no vi como un trozo del techo me caía encima, impactando contra mi brazo, una expresión de molestia pero continué corriendo como si nada hubiera pasado.

Por supuesto en cuanto vi a Hotaru tropezarse durante la carrera frené mi ritmo para ayudarla a ponerse en pie y continuar, quizás con demasiada brusquedad ya que debido a las prisas tire de su brazo para levantarla lo más rápido posible. Pero no podíamos perder mucho tiempo, si tardaba demasiado acabaríamos sepultados, ya me disculparía luego.

Conseguimos escapar sin más problemas y una vez fuera me giré de inmediato para ver el túnel por el que salimos, quizás debería recordar donde estaba. Habíamos acabado más lejos de casa tras recorrer todos esos túneles subterráneos de lo que cabría esperar, por lo que el camino de vuelta iba a tomar un tiempo. Aunque de camino tuvimos algo de pelea y pude poner a prueba la resistencia de mi nuevo equipo liquidando a unos goblins mucho más fácilmente que hasta ahora. Por mi parte insistí en que las pocas que ganamos en esa pelea se las llevara Drago para sus ahorros. Además no quería perder mucho tiempo con eso ya que tenía intenciones de volver cuanto antes a casa.

Y lo que nos encontramos sobre nuestros hogares no fue muy esperanzador, esos jinetes se comportaban de forma muy extraña, sin siquiera pensarlo hice desaparecer mi armadura recuperando mis ropas normales. Al darme cuenta de eso me mire sorprendido- Tal vez deberíamos ocultar esto... Tengo la sensación de que algo malo pasa con los poderes del cristal.

Por un momento pienso que no lo vamos a lograr, vamos a morir aplastados bajo los escombros de esta maldita cueva y a nadie le importará toda esa Historia sobre el futuro del mundo.

Pero no, lo logramos, aun jadeante tras la carrera busco a mis amigos que han salido detrás de mi. Sven y Hotaru se ven algo heridos pero parecen estar bien.

Casi como si no me acordara de lo que cogí abro mi mano donde está el trozo del cristal, es raro que me detuviera a cogerlo, pero parece importante y tras mirarlo un rato me lo guardo.

Por el camino de vuelta al pueblo hay algunas peleas, y me sorprendo cuando Sven dice que me guarde yo el dinero que conseguimos. -Lo guardo para todos- declaro mientras lo meto en mi bolsa, sin hacer ni caso a los ojitos que pone Rita

Al llegar al pueblo nos encontramos con que hay jinetes de grifo y asiento a lo que dice Sven

-si, hemos matado goblins y ya está- con un pensamiento hago que mis ropas vuelvan a ser las de siempre, baratas y que no llaman nada la atención, esto es muy raro

-Rita debería adoptar una forma mas discreta-

La cueva se estaba derrumbando sobre sus cabezas, y Hotaru no podía correr tanto como los demás. Nunca había sido tan ágil como Selene o Drago, ni tan fuerte como Sven. Además, aquella toga blanca no era de mucha ayuda para correr. Por suerte el librito estaba sujeto con correas a su cintura, por lo que no era una molestia adicional. A pesar de todo, se encontró con serias dificultades para seguir el ritmo, e incluso en un momento dado tropezó y cayó al suelo. Sven se detuvo para ayudarla, y la joven le agradeció el gesto a pesar de que le había hecho algo de daño al tirar así de su brazo. Finalmente llegaron al exterior, a salvo, momento en el que pudo respirar al fin tranquila, y soltó un suspiro de alivio. 

El camino de vuelta parecía que sería algo más largo de lo que pensaron en un principio. No pensaba que hubieran caminado tanto entre túneles subterráneos, pero se encontraban bastante alejados de la aldea, aunque aquello era algo positivo. Su cabeza estaba hecha un lío, y necesitaba algo de tiempo y paz para pensar con calma. Las palabras del cristal aún resonaban en su mente, y las implicaciones de todo aquello empezaban a golpearle como una maza. ¿Tendrían una responsabilidad real? ¿Era su destino el convertirse en guerreros, como quería el cristal? Si por ella fuera seguiría en la aldea, estudiando y escapándose de casa para ir a jugar y explorar con sus amigos. ¿Era mucho pedir?

— ... - No dijo nada al ver a los grifos sobrevolando la aldea, y cuando vio que Drago había cambiado de apariencia se sintió como una estúpida. Podría haber cambiado a su ropa anterior, y correr y caminar habría sido mucho más fácil con sus botas altas y sus pantalones ajustados, en lugar de ir por ahí con una toga incómoda y un libro a la cintura. 

— Los jinetes de grifos suelen ser de la baja nobleza... Es raro que alguien pase por aquí, pero podrían ser familiares míos - dijo para intentar tranquilizarlos, aunque en el fondo no pensaba que fuera así.

Cambiar a vuestras ropas se os hace muy natural. Sin ningún problema, volvéis todos al mismo estado en el que salísteis del pueblo, para no levantar sospechas, y os dais cuenta de que es algo que podéis realizar casi siempre que queráis... En cierto modo, os pide el estado mental de estar haciendo algo delicado (como abrir una cerradura o montar una trampa), pero os pide mucho menos tiempo, motivo por el que sospecháis que, aunque no os cueste, no podéis realizarlo en combate.

Andando hacia la aldea, comenzáis poco a poco a percibir más cosas: también hay agitación en tierra, con un par de grifos y un buen carro apostados en la aldea. El color predominante tanto en las vestiduras de los grifos como de las personas es el blanco y, más adelante, podéis apreciar también la enseña del imperio de la luz en cada una de estas prendas y en el carro, algo parecido a un sol dorado de cuatro puntas en la mayoría de prendas, y de ocho puntas en el carro, lo que delata la presencia de un Magistrado*, título que Hotaru y Selene reconocen: es una de las "bocas" del Emperador, un alto cargo. Todo lo que él diga es en términos efectivos la palabra del Emperador, solo no pudiendo imponerse a este y solo debiendo explicar las decisiones más controvertidas.

Los jinetes van armados con unas alabardas de color plateado y aspecto increíble, verdaderamente radiantes, aunque queda claro que pueden ser muy efectivas en combate, no tienen un aspecto que las haga intimidantes de por sí.

Mientras os acercáis, observáis que están reuniendo a los jóvenes en la plaza del pueblo, frente al carro del Magistrado. Aún tardaríais cinco minutos en acercaros andando a paso normal y habéis hallado una cobertura a esta distancia sin que os detecten. Podría no pasar nada, pero, ¿quizás queráis plantear otro tipo de acercamiento*?

Lo que encontramos en el pueblo es de lo mas preocupante, un magistrado ni mas ni menos

-No puede ser casualidad que hayamos encontrado ese cristal que nos ha dicho todas esas cosas extrañas y que esté aquí un magistrado en el mismo día. Y están reuniendo a los jovenes en la plaza. Yo creo que nos están buscando a nosotros-

Y dudo que eso sean buenas noticias, para nada

-yo voy a esconderme en el bosque y vigilaré. Y creo que debería llevarme a Rita. Si alguno es bueno escondiendose podría venir conmigo, pero alguien ha de quedarse para enterarnos de lo que quieren-

La sensación de intranquilidad en Hotaru permaneció hasta que llegaron al pueblo, donde sus sospechas se confirmaron. Aquellos no eran sus familiares. ¡Eran parte del imperio, y de un escalafón muy alto! Sintió un escalofrío al pensar sus motivos para estar allí, pero al mismo tiempo sentía que no tendría que ver con ellos. No podían saber lo que había pasado en las ruinas con tanta antelación. Al ver a los jóvenes ser reunidos en la plaza, al principio no entendía qué estaría pasando. Pero Drago tenía razón, tenían que saber qué estaba pasando.

— Y-y-yo... yo iré - balbuceó, intentando parecer resuelta sin éxito. — Soy la que m-más sabe de protocolo. F-fui criada por nobles, y ellos son... importantes. - Bajó la mirada al decirlo, admitiendo que ella y su familia no eran nada en comparación al mismísimo Magistrado. Nunca le había molestado, y de hecho lo llevaba bastante bien, pero su familia, por otra parte, no lo soportaba tan bien. — P-pero que venga alguien conmigo... por favor - dijo finalmente, suplicante. Estaba prácticamente temblando del miedo, y no tenía el suficiente coraje para caminar hacia todo aquel grupo como si nada de repente.

Tras salir de aquellas cavernas, aquella prisión de tierra y piedras... cuando por fin llegaron a la superficie Selene Firyawen inspiró el aire fresco del bosque y miró hacia los cielos buscando el sol. Lo encontró, pero encontró también sombras. Sombras de jinetes de grifos sobrevolando la zona. Y allá a lo lejos en la aldea, ¡un magistrado! Sus compañeros tenían razón. Tenía pinta de que esto estaba relacionado con la explosión de luz del cristal, tal vez habían visto el fulgor desde lejos y estaban ahora buscándoles a ellos. Hotaru no podía simplemente esconderse debido a su sangre noble... y por eso quería que alguno fuera con ella a acompañarla. "Sven, ¿puedes ir con ella?" pidió Firyawen. "Si le preguntan que por qué está fuera de su mansión sin escolta, les decís que la convenciste de escaparos a jugar juntos por ahí. Técnicamente es la verdad." miró entonces a Drago. "Si te quedas en el bosque, voy contigo. Quiero ir a ver a los sabios elfos de mi otro pueblo* a contarles lo que hemos visto, o-o tal vez a ver la biblioteca a ver qué puede haber sobre los Guerreros de la Oscuridad... no lo sé..."

Según nos acercamos es evidente el hecho de que no solo había jinetes de grifos en el pueblo, todo un grupo soldados, a los cuales pongo ojitos al ver sus preciosas armas y armaduras, incluso un carro con pinta de caro y simbología diferente a la que portaban los demás, algo que no acababa de entender. Me ajuste el cuello de la camiseta una vez estuvimos ya dentro del pueblo, había pedido a Rita que se transformara en un gusano como hizo antes para que se colara entre mi ropa y pasara desapercibida así tal como pidió Drago.

Ahora que estábamos de vuelta en casa no paraba de tener el presentimiento de que algo muy malo estaba pasando así que no puse muchas pegas cuando mi amigo decidió que iba a esperar fuera del pueblo hasta que se calmaran un poco las cosas, pero por otro lado Hotaru se quedaría aquí y Selene me pedía que yo hiciera lo mismo ante lo cual asentí con una sonrisa enorme en el rostro, la cual normalmente eran malas noticias para el resto- Puedes dejármelo a mi, soy un hacha con estas cosas, no hay problema -era mentira, obviamente, en todo lo que fuera protocolo apestaba- Y si pasa cualquier cosa puedo hacer eso que Hotaru nos enseño para presentar disculpas -la última vez que intente bailar pise tres veces a la pobre chica noble y dos veces a Selene, desde ese día quedo claro que no era buena idea hacer nada musical conmigo y me dejaban sentado en un banco donde no hacía daño a nadie- ​​​​​​​Esta todo perfectamente controlado.

Por un momento pongo los ojos en blanco, Hotaru está demasiado nerviosa, y Sven... es Sven

-Creo que será mejor si dejas hablar a Hotaru, como ha dicho ella sabe mas de protocolo- a continuación me dirijo a la maga blanca

-eres mas que capaz de hacer esto Hotaru, cuando no dejas que te venzan los nervios eres asombrosa, te lo digo en serio- sonrio para darle confianza y le doy una palmadita al hombro -pero será mejor que Selene y yo nos marchemos antes de que nos vea alguien-

Sin embargo antes de irnos recuerdo algo y tiendo la mano hacia Sven -También será mejor que Rita se venga con nosotros. Si con alguna clase de magia lo encuentran no vais a poder explicarlo-

Rita mira a Drago con desconfianza tras el intercambio, no habían empezado con el mejor pie, y por eso finalmente en su forma de chocobo salta sobre la cabeza de Selene. La elfa había decidido meditar en el bosque*, por lo que Hotaru contaría con Sven como su protector.

Entre ambos harían el camino al pueblo, donde estaba el carro y los dos jinetes de grifos en tierra. También había un par de soldados alrededor del carro, pero claramente la auténtica defensa del mismo eran los cuatro jinetes de grifos. Todos observáis cómo el magistrado sale, no del carro, sino de una de las casas laterales con otro de los chicos del pueblo, al quje lleva con una mano en el hombro, pero de forma amable. No parece que el muchacho (el hijo del panadero, llamado Daro, un muchacho tranquilo y oficioso) se resista o esté incómodo, yendo junto al resto de los jóvenes del pueblo.

Una vez que viesen acercarse a Hotaru y Sven, el propio magistrado se acercaría a hablar con ellos. Es un hombre en sus cuarenta, de rostro tranquilo pero ligeramente marcial, como si hubiese sido algún tipo de general. Sus ropas son blancas y azules, con ribetes dorados y un par de estrellas de ocho puntas como la del carro en cada lateral del kimono, también grabada en su abanico*. Su perilla y pelo están bien recortados y cepillados, aunque porta un gesto de ligera preocupación al acercarse a los chicos. De tener alguna sospecha de que son los "Guerreros de la Oscuridad", no manifiesta ningún miedo.