Partida Rol por web

From the Ashes, We will Rise (Morituri Te Salutant)

Capítulo 4: The infame and the notorious

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23/05/2019, 20:23
Cronista anónima

MAÑANA DEL 1 DE NOVIEMBRE

El día siguiente a las celebraciones fue duro y repleto de resacas varias. Las/los más afortunados/as pudieron solventar sus excesos con el alcohol o la comida con una pócima sencilla para la resaca y la digestión, los que se habían propasado en “otros” ámbitos más lujuriosos, bueno, simplemente diremos que estaban agotados y probablemente, avergonzados de todo lo pasado la noche anterior. Las imágenes de lo acontecido flashean delante de sus ojos, como en una peli muggle de serie-Z.

 

 

En las respectivas mesas de cocina y comedor de todas las casas decentes de la sociedad mágica, hombres y mujeres adultas abren sus periódicos y revistas para empezar el día informados mientras desayunan tranquilamente. Cada familia elige su “veneno” informativo, según sus tendencias, y unos pocos agraciados, como el señor Montblanc, lo coge todo, sólo por si acaso. Es una mañana festiva soleada, dedicada a los ancestros (y no tan ancestros), que ya no están entre nosotros y pasaron más allá del Velo.

 

LONDRES E INMEDIACIONES

Casa de los Lefay, en Covent Garden [Julian, Cassia, Levi, Ian, Ivy, Sigma, Dariel]

De madrugada, Cassia fue instada a vestirse y desayunar a suma velocidad por un Andrew ligeramente molesto. Su ropa estaba algo desarreglada y su aspecto soñoliento y algo ojeroso, nada habitual en él, que siempre solía cuidar su aspecto hasta el último detalle. Caroline, al preguntarle antes de despedirse y volver a la cama a dormir, se llevó un leve gruñido por su parte y una escueta respuesta relacionada con una punta de trabajo en el Departamento de Aurores, seguido de “esta noche siempre es complicada”. El carruaje les esperaba afuera para llevarle a su destino final, los Túmulos familiares.

Mientras, los demás habitantes de la casa fueron despertando con más o menos acierto y bajando para la enorme cocina familiar. La estancia no podría ser más cálida y confortable. La chimenea mantenía una temperatura perfecta, incluso si se iba en pijama. A un lado estaba toda la cocina de estilo rustico, con su encimera central y todo lo que una cocina podría soñar ser, bien equipada y perfectamente limpia y ordenada. Al otro lado, hay una mesa alargada de madera, con cabida para unos cuantos comensales y bancos a juego. La superficie de la mesa ofrece todo lo que cualquier persona con sentido común querría para desayunar: jarras de zumo de naranja y de leche, una cafetera de la cual salía un aroma increíble y aromático, una tetera humeante, pan recién horneado y cortado, una mantequera, paquetes de cereales, un frutero repleto con fruta variada, un par de botes de confitura de albaricoque y de frambuesa y una bandeja grande y alargada, cubierta de bacon frito y huevos fritos, por si alguien quería algo más contundente.

En la cabecera de la mesa, Galahad Lefay, el padre de familia, lee atentamente un periódico, la Hoz y la Varita y comenta, entre ligeras risas sofocadas, con su hijo mayor Ashley, algo respecto del periódico que está leyendo.

-Definitivamente, necesitan ayuda si no son capaces de poner bien el nombre de la publicación.

-Un error lo comete cualquiera, son muy nuevos en la prensa de gran alcance. Alguien se estará tirando de los pelos después de ver este fallo...- siguen riéndose por lo bajo los dos hombres.

 

El joven profesor también está leyendo otro periódico, the Quibbler. Tras burlarse del error tipográfico del cabecero del periódico de ideas radicales, pasan a comentar y debatir sobre algunas de las noticias publicadas, un tema mucho más serio e intrigante que un error de escritura.

 

 

En una esquina de la mesa, a la izquierda de Galahad, hay apilados varios periódicos de distinta vertiente: el Daily Prophet y otros de categoría inferior, como el Nightly Children Weekly y el Boardwalk News.

-Buenos días- les dedican unas sonrisas amables y cálidas las dos mujeres adultas de la casa, Igraine Lefay y Caroline Crautchin, que están comentando, entre risas, lo vivido en la fiesta de los Swann. Ambas mujeres no son mucho de revistas de cotilleos y aunque hay un Corazón de Bruja en la mesa, está como medio abandonado y triste sin nadie que lo manosee.

 

Apartamento de Lance, en Courtfield Gardens.

El joven nipon despertó inmerso en la incertidumbre de lo que había visto en la fiesta de la noche anterior y en el desasosiego de su posible certeza. Solo en su apartamento, como de costumbre, tenía toda la mañana para preparar su retorno a la escuela y poner fin a sus pequeñas vacaciones del equinoccio de otoño. Afuera, en la calle, se oye el alboroto de la gente al pasar y las conversaciones animadas, igual en exceso, de algunos transeúntes, que no parecen tener nada mejor que hacer.

 

Dependencias privadas de los Montblanc en Chelsea.

El pater familias de la casa Montblanc despertó algo malhumorado por tener tan fuera de su alcance y control a su hijo primogénito. En un ataque de ansiedad por el disgusto y el disconfort de estar en tierras lejanas, había recopilado todas las publicaciones habidas y por haber del quiosco más cercano: periódicos, semanarios y por supuesto, las infames revistas de cotilleo. Todo por el negocio. Su humor mejoró cuando su preciosa y maravillosa hija, Eve, se unió al desayuno y se incorporó al “club de la lectura” iniciado por su padre. La joven casi se atragantó al leer lo que venía en el Corazón de Bruja de esta semana e intentó por todos los medios que su padre no lo leyera, tratando de distraerle o quitándole hierro a los rumores estúpidos.

 

Por suerte, Arséne estaba más pendiente de lo que venía en el Daily Prophet (o mejor dicho de lo que no decían) y en el Quibbler. Aunque el que le pareció más perturbador y que acabó reducido a cenizas, fue el ejemplar de aquel panfleto comunista pro-muggle de la Hoz y la Varita. Si llega a saber que era para magos incendiarios amantes de muggles, no lo habría comprado. Había pagado la novatada de ser nuevo en aquellas tierras extrañas. No volvería a pasar.

 

 

 

Mansión Swann, en la Campiña inglesa.

Los abuelos de Nissa decidieron desayunar en su dormitorio, abochornados por lo pasado la noche anterior. El desayuno de su nieta esperaba en la elegante y enorme cocina de la mansión, bajo la atenta mirada del servicio, conformado por una familia entera de elfos domésticos. Estos van “vestidos” de forma inmaculada con paño bueno y algunos con librea y todo. Atentos a los deseos de la nueva habitante de la casa, preparan todo para el nuevo día, incluida la montaña de periódicos y revistas que los dueños de la casa no han querido ni tocar.

 

 

HOGSMEADE [Brandon, Mackenzie y April]

La fiesta fue un total despropósito, el alcohol corría tan a raudales que podrían haber sido verdaderos ríos igual de caudalosos que el Nilo en Egipto, cuando hay la crecida. Cuando la hoguera alcanzó el culmen de luminosidad y calor, los instintos más básicos salieron a la superficie. El sexo tomó el control de los cuerpos y mentes de todos los presentes. Hombres y mujeres se entremezclaron sin orden ni concierto, sólo siguiendo el deseo desenfrenado de la noche de los fuegos de Beltane. Los rostros y cuerpos sudorosos eran lo único que importaba, la identidad, edad o género sexual dejaron de ser importantes.

La lujuria de la carne y el calor de la enorme hoguera tomaron el control absoluto de la noche y hasta la madrugada dominó a los presentes en la celebración hasta que el fuego se extinguió con las primeras luces de la madrugada.

Brandon, el joven e intrépido aventurero sexual, cuando se despertó, tras pasar la noche practicando su único deporte favorito, se dio cuenta de que había acabado en brazos de una mujer madurita de cabellos dorados y ojos color miel. Su rostro le sonaba de algo, tal vez del pueblo, pero no sabría precisar de dónde o de qué.

Por otro lado, Mackenzie despertó entre los brazos de una mujer de unos 35 años, una total desconocida de cabello de color de alas de cuervo y ojos grises. No sabía muy bien qué había pasado o qué había hecho, pero la falta de bragas y el hecho de tener el sujetador desabrochado y descolocado, no pintaba muy bien.

Por último, se despertó April, desmadejada, desvestida y con todo el maquillaje de los ojos corrido, como si fuera una osa panda. El aliento le olía a alcohol rancio, la boca la notaba pastosa y los ojos le dolían horriblemente. Recordaba levemente haberse besado con… un chico rubio muy guapo, de esos nórdicos macizorros. Pero, lo que se encontró a su lado fue una señora, que no conocía de nada y que encima tenía el pelo blanco. ¿Que tenía? Al menos, ¡60 años seguro!

Había sido una noche diferente e interesante, de eso no cabía duda. Más, ninguno de los tres jóvenes pudo evitar tener que afrontar el paseo de la vergüenza para volver a “casa” o a la escuela, antes de la llamada de la mañana …

 

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24/05/2019, 19:29
Master 1

Notas de juego

Casi se me olvida del todo, aunque se supone que todos ya lo sabeis por defecto. Como buen recién nuevo día, todos los que tengais defecto de insomnio, pesadillas, etx que afecten al sueño, debeis hacer vuestra tirada de rigor. Es sólo un recordatorio.

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24/05/2019, 20:11
Dariel Lefay

[Ático de los Lefay]

Si tras tanto desgaste pélvico uno podría pensar que dormiría como un muerto, bueno, pues se equivoca. Las pocas horas que supuestamente debería haber dormido antes de que los primeros rayos de Sol me despertaran, son, en resumen, agitadas. Me despierto en varias ocasiones, agitado, nervioso y pálido. Con la respiración agitada, trato de pensar en cosas que me calmen y me hagan olvidar lo que he visto en mi mente dormida. Y cuento elfos domésticos dando saltitos ridículos hasta que consigo volver a quedarme dormido.

Pero cada vez que cierro los ojos, la oscuridad del sótano, los ojos de niñas, la sangre, es lo que me reciben en sueños, como justa recompensa por ser buena gente y preocuparme por salvar “almas” perdidas. Creo que dormía mejor cuando era un cabrón salvaje el año pasado. Igual debería volver a los viejos hábitos…

Finalmente, el alba me salva y decido levantarme y hacer algo útil con mi vida, recoger aquel desastre dejado tras follar con el canadiense.

Pena de porro desperdiciado… en fin”.

- Tiradas (1)
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24/05/2019, 20:23
Julian Crautchin

[Mansión Lefay: Julian + Dariel]

Julian: No he dormido nada bien; he tenido una pesadilla tras otra y he estado muy inquieto durante toda la noche. Me duele el cuerpo, por culpa del futón en el que he dormido, y tengo una sensación muy rara que ni siquiera puedo describir…pero que no mola nada.

Lo que también es raro es que no haya nadie en la habitación. ¿No íbamos a ser cuatro? ¿Dónde están todos? Green ya parecía que iba a quedarse a dormir con las plantas o algo, pero ¿tanto he dormido? ¿Acaso Dariel y Montblanc ya han bajado a desayunar? Parece temprano…y cuando miro el reloj, realmente lo es. ¿Entonces…?

Bueno, prefiero no rayarme con eso porque está claro que aquí cada uno va a su puta bola así que ¿qué más da? Me levanto para coger algo de ropa limpia, dispuesto a darme una buena ducha antes de bajar a desayunar. Ya huelo el pan recién horneado y el café: dos de los mejores aromas, al menos para mi gusto.

Salgo al pasillo, con mis cosas en una bolsa de deporte, y me rasco mis ojos seguramente hinchados mientras bostezo. Qué mierda de noche, pero mejor sigo intentando no pensar tan negativamente.

Y entonces veo a Dariel venir de frente, y recuerdo la conversación sobre Cassia y las ganas que tenía anoche de darle un puñetazo. Pero paso, mejor no, además viene con su cara de haber echado un polvo anoche. Al menos alguno de los dos se lo pasa bien.

Eh — le saludo con un toque de cabeza, apático.

 

Dariel: Tras levantarme sigilosamente del viejo sofá del ático, recogí todo y eliminé las evidencias de lo pasado, más por no cabrear a Anakin y preservar la poca dignidad que le quedaba a Levi que por nada más, la verdad. A mí personalmente me da un poco igual todo. Salgo silenciosamente del cuarto, dejando que Levi duerma (y ronque) un rato a sus anchas. Ahora al menos parece relajado y menos rayado que anoche. Misión cumplida. Bajo las escaleras, descalzo y en pijama, con el pelo revuelto y cara de dormido en dirección a mi cuarto. Era imposible no cruzarse con el señorito Crautchin, que saluda como si estuviera muerto por dentro.

-Ei- bostezo hondamente –¿Cassia no te ha dejado dormir o qué?- bromeo con sus pintas de no haber pegado ojo en toda la noche.

 

 

Julian: Entrecierro los ojos para mirarle, sin que me haga su broma ni puta gracia.

Ya, para la próxima métete tus consejos por el culo, ¿quieres? — mascullo, y como no quiero cabrearme decido pasar de él y continuar mi camino al baño más cercano.

 

Dariel: Parpadeo, no sé si por sueño o por el arrebato agresivo de Julian.

-¿Perdón?- me quedo algo confuso. Si no fuera porque esta noche ha sido un triunfazo personal, donde he recuperado mi mojo perdido, mandaría a Crautchin a la mierda ahora mismo y que le den mucho por el culo, básicamente.

-Buenos días a ti también, Crautchin Junior- sé cuánto le molesta que le llame así –No tenemos un buen despertar, por lo visto, ¿no? Si tienes algún problema con mis consejos, talk to the hand. No se admiten devoluciones- contesto en tono cínico. Por favor, ¿qué es esto? ¿De Rayado mental a rayado mental y me tiro por la ventana como recompensa al buen samaritano?

 

Julian:A mí no me hables así, tío; ese tono cínico de niñato puedes ir dejándolo. Madura —le señalo, girándome hacia él — Sólo digo que no vuelvas a meterte en mi vida ni a opinar de nada que tenga que ver conmigo — aprieto la mandíbula. Debería decirle que, además, ayer le necesité después de Werd y él simplemente desapareció toda la noche, pero tengo demasiado orgullo como para admitir algo así. Lo que me dijo mi ex aún me ronda la cabeza, y el hecho de que los Lefay puedan saber algo, hace que esté mosqueado; ¿podría Dariel ocultarme algo tan importante? Ya no sé de quién me fío y de quién no, pero estoy a un paso de volverme tarumba — Total, luego pasas de todo, como en la fiesta. Como en la escuela. Y luego lo arreglas diciendo: habla con Cassia, tío, dile que te gusta. Y como soy gilipollas, voy y lo hago. Y ahora tengo que quedarme sin amiga porque si no me alejo de ella, no podré olvidarla así que gracias por nada. Eres un amigo cojonudo — le suelto, de sopetón — Ah, ¿y sabes otra cosa? Werd estaba anoche en la fiesta, con tu hermano. ¿Me vas a decir que no sabías eso? ¿No pudiste avisarme? — le encaro, cabreado y muy serio.

 

Dariel: WHAT??!! Mi cerebro no puede computar, no tras la noche pasada. Estoy en riesgo de que se me apague del todo y me deje tirado con el marrón de lidiar con un Crautchin cabreado. Eso es malo, porque me he levantado revuelto por dentro y agotado. Es una combinación nefasta para pensar.

-¿De qué me estás acusando esta vez Crautchin? Yo no te dije que Cassia fuera la princesita que necesita que la rescaten, te dije que te salvaras tú aclarando las cosas. ¿O realmente eres tan ingenuo como para creer que no te iba a estallar en la cara, no sé, dentro de un mes? Porque iba a pasar, no se necesita ser la Trelawney para verlo venir- le espeto algo malhumorado. No sé si me molesta más que me llame mal amigo o… mal amigo. Mierda, me está acusando de ser mal amigo y abandonarle. Really?

-¿Y que es esa mierda de la Werd?- vale, por un momento he creído que lo pensaba para mí mismo y no que lo decía en voz alta –¿De qué cojones me estás hablando?

 

Julian: Le cojo de la camiseta y doy un paso para apoyarlo contra la pared. Contengo la fuerza en el cabreo porque si no se me va a ir la olla, y no quiero. No debo.

Lo de Cassia es cosa mía — aprieto la mandíbula — Y a partir de ahora no quiero que digas una sola palabra al respecto — le advierto, sin soltarle, observando su expresión para que me diga si de verdad no sabía lo de Werd o es que disimula de puta madre. Y esto segundo lo he visto muchas veces sabiendo que mentía así que debería ser fácil. Le suelto, chasqueando la lengua, y me froto la cara con una mano antes de seguir hablando.

— Tío, “ella” estaba ahí, del brazo de tu hermano — susurro.

 

Dariel: Vale, he pasado mala noche, mis reflejos no son lo que suelen ser y me pilla desprevenido, cosa que el cabrón de mi supuesto mejor amigo, aprovecha para estamparme contra la pared, como si fuera a violarme.

-Si vas a violarme y luego despedazarme, al menos invítame antes a cenar y regálame unas flores- bueno, igual no era la mejor respuesta posible, pero es que mis neuronas creo que no conectan demasiado entre sí.

-Si no es así, suéltame, tío, si me rompes esta camiseta me cabrearé de verdad- esta vez sí me sale una voz fría como el hielo. Es mi camiseta favorita de los Sex Pistols, ni Anakin se atreve a intentar librarse de ella por más vieja que esté.  Por suerte, lo acaba haciendo antes de que terminara mi frase.

-Oye, soy su hermano, no soy su perro guardián. Es adulto y tal, él sabrá lo que hace. No es como si yo fuera del club de fans de Werd. Y yo que sé qué hacía colgada de su brazo. Ni siquiera sabía que había vuelto del infierno helado al que llaman Durmstrang. Strong, Cong, whatever. Sólo soy el hijo idiota que no cuenta para nada- me encojo de hombros.

 

Julian: Bufo, paso de corregirle y decirle que Werd se fue a Salem. Es Dariel, básicamente le importa todo una mierda. Aparto la mirada y recojo la bolsa de deporte que en algún momento durante la conversación dejé en el suelo unos pasos por detrás. Respiro hondo y me la cuelgo al hombro.

Sí, está claro que no te enteras de nada… — susurro, totalmente tranquilo ahora, controlado y la verdad, algo cansado. Necesito una ducha helada. Sin decirle nada más, me voy directo al baño más cercano.

 

Dariel: Ah, genial, ya has pagado tu cabreo conmigo y te vas tan ancho.

-¿Quién es el mal amigo ahora?- murmuro, visiblemente molesto.

-¿Vas a seguir haciendo de Hulk mucho o esto era una función única? Porque no eres el único con motivos, ¿sabes?- bufo, cabreado. Que le den. Hasta la polla de ser quien arregla las mierdas de los demás, estaba mucho mejor antes, cuando sólo miraba por mí y nadie más. Me encamino hacia la puerta de mi cuarto, que está a escasa distancia. Cruzo el lindar y cierro la puerta detrás de mí. Al menos está vacía de “inquilinos”. Mucho mejor así.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada

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27/05/2019, 17:28
Cassiopea O'Bhrendel

[El Día de los Muertos de Cassia en Irlanda]

No dormí una mierda; apenas una cabezada en el colchón auxiliar en el cuarto de Ivy, demasiado nerviosa para estarme quieta y vigilando la puerta por temor a que Ashley la abriera en cualquier momento. Y no pude evitar acordarme de April, preguntándome si así se sentía ella las veces que nos quedamos hasta tarde en la casa Lefay. Como mínimo conseguí que, al quedarme agotada tras mi "pequeño" ataque de ansiedad, la comida se me quedara quieta en el estómago hasta tumbarme. No pude decirle nada ni disculparme con Julian al volver al piso de arriba.

No sé en qué momento, pero poco antes de que volviera Andrew me salí a darme una ducha rápida y fría para espabilarme. Me iba a esperar un día igual de largo que, bueno, el resto de mis supuestas vacaciones: agua gélida y pociones herbovitalizantes me han mantenido a pie hasta ahora y tendrá que seguir así hasta Hogwarts, cuando colapse bajo la idea de la vuelta a la rutina y seguramente me pierda las primeras horas de clase. Debía ser muy temprano cuando llegó Andrew, porque me avisaron mientras me estaba secando el pelo con la bata de Caroline por encima; al acordarme de la relación de esos dos me la quité deprisa de encima. Menos mal que Andrew me había traído ya la túnica para el descenso a los túmulos, alegando que ya íbamos mal de tiempo como para tener que esperar a que me arreglara en el Barróg. Excepto cuando estuvo unos momentos con Caroline, que la pobre bajó para despedirnos, se le notaba el cansancio y el cabreo a leguas: el viaje a Irlanda no fue nada cómodo y yo estaba demasiado despejada para no pensar. 

Ya estaba amaneciendo cuando llegamos al Barróg. Desde luego que los viejos no estaban muy felices de llegar tarde a los túmulos, y la tía Kei se estaba poniendo impaciente del estilo que me inquieta. Cuando se pone así hay días que me quiere y días que me odia, por lo que no quería arriesgarme al cambio de los vientos. Lo único bonito de la mañana fue ver a Andrew disculpándose con el resto de la familia O'Bhrendel, explicando de paso toda la mierda con la que ha tenido que lidiar toda la madrugada. Fue ahí que me enteré de lo que había ocurrido en Hogsmeade tras el aquelarre.

Después de comer un poco, con la libertad que da el que nadie te haga caso en una mesa de diez comensales y cuatro niños atendidos por los elfos domésticos, me puse a darle vueltas a la cabeza a todo de nuevo, en especial a April. Seguro que ella fue al aquelarre, y quiero creer que Andrew lo habría mencionado si le hubiera pasado algo a una Glackstone, pero a saber. Decidí escribirle una carta antes de cambiarme para subir a Dublín con la abuela Sinéad.

"Querida Ap. 
Por favor, respóndeme a esta nota tan pronto la recibas y puedas, aunque sea por detrás para decirme que estás bien. Al parecer ha habido muertes en el aquelarre de este año en Hogsmeade. ¿Sabes? Si estás bien casi me arrepiento de no haber ido contigo: no te has perdido nada en el Samhain de los Swann, te lo aseguro. Dile a la lechuza que me busque en Dublín.
Te veo en Hogwarts. Un beso.
C. "

Al verme con pergamino de sobras en mis manos me sentí obligada a escribir todavía más. Tenía tanto en la cabeza que prefería eso a irme al baño a vomitarlo todo. Corté dos trozos, y me puse a escribir el primero para Julian; rápido y sin permitirme meditar demasiado antes de arrepentirme.

"Siento no haber podido ser de más ayuda, pero aunque no me quieras a tu lado no voy a dejar que enfrentes esto solo. No me he rendido, y me llevaré la aguja a Hogwarts de nuevo por cualquier cosa.
C."

Casi de corrido, tras apartar ese pedazo sigo con el siguiente. Éste para Ashley. No ha sido hasta ahora que he podido calmarme lo suficiente para asumir que no puedo estar de malas con él si quiero información y realmente es lo más cercano que tengo hasta que se me ocurra otro modo. Porque ¿acudir a Werd? Antes muerta. De las dos personas que más odio en este instante ella es la que más reflujo ácido me provoca.

"Esta madrugada me porté como una imbécil, así que debo pedir perdón. Estaba fuertemente disgustada por la presencia de Werd, mi padre con la madre de Jules, el encierro... Sabes que no tolero bien las jaulas de oro.
Eso es todo. No quería empezar el año nuevo ni el curso escolar a...

Tuve que detenerme, mirando lo que estaba escribiendo. Me sentía totalmente desconectada de la disculpa, ajena, y a la vez tampoco estaba mintiendo. Había más decepción y desilusión que ira, pero no sentía haberle dicho nada de lo que dije. Así que, ¿estaba siendo honesta o mi treta para volver a su buena imagen estaba resultando ser tan efectiva? Mi capacidad de autoengaño a veces roza lo preocupante.

así. He tenido horas para masticarlo y no he sido nada justa contigo. Lo siento.
Nos vemos en clase.
Cassia."

Por falta de tiempo tuve que enviar las cartas en una lechucería pública en la capital, ya que no tenía tiempo de caminar hasta la lechucería yo misma y nunca me he fiado de los elfos domésticos de la mansión con mi correspondencia privada. Es algo que precisamente me enseñó mi nana Sinéad, con quien el mundo parecía mucho menos oscuro y asfixiante. Se había traído a Free, de casi ya cinco mesecitos, para acompañarnos al cementerio donde estaba enterrada mamá, junto a mi abuelo difunto Theodore y los padres de él. Los Seanan no tienen cabida en el ancestral túmulo de la familia Flaherty, donde se movieron los restos de los anteriores O'Bhrendel cuando los abuelos se casaron. Siempre me he preguntado dónde me enterrarían a mí si cuando yo muriera, sabiendo que probablemente no sobreviviré a la abuela Sinéad.

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06/06/2019, 19:25
Dariel Lefay

Levi + Dariel: baño principal de la planta superior de la Casa de los Lefay]

Levi: Cuando se despertó, había olvidado en dónde estaba. Lo recuerda inmediatamente al despertar desnudo un intenso dolor de culo, y con olor a transpiración y a semen flotando en el aire. A sexo. Sería engañarse a sí mismo fingir que no había disfrutado la noche anterior. De hecho, de solo pensar en Dariel moviéndose dentro de él los sonidos que emitían… Sintió que volvía a tener una erección. Joder, de hecho, no recordaba haber tenido un orgasmo semejante en toda su vida. De todos modos, inmediatamente pensó en todo lo que implicaba que, definitivamente, lo suyo eran los hombres y sintió su estómago revolverse. Con cuidado, se calzó de cualquier modo el pijama que habían dejado tirado. En completo silencio, se dirigió hacia los baños para poder lavarse un poco y, de paso, relajarse.

Ya en la bañera y sumergido en confortable agua caliente, no estaba del todo seguro de si se arrepentía o no de su delirio de la noche anterior. De todos modos, su vida daba un giro de 180 grados, pero al menos ya había comprobado una verdad que no había querido ver. ¿Debía contarles a sus padres? ¿Debería vivir su sexualidad libremente o mantenerlo oculto, como si fuese un horrendo crimen? ¿Había algo malo en él? Pensar en esas cosas lo hacía sentir nervioso, pero no podría evadirlas por siempre.

 

Dariel: Me paso un buen rato dando vueltas en mi cuarto, como un animal enjaulado. La conversación (por llamarlo de algún modo) con Julian me ha puesto de los nervios. Ni siquiera parecía él mismo. Y ¿a qué venia tanta gilipollez y hacerse el superior conmigo? Como si no fuera un inmaduro de mierda como yo. Ni borracho se creerá eso, vamos.

-Estúpidomemoengreídopatán…- reniego por lo bajo sin apenas respirar entre palabra y palabra, del cabreo que llevo encima. Si hay algo que llevo mal es que me amenacen o me estampen contra paredes sin necesidad (o intención sexual alguna que lo justifique, claro).  Estoy a punto de dar un puntapié a lo primero que se cruza en mi camino cuando me doy cuenta de que es mi guitarra eléctrica y freno de golpe. Aunque sea un regalo de mi hermano, es lo más sagrado que tengo.

-Nunca te haría daño, bonita…- le susurro a mi guitarra mientras acaricio su curvatura. Argh! ¿Porque le ha dado a todo el mundo, últimamente, por cabrearme? ¡Me cago en todos sus antepasados gladiadores de culo de mármol!

Salgo hecho un torbellino de nubarrones negros y rayos sobre mi cabeza y me lanzo hacia el baño principal, el sitio hacia donde supuestamente se dirigía Jules. Esta vez él iba a oírme a mí y no a la inversa. ¡Por una puta vez iba a escucharme con esas orejas de Dumbo que tiene a ambos lados de esa enorme cabezota suya!

-Me vas a oír y vas a cerrar la boc…- entro precipitadamente en el baño, dispuesto a recuperar mi dignidad perdida en los pasillos de mi propia casa. Ehm… ¿Julian se ha teñido de rubio? No es posible que le haya dado tiempo de tanto en tan poco rato, ¿verdad?

[...]

Dariel: -Nop. Nunca bromeo con las instrucciones. O sobre mi abuelo- acabo de secarme del todo y me enrollo la toalla alrededor de la cintura. Me he dejado mi varita en mi dormitorio y la ropa está chorreando, no puedo volver a ponérmela para salir del baño.

-Y ya te he dicho que no hace falta nada fancy. Puedo prestarte algo o pedírselo a mi hermano. Cuanto más discreto vayas, mejor. Y no te bañes en colonia. No es buena idea.

Recojo la ropa mojada y me la cuelgo del hombro, como si fuera un trapo de cocina y me dirijo hacia la puerta del baño para salir e irme al cuarto a ponerme ropa seca, o, mejor dicho, vestirme para la fiesta. Iba a ir de Loki pero ya que el rubio viene, lo cambiaré por un no-disfraz de Sid Vicious.

 

Levi: Vale, no tenía idea de a dónde iba o qué coño iba a ponerse. ¡Ni siquiera tenía allí alguna de sus cremas o perfumes! Al final, decide secarse y que ya pensará en qué hacer. Todavía tenía que redactar una carta para aplacar a su padre.

Notas de juego

Conver completa en la escena de conjuntas sociales.

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07/06/2019, 20:51
Lance F. Okazaki

[Londres, piso de Lance]

Master: Aquella mañana, como cualquier otra, Clarisse Ferdinand se había levantado a la misma hora para ponerse al día con el correo y prepararse un buen desayuno. Como todos, no se esperaba prensa en un día festivo; el montoncillo de pergaminos al lado de la ventana estaba demasiado abultado, pero no se dio cuenta hasta que lo cogió para sentarse en la mesa con el café y se encontró con esa fina edición de El Profeta Especial de frente. Casi se atragantó al ver, además, el evento en la mansión Swann en portada junto a la palabra escándalo; ¡Lance había ido ahí! 

No perdió ni un segundo, primero buscando entre las cartas alguna que le dijera algo "malo" sobre su hijo (quién sabe, un aviso de San Mungo de un ingreso por ejemplo) y luego sobre las páginas que cubrían el evento el nombre de Lance. Nada. Su última pero apurada decisión: meterse en la chimenea tras dar la dirección del piso en el que su hijo vive solo.
¡¿Lance?! —grita su nombre nada más salir al salón, buscándole.

[...]

Lance: Parece que su madre tiene ya decidido que pase lo que pase va a escribir a la dirección de Hogwarts y, aunque su relación no sea tan estrecha como en principio debería teniendo en cuenta que son madre e hijo, la conoce lo suficiente como para saber que no va a poder convencerla de lo contrario.
Haz como veas. De todos modos nos dirán algo mañana cuando volvamos — responde, dando carpetazo al tema.

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09/06/2019, 12:17
Ivy Pont-du-lac

[Casa de los Lefay]

Cuando desperté Cassia ya se había ido y los elfos ya se habían encargado de hacer desaparecer su colchón auxiliar. Había dado por hecho que vendría a la fiesta de hoy, pero luego recordé que era un día en el que muchas familias tenían sus propias tradiciones (como nosotros mismamente) y era un día para ellos.

Me fui al baño con todas las partes de mi disfraz en mano para ponérmelo nada más terminar. Como era algo familiar y más tranquilo, decidí que no merecía la pena tirar de una poción para cambiarme el color del pelo y que aprovecharía mi color natural. 

La verdad es que tenía que agradecer la cantidad de material muggle que tenía Dariel, sobretodo de libros con dibujitos, porque de ahí sacaba la mayoría de mis ideas para disfraces y no tenía que andar comiéndome la cabeza.
Esta vez hasta recordaba el nombre del personaje en cuestión, y como para no. Poison Ivy. Por lo que vi así de refilón parecía ser amiga de aquel otro personaje de pelo verde del que se había disfrazado una vez Dariel. 

Terminada la ducha, me enfundé el disfraz, coloqué hiedra venenosa aquí y allá imitando la ilustración, añadí unos brillos extras en tonos verdes-dorados a mi piel y me di por lista.

Bajé a desayunar y saludé a los presentes con un beso en la mejilla a cada uno. Me senté, me serví café, unté pan con mantequilla y un poco de mermelada de frambuesa y le di el primer mordisco. Sabía a gloria.

Estuve a punto de coger el último número de Corazón de Bruja cuando la portada de El Profeta, llamó mi atención.

- ¿Pero y esto? - Tras leer el titular sobre lo ocurrido en Hogsmeade y con la boca abierta, miré a los presentes.

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09/06/2019, 12:43
Mackenzie Poots

[Hogsmeade]

Cuando desperté y abrí los ojos, de forma automática volví a cerrarlos rápidamente y con mucha fuerza. La claridad era terrible. Me tomé unos minutos más con ellos cerrados hasta que por fin decidí que debía de abrirlos. Tenía ganas de bajar a desayunar con el resto porque hacía tiempo que no estaba en casa y esta tarde tendría que volver a irme a Hogwarts.

Cuando volví a abrir los ojos y me acostumbré a la claridad, parpadeé un par de veces. Sobre mi, el cielo. No estaba en casa. 
Giré la cabeza y entonces la vi y la noté. Estaba abrazada a una mujer de cabello negro y ojos grises. Era preciosa. Y estaba semidesnuda, como yo. Al percatarme de esto, rápidamente me volví a abrochar el sujetador y coloqué todo donde debía estar. Busqué mis bragas, pero no las encontré de un vistazo rápido, así que las di por perdidas y simplemente bajé el vestido para cubrirme las piernas y lo que no eran piernas.

¿Hola? -Musité en bajito mientras le daba ligeros toques en el hombro a la mujer que yacía junto a mi con la esperanza de que despertase.

Ligeramente en pánico y sólo ligeramente porque el resto de mi estado de ánimo era flipando en colores, me senté y observé mi alrededor intentando hacer un mapa mental de por dónde tenía que ir para llegar a Las Tres Escobas. Tenía que volver a casa. Siendo como eran no creía que estuviesen preocupados realmente, pero les había dicho que no llegaría muy tarde...

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09/06/2019, 19:40
Julian Crautchin

[Julian+Dariel: Dormitorio (no es lo que parece, so guarras xD)]

Julian: Para colmo, por culpa del capullo de Dariel por entretenerme, veo el pelo rubio de Levi cruzar raudo para terminar metiéndose en el baño al que yo me dirigía. No me ha visto, y para cuando llego frente a la puerta ya la ha cerrado.

Bah — mascullo, porque tampoco es como si pudiera cabrearme más de lo que ya lo estoy, y empiezo a pensar en otro baño en la casa Lefay que pueda utilizar y esté vacío a estas horas. Suerte… Oh, espera, ¿no había un baño en el ático? ¡Claro! Seguro que a ese nadie sube. Perfecto.

Me suenan las tripas. A estas horas debería estar ya desayunando, pero no, porque Dariel me ha tocado los huevos ya de buena mañana. ¡Joder, por qué no puedo dejar de pensar en él! Le odio. Bueno, a ver, odiar es una palabra muy fea, pero le odio a ratos…

Obviamente el ático y su baño están vacíos. Nadie que no viviera aquí o viniera a menudo sabría que aquí hay un baño pequeño, para urgencias; no tiene más que un plato de ducha, lavabo y váter, pero ¿para qué más?

Con ese pensamiento dejo mis cosas por allí y me doy la ducha deseada, con el agua helada que aunque sea contradictorio siempre me ha servido para relajarme. Me cuesta un poco al principio por el contraste, pero son sólo unos segundos antes de que mi cuerpo acepte el agua helada como un antídoto para arrastrar al desagüe incluso la mierda mental.

Tardo un rato en salir de debajo del chorro, más relajado. Supongo que después de desayunar me sentiré mejor aún. Me seco con la toalla y me visto, listo para desayunar.

Es raro, pero tengo ganas de volver a Hogwarts.

Obviamente no me he subido el disfraz, y quiero desayunar antes de ponérmelo, así que me pongo unos vaqueros y una camiseta y me voy al cuarto a dejar la mochila por no pasearla ida y vuelta hasta la cocina. Dariel está dentro, lo imaginaba, así que no digo nada antes de acercarme a dejar la bolsa sobre la silla.

[...]

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18/06/2019, 20:27
Frank Glackstone

[Casa de los Lefay]

Con la poción revitalizante recién corriéndole por el sistema, Frank estaba gozando como un crío de su "paseo" hasta Covent Garden en su Porsche Boxter de elegante y brillante negro. ¡Qué equilibrio, qué dirección tan suave! Una caricia para los sentidos después de una larga noche. Y por fin iba a poder pasar un buen rato con su flamante novia pelirroja, que nunca estaba de más.

Llega relativamente puntual para el desayuno, porque es como ir a ver a la familia para él y porque necesita mucho aprovechar el tiempo que tiene libre. ¡La vida de una estrella de la liga de quidditch no conoce descansos! Y aunque lo goza sin vergüenzas de ningún tipo es cierto que también extraña la calidez de la casa Lefay, sentarse a hablar tonterías con Ashley y oír a los niños corretear y gritarse por la casa. Los niños que, en algún momento entre su graduación y ahora, habían dejado de corretear tanto.

¡Bobba! ¡Feliz año nuevo! —se le oye exclamar desde la cocina, tan animado que está. Su figura no tarda en aparecer, ataviado con un traje algo holgado a rayas e incluso un arma muggle de juguete en la mano, hecho todo un gángster clásico. ¡Hasta se había pintado un fino bigote sobre los labios! Pero le había agregado su toque personal, levantándose el cuello de la camisa.

A la primera a la que se acerca para saludar, con un casto beso en la mejilla (de momento) es a su querida y guapísima chica, Ivy

Estás buenísima, como siempre —la halaga, aunque no puede evitar quedarse mirando de más su escote al hallarse él en pie. Para disimularlo enseguida se acerca a su amigo Ashley y por cercanía al señor Lefay. — ¡Buenos días, familia! ¿Qué hace todo el mundo leyendo la prensa? —acaba de notar que eso es algo extraño. — Incluso tú, princesa —alza las cejas hacia Ivy, como si nunca la hubiera tomado por alguien que lee El Profeta y menos en festivo.

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21/06/2019, 19:52
Nissa Park-Swann

[Londres muggle]

Nissa: Había sido una noche terriblemente larga, pero de las malas. Al dolor de tetas había que agregar el enojo de los viejos, que se desquitaban con los elfos y conmigo, aunque por suerte a mí no me hicieron ningún maleficio. En fin, que tuve que beberme una de esas pociones para poder pegar un ojo y dormir al menos un par de horitas. Al final fueron bastante más de un par de horitas: debían de ser las nueve y pico para cuando bajé a desayunar. El abuelo se había ido pero lamentablemente la vieja seguía aquí, rodeada de periódicos y con una cara de culo que haría palidecer a la de Binns. Aunque no me dice nada, presiento que sigue enfadada por el fiasco de la noche anterior. Luego, me indica enojada, aunque con un curioso deje amable claramente forzado, que lea un número de Corazón de Bruja (¿qué haría ella leyendo algo así?), me di cuenta de por qué. No pude evitar soltar una carcajada cuando se refieren a Okazaki como “mi prometido”. Claramente parecía que la vieja aprobaba al japonés, aunque parecía ser más aburrido que una clase doble (o triple) de Historia de la Magia. Le dije que podía ser que “tuviésemos algo” y aproveché para decirle enseguida que si podía tomarme el día. La abuela incluso soltó algo de dinero. Me marché enseguida, antes de que se arrepintiese. Tal vez estuviese esperanzada de que esos terroristas que mencionaban los periódicos me pillasen. Así que, tras pasar por Gringotts para convertir una parte de los galeones en libras, me marché al centro del Londres muggle. Necesitaba pasar una jornada lejos del mundo mágico. Sabía que se estaba cociendo algo extraño pero no pensaba perder mi tiempo preocupándome. De todos modos, ¿qué podía hacer alguien como yo? Ya luego iría un rato a Knockturn para proveerme de insumos alucinógenos.

Sigma: Tras salir de casa de los Lefay, decidí pasarme por el centro de Londres para ir de tiendas; quería comprarles algo a mis padres antes de ir a visitarles. No pensaba entretenerme mucho así que me fui directa a una tienda de costuras y esas cosas que suelen entretener a mi madre últimamente. A mi me parece aburridísimo pero a ella le encanta y yo no voy a fastidiar su felicidad. Cuando salgo, con la intención de ir a comprarle un sombrero a mi padre (le encantan los sombreros, es una obsesión), es que veo a… ¿Qué hace aquí Nissa? Es el último lugar donde esperaba encontrarme a alguien de Hogwarts, siendo esta la “zona muggle” del centro de Londres. Camina directa hacia mi así que la miro, y no le hablo hasta que nos cruzamos. — ¿Escapando? Lo entiendo. ¿Quieres que te ayude a cambiar de nombre y aspecto? — bromeo, sonriendo de lado — Hola.

(...)

Sigma: — Oh, no pasa nada, tranquila — niego, aunque divertida. Es muy niña, sí, pero bastante graciosa — Si ya te has comprado juguetes de broma, vamos a lo importante, ¿crees que podrás soportarlo? — bromeo mientras ella paga lo que se ha comprado, justo cuando veo al lado otro puesto de complementos con un sombrero tipo boina que parece perfecto para mi padre — Ahí estabas... — por fin encuentro algo. Además, se me está haciendo tarde y debería ir pensando en usar la red flú pública si quiero llegar para comer. Nissa me acompaña también así que me giro hacia ella para despedirme. — Gracias por la compañía, no ha estado mal — le sonrío y le doy un toque en el mentón con la mano — Nos vemos en Hogwars. Sé buena.

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25/06/2019, 10:31
Cassiopea O'Bhrendel

[Dublin, Irlanda]

Sigma: Aunque Nissa me entretuvo, gracias a la red flú pude llegar a tiempo para la hora de comida en casa. Papá y mamá me recibieron con sendos abrazos, contentos de verme. Intercambiamos algún regalo durante el postre, alargándose un poco la sobremesa hasta que nos cambiamos para irnos al cementerio a visitar la tumba del tío Matheus. 

Odio este momento, cada año más, y no es porque no adorara a mi tío, pero hace algunos años que...bueno, me cuesta recordar su cara, su expresión... Ni siquiera recuerdo su voz.
Y me odio por haberlo olvidado aunque intente mitigarlo diciéndome que hace ya mucho tiempo de aquello y que sólo tenía 5 años cuando él murió...

No obstante, recorro junto a mis padres el caminito de piedra del cementerio portando el ramo floral con forma de ancla que tengo por costumbre traerle. 

Menos mal que el sombrero que me regalaste es negro, Sig; no habría soportado no estrenarlo para venir, y uno amarillo no habría quedado muy bien... — mi padre trata de bromear, pues no le gustan los momentos incómodos ni tensos.

[...]

Cassia: La despido con un gesto seco de mano antes de apretarme las sienes. Porque conozco a mi abuela demasiado bien, que de ella he heredado mi gusto por la vida de los demás.
Si te hubiera rechazado una chica menos agraciada sí que estaría sorprendida —¡BAM! Ofuscada, empiezo a caminar a zancadas hacia el camino principal, el que lleva a la entrada del cementerio. Casi prefiero que me pregunte por lo de Julian. De todos modos la oigo reírse mientras me sigue.

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26/06/2019, 17:59
Ivy Pont-du-lac

[Cocina, casa de los Lefay]

Dejé escapar una risita cuando vi aparecer a Frank por allí. Digamos que ese bigote no era lo ideal para el día a día pero de algún modo tenía que reconocer que le daba su punto. Me extrañó no ver a la barriobajera con él, ya me la había imaginado apareciendo con una mini falda-casi tanga para intentar hacer que a Dariel se le cayese la mandíbula al suelo. Seguramente lo conseguiría, pero es que mi primo era demasiado simple.

Me hizo gracia que Frank simplemente me dedicase un beso en la mejilla sobretodo tras escuchar lo que soltó después, pero imaginaba que simplemente no había podido evitarlo, así que simplemente le dediqué un guiño pícaro. 
Luego le tendí El Profeta, señalándole la portada. 
- A veces en la vida no son todo plantas. -Estaba segura de que no iba a entender por dónde iba aquello. Dieu, ni siquiera estaba segura de que Frank supiera que quería dedicarme a la sanación, y seguro que el dibujo que formaban sus cejas era por algo mucho más frívolo como el pensar que debería estar mirándome si mis uñas estaban perfectas o algo del estilo. No le podía culpar, tenía la hermana que tenía, que seguramente se dedicaba únicamente a eso pero... Me negaba a pensar que me veía como una chica trofeo con la cabeza hueca. O al menos pretendía cambiar eso. Si tuviese que hacer un símil, diría que no soy un trofeo de Quidditch, más bien una bludger.

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08/07/2019, 20:53
Director
Sólo para el director
- Tiradas (3)
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12/07/2019, 22:20
Cronista anónima

[1 DE NOVIEMBRE: MEDIODIA]

En Hogsmeade, Mackenzie intentó entablar conversación con su “acompañante” nocturna, pero la joven adulta aún se sentía algo adormilada y con la boca demasiado pastosa como para responder tan rápido.

-¿Duh?- entreabrió los ojos pero parecía que le costaba enfocar –Gran noche, ¿huh?- sonrió algo bobaliconamente e hizo gestos con la boca, como cuando tienes la boca tan seca que escupirías polvo. Se levantó a trompicones y de forma torpe –Tenemos que repetir- y trastabillando, con el pelo revuelto y semidesnuda intentó marcharse del lugar, aunque no tenía muy claro hacia dónde.

Y esa es la última imagen que tuvo Mack antes de iniciar su camino errante hacia la escuela, no sin antes toparse con un par de magos que le hicieron unas cuantas preguntas extrañas sobre lo que pasó anoche, ¡como si ella lo supiera!

Algo parecido les sucedió a Brandon y a April cuando intentaron abandonar la zona. Aurores les detuvieron y les cosieron a preguntas que escasamente eran capaces de responder. Se quedaron con sus datos y viendo que eran alumnos de la escuela, les acompañaron a los tres en una carroza hasta la puerta principal del centro educativo. Tras eso, un preocupado Sherry se los llevó a la enfermería donde les hicieron una revisión médica, mientras los dos aurores que los habían escoltado, se encerraron en el despacho de la directora.

Dos horas después, se marcharon sin decir ni adiós. El responsable de la enfermería soltó a los tres jóvenes poco rato después, asegurando que todo estaba bien y no había indicios de nada raro, más allá de la ingesta del vino especiado. Eso no les libró de la charla de los peligros de beber alcohol en exceso y blablablá… la resaca hizo que no recordaran mucho más después de alcanzar sus camas confortables y calentitas.

 

Y no tan lejos de allí, en el corazón de Londres, una Nissa venida arriba y aún resacosa retornó de sus compras y encuentros fortuitos. ¿Su único obstáculo? El Callejón Knockturn. Nadie parecía querer venderle ciertos “productos” de extrema necesidad para ella. Básicamente, ninguno de los proveedores de drogas recreativas quiso venderle nada. No se fiaban de ella, por alguna estúpida razón que no consiguió aclarar. Así que se volvió a casa de sus abuelos sin nada “ocioso” y nocivo para la salud mental y física. ¿Sería por culpa de que su foto salía en los periódicos? Pero, ¿qué clase de camello leería Corazón de Bruja? Igual era mejor así, seguro que sería una mierda de droga.

 

A millas y millas de distancia, en la otra isla, la verde Irlanda, una Cassia aburrida y consternada por la falta de información por parte de todo el mundo (vaya mierda de amigos que no le dan chicha que echarse a la boca) contaba las horas para el final de las vacaciones de otoño y así poder volver a la escuela a enterarse de todo el salseo. Algo similar le pasó a Sigma, que, aunque tuvo una velada agradable con sus padres, que se quedaron encantados con los regalos que les trajo, no veía el momento de volver a la escuela, especialmente por la promesa pendiente de cumplirse: los libros que Dariel le había dicho que le dejaría. No en vano, había pagado un “alto” precio por ellos…

 

Por otro lado, en la cocina de los Lefay…

-Seguro que son exageraciones- respondió Galahad, sonriendo levemente. No en vano, Ivy era su sobrina favorita. No es que tuviera muchas más, pero desde luego, si las tuviera, ella seguiría siendo su ojito derecho.

-Sí, esto a veces pasa, a la gente se le va de las manos cuando hay fiestas y alcohol- añadió Ashley, tratando de sonar amable y desenfadado, no quería que su preciosa primita se preocupase en exceso por lo que había pasado –Es sabido que los del Profeta tienen tendencia a ser unos dramáticos y más con toda la competencia que les ha salido en el último año.

La entrada de Frank hizo que se levantaran cejas varias por la sorpresa de su visita inesperada.

-Ah, ¿pero éste venía? - preguntó Dariel en un murmullo, a Jules y Levi. Internamente, rezó a la Diosa porque no apareciera su hermana pequeña chillona de metro y medio de altura. No estaba recuperado de la noche anterior como para aguantar algo semejante.

Frank sonrió forzadamente a Ivy, más por confusión que otra cosa. No tenía muy claro si había entendido su respuesta. A veces creía que la pelirroja era más lista de lo que aparentaba, o al menos (y eso es mucho peor) que lo era más que él.

-Claro, el quidditch y las chicas guapas como tú lo son más.

El chico estaba convencido, dentro de su cabeza, que esa tenía que ser la respuesta correcta. Por suerte, Ashley, su mejor amigo desde los 11 años, salió al rescate y la conversación fue desviada hacia temas más cercanos a las neuronas del primogénito de los Glackstone.

El desayuno se alargó un buen rato, pero al final la familia Lefay y sus invitados consiguieron salir antes de media mañana en dirección hacia el “caserón” del abuelo, mediante la red flu.

 

El caserón del abuelo Lefay era un pequeño castillo-fortaleza, que se erigía a los pies de un lago de aguas frías. Rodeado de árboles y montículos recubiertos de verde hierba, el lugar era todo lo “remoto” que puede ser una fortificación medieval. Aunque al llegar el ojo no acostumbrado sólo veía unas pequeñas ruinas de piedra que han vivido claramente mejores tiempos hace mucho, a medida que el grupo de brujas y brujos se acercaban, el truco de mesmerismo para mantener alejados a posibles muggles cotillas, simplemente se desvanecía revelando su verdadera naturaleza. La estructura mostraba remodelaciones varias, de épocas distintas, una primera muy antigua, en las bases y dos más posteriores, el torreón fechable en la época románica y el ala trasera de claro gusto gótico, con sus arcos ojivales. El conjunto parecía fruto de una mente muy paranoica y anclada en épocas pasadas-y-gloriosas-son-siempre-mejores-iros-a-la-mierda-arquitectos-del-mundo-moderno.

 

 

La entrada al complejo era a través de un arco de piedras ruinoso, que apenas parecía ser capaz de mantenerse en pie (milagrosamente). La arcada guardaba lo que quedaba de una chimenea, en equilibrio precario, solo resguardado por lo que quedaba de una pared de piedra de alguna antigua edificación, largamente desaparecida. El camino hacia la puerta principal de la fortaleza no era muy largo, pero había que recorrerlo andando (o a caballo, como en los viejos y buenos tiempos, según el viejo Lancelot C. Lefay, dueño del sitio). Pero algunas buenas costumbres se pierden y muchos Lefay perdieron su orgullo con el paso de los siglos y ya pocos cabalgaban a pelo animales de cuatro patas, como hicieron antaño.

El cielo sobre sus cabezas estaba encapotado y, de hecho, a sus espaldas, como cortado con un hacha, la campiña inglesa estaba siendo torrencialmente bendecida con las lágrimas de los Dioses. Aunque, obviamente, en el entorno cercano del castillo parecía que el mal tiempo estaba perdonando a los invitados, al menos a su llegada porque en cuanto se cerró el enorme portón de madera y hierro con todos ellos dentro, la lluvia cayó a lo bestia también afuera. Los truenos retumbaron y la luz centelleante de algún que otro relámpago se filtraba por las ventanas. Una cadena de elfos domésticos los recibió a todos, haciéndose cargo de capas, abrigos, sombreros y guantes varios. El cabeza familiar de los pequeños seres mágicos los guio a través de la edificación hasta alcanzar la sala principal en la nave rectangular trasera, la de las ventanas con arcos ojivales.

Tras dejar a todos arreglarse en unos cuartos dispuestos para ello, algunos hicieron ruta turística, como Levi, mientras otros se dedicaban a vaguear y perderse en sus pensamientos, como Julian o Ivy. Todo para hacer tiempo hasta que comenzara el evento principal.

La celebración del Año Nuevo mágico fue iniciada con una fiesta repleta de dulces de todo tipo, calabazas terroríficamente bien labradas, ponches de varios colores y un montón de gente, presumiblemente todos familiares y amigos cercanos de los Lefay, aunque algunos tenían un aspecto algo… sospechoso. Los nuevos fueron presentados apropiadamente a los anfitriones, Lancelot Chrétien Lefay y su segundo hijo, Gawain, que se ocupaba del “anciano”, tras morir su amada esposa, hará cinco años atrás. Es lo que tiene ser el hijo menor y soltero, que te comes estos marrones.

-No comas eso si no quieres estar potando todo el día- avisó Dariel a Levi al ver unas piruletas de color rojo rubí, en un bol –Son para los críos de mi primo segundo, Rowan. No los toques, en serio.

La gente se juntaba y se separaba formando grupos y manteniendo conversaciones agradables y distendidas. Algunos iban disfrazados, otros simplemente llevaban la típica túnica corta, al estilo de las que llevaron los hermanos Lefay en la fiesta de los Swann. Pero todos parecían, en mayor o menor medida, contentos de reunirse en casa del “abuelo”. Los ánimos no tenían nada que ver con los que había en la fiesta de la noche anterior.  De fondo se oía música tradicional medieval, que se intercalaba con alguna balada de estilo celta. Nada muy estridente, nada que molestara la conversación, las risas y los brindis.

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12/07/2019, 22:23
Master 1

Al principio parecía que todos iban disfrazados, uno de hada, otro de hombre-lobo, otro de duende, hasta que empiezas a fijarte en los detalles y empiezas a dudar de que sean disfraces… y las chucherías de las que te aleja Dariel ehm… son aún más sospechosas que muchos de los invitados. De hecho, esas piruletas rojas que te parecieron tan suculentas al principio, con según como les dé la luz parecen… sangre cristalizada. ¿Es eso posible?

Y ese niño que corretea persiguiendo a los otros dos no tiene unos dientes muy prominentes, como… ¿colmillos?

Empiezas a creer que igual hay alguna sustancia rara en el ponche que te ha dado Dariel. Será eso. Claro.

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12/07/2019, 22:24
Master 1

Ninguno de los tres se sorprende de ver lo que ve, ya estáis acostumbrados. El primo segundo, Rowan, pálido como la muerte, charlando de política con el tío de Dariel y Ashley, Gawain y otro primo, Graham. Este año se le ve más peludo que el año anterior. La licantropía debe haber avanzado algo más. Normal, suele pasar a medida que la persona se hace más mayor. El hijo de Rowan casi os atropella, al ir corriendo detrás de los retoños de Graham, riéndose y chillando como niños “normales. Bueno, para el clan Lefay sí es normal, son sólo niños, da igual cual sea su naturaleza.

El que no parece tan normal con la situación es Frank Glackstone, que, aunque muestra su más seductora sonrisa de autosuficiencia, su mirada no parece decir lo mismo. Aunque intenta disimular su asombro ante lo que está viendo, parece ligeramente nervioso y a veces, incluso pierde el hilo de la conversación que mantiene.

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12/07/2019, 22:25
Cronista anónima

Al cabo de un buen rato, el grupo nutrido de niños se quedó agotado de asaltar a adultos y gritar como posesos, permitiendo que las conversaciones continuaran en el enorme y algo frío comedor, donde en una enorme y larga mesa de madera vetusta, eficiente y elegantemente se había dispuesto todo para la comida familiar. El menú fue todo un elenco de platos de pescado, carne y salsas varias con verduras y frutas de todo tipo, totalmente alejado del típico pastel de riñones de Hogwarts o el fish and chips clásico de los ingleses. La velada acabó tras un baile informal, juegos varios para niños y adultos (los juegos de cartas parece que son un vicio familiar) y las despedidas calurosas antes de salir al exterior donde la persistente lluvia continuaba ahogando la tierra y sus habitantes. Como se suele decir, cada mochuelo a su olivo, cada uno de los jóvenes retornó a sus respectivos hogares y estancias temporales.

El joven Montblanc fue recogido por su familia y asediado a preguntas en el carruaje de vuelta a las estancias alquiladas por los nuevos ricos. Julian e Ian en cambio permanecieron en casa de los Lefay, como cada año, hasta que tuvieran que coger el tren para Hogwarts.

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12/07/2019, 22:26
Cronista anónima

[RETORNO A HOGWARTS: 2 DE NOVIEMBRE]

El dos de noviembre del año 2000 se despertó con numerosas heladas a lo largo de las islas británicas, y algunas zonas en el sur todavía estaban en alerta por inundaciones. El mes no había comenzado nada amable, con una mezcla de lluvias, granizo e incluso ya nieve en las cotas altas escocesas; el pronóstico del regreso a Hogwarts, entre madrugar para tomar los diversos trasladores a las cercanías de King's Cross y el simple hecho de terminar las vacaciones de año nuevo, los ánimos entre los alumnos sólo podían levantar con la visión de amigos y compañeros, sanos y salvos tras el sutil alarmismo levantado por la variada prensa los últimos dos días.

 

 

En el andén 9 y 3/4, a la espera de partir, familias y estudiantes se ponían al día de los diversos chismes que no llegaban al medio escrito (por falsos o por ultrasecretos): los aurores habían registrado negocios en Hogsmeade como en plena guerra, los Hijos de la Revolución son unos chiquillos frikis, hay que volver a investigar a los mortífagos que no llegaron a Azkaban o que ya han salido, porque claro, eso de matar gente en una fiesta es muy de mortífagos... Cosas por el estilo. Pero la única versión oficial era que lo de la Mansión Swann había sido un acto reivindicativo bastante inofensivo, que la investigación de los asesinatos de Hogsmeade habían entrado en secreto de sumario (lo que significaba que la publicación que lograse filtrar algo iba a llevarse todos los lectores) y que más le valía a la directora Ramsbottom garantizar la seguridad de los alumnos.

El tren partió a la hora de siempre de King's Cross, dejando atrás a algunos familiares algo preocupados por sus retoños. En el interior de los coches, dichos retoños ya comenzaban el proceso de desconectar de sus vidas familiares y volver a la mentalidad estudiantil cuanto antes mejor. Algunos, de repente agobiados por no haber abierto un condenado libro en todas las vacaciones, echaron mano de sus baúles para avanzar algo. Otros más despreocupados, y en especial los de los primeros cursos, no tardaron en hacerse oír por los pasillos toreando la paciencia de los prefectos. La llovizna de la mañana ya se había convertido en una cortina de agua en las midlands cuando empezó a correr el rumor de que había un nuevo profesor en el tren. Un profesor de tez negra, fornido y con un atractivo maduro según las muchachas. Pero no llegó a oírse si alguien había logrado hablar con él.

La lluvia había remitido bastante para cuando llegaron a Escocia, pero ahí podían verse algunos parches de nieve en el paisaje que enfriaban más la sensación de otoño. Algunos, más acostumbrados a un clima más suave, ya se enfundaron los uniformes a la mera visión de un atisbo invernal. Y es que al bajar todos del tren, la noche les recibe con frialdad. Es fácil distinguir a algún auror en la estación de Hogsmeade intentando fundirse con la oscuridad con capa negra, delatado por el humillo de su respiración. Por suerte Hogwarts siempre está ahí para recibirlos a todos con un abrazo caliente y una comida calórica que quita todos los males.

La directora Ramsbottom tenía un discurso bastante largo comparado con la acostumbrada bienvenida después de un periodo vacacional: antes del comienzo de la cena anunció que las salidas a Hogsmeade estaban canceladas hasta nuevo aviso (con el consiguiente rumor indignado), que la profesora Sprout había pedido una excedencia por motivos de salud y que cubriría su puesto como profesor Azrael Lippton (el maromo chocolateado como algunas le habían apodado ya), mientras que la jefatura de casa recaía en la profesora Bakshi. Con eso al menos tenían la cena animada, cayendo en segundo plano el asunto de las salidas a Hogsmeade.