Partida Rol por web

Les había pedido un momento a Nissa y Mack para hablar con Dariel en confidencia. No tardamos demasiado y cuando termino, enseguida vuelvo con ellas.

- Bien, ¿listas para la aventura? - les sonrío a ambas - Perdonad que no os concrete ahora... Lo haré cuando haya menos gente alrededor, ¿vale? De momento, seguidme - y pongo rumbo a las Mazmorras, donde he quedado con Dariel en vernos para concretar "el plan".

[Julian + Dariel: Planeando un rescate/vendetta]

Julian: Como Levi estaba bastante rarito, decidí no insistir y simplemente esperar que Dariel terminara de hablar con Ward. Otra que es bastante rara, por cierto.  No me ha respondido a lo de San Mungo aunque supongo que no habrá entendido nada; le habría insistido con eso explicándole que no fui el único al que le dijeron “cosas extrañas” ese día del castigo si la peliazul no nos hubiera interrumpido.

Bueno, aún tengo paciencia para esperarle, y más cuando tenemos algo entre manos.  Cuando termina de hablar y ella se va con la rubia del Quidditch y Swann, le hablo a Dariel.

— Es ella la de las visiones, ¿verdad? — le pregunto, harto de tanto secreto.

Dariel: Tras terminar la conversación con Sigma, me acerco hacia donde están Julian y Levi. Aunque Jules me intercepta antes. Querrá hablar aparte, supongo. Mejor. Bufo exasperado cuando me pregunta por la identidad de la visionaria. Madre mía, aquí no hay quien conserve un secreto hoy, ¿no?

-Si- acabo respondiendo, algo exasperado -Y no, no es un timo. No sé qué pasa hoy que estamos todos de un bocazas insoportable. Me rasco la muñeca derecha unos segundos.

-Sabe dónde está el chinorri. En las mazmorras. Pero no el punto preciso. Quiere ayudarnos a encontrarle. Y, por cierto, ¿qué es todo ese rollo que me has soltado sobre ir a San Mungo?

Julian: Antes de su pregunta, tengo que concebir todo lo que ha dicho.

Supongo que, si él dice que no es un timo, no lo será. Ahora si me lo hubiera dicho otra persona, dudaría mucho. Tengo pocos conocimientos sobre Videncia y videntes pero los que tengo, no son muy esperanzadores.

— ¿En las mazmorras? ¿Ha dicho algo de Reed? — pregunto yo, aunque luego sigo — ¿Recuerdas que te conté lo de aquella mujer que me auguró cosas horribles en San Mungo? Pues no fui el único al que dijeron ese tipo de cosas parecidas ese día. Ivy cree que volver allí podría darnos...alguna pista sobre lo que está pasando. Sobre lo que me pasa.

Dariel: Vaya otra que últimamente hace todo lo contrario. No dice ni mu. Si es que me complican mucho la vida entre todos, en serio. Necesito unas vacaciones, definitivamente.

-No ha dicho nada del sueco. ¿O es noruego? - me quedo pensando un momento. Uf, espera, me estoy perdiendo de nuevo.

-A ver, allí sólo hay una panda de locos. El que me tocó a mí también decía cosas apocalípticas, pero no por eso le voy a dar credibilidad- me encojo de hombros.

Julian: — ¿En serio? — alzo una ceja — Estoy poseído por lo que parece ser un “ente oscuro” que claramente me está usando para algo, raptan a Okazaki, que me dirás que no tiene pinta de callarse cosas raras, de repente hay una alumna que tiene visiones, el puto Reed, que esconde algo gordo, todo el rollo de la Orden de la Serpiente... — voy enumerando — ¿Y me dices que no tiene pinta de apocalipsis, bro? Ah, y el regreso de la puta Werd me parece ya como el boom del apocalipsis — gruño.

Dariel: Pongo los ojos en blanco. Cada día está más desquiciado, joder. Aunque, vale, reconozco que si fuera él igual yo también lo estaría.

-Oye, yo no he dicho que no sea el apocalipsis, aunque no crea en esas cosas, sólo digo que los locos suelen decir ese tipo de cosas, que ¡tampoco os agarréis a eso como si fuera una tabla de salvación! - bufo exasperado, de nuevo. De verdad que el planeta entero está conspirando para acabar con mi poca paciencia.

-Werd. Ahí te doy la razón, es realmente weird. A saber, a qué ha vuelto...

Otra vez pierdo el hilo. Me vuelvo a rascar la muñeca, con algo más de entusiasmo que hace un momento.

-Puedo... colaros si eso es lo que queréis. San Mungo, quiero decir. Conozco a casi todo el mundo allí- acabo cediendo.

Julian: — No hace falta — niego — Ivy ha hablado con tu hermano; eso está solucionado. Y no nos estamos agarrando, D, pero todo es poco. Por poco que saquemos yendo allí, tenemos que intentarlo — le miro, conozco perfectamente esas expresiones me “tenéis hasta la punta de la polla entre todos”, pero creo que tengo derecho — Hoy me he despertado en la Casa de los Gritos, mañana puedo simplemente no despertarme. Llámame dramático si quieres, pero cuando intente matarte y/o tengas que matarme tú para detenerme, pensarás en todas las posibilidades que dejaste pasar.

Dariel: Respiro hondo.

-Está bien. Pero la próxima vez no me dejes fuera. Y.…- añado -Ya tengo algunos planes para frenar esas salidas tuyas nocturnas. Igual el viaje a Londres no me irá tan mal. Abreviará el tema - me encojo de hombros.

Julian: — Nunca te dejo fuera. Tú me dejaste a mí, ¿recuerdas? Te fuiste con las Huffies y Levi, y no me dijiste a dónde... Luego las chicas nos interceptaron a Cassia y a mí, y entonces hablamos de todo esto que está pasando, de Reed, de San Mungo... — replico — Y te esperé en la Sala Común para contártelo hasta que...ya sabes — bufo.

Dariel: Aish. Suelto el aire, de golpe.

- ¿Qué chicas? Porque yo la última vez que conté mi prima no se había duplicado- gruño levemente. Hago un gesto con la mano de "vale, si, esa parte de la desaparición ya la hemos vivido".

-Bueno, vamos a por el enano. No se rescatará por sí solo, por desgracia. Por lo visto el idiota tiene una pieza gorda del puzle o algo así. Y no, no te dije nada por desconfianza, es solo que suficiente mierda tienes ya en la cabeza y no quería saturarte con algo que igual no llevaba a ninguna parte. Con la profesora T nunca se sabe...- suspiro con resignación - ¿Vamos?

Julian: No, no voy a decir que la otra chica es April. Le haré la trece-catorce que él me hace a menudo y me callaré como una puta.

— ¿Fuisteis a ver a Trelawney? — alzo las cejas, sorprendido, pero decido ya no preguntar más para ir a buscar a Okazaki y ver cuál esa pieza del puzle que guarda — Vamos, sí... Dile algo al rubito, te hará más caso que a mí... — hago una mueca y comienzo a caminar destino a las mazmorras.

[Cassia + Stevie]

Buscando a April y peleándose por ver quién está con ella y quién vigila que no venga Reed

Stevie: Estaba muy decidida a encontrar a April, darle una paliza a ese tal Reed y luego ir a comer algo. Era el plan perfecto. Cass y yo salimos de la habitación y fuimos hasta las escaleras a toda velocidad... hasta que me paré en seco.

- Pero a ver -me giré hacia Cassia-. ¿Tú sabes dónde coño está April? 

Bufé ante la negativa de mi amiga.

- Bueno, vamos a lo fácil primero -me centré-. Miremos en su habitación. 

Antes de recorrerme todo el castillo sin tener ningún rastro, huella o rama rota con la que poder guiarme, prefería descartar la opción más obvia. 

Cassia: Vale, la idea de Steve no es mala; no sería extraño que April hubiera escogido la privacidad de nuestro cuarto. O que hubiera decidido esperarme allí, a oscuras con las cortinas echadas para una emboscada rabiosa. Me estremezco al pensarlo, y de hecho, cuando llegamos a la puerta de nuestro cuarto detengo a la rubia cogiéndola de la manga.

— Espera, compruébalo tú... Si está ahí dentro no querrá verme, o peor, intentará matarme.

Stevie: Glackstone y yo nunca habíamos sido demasiado amigas, así que esperaba que la batuta de la conversación la llevara Cassia. 

- ¿Eh? ¿Por? -puse una mueca de qué-me-estás-contando y tardé en caer en por qué era-. Ahhh, ¿por lo de Ashley? -susurré, para que no me escuchara April en caso de que estuviera ahí. 

Vaya líos se llevaban. 

- Tía, es que mira que te metes en camisa de once varas -me quejé, entre murmullos-. ¿Y yo qué le digo? Si sólo venía a zurrar al tipo ese. 

Cassia: — Mira, pues primero le das un abrazo y eso, que has vuelto y todo muy bonito. Y luego le dices que has oído lo de los rumores, que si está bien ... —buen punto, ¿y qué? — No sé, llévatela a fumar. Yo os sigo para vigilar que no aparezca Reed.

Stevie: - No es por nada, pero es una idea de mierda -espeté-. Entra tú y la abrazas, así os arregláis. Si te tienes que pelear con el tipo ese te va a noquear en nada. 

Cassia: — Oye, que acabas de llegar, ¡no te metas con mi peso! —defensiva me pongo las manos en la cintura, apretando. — Sabes muy bien cómo es April, y hasta que no se enfríe no habrá manera de arreglar nada.

Stevie: - ¿Ves? -señalé su cintura- Si es que eres una pluma. A ver si comes un poquito más, que sino en los partidos no me vas a rendir nada -le recriminé, como si fuera la segunda al mando en el equipo (cosa que nunca había pasado, obviamente). 

No quería ser yo la que hablara con April, sin embargo tenía razón: a Cassia la echaría de la habitación. No estaba nada cómoda con que fuera Cassia la que se quedara vigilando. Iba a tener demasiados frentes que cubrir. 

- Acabo de llegar y ya me tenéis hasta los huevos no haciendo lo que quiero -bufé. Cassia sabía que, en mi idioma, eso significaba que estaba cediendo-. Si ves a Reed, me gritas, y yo me encargo de él. Júramelo. 

Cassia: A cambio yo suspiro, sonriendo de lado después. En mi idioma: "mil gracias por no complicarme más la vida".

— Sí, lo haré. Sé que ahora mismo sería una terrible oponente, y más para un sueco de dos metros.

Stevie: Le devolví la media sonrisa. 

- Apunta siempre a los huevos -solté, antes de tocar un par de veces a la puerta y abrirla-. ¿April? ¿Estás ahí? 

Escuché un tatareo proviniente del baño, y el olor a tabaco me confirmó que era Glackstone. Le hice un gesto afirmativo con el pulgar a Cassia. Me paré en el umbral al baño, cruzándome de brazos y apoyándome sobre el marco de la puerta. 

- Te has hecho un trasquilón -le vacilé al ver los mechones de pelo inundando el lavabo-. Eres la última que me faltaba por saludar. 

Estoy en pleno proceso de cortarme el pelo cuando escucho una voz llamándome, aunque la ignoro por completo. Es cuando la veo por el espejo que me detengo para mirarla.

— ¿Carson? —pregunto, porque se parece a Carson y suena como Carson pero, ¿cuándo ha vuelto? — Ah... bienvenida. —le digo con cierta apatía. — Ya que estás aquí, ¿por qué no me ayudas? Corta un poco por atrás. —le digo, marcándole la altura.

Desde el momento "no sé dónde esta Lance" a "se dónde está" pasaron... nada. Un par de minutos y un agarrón de manos.

Cuando noté la mano de Sigma sobre la mia, supe lo que estaba pasando. Le devolví un apretón en la mano e incluso se la acaricié con el pulgar para que supiera que ahí me tenía.

Por suerte su malestar no pareció durar mucho y rápidamente salió escopetada. Salí corriendo detrás de ella y para cuando llegué a su lado, no solo seguía acompañada de Nissa, si no que también estaban el capi de las serpientes y Andariel.

- Eres brutal. -Le dije con una sonrisa en la cara, orgullosa.- De verdad, brutal.

Yo estaba más cabreada que orgullosa por todo este secretismo y porque Sigma no me permitiese verificar si estaba bien. Supongo que por estas cosas un sanador no debe involucrarse sentimentalmente con sus pacientes. Y vale, la peliazul y Mack eran mis primeras amigas desde Maggie. - Señor, sí señor. - murmuré fingiendo ser un soldado (con saludo y todo) y siguiéndolas.

Toda una vida cortándole el pelo a mi hermana, que no dudaba en ponerse exigente, me convertían en la persona perfecta para la tarea. April había tenido suerte. 

- A la orden -saqué la varita y empecé a arreglarle la parte de atrás. Era más fácil hacérselo a otro que a uno mismo-. El resto se ha pirado a hacer sus mierdas y me han dejado sola. No sé desde cuando está todo el mundo tan empollón. ¿Te lo escalo un poco? -pregunté, asomándome por detrás suya y mirándola a través del espejo.

Salí, cogí una silla de la habitación y la arrastré hasta el baño.

- Anda, siéntate e invítame a un cigarro, así me pones al día. Esto va a llevar un rato. 

Supuse que era de no verse, pero Glackstone se había hecho tal desastre que la broma que le había hecho del trasquilón se quedaba en eufemismo. Tenía suerte de tener tanto pelo, que sino se hubiera quedado calva. 

- Madre mía, la que tienes aquí liada -bufé mientras iba arreglando aquello como podía. 

Levi rueda los ojos. Metho soltaba la información a cuentagotas. ¿Desde cuándo era tan avaro con los datos relevantes? Y para peor, se marcha. Se preguntaba si el moreno que había ayudado a Reed no sería Julian pero no podía indagar sobre aquello con Dariel delante del Capitán. Pero bien podría haber sido algún otro miembro de su Casa. - ¿Qué tanto murmuran ustedes dos? - inquiere, huraño e impaciente por dar el siguiente paso. Tampoco sabía cómo decirles que tenía la información de que el nórdico no era el único culpable en hacer desaparecer a Okazaki. - Uhm... ¿y si Reed no ha actuado solo? ¿Y si tiene algún cómplice? - se pregunta Levi en voz alta. - Digo, si ha sido tan idiota como para secuestrar a un alumno, supongo que debe tener un plan de apoyo para cuando lo localicemos. ¿No deberíamos pensar en algo en vez de lanzarnos de cabeza hacia lo que sea? - murmura, mirando alternativamente de Dariel a Julian.

Lo que me dice Descartes sobre el interior del baúl no cuadra PARA NADA con lo que sugería Sigma. ¿Quizá iba fumada y quería las chuches?

— ¿De sabor raro? Hmmm... deja, lo vuelvo a intentar. Si se lo he visto hacer a Dariel millones de veces. —digo, repitiendo los movimientos de varita.

Click. Baúl abierto.

— Perdona por ultrajar tu intimidad, Okazaki —digo al aire, echando un vistazo al interior del baúl.

— ¿Empollones? —le pregunto, pensando en si hay algún tipo de trabajo para que todos estén estudiando. — Creo que no están estudiando. Imagino que si acabas de llegar no habrán querido decirte nada, todavía. Bienvenida a Hogwarts, querida, el lugar más seguro del mundo. —musito con cinismo y desprecio.

— Ah, sí. Como tú creas, en realidad. —le respondo a si escalarme el pelo, cambiando totalmente el tono.

De hecho esperaba que Stevie se negara, pero sorprendentemente acepta y yo me dejo hacer, sentada en la silla que ella misma ha traído, mientras hace su magia.

— Bueno... estaba enfadada y no pensaba en nada... —le respondo sinceramente, con la boca pequeña. Casi haciendo un mohín.

— Y... ¿dónde has estado todo este tiempo? —le pregunto, más por hablar de algo que por sincera curiosidad, aunque cotillear nunca está de más y ahora mismo, después de preguntarle, sí me interesa.

Stevie, después de valorar el desastre que se ha hecho April en el pelo, coge su varita e inicia el largo proceso de no sólo arreglarlo si no dejarlo estupendo de la muerte. Primero iguala algunas partes, luego lo escala todo y finalmente le hace un desfilado. Para cuando termina, nadie podría decir que ha habido un accidente de tráfico en la cabeza de April. Para terminar, le seca el pelo a lo Peluquería Supermodel y la peina, dejándola divina del todo.

Mientras, Cassia permanece afuera, en el rellano de la sección femenina, del último piso de la torre Slytherin, esperando y retrasando lo inevitable: hablar con April y sacar a la luz el elefante de la habitación. Entonces aparece Felicity y se queda mirando a la joven irlandesa.

-Hola compi, ¿qué haces aquí fuera?

Descartes salió del baúl cuando Ian dijo de abrirlo por sus propios medios. Total, sólo era un baúl mordedor, nada más. Ni siquiera tenía un sistema de seguridad mágico. Tampoco es que fuera a saberlo. Pero había visto a Dariel hacer cosas como aquellas. Definitivamente, no podía ser muy difícil. Y la suerte que siempre acompaña a Ian surtió efecto. Consiguió abrir el arcón y ver lo que hay dentro.

“Ropa. Libros. Un recipiente con una especie de bolitas blancas que parecen comestibles. Protectores de quidditch… Nada sospechoso de ser raro”.

Sea lo que sea lo que busca Sigma, no está ahí. ¿O son las bolitas blancas lo que quiere? Porque es lo único “raro” en aquel baúl.

Me giro hacia Levi cuando éste por fin parece aterrizar en nuestro planeta.

-No lo sabemos. Pero necesitamos algo del chino así que habrá que encontrarle, digo yo- me encojo de hombros. No digo que no tenga razón, pero teniendo en cuenta el estado mental alterado de Julian, lo último que necesitamos es ponerle “a pensar”. Ahora necesita una “búsqueda”, para gastar energías y no pensar.

-Tampoco pasará nada por dar una vuelta por las mazmorras, no es como si fuéramos a declarar una guerra ni nada parecido- añado, con un tono de indiferencia, intentando quitarle hierro al asunto.

-Anda, vamos, no seas vago.

Confieso que lo he pasado muy mal resistiendo la tentación, porque lo primero que he oído decir a Steve al entrar es que "menuda tiene liada". Lo más probable es que April la haya tomado con mis cosas, me haya rajado la ropa y la almohada... Lo típico. Pero la conversación de después no encaja.

Después de asumir mi posición de bella estatua vigilante, con los brazos y tobillos cruzados mientras me apoyo impaciente en la pared, aparece Felicity. Maaaal momento.
— April está dentro y está hecha una fiera —le respondo con las cejas alzadas. Felicity siempre está al tanto de todo, así que seguro que entiende por qué no estoy dentro. — Steve está intentando domarla. Creo.

- De acuerdo, no se pierde nada por mirar.- Asiente, porque no le queda otra salida, pero mantiene la varita bien sujeta dentro de de su bolsillo, para utilizarla por si hacía falta. Metho era una información fiable, pero algo imprecisa para su gusto.

Se me rompió Nissa. Falla todas las tiradas T_T