Partida Rol por web

El veterano te responde enseñando una cajita rectangular envuelta para regalo que traía en una mano. –El sábado es el cumpleaños de mi hija, y he venido a comprarle algo que le pueda gustar. –Guarda el obsequio en el bolsillo del pantalón al mismo tiempo que de allí saca una llave prendida a un llaverito con forma de la bandera de Manterra.
–En mis días habré fabricado alguna cosa a petición, pero no es lo mío, los verdaderamente buenos hay que dejárselos a los maestros. –Ríe otra vez, le da un saludo a la señora de recepción y se dirije a la salida. –Vuelvo ahora para casa, vamos que te llevo! Y si no tienes con qué te presto a Julieta para ir al taller, así no te duermes, eh? –Se mata a carcajadas mientras juguetea con el llavero en la mano.

Al escuchar hablar a Nerine con Cross tuerzo el gesto de manera inconsciente y me enfrasco en mi lectura. Había muchos hechizos y muchos hacían cosas muy interesantes, mas que simplemente quemar.

No había pasado mucho tiempo hasta que escuche la voz de Nerine a mi espalda y doy un pequeño brinco de sorpresa en la silla. Me giro hacia ella.- Ah, hola Nerine, no te había escuchado acercarte.- Comento mientras empiezo a recoger los libros que tenia en la mesa. Me quedo pensando un momento sobre la pregunta que ha hecho.- Llevaría estos que son los que empecé a estudiar y el que cogí ayer, .- Dicho eso me quedo pensativa. – Ahora que lo pienso… ¿cuales son las actividades del club?.- Pregunto mientras me levando de la silla y la coloco cuidadosamente.

- Bueno. Todavía soy joven no? Espero mejorar más con el tiempo y en cuestión de armas me consideran bastante próximo a ser considerado un maestro.- Sonrío a Bishop después de comentarme que en sus tiempos también había hecho algún que otro instrumento a petición. De verdad? Podría llevarme? Se lo agradecería muchísimo!!- Exclamo.- Julieta? Qué es Julieta?.- Aunque tengo la intuición de que se trata de una pequeña moto o algo por el estilo. Mejor asegurarse.

–Lo siento, no quería molestarte. –Se aleja unos pasos hacia atrás luego de dejar el pastelito sobre la mesa, con una servilleta de papel para evitar ensuciarla. –Estabas muy concentrada estudiando magia? –Pregunta tras haberse asomado un poco para ver lo que leías. –Ah, perdón, no.. no quería espiar, es que me dio curiosidad. Si quieres te puedo ayudar con eso.

La joven iba sacando principalmente novelas clásicas de las estanterías y los ponía en una caja de cartón que sacó de un rincón. –No hay problema con que lleves libros de magia, pero no es que nos dediquemos a aprender hechizos allí, lo que hacemos es más bien comparar autores y compartir nuestras opiniones.
–Cada uno se lleva a su casa el ejemplar que elija y si lo desea puede escribir una reseña, que si sale bien se sube a la base de datos de nuestra biblioteca. –Con bastante esfuerzo alza la caja y la lleva sosteniéndola con ambos brazos delante suyo. –Si quieres puedes solamente limitarte a sentarte a leer, pero lo divertido es comentar lo que lees con amigos, no te parece?

Sita había sacado un recetario de bolsillo para cocinar platos sencillos, de no más de cien páginas. Cuando las ve pasar para la salida las sigue casi automáticamente.

–Ella es Sita, se ha unido al igual que tú. Espero que pasen un rato lindo. –Su expresión se torna un poco triste mientras lo dice. –Creo que seremos las únicas hoy...

Cuando llegan a la puerta del salón Nerine deja la caja en el suelo para sacar del bolsillo de su falda unas llaves y abre. Sita enseguida recoge la caja, y no parece tener problemas para levantar con tranquilidad una caja de unos veinte kilos de libros.

El salón es como cualquier otro, solo que se han reemplazado los pupitres por sillones y librerías, con una estufa eléctrica en una esquina y una mesita de té en el centro. Hay algunos percheros también, para colgar abrigos. Como aparentemente es el primer día de actividades del club en este año lectivo, las estanterías están todas vacías.
Cuando Nerine entra se pone a abrir las cortinas. –Es lindo que entre un poco el sol, aprovechemos mientras todavía no oscurece.
Y Sita pasa y se queda de pie en el centro de la habitación, con la caja todavía en brazos. –Ah, eh, puedes dejarla en la mesita, no te preocupes. –Le dice Nerine, que empieza luego a vaciarla de a uno por uno.

–Ella es Julieta. –Cuando salen, el viejo va andando hasta una vespa gris que hay estacionada a los pies de la escalera.
Bishop monta en ella y arranca, esperando a que te subas. Cuando lo haces te planta un casco en la cabeza. –Todo tuyo. Asegúrate de abrocharlo bien, que si no es como si no tuvieras nada.

Sorprende un poco la velocidad que alcanza una vez en la carretera, llegando a unos cien kilómetros por hora. Es probable que tenga un motor modificado o algo. –Más vale que te agarres, que la caída es dura! –Te grita desde delante tuyo, pero no ríe tanto para evitar que le entre mucho aire frío por la boca.

Tras una hora de viaje en el que pasas un poco de frío van llegando a Dresden, y Bishop derrapa en la esquina del apartamento y se baja. –Vas a ir ahora mismo? Les avisaré entonces. –Te dice mientras se baja de la moto, dejándote a ti solo montado en ella, y saca del bolsillo su celular, un modelo antiguo de esos que ni siquiera tienen pantalla táctil.
El sol ya ha bajado bastante.

Muchas gracias por el viaje y por Julieta señor Bishop.- Contesto al llegar a nuestro destino. La verdad es que tengo utilizado alguna de estas en su tiempo, pero no creo atreverme a darle tanta velocidad como ha hecho él en el viaje para aquí.- Si, tenía pensado intentar arreglar las cosas hoy directamente, a ver qué puedo montar y arreglar un poco el taller.- Le sonrío. Cuanto antes lo tenga terminado antes podré empezar a empezar a hacer trabajos y cobrar algunas cosas.- Tengo que hacerme con una de estas si el negocio me sale bien.- Me río mientras me monto en esta.- Si los avisa le estaría agradecido. Así por lo menos no seré una sorpresa.- Y, acto seguido, salgo con la mono a una velocidad estable en la que pueda controlar la moto sin problemas.

Aunque procuras no excederte con la velocidad para mantener el control, el taller no queda muy lejos y llegas en un pispás. Solamente te estorba un poco la llovizna que empieza a caer cuando vas por mitad de camino, pues mientras venía llegando a Dresden el cielo se estaba tornando medio gris. Tampoco es buena idea conducir tan despacio porque de esa forma estarías forzando el motor y eso hace que rinda menos, por lo que buscas el punto medio entre tortuga y tortuga que va sobre una patineta impulsándose con sus patas.

En intersección de Lebanon, la calle por donde vienes, y Trípoli, hay una iglesia, y junto a ella un pequeño almacén de provisiones y más allá una tienda de electrodomésticos. Un poco antes de finalizar la cuadra está el taller, y cuando estacionas la moto la lluvia se ha reducido a algo que ya ni se siente, pero que te humedece un poco la ropa.

Desde fuera parece una residencia normal, paredes de ladrillo y una puerta reforzada con el número 190. Te empieza a parecer menos normal cuando ves en el callejón entre ese edificio y el siguiente algunos trastos de hojalata cuyas formas y tamaños varían demasiado como para ponerme a describirlos uno por uno. Junto a la puerta hay una ventana con las cortinas cerradas, a través de las cuales se nota una luz intermitente.

 Cuando vas a llamar a la puerta te das cuenta de que está abierta, así que entras, pues supuestamente han avisado de tu llegada. Te encuentras con una antesala con un par de sillas, un revistero, dos plantas que desearían estar en un lugar menos triste que ese para poder enseñar mejor sus flores coloridas y en el centro una mesita de té. Hay otra puerta abierta desde la que se oye una música tranquila y ves por ahí que es donde empieza el verdadero taller, o algo parecido, más o menos. Taller es, pero no uno donde puedas fabricar armas, pues parece más un laboratorio que un taller.

Hay allí una mujer con un mameluco de color azul oscuro que en ese momento se da vuelta y se te acerca para saludarte. –Eres Yuri tú? –Su voz suena poco femenina, pero no es grosera ni descortés. –El viejo me avisó que venías, dice que te va a prestar el taller suyo. –Te mira fijamente con sus ojos turquesa, llevándose detrás de la oreja parte del flequillo, su pelo oscuro con tonos azulados está sujeto en una coleta. –Mi nombre es Pawn, un gusto. –Te tiende la mano.

Niego con la cabeza.- No, no me hace falta ayuda, son hechizos simples, además, aunque no sea de la misma escuela siempre tengo una maestra conmigo.- Digo mientras miro como remiel se abalanza a por el pastelito y empieza a engullirlo.

Asiento ante las explicaciones de Nerine acerca de las actividades del club.- Entonces llevare el que cogi ayer y dejare que me recomiendes algún libro, ya estoy prácticamente por el desenlace.- Y no era mentira, había aprovechado todos los momentos que había tenido para leer el libro y me quedaban solo dos o tres capítulos.

Me levante de la silla y seguí a Nerine en silencio hasta que comenta que seremos las únicas.- ¿Quienes mas están en el club? ¿Alguno de tus amigos de por la mañana?-Pregunto curiosa mientras dejo escapar una sonrisa ante el comentario de tener luz antes de que oscureciese.- Bueno, estoy acostumbrada a leer a oscuras con una bombilla flotante.- Digo refiriéndome a Remiel la cual me mira  sacándome la lengua .- Pero si es cierto que con sol es mas agradable.

–Y te ha gustado? –Pregunta Nerine feliz, parece hacerle bastante ilusión hablar con alguien de sus lecturas.

–Te refieres a Lyon y Eli? No, ellos no están apuntados, pero se pasan de vez en cuando. El resto... bueno, se han graduado el año pasado... Luego está señor Cross, pero el año pasado solo se apareció unas pocas veces. No sé por qué, pero cada año se apunta a todos los clubes, luego apenas va a algunos. –Notas que se queda con la mirada perdida en las estanterías vacías que Sita está llenando, con un aire de melancolía.

–Eh? ..ah, sí, pero no es sano para la vista leer de esa forma, tienes que estar en una zona bien iluminada. –Mira un poco triste por la ventana, el sol ya está empezando a bajar y se están arremolinando algunas nubes en el cielo.

Los minutos pasan a velocidad de crucero mientras te concentras en los hechizos del libro. No te distrae ni Nerine cuando enciende la luz tras haberse nublado al cabo de media hora de estar ahí, ni Remiel comiendo una tostada encima tuyo, haciendo que te caigan sin querer algunas migajas encima.

Ya cuando estás a punto de acabar el repaso de la teoría de los hechizos llaman a la puerta. –Buenas. –Es el tipo desprolijo que estaba en la biblioteca. –Nerine, podrías venir un segundo? Necesito tu ayuda.

–Claro, cuál es el problema?

El hombre asoma la cabeza, husmeando quiénes hay adentro. –Lo de siempre... la pequeña Lyla sigue enfurruñada conmigo y se niega a cooperar, así quee... –Se lleva la mano al cuello, rascándose la nuca. –Es poco práctico que la única de los tres que haya nacido con el don de la magia sea la señorita voluble.

–Vale, entiendo. –Ríe Nerine, que parece algo animada con la llegada de este sujeto.

Ya habiendo finalizado ambos tomos levantas la vista, es un hombre alto, cerca de metro noventa, con el cabello despeinado de un extraño tono lila y una barba de varios días. Lleva una camisa gris arremangada hasta los codos y unos jeans un poco gastados. Te saluda con la mano cuando se da cuenta de que lo estás mirando.

Nerine te deja las llaves del salón en el posabrazos del sofá. –Ten, asegúrate de dejar bien cerrado en caso de que no regrese pronto, vale? Aunque espero volver enseguida, solo será un momento.

Ambos abandonan la sala y te quedas sola con Remiel y Sita.

–Y bien? Empezamos a practicar? Por qué no pruebas convirtiendo aquella silla en una estatua de tus primos besándose?

Sita lee en silencio su libro de cocina, completamente inmóvil y concentrada en lo suyo.

---¡¡¡Eh!!!Sí interrumpir el sueño de los demas significa dejar que se muera y dejar que se vaya con su fantasma gemelo ¡pues si!- digo con cierto tono malhumorado, ya estaba bien de tonterias, señalo al fantasma- Sí no hubiese tenido ningun respeto no habria entrado en silencio ni hubiese estosido, sino lo habria sacudido hasta despertarle.

–Hm, tienes un poco de razón, sí. –Wong se acaricia la barba. El fantasma imita sus movimientos a la perfección. –Y puedes ver a mi hermano? –Alza una ceja, lo suficiente como para permitir visualizar su ojo oculto debajo de ella.

–No solo eso, también dedujo que somos gemelos, es un chico inteligente. –El fantasma se cruza de brazos y asiente varias veces.

–Y bien, muchacho? A qué has venido? –A medida que se acerca a ti va recordando que no es la primera vez que te ve. –Ah, tú eras aquél de ayer... –Le tiembla un poco la ceja mientras cranea tratando de recordar también de qué habían hablado, hasta que finalmente alza la cabeza para verte a los ojos. –El discípulo del kami lobo, no? Has hecho lo que te pedí?
–Tengo cosas muy interesantes para decirte, chico, pero solo si demuestras haber sido responsable. –Sientes la mirada penetrante del viejo mientras te habla, así como también la del fantasma, que flota acercándose a ustedes.

Me despido de Nerine con la mano mientras hago un asentimiento de cabeza para indicar que todo estaba conforme. Ahogo una risilla tras el comentario de Remiel mientras me tapo la boca con la mano sin razón ya que parece que Sita no parece estar prestándonos atención. - No, no llegue a ese hechizo pero lo que si puedo es...- Sin decir nada me siento en una de las sillas y pongo las dos manos con las palmas hacia abajo  como si hiciera una pequeña cúpula. Finalmente empecé a murmurar unas palabras y aparte las manos. Si, había salido. En la mesa había un pequeño pastelillo como el que había traído Nerine antes.

Remiel que estaba dando vueltas mirando que hacia no tardo mucho en abalanzarse a por el.- ¿Has aprendido magia para hacerme pasteles? Eso si es una amiga.- Dice mientras engulle el pastel.- Había leído en una de las hojas del libro que no se recomendaba hacer aquello ya que los nutrientes ingeridos de tipo mágico al detener el conjuro desaparecían, pero como remiel técnicamente no tenia que alimentarse de comida aquello seria simplemente para saciar su gula.

Después de eso continúe haciendo pruebas que Remiel seguía engullendo una tras otra.*

Pasa un rato largo, Sita continúa leyendo y ves por la ventana como el sol se va poniendo, pero más te das cuenta por lo oscuro que se pone afuera, pues está tan nublado que el sol es tan solo un borrón brillante que ni se ve.
Al poco tiempo se empieza a sentir una llovizna que golpea en la ventana.

Oyes la puerta abrirse y es Nerine. –Lo siento, las dejé solas el primer día.

Remiel tiene los mofletes infladísimos con torta, y cuando deshaces el hechizo se le regresan a la normalidad. –Ey...

Nerine atraviesa la sala para ir a cerrar las cortinas. Cuando pasa notas que tiene el cabello un poco mojado. –Qué pena, encima se pone a llover. Espero que pare antes de que se tengan que ir. Viven muy lejos?

Antes de que las cortinas se cierren puedes ver qeu fuera ya está oscuro, habrás pasado una buena cantidad de horas estudiando magia.

Sita cierra el libro y se pone de pie de un saltito. –Tengo que regresar a casa ahora. Cuánto tiempo más duran las actividades del club?

–Ee.. Normalmente nos quedamos hasta que oscurece, pero puedes irte antes si necesitas llegar temprano a casa.

Sita asiente y deja el libro sobre la mesita, para luego marcharse a la puerta.

Remiel se gira súbitamente cuando escucha la palabra llover mi puedo ver como en sus ojillos se refleja algo de pánico. Realmente el agua no era de las cosas que mas le gustaban.

¿Llueve muy fuerte?.- Pregunto con voz queda mientras me levanto de la silla para acercarme a la ventana. En ese mismo momento Sita decide marcharse.- Nos vemos mañana Sita...- Digo mientras muevo la mano levemente.

Es una lastima, pensaba volver con ella a casa, vive en el mismo bloque de edificios.- Le respondo a Nerine. Finalmente sacudo un poco la cabeza quitándome las ideas y termino mirando por la ventana para ver como esta lloviendo levemente. Esperemos que no empiece a llover mas fuerte.- ¿Era algo grave?.- Pregunto con relación al motivo por el que Nerine se había marchado.- Ese chico parecía preocupado.

La verdad es que aquella sala, las pocas personas que había, ver la lluvia caer por la ventana y el tiempo medio nublado me resultaban realmente tranquilizadoras. Podría quedarme mirando la lluvia durante un buen rato.

–No, no te preocupes. –Nerine se vuelve para responderte, su sonrisa neutraliza la depresión que pueda causar el cielo gris y la lluvia. –No ha sido nada grave. A veces ocurren accidentes y es más sencillo solucionar el problema usando magia, el problema es que no podemos hacerlo muy a la ligera si se trata de algo fuera de la mansión.
–Por suerte pudimos traer a la persona aquí, donde la atendimos, y como la profesora Diotrephes está ocupada tuve que ir yo.

La joven suspira y se pone a ordenar los libros que quedaron sobre la mesita. –Si tan solo la gente comprendiera lo hermosa que puede ser la magia a veces... Es una pena que tengamos que escondernos para ayudarles. –Mientras habla coloca su mano con la palma abierta en dirección a la mesa, y sobre ella aparece un precioso conejito blanco, que parece un poco despistado, pero enseguida mira hacia ti moviendo su nariz y salta sobre el libro que tienes en las manos, cuando lo vas a tocar desaparece en una explosión delicada de partículas luminosas.

Nerine suelta otra risita cuando ve a Remiel mirando por la ventana. –Le tiene miedo a la lluvia? Tranquila, apenas son unas gotas, no le harán daño. –Muestra su pelo y sus hombros. –Mira, salí sin paraguas y apenas me he mojado un poco.

Al cabo de unos minutos la lluvia ya ni se nota, solo queda la humedad en el ambiente. Nerine acabó de ordenar los libros y ahora está preparando un té con el agua caliente que sacó de un termo.
–Quieres? –Y saca unas hojas de su bolso.

–Em... hoy... perdón por no haber hecho nada en el primer día. –Las tazas están en uno de los muebles de allí, les tuvo que quitar un poco el polvo antes de usarlas. –Yo... Bueno, supongo que ahora soy la presidenta del club, y casi ni estuve...
Mueve suavemente la cabeza de lado a lado, como negándose lo que acaba de decir. –No, todavía tenemos un ratito.
–Me pediste que te recomendara algo antes de irme, pero no sé cuáles son tus gustos. Dime, qué te ha parecido la historia que te llevaste? Si ya lo estás por acabar entonces debes de haber llegado ya a esa parte~ –Sus ojos se iluminan.

Voy a tener que controlar estas cosas más adelante, podría venirme bien para moverme por la ciudad y si tengo encargos, entregarlos a domicilio, con un plus... claro. Al llegar a lo que se supone que es un taller veo lo que parece más un laboratorio. ¿Cómo se supone que voy a trabajar yo con estas cosas? O estoy en el sitio equivocado o voy a necesitar comprar algunas cosas para trabajar en serio... o puede que esto sea incluso mejor de lo que conozco no sé.

También me encuentro con la que parece ser la hija del señor Bishop, que se presenta como Pawn y está vestida con un mono.- Un placer Pawn. Sí, soy Yuri y he hablado con tu padre, ya que dijo que podría utilizarlo para hacer mis artesanías.- Le sonrío mientras le estrecho la mano con firmeza, pero a la vez con suavidad.- Es este el "taller"?- Recalcando la palabra en si.- No estoy muy acostumbrado a esto. Es... diferente, a lo que estoy acostumbrado.- Me río por lo bajo, mientras observo detenidamente el lugar, para ver si conozco algunas cosas y cuáles no tengo la más remota idea de lo que son

Es claramente un laboratiorio en el que se realizan estudios científicos. Dados los instrumentos presentes puedes deducir que se trata de ensamblajes y cosas por el estilo, ves computadoras, aparatos de medición, brazos robóticos y prensas.

–No. –Tras estrechar tu mano pasa junto a ti atravesando el umbral de la puerta y yendo por un pasillo que conduce a una escalera de un sótano.

–Es este. –Enciende la luz y ahí abajo se ilumina, revelando un espacio amplio, con piso de hormigón y paredes de ladrillo en el que se respira el abundante olor a humedad. Lo único que renueva el aire en esa estancia es una rendija metálica en el techo y, por supuesto, la entrada, ahora que está la puerta abierta. Los focos que iluminan la habitación de unos cincuenta metros cuadrados están colocados en el techo de una forma en apariencia desordenada.

Los instrumentos de forja están allí, y se ve que Bishop estuvo limpiando, pues el polvo que hay en el suelo no los cubre. –Ayudé a limpiar e hicimos lo posible... –Notas que te observa de arriba a abajo, estudiando tus gestos y postura. –Cómo le convenciste de que te prestara esto así por las buenas? Aunque no estaba en uso desde hace tiempo, así que tampoco habría motivos como para no, pero...

–En fin, si necesitas algo estaré aquí. –Dice mientras se despereza estirando los brazos hacia arriba y vuelve a la otra sala.

Escucho la explicación de Nerine sobre el problema y no puedo ocultar como mis ojos brillan cuando menciona la magia. ¿La siguiente después de la profesora Diotrephes era ella?. Eso significaba que o tenia muchos conocimientos o había menos personas con este tipo de poder de los que imaginaba. Mis pensamientos se pierden al ver el conejito saltar sobre el libro que tengo en las manos al igual que el propio conejo cuando alargo la mano para acariciarlo.

Las siguientes frases no llego a contestarlas yo, mi compañera lo hace por mi.- ¿Yo? ¿Como iba a tener yo miedo a la lluvia?.- Dice con su vocecilla mientras mira de reojo la ventana.

- A los truenos.- Clarifico yo en ese momento haciendo que Remiel de un bote.- Le tiene miedo a las tormentas grandes con truenos.- Termino de hablar mientras oculto bajo mi mano una pequeña risa provocada por la mirada que me estaba dirigiendo Remiel. Me resultaba agradable estar en aquel sitio hablando con Nerine.

Al escuchar la propuesta del te hago un asentimiento con la cabeza.- Eso seria un detalle.- Digo mientras me siento en la silla de nuevo y aparto un poco los libros para dejar espacio para las tazas.- Si necesitas calentar mas el agua yo... Remiel me ha enseñado algún que otro hechizo para ello.- Digo mientras termino de recoger el sitio.

Finalmente nos sentamos ambas y cojo la taza de te con ambas manos.- Fantasía, aventuras, amor...- Me sonrojo levemente al decir este ultimo pero intento seguir hablando.- También he leído alguna vez de ciencia ficción o misterio.- Respondo a la pregunta sobre los gustos de lectura antes de responderle al libro que estaba leyendo.- Probablemente, ¿Hablas de ese momento en el que...- El resto del tiempo pasa tranquilo mientras conversamos tranquilas sobre algún que otro libro y tanto ella como yo hacemos recomendaciones de algunos de los favoritos.

Cuando miras por la ventana ves que ya se ha puesto oscuro del todo, y la lluvia ya ha parado hace rato, han pasado todo el rato charlando alegremente y el tiempo se ha ido volando.

–Puedes llevártelos a casa si quieres. –Se habían apilado sobre la mesita un par de libros que Nerine te ha recomendado y otros que tú a ella. –No creo que sea necesario decirte que los cuides mucho. –Dice riendo. Su manera de sonreír hace pensar que su trato agradable no solo se da mientras conversan sobre gustos, sino que también en cualquier otra clase de diálogo. Respeta mucho las opiniones de los demás y nunca te interrumpe mientras hablas, siempre esperando a que termines.

Continúan charlando por los pasillos vacíos de la mansión, se ha hecho tan tarde que ya casi no queda nadie. Una vez en el vestíbulo tienen que tomar caminos separados. –Vivo aquí, así que ahora iré al dormitorio. Puedes ir a visitarlo si quieres durante las horas del día, queda saliendo por una de las puertas traseras y atravesando el patio, a la derecha.
–Que tengas buen viaje de regreso a casa. –Inclina el cuerpo hacia adelante, despidiéndose. –Y tu también. –Se despide también de Remiel.

El sendero hasta la parada del bus está muy bien iluminado, pero aparte de la luz artificial, solamente puede contarse la de la luna en el cielo, que ya se estaba despejando y puede verse un poco más claramente. Quedan algunos charcos en el suelo y el aire está un poco húmero, pero nada más.
La parada está desierta, y el asiento bastante mojado como para intentar sentarse, pero el ómnibus no tarda en llegar, bastante vacío también. Cuando te sientas y ves el reloj del celular te enteras de que ya son más de las siete.

Al cabo de media hora de viaje a través del campo ya vas viendo cada vez más edificios y entonces es cuando llegas a Dresden. Te bajas en la parada que está en la plaza, en frente al edificio donde vives con tus primos.
Aunque ya esté oscuro, entre las luces de la calle, la que sale de la tienda de provisiones que está en frente y los focos que iluminan la plaza hace que parezca un sitio seguro por el que transitar a estas horas. La tienda abre las veinticuatro horas, y a través del vidrio ves al dependiente allí dentro tras la caja registradora, aburrido leyendo una revista.

Las luces se ven encendidas a través de algunas de las ventanas del edificio de apartamentos, pero no las del vuestro.

Junto al edificio ves un bar, bajo un letrero luminoso un poco gastado que dice "Licores Nocturnos Mélima", y pasa por tu mente la anciana que los vino a visitar en la mañana, que les regaló una botella de sake de ciruela a modo de bienvenida.

Esto ya es otra cosa!!- Exclamo relajado cuando veo el verdadero taller. Tenazas, pinzas, cinceles, martillo, yunque, soplador, piedra de afilado... Parece que hay las herramientas necesarias para hacer casi cualquier cosa con metal. También hay herramientas para trabajar con madera y arcilla. Podré pasármelo bien, aunque voy a necesitar comprar materiales para empezar a trabajar... Será mejor invertir ahora o esperar a tener algún cliente?... Lo mejor es tener algo de mercancía antes de nada y además, necesitaré hacer publicidad antes de nada y darme a conocer. La artesanía es algo fácil de hacer con el tiempo necesario, incluso aunque no sea mi especialidad, pero tengo las habilidades necesarias para hacer alfombras, jarrones y cualquier escultura siempre y cuando tenga un modelo sobre el que trabajar

La verdad, no me ha costado mucho. He hablado con el director de la academia y él me ha mandado a tu padre.- Hago una pequeña pausa, mirando un poco más a mi alrededor... Necesitaré algo de ventilación para no contaminarme yo solo cuando tenga que trabajar con metal fundido.- Y este no ha dado ningún problema en dejarme el taller. Ni siquiera me ha puesto condiciones, la verdad.- Le sonrío.- Puedo preguntar dónde se puede comprar material para trabajar? Creo que tendré que hacer una pequeña inversión para empezar y no es que vaya muy sobrado de dinero.- Termino, riéndome suavemente.