Partida Rol por web

Parece que realmente aprecian las cosas que se hacen de forma artesanal. En esta época con tanta tecnología y demás la verdad es que suele ser bastante complicado dar salida a estos objetos. Tendré que hablar con ese tal Rick a ver qué es lo que me puede contar al respecto. Pero en estos momentos parece que está ocurriendo algo preocupante, al menos para ellos. Puede que ese Cross tenga una enfermedad en la que recaiga habitualmente o algo así... Estos temas son más importantes que los míos, que pueden esperar

- Ese tal Cross tiene algún problema?- Comento metiéndome en la conversación sin previo aviso.- Soy bastante rápido. Si queréis puedo echar un vistazo buscando también a Nerine. La conozco de... bueno, digamos que me salvó la vida un par de veces.- Comiento a reirme como un tonto, como si relamente no fuese nada de real importancia.- Lo mío puede esperar

Remiel había dejado de escuchar hacia tiempo las palabras del muchacho y veía como engullía el restante del bocadillo. Cuando este termino de comerlo y hizo la pregunta sobre la criatura Remiel lo miro con cara enfadada.

-¿Eh? ¿Criatura? ¿De que demonios hablas? ¡No puedo responder a la gente que no ha pagado el peaje!.-Dice totalmente indignada colocando los brazos en jarras. -Ahí te quedas tu y tus investigaciones, no es mi problema si no sabes hacer tu trabajo.- Dice mientras revoloteando lo esquiva y continua por el pasillo dirección a la cafetería. Aquella escena le había dado hambre, algo habría por allí que pudiera comer.

—Es exactamente eso. —Responde ella tajantemente, ignorando el comentario sobre los alumnos confundidos.

—Tú tranquila, en tu caso seguramente lo primero que te toque sea un combate normal y corriente. —Agrega el tipo del sofá. La profesora le dedica una mirada severa. Y cómo sabe este tipo que eres buena luchadora? Por las pintas tal vez? —Intenta conocer gente, así tendrás más chance de saber de quién se trata cuando te llegue el nombre de tu rival, y mientras seas buena en lo que eres buena, no deberías tener problemas. —Habla arrastrando las palabras y sin vocalizar bien, pero se le entiende.

—Se supone, —Interrumpe Lyla, mirando de reojo al otro —que los alumnos deben razonar por su propia cuenta, si les das todo en bandeja cómo se supone que desarrollarán su aprendizaje?

—Solo dije cosas obvias. —A lo que él le sonríe, sin sentirse intimidado en lo más mínimo.

—Respeta las reglas, Corax, los profesores no deben ayudar a los alumnos con los desafíos, deben valerse de sí mismos y de sus compañeros.

—No soy profesor. Y a ti si las reglas te dicen que te saques un ojo estoy seguro de que lo harías.
—Qué pasaría si a alguno se le va la mano en un duelo? Los profesores no intervienen para que el honor del alumno no se parta? Imagina que le parten en dos el cuerpo, ahí el honor le importará poco.

La conversación se empieza a acalorar y a tornarse de a poco cada vez más agresiva, sobre todo por parte de Lyla, mientras que Corax se mantiene relajado, al menos en apariencia. Cuando ya se ponen a discutir otra vez decides abandonar la sala para recorrer un poco la mansión.

Por los pasillos hay varios paneles con anuncios, sobre clubes, horarios, actividades, resultados de diferentes pruebas, información en general. Sobre una mesa junto a uno de estos, hay varios folletos informativos con detalles de la mansión, fotografías y del lado de atrás un plano con indicaciones sobre donde quedan los salones, los clubes, y otros lugares de interés.
Entre otras cosas que no llaman mucho la atención, como los nombres de los docentes, o el estilo de enseñanza y todos esos asuntos educativos, encuentras la parte importante, una carilla entera dedicada a la información de los desafíos.
Parece que son duelos de uno contra uno, y que el desempeño de los alumnos en ellos es de vital importancia ya que se tiene más en cuenta incluso que las notas de los exámenes, si bien estas no son dejadas totalmente de lado. Ocurren cada dos sábados a partir de la segunda semana de clase, y se les informa el nombre del rival a cada alumno el domingo anterior por la noche, dando de este modo cinco días para prepararse.
La naturaleza de los duelos es muy variada, ves fotografías de chicos batiéndose con espadas, jugando ajedrez, hasta preparando postres.

Mientras ibas leyendo prestabas poca atención al entorno, pero notas cuando llegas al salón 1-C, donde tendrás las clases. Al asomarte por la puerta ves a dos personas que reconoces, Hanako sentada en su lugar leyendo y a Sita unos pupitres más a la izquierda. Todavía no hay nadie más.

—Hm? —Se sorprenden un poco cuando los alcanzas corriendo y vas a la par de ellos, como que no se esperaban que los ayudaras. —Esto... —Y se miran entre ellos, desaceleran hasta que dejan de correr para seguir caminando. —No es nada grave, no te preocupes. —Lyon niega despacio con la cabeza como para restarle importancia al asunto.

—Claro, si la encuentras sería de gran ayuda. —Te dice, para luego hablarle a Lyon. —No estaba ni en la enfermería ni en la biblioteca.

—En la sala de los insectos?

—No... vengo de ahí, ahí está Cross. Debe estar en la sala del club de literatura! Qué tonta! Debí haberme fijado cuando pasé por ahí. —Se lleva la mano a la frente. Sin esperar a nadie se va corriendo hasta aquel lugar.

Lyon corre para alcanzarla, pero ya empieza a jadear. —Y trancaste la puerta de la sala de los insectos entonces? —No puede seguirle el paso, y se detiene a recuperar el aliento. Lo notas ya un poco pálido.

—Sí. —Asiente mirando por encima del hombro mientras sigue su camino.

—Haa... haa... —Lyon apoya las manos en las rodillas y jadea. Te dirige la mirada y suelta una risa floja. —Jeh... ejeje... —Y se desploma en el suelo inconsciente con los ojos en blanco.

Al igual que Remiel esquiva a Sveinn y se pone a flotar por el pasillo, él continúa caminando en la dirección opuesta, dedicándole unas últimas palabras mientras le da un sorbo a su cartón de jugo. —La comida cuesta dinero. Y nada de quitársela a los demás. —Era tan obvio que iba a la cafetería? —Si lo haces, lo sabremos.

Mientras Remiel se va alejando oyes la voz de Wilfried detrás de ella, hablándole a Sveinn.

—Aquí estás! Por qué no estabas en tu salón? Hace media hora que te busco! —Se le nota nervioso.
—Ah, buen día, vice-comemie*da. —Le responde Sveinn, con la misma calma con la que le hablaba a Remiel.
—Y ahora qué sales con esa manera de llamarme, imbécil?! Además ya nos vimos! —Le grita el otro, pero trata de calmarse y decide ir directo al grano. —Nos llaman del cuartel, es un asunto importante. Busca a Montserrat y tráelo, nos vemos allá.
—Sabes que están los móviles, vice-cadávermaloliente.
—Ya! Timotheus nos ha prohibido usarlos, ya nos enteraremos de por qué. Ni se te ocurra encenderlo, me oyes? —Le gruñe Wil.
Ya está demasiado alejada como para seguir oyendo la conversación, pero al parecer siguen discutiendo un rato largo.

Estando un poco distraída entre tus pensamientos, y lo que percibes desde la ubicación de Remiel, casi no te percatas de Keira, que asoma la cabeza desde la puerta del salón.

Me había mantenido en tensión mientras escuchaba la conversación directa entre Remiel y Sveinn, ¿Que se suponía que era para ella investigar sutilmente? Finalmente cuando Remiel empieza a alejarse empiezo a relajarme, al menos Remiel ahí habia estado rápida, habría sido peor que le hubiera amenazado.

Estaba empezando a tranquilizarme cuando a través de Remiel seguí escuchando la conversación que se daba en aquel pasillo. El chaval contra el que me tocaba duelo cada vez me caía peor. Estaba insultando a su propio compañero. De verdad me repulsaba aquel tipo de comportamiento.

Por que tenia tan mala suerte? Quería evitar cualquier relación con los del Tol Rauko y me tocaba con uno de ellos, y por si fuera poco con él. Ya me había caído mal desde el primer día, cuando se pensó que éramos sirvientes o algo parecido y le íbamos a traer la comida, pero lo que acababa de escuchar me dejaba anonadada.

Deje caer levemente la cabeza intentando centrarme algo mas en la lectura que tenia delante de mi. El libro estaba abierto encima de la mesa pero con lo que había ocurrido ya llevaba tres veces leído el mismo párrafo. Solté un ligero suspiro e iba a intentar centrarme en la lectura de nuevo cuando vi a Keira asomar la cabeza por la puerta.

_{Bueno, lo he intentado.}- Murmuro en voz baja mientras cierro el libro y me levanto para ir a saludarla.- Keira… ¿Al final te toco en esta clase?.- Pregunto mientras la recibo, aun éramos pocas personas en clase.

Poco a poco el tema de la pelea se iba perdiendo y se iba convirtiendo en una discusión más personal, así que decidí escapar de allí antes de que les diera por hacer algo estúpido y quedar atrapada en ese algo estúpido. Aun así sentía curiosidad por saber como habían descubierto mis capacidades marciales cuando no debería haber ninguna prueba al respecto.

Tras un rato deambulando y leyendo el folleto, me lo guardé en el bolsillo y me dirigí a clase. Allí solo estaban Hanako y la camarera del bar, acercándoseme la primera para saludar.

- Yep, eso parece. ¿Los asientos son fijos o puedo ponerme donde me apetezca? ¿Podrías ponerme al día de como van las clases?

La buscaré de paso que voy a hablar con ese tal Rick a la sala de profesores!.- Comento a mis compañeros mientras me despido de ellos. Parece que la situación no es para nada grave y tampoco andan pidiendo ayuda, por lo que no tengo que preocuparme del todo por ellos y puedo seguir con mis cosas. Pero de todas formas si me encuentro con Nerine no voy a eviatar comentarle lo ocurrido y decirle que vaya a junto sus compañeros si puede ser

Así pues, me dirijo a la sala de profesores en busca de Rick y de paso busco también por la ubicación de Nerine.

Son fijos.- Le respondo a Keira mientras miro al aula medio vacía.- Supongo que te sentaras donde se sentaba Ethien, allí.- Digo mientras señalo uno de los sitios casi al fondo de la clase.- Respecto a las clases... dame un momento.- Digo mientras me dirijo hacia mi sitio y empiezo a hurgar en el maletín. Al rato saco un cuaderno de hojas sueltas y tomo una.- Esto es el horario de las clases. Puedes tomarlo, tengo una copia en casa. Hoy tenemos... teoría mágica e historia, luego después del almuerzo Akeron.- Comento mientras señalo las clases en el papel.- Los lunes son algo... pesados.-Comento algo abatida, no tenia nada en contra de los estudios, pero esas clases eran de las mas densas a mi parecer

Dejas al fatigado Lyon y a su compañera buscando a Nerine por un lado, mientras que tú te diriges a la sala de profesores. Cuando llegas y te asomas a la puerta ves el salón grande con varios escritorios unidos entre sí en filas, cara uno lleno a más no poder de papeles y cosas que van sobre escritorios, y varios con ordenadores portátiles encendidos.

—Excuse me. —Hogan está caminando entre escritorios, yendo hacia el suyo, y una profesora choca con él debido a su enorme tamaño. Él se disculpa y se ofrece a recogerle los documentos que cayeron al suelo.
Entre los demás escritorios ves sentado a Dorian, que juega algo que parece Pacman en su computadora mientras bebe café, y otros más que preparan sus clases.

Otra cosa que observas, es que según el reloj que hay en la pared queda media hora para que tengas que ir a tu salón.

Y en un escritorio de más a la izquierda, junto a la ventana, ves a Nerine de pie conversando con la persona sentada allí, un tipo calvo, algo gordo, o ancho, más bien, de ojos claros y barba rubia.

—Aquí tienes. Repásalo bien, vale? —Le da a la joven unos papeles, y ella los toma y asiente.

—Muchas gracias, profesor Harrison. —Es una casualidad de masiado grande, pero bueno.
Nerine procede a meter los papeles en su bolso cuidadosamente. —Nos vemos en clase entonces.
—Oh, buenos días Yuri. —Al irse se topa contigo y te saluda encantadoramente como siempre. Se despide de Harrison inclinando la cabeza y camina hasta la puerta.

El salón iba llenándose poco a poco mientras Hanako compartía los horarios con Keira. Como delegada tenía todo el material a mano y le entrega un folletito con la tabla que explica qué clase hay a cada hora y cada día, y un repaso de lo qeu se hizo la semana pasada.

—Buenas.

Algunos se van sentando en sus lugares y sacan cuadernos para leer, mientras que otros simplemente conversan. Sita permanece inmóvil en su lugar, ignorando todo el entorno.

—Buen día.

Por ahora solo ha entrado un pequeño grupo, pero aún falta para que llegue Osvaldo con su tutoría, así que se relajan.

Sin embargo, hay un par de chicos fuera del otro lado de la puerta, pero que cuando quieren pasar son fuertemente empujados hacia atrás.

—Gah! ..Qué es esto? —La chica había caído de espaldas al suelo, y se levanta para acercarse con cuidado al umbral de la puerta, apoyando su mano en lo que parece ser una barrera invisible. —Un campo de fuerza? Vaaale, quién está de chistoso?

De pronto, justo cuando Keira va a hablarle de nuevo a Hanako, ve como desde su espalda se aproxima otro alumno, que extiende sus manos hasta el cuello de la hechicera para atraparla. Gracias a un pronto aviso, Hanako puede zafarse de ser estrangulada.

Un rápido vistazo al salón indica que los alumnos allí están todos con la mirada perdida, los ojos apagados, y musitando algo incomprensible.

Sita es la única que permanece quieta, aunque frunce ligeramente el ceño, haciendo notar que algo le preocupa.

Desde afuera pueden ver a la chica de cola de caballo golpeando la pared invisible que le impide el paso. —Ey! Qué pasa ahí?!

Es entonces cuando se manifiesta una figura sentada en el borde de la ventana que da al patio. Es un muchacho musculoso, vestido con pantalón rosa claro con tiradores, y una chaqueta abierta sin nada debajo, dejando ver unos sendos abdominales. Su tez es ligeramente morena, pero su cabello es blanco como la ceniza y sus ojos rojos.
—Hmhmhm. —Al ver que las miradas de ustedes se posan en él, de un salto se pone de pie, ingresando al salón, y riendo con la boca cerrada. —Mientras The Wall esté en este salón, nadie podrá salir o entrar. —Y mira directamente a Keira, señalándola con su dedo enguantado. Acto seguido los alumnos zombificados se abalanzan sobre la chica pelirroja. Qué demonios.

—Mi nombre es Floyd!

Sin dejar de sonreír de manera altiva se anuncia a Keira y se relame. —Finalmente te he encontrado. He logrado seguirte hasta aquí y te llevaré conmigo. —Con un movimiento de su dedo diversos útiles presentes en el salón, sobre todo los punzantes, empiezan a vibrar y elevarse lentamente. —Sin embargo, tú y ellas dos han logrado resistir a mi control mental, no debo subestimarlas.

Iba a darle las gracias a Hanako justo cuando empezó el prólogo de la locura: un campo de fuerza en la puerta. Justo en ese momento un frikazo entra por la ventana mientras todos salvo Hanako y la otra chica del bar se vuelven completamente locos. Y para mi desgracia, el frikazo venía a por mi.

Me giré hacia él, torciendo mi cabeza hacia la izquierda y sujetándola con la misma mano, con el pulgar sobre la barbilla, mientras que con el brazo derecho me abrazaba a mi misma. Encorvé la espalda hacia la izquierda, doblando la rodilla derecha dejando tan solo la punta del pie tocando el suelo.

- ¿Huh? ¿De verdad esperas poder llevarme contigo? Creo que me va a tocar bajarte los humos.

Rápidamente separé las manos de mi cuerpo para empezar a desviar los golpes que podrían empezar a lloverme, preparada para derribar de una patada a los dos que se interponían en mi camino, para bajar la pierna rápidamente al caer en que llevaba falda y no el mono.

Estaba distraída explicando los horarios a Keira cuando uno de los chicos que había entrado en clase me asalto por la espalda.- ¡AAH!.- No pude contener el grito debido a tan repentino ataque y agachándome me zafe de la inmovilización que había intentado contra mi. Cuando me gire y vi que era un compañero que nunca había hecho contra mi empecé a saber que algo andaba mal. La situación se confirmo cuando el chico llamado Floyd entro por la ventana poniendo una postura extraña y diciendo que se llevaría a Keira.

Mis pensamientos no tardaron mucho en llamar a Remiel por ayuda, pero sabia que estaba lejos, era poco probable que llegara para ayudar y… Parecía haber cerrado la clase para que no entrara nadie. Di un paso hacia atrás, yo no quería pelear aquello no tenia sentido.

Estaba intentando recordar alguna clase de hechizo que pudiera ayudarme sin herir a mis compañeros de clase, pero muy probablemente por los nervios no podía concentrarme en pensar algo bien, únicamente conseguía empezar a almacenar magia a mi alrededor.

Me despido con total tranquilidad de los chicos estos. La verdad, parece que es algo urgente por la forma en la que se mueven y la intensidad con la que buscan a Nerine, pero por otra parte tampoco parece muy preocupante cuando no aceptan la ayuda de otras personas que se presentan voluntarias. Mientras voy caminando por la academia en dirección a la sala de profesores no la encuentro por ningún lado, ni siquiera a nadie que sepa decirme donde se encuentra, pero una vez peto a la puerta y entro en la sala de profesores veo que ella se encuentra allí. Bueno... parece que al menos ahora tengo un mínimo de suerte.

Buenos días!!- Exclamo sonriente cuando entro a la sala de profesores, golpeando la puerta antes, como es pertinente.- Oh. Hola Nerine. Hay unos chicos que te están buscando a todo prisa... Algo de que le ha dado un soponcio a un tal Cross. Si puedes echarle un vistazo creo que te lo agradecerían.- Le sonrío amablemente, suponiendo que va a salir a toda prisa al parecer que es algo ya habitual entre ellos.- Y por otro lado... Estoy buscando a un tal Rick del club de subastas y me dijeron que estaría aquí... Me podrías indicar quien esa antes de irte?

Los compañeros de clase poco a poco iban cerrando el círculo alrededor de Keira, impidiéndole toda ruta de escape posible, y además, existe una misteriosa barrera en la puerta y las ventanas que impide el paso.

—Qué diantres pasa ahí dentro?! Iré a llamar a un profesor!

—Oh no, no lo harás. —Con la espalda arqueada hacia atrás levanta un brazo, con el codo apuntando hacia arriba y la palma de la mano sobre su hombro, el otro brazo señalando hacia la puerta.
Una silla se eleva un metro del suelo y sale disparada tan velozmente que rompe la barrera del sonido en la mitad del trayecto, y se desplaza a tal velocidad, que atraviesa la barrera invisible sin problemas.

La muchacha apenas tiene tiempo de reaccionar y la silla le da de lleno en el estómago, estrellándola contra la pared del pasillo. —Qué... ha sido eso...? —Se frota el sitio del impacto mientras empieza a ponerse de pie, apartando fragmentos y astillas. —No puede haber sido magia, no vi qué fue lo que movió la silla.

Este hombre ríe silenciosamente de nuevo y se fija en Keira una vez más. —De todos los sitios, jamás pensé que te encontraría en una escuela. Has decidido hacer una carrera? El uniforme te queda bien.

Y mientras habla, un par de compañeros de clase avanzan amenazadoramente hacia Hanako y Sita, mientras que los otros tres se tiran encima de Keira con el fin de atraparla.

Con rápidos movimientos, Keira desvía el primero que se le viene, pillándolo del brazo y doblándoselo de una forma poco saludable, a lo que el chico retrocede agarrándoselo y gritando de dolor. Acto seguido Keira se voltea dando una patada giratoria para tumbar a los otros dos, sin que tengan siquiera tiempo de hacer algo, y baja rápidamente la pierna.

—Vaya, siempre tan fría tú... no dudas ni por un segundo en atacar violentamente a tus propios compañeros de clase. —Se cruza de brazos, poniéndose de costado y mirándola de reojo. —Parece que esto se va a volver más complicado de lo que pensé.

A su vez el compañero que persistentemente intenta inmovilizar a Hanako vuelve a ponerle los brazos encima, mientras que otro lo hace con Sita, que se apoya en uno de los pupitres para saltar hacia arriba y escapar del agarre, cayendo junto a Hanako y poniéndose espalda con espalda.

—Te cubro. —Su vocecita sigue sonando calmada, pero la expresión de su cara se ha tornado ligeramente hostil hacia el enemigo. Del dorso de cada mano suya ahora sale una especie de cuchilla, y se coloca en postura de combate.

La sonrisa de Nerine se borra momentáneamente y se lleva las manos a la boca. —Que le ha dado un qué? A señor Cross? Pero... —Y da un respingo, buscando rápido algo dentro de su bolso.
—Ay no... —Saca de allí su teléfono celular y lo mira, parece que tiene varias llamadas y mensajes sin responder. —Ay no, lo siento... me distraje hablando con profesor Harrison.
—No, no te preocupes, no es nada grave. —Te dice, volviendo a sonreír, pero todavía con preocupación. —Pero tengo que ir rápido con él. Lo siento.
Se pone a hacer una llamada con su teléfono mientras se aleja caminando apresuradamente hacia el pasillo.

El profesor Harrison la mira irse, y luego a ti.

—Pues ese que buscas está aquí sentado, joven. Ricardo Harrison, aunque todos me llaman Rick.—Te saluda, haciendo un gesto con ambos brazos como diciendo, bueno, pues aquí estoy. —Qué necesitas?

Oh, así usted es Rick-sensei!- Exclamo con cierta sorpresa, no esperaba encontrármelo tan directamente y... no es que me tenga precisamente las pintas de un subastador.- Mi nombre es Ishikawa Yuri... perdón, la costumbre... Yuri Ishikawa. He visto la propaganda del club de subastas y aunque no es exactamente lo que busco creo que me podría venir bien y uno de los integrantes me ha dicho que hable con usted- Le sonrío. Quiero dejar claro de un principio que no estoy interesado precisamente en entrar en ese club, sino ofrecer mis servicios a este y ellos poder ayudarme con lo mío.- Puedo sentarme?.- Sigo sonriente y espero una respuesta antes de sentarme o continuar de pie y seguir hablando.- Verá... estoy montando un pequeño negocio de artesanías, me especializo en armas antiguas, puede que incluso actuales, pero también hago los trabajos que me pidan si dispongo del tiempo suficiente.- Saco el móvil y le enseño las fotos del set de cocina que había hecho, centrándome sobre todo en la cubertería y también le enseño el trabajo hecho con la katana, que me había quedado realmente bonita y además funcional.- El problema es que tenía pensado que mi hermano me ayudase con el tema de negocios... vender, poner precios y esas cosas, pero se ha tenido que volver a casa. Hay alguna forma de conseguir tasaciones de mis artículos? Donde venderlos incluso en subastas? Quien podría querer artículos concretos de cierta calidad??

- Ya les pediré disculpas luego, es solo que se interponían entre mi puño y tu cara de mono - dije mientras me acercaba hacia él haciendo crujir mis nudillos -. No te preocupes, no me dolerá.

Craso error por mi parte, pues cuando iba a lanzarle un gancho de derecha tropecé con una silla que no había visto, fallando estrepitosamente y quedando completamente expuesta.

Me había alejado como podía de aquel desarrollo, pero no parecía posible escapar de alguna forma de allí. Cuando escuche las palabras de Sita y su espalda contra la mía me tranquilice durante un momento.- Pero no podemos golpearles, son nuestros compañeros...- Dije en mitad del caos.

Simplemente no era concebible golpear a mis propios compañeros. Habrá alguna forma de liberarlos... ¿no? De momento me limitaría a defenderme hasta que se me ocurriera algo.

El golpe de Keira no llega con la potencia debida hasta su objetivo, que trastabillando entre sillas y mesas apenas consigue golpearlo sin irse al piso, sin embargo...

—Fuh, niña tonta. —El puño que iba con cierta certeza, no solo no consigue impactar en Floyd, sino que parece ser detenido por un muro invisible. El tiempo se congela durante unos instantes mientras Keira queda a su merced. —The Wall no solamente impide el paso a través de la puerta y las ventanas. —Lleva las manos detrás de su cabeza, con los codos hacia arriba, a la vez que sale una onda expansiva desde su torso y el brazo de Keira se dobla hacia atrás, empujándola hacia las mesas y sillas, cae sobre ellas rompiendo unas cuantas. —También rodea mi propio cuerpo. —Y señala a las chicas con su dedo índice. —Jamás podrán darme ninguno de sus golpes!

Sin dar tiempo a que pueda reaccionar, el conjunto de pupitres rotos que rodeaba a Keira se eleva en el aire, para después lloverle a toda velocidad, rasgando gran parte de su uniforme nuevo, y llenándola de moretones y arañazos.
—Cuidado con las astillas. —Floyd ríe. —Mira, te daré una última chance de que te entregues, a ellos realmente no les importa mucho si vuelves con vida o no.

Para apartar a Hanako y Sita los tres muchachos controlados se colocan entre ellas y Floyd con los brazos extendidos a modo de barrera.