Partida Rol por web

- ¿Huh? - dije sorprendida al ver que la moto en realidad era intangible -. Bah, que más da. Si no puedo romper la moto... - hice una breve pausa para mirarle a los ojos - te romperé a ti.

Mientras la moto empezaba a dar la vuelta ya estaba justo frente a Johnny antes de que terminara de sacar su cadena.

- ¡DORARARARA!

Con aquel grito de guerra inicié una serie de golpes contra Johnny, cada uno más fuerte que el anterior, pero todos y cada uno de ellos fuertes, rápidos y precisos. Necesitaria tener la suerte de su lado si quería salir ileso de un enfrentamiento conmigo.

—HYAAHAHAHAHA....e? —En ningún momento de su euforia notó que estabas ahora frente a él, y se le viene una que no está escrita.
—O...oye... q-qué vas a hacer? Cómo te acercaste tan rápido? —Ahora te mira extrañado, pero sus ojos reflejan el miedo desde detrás de sus lentes de sol. —E...espera! No! recién hoy terminé de recuperarme de las heridas de...! —una trompada en la boca lo silencia.

—Ahí te ves! Yo no tengo nada que ver con esto!
Michael se aleja corriendo mientras la metralla de golpes desmorruga a su amigo, cuyo rostro va quedando irreconocible debido a la hinchazón de los moretones.
Sin embargo, él no es intangible como la moto, y en su huida se lleva por delante la mesa en la que comía la chica de lentes, tirándola al suelo y volcando la sopa encima de ella. Se ensucia con comida la cara y el pecho, y el pelo le queda empapado en caldo y fideos.
Se queda quieta por unos momentos. Todo ha sido muy rápido. Su rostro se ensombrece y sus anteojos brillan, su cuerpo emana un aura perturbadora.

—HIIII! —Empieza a correr, pero en una fracción de segundo esa chica está delante de él, cerrándole el paso. —Perdona! Lo siento! No me fijé... toma! —Saca dinero de sus bolsillos y se lo deja, pero ella no lo recibe y los billetes caen al suelo.

La muchacha lo mira impasible, los billetes arrugados le golpean la cara y ni se inmuta. —El dinero no hará que mi pelo vuelva a estar suavecito ahora. —Su voz no es muy femenina, suena calmada, pero muy agresiva a la vez. —Tendrás que pagar de otra forma.

Michael ahora está más pálido que el talco.

—Piedad!! Nnh... —La chica le agarra la cara y lo lanza hacia arriba.

—ORRAA!! —Mientras estás apalizando a Johnny, ves de reojo cómo esta chica le da un gancho en el estómago a Michael mientras viene bajando, antes de que aterrice, y luego le arremete con una lluvia de puñetazos en un estilo similar al tuyo. —ORAORAORAORAORA!!! —Los golpes suenan como disparos, y lo que es más, notas que sus puños ni siquiera llegan a tocarlo mientras golpea a una velocidad pasmosa, sino que pasan a milímetros del muchacho, pero que sin lugar a dudas le están deshaciendo el rostro. —ORAORAORAORAORAORAORRRAAA!!! —Con un último golpe lo lanza contra unas mesas, y de allí no se mueve más.

Tú y ella acaban al mismo tiempo con sus objetivos, Johnny y Michael quedan tirados en el suelo, el primero lleno de moretones, el uniforme rasgado, los lentes rotos y su preciosa chaqueta de cuero arruinada; y el otro está apenas consciente, con la cara hinchada a golpes, varios dientes menos y sangrando por la nariz y boca.

—Tsk... —La joven trata de acomodarse el pelo y quitarse los fideos, pero no tiene mucho éxito. Regresando a la mesa, de súbito la parte en dos con el canto de la mano y sin nada de delicadeza.
Respira agitadamente y le tiemblan los brazos de rabia, pero está haciendo todo el esfuerzo por calmarse, se lleva la mano al pecho respirando hondo varias veces.
Una vez que se le pasa el enojo, cosa que le lleva un rato, te mira a ti.
—...
Da media vuelta y se aleja caminando. Por el camino echa una patada a una silla, que sale disparada y se estampa contra la pared, quedando completamente destruida. Algo de enojo parece que todavía le queda.

Ya no queda nadie más en la cafetería. No hay ni rastros de la moto gigante tampoco.

Enarco levemente la ceja al escuchar que los ha hecho Cross. Miro un momento hacia la puerta hacia donde han huido.- Me había prometido que no le iba a volver a hablar, pero creo que no voy a poder tener ese placer.- Digo mientras suspiro. No he intentado ni si quiera bajar mi tono de voz sobre ello. Seguramente porque tenia la cabeza en otras cosas. -Ah, intentere no romper nada.- Digo cuando habla sobre no tocar nada, aunque dudo que esa sea la verdadera razon por la que me lo ha dicho.

Iba a empezar a negarme al café pero un pequeño ruidito en mi estomago se adelanta a mi recordándome que no he comido aun. Bajo la mirada algo abatida por la traicion de mi estomago y la miro.- Creo que lo aceptare... ¿Quieres que ayude en algo?.- Pregunto mientras me acerco a ella no muy segura de mi misma. Habitualmente no era yo quien hacia el cafe o las infusiones, increiblemente, de eso se encargaba Remiel, aunque tambien era cierto que hacer hervir el agua no era mucho problema para ella.

-¿Ocurre algo Elicia? Si quieres puedo marcharme, unicamente me dieron curiosidad las pinturas.- En ese mismo momento recuerdo que es el tiempo del almuerzo, había estado absorta mirando el dibujo, quedaría mucho para que sonara el timbre empezando el segundo tiempo? Saque mi movil un momento para mirar la hora mientras esperaba la respuesta de Elicia.-

- Deberías haberlo pensado antes de atacar, idiota.

Suspiré y volví la mirada a la mesa. La comida tirada por el suelo. Entre los desperfectos y los dos alumnos inconscientes la bronca que me iba a caer iba a ser muy seria, y encima me había quedado sin desayunar.

- Siento que te hayas visto involucrada en esto, mañana te invito - le dije a la chica antes de que saliera de la sala.

Miré entonces a los dos inconscientes. Suspiré exasperada, busqué en el móvil como llegar a la enfermería y me llevé a ambos idiotas a rastras hasta allí.

—Hm? —Parece como que Elicia no te oyó decir lo primero, pero sí responde a lo otro. —No, no es necesario, solamente me pondré a ordenar todo esto que dejaron desparramado por el escritorio. —Sonríe gentilmente y luego de poner a hacer el café para dos personas va detrás del escritorio y empieza a revisar los cajones, abriendo uno de ellos y comprobando su contenido, y luego el otro, que no abre porque está con llave, pero se asegura de que así esté.

—No, no ocurre nada —suelta una risita —no tienes por qué irte, si quieres puedes quedarte y seguir mirando. Me sorprendió mucho la habilidad suya para hacerlos, pero.. .ah... —como si se hubiera dado cuenta de que empezó a comentar algo que no se suponía, cierra la boca y aprieta los labios, mostrando otra sonrisa, pero un poco forzada y nerviosa.
—Bienvenida al Club de los Insectos, —cambia el tema —seguramente ya hayas oído hablar, pero no creo que sepas ni la mitad de las cosas a las que nos dedicamos. —Otra risita más, ya más tranquila.

Remiel no ha dicho nada, está con la mirada puesta en la cafetera, que hace ruiditos... ee... ruiditos de catefera funcionando.

—Pero qué ha pasado...? —Saliendo de la cafetería te cruzas con un joven fornido y musculoso, que lleva puesto el uniforme de educación física, te ve arrastrando a los asuntos y se te acerca para ayudarte.
—No está lejos, no —te dice cuando preguntas por la enfermería —pero creo que el señor Kamigawa había salido, me lo crucé en el patio.

...

En la enfermería no está el señor Kamigawa, pero ha dejado a alguien mientras tanto. Es una alumna de raza élfica muy bonita, de facciones delicadas y rostro dulce, pero que se lleva perpleja las manos a la boca cuando los ve llegar a ustedes trayendo a Johnny y a Michael.
—Pero otra vez... —comenta afligida —como sigan buscando pleitos así acabarán teniendo que vivir en esta habitación.
—Qué les pasó?

El muchacho que te ayudó a traerlos ahora ayuda a la chica a recostarlos en camillas.

Michael, molido a golpes, se esfuerza en decir algo, pero está demasiado roto. —Doncella... de Hierro...

—Oh.. ya veo... —Cruza los brazos, está entre molesto y preocupado.

Tras unos instantes, en el que Natasha le dice al profesor que no, que esa comida es de la delegada, que no la toque, aparece un chico de gafas un tanto nervioso por la puerta.

—Ho..hola? Buen día. —Saluda en general, aunque no hay mucha gente ahora mismo. —Es la clase 1-C, verdad? Está aquí Yuri... —mira un papelito que tiene en la mano —Yuri Ishikawa?

Parece bastante normalito, altura normal, complexión normal, voz normal, lleva el uniforme puesto de manera normal, y su peinado y cara son normales. Su rasgo distintivo parece ser el hecho de que lleva lentes.

- Ese - dije señalando a Johnny una vez llegamos a la enfermería - no supo aceptar un no por respuesta y pensó que atacarme arreglaría sus problemas. El otro salió huyendo pensando que le esperaba lo mismo y le tiró por encima el almuerzo a la chica que le hizo esto. Y también el mío de paso.

La presencia de aquel chico tan musculado me resultaba bastante incómoda, pues aquellos músculos tan desarrollados me recordaban demasiado a Kansas.

- Por cierto, soy Keira. Soy nueva por aquí, ¿algo que debiera saber que los profesores pudieran haber olvidado comentarme? Por ejemplo, eso de la... ¿Doncella de Hierro?

- Mi abuelo falleció casi a los 300 años de edad y siempre me había dicho que era gracias a cultivar su ki. Era estricto y muy burro, pero no creo que me mintiese en algo de ese estilo.- Contesto a la compañera con tranquilidad. No estaba triste ni nada parecido, ya que mi abuelo había tenido una vida larga y según él no se arrepentía de absolutamente nada. Además, la muerte es algo natural entre los humanos y más raro todavía es que un espadachín llegue a esa edad. Incluso en nuestra época todavía somos un gran grupo de gente que todavía luchamos con espada por nuestro honor y arriesgando nuestras vidas... Normalmente no llegamos tan lejos como para matar a nuestro oponente si no es una lucha declarada a muerte, pero cuando las fuerzas están muy igualadas no es algo extraño tampoco que uno de los combatientes perezca.

Uno de los profesores entra en la sala para dormir y pregunta por la comida que Hanako había dejado. No me había dado tiempo a contestar cuando otro de los compañeros le dice que es de ella y que por favor no lo toque. No tendré que intervenir y me disponía a seguir hablando con mi compañera, pero un chico de gafas entra por la puerta preguntando por mi. No parece que pregunte por algo personal ya que trae un papel en el que parece que le encargaron ir a buscarme, así que me levanto y me acerco a él.- Ese soy yo. Hay algún problema?.- respondo con amabilidad y mi característica sonrisa. La situación no me gustaba en absoluto. Hanako desaparecida en una hora a la que suele estar aquí, un inquisidor pululando por la academia y que no me había cortado en darle mi nombre "Para qué ocultarlo? Vivo fuera de la academia, a´si que si me quiere buscar tendría fácil como localizarme. No había sentido sus presencias durante el combate así que no sería extraño que pudiesen seguirme y es preferible que me tengan a mi en el punto de mira antes que a Hanako".

Agito la cabeza negativamente. Por alguna razón aquellos dibujos hacían que se sintiera nerviosa y cambiara de tema. La mire durante un momento y luego volvi mi mirada al retrato.- Si, había oído rumores sobre el club de los insectos pero… Mira Elicia, en otra situación no intentaría indagar mas pero… A ver... _{como lo digo…}- Mi brazo se levanta lentamente hasta señalar el dibujo de la pared.- Esa, es mi madre. Podría decir que no, pero pone hasta su nombre.- Me giro hacia ella intentando ver que reacción podría tener.- Podía esperar que hicierais en el club cualquier cosa, pero esto… - No dije nada mas, era evidente lo que pensaba y el porque quería respuestas.

—Así que era eso... —dice suspirando —Sí, eh... me la crucé de camino, y ya la vi alterada y con el pelo sucio.
Descruza los brazos, se apoya sobre el escritorio para sentarse en él —Pobres de los que le hagan algo a su pelo. Pero es que tiene demasiado, es que nunca se lo ha cortado? No sé cómo no le molesta en su entrenamiento.
Sigue monologando cosas, ahora parece recordar eventos de su pasado que involucran a esta chica, y no le son muy gratos.

—Disculpa...
La elfita intenta captar tu atención educadamente —Si te quedaste sin comer, puedes quedarte con el mío, —sonríe, su sonrisa es de esas que podría eliminar males en el mundo —yo es que nunca como demasiado y las porciones son grandes.
Te ofrece un plato con un bonito omelet con ketchup al que le falta solamente un diminuto bocado.

—Oh! Disculpa, cierto, no me presenté —con una mano en la cabeza te tiende la otra, es grande como el plato donde está el omelet —Soy Demetrio de tercero B, capitán del club de karate, es un gusto.

—La Doncella de Hierro, su nombre en realidad es Momohime Kamigawa, y es... —vuelve a suspirar —es un tema difícil. Cómo te digo... No es exactamente una abusona, porque no se mete con nadie que no la hostigue, pero es que... como que se le sube fácil la mosca a la nariz, sobre todo si ensucian o tocan su pelo, más todavía si se lo cortan _{que ha pasado.} Sus padres le están haciendo terapia para controlar esa ira que tiene, y ella misma se esfuerza, es una buena chica, solo que es un poquito rara. —Ríe de manera incómoda.
—La llaman así porque es virtualmente invulnerable, las toñas que le dan no le hacen ni cosquillas, y solo los golpes más duros pueden como mucho moverla. Y por golpes duros me refiero a que la atropelle un camión, digamos.

—E...s ...u.. una bestia... —Michael yace sobre la camilla respirando dificultosamente mientras la elfa pronuncia palabras suaves y dulces en un lenguaje que no conoces, y los moretones de la cara del chico van desapareciendo y poco a poco va volviendo a ser persona. —No deberías acercarte a ella, aunque... aunque con la paliza que le diste a Johnny quizás... bueno...

—Ah, sobre eso te quería preguntar —ahora Demetrio se pone a mirarte, estudiando tu cuerpo y tu postura. —Parece que eres una luchadora, pero no es karate lo que sabes, cuál es tu estilo? —Es fascinante que se haya percatado de eso con solo observar tu manera de pararte.

—Tre... —Corentine se atraganta con la bebida y tose— Trescientos? Qué clase de monstruo era tu abuelo...? Me parece ridículo que ese ki que dices pueda hacer algo así, incluso con magia es algo tremendamente complicado.

...

—Ah, ahí —va hasta ti, guardando el papelito en el bolsillo —em, bueno, —no se siente muy cómodo que digamos, estando en un salón ajeno y con varios de los presentes mirándolo —Ishikawa, esto, mi nombre es Octavio Townshend.
Nota que claramente aguardas a que continúe, pero es que está tratando de pensar cómo.
—Verás, por motivos personales ingresé en la academia recién hoy, y estaba interesado en unirme al club de kendo, pero no encuentro a la maestra Diotrephes por ninguna parte, y preguntando me dieron tu nombre y el de otro alumno... tendrías un minuto?

Su manera de hablar también es normal, ni demasiado formal ni demasiado entrado en confianza rápido, y un timbre que no destaca tanto.

Oyes el ruido de porcelana rota.

La piel de Elicia ya de por sí era clara, pero ahora está como una tiza, más o menos.
—Q..quién es tu... —mira el dibujo que señalas y se le encogen las pupilas —a... a ah...

—Estás... es verdad lo que dices? No te estarás... em... confundiendo, cierto? —Está intentando recoger los pedazos de taza de mayor tamaño, pero le tiemblan tanto las manos que no puede. —Es...sa persona no es real.
Poco a poco se le va pasando el susto, y ya está lo suficientemente tranquila como para agarrar una escoba.
—Debe ser alguien que se le parece mucho... ssseguramente. Y... y ese es un nombre común en Lannet, sí.

- Nah, no hace fal... - en ese momento mi estómago rugió de hambre -. Gracias.

Empecé a comer mientras el señor musculoso se daba cuenta de que no le estaba hablando a nadie allí.

- ¿Kamigawa? - fue lo primero que me vino a la cabeza al oír su nombre

Quizá se tratara de la hija del encargado de la enfermería, y por lo que decían, probablemente me conviniera mantenerme cerca de ella siempre y cuando no hiciera nada con su pelo, eso me mantendría protegida al menos dentro del centro, ya que la experiencia de la mañana me decía que no podía confiar en los profesores.

- Malla-Yuddha y Lama - le contesté a Demetrio -. Es un estilo bastante defensivo, pero los golpes pueden llegar a ser bastante duros.

- Anda, así que un miembro nuevo del club? Un placer conocerte Octavio.- Le sonrío mientras le tiendo la mano a forma de saludo formal.- Supongo que el otro chico del que hablas es Wil. La verdad es que no tengo ni la más remota idea de donde se encuentran esos dos en estos momentos.- Comento pensativo.- Pero bueno, qué es lo que querías? Necesitas algo de mi?.- Pregunto con tranquilidad, pero le hago un gesto momentáneo al escuchar la respuesta de mi compañera ante la dificultad de hacer algo incluso con magia.- Dame un segundo, por favor...

Me doy media vuelta mientras voy sacando mi boken de su funda de tela "En serio, tengo que hacerle una buena vaina a esta espada... encontraré a alguien que me permita darle algún poder chulo? Después de todo aquí hay gente con poderes y profesores de todos los estilos... tendré que buscar a alguien que sepa de alquimia... Ethien me tiene hablado de ello." Pienso mientras me pongo delante de mi compañera.- El ki y la magia son conceptos diferentes, al igual que las matrices... Como puedo explicarlo... La magia según nos han explicado utiliza la fuerza de la naturaleza, el flujo de almas. Las matrices psíquicas utilizan el poder escondido en la mente del usuario como puede ser la típica telequinesis de las series de caracter sobrenatural, pero el ki es el poder interior que todo ser vivo posee... Si eres capaz de controlarlo no hay problemas en sobrepasar los límites que se consideran "humanos".- Destacando esta última palabra.- Por ejemplo, un hechicero podría hacer con total facilidad esto?.- Sonrío mientras con un gesto de muñeca suave pero rápido muevo fluidamente mi espada, haciendo parecer que el filo de esta se multiplica en mi mano y comienza a cambiar, volviéndose una katana filosa de acero en lugar del boken de madera que era hasta ahora.- Esta espada está vinculada al ki de mi familia que parece que es bastante característico, aunque eso todavía no lo entiendo bien.- Espero mientras le muestro la espada y cuando ella la coge por un instante vuelve rápidamente a tornarse en madera.- Y ya has visto que con un poco de concentración puedo hacer que mi espada corte a la distancia, aunque esas cosas requieren un entrenamiento mucho más duro.- Le sonrío.- Cuando quieras puedo enseñarte las bases del ki, o lo que conocemos como conocimiento marcial... Es necesario un buen pulido y control del propio cuerpo y conocer tu propia alma, pero con entrenamiento todo el mundo puede hacerlo, no necesitas nacer con esa capacidad.- Sonrío y vuelvo a envolver el boken en sus telas con total tranquilidad, esperando alguna respuesta por parte de mi compañera, pero amablemente le hago un gesto conforme voy a hablar con el chico que se ha presentado ahora mismo, dándome la vuelta y dirigiéndome a Octavio directamente

- Bien Octavio, ya soy todo tuyo.- Me río sutilmente mientras me acerco a él con tranquilidad.- Dime, qué necesitas?

Cuando me contesta entrecierro ligeramente los ojos para responderle.- Si tienes razón, no es real… _{ya no esta}.- Añado en un susurro para mi misma. Sabia perfectamente que un simple “Se le parece” no era escusa para mi. Remiel, quien solo había visto a mi madre durante un instante el día de su pacto conmigo se había quedado anonadada mirándolo. Seria imposible que un recuerdo tan tenue en ella desembocara una perplejidad tan grande como para no responderme cuando la había llamado.

-Olvida lo que he dicho, simplemente fue el shock de verla tras tanto tiempo.- Digo mientras cambio el peso de mi cuerpo de pie.- Te sorprenderías lo mucho que se parecen…- Mis ojos brillan durante un momento.-Ah, en casa tengo un libro de fotos, si quieres puedes venir a verlo, así comprenderás porque me sorprendí tanto.- Comento un tanto tranquila mientras sigo mirando el dibujo. – Lo traería a la academia, pero es bastante frágil y no tengo copias.- Digo explicando el porque no quería moverlo de mi casa.

—Sí, Kamigawa. Es una familia muy reconocida en el mundo de las artes marciales, el maestro Taisei Kamigawa se mudó desde Lannet a Hausser cuando se casó, y su padre vino con él. Tanto él como su mujer ayudan mucho en la mansión, han salvado muchas vidas.
—Tienen su dojo allí ahora, pero no te recomiendo que vayas, son muy... muy bestia.

La elfa termina de atender a los abofeteados, y les sugiere que hagan reposo durante unas horas, que si se levantan muy a prisa sentirán mareo.

Y Demetrio levanta las cejas cuando le mencionas tu estilo de lucha —Qué extraño, por tu complexión nunca me lo hubiera imaginado.
Se queda mirándote durante un momento, pensando.
—Y dime, te interesaría unirte a nuestro club? Principalmente practicamos karate, pero se aceptan sugerencias para variar.
 

—Déjame en paz, mujer. —Johnny se levanta haciendo caso omiso a quien ha estado curándolo, apartándola bruscamente con el brazo, y se empieza a ir. —En cuanto Victor se entere de esto, se te va a hacer la noche, pelirroja. —Con una mano en el bolsillo, gira el torso para señalarte con el índice a ti, y luego abandona la enfermería.

—N... —Michael parece indeciso, intercala la mirada entre tú y Johnny, pero finalmente se va junto con él. En seguida empiezas a oír su voz desde el pasillo.
_{—E-ey, Johnny, esta chica... Esta chica parece más fuerte que Victor.
—Hah?} —Oyes un gemido de Michael, probablemente Johnny lo ha agarrado del cuello de la camisa _{—De verdad piensas eso? Entonces por qué no vas tú en persona a decírselo a él? Hm?}
Michael demora en responderle a su amigo. O al menos eso parece, pues pudo haberlo hecho con algún gesto con la cabeza. Ya no se oyen más, tal vez se hayan alejado.

—Bueno, por poder, se puede, pero...
Ve que octavio se acerca y decide irse a hablar con Natasha —No te preocupes, atiéndelo a él, que debe ser algo importante, ya más tarde hablaremos.

Octavio se había quedado escuchando tu explicación muy serio, con el brillo de sus gafas ocultando sus ojos detrás. Cuando terminas, así de serio apoya una mano sobre tu mesa —Necesito un formulario para unirme al club de kendo, —te mira fijamente —y que me enseñes lo más pronto posible a hacer eso que dices.
Agacha la cabeza —Por favor!

—Oh, lo siento mucho.
Está sirviendo el café mientras saca de una nevera que hay por ahí cerca, emparedados de jamón y queso.
—Em... ya almorzaste? Te ofrecí café pensando que ya habías comido, pero, como que te está sonando la panza —suelta una risita.

Ante la mención de tu casa se queda pensativa un rato, distraídamente observa los dibujos en la pared, y cuando se da cuenta de que la estás viendo, te mira también y responde.
—Claro, por qué no? Sería divertido ir. Luego podríamos hacer una pijamada, aquí en los dormitorios no nos dejan trasnochar.

- Así que lo que quieres es inscribirte...- Quedo un poco pensativo. La verdad ¿Quién soy yo para inscribir a nadie o no en el club? Aunque no creo que nadie ponga ninguna pega por tener más miembros y mejorar las clases.- Pues no tengo ningún formulario aquí pero... ¿Qué te parece si al terminar las clases nos acercamos al club? Seguro que Ifi-sensei se encuentra allí y podemos hacer algo al respecto. Y si no, hoy veré a la profesora más tarde, así que puedo pedirle que venga mañana temprano o me de algún folleto para poder inscribirte mañana sin mayor demora. ¿Que me dices? ¿Quedamos en la puerta del club al terminar las clases?

Hago una pausa observando al chico, las reacciones que pueda tener, la contestación que de, pero realmente sigo hablando ya que me ha dicho de enseñarle por lo visto técnicas de ki.- No sería inconveniente enseñarte las bases para que aprendas a utilizar tu ki, por supuesto, pero creo que todos aquí estamos por razones parecidas... Si se puede preguntar, ¿Cuál es tu "habilidad" para haber ingresado en la academia?- Pregunto directamente y sin ningún tipo de miramientos.- Más que nada, porque puede que las técnicas no sean lo más apropiado para ti si tienes habilidades especiales de otro tipo, pero el uso del ki, como le comenté a mi compañera antes, pueden ser accesible para todos con el tiempo.- termino sonriendole.