Partida Rol por web

-Lo siento! Lo siento! se disculpo Lorenzo ante la mujer que Devo choco, inclinando la cabeza levemente Tiene una contusion el pobre!

El chico siguio a Devo, intentando mantenerle el paso a la vez que le hablaba en voz baja.

-Encontraron un muerto! le dijo, susurrandole a toda prisa Como se corta limpiamente a alguien a la mitad con un accidente de autobus?! Lo hicieron ustedes antes de que yo llegara...?!

Se paro en seco durante un instante, su rostro mostraba una mueca de preocupacion.

-Oh Dios... Y ahora aoy un complice murmuro antes de intentar no perderlos Soy un complice verdad? Los ayude a escapar de la escena del crimen!

"¿Se puede saber a cual de estos genios se le ocurre dejar un cadáver a la vista de todo el mundo?"

No había tiempo para conseguir una respuesta a la pregunta que me estaba haciéndo. El cajero de la farmacia consiguió atar cabos y tuvimos que salir corriendo.

- Haz el favor de cerrar el pico, la gente va a pensar lo que no es. ¿Tú nos ves a alguno con la clase de mastodonte que se necesitaría para partir a alguien en dos? _{Tsk, sabía que pedirle ayuda a este matado era una mala idea.}

Me sacudí la mano al notar la quemadura, pero seguí adelante. No era el momento para una nimiedad como esa. Me acerqué a Devo para susurrarle algo.

- _{¿Pido un taxi para que nos lleven de vuelta a Dresden? No creo que sea muy complicado encontrar uno que acepte tarjeta.}

No estaba muy segura de aquello, pero definitivamente cuanto más tiempo pasáramos en aquella ciudad, mayores eran las probabilidades de volver a ser atacados.

—Pero el repuesto...
En la carrera se cruzan con un cartel que indica la calle Abdagis, que recordando bien, es una de las de la intersección donde se encuentra el taller del amigo de Reddo, siendo Soms la otra. Haría falta saber qué tan lejos están de ahí y solo habría que seguir recto.
—Un taxi hasta allá saldría carísimo, lo mejor es esperar otro autobús.

La ausencia de estrellas en el cielo indica que está completamente nublado. Empiezan a caer gotitas sobre ustedes y se pone a lloviznar, dejándolos incómodamente húmedos. El agua apenas se siente y le falta mucho para que se convierta en una lluvia de verdad, sin embargo los lentes de Lorenzo quedan empañados.
—Cuidado! —Keira siente que Devo la agarra del cuello de la chaqueta y la empuja hacia atrás, estaba a punto de meter el pie en un pozo de visita que estaba abierto inmediatamente delante suyo. No había ningún cartel ni aviso advirtiendo del peligro, el obrero debió haberlo olvidado allí.
Cruzando por el medio de la calle oyen la bocina de un coche que viene con las luces apagadas, el suelo está resbaloso y no consigue frenar. Devo se tira rodando hacia adelante para que no se lo lleve puesto.

- Está bien, compraremos el repuesto y entonces volveremos, pero después de lo que ha pasado no me siento muy tranquila pillando un autobús, preferiría el taxi - dije mientras me sacudía la humedad de la ropa.

Desgraciadamente no estaba mirando, y si no llega a ser por Devo, me habría pegado una buena. Sin ver una señal cerca, simplemente volví a colocar la tapa donde correspondía de una patada. Estaba bastante molesta por la situación a aquellas alturas, tanto que para cuando me di cuenta del vehículo fuera de control, ya estaba siendo atropellada por este.

La respuesta de Keira, señalando que no parecian tener armas apropiadas para cortar a alguien por la mitad y por tanto era incoherente pensarlos responsables cayo en oidos sordos, teniendo en cuenta el aspecto de Devo y lo inmutables que habia estado el par tras, literalmente, chocar un autobus en un area poblada y salir caminando. Eso, sin contar que no habia revisado el bus para ver si habian descartado algun arma...

Mientras caminaba perdido en sus pensamientos, evaluando el riesgo/recompensa de seguir acompañando a estos, casi no vio el auto que se aproximaba derrapando por la calle. Dio un salto con voltereta hacia atras de forma casi instintiva para alejarse de su camino, sin ver a Keira que estaba siendo engullida por el vehiculo.

—Puede ser, además necesitaremos un lugar tranquilo para curarnos las heridas... KEIRA! —por los pelos Lorenzo y Devo rodaron hacia los costados para salir del camino de un auto que venía patinando, pero la joven no tuvo la misma suerte.
Golpeada por el paragolpes pasa por encima del capó y queda encima del parabrisas, dejándolo bien astillado.

—Lo lamento! —el conductor se baja, un anciano bien arrugado con anteojos de culo de botella que no debería tener permiso renovado— Lo lamento mucho señorita! Llamaré una ambulancia! —en el asiento del acompañante hay una bolsa de papel con pan, leche y dos latas de arvejas.
Saca un teléfono celular de un modelo de quince años de antigüedad y su lucha por marcar un número es digna de reconocimiento.

Keira siente un profundo dolor en el costado y en las rodillas, pero tras palparse nota que no se ha roto nada.

- ¡Agh! ¡Jod...! - me quedé con la palabra en la boca, teniendo las pupilas rasgadas y mostrando unos dientes más propios de un tigre que de un humano.

Por suerte, fui capaz de controlarme y volvía a ser una chica normal y corriente. Que acababa de ser atropellada y sangraba a través de heridas abiertas, pero normal y corriente. Con mis emociones bajo control, bajé de la astillada luna del coche que me acababa de arrollar. Empecé a tocar piernas y costillas.

- Bien... Nada roto... - miré entonces fijamente a Devo -_{. Obviamente estamos bajo ataque, tenemos que irnos de aquí lo antes posible.}

A aquellas alturas estaba claro que no era coincidencia. El problema es que no sabíamos dónde estaba nuestro agresor, aunque el tipo que nos acompañaba era desde luego el principal sospechoso.

—Bajo ataque? Solo ha sido un anciano.
De todos modos, siguiendo la sospecha de Keira, Devo se concentra un instante para intentar descubrir alguna matriz escondida. Vuelve a fijarse en Keira negando con la cabeza y encogiendo los hombros —Nada. Nada cerca. Estás segura de que no te estas volviendo demasiado paranoica?

Lorenzo notó el cambio en la apariencia de Keira en el momento del choque, sus ojos con las pupilas rasgadas y el crecimiento dental, pero ahora durante la discusión ha regresado a su apariencia normal.

—El taller no debe quedar muy lejos, démonos prisa, y en cuanto tengamos el repuesto llamaremos un taxi.
—Amigo —Devo se dirige a Lorenzo— nos has dicho tu nombre?

Lorenzo fruncio un poco los ojos tras sus lentes. Habia visto, durante unos instantes, un cambio bastante inusual en la fisiologia de Keira. Iba ya mas alla de cualquier duda logica que pudiera tener: Las circunstancias extrañas por las que podian haber terminado este par en el mismo lugar que el podian ser atribuidas al azar con cierto esfuerzo, pero lo que acababa de ver sellaba por completo su sospecha que no estaba lidiando con cualquier civil perdido y fuera de sus capacidades.

Para completar su mision (y, por que ser deshonestos, para saciar tambien su curiosidad) deberia llegar al fondo de esto. Quizas el destino le habia sonreido al dejar estos dos en su regazo, despues de todo.

-Soy Lorenzo... Lorenzo Rey! respondio a Devo, para luego mirar a Keira Mierda, estas segura que estas bien? No crees que deberiamos al menos ir a una guardia medica...?

Se mordio el labio, intentando poner en orden sus pensamientos para expresarse lo mejor que pudiera. No queria asustarlos, pero tampoco queria que se deshicieran de su compañia.

-Si estan en problemas puedo intentar ayudarlos, pero necesitaria saber que les ocurre. Quien los ataca?

- _{Tsk. No creo que esto sea coincidencia. A saber que será lo siguiente que nos caiga encima} - una mirada acusadora se dirigió hacia Lorenzo -. Estoy bien, no tengo nada roto, solo una hemorragia.

Con poco o ningún sentido del pudor, bajé la cremallera del mono y dejé al descubierto mi torso, quedando expuesta toda mi piel salvo los pechos gracias al sostén. Se podían ver varias heridas menores que ya habían coagulado, además de una más grande que no parecía que fuera a hacerlo sin ayuda. Haciendo uso de nuestras recientes adquisiciones, limpié la herida con agua y desinfectante para a continuación taparla con las gasas, con la intención de bloquear el flujo de sangre. Por desgracia, no apreté lo suficiente, y pensé que era normal que se mancharan al principio. Sin darle más importancia, volví a cubrirme.

- Venga, vámonos. Quiero terminar con esto de una ves y volver para dormir al menos dos días seguidos. Menudo día que llevo...

Dije sacando el móvil y buscando la tienda que Reddo había mencionado para ir hacia allí.

—_{Bien, de acuerdo, me mantendré concentrado buscando matrices durante un rato, pero me sigue pareciendo demasiado.}

Esta vez Devo se concentra más tiempo, escudriñando meticulosamente los alrededores con su habilidad para percibir matrices, hasta que abre los ojos nuevamente y ve que te estás aplicando el desinfectante con el torso al descubierto.
—Em, disculpa —tiende una mano ofreciéndose a ayudar, pero la retira enseguida— no importa...
Suspira —Nada, no puedo encontrar nada. Si esto está sucediendo a propósito, no es obra de una matriz.

Keira entonces consigue un mapa de Hausser en su teléfono y no tarda en ubicarse, descubriendo que la tienda donde se vende el repuesto queda a una distancia no tan corta de diez cuadras desde donde están.

—Lorenzo, mi nombre es Devo —le devuelve el saludo— Y no sabría qué responderte, Keira no confía en nadie, ni siquiera estoy seguro de si confía en mí, y por lo tanto no nos ha dicho quién la persigue.
—Lo cierto es que...
Es interrumpido por su celular en el bolsillo, que saca y lee el mensaje que le llega.

Devo entonces tiene un cambio de humor drástico, con los puños fuertemente oprimidos que casi rompen su aparato y los ojos ensombrecidos, se queda mirando fijo el suelo.
—Démonos prisa —dice con voz queda y se marcha corriendo sin esperar a nadie en la dirección que señala el mapita de Keira.

Preferí no decir nada respecto al comentario de Devo sobre mí. Lo que decía no era precisamente mentira, y tampoco tenía ninguna intención de esclarecer la situación si podía evitarlo.

Mientras llevaba a los demás con paso apretado hacia la tienda, ya estaba empezando a buscar un taxi por la zona. Intentando parecer despreocupada para no llamar la atención del tal Lorenzo, le di un toque con el codo a Devo antes de decidir hacer la llamada al taxi. Definitivamente había pasado algo raro con aquel mensaje, y las palabras que conseguí rescatar no eran precisamente un buen presagio.

- _{¿Qué ha pasado? No he podido ver bien el mensaje, pero, ¿ha muerto alguien?} - susurré para que Lorenzo no se enterara.

_Todos —te responde Devo con la voz quebrada, sin dejar de correr. _{—Toda mi pandilla.}

Llevan corriendo ya un rato, han cubierto un par de cuadras sin detenerse a recuperar el aliento. En el momento que están por cruzar una esquina, el semáforo se pone en rojo.
Perpendicular a ustedes una camioneta que trae varios sacos grandes en la caja procede avanzando hacia la izquierda, momento en el que una moto que viene a pleno poder hace caso omiso a las leyes de tránsito y en lugar de intentar detenerse se da de lleno en la parte trasera de la camioneta. Una chispa hace que el compartimiento de gasolina del vehículo ciclomotor explote y esparza el contenido de los sacos por el aire.

Enseguida a Keira le empieza a picar la cara y las manos, y ve como se le hincha el cuerpo de manera desproporcionada. La camioneta estaba transportando polvo de incienso hacia la catedral de Hausser, y ahora está siendo quemado por el fuego del accidente y cubriendo de humo todo el lugar. Keira apenas puede respirar, le cuesta hablar y se le han puesto rojos los ojos.

—KEIRA! TENÍAS RAZÓN! —vocifera Devo, señalando la esquina opuesta a la que están.

Allí pueden ver durante una fracción de segundo una cosa, un ojo flotando en una nube de sombra, que al instante se cierra y desaparece.

Los peatones empiezan a correr gritando, otros se quedan grabando con los celulares.
Entre la multitud hay un hombre de cabello blanco, largo, que le cubre la cara completamente, con el dibujo de un ojo azul delante de su frente. Trae una chaqueta blanca que está compuesta esencialmente de mangas unidas por la espalda, dejando ver su torso moreno tonificado. Sus pantalones son blancos y holgados, aunque en el pie derecho trae una bota que le llega hasta por encima del muslo. Camina ayudándose de un taco de billar.

Ahora mismo está tratando de alejarse con la demás gente, mientras que una pareja allí está llamando por teléfono.
Se forma un pequeño embotellamiento entre las dos calles que se intersectan y ahora el ambiente está plagado de bocinazos.

Devo chasquea la lengua observando en todas direcciones —el usuario debe estar cerca, tengan cuidado, puede ser cualquiera.

El estudiante de arte hizo todo lo posible por ignorar educadamente los susurros entre Keira y Devo: Si se inmiscuia, probablemente no averiguaria nada y ademas lograria que comienzen a recelar. Si queria ganarse la confianza y llegar al fondo de lo que fuera que estaba pasando, debia seguirles el juego... Por ahora, al menos.

Cuando finalmente pararon para correr por el semaforo, Lorenzo se saco los lentes y se apantallo la cara con la mano libre.

-Hombre, si hubiera sabido que iba a correr tanto, no me hubiera puesto pantalones de cuero! dice jovial, intentando alivianar un poco el humor del grupo, que se habia puesto tan tenso Hasta me hubiera puesto ropa int...-

El espectacular accidente (que estaban comenzando a parecer rutinarios ahora) ahogo sus palabras. En unos instantes, Keira parece estar teniendo un ataque y el fuego y el olor a incienso comienzan a sacarle el poco aliento que le queda a Lorenzo.

Pero lo que lo sorprendio realmente fue aquel ojo efimero que parpadeo de la existencia.

-Devo! lo llamo mientras señalaba al lugar donde el ojo habia estado, un toque de panico sincero en la voz Que mierda fue eso?!

—Eso es una matriz psíquica, Lorenzo, una manifestación de la voluntad de su usuario —te responde Devo— Esta en particular le permite alterar la ley del azar, logrando que cualquier cosa pueda ocurrir, siempre y cuando exista una mínima chance de que suceda.
—Encaja perfectamente con la sospecha de Keira.

Ahora ya hay menos gente, la mayoría ha huído del lugar, los pocos que quedan están esperando a que llegue una ambulancia o la policía para continua grabando. El que iba conduciendo la camioneta se baja tambaleando, tiene una herida en la frente y el el brazo izquierdo. No hay rastros del dueño de la moto, que ahora está hecha añicos y envuelta en llamas.

—Parece que has descubierto el poder matricial de Superstition —en la acera de enfrente ven a este curioso individuo que caminaba entre la gente, ahora sentado sobre un muro con la mirada perdida en el cielo.
—Felicitaciones, aunque debo decir, tuve que dejar de ser sutil teniendo en cuenta que se me agota el tiempo —cuando mira hacia ustedes, no se enfoca en nadie en particular, sino que su línea de visión se pierde detrás de ustedes— Tu voz no es de la traidora, y puedo percibir que la acompaña otro hombre más... —da golpecitos en el suelo con su taco de billar— metro ochenta, noventa kilos, lleva una chaqueta de cuero —inclina a un costado la cabeza, su largo flequillo se corre a un lado y permite ver parte de su ojo gris.
—No tienen por qué inmiscuirse, dejen morir a la traidora y no les pasará nada a ustedes —les reclama de manera tranquila.

- _{... Lo siento tío.}

Definitivamente esa no era una noticia fácil de tragar para Devo. Pero las cosas solo iban a ir hacia peor, para mi desgracia tal y como había predicho. Pero aquello ya rozaba los límites y estaba claramente en lado de lo deliberado. Aunque el el enorme sufrimiento de mi alergia no me permitía darme cuenta en aquellos momentos, pues me preocupaba más poder respirar.

- Mierda, mierda, mierda, joder, joder, jod - un ataque de tos incontrolable cortó mi elocuente explicación de la situación en la que me hallaba.

Por un momento perdí el equilibrio y por poco caigo al suelo. Mis emociones estaban a flor de piel, mis ojos se rasgaron, mis colmillos y mis uñas se alargaron y afilaron mientras lloraba y moqueaba. Empecé a gruñir igual que un tigre resfriado mientras mantenía mi mirada como podía sobre mi objetivo. Me subí el cuello del mono hasta la nariz en un gesto probablemente futil para reducir mi exposición al incienso y empecé a correr hacia el Animal para zurrarle, lo cual habría bajado inmediatamente el cuello del mono hacia su posición natural si no lo estuviera manteniendo con los dientes.

"No voy a morir aquí. No pienso morir aquí. No voy a morir sin llevarme a todos vosotros por delante, malditos bastardos."

—Keira! No! Es peligroso! —Devo extiende un brazo en vano para evitar que la muchacha se precipite.

—Nueve de setiembre de 956, —el misterioso individuo no se inmuta ante la ira de Keira, ni siquiera le dirige la mirada— se registró una explosión en medio de una calle transitada de la ciudad de Calysta.
El suelo por donde están mientras van cruzando empieza a agrietarse y brillar.
—La policía explicó que podría haberse tratado de una fuga de gas en las cañerías subterráneas, y la caída de un pequeño guijarro en la fisura provocó una chispa que causó el siniestro.

El suelo explota justo debajo de donde están ustedes.

—Hubo catorce muertes —continúa con calma— todas causadas por el destino absurdo. La vida es absurda, Zoe Jasper, y morirás de forma absurda.

Quedan ensordecidos por el ruido, vuelan escombros por todos lados, que curiosamente ninguno golpea al sujeto peliblanco, ni siquiera tiene que moverse para esquivarlos.

—KEIRA!!! LORENZO!!! —se oyen los gritos de Devo, pero como si tuvieran los oídos tapados. Poco a poco se va disipando el polvo y el humo.

Lorenzo logro doblar las rodillas y levantar los brazos para cubrirse a tiempo el rostro, con una postura no muy distinta a la que usaria un boxeador en el ring. Gracias a su oportuna reaccion, no recibio daño relevante de la explosion, las llamas siendo deflectadas de su cuerpo por su guardia.

Su cara chaqueta no sufrio el mismo destino: alguna quemadura aqui y un minusculo rasguño por alla no era un mal resultado considerando el tamaño de la fuerza que lo habia atacado, pero el estudiante de arte se sintio devastado y furioso por esto. Siguiendo a Keira, que parecia loca de furica desesperacion, se arrojo contra el bizarro agresor.

A aquellas alturas el escalado se había hecho evidente, y una explosión de gas se hacía obvia como siguiente opción. Si forzaba las posibilidades para que lo más improbable sucediera, desde luego lo usaría en su contra. Si encima iba a ser tan amable como para anunciarlo, no iba a desaprovechar la oportunidad. La situación no era idónea para usar la técnica de Lord Rondinelli, por lo de que se me estuviera obstruyendo la laringe, pero era mi mejor baza y debería aprovecharla.

Con una dolorosa respiración profunda, me coloqué en posición mientras iba a la carrera, y cuando la bola de fuego emergió del suelo, corrí sobre esta, usando su impulso como parte del mío en un salto prodigioso. Una vuelta en el aire para generar todavía más momento, y mi pie descendió directamente sobre el asesino.

Y lo mejor del asunto, con aquella explosión ya estaba libre de incienso en el aire. Parece que realmente no sabía lo que se estaba haciendo.

Los indefensos peatones que huían de la situación fueron salvados por el escudo de energía puesto por Devo, que se rompe al instante.

Lorenzo aparta las llamas como si se trataran de una cortina y de entre ellas sale disparado hacia el usuario de matrices enemigo. Tan pronto como da tres pasos, la tapa del hidrante que estaba en la acera se vence y salta un potente chorro de agua que impide que el estudiante de arte siga avanzando.

—No intenten acercarse a mí, es inútil. La causalidad de mi matriz es absoluta, no tiene debi- vuela sangre, saliva y dientes, su diálogo es interrumpido bruscamente por el pié de Keira y su bota todoterreno.
—I-imposible... —a los pies de la chica hay un pedazo de escombro que usó para impulsarse —esa patada ha sido de la traidora— se pasa la mano por la herida, luego se lame los dedos ensangrentados— sí, es el pie de una tuan'dalyr tigre, 1,65 metros, sesenta y dos kilos, no se ha transformado.

—Aún veo su matriz! Keira, debes finiquitarlo! Rápido! O los efectos continuarán!

Tan pronto Devo dice esto, los sentidos agudos de Keira hacen que automáticamente sus orejas se muevan hacia atrás, previendo el peligro inminente. Al mirar hacia arriba, ve como una motosierra encendida está cayendo sobre ella.