Partida Rol por web

Sonrió, negando con la cabeza.

-Para eso no necesitas ir al Rex. Pásate por mi cabaña y te vendo las que tu quieras.

Volvieron a subir al Monte Chiliad. A la misma plataforma de lanzamiento. Lección número uno, que debía completar para hacer el trabajo de Las Venturas. El salto en dos fases le iba a venir de perlas para entrar y salir del casino Emperador. Cletus masticaba un chicle mientras le señalaba los puntos con la mano, prestándole sus binoculares.

-En esa montaña baja, donde hay como una pequeña meseta de piedra. Fíjate. Esa es la zona número uno. Ten cuidado por que la roca está dura como su puta madre. Recuerda lo que te enseñé de recepción de aterrizaje, y no dejes caer todo el peso en las piernas. Esos métodos te vendrán bien para los aterrizajes en asfalto y edificios.

Se pasó la mano por la barba.

-Los chavales de hoy practican esa cosa. El parkour. Deberían enseñarte, dicen que es muy útil para éstas cosas.

Escupió el chicle.

-Bien, recuerda. Tirador de la izquierda, paracaídas principal. El principal tiene poder de parada, lo puedes usar tras la caída libre. El tirador de la derecha es el de reserva, más pequeño. Con ese salta como antes de ayer. Salto base, una caída en seco desde pocos metros, o corres el riesgo de que se rompa y te metas la hostia padre.

Señaló un lugar en el valle, junto al río y una cabaña de la que salía humo.

-Te esperaré en la cabaña del viejo Tom, que es la zona de aterrizaje final. Cuando estés lista... ya sabes.

Ayer

Tío Gun: Sospechaba algo, pero no me hacía una idea de que era tan duro.
Tío Gun: Ten mucho cuidado. Si algo le pasa a tu madre, toda ésta gente sabrá que tenemos claro el complot.
Tío Gun: Y eso no nos conviene. Al menos de momento.

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Wook: Espero que no te importe que me haya mudado al piso de tu hermano.
Wook: Hemos limpiado antes de irnos.

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Golan: No hago más que pensar en ti.
Golan: Espero que todo vaya fenomenal.
Golan: Aquí la rutina de siempre...

En cuanto sirvieron a Cletus se hizo el silencio. Queen pidió extra de bacon para compañar lo que le quedaba de zumo. Aprovechó entonces para mirar el móvil y responder mensajes

 Guassup para el tío Gun:
-No m faltaron gans d likidarl anoche
-Pro trankilo
-N seguida pensé lo mism
-D hecho voy a jugar a la hija modelo

Guassup para Wook:
-O___O
-Si q t ha dado fuert
-:P
-Stas segura?
-X mi no problema
-Com stais?
-Stab preocupad xq Hwan no m respond
-:(

Guassup para Golan:
-(Adjunta foto de las tortitas con mensaje)
- "Bo Go Shi Paw Yo" (I miss you)
-Ayer fue 1 dia d "M"
-M faltabas tu

-Tom t mand saludos
-XD
-A lo mjor acabo ants!

Guassup para Papá:
-Q tal todo x casa?
-Stais bien?
-Mamá va mejor?

Guassup para César:
-Gracias x lo d ayer
-Perdona el show
-Ya stoy mejor
-Com sta Mary?
 

Allí arriba se estaba de cojones –¿Se come bien en el chiringuito?- la vez anterior se le olvidó preguntar, tenía que volver con Golan, un sitio tranquilo, bonitas vistas… Paleto Bay le estaba gustando, increíble…
Al contrario que la primera vez estaba deseando saltar, le producía cosquillitas en el estómago, como cuando veía a su chico.
-No lo había pensado- se refería al parkour –Que gran idea!- otra cosa para la lista.

Antes de saltar, cuando Cletus se hubo marchado, hizo una foto de las vistas. Resopló haciendo memoria de cada paso, esta vez era un poco más complicado, inspiró y respiró hondo, aún quedaba algo del cansancio, parpadeó la vista y la espalda era lo que notaba más cansado “Venga Queen, primero la zarzaparrilla de Tom y luego… diamantes Courtier! Con decisión…”
Y saltó directa a la “primera base”.

Saltó de la cornisa, eficaz. El primer salto fue fácil, como el primero. El aterrizaje, justito, lo tenía que practicar más. El tema de las recepciones, con una colchoneta en su casa bastaría. Se deshizo del primer paracaídas y se lanzó para el segundo salto. Tardó un poco más de lo debido en tirar del paracaídas secundario, por lo que aterrizó fuera del blanco, pero apenas por un metro.

Cayó de esa manera en el río, mojándose de la cabeza a los pies, y el paracaídas encima de ella. Y mientras lo retiraba se comenzó a reír y no pudo parar hasta que otras manos le ayudaron a plegar el paracaídas.

-Que gracioso, ¿Eh? Pero tienes que seguir practicando ésto. A veces el blanco no es más ancho que la cabina de un camión. Pero es tu vida, así que... tu decides.

Terminaba de plegar el paracaídas. Ya había perdido uno y su buen dinero costaban. Menos mal que no pagaba ella.

El viejo Tom salió de la cabaña con un par de botellas de zarzaparrilla y su gorra de cuando trabajaba en la fábrica de pollos.

-No seas cascarrabias, joder. Ha caído bastante cerca. Además, es su segunda vez, y el objetivo no era fácil.

Se acercó y le ofreció las botellas.

-Te las dejo gratis, niña. Pero a condición de que vengas al desafío de la chuleta. Voy a apostar dinero por ti, y me tienes que hacer ganar pasta.

Quiso apurar al máximo y se pasó, pero bueno, con la práctica terminaría de pillar el truco.
Al salir del agua sacudió el cuerpo como un perrillo -Lo se, lo se, perdona, ya te decía que hoy no estaba muy fina ¿Volvemos a saltar?- le brillaban los ojos mientras ayudaba a doblar el paracaídas. La brisa le provocó un escalofrío pero la zarzaparrilla de Tom seguro que la hacía entrar en calor "Joder Queen, se nota que estás hoy hecha una braga", salió corriendo de la rivera para coger las botellas -¡Gracias! Claro que iré, ya lo decidí ayer pero no tuve tiempo de hablar con la jefa- se refería a la dueña del Rex -¿Que tal es la competencia?- abrió una botella, aspiró el olor -Mmmmmmmmmmmmmm- tenía ese fondo meloso de las recetas artesanales, muy de pueblo

Sonrió, complacido por que hubiera aceptado el desafío. Ya tenía una campeona novel por la cual apostar.

-Oh, pues vienen tragaldabas de todo el país. Especialmente el camionero Red, que es un dios de los desafíos de comida, y algunos interesante especímenes locales como los gemelos Fuller, que tragan más que el metro. Competencia seria, si señor.

Dos días más tarde...

La rutina era la rutina. Salto, instrucción, comilona. Salto, instrucción, comilona.

Los dias pasaron con monotonía y conversaciones de guassup. Se aburría como una ostra. Pero ya estaban cerca del final. Después de explicar todo el tema del salto HALO y practicar el salto helicóptero y avión, llegaba el gran día. El día en que tenía que hacer su primer salto HALO.

Se enfundó en un traje que parecía sacado de una serie de ciencia ficción, con casco, máscara completa y suministro autónomo de oxígeno. Iban en Daisy, el avión C-130 de excedentes del ejército que utilizaba para los saltos en grupo de los pijos. Maquinaria como Dios manda. Volaban cerca de su techo de 8 kilómetros, y la mezcla de gases era importante. Subir respirando aquello, para evitar el shock y pérdida de consciencia.

La idea era simple. Lanzarse a gran altura, recorrer mucha distancia horizontal en poco tiempo, frenar en el último tramo con las maniobras pertinentes, abrir el paracaídas a la distancia de un salto tipo y aterrizar con precisión en el objetivo.

Le hablaba por el comunicador del casco, mientras se abría la compuerta trasera para el salto.

-Bien, con la luz verde, saltamos. Acuérdate de lo que te he explicado. En salto HALO guiáte por la brújula y el GPS. Las coordenadas son 36.676001, -120.907083. Las he introducido en el aparato. Una vez que estés cerca verás el blanco, que es un poco más grande. Mide cinco metros de diámetro.

La plataforma se detuvo y se acercaron al borde.

-Saltaré contigo por si hay algún problema, y debo rescatarte. Dios no lo quiera. ¿Preparada?

Miró al piloto, que seguía en rojo. Diez segundos más tarde, la luz verde se encendió.

-¡Al agua patos!

Y se lanzó.

Los días pasaron más entretenidos de lo que pensó en principio. Apacibles en realidad, concentrada en el entrenamiento desconectó de la basura familiar, la distancia ayudaba. El movil echaba humo, fotos y mensajitos arriba y abajo, mucho azúcar en general y por las noches guindilla, eso sí después de lo de su madre se libraba muy mucho de hacer según que fotos, su hermano le picó a sacar la vena artística. Que por fin respondió el Huwanito de las narices, que mira que le costó, estaba lelo con Wook! y por fin le pudo encargar que buscara bajo la alfombra de Grossman, a ver que encontraba.
Al final empezó a estar un poco harta de tanto pitidito y vibración telefonil.

Cada día que pasaba le molaba más saltar, un método nuevo de enadrenalinarse era de agradecer, que en la vida hay que comer variado y no lentejas todos los días. Tan solo faltaba el tema del coche, el resto iba rodado (de momento).

Temblaba pero de excitación, daba saltitos mientras recibía las últimas indicaciones de Cletus, aquello era ya un salto serio. Miró hacia fuera, el paisaje era la puta leche, el aire frío, la atmósfera, abrió los ojos más que de costumbre para agudizar los sentidos "A por todas".
Al principio le palpitó el corazón, notaba la resistencia del aire, picaba un poco pero en cuanto acompasó la respiración volvió a encontrarse bien y dejarse llevar por el instinto, que ya empezaba a seguir los pasos de forma instintiva. Era un salto menos placentero, pues había que estar atento a demasiadas cosas, pero es que era lo que era, una técnica militar, no estaba diseñado para hacer turismo.
El tirón último le dio subidón, lo había conseguido.
 

El salto HALO era una pasada. Frenético, técnico y lleno de emociones. Navegar por el aire era la parte más divertida. Pero había que navegar con sentido, no solo disfrutando del viaje. Se perdió un poco al principio, pero luego pensó en que ya debía pasar a otras cosas. Volver a San Fierro, dedicarse a las cosas importantes. A su vida.

Y eso la impulsó a concentrarse más una vez abrió el paracaídas. Dió con el blanco, que estaba en la pista de aterrizaje desde la que habían despegado, y cayó dentro del blanco, a mitad de camino entre el centro y el borde. El que si cayó en el mismo centro fue Cletus. El abuelo era un crack en aquello. Pero era normal. Llevaba muchísimo rodaje y tenía práctica.

En el suelo hacía calor, y pronto comenzó a sobrar tanto mono térmico y tanto casco. A diferencia de la ululante columna de aire, que casi ensordecía, ahora disfrutaban de un silencio que no hacía si no acentuar un leve pitido en sus oídos.

Sonrió. Era la primera vez que se lo veía hacer a aquel cascarrabias. Después de todo, había ganado un amigo más.

-¡Bien, si! -la abrazó, entusiasta- Muy bien chiquilla.

Se retiró y seguía sonriendo de oreja a oreja.

-Truth no mentía. Eres una fuera de serie. Lo has captado todo al vuelo.

Asintió, despacio.

-Podríamos seguir saltando, pero creo que te estoy haciendo perder tu valioso tiempo. Ya tienes la base, conoces la técnica y eres metódica en las comprobaciones. El resto es practicar, practicar, practicar. Y siempre que quieras hacerlo, mi humilde empresa estará a tu disposición. Además, te he mandado unas cosas por correo, a petición del que paga. Un equipo completo para salto HALO, un juego de paracaídas normal, doble y HALO para tus saltos privados. Y siempre que necesites otro, llámame y yo te los consigo a buen precio.

Apoyó la mano en su hombro.

-Venga, te invito a comer algo. Y luego eres libre.

Era miércoles. Un gran día de verano, con un espléndido sol que hacía refulgir el agua de la bahía de San Fierro. Después de la euforia en el salto, el viaje en moto se hizo muy llevadero. Tenía muchas cosas pendientes. Pero la primera de ellas era reconciliarse con su auténtica casa, con su piso.

Entró en él y lo encontró silencioso, tranquilo. Perfecto. Había una nota cuki de Wook y su hermano diciendo que habían recogido todo antes de irse. La nevera estaba un poco saqueada, por lo que debía hacer una compra. Imaginaba que de tanto follar, a la parejita le habría dado hambre.

Eran las cinco de la tarde cuando se puso su bikini y salió a la piscina de la comunidad, a hacerse unos largos y tomar el sol. A disfrutar de la suave brisa que corría en aquellas montañas.

Habían sido pocos días pero le cogió cariño al lugar, volvería de vez en cuando, los findes, para desayunar o comer y quedaba pendiente de probar el restaurante de la colina.
Antes de ahuecar el ala vagueó un poco, tenía el sacrosanto deber de comerse todo lo que había comprado, una puta burrada para cualquiera, un tentempié para ella. Pero había ganas de volver a casa ¡JODER! Que la había pisado 5 putos minutos desde que llegó.

Fue entrar y quedarse en bragas -¡FUERA ROPA CUTRE!- estiró los brazos, miró alrededor –A esta casa le hace falta un gato, hmmm-
Hizo la ronda de revisión pertinente, tendría que salir a hacer recados pero eso sería luego, lo primero era lo primero. Se calzó el bikini y saltó como una loca a la pisci ¡Como le gustaba!
La sensación de estar en casa, que maravilla, que tranquilidad.
Ni siquiera avisó a nadie de que había vuelto, dejó el móvil cargando en modo silencio y tras el chapuzón se sumergió en el vestidor, puso música a tope y fue poniendo la ropa que había traído de Corea, toneladas de ropa… necesitaba hacer hueco, había cosas que le quedaban pequeñas y aunque se llevara el vintage y los revival… había cosas de hace 10 años que no volvería a ponerse en la vida, por ejemplo toda lo que le recordaba a Raúl.
Todas esas prendas fueron cayendo una a una barandilla abajo formando un buen montón, ni siquiera las donaría a beneficencia, les prendería fuego.
Aún así no estaba contenta, del viernes al miércoles había cambiado, no era la misma persona y eso requería ropa nueva, clásica pero cool, ella había nacido para molar.
¡Coño! ¿Cómo iba a ir de compras sin coche? En la moto no podía y pasaba de andar pillando taxis.
Mandó un mensaje a César comentándole el asunto y como hasta que le consiguiera un vehículo no iba a moverse de allí podía seguir vagueando. Recordó entonces algo que había prometido.
Abrió de par en par las puertas correderas del salón donde había una habitación tan grande como el vestidor pero llena de pelis, posters y algunos props de coleccionista (no mentía cuando decía que era una friki del cine en general y de los clásicos en particular).
“Click” chasqueó la cámara del móvil al fotografiar la videoteca, una perspectiva general del piso y un selfie en el que sus ojillos asomaban traviesos tras una edición especial, “nosecuantosdiscos” con comentarios hasta del apuntador, del remake de “La Momia”.
Despatarrada en el sofá mandó las fotos a Fehr, bailoteaba los pies mientras escribía, se moría de ganas de verle.
De repente reparó en que… -¡Oh Dios mio!- Salió a escape a la habitación de invitados, respiró aliviada, habían echado las sábanas a lavar, las cuales estaban dobladas sobre la secadora –Leche, que eficientes…- iba a ser verdad eso de que los que se acuestan en el mismo colchón se vuelven de la misma condición. Ya que estaba de pie regresó al frigo. Arrugó el morro, no le tentaba nada, sí lo hizo una enorme bolsa de patatas fritas clásicas “Mmmmm me comía un kilo de pollo frito”.
De vuelta al sofá le echó valor y mandó un “Ey” a Raúl y que fuera lo que Dios quisiera… a ver si respondía y el qué…
Picoteaba y zapeaba, era extraña de repente tanta tranquilidad –Hmmm- deslizó los ojos en un amplio arco
Guassup para César:
-Esto…
-En vez d ir x l coche…
-Q tal si lo traéis?
-Y os invito a cenar n casa
-A todos
-;)

César: Dalo por hecho.
César: ¿Necesitas que llevemos algo más de comer o de beber?

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Raúl: Hola chamaquita.
Raúl: Que bueno que me escribas.

Guassup para César:

-Mmmm
-Cerveza
-El mueblebar stá surtido (bendito tío Gun)
-Apetece Gozushi?

Guassup para Raúl:
(No solo iba a jugar a la niña buena con su madre) "Sus muertos chamaquita..."

-He stado fuera
-Q tal?

(De mientras que venían estos tantearía al frijolito)