Partida Rol por web

Justo cuando Ameleón termina de asestar un golpe de lleno con su lanza atravesando la piel del Mórloc siente como la oscuridad se le echa encima. Alcanza a oír el golpe de la falcata de Indikos sobre la piedra ¡Ha fallado el golpe! El gruñido del Mórloc no se hace esperar y mientras el encontronazo se desarrolla en la oscuridad Ameleón suelta el escudo y echa mano de una de sus antorchas para poder iluminar de nuevo la escena.

La asiática reniega por lo bajo al ver que por su descuido Indikos ha apagado su antorcha. La desventaja se hace evidente cuando esas criaturas demuestran tener una visión mucho más habituada a la oscuridad que la de los humanos. Por suerte el ataque de la última de las tres que queda con vida falla, y el íbero se libra de probar su hoja.

En el impasse el ateniense enciende otra antorcha, con lo que la visión regresa, y es una oportunidad que Deseo no piensa desaprovechar. 

Da un rápido giro sobre sí misma, enarbolando sus dos armas con una rapidez vertiginosa. El primer molinete con la daga es un amago que no llega, pero sí lo hace la hoja de la guadaña.

Un sonido metálico y las chispas consecuentes del impacto del metal sobre la roca delatan el fallo de Indikos, antes de apagar la antorcha pensaba tener a tiro a su objetivo, pero con los ojos habituados a la luz del fuego, en cuanto ésta desapareció, la oscuridad se hizo más profunda.

El sonido por añadidura alertó a las criaturas que le atacaron, por suerte para el, la criatura a pesar de tener buena vista en la oscuridad, falló el ataque.

Antes de poder reaccionar, observó que volvía la luz, Ameleon había encendido una antorcha, el ataque sorpresa no había sido un completo fracaso, al menos dos de los Morlocs estaban muertos y antes de que pudiese reaccionar, observó un brillo metálico en el aire que impactó sobre el Morloc que le tenía a su merced, la asiática le había salvado con un golpe letal de su gigantesca guadaña.

¡Eso ha estado cerca! Gracias por la ayuda Deseo, ¿Qué clase de criaturas son éstas? Observaba al repugnante ser que yacía en el suelo con una mezcla de curiosidad y asco.

Indikos echó un vistazo rápido a la hoja, el golpe contra la roca había sido fuerte, por suerte la hoja había aguantado bien.

Al menos aquí no hará falta una muesca.

Trató de rebajar la tensión del momento del combate con una ridícula broma

Ameleón enciende su antorcha justo a tiempo para que Deseo golpee con su naginata al último de los horribles hombrecillos. El mórloc cae al suelo tras recibir el tajo, y parece muerto. Indikos se confía al ver brotar tanta sangre de su cuerpo y le da la espalda, haciendo una pequeña broma y preguntando a sus compañeros por la naturaleza de la criatura.

Sin embargo aún le queda algo de vitalidad, y con una temblorosa mano alarga una daga intentando alcanzar al íbero, sin conseguirlo.

¡Maldito bicho asqueroso!

Por poco la mano temblorosa y viscosa alcanza con la daga la espalda de Indikos. Pero no, no ha sido así, y Deseo salta sobre el morloc para terminar un trabajo a medias.

-Ya está... ahora sí. No sé qué clase de bestias son estas, compañero. Pero en cualquier caso, mejor muertos.

Por fin, pueden dejar atrás las criaturas y su pobre víctima para adentrarse aún más en las entrañas de la parte subterránea del laberinto. 

-Vamos. ¿Todos bien, cierto? Pues adelante...

Indikos echó una mirada furibunda a la desdichada criatura, de no ser por Deseo, le habría apuñalado. Con la ténue luz del entorno alcanzó a verla mejor...

Vaya vaya, qué tenemos aquí, no los había visto bien por eso he preguntado antes pero, parece que son Mórlocs, unas criaturas semejantes a los Derros, aunque, a diferencia de éstos, apenas son capaces de comunicarse. Una lamentable forma de vida se mire por donde se mire.

​​​El íbero observó a Deseo con curiosidad y mirada agradecida.

Hoy me has salvado dos veces la vida extranjera, no lo olvidaré te lo aseguro, en mi lugar de origen nos tomamos esas cosas muy en serio, los bárbaros del lugar lo llaman devotio. Estaré en deuda contigo por esto 

Indikos se llevó la mano al pecho mirando fijamente a Deseo con mirada severa

Deseo devolvió en silencio la mirada al íbero. Y no sin tomarse su tiempo, sonrió, haciendo una pequeña reverencia de respeto, al modo oriental. La sonrisa en Deseo era algo muy difícil de ver...

El cuerpo que los mórlocs estaban devorando es el de Teseida, la amazona que se adentró en este lugar junto a vosotros. Tanto su vientre como sus extremidades han sido mordidas y rasgadas. Su equipo yace desperdigado por el suelo.

Proveniente de uno de los túneles, un ruido infernal os llama la atención. Parece un rugido, o un centenar de espadas golpeando escudos, o todo a la vez. Debe ser algo grande y poderoso. Está lejos aún.

-Buen trabajo, sea lo que sea, lo próximo que nos encontremos no será tan blando como estos. Así que tendremos que extremar precauciones- dijo Ameleón dándole la nueva antorcha a Indikos- No te preocupes íbero, error de uno respuesta de todos... Hicimos muy buena elección al pedirte asociación, extranjera-.

Recogió de nuevo su escudo. Miró el cadáver de la pobre desgraciada- Iluso el que crea que puede bailar solo en la oscuridad- y animó a sus compañeros a continuar.- Ahora ya he calentado los músculos y el cuerpo está en posición de alerta- En ese momento empezó a escuchar el estruendo monstruoso que se oía en algún lugar aún indeterminado- ¡Y ahí viene nuestro amigo! ¿Y si intentamos prepararle una trampa antes de que llegué?-. 

-Esa mujer... estaba con nosotros en la entrada. No ha acabado su misión. Su destino no era ése.

El ladrillo pintado atrae la atención de Deseo. El hecho de que la amazona lo llevara encima le dice a la asiática que quizá sea un objeto mágico. No es que la haya protegido, precisamente, pero hay que analizarlo.

-¿En qué clase de trampa estás pensando? Porque aquí debajo no hay demasiados recursos.

Comenta mientras mira la extraña pieza con detenimiento.

Después sacude la cabeza: El sonido escuchado no es nada tranquilizador. Y, por otro lado, sí es esperanzador. Después de todo están aquí para matar al Minotauro. Para eso hay que encontrarlo. Y, con seguridad, no deberá ser un encuentro silencioso y discreto.

¿Puedo observarlo? -​​​​​​-Preguntó a la guerrera asiático señalando el ladrillo- Quizás cuatro ojos vean más que dos

El guerrero ibero observaba el ladrillo con detenimiento, observando atentamente el patrón de los dibujos, estaba tan concentrado que el dso le sacó repentinamente de sus cavilaciones

Vaya vaya, eso no suena como un Mórloc, ¿Verdad? -expresó con una media sonrisa irónica en la cara-

Trampas aquí veo complicado montar, sin contar con que si se trata de nuestro amigo, hay que considerar que vive aquí, sería difícil tenderle una trampa o una emboscada, nuestra mejor opción es usar el sigilo, propongo avanzar en dirección a ese ruido con el máximo sigilo posible.

Puso una mano sobre el hombro de Deseo que observaba a la amazona con tristeza.

La amazona ha muerto combatiendo, honremos su caída cumpliendo la misión que ella habría querido terminar.

Indikos le dedicó una sonrisa amable, pocas veces le habían salvado la vida dos veces seguidas, la asiática le resultaba incomprensible en su mirada, pero estaba en deuda con ella, es la tradición y ahora le debe la vida, por dos veces.

Esos ruidos entre metálicos y guturales están lejos, pero retumban por todas partes como si un edificio se estuviese derrumbando justo encima de vosotros. Los que habéis estado en alguna batalla sentís un escalofrío.

Os centráis en el ladrillo de Teseida:

No son dibujos añiles como los que cubrían su piel, no son símbolos amazónicos tampoco. Parecen trazos improvisados con una piedra más clara. Tampoco parece contener magia ni estar imbuido de ningún poder, la calidad del material no lo soportaría.

-Eso parece un mapa que la amazona estaba dibujando del laberinto...no le veo mayor valor- Ameleón mostró una risa sardónica antes de hablar con ironía- Tendría que quedarme totalmente en pelotas para poder tener siquiera una oportunidad de acercarme a algo desapercibido... y no creo que ni aún así. llevo demasiada armadura encima. Si Asterión quiere devorarme va a tener que sacarme de la lata-.

Miró la cuerda que tenía en la mano- Una trampa... Para empezar, no sabe que somos tres. En un cruce de caminos uno puede hacer de cebo con la antorcha al fondo del pasillo, es de esperar que en cuanto lo vea se lance a embestirlo.- En ese momento estira la cuerda entre sus manos- En el cruce de corredores, uno a cada lado, le esperan los otros dos listos para tensar la cuerda en el momento en el que pase para hacerlo caer. En ese momento el cebo tendrá la cabeza del minotauro a tiro e indefensa para asestarle un buen mandoble. otro podrá golpear una de sus piernas para restarle movilidad y el tercero se puede dedicar a atar las cuerdas alrededor de sus piernas para complicarle la tarea de levantarse. ¿Qué puede salir mal? Todo... pero más vale tener un plan que caminar recto hacia la muerte.

Sacó una buena ración de pan de su bolsa y remojó la garganta con agua. No tenía prisa de encontrarse a la bestia pero sí estaba deseando salir de allí con un buen filete de toro y un buen vino ateniense.

No me parece mal plan ateniense, nada mal -expresó con grata sorpresa Indikos- creo que, de hecho, podría funcionar, eso sí, el que haga de cebo debe ser también el que golpee con más dureza, no debemos darle oportunidad al minotauro de devolvernos el golpe, si los otros dos lo golpean flanqueando y el cebo lo golpea estando en el suelo, puede ser que consigamos que no se levante.

​​​​​​Mientras hablaba, Indikos sacaba otra de sus raciones del petate y se ponía a comer mientras daba otro trago al pellejo de agua.

¿Tú qué opinas Deseo? Parece un buen plan, ¿no es así? -preguntó a la asiática una vez había tragado el bocado para no hablarle con la boca llena, le tenía respeto y admiración a partes iguales y para el, su opinión era de suma importancia.