Partida Rol por web

Diana pareció captar las dudas de Oliver, y decidió adelantarse a lo que los Ancianos le iban a explicar más adelante.

—Pero tú eres Theurge —apuntó como si fuese algo relevante que debía significar algo específico—. Yo soy la guerrera, no tú. Tú eres el... chamán. Tu Auspicio está en contacto con el mundo espiritual y saben mucho sobre Ritos y tradiciones*. A ti te va a tocar aprender el Lenguaje Espiritual, que ya es bastante. Y también tenemos que aprender la lengua garou, así que van a ser dos idiomas, en realidad.

Se encogió ligeramente sobre sí misma, pensando sobre ello y no muy segura de si realmente había sido de ayuda o no todo eso. No quería asustar al muchacho más de lo que ya estaba, pero por otro lado, no podía ser tan malo. Estaba en compañía con gente como él.

—¿Has... tenido antes alguna experiencia así como... transcendental o algo así? Dicen que los Theurges pueden sentir el mundo espiritual con mucha facilidad.

La mirada de Oliver se movía entre Elliot y Diana, llena de miedo y confusión. Abrió la boca para preguntarle algo a Elliot, pero la cerró de nuevo y se volvió hacia Diana, visiblemente agradecido por el cambio de tema. Se encogió de hombros, casi intentando esconderse dentro de su cuerpo como una tortuga.

—Al parecer. No lo sé. Todo este sitio me da una sensación diferente, y Bruma-Umbría dice que tiene que ver con esas cosas. —Oliver lanzó una mirada fugaz hacia la puerta antes de volver a centrar su atención en Diana y Elliot, y se agarró un pie con firmeza, cruzando el brazo por delante del cuerpo e inclinándose un poco de forma que cada vez estaba más cerca de hacerse una bola—. Y antes de... de hoy, supongo, sí. No tan claro como aquí, pero sí. Pensaba que era el fumeque, pero se ve que no.

Suspiro al ver el cambio de actitud de Oliver, que vuelve a retraerse un poco. Parece que el tema de la lucha y los entrenamientos lo ha asustado un poco. Igual he sido un poco bocazas. Luego, el chico nos confiesa que sí que había tenido experiencias previas con el mundo espiritual, ayudado por la hierba.

—Bueno, los petas pueden ayudar. Aquí muchos los usan. ¿Verdad, Diana? —pregunto a nuestra «hermana mayor», intentando que vuelva a reinar el buen humor. Luego vuelvo a mirar a Oliver—. En serio, no te rayes. No vale la pena. Poco a poco lo iremos pillando todos. Porque joder, anda que no hay cosas que pillar. No tenía ni idea de que los hombres lobo tuviésemos tanta historia, cultura, tradiciones, rituales y zarandajas. Ah, ni de que fuésemos tan pelotas con los espíritus. Sí, sí, mucha fuerza y garras afiladas y todo lo que tú quieras, pero cuando se trata de pedirle un favor a un espíritu, solo nos falta ponernos en pompa. —Me río—. Nah, ahora en serio, los espíritus son la monda. A veces, para ayudarnos, piden a cambio unas cosas extrañas de la hostia. Ya lo verás, ya.

Me estiro con total desinhibición, levantando los brazos y soltando un bostezo de los contagiosos. A menos que seas un psicópata. He leído que puedes saber si alguien es un psicópata si bostezas delante de él unas cuantas veces y no se le pega. Por la falta de empatía, dicen.

—Bueno, creo que no estaría mal dormir un poco, ¿no? O a lo mejor podríamos salir a dar un paseo por ahí. ¿Qué os parece?

Diana hizo un gesto que entre tantas palabras quedó perdido, pero que Oliver pudo captar perfectamente. La vio encogerse y finalmente llevarse la mano al rostro cubriéndose los ojos, como si lo que decía Elliot fuese motivo de vergüenza. Lo era, por lo que había aprendido hasta la fecha. Menos mal que estaban entre "colegas" y no había ningún Anciano cerca para reprenderle por eso del culo en pompa. Que no es que no tuviese razón, pero el orgullo de su Clan parecía medir por encima de todo lo demás de tal manera que ciertas palabras o frases no parecían del todo permitidas. Y poner a los garou por debajo de los espíritus...

—Yo tengo entrenamiento por la mañana y aunque no lo parezca, Ira-de-Invierno me deja por los suelos cada dos por tres. —Se volvió hacia Oliver, bajando la voz—. Es una señora muy vieja, y también una gran guerrera. Vamos, eso dicen. A mí sólo me hace correr como si no hubiese un mañana... Por cierto, yo nunca he probado un peta —admitió con cierto recelo.

Y por las pintas que llevaba, nunca nadie lo habría dicho. Pero Oliver imaginó que era el efecto de vivir en aquella comuna, más que un estilo de vida escogido.

La elocuencia de Elliot dejó a Oliver un poco aturullado, y miró a Diana como buscando ayuda para seguir el hilo, pero Diana estaba ocupada reaccionando con una vergüenza que solo lograba aumentar la confusión de Oliver. El cambio de tema hacia preocupaciones más tangibles e inmediatas pareció espabilarle un poco.

—Yo, eh... No creo que sea una buena idea. Solo tengo una de éstas —dijo, gesticulando hacia la chancla que había traído, y se encogió de hombros como disculpándose—. ¿Mañana, mejor? ¿Cuando tenga dos? Debería... No sé. Creo que quiero que  se acabe el día.

Tuerzo la boca al ver la reacción de Diana a mis desenfadados comentarios. Parece que está empezando a aprender a tomarse en serio cosas a las que yo aún no acabo de pillarles el sentido. Oliver, por su parte, no parece muy animado a dar un paseo nocturno por el bosque. Obviando el hecho de que la falta de una de sus zapatillas es una mera excusa (podría cambiar de forma si quisiera), decido no seguir presionando. Seguramente esté sobrepasado por todo esto y solo tenga ganas de dormir. Joder, yo estuve igual los primeros días.

—Okey, sin problemas —respondo con una sonrisa comprensiva—. Se entiende. Esto es, en fin. Bueno, ya sabes. Sí, creo que a todos nos irá bien dormir. Mañana será otro día. Elígete una litera y… eso. Buenas noches.

Me tumbo en mi litera, con la vista fija en el techo. ¿Por qué a veces tengo la sensación de que hablo demasiado?

Diana se levantó tras darle un suave apretón a Elliot en el brazo y se acercó al armario para hacerse con un par de mantas que bien podrían tener más años que todos ellos juntos. O al menos eso parecía.

—Refresca de madrugada —dijo con una sonrisa apresurada mientras se las tendía a Oliver—. Buenas noches.