Partida Rol por web

Hannah despegó los labios, pero no llegó a responder, tomándose un momento para poner en orden sus pensamientos.

—Eso no es lo que he dicho, Oliver. No sois una condena. —Tomó una bocanada de aire—. Hay leyes, leyes que tú también tendrás que aprender y que Sean quiere que aprendas. Algunos de nosotros somos más flexibles respecto a estas leyes. Otros, como Flecha-del-Sol, no tanto. Tu abuelo... Las rompió, y aunque lo hizo por una buena causa, una causa noble, infringió la ley. Esa fue su decisión, y esta será la tuya. Y te prometo que si esto no es lo que quieres, después de tu aprendizaje, serás libre de tomar el camino que desees.

Oliver cambiaba el peso de una pierna a otra de forma que todo su cuerpo se balanceaba. Finalmente cruzó los brazos con las manos escondidas en las axilas y se acercó a Hannah. Apoyó la frente en su hombro y resopló por la nariz.

—¿Cuándo puedo ir a casa? ¿Cuándo puedo verles?

La mujer suspiró con un ligero temblor, acariciando su cabello revuelto. 

—Te llevaré en cuanto pueda, te lo prometo. Serán unos días, quizás una semana, pero mientras necesito que seas fuerte, ¿de acuerdo?

Oliver asintió sin levantar la cabeza del hombro de Hannah. Se hizo daño en la frente y la nariz al rozarse contra los botones y costuras de la chaqueta, pero no pareció importarle. Se dejó acariciar unos instantes mientras se recomponía. Una semana. Si podía aguantar una semana, Sean y Cynthia podrían contarle lo que había pasado. La verdad.

Se apartó de Hannah, ya más calmado pero sin levantar la vista para mirar a Hannah en el ojo.

—¿Qué tengo que hacer? Aquí, digo. ¿Qué voy a tener que hacer?

Un poco más tranquila, Hannah dio un paso hacia atrás para poder mirar al muchacho, dejándole espacio. En honor a la verdad, había ido mejor de lo que había esperado, aunque el verdadero reto aguardaba para Sean, quien tendría que explicarle todos los motivos y responder a las preguntas que ella no había podido responder.

—Vas a aprender lo que significa ser un garou, a explorar tus formas, a estudiar las leyes... —explicó vagamente. Suspiró—. Muchas cosas, Oliver. Pero nada de eso es relevante ahora. Quiero que vayas a tu cabaña y que descanses, ¿de acuerdo? Ha sido un día largo, y estoy segura de que Elliot estará deseando conocerte.

Oliver asintió y se frotó los ojos con la bola de la mano. Descansar sonaba bien, y aunque había sido él quien había preguntado, agradecía que Hannah no le hubiera dado muchos detalles. Asintió otra vez, mirando aun lado y a otro, y musitó algo que ni él sabía muy bien qué quería decir mientras se volvía hacia la única cabaña en la que había estado. Luego recordó quién estaba allí, y se dio cuenta de que no sabía cuál era en la que se iba a quedar ni quién era Elliot, de modo que se quedó de pie, buscando una señal que le guiara, pisándose un pie con el otro porque se acababa de dar cuenta de que en el corto paseo desde la hoguera con Bruma-Umbría y Flecha-del-Sol ya había perdido una chancla.