Partida Rol por web

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Konrad dio una palmada para que uno de sus sirvientes trajera a Sascha lo que había demandado. 

- ¿Traes tu propio té o es algún tipo de hierba"exótica"?- Preguntó inocentemente el noble, quien no podía imaginar que el agua caliente fuera para otra cosa que para echar en el algún tipo de hierba para hacer una infusión.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

- Gracias.- Dijo con una sonrisa y pasando al interior de la casa.- Pues la verdad, viejo amigo, que he estado ocupado.-Sus dos nuevos sirvientes le habían dado grandes satisfacciones pero también mucho trabajo.- Había que dejarlo todo preparado para la siembra de los campos.- Hizo un gesto para que Sascha y Gruñido se acercaran sin miedo.- Supongo que te acordarás de Sascha y Gruñido. Resultaron ser todo un hallazgo. La verdad es que no queríamos importunarte durante mucho tiempo. Sólo quería consultarte un par de cosas sobre averiguaciones que he hecho sobre mi familia. Pero eso puede esperar por ahora. ¿Cómo te ha ido a ti? Veo que bien. ¿Y Kendra? ¿Cómo está tu pequeña?

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Gruñido bajó los escalones de dos en dos ilusionado con la idea de recibir su regalo. Luego recordó que Sascha estaba algo pálida esa mañana y con la misma velocidad desandó sus pasos para que al bajar la escalera se pudiera apoyar en ella. Ella era orgullosa, pero él era su hermano.

Cuando el amo Konrad les enseñó la mesa, el pequeño semiorco quedó deslumbrado. Nunca había visto nada parecido, más que a través de un ahumado cristal de una taberna: Una mesa servida, y él tenía un sitio en ella.

La excitación del anuncio del regalo le hizo correr a su sitio, extendió sus ávidas zarpas hacia ello, pero se contuvo en el último momento. Miro a Sascha esperando su permiso y un tácito cabeceo se lo dio, más un brillo en su mirada le hizo recordar algo. Se volvió hacia Konrad.

- Gracias seniiior Konrad, grwwllll… - Sorbió un hilillo de baba que amenazaba con abandonar su boca y cayó sobre las fichas negras y blancas, y los pulidos dados.

Era el tesoro que cualquier niño querría para sí. Las piezas eran diferentes, con marcas que parecían ser las mismas, pero en unas había más y en otras menos. El conjunto era innegablemente atractivo y el pequeño se sentía el niño más afortunado del mundo. Volvió a mirar a Konrad.

- Yo aprender jugar senniooor, jugar con usted cuando aburrir, grwwlll. – La perspectiva de aprender un juego con el que matar el rato maravillaba al pequeño semiorco.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

-Claro, claro, estoy seguro. Un hombre de tu posición siempre tiene ocupaciones, pero me alegra que hayas tenido tiempo de visitar a tu viejo amigo.

El profesor sonrió y saludó a los sirvientes de Konrad, se acordaba perfectamente de aquella pareja, eran demasiado singulares como para olvidarlos.

-¡Sascha y Gruñido! ¡Bienvenidos! Me alegra que sigáis al servicio del noble Konrad Mykephoros. ¡Al lado de los grandes hombres se alcanzan grandes metas!

Se alegraba por partida doble, no solo por aquellas dos criaturas que habían encontrado un buen lugar sino también por el noble que parecía haber obtenido unos sirvientes que no le abandonaban a las primeras de cambio.

-¡Pero pasad, pasad! Hablaremos dentro. Además aquí hay alguien que creo que os gustará ver. -Miró especialmente a Sascha y Gruñido y después se volvió hacia el interior de la casa.- ¡Velkan! ¡Tenemos visita, creo que gustará!

Dejó que los salvajes, a los que sabía muy hermanados, se reencontraran e hizo pasar al noble.

-¿Averiguaciones sobre tu familia? Te ayudaré en cuanto pueda, no lo dudes. ¿Kendra? Pues ya ha crecido, es en ella la que me hace notar como pasa el tiempo de rápido, ya es toda una señorita. Seguro que llega en cualquier momento, salió a dar un paseo por el pueblo.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

Podría decirse que estaba feliz. Todo lo feliz que podía estar alguien como yo. Íbamos a volver a ver al Profesor, persona cuya influencia me gustaba para Gruñido.

Esperaba con paciencia tras Konrad que Lorrimor o su hija abrieran la puerta, siguiendo esa especie de protocolo de estar siempre un paso o dos tras el señor, con una mano sobre el hombro de Gruñido. Sabía que el niño, que había crecido significativamente desde la última vez que habíamos visto al Profesor, estaba emocionado por volver allí.

Sonreí al Profesor cuanto éste abrió la puerta y nos dio la bienvenida, y caminé tras Konrad cuanto éste nos invitó a entrar, aunque no llegué mucho más lejos del marcó de la puerta.

Al escuchar el nombre de Velkan me quedé totalmente petrificada, pensando que el oído me había jugado una mala pasada pues aquel lugar, a pesar de no haber coincidido nunca con Velkan allí, me recordaba a él, por haber sido la noche en la que decidí abandonar el bosque y asumir con eso que jamás volvería a verle.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Ante la curiosidad de Konrad, hice visible aquello que había guardado entre los pliegues de las ropas, mostrando una raíz.

- Jengibre.

Lo dejé sobre la mesa, junto con una especie de navaja o cuchilla muy pequeña hecha de madera, hasta que me trajeron el agua, momento en el que con aquella cuchilla fui sacándole virutas a la raíz y echándolas en el agua. Mientras, miraba de vez en cuando a Gruñido. Me hacía gracia y me animaba la emoción del niño con el juego, que hasta había olvidado el hambre que una criatura en su fase de desarrollo siempre tiene.

Tras aquello, me dediqué a beber la infusión de jengibre y a comer. Aunque tenía bastante hambre, comía despacio, pues el instinto me decía que era más oportuno en ese momento. Además, la comida estaba buena, y merecía la pena disfrutarla. Casi podía sentir cómo iba recuperando fuerza. Pero tras terminar de comer, el silencio empezó a volverse incómodo, y yo no sabía qué podía decir, con lo que se me veía inquieta.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

Asiento a la invitación de Konrad y le respondo encogiéndome de hombros:

 - "Claro, le acompaño."

A medida que nuestros pasos avanzan, escucho las palabras que el noble me dirige. Sonrío cuando piensa que mis palabras se basan en lo que he oído de él, que alguna influencia tienen pero no completa, por lo que le respondo:

 - "No me mal interprete, Konrad. No pensé que el sol de la mañana no le gustase por cosas que he oído, pero yo también vengo de una familia noble y sé que nuestra gente no tiene especial aprecio por una piel dorada, la que muchas veces consideran más una características de los plebeyos y sus trabajos en el campo. Gheorghe no habla mucho de usted, bueno, no habla mucho de casi nada en realidad."

Miro hacia abajo antes de continuar, esperando que aquello no se malinterprete:

 - "Gheorghe es un excelente hombre, que muchas veces no está de acuerdo a como se hacen las cosas en el mundo y a ciertos excesos de la nobleza, pero más allá de sus enfrentamientos valóricos y éticos, es un hombre con un inigualable sentido de la justicia y de gran piedad. Mucho me recriminó ayer acerca de mi dureza contra los aldeanos que nos atacaron en el cementerio. Cuando muchos pensarían que los paladines solo viven para juzgar a los malvados, Gheorghe muestra clemencia y entendimiento. Es un hombre inspirador."

Aunque en realidad, no soy un seguidor de su fe ni de los valores de los paladines, siempre le he reconocido que sus ideas y actos son un aporte para el mundo pues siempre reman hacia un futuro mejor. Estoy agradecido de haber sido asignado a él como escudero y no a algún otro noble remilgado y prejuicioso, con ideales de paladín pero muy poca capacidad de tolerar. Me siento afortunado por ello.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Se reclinó en a silla disfrutando del espectáculo que era ver al niño semiorco recibiendo el regalo. Para alguien como él, que parecía haber vivido sin nada, un pequeño detalle como ese significaba todo un mundo. Se sintió muy satisfecho de su elección.

- Ahora disfruta de la comida y después puedo enseñarte a jugar. ¡Ya verás!- El dominó era un juego sencillo aunque Konrad empezaba a dudar sobre si Gruñido sabría contar o no. Puede que no hiciese falta y pudiera jugar mirando sólo los puntos negros sobre el blanco marfil.

- ¡Qué interesante!- Exclamó aunque olfateaba el aroma que desprendía el jengibre y su rostro no expresaba precisamente que le gustase el olor. Dejó que la pareja comiera y recuperaran fuerzas mientras que él se llevaba distraídamente algunos pedazos a la boca, sin demasiado interés. No tenia apenas apetito y su cabeza no dejaba de darle vueltas a cómo afrontar el servicio que pudieran darle sus dos nuevos criados. Cuando el silencio se hizo incómodo, Konrad propuso a Gruñido jugar al dominó.

- ¿Os parece si nos sentamos junto al fuego? Allí hay cómodos sillones y mullidos cojines donde Sascha podrá descansar a gusto mientras jugamos al dominó. Y así podemos hablar de...bueno, vuestro futuro.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

- Vayamos por ahí, debo pasar un segundo a dejar una cosa en el carro.- Dijo a su acompañante indicándole con un gesto del brazo que comenzase su paseo.- No es mi caso, Janos. De hecho encuentro reconfortante las caricias del sol en mi piel. Claro que, por supuesto, no me expongo a él en las horas en los que sus rayos son más fuertes. Pero con la brisa fresca de la mañana lo encuentro agradable, la verdad. No soy un noble a uso, tampoco. De otra manera diferente a la de mi hermano. A veces me siento fuera de lugar, tanto de un lado como del otro. Demasiado extravagante para unos y demasiado díscolo para mi el gusto de mi hermano- Para Konrad era interesante escuchar de boca de alguien tan cercano a Gheorghe la opinión que éste pudiera tener sobre él. Sin embargo no pudo ocultar cierta desazón cuando Janos comentó que su hermanastro no hablaba mucho de él. Era parco en palabras, lo sabía, pero también indicaba que había pretendido borrarlo de su vida, al igual que había hecho con el apellido de su padre y, por tanto, del suyo propio.- Recuerdo muy bien, de cuando éramos pequeños, la cabezonería de mi hermano, jeje.- Lo que Janos consideraba la virtud del "sentido de la justicia" Konrad lo entendía como una terquedad extrema. Tanto era así que en sus peores momentos Konrad había sentido el desprecio, no sólo de Gheorghe, sino del resto de su familia. Le hubiera gustado sentir un poco de esa clemencia y entendimiento que Gheorghe concedía a los desconocidos. Pero aquello formaba ya parte del pasado y debía mirar hacia delante. Las cosas habían cambiado.

- Me alegra escuchar que te sientes bien a su servicio, la lealtad es algo que escasea en la vida.- Gheorghe tenía a Janos y Konrad tenía a Sascha y Gruñido. Cada uno a su manera no dejaban de ser líderes.- ¿Cuánto tiempo llevas ya a su servicio? Aprovechando que ayer volvimos a compartir habitación, como antaño, empezamos a ponernos al día. Tengo la firme intención de revitalizar nuestros lazos familiares. No quiero que vuelvan a enfriarse. Ahora soy más dueño de mis actos que nunca y espero tomar con firmeza las riendas de mi vida.- Al llegar al carromato Konrad guardó en la pequeña bodega el caro vino para después seguir caminando con el escudero.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

A falta de que el hombre me pidiera ayuda con algo más, volví a sentarme en la silla. La situación no era muy cómoda, sabiendo que él no me recordaba, y no siendo, al contrario que Alexei, alguien con quien yo tuviera o hubiera tenido confianza como para poder hablar más distendidamente.

Por suerte no todo el mundo era como yo, y algunos buscaban el contacto verbal a pesar de que apenas conocieran de nada al otro.

Cogí el libro y le enseñé la portada a Gabriel. Parece una recopilación de cuentos cortos.

- Es para aprender. Las letras son grandes.

Abrí el libro por la página en la que lo había dejado, apenas tres o cuatro desde el inicio, y lo miré con cierta frustración.

- Es extraño. Cuando consigo entender una palabra, se me olvidó la anterior. Y tengo que repasar...

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

Llevaba varios días en la casa del Profesor Lorrimor, desconocía el motivo para el que le había llamado en aquella ocasión y la espera encerrado en una casa y en una ciudad no era algo que Velkan llevara bien. Petros por el contrario se había mostrado muy animado y entretenido, con una alegría inusual.

En el momento en que escuchó la voz del Profesor, Velkan levantó la mirada de la chimenea y con pocas ganas echó a andar hacia la entrada. No era alguien excesivamente social en casi ninguna situación, no le gustaba la gente y no le gustaban las relaciones humanas, se le daban mal pero no quería ofender al Profesor ni a sus amigos. Cabizbajo y con una clara muestra de desgana en su rostro se presentó ante las visitas que estaban en Ravengro. Su cara no pudo expresar una mayor sorpresa cuando contempló a las personas que tenía frente a él. El gesto del cazador de cambiantes se tensó pues no era capaz de entender lo que estaba pasando y eso le llevó a girarse y mirar al Profesor con dudas en busca de una respuesta ante aquella broma sin sentido. Lo único que pudo pronunciar fue un escueto mensaje.

—No es posible...

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

El profesor sonrió a su amigo y le palmeó el hombro. Sabía que Velkan había sufrido al tener que quedarse tanto tiempo en su casa y le había estado costando convencerle para que alargara su estancia allí con la esperanza de que su amigo Konrad apareciera por allí.

-A veces los imposibles se cumplen Velkan.

No quiso entorpecer por más tiempo aquel encuentro fraternal y se apartó a un segundo plano.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

Respondo a la pregunta de Konrad mientras le sigo acompañando:

 - "Desde antes del asunto de Osirion. La verdad es que son años ya a su lado y probablemente serán muchos más pues jamás seré un paladín."

"Y si lo fuera, sería una gran farsa."

Pienso un momento en lo que dice Konrad, de que no es un noble en el clásico sentido y eso es bueno pues nuestros congéneres siempre han demostrado un gran desprecio sobre los aspectos valorables del actuar humano, poniendo por encima sus prejuicios e inútiles reglas que el resto de aspectos más relevantes. Respondo aliviado:

 - "Me da gusto pensar que en usted se puede encontrar a una persona sin los grandes prejuicios ni depravaciones de la nobleza. Puede contar conmigo para ayudarle en intentar mejorar sus relaciones con Gheorghe si sus intenciones son buenas. Él es un hombre muy accesible para un diálogo, si no fuese así, no me habría aceptado como su escudero a pesar de ya tener mi formación completa."

Espero mientras Konrad guarda en el carromato lo que traía, sin prestar atención a lo que era, para luego seguir caminando a su lado.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Intentó enfocar la vista, centrarla en la portada, o más concretamente en las inquietas letras que sobre ella nadaban, pero apenas conseguía enfocar una el resto se zambullían y buceaban. No tardó en rendirse y volver a recostarse en el sofá cubriéndose la cara con una mano, y apartándola poco después cuando notó la tirantez de la herida por la que casi pierde el ojo.

- Y...

Estaba cansado y soñoliento. Aun le dolía la cabeza y las heridas, además de un dolor más generalizado, aunque leve, que se repartía y se movía a oleadas por todo su cuerpo. Por suerte parecía que lo que estaba masticando le ayudaba.

- ¿Por qué no escribes? Quiero decir...- Como las letras en la portada sus ideas flotaban en una cabeza que, aunque vacía de recuerdos, estaba llena de una confusa nada en la que si se concentraba lo suficiente podía obtener algo. Pero concentrarse le cansaba.- Escribe. Acostúmbrate a las letras, a las palabras... a cómo se unen. Esto... formando frases. Ideas. Así no se te olvida lo que lees porque... Porque lo que lees es lo que has pensado. Siempre ayuda. Y luego lee. Practica. Mucho. Ehm... Poco a poco. Paciencia.- Cerró los ojos y volvió a beber del vaso de agua.- Un día podrás leer lo que quieras. Cualquier cosa.

Bajó la vista como buscando algo, algo que había tenido y que esperaba seguir teniendo.

- Tengo... Sí. Cógelo- le dijo, sacando de entre sus ropas apenas una fracción de una cajita que, si abría, podría ver que contenía materiales para la escritura.- Prueba. Escribe cómo te llamas. Pon "me llamo" y tu nombre y... Luego. Enséñamelo.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

¿Velkan?- ¿Aquel nombre no era del miembro del Clan del que Sascha y Gruñido le habían hablado? El noble miró a Sacha y vio por su expresión que así debería ser. También Konrad se apartó junto al Profesor para dejar que el fraternal encuentro tuviese lugar. Miró de arriba abajo al imponente cazador de cambiantes y no le cupo duda alguna de que habría muchas diferencias entre los dos. Eran como la noche y el día. Tragó saliva con dificultad, nervioso y espectante por el encuentro.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

-Muchos años, sí.- Konrad se extrañó de las palabras de Janos. ¿Muchos años más de escudero de su hermano? ¿Con qué fin? ¿Tan agradable era la compañía de Gheorghe? Él no lo recordaba así, aunque su vida pasada se sumía a veces en espesas nebulosas.- Si no vas a ordenarte como paladín, ¿qué sentido tiene ser escudero de Gheorghe?- No quería que sus palabras sonaran bruscas ni malintencionadas así que trató de aclararlo inmediatamente.- No me malinterpretes, Janos. Me refiero a que ya habrás aprendido todo lo que necesites.- Pensaba también la familia del noble, a la que quizá no le hiciera mucha gracia que se quedara como eterno escudero. Desde luego a Konrad le importaba un comino lo que decidiera hacer Janos. Si era así feliz, mejor para él.

Tras dejar atrás el carro, Konrad encaminó su caminar por los alrededores. A veces respiraba hondo y retenía el fresco aire de la mañana en sus pulmones antes de exhalarlo de golpe.

- Toda ayuda es bien recibida, jeje. Ah y, por favor, insisto, puedes tutearme.- Efectivamente no había encontrado pegas por parte de Gheorghe para iniciar un diálogo aunque podía sentir su escepticismo. No le culpaba por ello.- Iré paso a paso. Los lazos familiares son fuertes pero, una vez rotos, son difíciles de reconstruir.- Y quedaban muchos cabos sueltos, rencores y heridas abiertas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

Me río un poco ante la duda de Konrad, que es totalmente legítima pues cualquiera con dos dedos de frente notaría lo extraño de mi situación. Le respondo, sin miedo alguno a un estigma social que dudo mucho que Konrad decida causar:

 - "La historia es compleja. Mi hermano era Grigory era originalmente quien sería caballero como mi padre. Yo, por otro lado, me uní a la iglesia de Sarenrae, donde me formé como un sacerdote guerrero. Tener a un hijo como escudero es un honor para mi familia, pero mi hermano tuvo un accidente y quedó lisiado, por lo que tomé su lugar bajo la tutela de Gheorghe para no permitir la deshonra a mi familia mientras que mi hermano se hará cargo de nuestras tierras."

La verdad es que yo ya soy un hombre formado y mi camino es muy distante al de Gheorghe, pero él lo permite pues sabe que nuestros enemigo son comunes y nuestros valores, similares.

 - "No seré jamás un paladín pues mi diosa es Sarenrae, pero nuestras formaciones y valores son similares. Algún día seré nombrado miembro de la orden si lo hago bien y entonces, habiendo traído honor a mi casa, podré seguir la vida que quiero: Con los ideales de la orden, pero las armas de Sarenrae. Gheorghe está de acuerdo y por eso lo respeto como a nadie más."

Probablemente para algunos no sea fácil de entender como alguien que no es paladín pueda formar parte de la orden, pero la verdad es que el Castillo Firrine no solo está formado por paladines sino también por caballeros y toda suerte de personas que siguen los mismos ideales. Yo no soy la excepción y me considero un afortunado de además recibir el poder de la bondadosa Sarenrae y su iglesia, a la que tuve que renunciar para apoyar a mi familia.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

-Entiendo.- Asintió Konrad comprensivo. Entonces no había sido su primera opción, aunque estuviera contento del resultado finalmente. Le daba algo de vergüenza preguntarlo pero al final se decidió por hacerlo.-Pero tu hermano Grigory...- No quería meterse donde no le llamaban, ni ofender a Janos haciéndole hablar de su familia. Sin embargo sus recuerdos del pasado a veces estaban borrosos y no conseguía recordar el dato concreto que necesitaba. Durante esa época, en la que Gheorghe iniciaba su formación y luego la de otros, Konrad apenas había prestado atención a nadie más que a sí mismo.-...¿había sido antes que tú escudero de mi hermano, o no tiene nada que ver?- Para Konrad seguía siendo extraño que aún Janos no hubiera sido nombrado miembro de la orden. ¿Cuánto tiempo más esperaban que pasara?- Espero que ese día no esté muy lejos, Janos. ¿qué requisitos requiere la Orden para ser miembro que no hayáis cumplido ya?- Preguntó con sincera curiosidad. Si su hermano era tan bueno como maestro debían ser unos logros prácticamente inalcanzables. Eso o que Gheorghe era un mal maestro, a pesar de lo que decía Janos.- No miento si te digo que no os envidio para nada, jaja.- Konrad llevaba sobre sus hombros su propia carga, y una bien pesada, pero al menos se había sentido libre de hacer o deshacer a su antojo.- Pero cada uno encuentra gratificante unas cosas u otras. Si no el mundo sería francamente aburrido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El hombre sin memoria me ofrece material para escribir y yo lo miro con los ojillos violetas como si fuese algún tipo de artefacto del Diablo.

- Yo... Yo no sé escribir.

Nunca lo había intentado. Dibujar las letras se me antojaba lo más complicado del mundo. Era más fácil invocar dioses.

¿Y qué es eso de escribir lo que pienso? Pienso demasiado rápido. Es imposible escribir los pensamientos. Es imposible ya leerlos, con que escribirlos...

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

Si no es porque el cuerpo me avisó de que había dejado de respirar, quizás no hubiera podido reaccionar. De repente cojo aire muy fuerte intentando además mantener una postura digna pues tenía la sensación de haberme encogido.

Las ganas de abrazarle y decirle que me alegraba de volver a verle y las de darle un puñetazo en la cara y decirle que le odiaba eran equitativas, así que opté por no hacer ninguna de las dos. Seguí quieta, alternando la mirada entre mis hermanos. Parecía un concurso de ver quién aguantaba más en el sitio en el que se había quedado.

- Pensaba que habías ido al norte.

La frase fue pronunciada de forma repentina, y casi sin ser consciente de que lo había hecho.