Partida Rol por web

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

- Espero que me permita tutearle a usted también, caballero Janos. Me temo que me resulta extraño no hacerlo compartiendo bebida y mesa. Y más aun en su caso, Velkan, habiendo derramado sangre juntos. Pero volviendo al tema: ¿Por qué no consideras valeroso que un granjero se levante cada mañana? Más cuando no tiene por qué hacerlo por sí mismo sino por su familia, porque esa mejora que buscan en su vida, su forma de medrar, es educar y ver crecer a sus hijos para que sean mejores que ellos. No se consigue nada culpando. ¿Qué pretende uno llamando ignorante al ignorante salvo crear una brecha entre ambos? ¿Cómo buscar un acercamiento, necesario si es que se quiere enseñar algo, si desde el principio menosprecias desde una pretendida superioridad al contrario? Y sí, hay idiotas recalcitrantes a los que tan solo se les puede hacer entrar en razón a palos, pero que estos existan no hace que dejen de existir los que no son como ellos y que muchas veces están acogotados por los primeros. No se consigue nada generalizando. Y sí, puedes llamarlos cobardes, pero es que los borricos también tienen una función, ya sea para tirar del arado o pegar una coz cuando sea necesario.- Dio un largo trago y se quedó mirando el contenido de su jarra.- La cebada con la que han hecho la cerveza que bebemos ha sido cultivada por alguien que ha decidido permanecer en su zona de confort, como tú la llamas,  alguien que ha aceptado que puede ser feliz siendo quien es y haciendo lo que hace, que considera que su "vida mejor" es la que ya tiene y que la única mejora que busca es la que le permite cosechar más cada año. E igual que hay hombres que cultivan cebada, hay porqueros, alfareros y carpinteros... Y gracias doy a los dioses por todos y cada unos de ellos, porque si en lugar de hacer lo que hacen hubieran decidido todos buscar riquezas no habría cerveza, guiso con el que acompañarla, recipiente en el que beberla ni sillas en las que sentar nuestros panderos.- Rió, bebió y palmeó el hombro del muchacho.- Hay valor en la vida sencilla, Janos. Hay valor en aceptar lo que no puede cambiarse, porque muchas veces rendirse requiere más valor que luchar por lo inalterable. Y sé que no podemos estar de acuerdo. ¡Demonios! ¡Ni yo hubiera estado de acuerdo con lo que digo hace años!- se carcajeó.- Pero la efervescencia de la juventud se atempera con el tiempo. Lo absoluto se torna relativo y los grises empiezan a verse entre el blanco y el negro. En cualquier caso la vida está para disfrutarla, seas de donde seas y hagas lo que hagas.- Y alzando la jarra añadió:- ¡Por la vida!

De nuevo volvió a aligerar el peso del recipiente que sostenía en su mano, pero en aquella ocasión temiendo que se acabará demasiado pronto, sorbió más que dio un trago. Y volvió a sorber tan pronto salió a la palestra el el tema recurrente e inevitable, la pregunta que por mucho que respondiera temía que nunca podría dejar de preguntarse.

- Nada, no me acuerdo- respondió rotundo.- Bueno... Recuerdo un enfrentamiento con una momia en la que ayudé al que, después de hablar con Sascha, supongo que era el Profesor Lorrimor. Yo iba por delante del grupo y vi que una momia lo tenía agarrado presta a acabar con su vida. Me acerqué por la espalda y conseguí liberarlo hundiendo mi espada en las resecas entrañas de la bestia. Poco después llegó el resto que no tardó en acabar con ella con el profesor ya a salvo. No recuerdo nada más, y de todos el único rostro que recuerdo nítidamente es el del Profesor. Así que como veis sois libres de mentirme diciéndome que os debo dinero porque yo no sabré si es o no es cierto. Ahora- prosiguió alzando el índice -, aviso: soy completamente insolvente. 

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Recostado en el sofá, luchando una batalla por mantenerse consciente, el detective abrió los ojos para mirar a Sascha.

- No te preocupes.

La mujer le ofrecía un gesto ante la imposibilidad de ofrecerle la comida en sí, y Buscador se lo agradeció con un débil cabeceo. Además tal y como estaba lo último de lo que tenía ganas era de comer.  Y no es solo que no tuviera ni el menor apetito, es que la sola idea de comer en su estado, con toda la coordinación y los esfuerzos que ello conllevaba, le parecía una hazaña imposible.

- ¿Dejarme descansar? Oh... ¡Jo, jo! He perdido la memoria pero no la capacidad de saber cuándo una hermosa mujer enmascara con educación y tacto que no quiere hablar más conmigo.- La guiñó un ojo al que no tardó en seguir su hermano para luego volver a abrir ambos.- No pasa nada. Tienes razón. Quizá me convenga descansar. Si es lo que ordena mi cuidadora, eso haré.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

ENTRADA LA NOCHE

Finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav)

- Lo sé. - Contesté a la referencia del sabor del opio. - Pero así es más efectivo. Al menos esta vez, para estar seguros. Aún así, esta vez no te daré la espalda, por si acaso.

El opio era rápido y en seguida se notaron los efectos. Miré a los ojos del noble durante unos segundos, y después me deshice del camisón, que para salir tuvo que sufrir algo más de desgarro. Esta vez, aunque la respiración del hombre se aceleraba, sus ojos no enrojecían, lo que me dio una pista de que por ahora, había funcionado.

Miré la prenda con curiosidad cuando me pidió que le ayudara a quitarla. Me fijé entonces en los botones, un sistema no muy conocido para mí, aunque lo había visto en ocasiones, no lo había manejado, con lo que ayudarle no fue fácil. Pensando que debían arrancarse, así hice con el primero, para darme cuenta de que debajo había un agujero por el que debían pasar para desabrochar.

- Lo siento. - Le dije. - Mañana puedo coserlo yo misma si quieres.

Tardé más de lo que hubiera querido en quitarlos todos y dejar al descubierto el torso de Konrad. Entonces le ayudé a sacar los brazos de aquella prenda, y sin permitir que se levantara del todo de la cama, tan sólo lo suficiente como para que la prenda deslizara por los glúteos, seguí tirando de ella hasta retirarla del todo.

Me acerqué al noble, mirando hacia abajo debido a que él estaba sentado y yo no, única forma en la que mi rostro quedaba por encima del suyo, y volví a observar sus ojos. No vi nada, o tal vez un rastro muy pequeño, débil, por el momento controlable. Alcé una pierna para apoyar la rodilla sobre la cama y quedar en una semi horcajada sobre su regazo.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Miré al detective con curiosidad. No entendía muy bien qué quería decir con aquello de la educación y el tacto, y las siguientes palabras parecieron sobresaltarme un poco.

- ¡No, no! No es una orden. - ¿Cómo iba yo a ordenarle algo a él? - Es sólo que creo que lo necesitas, y como ves, yo estoy algo irritable. Probablemente por mis días de sangrado. No quiero molestarte con mis pensamientos. Eso es todo.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

En las palabras de Gabriel escucho mucho de lo que siempre dice Gheorghe y es por eso que sé que es un buen hombre. Me pregunto si tienen algo en común y si es por eso que uno tomó el lugar del otro, tanto aquí como en el "otro lado". No lo sé y probablemente jamás lo sabré, por lo que no me dedico a pensar más en ello. Levanto mi jarra y respondo a su invitación:

 - "¡Por la vida!"

Bebo de ella con ganas, antes de alejarla de mi boca. Limpio mis labios de la espuma y le contesto sus palabras:

 - "Por supuesto que puede tutearme, Gabriel. Encuentro razón en varias de sus palabras pero no en todas. Quizás me equivoqué al expresarme como ignorantes de los habitantes del pueblo y simplemente debí usar la expresión "idiotas recalcitrantes a los que tan solo se les puede hacer entrar en razón a palos" pues es mucho más apropiada para los tipos con los que nos hemos encontrado. Sé que la generalización es mala y le prometo que dejaré de hacerla apenas encuentre a un solo pueblerino que no entre en esa clasificación. Pero la verdad es que un lenguaje más inclusivo y menos segregador nunca ha sido de mi interés. Si lo mío fuese educar, me habría dedicado a la docencia como el buen Profesor Lorrimor. No, lo mío no es eso y tampoco es valorar la vida sencilla, aceptando las cosas y el destino, como hace el granjero y todo el resto de aquellos nobles artesanos. No, si hombres como yo nos resignásemos y aceptásemos la vida como es, nadie combatiría a las hordas salvajes, las demoniacas y los no-muertos. Yo existo justamente en nombre de aquellos que no se conforman al "orden natural" y la desventaja que tenemos frente a la maldad. Mi trabajo es específicamente sanar a los heridos pues no acepto el destino de los heridos de gravedad, proteger al débil pues no acepto que por serlo deba perecer ante los impíos y acabar con el mal, pues no acepto que por tener más poder deba regir nuestro mundo. Le invito a respetar y valorar lo que quiera, Gabriel, pero jamás pierda de vista que si está sentado en un cómodo taburete, bebiendo una buena cerveza y comiendo un buen guiso es en primera instancia, porque alguien no aceptó su destino y tuvo el valor de luchar por otro. Un destino que le llevó a consagrarse a una diosa que ninguno de sus familiares ni coterráneos adora y aprendió así a arrancar a los heridos de las garras de la muerte. Que alguien no se conformó con el valor de la vida simple y fue capaz de salvarle la suya en el estado que apareció hace unas horas."

Bebo otro trago antes de terminar:

 - "Respeto a todas las personas solo por el hecho de serlo y pues todos merecen reconocimiento por lo que aportan, como el fruto de su trabajo y el sacrificio, pero de ahí a admirarlos y considerarlos valerosos por seguir con sus vidas trazadas, es otra cosa."

Me río de sus palabras acerca del dinero, es una buena broma. Pero me apena mucho que no recuerde nada, creo que aquello es uno de los castigos más crueles que los dioses nos pueden brindar. Es como haber vivido en vano tantos años pues todos los recuerdos de lo realizado se han perdido. Es realmente privarnos de lo más valioso que tenemos: Nuestra propia historia.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

ENTRADA LA NOCHE

Finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav)

- Oh, vaya.- Protestó poniendo pucheros como un niño pequeño. La visión de Sascha de espaldas era revigorizante. Las penas se le fueron cuando la mujer se deshizo del deshilachado camisón. Le daba la sensación del que el voluptuoso cuerpo de la bruja, de piel blanca como la leche, era una tentadora superficie de nieve virgen en la que dejar huella. Era una imperiosa necesidad, casi instintiva. Así, mientras Sascha forcejeaba con los botones de la púdica ropa interior del noble, éste se le hacía más difícil la tarea buscando el tacto de su piel con las manos. Pareciera un pulpo que se aferrara a ella con ventosas allí donde hubiera carne: caderas, muslos, los senos. Con torpes movimientos y una risa entrecortada Konrad iba manoseando dichas partes del cuerpo de la mujer casi como si fuera un panadero amasando el pan. Cuando un botón salió volando no pudo contener la risa.

- Pfffff, jajaja.- Más gracia le hizo aún imaginarse a la imponente mujer con enhebrando una aguja para remendar el estropicio.- Juas, juas, juas. Olvídate de eso ahora.- Los ojos de Konrad estaban desorbitados, la boca abierta que dejaba asomar una lengua bañada en cálida saliva, los brazos estirados con las palmas de las manos abiertas dispuestas a apoderarse del cuerpo de la mujer. Pero Sascha era testaruda y continuaba paciente con su tarea de desvestir al noble.  Konrad entendía que en el sexo la mujer debía disfrutar igual o más que el hombre y él, a pesar de la edad, los excesos y las comodidades, aún tenia un cuerpo bonito.Tampoco era un tipo que se sacara el miembro por la abertura de la ropa interior para penetrar la vagina y desahogarse en cinco minutos. Sin embargo, el efecto del opio hacía que sus inhibiciones se esfumasen. En parte dormían a la Bestia y en parte dejaban aflorar sus instintos más básicos del hombre que era, que al final, sin las cortapisas de la conciencia, adormilada por la droga, no dejaban de ser parecidos a los de la Bestia. Quería tomar a la mujer, quería darse placer con ella y lo quería ya. Mientras se deleitaba con aquello Sascha lo desvistió por completo. Konrad trataba de incorporarse pero ella se lo impedía. 

- ¡Ummmpf!- Protestó en una especie de bufido pero ya estaba como su madre lo trajo al mundo. Allí sentado, con la mujer desnuda delante de él, la situación le recordaba a la primera vez. Entonces se había sumergido en las mieles de su sexo. 

¿Le gustó la primera vez?- Una sonrisa bobalicona se dibujó en el rostro del noble.  Era vanidoso y como tal le gustaba pensar que la mujer, a pesar de lo que había pasado, había disfrutado. Sascha elevó una de sus portentosas piernas y la apoyó en la cama. No hacía falta que el diera más señales.

Konrad, algo mareado, se aferró al muslo elevado de la mujer para no perder el equilibrio y se dejó deslizar de la cama al suelo. De rodillas, con los glúteos desnudos descansando sobre sus talones, miró hacia arriba con una mirada cargada de deseo. Las fosas nasales del noble estaban dilatadas al máximo, como un toro a punto de cargar, aspirando los femeninos efluvios que procedían del sexo de la mujer, tan cerca, tan apetitoso. Ya tenía la boca abierta y la lengua fuera así que sólo tuvo que acercar la cara a la entrepierna de Sascha y de nuevo darse un banquete. Su miembro reaccionó al instante y, ya duro como estaba, empezó a emanar líquido preseminal con cada espasmo que lo arremetía. Al compás de dichas contracciones musculares en la base de su miembro se dejaron escuchar, sólo en su mente, el lejano sonido de unos tambores llamando a la guerra.

PUM-PUM...PUM-PUM

La lengua de Konrad se alargaba lo más posible para penetrar la vagina de Sascha pero también salía para meterse de nuevo en la boca y saborear sus fluidos. Al volver a la carga no sólo se introducía dentro sino que se regodeaba en las zonas aledañas. Cada vez se metía más debajo de ella y sus manos pasaros de aferrarse al muslo a agarrar las nalgas con fuerza, casi como su fueran asideros. Poco faltaba para que el noble pasara a la carga y acabara, como le decían sus instintos, detrás de la mujer.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Ante el brindis de Janos, Gruñido alza la jarra no muy convencido de por qué se bebe, pero lo hace de todas maneras. Luego escucha al joven sacerdote en silencio, tratando de comprender el aluvión de extrañas palabras que derrocha. Por último Gruñido asiente, pero observa los alrededores algo nervioso. Luego habla en un tono algo más bajo de lo normal.

- Señor Janos hablar bien y tener mucha verdad, pero mejor no llamar cosas a gente de pueblo en la taberna, ¿sí?

Si curar es cosa de señor Janos, poder quizás curar a Velkan, parecer bastante peor después de viaje por la niebla del Dios Amarillo. Luchas ser duras al otro lado parecer. -

El semiorco da un corto trago a su cerveza y observa los alrededores por si alguien les está mirando e malas maneras o escuchando veladamente.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El detective se mostró sorprendido no tanto por la confesión de la mujer como por la naturalidad con la que lo decía. Eso sí, ni un rubor asomó a su rostro. La vergüenza hacía tiempo que le eludía en temas como aquel, y también en algún otro. Aunque no lo recordaba de algún modo sabía que tenía, como se decía, el culo pelado en lides como aquella.

- No me molestas, en absoluto. Yo diría que lo contrario.- Guardó silencio y cabeceó al tiempo que se le cerraban los ojos.- Sí. Todo lo contrario. Pocas oportunidades he tenido de hablar. De donde vengo, quiero decir. Antes no me acuerdo, pero creo que no. Lo único que recuerdo es luchar. Y debatir cómo luchar. Qué hacer. Adónde ir.

Se encogió de hombros quitándole importancia. No quería que Sascha se preocupara más de lo necesario, más de lo que él se preocupaba que no era más que lo justo y necesario. Lo justo para no hundirse en la desesperanza y lo necesario para seguir adelante luchando por responder a las preguntas que se seguía realizando.

- Y preguntarme. También eso. A mí mismo. Todo el rato. Porque para qué preguntar a los demás. Ellos recuerdan tan poco como yo. Al menos allí. Aquí es diferente.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

El semiorco deja a Velkan en el suelo mientras retrocede un paso para ver cómo está el bárbaro. De inmediato se da cuanta de la frialdad con que se tratan sus hermanos de clan y frunce el ceño.

- ¿Qué pasar entre ellos? -

Por último se acerca a sascha. Sea lo que sea, la mujer siempre ha estado a su lado y le corresponde ahora respaldar su posición sea esta cual sea. Cuando el señor Konrad habla de su manera de comer, Gruñido sonríe con un montón de dientes desiguales y afilados.

- Sí Velkan, señor Konrad tener sitio para hacer comida y ser más cómodo que hoguera bajo la nieve. Saber todo mejor y tener también una habitación llena de comida. -

En realidad la casa de Konrad necesitaba algunos arreglillos, por no hablar de las cuadras donde tenían a los escasos animales que le quedaba a su familia. La despensa tampoco estaba boyante, más para el aprendiz de chófer era como si viviera en el palacio de un rey considerando su anterior miserable existencia.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Mientras los embates de Konrad derribaban una y otra vez las pobres defensas de Gruñido en en dominó, la mente del mestizo trabajaba en las aparentemente incoherentes palabras del discurso de Konrad hacia Sascha, mayormente.

Había hablado de contener lo que se encontraba en su interior, y Gruñido no se explicaba a qué se podía referir. Había sido pronunciada parte de la palabra "maldición" así mismo. Konrad se comprometía a cambio a brindarles toda la protección y bienestar posibles mientras estuvieran a su lado.

- ¿Cuánto querría quedarse Sascha allí? - El pequeño mestizo se encontraba más que a gusto en su nueva posición, pero la palabra de Sascha era ley para él, y lo seguiría siendo por años.

- Gruñido ser bueno con los animales, senniooor Konrad. Yo demostrar, poder llevar carros y cuidar de animales. -

El aspirante a chófer asintió satisfecho mientras se volvía a concentrar en el juego. Pasarían largos meses hasta que pudiera amenazar con ganar a Konrad. Pero finalmente, lo haría.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

No era rápido de entendederas y aquella situación le había superado ampliamente. Eran muchos detalles y todos se agolpaban de forma inmediata contra él, tras unos instantes de pensamientos que no llegaron a ninguna conclusión especialmente brillante decidió capear aquello de la mejor manera posible hasta que tuviera tiempo de asimilarlo. Casi sin darse cuenta tenía ante él la mano del hombre que acompañaba a Sascha y a Gruñido. Aliviado de por fin poder corresponder con una actuación que sabía interpretar apretó la mano con firmeza y volvió a presentarse.

—Yo soy Velkan.

No estaba seguro de si ya se había presentado con antelación, así que optó por repetirlo para dejar ese tema por zanjado. Tenía miles de preguntas que se agolpaban en su cabeza y a la mayoría de ellas no era capaz de encontrarlas una respuesta decente o que le sirviera. Oyó pero no escuchó la conversación que se mantenía a su alrededor y sin aguantarlo más la interrumpió con una pregunta que creyó buena para comenzar a aclararse.

—¿Qué os pasó desde que nos separamos?

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Bebo un poco hasta que escucho lo que dice Gruñido. Miro a Velkan y le pregunto directamente:

 - "¿Estás herido? No lo sabía. Si quieres, puedo aplicar unas vendas o invocar el poder de Sarenrae para sanarte, si es que no amaneces bien mañana."

La verdad es que no había notado que aún tenía heridas y pensaba que no sería nada que no sanase con una buena noche de sueño.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

Konrad sonrió de manera paternalista ante las ocurrencias de Gruñido. Desde luego comparada con la cabaña en la que había visto que vivían Sascha y Gruñido, su casa era un palacio.

- Ten cuidado, Petrus. Aprende muy rápido y como te despistes acabará ganándote.- Aunque fuera presuntuoso admitirlo uno mismo, Konrad se sentía muy orgulloso de su idea de haberle enseñado a Gruñido a jugar al dominó. Así había descubierto que, tras esa apariencia monstruosa, tras la evidente dificultad para expresarse en un correcto lenguaje, había una mente despierta e inteligente.

El apretón de manos del gigante salvaje era tal y como se lo esperaba. Poderoso y firme. Al final rompìó su mutismo y preguntó a sus hermanos qué les había sucedido desde la última vez que se vieron. Konrad dejó que Sascha relatara lo ocurrido. Debía esperar paciente y no inmiscuirse demasiado.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Permaneció bastante alejado de la conversación en general que estaban manteniendo sus compañeros. Alarico y Janos hablaron mucho y además usaron palabras que escapaban a su entendimiento, por eso Velkan distrajo su atención y perdió su mirada en una zona indeterminada mientras recordaba su reciente combate en el otro lado. El ser al que abatió le había dejado marcado y además arrastraba heridas del combate anterior contra los bichos. Desde ahí no había parado de combatir y la suerte le había ayudado a no ser herido de nuevo, pues podría haber sido fatal.

—Es extraño que todos estemos vinculados y nos conozcamos. Algo debió pasar en el viaje que hicimos juntos hace muchos años y nos afectó a todos.

Eso fue todo lo que dijo sobre las palabras de Alarico. Era una idea que ya había comentado en la casa de los Lorrimor, pero Velkan era de repetir sus ideas hasta que calaran salvo que le respondieran de forma negativa. Escuchó las palabras que Janos le dedicaba y dudó sobre como responder. Le iría bien que le echaran una mano pero no quería mostrarse débil, los débiles se morían.

—Bueno... quizás no estaría mal que echaras un vistazo, creo que tengo algún rastro de la pelea que tuve.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

ENTRADA LA NOCHE

Finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav)

Me resulta curioso, por alguna razón, que Konrad parezca un adolescente desesperado que ha tardado demasiado en conseguir que una mujer le haga caso. El gesto de su cara era escalofriantemente parecido al de aquella criatura que parece habitar en su interior, solo que sin crecer de tamaño y con ojos limpios.

Mi intención tras desnudarle había sido atraparle entre las piernas y así controlarle mejor, pero a pesar de su gran tamaño natural, Konrad era escurridizo, y el hueco resultante de apoyar la rodilla sobre la cama fue suficiente para que colara su cuerpo por él.

Estaba menos tensa, ya que sabía que aquello no era un plan de Ithaqua para deshacerse de mi matriz, y lo recordaba agradable, pero me seguía resultando extraño. Pensé que sería una costumbre de los hombres de las casas de piedra comenzar un encuentro físico lamiendo la entrepierna de la mujer.

Sin darme cuenta había perdido el control de la situación. Konrad ya no estaba agarrado de ninguna manera, y el placer en aquella postura tenía el efecto de debilitar las piernas, así que terminé apoyando las manos también sobre la cama, no del todo conscientemente, quedando expuesta por la espalda, casi igual que la primera vez. Me arrepentí de haber dejado las armas en mi habitación. En la de Konrad no había atizadores de chimenea ni nada por el estilo, así que deseé ser capaz de alcanzar al menos la botella de vino si la cosa se desmadraba de nuevo.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

A pesar de sus palabras, tenía la sensación de que el hombre luchaba por no quedarse dormido. Me acerqué a él despacio, y le coloqué la manta para que volviera a cubrirle entero.

- No creo que debas preocuparte por eso. Cuando despiertes tendrás a gente con quien hablar. Todos querrán preguntarte cosas y te contarán tantas otras, y lo soportará mejor si estás descansado. Yo me quedaré aquí por si necesitas algo.

Volví a mi silla y cogí el libro de nuevo, aunque sin muchas ganas.

 SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

No me gustó que Velkan preguntara aquello. Era el único que no lo sabía, y era la última persona que yo quería que lo supiera. Hería mi orgullo tener que decirle al salvaje que habían sido débiles sin él y les habían atrapado, así que busqué la forma de obviarlo.

- Conocimos a Konrad en el pueblo. Nos ofreció trabajar para él, y me pareció buena idea que Gruñido tuviera un lugar seguro donde dormir cada noche, al menos hasta que sea un hombre y decida su propio camino, como todos. - No pude evitar tirarle la indirecta. - Sí, creo que es mejor que entremos. Haré algo de comer mientras jugáis.

Decidí no preguntar en ese momento qué hacía él con el Profesor en lugar de buscar... bueno, lo que Velkan saliera a buscar cuando se fue.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

ENTRADA LA NOCHE

Finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav)

Sascha aún tenía desconcertado a Konrad. Normalmente a las mujeres que se les hacía sexo oral no miraban al hombre como si fueran un perro verde sino que gemían de placer,mostrándole así su agradecimiento por ser tan generoso y además que era algo placentero para ellas. Sascha sin embargo ni se inmutaba. Era fría como el hielo aunque eso contrastase con el candor de su entrepierna. Empezaba a dormírsele la lengua cuando se dio por vencido. El opio no le dejaba concentrarse demasiado y despertaba sus instintos más primitivos. 

DARME PLACER.

Apartó el rostro del sexo de la mujer y se limpió el fluido vaginal de alrededor de su boca con la mano. Inclinó la cabeza para dejar caer sobre su pene la saliva acumulada en la boca.

- Jeje...normalmente la mujer...bueno...- Le sonaba ridículo tener que explicar algo así. Los ojos iban de Sascha a su miembro, y de su miembro a Sascha. No es que Konrad se considerara un hombre sexualmente conformista, ni mucho menos, pero esperaba un poco más de participación por parte de la mujer. ¿Tan diferente era la salvaje? Quiso incorporarse y, mareado como estaba, apartó a Sascha de un torpe manotazo.- Pe-perdón...- Volvió a posar sus posaderas en la cama y se tocó la frente con la mano como para sujetar la cabeza que le daba vueltas.- La mujer...- Volvió a comenzar pero dejó sin final la frase.

La mujer después de comerle el coño me suele hacer una buena mamada.- Aquel pensamiento tan soez le hizo sonreír y pronto estuvo riéndose con una risa descontrolada.- Jiji...jijiji...vamos Sascha...jijiji...¿tengo que enseñarte como a Gruñido al dominó?....- Konrad se dejó caer hacia atrás en la cama con la cabeza apoyada sobre las manos entrelazadas. Su miembro estaba erecto, aunque no todo lo duro que solía estar por efecto de las drogas, y parecía decir "móntame, cómeme, lo que sea pero hazlo ya antes de que me desinfle".

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

POR LA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

Konrad dejó que el Doctor Querio entrara primero en el carro y escogiera el sitio que desease. Suponía que con sus achaques propios de la edad, aunque no debían distanciarse mucho en años con Konrad, preferiría coger el asiento del cara al sentido de la marcha para no marearse. El noble una vez dentro se reclinó en el asiento y golpeó el techo con el puño para que Gruñido se pusiera en marcha.

- Bueno Doctor, ¿por qué no aprovechamos este corto trayecto para que me cuente qué se siente al pasar al otro lado?

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

- Como bien dices los idiotas recalcitrantes no son todos. Generalizar no soluciona un problema, tan solo entierra la solución en un grupo aun más grande y heterogéneo. Me pides ejemplos y te puedo poner el de hace un momento en la plaza. La solución, la sentencia para la amiga de nuestro compañero aquí sentado- dijo palmeando el hombro del semiorco-, ha sido razonable. Ha sido lógica y adecuada. Y nadie ha levantado la voz en contra. Habrá gustado más o menos a determinadas personas, discutirán en sus casas como nosotros estamos haciendo, después de todo son perfectamente libres de hacerlo, pero ha sido aceptada. Y esto, para aquellos que no son idiotas recalcitrantes, para aquellos que no piensan lo mismo el Día del Bienestar que el Día del Fuego sin importar lo que ha pasado el Día del Juramento, es y será una lección para ellos. Nada de esto hubiera sido posible si hubiéramos entrado gritando e insultando, si les hubiéramos menospreciado diciendo que la verdad estaba de nuestro lado y que si ellos no la veían era porque eran unos paletos. Porque aunque se tenga la verdad, y prefiero hablar de certezas antes que de verdades, esta se puede perder con las formas. Pero me estoy enrollando demasiado para decir que se cazan más moscas con miel que con vinagre.

Al detective se le estaba quedando la garganta seca de tanta palabra y aunque agradecía enormemente la charla, algo que en el manicomio escaseaba ante la permanente tensión y amenaza a la propia vida, de algún modo sentía que había perdido la práctica. Por ello, y para evitar una potencial afonía al siguiente día, lubricó largamente el gaznate con el contenido de su jarra.

- En cuanto a tu labor tú mismo lo has dicho: tu vida no es educar, tu vida es otra bien distinta. Pero es que la vida del labrador tampoco es la tuya ni la del profesor. Su vida es suya, y en su vida cumple una función igual que tú cumples la tuya. Otro debate bien distinto es si esa función es más o menos importante, debate que creo estéril porque por muy arriba que esté, la teja no puede hacer de teja sin unos cimientos sobre los que se asienten los ladrillos de los muros que la sustentan. Sí, el labrados se ha resignado a ser labrador, o mejor dicho lo ha elegido porque también podía ser cazador o profesor o clérigo; pero es que de igual modo tú te has resignado o has elegido ser sanador y defensor de los débiles. Tú has aceptado ese papel. Tus aperos son escudo, vendas y espada. Tú intentas combatir las injusticias para convertir el mundo en uno mejor, pero es que ellos forman parte de ese mundo y también contribuyen con su trabajo a él. Ambos habéis aceptado libremente un rol en este mundo y hay que valorar esa decisión. ¿Que tú labor exige más de ti? Probablemente, pero es que sin ellos no hay mundo que defender, porque después de todo si se defiende un mundo es por las personas que lo habitan no por el erial que sería si no existieran. Sin olvidar, por supuesto, que un guerrero poco puede ejercer como guerrero con el estómago vacío. Cada uno contribuye al mundo con los medios de los que dispone, con las herramientas que le son propias. Y con ello no pretendo aceptar las injusticias o la maldad. Es algo contra lo que siempre he luchado y contra lo que no pienso dejar de luchar. O eso creo recordar...- Sonrió.- Pero muchas veces es preferible no pedir a una persona más de lo que puede dar, muchas veces la mejor forma que tiene alguien para combatir esa injusticia o maldad es no aceptarla, es seguir con su vida normal en lugar de coger sus armas y abandonar su casa. Porque quizá la lucha activa pertenece al paladín, porque si este existe es para que la gente normal pueda tener una vida sencilla sin más complicaciones de las necesarias, y porque quizá si este hombre sencillo cogiera las armas nunca podría llegar a tener un hijo con una vocación como la tuya, Janos. En cualquier caso coincido contigo en que hay muchos a los que dar las gracias y si no lo hice antes es porque no quería alargarme con más listados. No obstante aprovecho ahora que se menciona lo de las curaciones para agradecimientos más concretos: primeramente a ti, Janos, que supongo que eres el principal responsable de tratar mis heridas, pero también al resto por velar por mí durante mi convalecencia. Gracias.

Y, tras alzar la jarra, otro trago.

- Combatiste bien al otro lado, Velkan.- Mientras lo decía se dio cuenta de que eso de "al otro lado" le hacía gracia.- Fue una suerte tenerte a nuestro lado.