Partida Rol por web

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Seguí a Konrad en silencio hacía la siguiente estancia. Hasta entonces, la mansión me parecía eso: una sala detrás de otra, la siguiente siempre más grande que la anterior.

Cierto era que estaba cansada, pero al llegar al salón no me senté. Había tantas cosas en las que no me había podido fijar durante la noche, que aunque fuesen lugares por los que hubiera pasado, no los hubiera reconocido. Podría decirse que de primeras, no sabría salir de allí. No sabía ya por donde había entrado.

Me llamaban la atención las paredes decoradas y las estanterías con objetos cuya función parecía sólo la de decorar. Me fijaba especialmente en aquellos que estaban hechos de cristal o algún metal pulido, y reflejaban la luz. El cristal para mí era como agua sólida, pero no estaba fría como el hielo. No me atrevía a tocar nada. Tenía miedo de que se rompiera.

Cuando quise darme cuenta, los varones ya estaban sentados, y con cierta timidez yo también ocupé un sitio cerca del fuego, esperando pacientemente a que alguien tuviera algo que decir.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

Resto importancia a las preocupaciones que tiene Konrad al preguntar por los detalles pues no temo responderlos en lo más mínimo:

 - "Grigory no alcanzó a ser escudero. Mis padres pidieron que su hijo fuese aceptado y se les envió una respuesta positiva. Mi hermano sufrió el accidente antes de ir y no haberme enviado habría sido una falta de respeto hacia el Castillo Firrine. Antes se había entrenado con nuestro maestro de armas y mi propio padre, listo para dejar en alto el nombre de nuestra familia."

Pienso en la siguiente pregunta y la respondo mientras me encojo de hombros:

 - "La verdad es que desconozco lo requisitos. Supongo que lo más importante será la palabra de Gheorghe, tanto como mi maestro como mi evaluador. Una vez que él esté de acuerdo, probablemente se me someterá a pruebas que ratifiquen o desmientan mi condición de preparado."

Me río ante sus palabras finales, de las que estoy completamente de acuerdo:

 - "No le miento que preferiría estar sirviendo en el brazo armado de la iglesia de Sarenrae en este momento, pero esta es una forma de ayudar a los míos y no es terrible. A veces la vida nos sorprende dándonos lo que necesitamos y no lo que queremos. En nosotros está el descubrir cuanto apreciamos lo brindado y ver, en perspectiva, que es para mejor el no haber seguido nuestros caprichos en aras de un bien mayor."

Supongo que ese pensamiento me lo brindó Gheorghe pues suena precisamente a las cosas que él dice, conciliando destino y vocación, así como sembrando una cálida sensación ante el deber, ayudándonos a realizarnos y sentir gratificación por ello. Creo que es algo imprescindible para la estricta vida de un paladín.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

- ¿No sabes escribir y pretendes leer?- la sorpresa hizo que aquella idea escapara con violencia de sus labios sin las cortapisas que otras de sus frases habían tenido debido a su estado de semiinconsciencia.

Aquello no tenía sentido. Lectura y escritura eran un todo: no se podía leer sin escribir, y aunque se podía escribir sin leer, aquellos que leían escribían mejor que los que no lo hacían si es que estos se podía decir que escribieran algo que no fuera una suerte de masturbación. Pero aquel sinsentido no era culpa de aquella muchacha. O mujer. Por ello se apresuró, tanto como se puede apresurar quien no puede correr, a disculparse ante un posible malentendido.

- Lo siento. No era mi intención. Lo que quiero decir es... ¿Quién? Quiero decir que quién te ha intentado enseñar lo uno sin lo otro? O...- y su cabeza cayó hacia atrás antes de volver a levantarla.- ¿Eres autodidacta?

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

La ingenuidad del sacerdote de Sarenrae no dejaba de ser llamativa en un adulto hecho y derecho como él.  El dinero era lo más importante. Así funcionaban las cosas, incluso en las órdenes religiosas. Cuanto más tiempo estuviera su hijo como escudero más tendrían que pagar sus padres por esa supuesta formación que aún le faltaba para ingresar en la orden. La educación de Gheorghe había arruinado a la familia. Claro que su hermanastro pensaría otra cosa, que eran los vicios de Konrad los que dilapidaban la fortuna familiar. A ojos de disoluto noble, Janos debía estar más que preparado pero la burocracia alargaba su periodo formativo para aumentar los ingresos de Castillo Firrine. Después de todo, una fortaleza necesitaba un mantenimiento y sus fieles tenían que comer. Todo eso no se conseguía sólo con buenas intenciones.

- No, claro, terrible no es.- No parecía demasiado convencido. Konrad veía lógico que el hombre quisiera tomar las riendas de su vida.- No estoy seguro de poder hacer algo pero, si mi relación con Gheorghe mejora, como así espero, y tiene a bien escucharme, haré lo posible porque resuelvan tu caso de una vez por todas. La familia Mykephoros ha hecho mucho por la Orden de la Vigilia...- Y él seguía siendo el primogénito aunque sus finanzas no estaban en el mejor momento.

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DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav)

- Bueno...- El noble miraba a sus dos invitados sin saber muy bien por donde empezar. Que no fueran muy habladores, precisamente, no le ayudaba.- Si queréis podemos echar una partida, así enseño a Gruñido a jugar.- No veía a Sascha muy por la labor pero no era más que una excusa para ir hablando sobre las condiciones de su servicio.- Por favor, Gruñido, si eres tan amable de pasarme la caja del dominó.- Cuando la tuvo en sus manos retiró la tapa y volcó todas las fichas en la mesa.- ¿Sabes contar?- Pregunto a Gruñido pero de pronto pensó que a lo mejor la otra salvaje tampoco supiera.- ¿Sabéis contar? Y ya que estamos charlando amigablemente, ¿sabéis leer? ¡Qué demonios! No sé prácticamente nada de vosotros. ¿Qué es lo que se os da mejor?¿Qué os gusta hacer? Contadme más sobre ese Clan del que provenís. Ya he comprobado que Gruñido tiene un don con los animales. Esos caballos parece que te adoran.- Se puso a voltear las fichas de forma que los puntos en fondo blanco quedaran ocultos.- Mi intención, como ya os comenté, es que Gruñido pase a mi servicio como mi cochero. Y tú, Sascha, como mi nueva ama de llaves.- No en vano recientemente la antigua le había abandonado.- Se supone que deberías encargarte de la organización de esta mansión, tanto del personal como de los materiales y, en mi ausencia, ser la señora de la casa.- Sonrió ante la locura que eso podría ser.- Pero eso será sólo de cara al público, frente a los demás. Lo que quiero de verdad es que me instruyas para controlar lo que hay en mí. Que me ayudes a conocerlo, a respetarlo, a domarlo, si es preciso. Por lo que me dijiste me pareció que considerabas que era posible. Porque a conocerme a mí mismo y la maldi...- Se retuvo de decirlo pues Sascha le había abierto los ojos a la posibilidad de que fuera otra cosa.- ...y a lo que llevo dentro es a lo que voy a dedicarme en estos años venideros. Quiero que me acompañéis en todo momento durante mis viajes. Necesito protección pro lo que pudiera pasar.- Aún el joven semiorco no conocía lo que Konrad ocultaba dentro de sí.-Por supuesto os proporcionaré un cobijo, comida y, a mi manera, toda la protección que pueda ofreceros. - Los salvajes ya habían visto lo que el noble podía hacer. Quizá no fuera un gran guerrero pero su posición como noble le daba ciertas ventajas. Mezcló las fichas boca abajo y las repartió, poniendo  delante de cada uno de ellos unas cuantas. - Se supone que no debemos vernos las fichas entre nosotros. Son como un secreto.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Me quedé callada un rato, bastante confusa, mirando la cajita que contenía los artículos de escritura una vez más tras la pregunta del hombre. Por un momento era evidente que había algo que me entristecía en todo aquello.

- La verdad es que Konrad y el Profesor Lorrimor han intentando enseñarme varias veces, pero parece que no se me ha dado muy bien esto de las palabras escritas. El Profesor decía que yo era... - Tardo unos segundos en recordar el término - perezosa. No entendía muy bien qué quería decir, pues siempre lo decía en tono simpático, como si fuese algo bueno.

Abrí la caja despacio y con cuidado, algo que parecía desentonar totalmente con el resto de mi aspecto o mi comportamiento. Pero en el fondo era curiosa.

- ¿Recuerdas al Profesor?

Hice la pregunta sin levantar los ojos de la caja. Aunque imaginaba la respuesta, me entristecía darlo por hecho.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav)

- ¿Contar y leer? - Miré a Konrad como se mira a alguien que está hablando en otro idioma. - Pues... no lo sé. - Quien sabía, a lo mejor era sólo el significado de las palabras lo que no conocía, igual que otras veces cuando había escuchado "yacer" y luego resultaba que su significado era lo que yo conocía como "copular". - Yo he sido criada para ser bruja, al menos hasta que todas aquellas que podían enseñarme algo sobre ello, murieron. Sé qué plantas, frutos o hierbas son comestibles, o pueden usarse para curar. También sé cazar. Y cerrar heridas. Y pelear. Rhakan es un gran compañero para eso.

El hacha se había quedado apoyada en la pared junto a la cama en la que había dormido. Cogí las fichas y las miré, tal y como pidió Konrad, intentando que él y Gruñido no las vieran. Intenté discernir si los puntos correspondían a algún tipo de dibujo o quizás lenguaje escrito. Esperé a que Konrad nos indicara el siguiente paso del juego.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AL ALBA.

EXTERIORES DE LA CASA LORRIMOR.

Sonrío ante sus palabras y le contesto con todo amable:

 - "Es usted demasiado gentil, Konrad. Estaría muy agradecido de dejar que esta etapa termine y pasar a la siguiente fase de mi vida."

Continúo hablando, esta vez con un poco de humor en la voz:

 - "Me ha sorprendido gratamente, Konrad. Me ha parecido muy distinto a la imagen que tenía de usted, como un noble caprichoso y sumamente egoísta. No me mal entienda, a las personas se les juzga por sus actos y no sus palabras, pero creo que, si tenía algún prejuicio hacia usted, se ha derribado en esta agradable conversación."

Le miro de frente, ratificando con mi mirada la sinceridad de mis palabras. Dialogar con él ha sido algo bueno, que creo nos ha acercado un poco más y así, ayudarnos a formar un mejor equipo en este asunto que no tiene cara de terminar pronto.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

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Para Konrad había sido también una agradable conversación. Entre unas cosas y otras el paseo les había devuelto a la casa del Profesor.

- Tienes razón. Las palabras se las lleva el viento.  No digo que sea un santo ahora, pero no soy la persona que aún Gheorghe recuerda.- Sí, notaba en su hermano el un escepticismo flagrante.- Paso a paso. La verdad es que estar aquí, en la casa de Petros y...bueno, no tenerlo presente. Es doloroso. Todo mi cambio empezó aquí. Gracias al Profesor, a Sascha e incluso a Gruñido. Y también ...- Recordaba la enorme influencia que en él había impreso alguien más pero, por alguna extraña razón, no lograba recordar más que el contenido y no el emisor de las sabias palabras. Agitó la cabeza como si se acabara de despertar con algo de resaca.- Bueno, ha sido un placer. Me alegro de oír eso. ¿Entramos?- Indicó amablemente al sacerdote dando por finalizado su paseo matutino.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

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COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

- No...

Hizo un terrible esfuerzo por si aquel nombre, aquel título, conseguía traer a su recuerdo aunque fuera tan solo un rostro, pero por más que buscó con denuedo en oscuras habitaciones en todas y cada una de ellas se encontró solo. En todas menos una.

- No, me temo que no. Lo único que recuerdo...- Su espada rota, los pedazos de metal cayendo  al suelo y liberando en su destrucción el hilo del tapiz que había sido cortado.- Salvé a alguien no sé hace cuánto tiempo.- Cerró los ojos y alzó la mano como sosteniendo la espada que una mezcla de mala suerte y torpeza le había arrebatado.- Lo salvé de una momia. Él era...- Sus párpados se arrugaron aun más fruto del esfuerzo.- Él tenía barba... ¿En forma de candado? Y algunas cicatrices... No. No estoy seguro.- Volvió a abrir los ojos y esbozó una sonrisa al tiempo que soltaba un soplido.- Pero no estábamos hablando de mis recuerdos, señorita. Buen intento de desviar la conversación.- La guiñó un ojo antes de, con gran esfuerzo, echarse hacia adelante en el sofá.-.- La escritura. Sí, la escritura. De eso hablábamos.

La cajita que Sascha había abierto y el material de escritura que contenía se encontraban entre los pocos objetos que le quedaban de su vida anterior. No tenía sentido añorar algo que no podía rememorar, un pasado que no recordaba y que con sus luces y sombras tendría momentos que no merecería la pena recuperar... Y aun así él lo hacía. Deseaba conocer. Deseaba saberlo todo. Deseaba volver a ser él, por completo.

- ¿Sabes cómo usar pluma y tintero?

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Finalmente llegamos a la puerta de la casa. Nuestro paseo finalizó y me dio mucho gusto haber tenido esta conversación, que nos ha ayudado a formar lazos de camaradería más firmes, lo que siempre es bueno cuando debemos convivir y trabajar juntos. La ausencia del Profesor Lorrimor y lo que nos legó es algo que nadie planea ignorar, por lo que cooperar es nuestra única opción. ¿Qué mejor que hacerlo con alguien a quien empiezas a apreciar?

Contesto a su pregunta abriendo la puerta para dejarlo pasar antes que yo:

 - "Claro, después de usted."

Espero a que entre y luego paso, dejando atrás el jardín exterior e ingresando a la sala. De ahí iré a ver como está Alexei para luego comenzar a movernos en este nuevo día. No sé como será, pero ahora con Konrad sabemos que podemos contar en ciertos aspectos y eso es siempre algo prometedor.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

- ¿Barba en forma de candado y cicatrices? Ah, claro, ya recuerdo, sí era él... Y no intento desviarme. Intento que recuperes la memoria. Aunque con Alexei no funcionó a pesar de que yo tenía información sobre su pasado...

La conversación parece no ser del gusto de Alarico, así que decido volver a la que sí parece tenerle cómodo.

Supongo que recordar que has olvidado algo no es agradable.

- Sí, bueno. He visto a otros usarla. Debe mojarse la punta en la tinta.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Agradeció dejar el tema de su memoria atrás, no porque le molestara (después de todo había bromeado en el manicomio más de una vez con eso), sino porque no le apetecía pensar. Le pesaba la cabeza, le pesaba los hombros, le pesaban los párpados… Le pesaba todo el cuerpo y no quería añadir más pesos. Prefería algo más inocente, un tema más ligero.

- Sí, pero no demasiado. Deja que se llene un poco el cañón. Limpia el exceso de tinta en el borde del tintero. Y no aprietes en la hoja. Aunque…-  Alzó la cabeza cuanto pudo, que no fue más de lo que tardó en darse cuenta de que si la alzaba demasiado se le caía hacia atrás. Luego, una vez conseguida una victoria pírrica sobre la gravedad, miró a uno y otro lado buscando algo que no llegó a encontrar.- No es lo más adecuado para aprender a escribir. No. O para escribir de prueba. Lo más adecuado… es… sería… una tabla encerada. Y un punzón.

Veía estanterías y libros. Si había libros el que allí vivía, si leía, debía escribir también. Y si escribía debía tener una tabla encerada. Era la única manera de escribir sin miedo a cargarse una hoja al llenarla de errores y tachones, el lugar perfecto para hacer un borrador que luego pasar al papel. Y el lugar mejor para aprender. Al menos eso recordaba, o más bien lo sabía como sabía cómo escribir aun cuando no recordaba cómo había aprendido o cómo es que sabía hacerlo.

- Seguro que hay una. Debería haber una.- Dejó de buscar y la miró antes de cerrar los ojos cansado.- Tabla encerada y punzón. Es muy útil. ¿Sabes lo que te digo?

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Parecía haber cierta emoción en la voluntad de Gabriel por aquello de aprender a escribir a pesar de que estaba evidentemente cansado.  Y comenzaba a ponerme algo nerviosa. 

- Bueno, es igual. Ya no me apetece seguir con eso. 

Le devolví la cajita y me levanté de mi asiento para acercarme al fuego. Una vez más. No tenía muy claro por qué, a pesar de que me habían dejado a cargo del hombre y de las cosas del Profesor, tenía la sensación de que aquel no era el lugar en el que debía estar. 

- Además tampoco creo que sea el mejor momento para concentrarnos en eso. Quizá deberías intentar dormir. Puedo darte algo que te ayude a descansar. Si vuelves a aquel otro lugar, sería mejor que lo hicieras en las mejores condiciones. 

Me preguntaba cómo estaría George, y qué ocurriría si al paladín también lo hirieran allí.  

- O, si te apetece, puedes darme algún consejo por si la niebla amarilla me lleva a mí también. - Miro la mochila y a Rhakan que siempre están cerca y preparados. - Aparte de eso de ir armados y llevar comida. 

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Una vez saciado su hambre (y un niño semiorco no es cosa fácil de saciar) el pequeño Gañancito dedicó toda su atención a la caja, hasta que el señor Konrad se la pidió.

Les llevó a otro sitio (en el que no había comida) y parecía que iba a enseñar a jugar a ambos a ese juego de piezas tan bonitas. Pero luego les preguntó ciertas cosas y el joven semiorco aspirante a ¿cochero? se desanimó un tanto. SI no sabía hacer esas cosas lo mismo no podía aprender a jugar.

- Gruñido no saber esas cosas, pero Gruñido aprender, aprender lo que ser necesario para jugar, grrwwwllll… -

A pesar de las dificultades fónicas del niño, parecía que tenía la voluntad para llegar a hacer lo que se propusiera. Si no moría de hambre o algo peor antes, claro.

SEMANA DE LA SIEMBRA DEL AÑO 4703.

DÍA 21 DEL MES DE FARASTO.

Por la tarde, en la casa del Profesor Petros Lorrimor, en Ravengro.

– ¡¡HERMANO!! –

Un niño semiorco cuyo aspecto era el de casi un adulto humano cruzó la estancia desequilibrando a Sascha en el proceso, cuya mano en su hombro había quedado agarrotada y casi llegando a hacerla tambalear.

El abrazo de Gruñido levanta un palmo del suelo a un sorprendido Velkan, ya que el antiguo Gañancito había crecido muy rápidamente. Parecía que el tiempo que habían pasado separado había tratado bien al anteriormente siempre escuálido semiorco.

Luego se dio cuanta de dónde estaba y un carraspeo y una serie de sonidos salieron de su garganta mientras intentaba recordar cómo comportarse.

– Errr, ummmm,… Grwwwwlll… Señor Lorrimor alegrar de ver usted y su casa. Su hija estar bien, ¿sí? –

Gruñido no pudo evitar una mirada esperanzada al bolsillo de donde habitualmente el Profesor extraía los dulces caramelos con los que ha veces le obsequiaba. Luego miró a Sascha algo avergonzado y volvió a ocupar su lugar a su lado dedicando a Velkan una intensa y afectiva mirada.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

- Me parece justo. Yo no quiero hablar de lo que no recuerdo y tú… tú no quieres hablar de escritura.

No obstante la conversación derivó en temas no precisamente agradables para Buscador.

- De acuerdo. Supongo.

Sí, debería volver allí, y quizá esa era la razón por la que a pesar de todos sus pesares se resistía a cerrar los ojos del todo para no sucumbir al sueño, allí donde las pesadillas le atormentarían sobre lo vivido porque ni durmiendo podría encontrar consuelo. O quizá era porque temía que aquella agradable conversación, aquel cómodo sofá que sostenía su dolorido cuerpo, no fuera más que un sueño y que al “dormir” despertaría de nuevo en su propia realidad en la que sobraba desesperación y tormento.

- Consejo…- Alguien podría creer que pensar en esos consejos que dar a otro le ayudaría a sí mismo a la hora de aplicárselos, pero no era el caso.- No sé. Supongo que… Que no confíes en nada de lo que veas. Pesadillas. Pesadillas tan reales como la vida misma y… Y una realidad que tan solo puede haber salido de una pesadilla. Enfermeras que torturan y mutilan. Enfermeras que no son enfermeras. Humanos que no son humanos. Cambiaformas… Criaturas extrañas que no debería haber en un sanatorio, salvo quizá en la mente de un loco. Pero bueno…- Intentó reír quitándole peso, aliviando un discurso que aunque muy real no le gustaba que fuera tan oscuro.- Y tú, ¿qué consejos me das que me sirvan en este lado?

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Le quedaba claro que Gruñido no sabía nada de nada. No le culpaba. Konrad había tenido muchas más oportunidades que el niño semiorco pero no le había puesto ninguna gana. A medida que Sascha iba enumerando sus habilidades Konrad enarcaba más y más una de sus cejas. Todo le parecía bien útil pero no había nada que encajara en el papel de un Ama de Llaves. Tendría que conformarse con que el título fuera una tapadera, algo con lo que divertirse delante de los demás. Lo que buscaba él era compañía, protección y que le ayudara con su don, y eso podía hacerlo con lo que ya sabía.

- No te preocupes, Gruñido. Ya verás como puedes jugar sin problema.- Konrad se dedicó a explicar a los dos salvajes en qué consistía el juego sin entrar en detalles de cuentas. Sólo tenían que unir el extremo de una de las fichas con otro extremo que tuviera las mismas marcas.- ¿Veis? Así. Luego le toca al siguiente y, quien se quede antes sin fichas, es el ganador. El que empieza es el que tiene la ficha que se llama "mula de seises".- Konrad mostró el seis doble.- Parece sencillo pero tiene su intríngulis.- Con ayuda de uno de los abundantes libros de su biblioteca les trató de mostrar lo que era leer y que, si lo deseaban, pondría a alguien a enseñarles cómo hacerlo.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Cuando el noble explica el juego, entiendo lo que quiere decir con eso de contar.

- Ah, ya. Te refieres a conocer los números. Sí, eso sí, siempre que no sean muchos.

Y por suerte parece que el juego no hace pasar de seis.

- Vamos, Gruñido, seguro que se te da muy bien. Es como cuando intentas copiar un dibujo. Si no sabes el número, buscas las marcas que sean iguales.

El jengibre comenzaba a hacer efecto y me sentía mejor, y eso mejoraba mi humor. El juego empezó a parecerme divertido.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 15 DEL MES DE FARASTO.

Por la mañana, en la finca de Alabustriel (en Colina Carroña, Versex, Ustalav).

Al principio el pequeño semiorco empezó a jugar con ganas, pero necesitaba de toda su concentración para apreciar los diferentes puntos negros que había con otros de igual diseño. El hermoso diseño de las piezas contribuía a distraerle ligeramente, y no fue hasta que Sascha no le dio tan buen consejo, que empezó a ver las cosas de otra manera.

– Grwwwl… Claro Sascha, yo agradecer, ahora jugar mejor. –

Y no era un farol. Seguramente Gruñido no sabía ni lo que sería eso. Pero sí que parecía que a pesar de su aparente dificultad para comunicarse y su fealdad intrínseca, entre las orejas de Gruñido había algo más que un espacio vacío.

A pesar de que no consiguió ganar ni una mano, cada vez duraba más ante los embates del señor Konrad que sonreía ligeramente, al parecer divertido.

– Gracias seniiior Konrad, Gruñido jugar y así no aburrir en viajes por tierras grandes. –