Partida Rol por web

Una vez terminó de hablar en el lugar donde se encontraban todos Andy miró alrededor, pensativa.

- Lo más curioso es que, de todos los posibles inocentes confirmados, Michael sólo defiende a Aurél, y lo hace como si cualquiera que se metiese con él fuese a tener problemas.

— No puedo hacer mucho para ayudaros a pillar a esos asesinos escurridizos, pero si puedo apoyaros en las votaciones y en cualquier discusión. — Me encogí de hombros y miré a la muñeca de Paco. Ánimo cabeza, saldremos de esta. Dicho aquello le pegué una pequeña palmadita sobre la espalda.

Todavía estaba disgustado con Andrea y el resto de muñecas presentes en esa sala, pero ya que teníamos un pequeño rincón para conspirar decidí aprovecharlo. — Mira, yo no sé si esa teoría de Michael y Aurél serán ciertas pero te aseguro que estoy deseando que llegue mañana al atardecer para señalarlo — dije con una mueca de disgusto (tanto como me permitía mi nueva fisonomía).

— Francamente estoy harto de esos dos, son unos bocazas que intentan ir contra marea — enuncié al resto del grupo. Y encima van de listos, como si el resto fuésemos gilipollas o algo. Así que... ¿A quien deberíamos votar la próxima vez?

La muñeca con forma de Andrea esbozó una pequeña sonrisa al escuchar la disposición de Chechu. Cuando el chico preguntó le miró con aquellos ojos rígidos, duros.

- Yo aún no lo sé. - Reconoció. - Pero creo que pronto tendré algo de información fresca. Espero que, como tarde, al amanecer. - Explicó. - Por cierto, Chechu. Todos aquí estamos expuestos, pero de ti no sabemos nada. Dices que no puedes ayudarnos a pillar a los asesinos, pero seguro que hay algo que puedas hacer. Creo que todos los presentes estamos más o menos fichados menos tú, así que dime... ¿Qué ases te guardas bajo la manga? Tenemos que aprovechar antes de que al amanecer lleguen otros dos. Cuanto antes veamos cómo usar nuestras cartas, mejor para todos.

— No, que va. No tengo ningún as bajo la manga — dije encogiéndome de hombros. Tenéis que creerme, me gustaría poder ayudaros pero no sabría como hacerlo para identificar a nadie.

La muñeca de Sophia había buscado un lugar donde sentarse, manteniéndose cerca de la de Sam en todo momento. Desde allí escuchó lo que Chechu y Andrea hablaban y con un pequeño suspiro se decidió a participar. 

- Si todo sigue como ahora mismo, creo que yo mañana señalaré a Aurél o Astrid. Los dos están intentando crear discordia en el grupo y enfrentarnos unos con otros. Son idiotas, sí, sus argumentos son verdaderamente pobres, pero aún así, no veo buenas intenciones en sus acciones. - Se encogió rígidamente de hombros. - Y no tengo una opción mejor. 

Con la llegada del amanecer, las muñecas de Paco y Chechu desaparecían de este lugar.

Este amanecer eran tres las muñecas que llegaban a este lugar, haciendo de este un día algo atípico. Muñecas muy similares a la pequeña Katia, Geonwoo y Goro que miraban confundidos a quienes ya se encontraban en esa extraña fiesta de té: Andrea, Salvatore, Samantha y Sophia.

Goro se sorprendió al llegar a ese lugar y eso que ya sabía de su existencia, seguramente por eso se rehizo pronto y buscó con la mirada a Andrea Así que este es el lugar del que hablabas, gracias por el aviso. Sinó hubiese estado sobre aviso creo me hubiese entrado un yuyu o algo.
Miró a su alrededor, cuatro, tampoco eran muchas. Bueno, al menos hasa su llegada junto con la de las otras dos muñecas. Pese a lo extraño de aquel lugar había algo que le gustaba: Vaya, no parece que aquí haya ningún asesino, dijo con un tono tranquilo y casi familiar, en ese lugar se sentía relajado y feliz: sentía que incluso podía hablar sin miedo.

Geonwoo no esperaba llegar al lugar del que había oído hablar la noche anterior, y no sabía exactamente porque lo habían elegido a él. Pero viendo con quien había llegado, y quienes se encontraban allí, se relajo. Al menos, parecía estar entre gente de confianza. El lugar, sin embargo, estaba por ver.

Ciertamente, es un alivio poder estar en compañía de gente en quien poder confiar.

Katia se demoró un poco. Se había quedado contemplando su imagen de muñeca en el antiguo espejo que había a la entrada de aquel hermoso jardín. Contempló su expresión de plástico, acercando su rostro al cristal y buscando alguna señal de que en verdad no era ninguna muñeca. - ¡Es una pasada! - Murmuró y se giró al darse cuenta de que se había quedado sola. Siguió el sendero que había visto cuando sintió aquella extraña presencia a su espalda, y llegó al lugar del que ya había oído hablar. Allí se encontraban Andy, Salvatore, Samantha y Sophia.

La joven llegó con paso rígido y una pequeña sonrisa que se formaba en sus labios de plástico. Escuchó a Goro y a Geonwo y les miró, asintiendo a sus palabras con un suave gesto de cabeza y sorprendiéndose de la similitud que tenían con sus formas físicas. Volvió a mirar a las otras muñecas y entonces la sonrisa desapareció de su rostro. Poco a poco iba asimilando lo que significaba aquel lugar. La sala de té... ¿Por qué les llevaban allí? No... No lo entendía. 

Caminó hasta la mesa y apoyó sus manitas de plástico sobre ella. Bajó la mirada y se quedó contemplándolas, hasta que finalmente una nueva sonrisa se estiró en sus labios. - Me gusta ser una muñeca. Ellas no pueden enfermar - . 

La muñeca de Sophia había pasado la noche sentada en una silla cerca de Sam. Cuando escuchó que alguien se acercaba giró la cabeza con rigidez para contemplar quién vendría esa mañana y al ver que eran tres se sorprendió, aunque su rostro de plástico no resultaba demasiado expresivo. 

- Bienvenidos. - Dijo a los recién llegados, mirándolos con una mezcla entre curiosidad y timidez. Una pequeña risa salió de sus labios al escuchar las palabras de Katia que parecían cargadas de la inocencia de su juventud y después sacudió la cabeza, provocando que sus cabellos sintéticos se movieran con ese gesto. - Se ha liado una buena esta noche. - Comentó.

- Ya te digo...-dijo, contestando las palabras de su novia- Sí que habéis venido bastantes hoy.-confesó, sorprendida- A penas queda gente que no haya pisado este sitio, ¿no? Es un poco... Espeluznante- se llevó una mano a la mejilla- Anoche, ¿alguien pudo ver o escuchar algo?

Al ver que en esta ocasión tres muñecas eran las que aparecían, Andrea las miró sorprendida. Tardó sólo unos segundos en reconocerlas, y tras saludarlas hizo un gesto a Katia, invitándola a acercarse.

- Yo sólo escuché cómo Chechu me disparaba. - Aseguró Andy con voz dura. - No sé quién lo mató, pero me alegro. Ojalá no vuelva nunca. - Completó, mientras los labios de su muñeca se apretaban sin arrugarse.

De haber tenido ceja movible, sin duda esta se hubiera arqueado ante el comentario de Sam.

Espeluznante no sería el adjetivo que usaría para describir este sitio. No al menos tras ver donde acaban las muñecas rotas. Aunque si se me erizarían los pelos de los brazos, de tenerlos aquí.

Luego giró su cabeza hacia Andrea.

Imagino que tras las confesiones, y sabiendo que Paco ayudaba a los asesinos, él era el malo de la visión de Richards, ¿no? - dijo Geonwoo con una sonrisa - Porque no veas como algunas insisten en volverte mala a ti. Si tuviera palomitas, definitivamente esta "película" compensaría el dolor en el ojo.

- ¿Dolor en el ojo? - Preguntó Andy, extrañada. - A mí eso no me ha pasado, ni nadie lo ha nombrado. ¿Es algo nuevo? - Dijo, antes de responder a sus otras palabras.

- Que Paco era uno de ellos es una certeza. - Aseguró. - De la visión de Richard no sé más que lo que él ha dicho, y me gusta ponerlo todo en duda. Quién sabe si no se la provocó alguien. - Comentó, antes de hacer una pausa. - Y sí, supongo que hay quien insiste en hacerme quedar como mala, pero también había quien lo hacía con Richard... Y mírale ahora, totalmente expuesto. - Dijo, y luego formó una pequeña sonrisa. - Incluso hay quien cree que el justiciero es alguien a delatar. - Recordó, encogiéndose de hombros y negando con la cabeza. - Tenemos suerte de no tener a esas personas aquí, supongo. Así podemos remar todos en la misma dirección.

- Y hablando de eso... - Continuó después. - Me quedé con ganas de saber más acerca de la nota que me mandaste. - Le recordó. - Te escucho.

Es un efecto secundario, por estar en un lugar al cual aún no pertenezco... ni espero pertenecer. - respondió Geonwoo - Y ciertamente, teníamos una conversación a medias. - sonrió - Vida y muerte. - Dijo, levantando primero su mano izquierda de muñeca, y luego la derecha -. La izquierda, la reservaré en caso que cayera Richard, o tuviéramos una masacre nocturna, cosa que espero que a estas alturas no se pueda producir. La derecha, sin nadie ahora que pueda protegerlos de las votaciones, y con varios de ellos en teoría ya en el otro lado, no creo que ya tenga que llegar a usarla. Aunque si es necesario, lo haré. - sentenció.

Goro escuchó la conversación mientras se acostumbraba cada vez más a aquel lugar. Tras la ilusión inicial del llegar a aquel lugar, fué recordando que era, quien era, y para que se había incluído en la última remesa. Goro no lo pienses,dilo
Yo...Yo os he traído aquí, mi poder es "vincular" las muñecas de la vitrina, esas que muchos hemos guardado, para que puedan hablar entre ellas. Este lugar es una especie de constructo que simboliza esa unión, que como muchas veces se ha dicho, hace la fuerza. Este lugar es tan poderoso como la unión de quienes estén dentro. Y sí, podría haber empezado ha llenarlo de asesinos una vez Alexandra dió la lista, quizás pactar con ellos porque...tengo miedo y no quiero morir, pero si salgo con vida de este lugar no quiero tener un acto así sobre mis espaldas. Anoche por alguna razón, en palabras de Andrea alguién me potenció, así que aprobeché para entrar aquí y poder comunicarme con vosotros. Janko era la cuarta muñeca y, bueno, no lo consiguió.
Ya está, pensó Goro, había decidido confiar en aquellas personas como ellas hacían con él, así podría comunicarse con ellas directamente Si tenéis alguna preferencia para quienes queráis que vincule con nosotros decídmelo, si no hay nada claro puedo intentar no meter a nadie antes que meter a sospechosos y que este lugar no sirva para nada.

Salvatore se alegró de ver a Katia llegar allí. No le gustaba el extraño ambiente, pero estaba seguro de que ella lo disfrutaría. Era una niña ¿no? Y las niñas aman las muñecas, casi por defecto. Excepto las que salían mal de fábrica, como Andrea. Miró a su hermana ante este pensamiento y le sonrió, apretando un poco más su mano antes de soltarla.

Se levantó y apartó una silla de la mesa, esperando que Katia se sentara para empujarla de manera que quedara apropiadamente sentada. Le sonrió a la muñeca pequeña y le hizo un gesto con el brazo, invitándola a tomar asiento junto a él y cerca de Andrea.

Escuchó con atención a Goro, y cuando por fin hubo de sentarse tras guiñarle un ojo a Ekaterina cuando ella ya estuvo acomodada frente a la mesa, lo miró con curiosidad.

¿Siempre son dos, no? ¿A quiénes planeas invitar a continuación? – miró a Samantha un segundo y luego volvió a mirar al asiático - ¿Y por qué nosotros dos primero?

A vosotros dos os elegí primero porque parecías fuertes y fiables dijo ahora mirando a Salvatore y Samantha y supuse que sería difícil ser los primeros. La verdad es que al principio me guié por la intuición i la cagué, por lo visto, en algunos casos, como con Mike, Paco y Chechu. Cuando Andrea dió la lista de asesinos más o menos confirmados me ayudó para saber a quien no meter. Ahora meto a los que estoy casi convencido de que son inocentes. caminó un poco con aquel nuevo cuerpo de muñeca, era extraño vivir aquello desde dentro Sí, siempre dos. Sophia llegó sola porque mataron a Luís, intenté meterlo para que siguiese en contacto con Andrea. De hecho, visto que parece que ha resucitado, junto con Janko, ambos deverían reaparecer aquí, al menos siempre ha ocurrido así. Para esta noche había pensado en Saoko que recibió una bala por Andrea, creo que es prueba suficiente para confiar en ella, y el segundo en principio había pensado en Kim o Richard, a quién espero que si es quien dice ser, alguien pueda protegerlo O se nos acabaron las rescurrecciones
A quién habíais pensado votar, supongo que Astrid se está ganando a pulso ese derecho, aunque igual es una estrategia para que la votemos y que alguien la proteja, ¿no? ¿O simplemente está como una puta regadera?

Los labios de plástico de Katia se estiraron todo lo que daban de sí, formando una sonrisa al ver el gesto de Andy. Caminó hasta donde se encontraban ella y Salvatore y se sentó en la silla que él acababa de apartar. 

Escuchó tanto a Geonwoo como a Goro y sobre todo se sorprendió por la confesión de éste último. Lo miró, ladeando suavemente la cabeza. 

- Entonces... ¿Tú nos has convertido en muñecas? - Era increíble el poder que tenía. Deslizó su mirada, recorriendo los rostros de todos y finalmente pestañeó, volviendo a mirar a Goro. - Son una pasada, pero me siento rara. ¿Hasta cuándo estaremos así? - Le preguntó con un tono de voz emocionado. Pero las cosas que estaban pasando en el campamento hicieron que la sonrisa se borrara de sus labios y sus ojos de muñeca mostraran preocupación. - Si Paco era el que podía proteger a los malos, ahora ya no está y no podrá hacerlo - . Le dijo y una pequeña mueca se formó en sus labios de plástico. - Pero... Más que mala creo que es tonta y eso mismo la hace más peligrosa. Tengo miedo de lo que le pueda pasar a Richard. Es un hombre bueno y ahora... Puede estar en peligro por culpa de esa desequilibrada. ¿Y si...? ¿Y si le hace lo mismo a alguien que también nos esté ayudando? Estará poniéndoles en bandeja todas nuestras esperanzas - .