Partida Rol por web

[HLdCN] 2x Diez Negritos

El embarcadero

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12/02/2015, 23:28
Owen Cray

Por supuesto, estaré encantado de ayudarla dijo amablemente a la mujer. Creía que se le haría más duro el tener que trabajar para gente de la alta sociedad pero, bien fuera por su inminente paternidad o quizá porque realmente le estraban tatando con respeto, no le había hecho falta fingir la amibilidad.
Además, había recibido una buena paga por trabajar durante esa semana y a fe que se ganaría hasta la última guinea recibida.

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13/02/2015, 01:39
Sally Miles

Sally estaba cogiendo un cigarrillo para ella misma cuando un joven se acercó a ella. Había oído hablar de los Flint y le pareció que le preguntaba por su relación con ellos. Otra mujer podría haberse ofendido por un acercamiento tan directo. Pero la viuda de Flint, aunque se contrarió, se permitió una pequeña sonrisa amable y sincera, que solía poner con casi todo el mundo.

El joven al fin y al cabo se había disculpado por su atrevimiento y ella no pudo negar a Martin una respuesta.  -  Mis orígenes son humildes, me temo que no soy tan interesante como algunos de los presentes.  -  Miró a la mujer al lado suyo, la actriz. Ella si debía haber tenido una gran vida llena de glamour y fiestas.  -  Pero fui la mujer de Lester Flint III, heredero de los Flint. Por desgracia, mi marido murió hace un par de años, aunque sus padres han sido muy amables conmigo desde entonces.

No sabía cuanto conocería sobre los Flint el hombre que la había abordado. No obstante, con que hubiera escuchado algo sobre su marido habría oído cosas poco gratas sobrela fama de su marido con el alcohol en los últimos años de su vida, y su triste muerte a las escaleras de su propia casa ua de tantas noches de borrachera. Por supuesto, ella no dijo nada sobre aquella trágica historia. Ni le gustaba airear las malas costumbres de su difunto marido ni que la gente sintiera lástima por ella, que intentaba ser fuerte todos los días.

Mientras hablaba con el señor Crowden una sirvienta se acercó a ellos con unas copas. Sally hizo un gesto formal de negación con su mano indicando que no quería ninguna. Había tenido demasiadas malas experiencias con las bebidas alcohólicas, aunque ella misma no las hubo probado practicamente nunca.

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13/02/2015, 02:51
Penny Barrow

Ante la presentación que Wesley hizo de ella, Penny puso los ojos en blanco y le dio un pequeño codazo amistoso en las costillas. - Oh, vamos, Wesley, no te he salido tan mal. - Bromeó, antes de centrar su atención de nuevo en el caballero. 

- Es un placer conocerle, señor Cavanough. - Su sonrisa se amplió al escuchar sus palabras quitándole importancia a la interrupción y después rió suavemente. - Por eso siempre intento llevar poco equipaje cuando me voy de vacaciones. ¿Puede creer que no sería esta la primera vez que extravío la maleta? - Suspiró largamente aunque no parecía especialmente preocupada por el asunto, más bien divertida ante la idea. - Pero me tranquilizan sus palabras. Espero que la suerte me sonría y aparezca encima de mi cama cuando me den la habitación. 

Aceptó con naturalidad el apodo con el que Wesley se había referido a ella haciendo un juego de palabras entre su nombre y la forma coloquial de llamar a los peniques y se cogió del brazo que le ofrecía. Antes de marcharse se despidió del caballero con una inclinación de cabeza. 

- Espero que podamos vernos más tarde, señor Cavanough. - Dejó que Wesley la guiase hacia la casa. Sin embargo, apenas había dado tres o cuatro pasos cuando volvió a girar la cabeza por encima del hombro para dedicarle al hombre una última mirada acompañada de una encantadora sonrisa. 

Al entrar por la puerta de la casa, sus ojos azules recorrieron llenos de curiosidad todo el recibidor, pero nada en él pareció llamar en exceso su atención, al menos hasta que pisaron el pasillo. 

- ¡Oh, Wesley, mira! Este pasillo es una maravilla. - Comentó mientras trataba de no perderse ningún detalle de la decoración. - Y hay una bandera americana, junto a la inglesa. ¿Crees que los anfitriones son americanos? O tal vez tengan negocios en el Nuevo Mundo... ¿Eso es un piano de cola? Ojalá haya alguien que sepa tocarlo. 

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13/02/2015, 09:08
Martin Crowden

Martin escuchó cómo la joven viuda le respondió sin huirle, y se dio el lujo de continuar la conversación:

- Vaya..., lamento profundamente lo de su marido. Perder a un ser querido tan cercano es siempre una desgracia. Eso sí, me temo que no puedo coincidir con su opinión. No quiero que me malinterprete, pero estoy seguro de que usted, y posiblemente los demás, tenemos vidas interesantes a nuestra manera. La verdad es que los Flint son especialmente llamativos en mi opinión, he oído algunas cosas sobre ellos, todas buenas, por supuesto. Me alegro de que le traten bien -una sirvienta les ofreció bebida y Martin agarró un vaso, agradeciendo el ofrecimiento, a la vez que vio a Sally rechazando beber-. ¿No toma usted nada, señorita Miles? Puede que este tiempo invite a refrescarse...

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13/02/2015, 13:11
Everet Schuls

Debería de beber algo tal y como dice el caballero con esta humedad y bochorno no es difícil que una delicada dama pueda desfallecer , dijo Everet acercándose también donde estaba la sirvienta con las bebidas, perdón por mis modales soy Everet Schuls, el muchacho hablaba con voz amable, incluso se podría decir tierna, tomó una copa de Martini e hizo ademan de brindar antes de beber, vengo de América y soy enfermero, llevo años en la Institución Wallbrige atendiendo a personas  con distintos problemas, ya sean psiquiátricos como físicos , quizás vengo a cuidar a alguien, interno creo que le suelen decir a ese tipo de trabajos, sea como fuere esto es una magnifica incógnita, salud!

Levanta la copa.

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13/02/2015, 14:14
Martin Crowden

Notas de juego

Everet, ¿estás hablando conmigo y con Sally? Me he perdido y por si acaso..., para no confundirme.

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13/02/2015, 14:20
Everet Schuls

Notas de juego

Si Martin,siento mucho la confusión

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13/02/2015, 14:21
Margaret Beddingfeld

Margaret se perdió en sus pensamientos mientras el joven Sean se esforzaba por agradar. Confiaba en que la señora Stolness llevara el peso de la conversación, ya que ella no se veía de ánimos para comprender a un hombre tan impetuoso como parecía ser Arbuthnot.

La carcajada de Cavanough la trajo otra vez a la realidad, frunciendo el ceño con desagrado. Quien sólo se ríe, de sus picardías se acuerda...
Sin embargo, aquella distracción le hizo caer en la cuenta de que la servidumbre ya se encontraba allí y que era hora de recoger el equipaje y dirigirse al interior de la mansión.

-Si nos disculpa, caballero -sin mostrar antipatía y con una sonrisa sincera interrumpió a Sean- será mejor que nos ocupemos de nuestros equipajes. Siendo tantos invitados y tan poco personal, sería conveniente dar una mano al servicio, para que no extravíe nuestras maletas. Creo que podremos continuar la charla durante la cena, ¿verdad Ágape? -Beddingfeld le estaba ofreciendo una salida a su compañera en caso de que ella también hubiera tenido suficiente del señor Arbuthnot.

-¡Hasta luego, estimado señor Arbuthnot!

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13/02/2015, 14:44
Wesley Barrow

Se adecúa al andar de su hermana, aparentemente centrado, pero con la mirada recorriendo distraídamente cada recinto de la mansión que está a su alcance. Escucha a Penny cuando se asombra por las banderas americanas y se piensa la respuesta. - Es posible... Por esa tierra se ha medrado mucho, pero, por mi, prefiero que sean europeos. - La mira con una sonrisa dudosa. - Ya sabes, creo que tenemos valores más firmes lo del viejo mundo. Hemos visto más, nuestro carácter está más templado por la herencia. - Dice convencido pero sin resultar sentencioso, como hablaría un hermano a su igual y no a una pequeña. Deja el tema de la bandera y silba al ver el piano. Menuda preciosidad. - Susurra admirándolo. - No dudo que algún invitado haya crecido entre estos y pueda dedicarnos alguna canción. Así podrás bailar, que sé cuanto te gusta. - Sonríe a su hermana y apoya la mejilla en su pelo un segundo, depositando un fraternal beso. - Creo, hermanita, que veremos mucho lujo a lo largo de estos días...

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13/02/2015, 15:25
Ágape Stolness

Fui escuchando las conversaciones que se sucedían a mi alrededor. Asentí ante la respuesta de Margaret, pensando que su profesión de enfermera tenía que haber sido de lo más estimulante, y debía de sentirse orgullosa por haber ayudado a tanta gente recuperarse de una larga enfermedad o de los estragos de la maldita guerra que asoló Europa.

Aquel hombre joven con su enorme sonrisa me hacía fruncir el entrecejo. Creía que iba a poder tener una gran conversación con Margaret acerca de su familia, su antiguo trabajo y, por qué no, comenzar a conocernos para terminar siendo amigas.

Inspiración— respondí, divertida, ante su pregunta de mis motivos—. Y unas merecidas vacaciones— respondí, escueta, pensando que resumía muy bien mis intenciones de aquellos días: descansar, disfrutar de buena comida y bebida, y esperar a que las Musas hicieran su trabajo para inspirarme y poder escribir un nuevo libro.

Contemplé al servicio cuando hizo acto de presencia, y no pude evitar sentirme incómoda ante ello. Siempre me había molestado que otras personas se ocuparan de mis cosas, y me trataran como si estuviéramos aún en la Edad Media. La aristocracia parecía que resistía los vientos furiosos que venían del Este, pero intuía que los rusos se encargarían de terminar matando a una planta que estaba podrida desde la raíz.

Gracias, gracias— murmuré al competente servicio, mientras cotilleaba las bebidas con un rápido vistazo.

Tras comprobar que nada de lo que había era de mi gusto, miré a Margaret y al caballero, asintiendo a las palabras de la mujer, sonriente.

Sí, claro— asintió, mirando tanto a una como a otro, compungida—. No sería la primera vez que los pobres se equivocan. En los hoteles es un caos, y aquí, siendo tantos…— dejé la frase morir, e hice un gesto amable hacia el caballero, sin dejar de sonreír—. Durante la cena, podremos charlar más cómodamente.

Eché una mirada de complicidad a Margaret, pensando en la cantidad de hombres que había allí, y en la mala fortuna que habíamos tenido topándonos con el más maleducado de todos, y anduve, de manera distraída, hacia el interior de la casa, sin prestar mucha atención a mis pies, y mirando los cuadros y los muebles que me rodeaban en aquel momento.

Suspiré, sin pestañear, y me empapé de todo lo que allí había, pensando en la clase de personas que debían de tener aquello en propiedad.

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13/02/2015, 15:38
Frederick Von Baach

Frederick se da cuenta que ya empiezan a tener afinidad unos con otros, en cambio él como un ente que no se adecua a ninguno de los personajes presentes se aisla y simplemente observa, contempla la inmundicia humana, la soberbia y los aires de gradenza... No es que él no tenga algo de eso, pero sin duda no lo tolera en otros.

De pronto mira a una de las sirvientas. - Hey! levanta la mano ¿Ivette cierto? Dice mirando a Ivette Mercier mientras camina hacia ella.

- ¿Sabes?, me tiene cautivado tu belleza, me impresiona encontrar un monumento a la belleza en tus proporciones en un lugar como este, tengo que decirtelo. Pero más cautivado me tendrías si tuvieras un vaso con whiskey para mi en tus manos. Nuevamente ese tono extraño y medio irónico sale de la boca de Von Baach. - Traeme una copa de whiskey, y así poder contemplarte de manera completa.

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13/02/2015, 15:55
'Director

La velada comienza a animarse, con algunas conversaciones que hacen las delicias de unos y los hastíos de otros. Poco a poco, los invitados encuentran algunas afinidades entre sí, tan necesarias para poder establecer una conversación que interese a los interlocutores implicados.

Sin embargo, no hay ni rastro de los anfitriones de la casa y el servicio no da muestras de saber, o deber, decir nada al respecto.

Ante las preguntas y suspicacias de unos y los brotes de despiste de otros, el mayordomo se encarga de hacer saber que todos los equipajes están en las habitaciones correspondientes y que, si así lo prefieren, en lugar de permanecer en la terraza, podrían pasar al hall de la mansión, pues comienza a caer el día y pronto la humedad hará poco aconsejable permanecer mucho tiempo a la intemperie.

Los que desean seguir al eficiente Alfred y aquellos que se adentran por su cuenta y riesgo, enseguida se topan con el anunciado hall, a la izquierda del fastuoso pasillo.

La decoración es exquisita, con toques de antigua aristocracia pero de indudable modernidad, tanto en la factura como en el estilo. Sin duda, la señora de la casa debe tener un gusto al alcance de pocos paladares y de menos bolsillos.

Con todo, Alfred anuncia a los huéspedes que en breve les mostrará las habitaciones, por si desean asearse antes de la cena. En cuanto todo esté listo. - Mientras tanto siéntanse en su casa.

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13/02/2015, 16:17
Elisabeth Cavendish

Permanecí callada, escuchando las conversaciones ajenas y observando mi alrededor hasta que los criados aparecieron y, tras coger nuestro equipaje, nos guiaron hasta el interior. Ni rastro de la anfitriona. Qué típico.

- Seguramente quiera lucirse, ya sabe, hacer una entrada que no nos pase desapercibida, donde pueda hacer gala de su ostentoso vestido... por si la decoración no fuera suficiente. -Comenté en respuesta a una mujer vestida de gris*, aunque rápidamente volví a bajar la mirada para seguir tomando notas en la libreta sobre la decoración del lugar, y adentrándome así hasta el hall.
 

Notas de juego

*Prudence Bennett.
 

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13/02/2015, 16:41
Martin Crowden

Martin se presentó ante el nuevo invitado que se unió a la conversación:

- Encantado de conocerle, señor Schuls. Es un placer conocer a tanta gente venida de América. Me parece curioso que nos juntemos gentes tan dispares en esta peculiar isla. Si les parece, podríamos seguir al mayordomo y continuar la charla dentro, parece que nos invita gustoso a refugiarnos en la mansión. Así quizá podamos conocer a los anfitriones.

Martin emprendió la marcha tras el mayordomo, buscando con la mirada a Everet y Sally, y esperando que le acompañasen camino al hall para seguir disfrutando de la conversación, para no exponerse en el exterior a la humedad de la que les había hablado el mayordomo.

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13/02/2015, 16:49
Owen Cray

Owen ya se había llevado las maletas más grandes y pesadas. Antes de empezar con las más pequeñas fué preguntando, con discreción y intentando no molestar las conversaciones de los presentes Señores, señoras, señoritas; si alguien tiene algun equipaje que prefiera llevar consigo o que lleve algo frágil simplemente háganmelo saber para no llevarmelo, o hacerlo con un cuidado especial. Gracias por su atención.

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13/02/2015, 17:04
Sally Miles

A su conversación se unió otro joven. Ambos le instaban a beber algo. A Sally le sorprendió que fuera ella, de naturaleza humilde, quien acaparara la atención y no la mujer que se le había acercado a ella en un primer momento, que aparentemente había tenido cierta fama en el mundo del cine.  -  Beberé, solo agua, las bebidas alcohólicas no son lo mío. -  Era lo que solía decir cuando la instaban a beber. Pensaba que era mejor parecer una mojigata que decir que odiaba la bebida por las palizas de su marido cuando bebía más de la cuenta. Sin duda aquello tendría menos cabida en una situación social como aquella.  -  Pero gracias por la oferta, señor Schuls, encantado de conocerlo. Si no le importa brindaré gustosa, pero tendrá que ser, como les dije, con agua, si a ustedes no les importa. Es grato saber que hay gente de América en un lugar como éste.

Mientras conservaba el tiempo pasaba y su anfitrión seguía sin aparecer. No era el primer encuentro social al que la joven acudía, y había visto en algunas ocasiones que al menos uno de los anfitriones tardaba un poco en presentarse para dar expectación. Aunque debía reconocer que era la primera en la que tardaba tanto en dar la cara, lo que podría parecer para muchos una falta de educación. Por fortuna para el señor Owen, Sally rara vez pensaba mal de alguien sin una razón, así que pensó que si tardaba en mostrarse sería por una causa que ella desconocía y no por falta de modales.

Por otro lado, el hall era elegante. Sin duda sería caro, pero no de mal gusto. La decoración había sido escogida con cierto mimo y con estilo. La persona encargada de hacerlo, supuso que la señora de la casa, estaba familiarizada con la moda y los muebles de actualidad.

-  Gracias, señor.  -  Se dirigió a Owen.  -  Aunque por mi parte, creo que no cargo con nada especialmente delicado.  -  Igualmente, agradecía el ofrecimiento de tratar el equipaje como era debido.

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13/02/2015, 17:26
Sir Gustave Cavanough

Cuando la joven mira hacia atrás en el momento de despedirse, el gesto no me pasa desapercibido. Imposible que me hubiese pasado desapercibido, teniendo en cuenta que con su vistazo atrás me cazó observándoles mientras se alejaban. La mujer era ciertamente hermosa y calculaba que él no le debería sacar a ella mucho más de 7 años, era normal pues que me pudiese quedar prendido del contraste de sus ojos azules y su melena oscura, sin embargo, cuando su mirada se cruzó con la mía una vez más, me sentí como un chiquillo.

Decidí en ese momento, que debía compensar esta brisa juvenil con un tono más pausado y, viendo al doctor Champlain sentado cómodamente en un butacón con una bebida en la mano, pensé que junto a él, sería el mejor lugar para recuperar la compostura. En realidad, mi falta de compostura se encontraba sólo en mi pensamiento, ya que ninguno de mis actos había resultado ni por un instante ir más allá de lo estrictamente educado, sin embargo, eso no hacía que mi fuero interno se tranquilizase, así que, a efectos, era lo mismo.

Me acerqué al doctor con intención de sentarme junto a él, pero, al llegar a su altura, el mayordomo salió a la terraza para invitarnos a todos a entrar. El hombre tenía razón, ya casi había caído la tarde, y aun así, no había ni rastro de la anfitriona. - Desde luego que la aristocracia puede ser extravagante... - Pensé para mi justo antes de dirigirme al doctor que, aparentemente, me doblaba en edad.

Doctor, creo que el caballero tiene razón, se acercan las horas bajas y, a su llegada, deberíamos estar resguardados. ¿Me permite gustar de su compañía hasta el interior? - Dije ofreciéndole un brazo amigo si él gustaba en utilizarlo y una excusa para no herir a su persona con un ofrecimiento abierto de ayuda dada su edad. - Mi nombre es Gustave Cavanough. Me ha parecido entender que era usted médico... confío que se encuentre aquí para un merecido descanso y no porque nuestra anfitriona se halle indispuesta ¿no es así? Aunque eso explicaría el porqué de tanto misterio - Aunque, a decir verdad, tengo muy claro que es pura extravagancia y seguro está sana y saludable. - Completo con este pensamiento para mi mismo.

Entro en el hall, tanto si es acompañado del buen doctor o sólo si este rechaza mi compañía, y me quito el sombrero, tal y como exige la cortesía mínima. Si entro con el doctor, continúo conversando con él amistosamente. Si entro solo, sencillamente entro en silencio. En cualquier caso, en ese instante el señor Owen aparece con un ofrecimiento. Si bien antes le andaba buscando por pura curiosidad sobre él, el protocolo exigía que no se presentase uno o dirigiese directamente a un miembro del servicio en casa ajena y en público (tal y como acababa de ver hacer a un joven maleducado, que no solo rompió esta regla de protocolo sino todas las reglas del decoro al insinuarse a la pobre muchacha del servicio, que estaba ahí para trabajar y no para aguantar a babosos engreidos...) - No se moleste, no hay nada delicado en mi equipaje que deba comunicarle - Le digo dirigiéndole una mirada amistosa. - Eso sí, en cuanto la señora tenga a bien permitirnos acudir a nuestras habitaciones, le agradecería me indicase la mía, pues llevo cargando todo el día con sombrero, abrigo y paraguas y, al final, han resultado ser un estorbo dado el caprichoso clima. - Dicho lo cual, vuelvo a centrar mi atención en lo que estuviese haciendo, tanto si es la conversación con el doctor, como el observar las habitaciones y su decoración.

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13/02/2015, 17:58
Everet Schuls

Por favor Owen beba algo, lleva todo el rato cargando maletas y esta  temperatura seca rápido el gaznate, después miro a Sally y asiento sonriendo, ya sea agua o licor lo importante es la compañía, no el liquido en si mismo, por favor después de usted…. Le digo ofreciéndole paso al ver como empieza a caminar Martin, este hombre lleva prisa… no he podido ni terminar de beber …

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13/02/2015, 18:17
Yvette Mercier

-¿Eh? - Tardo unos instantes en reaccionar, tan sorprendida por el repentino abordaje cómo por el hecho de que alguno de aquellos petimetres emperifollados se haya molestado en recordar mi nombre.

He pasado por demasiadas cosas cómo para ruborizarme cada vez que algún señorito me lanza cuatro piropos. Pero ese es el papel que me toca desempeñar en la vida, las doncellas ariscas o deslenguadas no suelen durar mucho en su puesto de trabajo. De modo que le río la gracia y trato de taparme el busto con una mano fingiendo recato antes de responderle educadamente.

-Oui, monsieur. ¿Lo quiere solo o con hielo?

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13/02/2015, 19:23
Dr. Dumont Champlain

La intervención del señor Cavanough parece sacar al doctor Champlain de un estado de plácida contemplación

-ah, encantado señor Cavanough. Tiene razón, he perdido momentaneamente la noción del tiempo- Se pone en pie haciendo un gesto indicando que no necesita ayuda para ponerse en pie

-pero gracias, en los días malos mi reuma puede ser verdaderamente molesto. Y para tranquilizarle, no, no he venido aquí para ejercer. De hecho hace bastante tiempo que no ejerzo como médico. Pero comparto la incertidumbre de la mayoría de los presentes. ¿Que puede retener tanto tiempo a nuestra anfitriona?-

Ya en el interior de la mansión sigue la conversación hasta que Owen hace un amable ofrecimiento sobre el equipaje

-bueno, me gusta tener localizado siempre mi maletin, pero supongo que no va a pasar nada esta noche. Llevo algunos frascos de cristal, tenga cuidado por favor- Dice mientras le tiende su maletin de médico a Owen, que resulta ser bastante ligero