Partida Rol por web

[HLdCN] 2x Diez Negritos

El embarcadero

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10/02/2015, 18:30
Frederick Von Baach

Frederick desembarca de la embarcación que lo llevaba a una isla que hace unos momentos en el viaje se veía oscurecida en el horizonte. Bajaron algunos antes que él, no importaba puesto que no tenía apuro en ver que es lo que se preparaba.

Analiza a los presentes, se arregla el pelo, o por lo menos intenta ya que es bastante complicado, y sigue mirando. Fedrick es muy analítico y reflexivo. Hay varios conversando entre ellos, él sin embargo se mantiene en silencio.

Camina entre todos, rondeando en quella terraza, sintiendo la brisa del viento, se sienta en una de las butacas esperando al anfitrion de esta fiesta.

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10/02/2015, 20:09
Marinero Canoa Motorizada

La canoa regresó a la isla con más pasajeros.

El marino saltó a tierra y amarró la canoa a la argolla empotrada en la piedra. Ayudó al pasaje a desembarcar y después dirigió al grupo hacia la escalera tallada en las rocas. 

Al ver a los demás invitados en la terraza, el resto de huéspedes se unen a la reunión sobre la agradable terraza.

- Ya están todos. - Dijo con su suave acento de Devon. - Nos vemos pasado mañana, con suministros y el correo. ¡Que disfruten de su estancia!

Dicho esto, soltó la amarra, regresó la a la canoa y maniobró marchándose.

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10/02/2015, 21:40
(Jotade) Sean Arbuthnot

Andando tranquilo, el jóven Empresario se busca un sitio entre tanta personalidad. Entre ellos no puede evitar ver a dos damas hablando entre ellas (Agape y Margaret...aunque no sepa sus nombres aún)

- Buenísimas tardes mis bellas damas. Me llamo Arbuthnot, Sean Arbuthnot sería todo un alago para mi persona que me permitíeseis acompañaros en tan prometedora velada.

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10/02/2015, 22:06
Penny Barrow

- ¡Oh, Wesley, mira! - Con esta exclamación una joven se inclinaba sobre la barandilla de la cubierta del barco, señalando hacia la isla del Negro con el índice extendido y sujetando su sombrero con la otra mano. 

Sus ojos de un azul brillante y límpido contemplaban con una mezcla de asombro e ilusión el paisaje, al parecer ajenos a lo lúgubre del cielo o al calor bochornoso que le pegaba el vestido a la piel. Wesley, a quien iban dirigidas las expresiones de asombro de Penny, era el hombre que viajaba a su lado, tan sólo unos pocos años mayor que ella. Penny apartó la mirada de la isla a la que se acercaban apenas un par de breves segundos, para cruzar sus ojos con los de él y hacerle gestos para que se acercase a su lado. - ¡Es más grande de lo que pensaba! - Dijo con la sonrisa radiante de un niño delante de un escaparate lleno de dulces. 

Sin esperar respuesta, sus rostro volvió a girarse hacia el mar, llenando sus labios del sabor a sal que traía el viento y sin preocuparse por sus cabellos que se despeinaban más a cada instante que pasaba asomándose sin miedo por esa barandilla. 

Ambos jóvenes habían llegado juntos al embarcadero, en un taxi. Ella llevaba un vestido de color verde oscuro, de buen corte y con apariencia de haber sido cosido a medida. Su pelo oscuro contrastaba con el color de sus ojos, haciéndolos parecer más azules y profundos, y su sombrero -más un tocado estético que algo útil para apartar el sol- hacía juego con el color de su vestido. 

En los labios de la joven se perfilaba una sonrisa ilusionada y constante y sus ojos parecían dispuestos a abrirse con asombro o mirar con curiosidad todo lo que se ponía ante ellos. 

Cuando el barco llegó a la isla, Penny descendió junto a Wesley, dejando que él bajase antes para ayudarla después a ella y al pasar cerca del marinero le dedicó una media sonrisa de despedida, cargada con una pizca de picardía. Tras subir las escaleras de roca, dio una vuelta en redondo, contemplando la terraza con deleite y finalmente se colgó del brazo de Wesley.

- Hermanito, este lugar es maravilloso. La casa es preciosa y ¡mira qué vistas! - Sus ojos se detenían en todo lo que los rodeaba, hasta que dieron con un rostro que se le antojó familiar. Entrecerró los ojos con curiosidad y dejó que su mente funcionase a toda velocidad hasta dar con la clave del enigma. 

- ¡Oh, Wesley, mira! - Exclamó en un susurro, acercándose a él. - ¿Esa no es una actriz famosa? Sí, creo que sí que es ella... Vimos sus películas hace tiempo, ¿recuerdas? - Su mirada analizaba a la señorita Jacqueline Dupont de arriba a abajo, desde los pies, hasta la petaca que ofrecía a un caballero. - ¡Pero qué desmejorada está! ¡Cómo engaña el celuloide! - Continuó susurrando emocionada con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Penny se esperaba gente rica, de alta sociedad, en aquella reunión, pero no habría esperado jamás encontrarse con una estrella de Hollywood. 

Tras contemplar a la mujer con curiosidad durante algunos segundos, su mirada volvió al paisaje, soltó el brazo de Wesley y le dedicó una sonrisa de medio lado, entre divertida y un tanto maliciosa.

- Mejor te suelto, no vayan a pensar las chicas que estás cogido. - Le dijo mientras le guiñaba un ojo. - Voy a ver el paisaje desde el borde. - Y de nuevo, sin esperar respuesta o comprobar si él la acompañaba, empezó a caminar hacia allí, para dejar que su mirada se perdiesen en el horizonte. 

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10/02/2015, 23:00
Owen Cray

Owen observaba desde la terraza al marinero maniobrar su embarcación y alejarse de allí. Esperaba que el hombre antes de marcharse le dijera algo más sobre los demás empleados pero se había marchado tras dejar su carga. Inmediatamente.
La sensación de que el tiempo transcurría agónicamente despacio se le hacía más y más pesada cada vez que desviaba su mirada del mar y la dirigía hacia los invitados: casi se avergonzaba de su ropa desgastada, de tacto rugoso y de aspecto tosco. Tal como él.
Cray se volvió a girar hacia el mar, aquella fuerza descomunal e infinita. No envidiava a aquellos ricachones, él tenía una mujer estupenda y en una semana estaría junto a ella para asistir al parto de su hija. Porque dijese lo que dijese Ivett sería una niña, una niña preciosa con todos los rasgos de su amada mujer y absolutamente nada heredado de él. Una sombra pareció oscurecer su rostro. Dios, al menos dame eso.

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10/02/2015, 23:26
Dr. Dumont Champlain

Tras bajar de la canoa el Doctor Champlain camina por el embarcadero observando la siniestra isla

-feo lugar donde instalarse, y muy humedo, demasiado, esto va fatal para mi reuma- declara animadamente a nadie en particular mientras se acerca a un grupito que ha entablado conversación

-Doctor Dumont Champlain, encantado. Veo que tenemos una congregación de lo mas variopinta. Eso esta bien-

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10/02/2015, 23:48
Wesley Barrow

Wesley, desde el momento de la llegada a la embarcación, permanece cerca de Penny. No pierde el tiempo y se deleita en las vistas marítimas, así como en alguna belleza famosa. Su sonrisa enjuta se vuelve más pronunciada cuando tiene ocasión de analizarlas de pies a cabeza. Sin embargo, al escuchar los asombros de su acompañante de vestido verde, sus ojos se vuelven fraternales y asiente, fingiendo estar tan impresionado como ella y sonriente. En resumen, contento de verla contenta. - Y ya casi estamos. Es increíble, ¿eh? Aún no me lo creo. Última canoa a Devon. Dice en bajo a la brisa que se respira en el mar. 

Es un hombre alto y fuerte, atractivo y con un porte honesto. Sus ropas no son tan bonitas como las de Penny, y son de colores marrones y grisáceas, así como de un escalafón inferior en la sociedad británica. Destaca por su sonrisa, sus ojos y unos guantes de piel rojos a los que les falta la punta de los dedos. Ya en tierra la ayuda a bajar y acompaña en silencio, escuchando con rostro paciente y paso ligero, agarrados del brazo, todo lo que ella le dice. Este silencio finaliza cuando comienza a chismorrear de una famosa. Los chismorreos le pueden. A ver... Creo que tienes razón. - Comenta en un susurro, y con el siguiente comentario de cómo luce tras la pantalla se ríe sin contención. - Eres cruel, hermanita. Muy cruel. - Dice con un tono de reproche que parece más un juego. En ese mismo momento busca la mirada de la actriz, y en sus ojos puede leerse una disculpa por su hermana.

Cuando suelta su brazo él tarda unos instantes en asimilarlo, y asiente conforme. - Pues yo voy a hablar con los hombres, pequeña. No te alejes. - Le dice como advertencia con una media sonrisa y camina hacia atrás, antes de girarse y buscar un grupo de varones. 

- ¿A quién hay que matar por un poco de fuego? - Pregunta al galán galés con una sonrisa y un pitillo barato amarrado en sus labios, en esa sonrisa irresistible.

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11/02/2015, 02:15
Elisabeth Cavendish

Bajé de la embarcación sin demasiada prisa, aún pensando en mis cosas, con una mano sobre la cabeza, sujetando el sombrero y la otra rodeando una pequeña libreta de mano y una pluma estilográfica.

Fuera quien fuese quien me había enviado la invitación, me había dado una muy buena oportunidad que no podía desaprovechar. Y a pesar de todo, seguía sin poder recordar bien la cara de la que se suponía sería mi anfitriona. Bastante que había hecho con recordar su nombre. No soy buena recordándolos, porque la verdad es que no me importan demasiado.

El paisaje, y no me refería precisamente a la isla, parecía ser bastante pintoresco.

Creo que no tendré tiempo de aburrirme. Con una sonrisa cordial miré a la actriz, y después al escritor.

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11/02/2015, 13:16
Ágape Stolness

Pegué un respingo cuando aquella mujer se me acercó, y reí entre dientes ante mi gesto. La miré, preguntándome si la conocía, pero llegué a la conclusión de que era una invitada más en aquella isla.

Sonreí, contemplando junto a ella la imagen que nos regalaba la vista, y asentí.

Sí, muy bonito— respondí, admirando la vista.

Contemplé su mano a la espera de ser estrechada, y la alcancé con la mía, correspondiéndole el saludo, ensanchando la sonrisa.

Ágape Stolness, encantada— indiqué, escudriñando sus rasgos, pensando que era una mujer muy guapa. Me pregunté dónde estaría u marido, y si le resultaría duro estar lejos de él. quedaron en mi interior tales preguntas, y me giré de nuevo para contemplar el mar, despertando como un monstruo dormido ante la tormenta que se avecinaba.

Me coloqué un mechón de pelo rebelde detrás de la oreja, y miré de nuevo a mi nueva conocida.

¿A qué se dedica usted, Margaret?— pregunté, curiosa.

E iba añadir algo más cuando sentí que se nos acercaba un hombre. No me quedé del todo con su apellido, aunque me sonaba de alguna revista, y asentí, falsa, pensando en por qué no se metía en sus propios asuntos.

Las señoras estarán encantadas de que un hombre como usted nos acompañe durante la cena— mentí, sonriente—. ¿Verdad, Margaret?

La miré, sintiendo mucho que tuviera que soportar ya de entrada a los buitres. Siempre me había parecido que los hombres iban con los hombres, a cerrar sus negocios a otra habitación mientras se fumaban puros enormes, y las mujeres se quedaban entre ellas cotilleando o quedando para alguna fiesta próxima. El hecho de que se nos acercara alguien del sexo contrario tan abiertamente me chocó. Y me desconcertó por un momento.

—¿Y  qué le trae a la isla del Negro, caballero? ¿Placer? ¿Diversión? ¿Unas merecidas vacaciones?— pregunté, algo chulesca, fingiendo interés.

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11/02/2015, 13:39
Benoni Fausto Predatore

Mientras iban llegando al embarcadero los distintos visitantes a la Isla del Negro, Fausto se fue sintiendo más y más incómodo. Podía verse como parte de un rebaño al que habían dejado a su antojo en el campo para pastorear, o peor aún, cercados dentro de una valla esperando a que el pastor se dignase a recogerlos.

Benoni Fausto Predatore no toleraba bien ser oveja, como todo empresario acostumbrado a mandar.

Encendió sin pudor algún otro cigarrillo, algo tan usual como llevar sombrero en su época y más habitual aún en sus costumbres, y llamó al joven que se había ocupado de su equipaje.

-¡Eh, chico!- Su voz no era excesivamente alta pero sabía hacerla dotar de autoridad. -Ve ahí, y pregunta si es que nadie va a venir a recibirnos. ¿Quieres? Hace un calor de infierno, y a este paso nos quedamos para ser regados por la lluvia como flores en el campo. Anda, ¡vete corriendo!- Exigió mientras se quedaba de pie con los equipajes con una mano en el bolsillo y otra jugando nerviosa con el cigarrillo que viajaba de los labios a volar trazando caminos caprichosos de humo en el aire.

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11/02/2015, 14:18
Margaret Beddingfeld

La mujer junto a la barandilla respondió con simpatía. Inglesa de pies a cabeza, prometía ser una grata compañía para su estancia en aquel lugar paradisíaco, lleno de extraños de apariencia variopinta.

-Fui enfermera hasta que conocí a mi marido. Cuando nos casamos dejé de lado mis ocupaciones para poder dedicarme a la casa y ser una buena esposa. Aunque los niños tardaron en llegar, no me arrepiento. Poder estar... -la frase se vio interrumpida por la llegada de un impetuoso caballero. Con recato, Margaret calló pues no estaba acostumbrada a aquella brusca cortesía. Mientras se presentaba, la Beddinfeld se preguntó si sería totalmente inglés.

-Margaret Beddinfeld, encantada -respondió al saludo de Sean, un poco más fríamente que cuando se había presentado ante Ágata-. Como ha dicho Ágape, será un placer compartir la cena con usted.

Sin embargo, su tono no demostraba a ciencia cierta que aquellas palabras fueran verdaderas. Dejó que su nueva compañera rompiera el hielo con el recién llegado, dispuesta a entablar una conversación sobre trivialidades hasta que pudieran gozar nuevamente de tiempo a solas. Las intimidades las reservaría para una charla de mujeres.

Notas de juego

Perdón por la frialdad Sean, pero es que soy muy inglesa xD

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11/02/2015, 14:56
Leonard Clement

Bajé de la embarcación aún mareado. No estaba acostumbrado a moverme en ese tipo de medio de transporte.

Me detuve, apoyándome en la barandilla, intentando que mi estómago se mantuviera en su sitio.

Al oír hablar a una persona y escucharle decir que es Doctor, el cielo se abrió para mí.

Disculpe, señor Champlain, ¿ha dicho usted que es doctor?. Creo que no he tenido buen viaje? ¿Tendría usted algún remedio para asentar el estómago?

Me vuelvo al resto de la concurrencia y me presento. Soy el Padre Clement. Que Dios les bendiga y les guarde.

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11/02/2015, 15:50
Frederick Von Baach

Von Baach levanto la vista ante la llegada de más contertulios, metio su mano en uno de los bolsillo de su abrigo y saco un cigarrillo, lo enciende y sigue escuchando a quienes conversaban desde el asiento que se encontraba.

Un religioso había venido también. - ¿Un padre?. Dice botando el humo de su boca. - Creo que necesito harto tiempo con usted, tengo unas historias que contarle... Le dice con un tono hirónico y burlesco.

- Creo que vamos a ser buenos amigos... Padre.

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11/02/2015, 16:55
Dr. Dumont Champlain

La pregunta del religioso parece animar al doctor frances que empieza a buscar en un pequeño maletín

-ah, pues esta usted de suerte. En cuanto supe que iba a una isla me guarde un par de cajas de pildoras para el mareo, tenga-

Saca un tubito y ofrece un par de pastillas, marca Champlain mientras va comentando de buen humor -comprobará que son mas efectivas que las de Bayer, esos teutones no tienen ni idea. Y sin embargo se están quedando el mercado, parece que fueron ellos quienes ganaron la guerra diantre-

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11/02/2015, 19:12
Everet Schuls

Oh vaya elenco mas variado de visitantes, hay señoras preciosas, distinguidos caballeros y gente adinerada, poco que ver conmigo o madre… vaya ese chico parece normal..

 Everet fue donde el chico de la gorra (Owen) y le ofreció la mano de modo caballeroso.

-Veo que entramos en la categoría de “normales”, soy Everet, encantado caballero, usted es?

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11/02/2015, 19:21
Jacqueline Dupont

Mi querido señor Cavanough, digo retirando la mano y poniendome denuevo el guante. Creía que un hombre por mucho título nobiliario, seguiría siendo un hombre. Cierro la petaca y la vuelvo a guardar. Y ahora si me disculpa, tengo un equipaje que recoger, finiquita dandose la vuelta y dirigiéndose hacia la salida.

¡Qué gente más estirada!, resopla. Mi pensamiento se debatía entre volver al barco y de nuevo a Tierra o seguir caminando, coger las maletas, y dirigirme a donde fuera que estuviera esa casa. Necesito un cigarrillo. Busco en el bolso y me doy cuenta de que los he dejado en la maleta. Mierda

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11/02/2015, 19:53
Prudence Bennett

Desde que desembarcara, haya en el segundo viaje, en todo momento a estado callada, pensativa mas bien y preocupada de que su sombrero no saliera volando por culpa del viento costero. La Sra.

Prudence llegaba a la terraza con traje mate y sombrero a juego, con las manos unidas presa del nerviosismo que le producía haber viajado sola hasta la isla, sin su marido, donde esperaba encontrar aquella vieja amiga. Pero en su lugar se encontró con el resto de congregados, seguramente mas amigos de ella y para desgracia de la Sra.Bennet ninguno conocido, a pesar que algunos de ellos eran personas publicas.

Caminando sin prisa pero sin un atisbo de timidez se paseaba entre el resto de invitados, esperando que en alguna conversación se encontrara con miss Oliver para poder ponerle rostro al fin, pues a pesar de estar segura de quien era, su rostro era tan borroso como las montañas en la lejanía.

-Donde se abra metido la anfitriona.-Mascullo sin poder evitarlo.

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11/02/2015, 21:40
(Jotade) Sean Arbuthnot

Veo la reticencia de ambas damas...pero...me da igual, les demostraré que puedo ser tan buen contertulio cómo cualquier otro. Al fin y al cabo no hay nada malo compartir algo de su tiempo entre bellos y apuestos humanos.

- Una invitación. Una invitación para retomar viejos contactos con ese ser tan querido para mi.

Dije con una sonrisa y un tono romantico

- Se podría decir que un hombre humilde como yo no podría gozar de mejor suerte acompañado de tan bellas damas.

Quiso corresponder a la invitación a cenar.

- Y vos? qué os ha traido a esta isla?

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11/02/2015, 22:38
Alfred Dyle

Veis como un hombre de unos cincuenta años y complexión mediana Alfred se acerca a vosotros seguido de dos mujeres, con la solemnidad acostumbrada de su trabajo se dispone a hacer la presentación de la pequeña comitiva:

-Buenas tardes damas y caballeros bienvenidos a la isla, espero por favor nos disculpen por esta espera, mi nombre es Alfred Dyles y estas son las señoritas Eleanor Morstan y Yvette Mercier, entre los tres nos encargaremos de atenderles durante su estancia en la casa.

Después de aquellas palabras y posando su mirada entre los presentes como quien busca ver una cara conocida en una pequeña multitud vuelve a hablar a los presentes:

-Creo según lo que me indicaron los señores que otra persona nos ayudara en las tareas, ¿Se encuentra presente entre ustedes el señor Cray?

Mientras espera la respuesta continua hablando:

-Y ahora si necesitan que lleven sus equipajes o alguna otra cosa más solo tienen que indicarlo y nos encargaremos de ello.

 

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11/02/2015, 22:58
Owen Cray

Owen escuchó un poco tarde a Everett que lo saludaba, por lo que pareció -solo unos segundos- que lo ignoraba o que estaba absorto en el mar.
Oh!, perdón! dijo, y se limpió las manos en su vieja chaqueta, aunque las tenía ya perfectamente limpias. Me llamo Owen, señor, pero no se si será demasiado lícito que hable conmigo porque estoy aquí en calidad de empleado, aunque si he de serle sincero sigo esperando a el jefe del servicio o a alguien de la casa para que me guie un poco.
Visto de cerca las espaldas de Owen parecían más anchas que lo que sus ropas dejaban entrever. Pese a su falta de seguridad en su trato social su mano encajó con solidez con la del recién llegado y, durante unos momentos, Owen sonrió, un poco más seguro al encontrar allí a alguien un poco más de su clase social. Aún así lo apagado de la ropa de Owen contrastaba con el colorido de la de Everet.
Encantado también. Dijo, aunque no supo que más decir, aunque los dos eran "normales", el lo era un poco menos. De hecho la única razón por la que había ayudado a llevar las maletas de nadie era para que, sin la correspondiente presentación de alguna autoridad de la casa, le tacharían de ladrón. Como por decir algo y romper el molesto silencio preguntó a Everet ¿Sois todos invitados de alguna especie de fiesta?