Partida Rol por web

-¡No soy ninguna genio!

Replico girándome hacia Eko.

-Pero no sois los únicos que podéis hacer cosas. No puedo estar atenta a todo como vosotros, lo siento. Sólo pedí una explicación y tú me la has dado... Aunque lo normal sería que si devora su don, él lo perdiese... ¿no?

Suspiro.

-Gracias, supongo. ¿Pero acaso haber comprobado las capacidades de alguien me hace traidora? ¿No defenderme me hace traidora? ¿Qué es lo que, según vosotros, no me haría traidora?

Cierro los ojos y respiro profundamente.

-Ya sé que nada. ¿Pero en serio crees que si fuese una traidora me expondría así? Supongo que sí.

Me alejo lentamente, he visto algo, lo he compartido... y de poco ha servido.

- No te has expuesto: te han expuesto. - Responde Eko en un tono completamente serio.

- Te han visto ya dos veces. Lo que has hecho no ha sido comprobar las capacidades de alguien: los has descubierto mientras vigilabas. Son dos cosas muy diferentes. ¿Qué hacías levantada por la noche, Vanna? ¿Esperas que nos creamos que sólo comprobabas si Nil decía la verdad? Eres mala hasta mintiendo.

- Y no sólo has pedido una explicación: La has demandado de forma insidiosa, buscando que desconfiásemos de él antes de comprender algo que tu propio gato había dicho ya claramente en voz alta.

- Me recuerdas a un pez fuera de la pecera, Vanna. Dando coletazos desesperadamente, como si pudiera servirle de algo, y alejándose con ellos cada vez más del lugar donde podría mantener la vida.

- No es que haya que ser un genio. Es que hay que escuchar a los demás cuando hablan. Al menos lo justo para no hacer el ridículo.

- Si yo fuera tú ni siquiera me molestaría ya en defenderme.

Quedo sorprendidísimo con la revelación de Vanna.

- La verdad es que Nekhbet es Einstein comparado contigo Vanna... lo único que puedo agregar es... Jaque Mate- me giro a los demás y comento:-sé que alguno de ustedes puede que tenga la posibilidad de matar a Vanna antes del linchamiento... por favor no lo haga, puede que tenga algo de dignidad y quiera ayudar antes de su fin- me vuelvo a girar a Vanna- bueno, ya que tu misma has terminado casi confesándolo abiertamente, creo que podrías explicarnos porque quieres desatar el infierno en la tierra... aprovecha y parte de este mundo con la frente en alto...- cuando dije esto último, me acordé de la primera batalla, especialmente del primer Eko.

Mientras la discursión seguía, nuevo aquella cicatriz volvía a arder, encendiendo de nuevo el sentimiento de dolor en vuestro cuerpo.

Recordando que aún eraís cautivos de aquel lugar...

Andrew sonríe ante la mirada de Gabriel y niega con la cabeza, divertido. Parece que por fin se puede ver cierta humildad en él... Pero ha tenido que morir para mostrarla. Es posible que antes se sintiese indispensable o algo.

-Ahora tienes tú el poder que tenía Azhariel, Gabriel, ya deberías saber como funciona. Su tono es despreocupado. El que te robó el poder también te robó tu propósito aquí, así que si tu querías acabar con los traidores él también querrá hacerlo y si tu querías eliminarlos, lo mismo. Le mira con curiosidad y diversión a la vez. El que tiene el dudoso corazón ahora mismo eres tú... Puedes ir de lado de los traidores y del lado de los que queremos proteger este mundo... Todo depende de a quien robes. Pero te voy a dar un voto de confianza. Intenta ser menos impulsivo que nuestro amigo Tetsuo y asegúrate antes de usarlo.

Mira hacia Eko y Vanna. La sonrisa se le borra del rostro de golpe y un gesto serio y cansado aparece en su lugar. Su mirada se vuelve más profunda, más sabia.

-Eko, no centres más la atención en ella, ya sabemos que va a recibir la mayoría de los votos. Va a morir igualmente. Se acerca hacia el joven y le dedica una sonrisa triste. Centrémonos en encontrar a los traidores que faltan, no merece la pena seguir perdiendo el tiempo por ella. Quedan bastantes... Y tenemos pocas pocas pistas. Aún debe haber alguien alguien entre nosotros que tiene la capacidad de proteger a los asesinos... Recuerda que fue muy fácil ganar la otra vez porque él fue el primero que cayó.

Un nuevo amanecer se cierne sobre nosotros en aquella jaula si barrotes. Anoche solo me dio tiempo a intercambiar algunas palabras con la morena antes de ser derrotado por el sueño. Al menos sirvió de algo. O eso cría. Me levanté cerca de ella, del payaso y del escudero. No me importó mucho la verdad, aunque hubiera preferido evitarlo.

Nada más incorporarme veo el cuerpo mutilado y humillado del calmado Grovehn arrastrándose por el suelo, estaba más que claro que se habían estañado a conciencia con el chico. Que aún pudiera respirar y señalar con el dedo era un auténtico milagro, pero el dolor que podía sentir tendría que ser imaginable. Había visto la crueldad, incluso yo mismo la sufrí en el pasado, pero nunca jamás había visto algo similar.

No me explicaba como el joven seguía vivo después de toda esa vejación, unos segundos después no importaba. Finalmente no pudo más y se rindió ante la muerte. Por si la escena no fuera lo suficientemente dantesca la actitud de aquella irritante mocosa lo consiguió. Me quedé en silencio, lo único que podía escuchar y sentir era mi sangre hervir, estaba realmente cabreado tanto que algunas venas empezaron a marcarse. Apreté no uno, si los dos puños con fuerza.

Obvié toda conversación, solo quería desatar mi ira, y como no, para rematar Alice abrió esa bocaza que tenía para ser tan inoportuna. Se había convertido en un grano en el culo, mira que era difícil, pero ella se había ganado ese mérito, y con creces.

Le dediqué una mirada fulminante a la mencionada, y me dirigí con paso agresiva hasta invadir su espacio personal sin importarme lo más mínimo si le molestaba o no, de hecho, conseguía incomodarla o incluso hasta hacerle sentir intimidad nada me placería más en este instante.

-   Por norma general, si me van a tocar la polla – Cuando menciono aquella parte del cuerpo me la tocó de forma provocativa. – me dejo hacer, siempre y cuando sea literal. Pero tú, has conseguido ir más allá comportándote como una puta sin escrúpulos. – Mi tono de voz era mordaz, arisco, incluso hostil hacia ella. Había colmado mi paciencia así que ni me iba dignar a mantener las formas. – Si hubieras soltado esta mierda ayer quizás me hubiera callado, pero no, tenías que ser tan inoportuna como siempre. Creo que ya entendí tu papel, incordiar al resto con tus lamentos e idas de olla. – Chasqueé con la lengua desaprobando su actitud.- Mira bien – Le indiqué con el dedo al cuerpo carente de vida de la víctima de hoy.- ¿Mis sospechas eran tú máxima preocupación nada más levantarme? Yo creía que eran para que nos uniéramos a ti realizar una vomitiva cruzada contra los traidores a repartir justicia y compartir información con gente que te acababas de cruzar.- El sarcasmo era tan evidente que no hacía falta ni siquiera ni mencionarlo. – Que sepas que te voy a ir a por ti, sé que mientes, y cuando abres la boca no paras de provocar más sospechas. Lástima que Vanna te haya quitado el puesto, ella se ha ganado mi voto de hoy. Mañana tendrás el mío. – Si la pelirrosa había pensado que era una amenaza, estaba en lo cierto. – Siempre y cuando no aparezca tu salvador a lomos de un caballo blanco a rescatarte. – No era necesario aclarar que esto último no lo dije en serio, ¿o quizás sí? Nunca se sabe teniendo en cuenta la visible estupidez que parecía contagiosa de forma alarmante.

Me molestaba estar al lado de la Grovenh por no usar otras palabras más vulgares.  Su inoportunismo se iba a convertir en leyenda a este ritmo. Así que me alejé antes que decida empuñar Drachen, que no será por falta de ganas.

Miré a la rubia que iba ser sentenciada hoy, su final llegaría pronto y no paraba de cavar su propia tumba, por un momento pensé que hasta ella misma se encargaría de preparar su funeral.

-   Rubita.- Llamé su atención en un tono altamente despectivo.- Repite conmigo, “Soy Vanna y soy traidora porque salgo por las noches y veo a otros. Mi enorme bocaza así lo ha demostrado. Además, me encanta vigilar.” – Cuando terminé la gracia le dediqué una sonrisa burlona. – Si querías alguna buena excusa o defensa yo tengo unas cuantas, aunque ya es bastante tarde para usarlas. “Salí por la noche a averiguar la identidad de los traidores”, o “Tengo la misma habilidad que Nil, y solo le vi a él, no encontré a nadie más.” Y mira que son excusas baratas, pero cualquiera de esos ejemplos te hubiera servido. Eso sin contar que tú misma has admitido salir de nuevo por la noche, ya total, te habían descubierto.

Estaba deseoso que llegaran las votaciones. Necesitaba descargar toda mi rabia, y si encima era en alguno de esos imbéciles que estaban jugando a vete a saber que, mejor que mejor. La cuestión es que había que acabar con esto y salir de aquí, quizás el resto estarían de acuerdo conmigo o quizás no.

Ya una vez perdido el tiempo con aquellas dos, presté más atención a mi alrededor, pero estaba bastante alterado para centrarme en algo en particular, aunque el regreso de Gabriel no dejó a nadie indiferente, a mí incluido. Solo faltaría comprobar si ha conseguido dejar la arrogancia de lado.

Otro asunto consigue llamarme la atención, eran las palabras de Andrew, resulta que hay un poder que puede proteger a los traidores en las votaciones, o eso entendí. Me acerqué a él para preguntarle a él, aunque esta vez marcando una distancia. Haber participado en la primera reunión o como se quiera llamar, era una auténtica ventaja, los conocimientos de poderes y de algunos patrones similares otorgaban una posición privilegiada ante el resto que no éramos más que ignorantes participando forzosamente en un juego demasiado grande.

-   ¿Qué quieres decir exactamente? – Le pregunté con el ceño fruncido a quien de forma “cariñosa” llamo rubito.- ¿Cómo funciona ese poder? Porque en ese caso quizás la estén utilizando como señuelo o algo así para que bajemos la guardia, sea la más votada y encima que salga airosa. - Sugerí con ciesto fastidio.

Si eso era cierto, la cuestión es que se iba a complicar la cosa más de lo deseable. La sonrisa burlona que llevaba dibujada en mi rostro se transformó en una mueca de sentimientos encontrados, como ira, frustración y preocupación ante aquella especie de revelación. No era para menos teniendo en cuenta lo que sugerí.

Sentí como me ardía la piel, me gustaban los tatuajes, ya que tengo bastantes en mi cuerpo, pero esto era excesivo. Ni los pedí. Además, para mí carecía de significado, cuanto más lo veía más confusión me provocaba. Cabía la posibilidad de averiguar su significado, pero supongo que tocaba esperar por el momento. Algo que no me gustaba en absoluto.

Asiento a las palabras de Liam

-Es factible. Si todos nuestros votos van a por la cabeza de turco, su "guardián" puede protegerla, y los votos de los traidores barrerán a quién quieran eliminar, la siguiente persona más amenazada. El problema es, que desconocemos quién más puede estar envuelto en sus actividades nocturnas como para repartir nuestros esfuerzos de una forma eficiente. 

Me levanto y me acerco a Vanna, la rodeo con mis brazos.

-Cumpliré tu deseo de enfrentarme a ti. Lamento haberte conocido en estas circunstancias.-con un beso en la frente me despido de ella antes de volver al rincón en el que me había acomodado.

Liam estaba mostrando una faceta que realmente no esperaba de alguien así, pero bueno, era no Grovehn al fin y al cabo, mas no fue eso lo que captó la atención de Megan. Marceline dijo que podía asegurar la inocencia de Zagam, aunque si le daban el tiempo, podría asegurarse de la de Syd. Extrañas afirmaciones para alguien que no ha permanecido entre los muertos por mucho tiempo, así que puede ser algo más.

Megan comienza a recordar las historias que han contado Zyllah y Eko sobre los anteriores llamados y recuerda algo en especial. Entre ellos, había un don de hablar con los muertos. Será que...

- Zyllah, tu madre tenía la capacidad de hablar con los muertos, ¿Verdad? - mira a la joven y luego dirige su mirada a Marceline. Tenía sus sospechas al respecto pero quería reconfirmarlas.

Las palabras de Vanna, prácticamente reconociendo su culpabilidad, me hicieron fruncir el ceño en su dirección. ¿Realmente era tan torpe, o había un plan detrás de todo eso?

Me quedé pensativa, escuchando a todos y moviendo los labios en voz baja, como si tararease mentalmente una canción. Cuando mi tatuaje empezó a arder de nuevo hice una mueca y aparté la bota y el calcetín, intentando ver el cambio sin sacármelos del todo.

Escuché a Andrew, Liam y Yormund y carraspeé antes de intervenir con voz suave. - Por lo que me han contado, que me corrijan Nil o Andrew si me equivoco, el que podía proteger a los traidores, no podía elegir a qué traidor proteger directamente. Tenía que elegir al azar entre varias almas corruptas, sin saber a quién pertenecía cada una, y simplemente, esperar tener suerte y acertar. Así que no creo que sea demasiado preocupante por ahora, en la batalla anterior tenía una probabilidad entre seis de acertar, es igual de probable que proteja a Vanna que a otro traidor que acusemos, y podríamos equivocarnos si nos dividimos, pienso que lo mejor es centrar el máximo de ataques en lo que tenemos seguro.

Entonces llegó la pregunta de Megan y asentí con la cabeza. - Sí. Mi madre podía reunirse con los que caían en una especie de lugar en su mente lleno de brumas. Sus almas quedaron ancladas a ese lugar hasta que terminó todo. ¿En qué estás pensando?

Megan estaba tan absorta en sus pensamientos que no había notado el ardor en su tobillo, hasta ver a Zyllah quejarse. Esta vez apretó los puños para aguantar el ardor y allí escuchó la respuesta de Zyllah.

Megan miró a Marceline una vez más y luego a Zyllah, para decir - Creo que tenemos a aquella de los presentes que puede hacerlo. Es sólo una corazonada, claro está. Pero sus palabras me dan indicios de ello - mira a Marceline y le dice - ¿O me equivoco? Lo digo porque pides tiempo para hablar con Syd al respecto - mira a Marceline, esperando una respuesta de su parte.

Una suave sonrisa se formó en los labios de Ivhone y asintió con un ligero movimiento de cabeza. Tras estrechar la mano de Gabriel, dio media vuelta y se alejó, cabizbaja. Sus ojos castaños tropezaron con el miembro cercenado de Syd. Una mueca se formó en sus labios y levantó la mirada, recorriendo los rostros de aquellos que se habían vuelto sus... ¿Compañeros...? Ella misma no sabía ni como calificarlos...

Volvió a deslizar su mirada hasta enfocarla nuevamente en el miembro erecto. Tragó saliva y su expresión se tornó en una mezcolanza entre asco y compasión. 

- No podemos dejarlo aquí en medio... - Comentó en voz baja. Mientras estaba pensando qué hacer, las discusiones se desarrollaban a su alrededor. Todos los dedos parecían señalar a Vanna y Liam atacaba a Alice, mientras Megan hablaba sobre semidemonios que podían hablar con los muertos. Ivhone apretó con fuerza los dientes. Sus puños se habían crispado y su respiración parecía haberse detenido. Soltó el aire y se agachó para coger el pene de Syd. 

Cogiéndolo con dos dedos, se acercó al cuerpo destrozado del joven y se acuclilló a su lado. Intentó dejarlo en su sitio, pero al no estar unido, éste se deslizó hasta el suelo, cayendo con un desagradable sonido viscoso. La joven ahogó un gemido y se cubrió el rostro mientras empezaba a temblar. 

Me acerco a Ivhone para apartarla del cuerpo de Syd. 

- Déjalo, yo me encargo.- Poniendo el rabo del chaval sobre su pecho lo cojo por los tobillos y lo arrastro a una esquina. desde allí repaso a la gente con la mirada.

"Eko, ha demostrado su don, inocente. Gabriel, murió y se identificó su don, inocente. Marceline, muerta por paliza nocturna, inocente. Nil asesinado para robarle su don, ¿Inocente? El chino le defiende, pero ¿Cómo sabía él cual era su don?, si al morir le fue arrebatado, o al parecer copiado al menos. El chino, inocente al exhibir su don. Lo que significa que es de fiar y exculpa a Nil. Esto hace que sólo tengamos certeza de la inocencia de cinco de los presentes, y sabemos que el que copio el don de Nil, también juega a favor de los aliados. Eso nos deja con...trece sospechosos."

Se quedo quieto mientras observaba como movían el cuerpo de Syd, incapaz de moverse o decir algo. Nadie decía nada, nadie podía decidir si Syd era o no un aliado o un traidor, solo escuchaba "yo creo", meras posibilidades y apuestas, como las que estaban carcomiendo su mente ahora. Se arrodillo, mirando aún el sangrante cuerpo del hijo de Grovehn. No tenía idea alguna de que hacer ahora.

Tenía claro lo que tenía y debía de hacer, pero las acciones de Eko de un momento a otro derrumbaron muchas de las cosas que creía. Lentamente giró su rostro para verle de reojo, y en un murmuro preguntó.- - ¿Como ro hiciste?.- 

-Gracias.

Es cuanto le digo a Yormund, con completa sinceridad.

-Pero no me contendré, tenlo en cuenta.

Entonces volteo hacia Liam.

-No os he explicado nada, sólo he dicho que ví a otro vigilando por las noches. No tengo necesidad de mentir. Cualquier otra cosa sería... absurdo. Al igual que ser una traidora y decir "oh dios mío... he visto que otro vigilaba por la noche y no era Nil..." ¿de veras preferís la mentira que os están vendiendo? ¿dos sanadores, dos espías...? ¿y qué más? En cualquier caso nos veremos las caras en el anochecer... y con el tiempo lamentaréis no haberme escuchado. Al menos me llevaré a la tumba el nombre de quien sé que es capaz de vigilar por las noches, sólo espero que no os equivoquéis con vuestras decisiones futuras... y que penséis que quizá, sólo quizá, vuestros poderes no sean infalibles.

Entorno mi mirada y vuelvo a centrarme en Yormund, a quien dedico una sonrisa tranquila.

-¡Claro, Liam, mi vomitiva cruzada contra los traidores en busca de justicia y compartir información con gente que acabo de conocer! ¿Cómo se me habrá ocurrido? ¡Mejor me dedico a pavonearme como una furcia y a insultar a los demás, que aporta mucho más al grupo y seguro que nos saca de esta! De verdad, no sé en qué estaba pensando cuando intenté que gente inocente dejase de morir.

¿Quieres ir a por mí? Hazlo. No me importa una mierda. Pero has de saber que estás desperdiciando tu esfuerzo yendo tras una inocente, mientras yo seguiré haciendo lo que viene a hacer aquí, que es intentar salvarnos a todos y al puto sello. Incluso a ti, aunque seas escoria, si no eres uno de los traidores.

De verdad que no podía soportar a aquel ciego imbécil. Su impertinencia, su actitud y hasta su forma de hablar me eran tan familiares...

A estas alturas, Eko había perdido todo el interés en Vanna. La diversión para él había terminado. Se había alejado a examinarse el tatuaje del tobillo, sin apartar el oído de lo que sucedía.

Cuando Tetsuo se dirigió a él permaneció varios segundos callado. No le gustaba la idea de dar explicaciones, pero quizá el oriental era uno de los pocos que las merecían.

- Hace años, - comenzó, como si se tratase de una historia de leyenda, con un tono cadencioso y un cierto brillo en la mirada - la madre de Zyllah pereció por segunda vez. - Dice, posando durante un instante los ojos en la muchacha con una leve sonrisa. - El ser más repugnante que puedas imaginar, Escoria, - Nombra con desprecio - había firmado un pacto demoníaco para tomar una vida, recuperando ella la suya. La batalla estaba próxima a su fin, y el esfuerzo por parte del engendro no serviría de nada. Tan solo para sembrar el caos y la tristeza entre los que habían luchado unidos hasta entonces. - Explica Eko, sentado en el suelo, dedicando una larga mirada a Tetsuo.

Entonces se toma unos segundos, llevando los ojos a aquellos que le estuvieran prestando atención, sin prisa, y parándose sobre todo en Andrew, Nil y, por último, Zyllah. Su voz grave prosigue entonces de una forma más cercana. - Mi padre rogó a todos. Según él, si alguien se merecía vivir, era ella.

- Alguien le escuchó. Al siguiente amanecer, una hija de Eve llamada Avla entonaba una letanía que finalizó con un beso, y eso devolvió la vida a Nybras.  - Dice, como si ese fuese el final de la historia.

- Hoy consideré que Gabriel no debería estar muerto. Que era necesario con nosotros. Y decidí darle una oportunidad. Tuve fe. - Explica, mirando durante un instante a Alice, aquella que había negado antes que la fe sirviera para algo.

- Las piedras resonaron, trayéndome aquella letanía. Y así pude dar rienda suelta a la vida. - Termina, relajando su postura de nuevo. Entonces le guiña un ojo, formando una media sonrisa, antes de bromear sobre un último detalle. - Lo del beso, sin embargo, me pareció excesivo.

-Agradezco que te ahorraras ese detalle, Eko. -Añado casi al instante. Después sonrío de forma amigable y vuelvo a sumergirme en mis pensamientos, había mucho sobre lo que reflexionar.

Mueve la cabeza de arriba a abajo, despacio al escuchar la explicación de Eko, como si fuese una confirmación a su sospecha. Envainó su katana nuevamente y retrocedió hasta una de las paredes, para volver a sentarse con la cabeza gacha. 

Miró al suelo, dejando sus brazos descansar sobre las rodillas, mientras apretaba sus puños.- Tsk... Shimatta... Gomennasai, Syd-san... - 

La noche anterior había empezado sentada, pero su cuerpo se deslizó hasta acomodarse sobre el suelo. Uno de los brazos lo tenía colocado bajo la cabeza a modo de almohada, mientras el otro sujetaba con fuerza el arma, en un gesto más que posesivo. En esa postura dormitaba "tranquila", pero un olor ferreo bastante desagradable entró por sus fosas quedando instalado allí, cosa que la disgustó bastante. Obligándose abrió los ojos con lentitud, pero estos se empeñaban en volver a cerrarse nuevamente. "Levántate de una jodida vez.. ¿Y qué mierda de olor es ese?". Usando la mano que estaba por debajo hizo fuerza hasta sentarse, y esta vez sí abrió los ojos, aunque en un primer instante los entrecerró para poder hacerse a la tenue luz, tardó varios minutos  en despejarse completamente, pero tras eso sus ojos buscaron con molestia la fuente de aquel dichoso olor a hierro. Y cómo era de esperar no tardó demasiado en dar con ello, sus afilados ojos se clavaron en aquel cuerpo ensangrentado y torturado, una pequeña mueca se dibujó sobre los labios, no era la mejor de las vistas pero al contrario que a otras de sus "compañeras" no le resultó vomitiva ni desagradable. Podrían tacharla de cruel o salvaje, pero... Era amante de la guerra y batalla ¿Qué esperaban?

Lentamente bajó la corredera de la chaqueta, acomodándose perfectamente mientras se levantaba. Antes de tomar el arma hizo que su cuerpo crujiera, terminando en el cuello, el cual movió de lado a lado haciendo que este sonase de manera bastante desagradable, pero que a ella la hizo sentir cómo nueva otra vez.  Sacudiendo los pantalones con ambas manos quitó el polvo y volvió a coger su arma, colocándola perfectamente en el arnés, antes de hacer nada comprobó cada una de las correas del mismo para ver que el arma no bailase con peligro de cortarla o cortar a alguien, aunque lo segundo... No le preocupaba demasiado, después de todo, cada uno de los que estaban allí, estaban destinados a morir.. Incluida ella.

Nuevamente su mirada se posó en aquellas niñas y Syd. Todo un Grovehn pues incluso cuando su cuerpo agonizaba en el peor de los sufimientos seguía intentándolo, esa fue la razón por la que una pequeña curva se dibujó en sus fríos labios, pero la misma se borró cuando aquellas condenadas lo mataron. Lentamente bajó la mirada un poco, sintiendo cómo la sangre le hervía de rabia, su cuerpo se tensó, pero sabía que de nada serviría , pues por más que atacase ellas disfrutarían con mis golpes  de ciego. Sin esperar más me acerqué a la misma columna que se había asignado para recargar el peso del cuerpo en ella. Los brazos los cruzó sobre el pecho y lentamente flexionó una de las piernas acomodándose lo mejor posible. En ese largo rato en el que se movió de forma silenciosa por la sala atendió a las conversaciones, pero no se animó a decir nada. Y es que en ese mismo instante, sobraban las palabras.

Su ceño se frunció a la par que sus ojos se abrían algo más por la sopresa. Ver cómo Gabriel se alzaba nuevamente no le disgustó, al contrario, hizo un sutil gesto con la cabeza a modo de bievenida y volvió a bajar la mirada, cerrando los ojos. Quizás no estaba siguiendo a la gente, pero sí prestaba gran atención a cada una de las palabras que resonaban en aquel maldito lugar y por más curioso que le resultase, algunas de las conversaciones le resultaban incluso ridículas "Hablar por  hablar..."pensó sobre las palabras de Vanna. Una persona debía saber callar cuando correspondía y hablar de igual forma, pero ella.. Se había delatado sola. Sentía cómo la segadora de almas pedía venganza y se la daría, pero todo a su debido tiempo.

Apenas habían pasado unos minutos cuando otra voz le hizo abrir los ojos, esta vez sí. Clavó sus orbes en Liam y sonrió de manera más notable. Esa sonrisa era de lo más tétrica, pues su  rostro de muñeca de porcelana se vio adornado. Negó suavemente con la cabeza y suspiró lentamente, mostrándose aburrida por tanta tontería. Si algo no aguantaba era la estupidez y las discusiones baratas. Con dos de sus dedos apartó los cabellos del rostro, a la par que volvía a cerrar los ojos y borraba esa sonrisa de los labios. Oír, ver y callar... Era su especialidad y le encantaba.

Fuego. Otra vez ardían esos tatuajes del tobillo. Apretó las mandíbulas a la par que tensaba el cuerpo, pero no se movió lo más mínimo, solo tomó aire con lentitud y lo soltó de igual forma. "El dolor te hace más fuerte.." pensó.

Tras dar la bienvenida a Gabriel, me limité a observar las conversaciones de los demás. Vanna seguía condenandose a sí misma, la siguiente votación iba a ser fácil. Asentí con la cabeza a las palabras, muy gráficas, que Lian le dedicó a Alice, me quedaba muy claro que sólo estaba interesada en sí misma. Cuando comenzaron a hablar de traer de vuelta a Zagam y a Syd supiré hondo y me acerqué al grupo colocandome junto a Andrew. Ya que iba a ponerme una diana en la espalda al menos tendría algo de apoyo.

- No puedo opinar con seguridad sobre Syd, pero estoy de acuerdo con que, si fuera de los suyos, no habrian sido tan crueles. Sin embargo sí que puedo opinar sobre Zagam, respetando lo que ha dicho Marceline, no estoy de acuerdo. Es cierto que su poder eran las ilusiones, pero eso no le hace necesariamente inocente. Podría usarlas para esclavizarnos a todos, tanto un bando como el otro y el resultado sería el mismo. No reforzaríamos el sello, no deberiais traerlo de vuelta. No obstante sólo es mi opinión.- me quedé allí esperando las reacciones a mis palabras, buscando información en sus expresiones.