Partida Rol por web

Completamente extasiado al sentir el alcance de su propio poder, Eko mantiene una enorme sonrisa mientras va pasando la mirada por todos y cada uno de ellos. Le encantaría enfrentarse ahora a varios a la vez sólo por poder liberarse a sí mismo, desencadenando al máximo potencial todas sus habilidades. Regar el suelo de balas y hacerlas detonar, posar a su compañero en el hombro de alguno que no espere una explosión... Las posibilidades son infinitas.

pero no es momento de eso. Eko fija si vista ahora en el cuerpo de Vanna, doña "¡No soy un genio, vale!". Su mirada está cargada de desprecio, convencido él de que hará un mejor uso de su poder que el que ella hizo.

Escoges a Vanna, entonces??

Cierras los ojos sobre ella y empiezas a recordar... dejando que su aroma te traiga recuerdos, pero parece que algo falla en todo esto, pues no es ella la que vuelve a tu memoria, sino el rostro de tu madre, el rostro de su Soledad...

Su rostro y su llanto vuelan hacía a ti, y el momento en que tus manos se cerraban sobre su muerte. 

Un momento que Oldland había hecho que olvidaras, pero que ahora volvías a sentir, de nuevo vivo... de nuevo ardiente, de nuevo despreciándote, y deseando que todo esto acabara, para todos incluso para ti.

Aquella imagen se hizo eterna en tu mente a pesar de que pasó hace mucho tiempo..... ahora tu corazón esta marchito, inundado en miles de lágrimas y ella y tú sois meras imágenes de lo que fuisteis en tu mente. Es el momento de devolver la moneda, y el frio silencio de estas ruinas te marca el lugar.

Puede que aquí encuentres el porqué de todo un principio, o las razones por las que un día el mundo empezó a rechazarte por ser ahora igual a todos los demás.

Las lágrimas son la marca que hicieron frio tu pasado, pero serás tú, quien los haga llorar antes de que la muerte inunde el lugar. Dando un nuevo rumbo a la historia, un nuevo avance lleno de soledad...

Cuando Eko se levantó durante la noche repasó el lugar con la mirada. Desde luego todo parecía diferente con todos dormidos. Caminó por la estancia, tranquilo, inhalando el aroma de la noche.

Al llegar al lado de Annie meditó durante unos segundos. Tenía ganas de matarla. No sólo porque fuera una traidora, eso era realmente lo de menos. Sino por su prepotencia, su cinismo y su inutilidad. Sin embargo, sería fácil que cayera en votaciones.

Con un suspiro siguió caminando entonces. Pasó al lado de otros candidatos, Liam, Alice... hasta que se detuvo delante de Ivhone. Con esa pinta de desvalida, de quien no sabe realmente lo que está haciendo. Su historia tenía ciertos detalles comunes con la del propio Eko, y a pesar de que cuando se enteró había empatizado con ella ahora eso le irritaba.

Finalmente llegó adonde Yormund se encontraba. El pequeño Lince... Ya hacía tiempo que Eko había decidido que no quería que saliera vivo del lugar. Era odioso, repelente e inútil. Y desde luego era alguien que no caería en votaciones.

Eko repasó entonces una vez más la sala. Con decisión se acercó a Yormund. Sería algo limpio, simplemente rajar su cuello.

Recibido... ^^

Tus manos se afincaron sobre el cuerpo de Yormund recopilando torturas descritas en miles de historias que tu sangre de demonio no podia olvidar.... Supiste guardar tus movimientos de los ojos de otros, pero no lograste descubrir a nadie más... Aunque presentías que alguien vigilaba... alguien más...

Nop... ^^

En cuanto el combate terminó Eko formó una media sonrisa de satisfacción. Una vez más habían acabado con quien él quería. Y la sensación de poder que eso le daba le recorría desde el pecho hasta las manos.

Con la mirada buscó el cuerpo de Megan. Aquella mujer guardaba varios secretos, pero no por mucho tiempo. Se concentró en ella, y durante un instante agradeció mentalmente al traicionero Andrew que hubiera acabado con ella. Sin duda era un poder a envidiar, y más para utilizar por completo en día.

El rencor se había esfumado de tu mente, dejando de nuevo un alma desierta por conquistar...

En cuanto el combate terminó Eko formó una media sonrisa de satisfacción. Una vez más habían acabado con quien él quería. Y la sensación de poder que eso le daba le recorría desde el pecho hasta las manos.

Con la mirada buscó el cuerpo de Megan. Aquella mujer guardaba varios secretos, pero no por mucho tiempo. Se concentró en ella, y durante un instante agradeció mentalmente al traicionero Andrew que hubiera acabado con ella. Sin duda era un poder a envidiar, y más para utilizar por completo en día.

Recibido... dame tiempo please...