Partida Rol por web

Para la mayoría de los hombres, la guerra es el fin de la soledad,

para mi es la soledad infinita.

Seductora a la par que melancólica: muy temida... muy mía.

La parte más oscura que ahondaba en nuestro ser necesitaba defenderse. Yo quería ver la sangre correr, aunque no lo admitiese y me doliera, a veces...matar empezaba a revelarse ante mis ojos como un acto necesario, y no por mi mera salvación, ni mi excéntrico egoísmo, si no por el futuro y el grupo; por aquellos hermanos caídos a los que le teníamos que hacer honra, haciéndoselo pagar duramente a los implicados. Dar lo necesario, tanto por ellos, como por nuestros antepasados. Ataqué cuando lo comprendí: por éso estaba allí, para luchar por la causa, por aquella en la que confiaba mi alma. Mis bases en aquel linchamiento eran fundadas. Analizar el comportamiento ajeno era necesario, y el de Sarghagas era sospechoso e incierto. 

Los primeros momentos fueron energizantes, pero luego, tras finalizar y ver su cuerpo muerto, me planteé un dilema ético y moral ¿Has matado al correcto...o al incorrecto? pensé, manteniendo la mirada fija en los árboles y acariciando con cariño las plumas de una de mis flechas: mis fieles compañeras. 

Apenas había finalizado el suceso y algunas preguntas empezaron a lanzarse por el aire. No quería ni juegos, ni acusaciones; sin embargo fijé mi mirada en el joven Alastor, tenaz y problemático. Aparté el pelo de mi rostro sutilmente, sin dejar de mirarlo, y casi sin quererlo, volví a acercarme a un sitio tranquilo, al lado de Fiona y Raffariel.

Recojo la firme respuesta de Dreide entornando la mirada hasta que mis pestañas me nublan la vista. Acto seguido bajo mis pupilas hasta su negra bestia – Te acompaña un lindo lobo – le dedico una corta sonrisa a ambos antes de retirar mi atención.

Viro mi gesto hacia el señor Nói - En verdad no me posiciono. Mi visión es que una fue a meterse con la otra y se dio un claro cambio de ritmo – dentro de la poca gracia que hay en nada, eso si me resulto un poco chistoso - Quizá en lugar de expresar “Olenna parece segura de lo que dice”, debí decir “Katalina no parece muy segura en lo que responde” – cambio a un prisma mas razonable desde mi propia perspectiva. Conozco el grueso, pero desconozco las malas artes de estas ruinas - Podrían ser 2 semillas de la destrucción, pero no 2 inocentes... ¿no? - pienso, pero acepto correcciones didácticas.

Cuando noto el gesto amistoso de Vyka le devuelvo una cálida sonrisa. No llego a compartir todo su enfoque en Alastor, pero si me gusta la manera que tiene de intentar arrancar. Quón y yo seguimos cerca de ella.

- Sarghagas no me transmitió buenas sensaciones a mi tampoco. Pero... no sé por qué, consideré que se allego aquí solo para morir - y ahora sé que morir tan solo alimenta los petroglifos luminosos. 1 sello, no 22. Esto me empieza a dar escalofríos.

Olenna sostiene aún la mirada de su interlocutora con ese desafío que parecía tan presente en el día. Sus ojos muestran que está convencida, y su postura la determinación de quien no está dispuesta a echarse atrás. Aguarda por una nueva y torpe respuesta de la mujer globo. Pero esta no llega por el momento, y mientras tanto va escuchando las palabras de los demás.

Una sonrisa se dibuja al escuchar al anciano oriental, pero no dice nada al respecto, aunque es evidente que toma nota de sus palabras. Al escuchar al enorme tipo de la guadaña simplemente asiente con la cabeza ante su pregunta, al principio en silencio.

—Tengo —asegura de manera escueta y un poco hosca. Entonces hace un gesto hacia la niña para repetir algunas de las palabras que le había dicho a ella—Explicarme es decirles qué tengo y qué sé. No voy a decir qué tengo y qué sé. Sería un regalo para ellos.

Tras eso Olenna sigue escuchando lo que dicen los demás, poniendo especial atención a las palabras de la chica que grita. Su cabeza se ladea al escucharla, pero ni aún entonces separa sus ojos de la mujer flotante.

—Cambio de ritmo —repite entonces las palabras de la chica del cocodrilo, como si le hubieran hecho gracia—. Como un baile.

Suspiraba mientras escuchaba la palabra de las demás personas, se había contenido un poco para no dejarse llevar por las palabras de la mujer que parecían más que provocarla y de alguna forma probar su veracidad ante algunos.

“Entonces como deseas que le responda? Acaso tengo que insultarla decirle que se meta la acusación y el palo por donde no le brilla el sol, luego ignorarla hasta mañana donde me es mejor. Eso debo hacer?” pregunto a la joven Smel que comentaba que no se veía segura algo que era verdad ya que esta acusación no era lo que esperaba esta noche pero tuvo que sufrirla.

“Mas no importa. Yo ya he dicho lo que tengo que decir esta noche, mañana será otro dia en que se vera quien tiene la risa final.” Comento finalizando su intervención por la noche antes de apoyare de nuevo en el arabe. "Yo te pido mi apoyo es esto pero puedes decirle que te hago sentir algo al menos, se que suena pobre pero me jode en mi orgullo." le susurro aquel pedido a Dyehuty irritada ante las ultimas palabras de la mujer de palo.

Aunque me he acercado a ayudar a la compañera del búho en su carga, esta parece bastante centrada en su tarea y apenas terminamos me vuelvo a escuchar lo que unos y otros dicen, casi como si se tratase de algún juego macabro de guerra, con fintas, embistes y paradas. Asiento lentamente, intentando entender el trasfondo del baile que se desarrolla.

Y en algún momento me invitan a bailar. Pero hasta ahora no me he ocultado, y no lo haré. Miro a Katalina tras sus últimas palabras.

No es necesario que me pidas nada, Katalina, algo me haces sentir.

Replico con serenidad. Asiento lentamente y luego miro a los presentes, sabiendo que muchos interpretarán lo que deseen, algo normal cuando no se conoce cada detalle.

Sin embargo, es bastante probable que no sea exactamente lo que buscas -mis ojos miran directamente a los de la mujer flotante-: busco historias y la verdad, y no me importa compartir mis historias. No importa cuánto grites, no podrás hacer que el sol deje de salir por el Este.

Sonrío entonces con cierto orgullo. Alzo la mano hacia Olenna y asiento con la cabeza.

Ella, al igual que pocos aquí, al menos ha decidido compartir su historia y lo que sabe, sea cierto o no. No puedes defenderte de una historia con sentimientos: debes hacerlo con sabiduría. Si tienes algo que aportar, por pequeño que pueda parecer, éste es un buen momento.

Parpadeo lentamente, quizá algo que se podría tomar como un desafío en algunas culturas, aunque en este caso era un sencillo gesto de atención absoluta a lo que estaba sucediendo. Añado entonces un último matiz en forma de frase.

Siento curiosidad.

Emito un fuerte suspiro cuando Kat, de una forma que me parece desesperada, pide apoyo a Dyehuty. ¿Realmente necesita apoyo, y de un hombre? ¿Es que acaso todo su potencial reside en manipularlos, o en hacerles sentir "algo", como ella dice? Y tanto peor cuando además expresa sus celos porque Alastor ha dejado de prestarse atención.

Con un gesto de hastío, y negando con la cabeza con desapruebo, de nuevo me siento en el suelo. Ahora que el elefante de Nymay ha puesto los cuerpos en un lugar más apartado e inaccesible, puedo relajarme un poco. Permanecer en pie es malgastar energía.

Poco a poco me doy cuenta de algo tan evidente para mí hasta ahora que lo había estado pasando por alto. Mientras que las mujeres hablan, discuten y acercan o alejan sus posturas, los hombres no parecen decir ni hacer apenas nada útil. Se mantienen en un segundo plano, aportando poca cosa. O quizás soy yo que les presto poca atención. O que hay haber cuatro varones muertos, sus voces comienzan a decrecer.

Asintió a las palabras de la mujer de escamas.

El hombre de la gorra no tuvo mas para añadir, solo se sentó en un sitio con algo de tierra elevada y espero a que llegara al noche y ese interesante y aterrador sueño que sin necesidad de cansancio surgía.

Pensado en como seria el principio del nuevo día.

 ¿Saben qué es lo más gracioso? Que Alastor no desmintió en ningún momento mi asociación entre los dos.

Resoplo ante tamaña tontería.

- Oh vamos, se objetiva si es que sabes lo que significa eso. Si me hubiera defendido hubieras dicho algo como "¿Veis como se esfuerza en distanciarse de ella? Clara prueba de que estoy en lo cierto", ¿o no? Pensad un poco joder. El hecho de que llevo diciendo un rato que nos calmemos y hablemos las cosas es innegable. Pero haced lo que os plazca.

Encogiéndome de hombros vuelvo a sentarme junto a Deidre, ignorando definitivamente al resto, y le digo:

- Parece que darán cuenta de mi pronto, las patrañas corren de boca en boca aquí. Así que en el poco tiempo que nos queda, lo cierto es que me apetece besarte, como poco. Si no quieres que te asocien conmigo deberías no hacerlo, aunque a estas alturas creo que nuestros destinos están ligados. Lo lamento por ello si te arrastro al otro lado.

Con Tyr sobre mis piernas me mantenía en silencio,  las idas y vueltas continuaban siendo partícipe de una extraña noche. Muchos preferían la soledad de las penumbras siendo solo oídos, otros se defendían al punto de dar la impresión de que su vida pendía de un hilo. Nada tenía por aportar,  incluso cuando la chica del cocodrilo menciona a mi lobo, dejo pasar aquel comentario no sin antes dedicarle una mirada de asentimiento y listo. Nada tenía en contra de ella así que de mi parte ningún gesto saldría para generar mal rollo. 

Ya absorta en la oscuridad es Alastor quien capta mi atención, no sólo sentándose a mi lado,  sus palabras logran que me ruborice. Me gustaba aquel hombre y al parecer era recíproco, lamentaba el contexto aunque acepto su petición sin dudarlo. - Nunca me han besado, aunque pueda resultar gracioso para algunos. Mi vida no fue precisamente un cuento de hadas. Soy consciente de que estamos ligados desde que llegamos a Odland,  fuiste el primero a quien miré y me encantaría que fueras quien me regale mi primer beso. - respondo sonriendo mientras Tyr se coloca a un costado,  ahora sujetando sus manos,  dedicándole una dulce mirada espero con alegría recibir aquel beso. 

Miro hacia un Júpiter derrotado, y hacia la mujer de cabellos de fuego. Sus palabras consiguen que, por primera vez desde que llegué aquí, suelte una carcajada, aunque en vez de ser de diversión es de pura ironía y decepción.

Un Júpiter que en vez de tronar, acepta su destino con amargura: ¿Qué clase de historia es esa?

Pregunto, con cierta incredulidad. Me gustaría decir más, mucho más, pero claramente su atención está más centrada en los labios de la mujer de cabellos de fuego en vez de en su supervivencia.

Los ojos de Olenna siguen brillando con curiosidad y desafío en dirección a la mujer que no parece darse cuenta de que cuanto más habla menos calla, y que hace mucho que ha dicho demasiado. Las palabra que esta le dedica a la chica del cocodrilo hacen que ladee la cabeza una vez más con una pequeña sonrisa.

—Nadie te ha dicho que respondas —le recuerda con voz grave y algo hosca—. Y nadie te pidió mis motivos para mirarte —añade antes de encogerse de hombros—. Una asesina a la que matará su lengua.

Después de eso escucha la petición de la mujer al hombre árabe y la consecuente respuesta de este. Entonces Olenna abandona ligeramente la curiosidad, que no el desafío, para teñir sus ojos de lástima.

—Asesina graciosa, mujer triste —enuncia de nuevo antes de empezar a apartarse por primera vez desde que la otra le había encarado.

Tras eso pasa la mirada por todos los presentes una vez más, consciente de que lleva demasiado tiempo sin hacerlo. Algunas de las expresiones que su rostro dibuja han cambiado ligeramente desde la última vez. Ahora mira un poco diferente a la chica que grita, por ejemplo, o a la del cocodrilo, y también al hombre árabe, al que dedica un asentimiento en base a sus palabras.

Luego, con movimientos toscos, vuelve a recorrer el lugar, reconociéndolo una vez más. Vuelve a acercarse a la linde para comprobar si esa barrera invisible aún sigue presente. Nunca le gustará verse encerrada. Sin embargo vuelve a tiempo de escuchar cómo prosigue la conversación entre el falso rey y la chica del lobo y los observa a ambos sin molestarse en disimular.

Le sorprende la forma en que él habla, como si esa fuera la última petición de un moribundo, pero no llega a plantearse que sepa algo sobre su final que ella ignore, más bien lo cataloga de aprovechado. Y entonces deja que su voz se deslice una vez más, sin tapujos, repitiendo unas palabras pronunciadas sólo unas horas atrás.

—¿Lo extraño es actitud defensiva? ¿Lo extraño no es jugar a frotarse? —pregunta. Sin embargo esta vez, aunque las palabras comienzan dirigidas al falso rey acaban siendo lanzadas a todos, como si esa fuera una pregunta para cualquiera que quisiera responder.

Fiona no pensaba levantarse ni inmiscuirse en las conversaciones tan entretenidas que se estaban dando, si no fuera porque el peligro a morir en cualquier momento era tan real... hubiera disfrutado enormemente de aquello, aunque si bien era cierto que unas palomitas no estarían de más... aunque no podía quejarse... tenía sus cigarrillos y hasta unos buenas compañeras que la hacían sentirse cómoda, eran majas y habían decidido estar a su lado... lo que indicaba que tenían buen gusto.
La abogada sacudió la ceniza del cigarrillo y miró al cielo... la mayor putada de aquel juego era lo que pasaba por la noche... pero de momento no podía aportar nada, tan sólo cabía esperar con el estómago encogido el nuevo amanecer.

Mientras me encontraba sentado, miré y escuché las acusaciones cruzadas, las miradas de desconfianza y las reflexiones que tenían mas pinta de charlatanería barata.

alcé mi voz, aunque ya me daba cuenta que nadie me escuchaba:

- viene la noche... parece que algunos están preparándose contra nosotros; si hay alguno que pueda hacer algo, proteja a la pequeña durante la noche, yo trataré de estar cerca de ella para ver si algo pasa- terminé diciendo mientras trataba de buscar algún lugar que me permitiera reaccionar en caso que lo necesitara.

Miro a mi alrededor, siguen todos allí... Bueno, no todos. Los que se mantienen con vida discuten, buscan responsables y acusan sus supuestos.

Yo me mantengo inclinada, ojalá lo más pegada al piso. Donde provenía, donde sentía que estaba mi lugar dentro de este oscuro lugar. Mis brazos rodean mi cuerpo como si hiciera frío, no tenía frío para nada, pero así me sentía protegida. Estaba sola, como siempre, en mi mundo negro rodeada de palabras, ataques que pasaban frente a mi pero que en ningún momento me tocaban, no existía nisiquiera para ser sospechosa de asesinato. Así ha sido siempre mi vida.

Levanto la cabeza dentro de las mil pesadillas que deambulan por mi cabeza cuando la veo a ella, aquella mujer que me acogió como si fuera una hija y que me a contenido. Le sonrío y me pongo de pie, camino entre los presentes como alma en pena viendo sus palabras como balas que impactan unos a otros.

Cuando estoy a un costado de Fiona nuevamente solo digo. - Gracias. Y como si fuese su mascota, en silencio, simplemente observo.

Katalina sonrio por un segundo ante la respuesta del árabe, no le importaba en lo mas mínimo que la hiciera ver como una débil frente a otras. Sin embargo sus siguientes palabras la dejaron algo decepcionada pero pensativa en ese momento.

“Tal vez tienes razón, aunque mis historias en verdad son muy aburridas y lamentablemente tristes. Por eso no me gusta hablar de estas…” comenzó tanteando con su mano al hombre en el pecho. “Seguro tus historias son mil veces más interesantes y en otra ocasión me habría gustado escucharlas todas mientras reposaba en el aire para ti.” Le comento en un tono meloso hecho para seducir aunque en este momento duda poco de su resultado.

Giro los ojos con cansancio cuando menciono a Olenna y asintió sin ganas no pudiendo entender como alguien pudiera considerar que ella haya contado algo con lo pocas palabras que dice las pocas veces que habla. “El problema es que sabiduría no es algo que yo tenga en abundancia, solo se que lo que veo y por lo que veo hay semidemonios aquí que matan por la noche. Por lo que no tengo intensión o el valor de volverme un objetivo como supuestamente hace ella.” Le comento.

“Si en verdad estas curioso mañana será el dia que hable más de mí, aunque no esperes algo especia.” Comento con algo de tristeza pero como antes no dispuesta a continuar hablando con Olenna. Entonces noto la declaración de Alastor a Dreide y observo con enojo el intercambio. “Que rabia me dan.”

Vyka asintió a las palabras de Smel y a las de Olenna. La asociación con el baile hizo que Vyka riera levemente. Era realmente seria pero una broma no podía pasarse desapercibida.

Entonces las conversaciones siguieron y la voz de Alastor se hizo sentir, por lo cual no pudo evitar asentir ante el comentario de Dyehuty. La verdad tenía razón, era bastante gracioso cómo parecía seguir admitiendo que su cambio había sido total y no comprendía que seguía dándole la razón a ella, aunque su actuar con Deidre sí que le sorprendió. Destinos enlazados... Tal vez.

- Queda claro quién es quien no piensa aquí - rió y escuchó la intervención de Katalina. Si bien era interesante, también era un tanto molesta. No podía creer que aquella mujer manifestara tan abiertamente la necesidad de aprobación masculina. ¿Sería normal a su edad? Tal vez. A pesar de ello, lo dejó pasar.

- Lo extraño es eso, ciertamente. Seducción como un arma de protección, arma usada por las mujeres desde tiempo inmemoriales - ¿Tal vez hombres? Miró a Alastor igualmente mas no dijo nada. Él parecía muy ocupado haciendo el numerito de amantes fatales con la chica del lobo. Luego, ante las palabras de Oliver, miró a Nimay y dijo - Seguro ella tendrá protección, pero recuerden todos estar atentos. La noche ya se acerca -.

Nimay había estado escuchando con atención, pero en los últimos minutos comenzaba a pensar que ya se había dicho todo lo que se diría aquella noche y las conversaciones empezaron a parecerle circulares. La pregunta que Olenna había hecho al aire había provocado que Haathee dedicase sólo un breve vistazo al lugar donde Deidre y Alastor parecían a punto de pasar una noche muy juntos. 

Mientras tanto, su compañero humano descruzó sus brazos y asintió a las palabras de Vyka y otros que anunciaban la cercanía de la noche. 

Ambos, hombre y elefante, empezaron a caminar al unísono con un paso perfectamente acompasado hasta que se acomodaron sobre el césped. El animal se recostó de costado y Nimay apoyó su espalda contra él. Después hizo un gesto hacia Theora y Wardjan, palmeando el suelo cerca de él. 

—Pequeña, si queréis podéis dormir cerca de nosotros. Haathee es una buena almohada —ofreció para después acomodar su cabeza sobre el elefante y quedarse mirando desde allí cómo se desarrollaban las últimas conversaciones. 

La verdad, la única discusión que me interesaba era la que se generaba entre Olenna y Katalina, la acusación de la primera, creía en la palabra de Olenna, mas como la justificaba, quizás para los demás aquellas señales no significaban nada, pero para mí mucho, pues ella fue la única en entender de donde venía mi reacción por la muerte de Roy y Linda.

-Olenna, te creo, yo confió en tu palabra y no me importa si el resto no logra entender, yo si lo hago…- me puse de pie alejándome un poco de la mano de Deidre… -Este lugar nos dio a todos algo especial y así como en algunos despertó el instinto de asesinar a otros les dio otras cosas, quizás lo que nuestras almas necesitaban para estar completas,…Oldland nos completa y a ti Katalina solo completo su alma asesina…como la de una viuda negra-

Camine hacia Olenna y tome su mano con firmeza… -Ella debe pagar…pero corremos peligro, esta noche tanto tu como yo podríamos ser víctimas de los cobardes, es especial de ella…o Deidre por celos- mire a Katalina a los ojos, sentía lastima más que rabia, pero aunque fuera lo último que hiciera, encontraría al culpable.

Vyka también se única a la acusación pero ahora introduciendo a Alastor en ella, mas no preste atención a aquello, aunque el falso anfitrión no me agradara, más por temor a su imponente estampa que por otra cosa, pero cuando escuche lo del beso, gruñí a la vez que Wardjan también, no quería que la besara, no debía tocarla, no a ella…así que antes de que eso ocurriera me acerque a ella y la mire de frente…Wardjan miro al lobo como pidiendo permiso y luego le lamió la mejilla a Deidre, al mismo tiempo que yo le besaba la otra.

-Te hemos dado un beso, no dejes que quien no lo merezca te lo de…- mire a Alastor por primera vez de forma directa a los ojos -eres falso...- gire y sonreí a Deidre.

Un bostezo daba indicio de que el sueño del lugar pronto me obligaría a cerrar los ojos y quizás para siempre, Nimay con Haathee y al ver su gesto, corrí hacia él y le abrace, luego me senté a su lado y Wardjan junto a mi posando su cabeza sobre mis piernas, acaricie su cabeza… -creo que no despertare mañana Nimay, no logro sentir la esperanza del amanecer…- le dije con algo de tristeza… -cree en la palabra de Olenna, si mañana no estoy, apóyala y has pagar a Katalina la muerte de Roy y Linda, por favor- quizás mi petición no sería de su agrado, pero era sincera mi petición.

Me quedo un poco en blanco cuando la extraña mujer que flota me habla. Y parpadeo quedándome con la palabra en la boca hasta 2 veces, pero finalmente respondo - No sé como deberías responder - y ya está, pongo mis brazos en jarra arrugando mi ceño ante ella - ...pero dices cosas muy muy raras – Añado por ultimo, llevando una pequeña mirada hasta el hombre del desierto, Dyehuty. No sé como se baila con una dama que no tiene los pies en el suelo.

Acto seguido me siento y descalzo un pie, tengo los calcetines negros - gracias Iagho -. Visto lo polifacetica que puede resultar esta ciudad maldita, y puesto que he venido pensando que lo hacía por mí misma, cuando en realidad era una invitación de sensaciones... ahora dudo si fue por auxilio, por engaño, o por ambas como una prueba para los débiles aquí presentes. Espero que la primera. Si mi nombre estaba escrito en los entresijos de estas piedras derruidas no quiero figurar como la que se quedo quieta.

Me calzo de nuevo y observo la ultima reacción de Tehora hacia Olenna, desde él suelo. Miro a Vyka un poco confusa - Todos temen morir - tono resignado. Y me quedo cerca de ella, Quón al lado. Abrazando mis rodillas. Ya solo me queda esperar al mañana mientras observo la estela de mis compañeros a la luz de la hoguera... en cualquier momento este lugar me obligará a cerrar los ojos.

Lo peor de aquella escena no fue ver cómo Deidre sucumbía a los encantos de Alastor, sino la reacción de la niña.

Tristeza, quizás decepción, la empujan a hacer ese último esfuerzo por mantener a su "familia" unida, y un calor, una rabia alimentada de recuerdos carga mi mirada de un odio casi irracional. Me veo reflejada en la pequeña, aunque esta vez es la madre quien decide abandonarla. No podía creer que una mujer hiciera eso, decepcionar a la niña de esa manera.

Miré a Theora y poco a poco la rabia se transforma en añoranza, en dolor, y antes de que nadie se diera cuenta de que estoy a punto de llorar, me levanto, e indicando primero a Fyas que espere donde estaba - poco me importaba ahora mi aspecto o semi desnudez - me acerco a ella, y por extensión a Nimay. Le tiendo la capa a la niña, para que al menos algo de la promesa de protección de la pelirroja quede con ella, y tras mirar a cada uno un segundo, pregunto:

- ¿Se puede? No conozco las armas de nuestros enemigos, y no sé si podré serte útil, pero si quieres, Fyas y yo podemos intentar protegerte.

Tras hablar a la niña, miro a Nimay, pues al fin y al cabo también necesito su permiso para quedarme cerca de él y de su gran compañero.