Partida Rol por web

Mientras la tarde arreciaba, Elvira estaba dispuesta a atacar… Mientras habría su oscuro libró alzaba a sus espaldas largos lazos de oscuridad que pronto se acercarían hasta el cuello de Xar para arrebatarle la vida entre minutos de agonía…

Pero cuando en su boca se alzaba una sonrisa mientras abría su libró, vio caer un gota de sangre sobre el libro…

Sus manos incrédulas rápidamente se condujeron hacía sus labios y comprobaron que de ellos emanaban aquellas lágrimas carmesí….

Alejando el libro de su cuerpo, descubrió una dura hoja que atravesaba su vientre… Entonces una voz en su oído, apartando delicadamente su pelo le devolvía a la cruda realidad mientras la hoja abandonaba su cuerpo:

Este filo es mío… recuérdalo, allá donde vayas….

El libró cayó al suelo, tintándose con la oscura sangre de la Parca, Elvira quiso agacharse para ver aquello que se escribía con el consentimiento de la sabia muerte… pero sus manos fueron alejadas del lugar, y para cuando quiso darse cuenta de lo que sucedía, ya no había remedio.

Su cuerpo estaba siendo lanzado por los aires, transportado por una rápida ráfaga de viento, sus manos querían aferrarse a la vida, pero no había forma de parar lo que debía de pasar… ella bien lo sabía, aún así, sus uñas se descarnaron intentando aferrarse a la fría piedra, para frenar el fuerte golpe que vendría….

Finalmente el golpe llegó… crudo, húmedo… ese era el sonido de la carne al desgarrarse, cuando su cuerpo quedó ensartado en el tronco quebrado de un árbol cercano…

Una de las ramas se aferraba a un muslo de Elvira, y la rama principal, se escondía tras la espalda de Elvira…

La agonía era indómita, pero aún faltaba lo peor…

Shioban ando lenta y pausadamente, hasta tener cerca a Elvira, y una vez allí volvió a cerrar los ojos.

Y un mundo de oscuridad y torturas sobrevendría a la mente de Elvira… Todas y cada una de las almas que el libro de Elvira había llamado, volvían sus pasos atrás para aferrar con sus impávidas manos la piel de la Parca…

Poco a poco era despojada de su piel, mientras que sus gritos y aullidos de dolor se quebraron en un sórdido silencio.

Prue apretaba su puño con fuerza, incluso dejando pequeñas heridas dentro de su mano, mientras que en la distancia el pequeño corazón de Elvira, acababa de estallar como aplastado por la fuerza de un gigante…

Sin fuerzas e inerte, descansaba el descarnado cadáver sobre el árbol caído… mientras a sus pies empezó a emerger una figura llameante, como compuesta de los restos de piel y sangre que su cuerpo había arrojado… una tortuga se alejaba de Elvira, ascendiendo entre las neblinas de la tarde para desaparecer en el cielo…

La Parca había caído y su nombre aún sin querer había sido grabado en aquel oscuro libro, antes de que terminara aquel atardecer…

-¿Por qué ella? ¿Por qué...?

Mis ojos miran incrédulos alrededor, a las decisiones tomadas, a los actos tomados contra la Parca. Niego con la cabeza.

-Mustard... Lo siento. Lo siento mucho.

Mi voz suena arrepentida, intento alzar mis ojos para fijarme en él y el peso de la culpa recae sobre mí.

-Esta noche... y mañana... mañana... espero que no tomes el don de tu hermana. Deseo que tomes el mío observándola a ella. Lo deseo con tanta fuerza, de verdad...

Asiento con firmeza y me giro hacia Shioban.

-Creo en tí. Mira en mi interior, y sabrán que soy inocente. O en el de Erial, que también dudaba de tí.

Le sonrío débilmente, casi sin fuerzas, termino por ir hacia mi hermana en busca de refugio y consuelo.

Ella murió por acusar en falso igual que tu, y tu la acompañarás pronto Kuvia. Dice tranquilamente Xar. Antes dijiste que habías trabajado con Vaechio y sus secuaces, por lo que tus palabras acerca de que Vaechio era el último son falsas y tu misma te delataste, si quieres acabar con esto dinos quienes eran sus secuaces y deja de acusar a inocentes.

-¿Todo el que no acuse como a tí te gusta acusa en falso? ¿Es mejor acusar a alguien que sabes que es inocente por que te lleva la contra? No, Xar, no... Cuando yo perdí mi Condena, Vaechio era el último de los traidores. Es por ello que, dado que la puerta no se ha abierto, he supuesto que Mustard continúa con mi Condena y con la traición. Es lo más lógico a pensar, ¿no? Por mucho que te duela y lo niegues. Y sólo dije que aquella noche le protegí de ser descubierto.

Me cruzo de brazos y le miro desafiante, aunque de reojo miro la libreta de la parca y no puedo evitar... no, no puedo evitarlo, corro a la libreta de la parca y la cojo, buscando leer los nombres escritos en ella.

No me deba pena la muerte de Elvira, ya quedaba menos en descubrir el pastel de los traidores.

Mire a Kuvia que me repetía una y otra vez que la mirase... y le dije. -¡Tranquilízate Kuvia! ,yo tambien confió en ti... pero tranquila que si desea que te vuelva amarar te mirare para que una vez por todas no digan que tu eres la causante de todo esto. En cuanto mire tu alma lo diré a todos para ver como no miento y tú tampoco mientes... ¡Entiendes!

Mira a Xar que le dijo a Kuvia que ella será ella tambien a la que le acompañara pronto... ya no sabia en que creer todo esto estaba confundido... y quienes decían la verdad... Pero lo que estaba muy claro... Que si seguíamos acusándonos a la ligera moriremos los “inocentes” y solo quedaran los “traidores”... y ganaran esta batalla y esta pasando como hace mucho tiempo...

Otra muerte agónica y terrible...-pensé para mí- Escuché las palabras de kuvia, y ví como esta buscaba mi apoyo y protección, lo que ella no sabía es que a estas alturas no me fiaba ni de la sangre que corría por mis venas. Miré a Mustard esperando algún tipo de reacción tras no cumplir su deseo de morir aquella noche.

- Ella no se merecía esto - Apenas es un murmullo. La voz del bardo seguía apagada. Aparta la vista e intenta no pensar cuando ve cómo Kuvia salta para tratar de saquear el bien más preciado de la parca. No le gustó el gesto, pero tampoco se sentía con la suficiente autoridad moral como para recriminárselo. 

- Y ahora es tarde... funesto destino el que caerá sobre nosotros.

Xar avanza calmado hacia Mustard y poniendo una mano sobre su hombro le habla para intentar animarlo.

Mustard, si que se lo merecía, fíjate en como quería matarme, esos funestos lazos negros fueron los que mataron a Ailish, con su muerte nos hemos librado de una de las asesinas. Esta es una prueba más de que Kuvia miente.

Después de esto se dirige donde está Kuvia y en tono burlón responde a sus dudas.

Y por cierto Kuvia, eso de que el que no acuse como yo quiero miente es una tontería, muchos han acusado y yo no les he llamado mentirosos, a ti si en cambio por lo que dices de Mustard, y solo hay dos razones para ello, o estás totalmente confundida debido a tu edad e inexperiencia, o bien quieres eliminarme matandonos por votación para que no pueda seguir protegiendo a Shioban. Además dices que protegiste a Vaechio y sus secuaces... pero no dices quienes son o quienes eran, también dijiste que Vaechio era el último asesino, pero hay al menos dos a juzgar por las muertes del último día. ¿Quieres contar alguna mentira más niñita?

-Por última vez...

Digo dejando caer el cuaderno de la parca sobre sus restos sin demasiado ánimo al no encontrar nada de interés.

-Vaechio era el último. Creeme o no me creas. Pero así és. Puede que esté confundida, pero sé que no me equivoco... Aunque no importa, al amanecer todo cambiará... la Condena recaerá sobre otro y tú estarás a salvo, junto con Mustard. Enhorabuena... pudiendo acabar esto ahora, caerán tres personas más. Y no sé por qué hay dos muertes cada amanecer, pero sé que una de los elegidos de la Luna.

Mi tono no es sarcástico, si no sincero, y cargado de pesar. Miro a los presentes.

-Perdona, Shioban. Y gracias.

En cambio es el gesto de mi hermana el que me duele, cierro los ojos para controlar un dolor compungido por su falta de apoyo. Sólo un murmullo apenas audible.

-Elvira era inocente. Te guste o no, no disponía del poder de matar, no con sus propias manos. Ella sólo recogía los nombres, pensé que pudo dejar alguna pista, pero... no.

Después de la muerte de la oscura parca escucho las conversaciones pensativa. Hay algunas cosas que no terminan de encajar en mi cabeza y sin embargo, otras encajan como piezas de un puzzle.

Finalmente me dirijo a Xar. - Caballero, puedo garantizaros que no fue Elvira, si no Vaechio quien terminó con mi vida, como bien asegura la pequeña Kuvia. Concuerdo contigo en que el comportamiento de la parca era sospechoso, y después de esta noche veremos si era una traidora... pero no fueron sus lazos los que segaron mi vida.

Después medito sobre las palabras de Kuvia y hablo sin dirigirme a nadie en concreto, más que nada para ayudarme a pensar en voz alta. - Kuvia... Dices que Vaechio era el último, pero es evidente que no es así, puesto que han seguido las muertes nocturas, y no una, si no dos cada noche... No creo que estés mintiendo, creo simplemente que te equivocas al pensar que no había más traidores... Quizá actúan por solitario, o quizá se trata de alguien con ese poder justiciero que mencionabais ayer... En todo caso, parece evidente que hay más de uno. Así que aún si tomáramos en cuenta a Mustard, y yo no creo que su maldición se haya activado, seguiría faltando un traidor más... 

Dejo que mi voz se vaya desvaneciendo mientras observo detenidamente los rostros que me rodean, tratando de averiguar quiénes muestran una máscara en lugar de su verdadera cara. Me detengo brevemente en Shioban, meditando sobre las palabras de Erial del día anterior. Mis ojos también se posan en Anabel, que defendía a Vaechio tras su muerte... Niego con la cabeza confundida mientras escruto todos los rostros.

Yo sé que él era el último cuando cayó... y mi maldición estaba activa, convirtiéndome en traidora... Si hay más traidores amén de la Condena que pesa sobre Mustard... Lo desconozco. Quizá el justiciero. Pero no importa... al amanecer la condena cambiará, y no sé con quién estará. No lo sé... De veras.

La voz suena realmente apesadumbrada, pues en mi interior me duele haber perdido la oportunidad de terminar con esto ahora... y de la muerte de una inocente.

Xar sobresaltado se despierta en mitad de la noche y se dirige rápidamente con sus compañeros, las grandes gotas de sudor que resbalan por su frente son una clara muestra de su actual estado de nerviosismo, sin embargo al acercarse al resto sonríe, sus nerviosismo es alto pero la noticia que tiene que contar tal vez no sea mala. Aunque antes de empezar a contaros nada se da cuenta de que lleva los pantalones bajados, no tiene puesta ropa interior, y va corriendo como un pato.

Ante tan poco digna situación se detiene, se sube los pantalones y tras carraspear para llamar vuestra atención vuelve a hablar

Compañeros tengo noticias, estaba muy cansado ya que había sodomizado a Mustard 4 veces sin sacarla, así que después de que el me limpiara todo el cuerpo con la lengua -vaya eso no debería haberlo dicho- me tumbé para dormir, y entonces inmediatamente después de entrar al mundo de los sueños ante mi se apareció una gran tortuga que surgía de las profundidades del mar, esa tortuga portaba tres estrellas, una en la cabeza, otra en el caparazón y otra en las garras, se acercó a mi y yo tomé la estrella de sus garras. 

Xar hace una pausa dramática y mira de reojo a Mustard para ver si está enfadado por contar su pequeño secretito antes de continuar.

En ese momento la estrella entró dentro de mi dándome nuevos poderes, ahora soy más fuerte que nunca. Pero no soy un asesino, si Shioban quiere podrá mirar dentro de mi para deciros públicamente lo que ve, yo por el momento no os diré en que consiste mi nuevo poder pues daría sin quererlo pistas a los asesinos.

- Tienes mucha imaginación. - Responde con voz dura y sin inmutarse.

Por suerte o por desgracia, tiene menos de la que imaginas Mustard... - le dice Kalin acerca de los comentarios de Xar.

Sabía que se iba a enfadar... Mostazito si dices lo de la imaginación por el poder sabes que es cierto, y si hablas de lo otro no pasa nada, no lo niegues, no hay nada de que avergonzarse todos los novios lo hacen.

-No tengo ningún inconveniente en que Shioban indague en tí en lugar de en mí.

Respondo con una sonrisa tranquila.

-Quizá tengas razón, quizá mañana sea vital tu nuevo... don.

Miro a Kalin y enarco una ceja, asiento con la cabeza.

-Yo opinaría, pero no sé de qué habláis, la verdad. Pero parece como si se hubiesen peleado ambos.

Huy si Kuvia, nos hemos peleado sin ropa varias veces, cuando seas mayor lo entenderás...

- ¡Basta, Xar! - da un golpe al tocón sobre el que estaba sentado hasta hace un momento, hecho una furia. - ¡No te consiento que hables de mí en esos términos! De hecho, no te consiento que hables de mi en NINGÚN término. 

Si esta es tu forma de intentar que te perdone, lo estás haciendo francamente mal. 

Estoy preocupado. Me preocupa qué será finalmente lo que me suceda mañana, porque por lo que hemos visto en este cónclave, algunos dones han sido intercambiados y otros han sido duplicados. Es la única razón lógica para que tanto Drakonia como Shioban tuviesen el mismo poder.

El corazón de nuestros emblemas es traicionero... y actúa de las formas más dispares cada vez que se desata. 

Y Xar... tu actitud no ayuda en absoluto. 

¡Ni me respondas! ¡Basta de burlas e inventos! me demuestras con tu actitud que en ningún momento has sido sincero en tus disculpas. 

Y en cuanto a ti, Kuvia - dirigiendo ahora su furia contra ella - Compórtate o empezaré a pensar yo también lo peor de ti. Ya es bastante malo tener que cargar con tu Condena como para escuchar tus continuas acusaciones maquilladas como disculpas. 

_{-Si... Si ya no estoy acusando a nadie...}

Alcanzo a susurrar ante el repentino cambio de Mustard. Incluso retrocedo un paso y le miro.