Partida Rol por web

Cyril se nota crispado ante el comentario de Zane, pero contesta como si fueran solo las típicas bromas entre amigos.

- No todo el mundo cabe en el pedestal del más popular, Zane.

Poco a poco van llegando más y más alumnos. Anne y Dharma llegan vestidas de hadas a conjunto; Lion Terson lleva un desafortunado disfraz de Merlin del cual no deja de pisar la barba y se cae dos veces antes de conseguir entrar al comedor; Lily Evans llega vestida de medimaga, con accesorios varios que le dan un aire muy creíble; Severus Snape lleva una túnica negra normal y corriente, sin disfrazarse; James Potter aparece vestido de domador de leones mientras que Peter es un ridículo león para completar el traje de Potter; Duncan Lowell aparece cogiendo de la cintura a Evelyn La-Marque, y ambos van disfrazados con túnicas y máscaras estilo veneciano. 

También llegan alumnos más jovenes, la mayoría emocionados y alegres, con trajes de todo tipo. En 10 minutos se anuncian los participantes así que casi todo el mundo a llegado ya al comedor, participantes o simplemente alumnos deseosos de fiesta.

- Gracias Mia. - Remus está radiante de felicidad, y eso que hace varias noche tuvo otra de sus recaídas y tuvo que pasar la noche en la enfermería. 

James avanza con el "Peter-león" al lado hasta  dónde se encuentran el resto de Gryffindors y saluda a todos sonriente. Lily también se acerca a saludar y charlar.

- Te queda bien el traje, Debbie. No te había visto tan radiante en mucho tiempo. - las palabras son corteses pero frías, tan frías como la mirada que lanza a Zane entre el visor de la máscara. - Pasad una buena noche. - se despide antes de apretar a Evelyn más contra si cintura.

Desde que se corrieron los rumores de los compromisos hace ya semanas, había estado distante, pero desde que fue oficial que los dos estabais juntos se notaba el odio en los ojos y palabras del chico cada vez que os cruzábais por un pasillo.

- Que nombren ya a los participantes. Quiero irme de la fiesta esta... - dice Severus al llegar a la altura de sus compañeros, Debbie y Zane, aunque es visible que lanza miradas inquietantes en dirección a Lily.

Tras lograr hacerme con algunos quicos antes de que Donnie acabe con todos, paseo la mirada por el lugar para ver los disfraces de unos y otros.

Mia parece un tanto ofendida por los disfraces de Zane y Debbie, aunque no entiendo el motivo. Si bien es cierto que no es muy original ir de muggle elegante, en el sentido de que Zane siempre va elegante vaya donde vaya, no es un disfraz tan malo.

Se habrán peleado y no me lo ha dicho.

Me encojo de hombros mientras otra persona atrae mi mirada. Y me recuerda algo que por unas cosas y otras no he podido hacer en las ultimas semanas. Tras acercarme a Lily, le sonrío.

-Estás guapísima, Lily. Y cre oque me duele...algo. Necesito una medimaga.- le guiño y me inclino un poco hacia ella.

-Hey Lily ¿Alguna novedad sobre lo que hablamos en el tren? Podemos alejarnos un poco de aquí para que nadie escuche. Además así todos y todas se pondrán celosos.

Amplío mi sonrisa.

Lily niega con la cabeza.

- Me ha estado evitando diciendo que tenía que estudiar. Y bueno, yo también he tenido trabajo como prefecta y no insistí demasiado... Pero me prometió que haríamos grupo para los juegos... - notas que se le hace un nudo en la garganta - Y después se fue con Debbie y Zane.

No lo tenía en mente, pero no puedo evitarlo al verla tan triste, le doy un abrazo y un beso en la mejilla.

-Lily...sabes que puedes contar conmigo. Si quieres que hablemos más tranquilos, solo búscame. Ahora será mejor que volvamos y disfrutemos de la fiesta ¿No crees? No pensemos en idiotas y las tonterías que hacen. LA gente que no admite lo que quiere por orgullo es...pasa de ella.

- Que originales los disfraces de Zane y Debbie, van de ellos mismos pero en una boda muggle.- Digo con ironía.

Después veo aparecer a Peter y James, los cuales a mi parecer iban patéticos.

- Pobre Peter, Remus...- Le comento. No me gustaba que Peter fuera tan pelota, pero a la vez me daba lástima, así que le doy un piquito a Remus y me acerco a Peter.

- Vaya, que leoncito tan mono. Pero no te dejes domar, no eres un animal de circo.- Le digo rascandole su melena felina.

Me fijo en los magos y brujas que iban entrando, me encanta ver de qué se disfrazaba la gente y analizar sus disfraces. Por lo general, los nuestros eran mucho más guay que los demás. Los jóvenes no se habían explayado mucho. Entonces, entre la multitud, veo entrar a Inuix. Iba disfrazada de india, con su respectivo grupo de amigos.

- ¡NIÑAAAAAATA! Le digo chillando desde donde yo estaba. Entonces me acerco corriendo hacia ella y le despeino su perfecta melena, cosa que sé que le chincha mucho. - ¿Qué tal por aquí? Como te vea beber algo que no sea de tu edad se lo chivaré a tu madre... O peor, a la mía.- Le saco la lengua y añado: - Pasatelo bien, si tienes algún problema de amor yo estaré aquí para informarte de lo que sea. No sé porque pero me encantaba fastidiarla un poquitín delante de sus amigos. - Usa precaución ¿eh?- Digo esta vez, dirigiéndome a un tímido amigo suyo.

Me acerco entonces a hacer un poco la tonta con Donnie, pero veo que Dean estaba sentado, con cara de deprimido y Mia le estaba consolando.

- Ahora vuelvo.- Le digo a Donnie.

Me acerco a mis amigos.

- ¿Todo bien, Dean? Igual ahora es un buen momento para hablar con ella... Tal y como te dije que debías hacer.- Le sugiero, apoyando mi cabeza sobre su hombro y acariciándole la espalda. Entonces es cuando pienso que yo al final tampoco hablé con Zane la primera vez que practicamos Patronus en defensa contra las artes oscuras, tenía una conversación pendiente con él. Una conversación que tampoco me quitaba el sueño, pero me gustaría aclarar porque yo tenía muy claro que alguien le había mentido. Y por los echos que habían ido pasando me daba la sensación de saber ciertamente quien había sido.

Tras dar un abrazo y un beso en la mejilla a Lily mientras hablamos en privado, me separo de ella y regreso donde me encontraba antes, con mis amigos, hasta llegar a Dean e Irina. Los interrumpo un instante.

-Oye Dean, cuando tengas un momento búscame ¿Ok? Tengo algo que proponerte. Si quieres claro.

Dejándolos hablar me acerco hasta la mesa de la comida y picoteo de todo lo que tiene buen aspecto. Que es todo en realidad. Con un vaso de zumo de calabaza en la mano ojeo la sala en busca de ciertas personas.

Halloween. La noche de los difuntos. La noche del terror. De películas de miedo, de disfraces. Y si me encontraba yo allí, de la polémica. Muchos dirían que me la jugaba. Mientras admiraba mi obra de arte frente a un espejo de la sala común, me preguntaba lo que iba a pensar el resto de la gente. Seguro que más de uno me recriminaba el gesto. Total, mucha gente que me importaba no estaba a mi lado, y me había hecho daño. No era una persona excesivamente rencorosa, pero por otro lado Halloween parecía el día indicado para devolver algunas cosas que tenía guardadas a ciertas personas. Había algunos que me querían ver muerta. Otros, la gran mayoría, solo pensaban que era una muchacha extraña e incomprensible a la que se le iba la olla de vez en cuando. Por suerte para ellos, coincidía en eso. Se me iba mucho, en ocasiones. Y hoy era una de esas.

Cuatro personas había apercibidas de lo que iba a suceder, de cuál iba a ser mi disfraz. Una Slytherin, una Ravenclaw, una Hufflepuff, y una Grffindor. Charlotte, Anne, Diane, y Mia estaban apercibidas, en principio, para que no se asustaran al verme. Aunque no había mucho por lo que asustarse, por otro lado no quería preocuparlas. No eran las únicas personas que me importaban, pero sí a las únicas a las que había querido avisar de lo que iba a suceder, más que nada porque en la balanza que sopesaba la suma de quién se preocupaba más por ese tipo de sucesos y quién me importaba más, ellas cuatro sobresalían por encima del resto.

“No hay nada malo en disfrazarse, Aelia. Aunque sea un disfraz de este tipo”, pensé, mientras me acababa de recolocar el blanco vestido, y los igualmente blancos zapatos de tacón de aguja. Eran unos zapatos cómodos, sin mucha plataforma, y el blanco de los zapatos y del vestido quedaba muy bien en contraste con mis ojos y mi pelo. No lo llevaba recogido, por cierto. Dejé que ondeara sobre mis hombros y parte alta de la espalda. En mis orejas, unas perlas de tamaño medio. Me estiré, desperezándome. Mis codos y muñecas lo agradecieron con un crujido suave. No llevaba los labios pintados, ni tampoco pensaba llevar una sonrisa que parecía caracterizarme. Sí llevaba los ojos pintados, con una fina y sutil línea negra que marcaba el contorno de los mismos. Aquella fina línea resaltaba el brillo de los mismos y además hacía de contraste con mi pálida tez.

Mientras bajaba los millares de escaleras hacia el Gran Comedor se me hacía raro no ver a casi nadie, aunque todavía más extraño se me hizo bajar las escaleras con un vestido en vez de con una túnica negra. Claro, casi todos estaban esperando al anuncio de los juegos. Unos juegos en los que no me apetecía demasiado participar, la verdad sea cierta, después de haber visto mi tercio del equipo expulsado y sustituido como si de un montículo de mierda de escreguto de cola explosiva se tratara. Quizá aquello es lo que fuera para ellos. Quizá no les gustaba que yo andara de por medio con ellos tan juntitos y tan prometidos. Me había dolido. Me habían hecho mucho daño. Pero intuía que en ese exoesqueleto de amabilidad que era Zane se escondía otra persona. Cosa que había resultado ser cierta. Es muy fácil dar la espalda a la gente cuando conviene. Me recordó al hermano de Mia.

Tras bajar el último tramo de escaleras, pude escuchar el ruido crecer de una forma exponencial mientras me acercaba a las puertas del Gran Comedor. Mi entrada no iba a causar furor precisamente, y así lo sabía yo, con una elección del disfraz tan delicada como la mía. “Meh, de perdidos al río”, me dije, acercándome al bullicio. Quizá con menos cuidado del necesario, pues trastabillé al llegar al interior del Gran Comedor y por poco caigo al suelo. Habría sido una situación patética y de ridículo, de no ser por un pequeño detalle: iba cubierta de sangre. No solo el vestido, sino todo el cuerpo. Falsa, claro. Pero me había esforzado mucho para que no lo pareciera.

Me detuve, una decena de segundos, para recobrar el aliento y comprobar si mi tobillo había salido maltrecho. Me dolía, pero no parecía que me lo había roto. Miraba hacia arriba. -Su puta madre, qué daño...-, me quejé, mientras mis ojos rodaban, con un tono de voz suave. Tan suave, que los demás tan solo pudieron percibir cómo mis labios se movían murmurando algo. Seguí murmurando, en voz baja, mientras iba lentamente hacia los compañeros de Ravenclaw, algo desorientada por el dolor en uno de mis tobillos. Mientras tanto, mis ojos se posaron en todos los disfraces, incluidos la pareja de Slytherin. “Vaya, quién diría que son ellos”, pensé irónicamente al verlos vestidos de sus gemelos muggles. Después vi a la pareja de Gryffindor. “Vaya, un león y un domador. Casi habría sido mejor que se disfrazaran de lameculos y de alguien importante.” Había hadas, faraones, seres de la prehistoria. Muy bonito todo. Tras unos segundos en los que estuve sopesando el lugar al que ir, localicé a Anne, y Dharma, vestidas de hadas. “Qué monas”, pensé mientras un amago de sonrisa afloraba entre mis mejillas. Me acerqué a ellas y las saludé. Pese a la sangre y al efecto real, ambas pudieron ver como aquello no manchaba al darles dos besos a cada una. -Hola, chicas. Estáis preciosas. A mí nunca se me hubiera ocurrido disfrazarme de hada, soy muy mala para los disfraces. ¿Hay algo para beber?-, comenté, mientras desaparecía rápidamente para alcanzar una bebida y volver con las chicas.

- Yo no creo que debas ir a hablar con ella. No esta noche, no ahora-dije, en contra a la opinión de mi amiga-. Claro que, sigue siendo tu elección y, hagas lo que hagas, estaremos aquí, ¿vale?

Seguí consolando a Dean mientras llegaban los demás. A nuestro lado llegaron Lily, vestida de medimaga, James y Peter, que iban a conjunto. Posé otro beso en la frente de Dean antes de levantarme para ir a saludar a los que llegaban. Di un estrecho abrazo a Lily, echaba de menos charlar con ella. 

- Estás muy linda, Lily-le dije abrazándola-. ¿Todo bien, peque?-susurré.

Una vez me aseguré de ello, fui a abrazar a James y a Peter. 

- No te dejes domar, que el rey de la selva eres tú-le dije a Peter guiñándole un ojo. Después me dirigí a James y a los demás-. Este mes he estado bastante perdida, lo siento mucho, pero esta noche seré toooda vuestra-me di cuenta de que faltaba mi gamberro favorito y pregunté:-. Eh, ¿y Sirius? No me digáis que tendré que subir para bajarlo a tirones de oreja.

Volví con Lily para darle un beso en la sien.

- ¿Va todo bien con...?-murmuré mirando de reojo a Severus para que viera a qué me refería. 

Entonces anunciaron que en diez minutos se diría lo de los juegos... me la traía bastante floja pero bueno, algún entretenimiento durante el año tendríamos que tener. Mientras hablaba con mis amigos, Aelia hizo su macabra aparición, de la cual estaba advertida. La verdad es que se lo ha currado bastante, tal cantidad de sangre artificial le ha debido costar una pasta. No me gustaba la pretensión de la broma, pero al final no parecía ser para tanto, pues su entrada no ha sido como esperaba. Suspiré aliviada y seguí charlando con los míos. 

Vi a una chica llena de sangre entrar, después me fijé que era Aelia
-Ah... es Aelia... que bien... se ha disfrazado de... glóbulo rojo?

Di una vuelta por el Gran Comedor acompañado de un puñado de quicos. "¡¿Que demonios les echan a estos quicos?!" Me estaba empezando a aburrir, esperaba que dijeran pronto lo que tuvieran que decir... "Voy a hacer el monguer un rato en la pista de baile" Y eso hice
 

No os preocupéis chicas, ya se pasará con el tiempo

O eso espero - pienso mientras vuelvo a mirar a la pareja Slytherin.

Escucho a Irina y Mia hablar sobre hablar con Debbie.

No creo que sea el momento Irina, una noche así no, como te dije creo que necesito que sea el momento adecuado.

Iba a levantarme cuando Brad me dice que me quiere proponer algo, así que con intriga, decido levantarme y buscar a Brad

Brad - digo poniendo la mano sobre su hombre.

Cuéntame, ¿que es eso que querías proponerme?

En el momento que Dean posa la mano en tu hombro ves aparecer a Yolanda. Vestida de monja sexy. El chiste se hacía sólo. A su hermana no llegas a verla aún, pero ya hay tanta gente en el comedor que no te va a resultar fácil.

Miro a Dean cuando pone su mano en mi hombro y le hago el gesto típico para decir "un segundo".

-Pensé que estarías hablando con ellas un poco más, dame un momento y enseguida te comento. Hay mucha gente ya...nos vemos junto a la mesa de comida ¿Ok? Tardaré muy poco.

Tras esas palabras me pierdo entre la multitud.

Me acerco hasta Yolanda y la enlazo por la cintura.

-En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo...escuchame, oh señor, y bendice estás curvas. Ellas son inocentes, bueno, no muy culpables del dolor de cuello de la mayoría de chicos de Hogwarts al girarse a mirar. La culpa es nuestra porque somos unos salidos. Amén.

La miro de arriba abajo haciéndola girar y todo.

-Guau, Yolanda...estás impresionante. Me voy a arrepentir de pedirte lo que te voy a pedir en vez de cogerte ahora mismo y llevarte a mi cama...

Me acerco más a ella.

-¿Tienes pareja para esta noche? Es que verás, un amigo mío está bastante depre y...si te gusta un poco...me preguntaba si le podrías dar una alegría. Solo si te apetece claro. Es solo que...¿Recuerdas que yo estaba estresadisimo cuando nos conocimos? En cierta manera me "salvaste la vida". Por eso he pensado en ti. Pero si no te atrae, tranquila que no te pediré que hagas nada. ¿Te parece? Por supuesto te deberé un favorazo enorme, te lo debo desde ya solo por escucharme y no mandarme a la mierda. Así que pide lo que quieras, ama.

La entrada de Aelia no pasa desapercibida y más de uno lanza un grito asustado o sorprendido. Si Halloween es horror y terror, Aelia se ha llevado el premio gordo. Algunos tardan varios segundos en darse cuenta de que es un disfraz y teniendo en cuenta como están las cosas últimamente, sus dudas eran razonables.

A James no le da tiempo de contestar a la pregunta de Mia ya que en ese momento Sirius hace su aparición mientras el Premio Anual Marcus Franklin le echa la bronca.

- Te he dicho que no Black. No sé cómo has metido una moto en Hogwarts, pero ni de coña vas a entrar con ella en el comedor.

Sirius va vestido en un estilo muy muggle cincuentero, y no va solo. A su lado va Wanda Woodland, Gryffindor de séptimo, a conjunto.

Sirius se ríe ante la reprimenda y coge a su acompañante de la mano para entrar definitivamente en la sala, yendo directo a coger un par de bebidas.

También llega Charlotte, apenas un minuto antes de que unas campanas resuenen por el gran comedor, las campanas que anuncian que es el momento de presentar a los participantes. Cuándo estas suenan, Remus se despide del resto (con especial de ternura de Irina) y se encamina hacia la tarima. También lo hacen Marcus Franklin y otros dos estudiantes de séptimo, además de una alumna de cuarto.

Los profesores entran por la puerta situada al lado de la tarima. La gran mayoría lleva túnicas especiales, algo excéntricas, aunque alguno se ha atrevido con algun que otro disfraz. Elina, por ejemplo, ha transformado su cuerpo de manera que parece un fantasma, incluso levita unos centímetros; La profesora Sprout lleva unas enormes plantas carnívoras en el pelo que a juzgar por la distancia que dejan el resto de profesores con ella, son reales (aunque claro, ¿quién sabe si eso es un disfraz o su manera de ir de gala?); por último el mismísimo director lleva unas gafas de colores 2 veces más grandes que su cara.