Partida Rol por web

Empecé escuchando con la misma sonrisa con la que había llegado lo que contaba James, hasta que al acabar tan solo quedó un rostro serio. "De que van...?" Mi mano, en el bolsillo, apreta fuertemente la varita "...se lo merecerían..."
Entonces rápidamente saco mi varita y apunto a James:
-Cerebro de mermelada.
Moviéndome cerca de Sirius y con la varita en su sien susurro:
-Confundus.

- Exacto, me refería a ir con ellos al lago.- Le contesto. Mi pelo ya estaba seco de modo que me levanto. - ¿Vamos para allá? 

Me pongo en pie y voy dirección al lago, ya que ni Remus ni Dean parecían estar por aquí. 

- Rumanía, Suecia, Polonia, Alemania... todo suena igual-le respondo quitándole importancia a mi metida da pata, haciendo como si estuviese bromeando desde el principio. Fui a sentarme a un lugar cercano a la chimenea, pues ya comenzaba a hacer frío. Me quité la chaqueta y la dejé colgando del reposabrazos, doblada.

A pesar de la advertencia de Abbeforth, muevo la mano como restando importancia. Me daba igual que fuese bebida de nenazas... a mí me gustaba su sabor dulce. La propuesta de Joni me hace arquear una ceja y soltar una risa.

- ¿Y tú para qué quieres emborracharme? Oh, ya lo entiendo...-adopto una pose de chica desvalida y frágil, poniendo ojitos de corderito-... quieres aprovecharte de una joven dama como yo, ¡descarado!

Río y le doy un sorbo a mi cerveza, después de haber limpiado con la camiseta el morro del botellín. Una manía que acabé pillando después de trabajar en un bar durante todo el verano. 

- No sé, yo ya he cumplido y he invitado a las cervezas... A lo que quieras invitarme tú...- dejo la frase caer como si nada, con una sonrisa. 

Estaba tan enfadada que mis manos temblaban. Colérica. Hogwarts se suponía que era un colegio para repipis que enseñaban la sutil e inútil técnica de la Defensa Contra las Artes Oscuras. Pero, sin embargo, sus alumnos eran tan cobardes que atacaban por los pasillos aquello que no les enseñaban en clases.

—Bastardos— murmuré, negando con la cabeza.

Cuando salía de la  Sala Común escuché de refilón a alguien hablar, pero no estaba segura de quién sería. La cuestión fue que me alegró saber que no era la única que pensaba igual.

No soy sólo una, me alegro, pensé, preguntándome quién sería aquel que me había apoyado, aunque su voz era parecida a la de mi hermano.

Sonreí durante una milésima de segundo, tratando de imaginar a mi hermano defendiéndome ante gente, delante de ella, apoyándome en algo, que casi empecé a reírme de lo buen chiste que me parecía.

Fue, en ese momento en que iba a reír entre dientes, cuando vi a Charlotte. Sonreí, tratando de parecer calmada, aunque no sabía muy bien por qué. Supongo que porque me gustaba cazar sola.

—Hola, Charlotte— dije, saludando con la mano, amable—. No te preocupes por mí. Ve a hablar con mi hermano. No sé si está alentando a las tropas— reí de mi estúpido chiste. Carraspeé con la garganta, para ponerme más seria y miré a la muchacha rubia—. Charlotte, ¿sabes dónde está ese grupito de Gryffindor? ¿Esos que van siempre juntos en plan amigos del alma, a muerte y demás?

Fruncí el ceño, haciéndole notar a la Slytherin que era importante.

—Necesito encontrarlos. Es urgente. Sí— asentí con fiereza—. Luego, ve a la Sala Común y ayuda a Severus— la pedí—. También es urgente. 

Sabía que lo que le estaba pidiendo parecía sonar raro, pero era importante para mí, para mi Casa, y para mis propios principios dar con aquellos chavales que se creían invictos. 

No pude evitar reírme ante la anécdota de James, pero a la vez una punzada de pena me hizo emitir un bufido inconsciente. Antes que se dieran cuenta de mi presencia, di media vuelta y decidí ir en busca de Severus y comprobar que estos animales no le había hecho nada permanente. O por lo menos, saber que está atendido en la enfermería o algo.

Siempre me han hecho gracia las bromas de ese grupo, de hecho no son malas personas y aprenden rápido, pero a veces suelen pasarse un poco.

Apresuré el paso hacia el castillo.

Los chicos están en baja guardia, riendo y relajándose en lo que creen es compañía de amigos. Antes de que Dean y Remus alcancen el grupo, sin embargo, Donnie saca su varita y apunta a James. El ataque es tan inesperado que no puede reaccionar a tiempo y cuándo el conjuro choca contra él, su expresión se vuelve ausente y confundida. 

Sirius, alertado por el ataque a su amigo, sí que tiene tiempo a sacar la varita, aunque Donnie va con ventaja al tenerla ya en mano y apuntándole. Levanta la varita y murmura un protego justo a tiempo para que el confundus de Donnie no le golpee.

- ¿¡TE HAS VUELTO LOCO?! ¡EXPELLIARMUS!

Lily asiente y os encamináis al lago. Por el camino, te pregunta sobre Remus.

- ¿Cómo te va con Remus? No os he visto mucho juntos...

Charlotte parece no acabar de comprender tu pregunta sobre los Gryffindor hasta que mencionas a Severus, y todo encaja.

- Oh... Potter y Black. Tal vez están en el lago o los jardines, no les gusta estar encerrados en un aula. - Severus estaba mojado de pies a cabeza, tiene sentido. - Pero, London... Ellos conocen bien los límites de la escuela, pero tú no. Cuidado con lo que decides hacer. 

Charlotte se despide de ti sabiendo que vas a salir en busca de Potter y Black y de cualquiera relacionado con ellos, aunque el consejo que te ha dado parece que es por tu propio bien. 

Entras en el castillo con la agilidad felina de tu forma animal, sorteando piernas y otros "obstáculos". Ves a Charlotte a lo lejos y a la chica nueva, London. Parece que London está enfadada y Charlotte le señala el exterior del castillo. Tras eso, Charlotte se va al parecer camino a las mazmorras, ya que se va en dirección al único pasillo que no lleva a algun ala de la planta bajo o escaleras para subir. London parece ir hacia afuera.

Estás en tu habitación, a solas. El resto de chicas ya se ha duchado y se han ido a hacer quién sabe qué. El frasquito dorado que era el premio de Slughorn reluce en tu mano. Tienes el resto de la tarde libre, como casi todo el resto de tus compañeros de curso.

Todo pasa muy rápido, cerebro de mermelada por aqui...protego por allí...saco mi varita por lo que pueda pasar. Me mantengo atento.

-¿Pero que hacéis? ¡Parad de una vez! ¿En que coño piensas Donnie?

No quisiera pero...si se ponen tontos los pongo a limpiar los baños, sin varita.

- ¿Descarado? Puede, con un par de copas de más... Pero aprovecharme de una chica, no, eso nunca. Tengo mi honor, ¿sabes? - Joni le da un generoso trago a su cerveza - Además, mi encanto natural es suficiente para que ellas quieran aprovecharse de mí. - dice con un guiño bromista. 

Cada vez está más suelto, menos rígido, con más sonrisas y más palabras. La barrera de norteño frío parece estar quebrándose.

- ¿Estás acostumbrada al vodka? Porque te aviso de que es difícil mantener mi ritmo. Dónde vivo hace mucho frío y esto ayuda a mantener el calor. - dice claramente como una excusa mientras bebe de nuevo.

Sirius rápidamente desvió mi hechizo y me lanzó otro, desviándolo yo también con un protego.
-Sólo os doy de vuestra propia medicina! -entonces miro a Brad -Tú eres prefecto! Deberías tratar cosas como esta... yo sólo hago lo que no te dejan... -entonces vuelvo a mirar a Sirius - Confundus!

- Vaya, vaya, ahora sale el gallito de corral que tienes dentro, ¿no?-bromeo con él cuando habla sobre su encanto natural-. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces...-le pico un poco, guiñándole un ojo-. Sí, es otra frase hecha muggle, apúntatela si quieres-añado como si fuese una cita súperfamosa propia. 

Bebo de mi cerveza mientras me pregunta qué tal llevo el vodka. Mientras trago, me encojo de hombros. Este verano he cogido alguna que otra pequeña borrachera con mi compañero de trabajo en el bar, he probado varios tipos de alcohol, pero la mayoría tienen sabores muy fuertes y no terminan de convencerme.

- Si quisiera beber colonia me bebería el frasco que tengo en mi habitación-digo riendo-. Llámame nenaza si quieres, pero no entiendo como la gente puede bebérselo sin echar la pota. Nunca me ha gustado demasiado... prefiero los sabores dulces. 

La verdad es que me lo estoy pasando bien hablando con él, estoy bastante relajada, parece que ese halo de misterio y chico malo, va cayendo poco a poco. Me gusta eso. 

Cruzo las piernas, las descruzo y las vuelvo a cruzar, después las vuelvo a dejar en el suelo mientras tamborileo con los dedos en la mesa. No estoy nerviosa, me sale de forma natural. Bebo de nuevo del botellín y respondo:

- Si esa es la excusa que le sueltas a todas las chicas de aquí para hacerte el interesante, conmigo no funciona, ¿eh?-bromeo riéndome. 

- Pues la verdad que estos ultimos dias apenas hemos quedado a solas, siempre hemos estado con gente. Hoy le queria decir de quedar por la noche pero como hacemos quedada de chicas con Mia pues le dire de hacer algo mañana. Creo que yo soy un poco mas de ir a mi bola que el y no se hasta que punto eso puede ser malo. Me da miedo perderle pues yo le quiero mucho.- Omiti decirle a Lily que habia muchas travesuras y cosas que queria hacer que no le podia contar a Remus porque no le harian gracia. 

Llegamos al lago y busco con la mirada a mi novio y a Dean. 

Guardé el frasquito con la poción en el baúl, con cuidado. Aquello iba a poder ser de mucha utilidad en un futuro, habría que sopesar cuándo utilizarlo. No había mucho a hacer, así que aproveché para buscar a Charlotte. Si la encontraba, podría pedirle practicar los nuevos hechizos. Ella era muy amable conmigo. De hecho, no entendía por qué podía llegar a ser tan amable conmigo. Quizá le gustara. Debía pregutárselo. Quería preguntárselo. Ella me gustaba. No pude evitar pensar en ella. No pude evitar imaginármela sonriéndome y enrojecer un poco. Sus sonrisas siempre conseguían atontarme. ¿Cómo lo hacía? Además, siempre estaba sonriendo...

Remus, ¿Qué está pasando? No parecen estar practicando, debemos estar preparados para parar esto.

Yo me encargo de Donnie, tú encárgate de Sirus, ¿vale? Esto puede salir mal.

Saco mi varita y mientras corro apunto a Donnie, mirando de reojo de Remus por sabes cual es su propósito.

Tenía prisa, mucha prisa, y no podía entretenerme en hablar con Charlotte. Me habían hablado de ella y parecía una muchacha inteligente, bonita, así como ladina. Tenía que comprender que el tiempo era lo que iba en contra, y necesitaba irme.

Me subía por las paredes, notando el pecho y mi respiración irregulares, como si estuviera histérica o nerviosa. Estaba muy enfadada. Y me daba rabia que unos alumnos pudieran ir a por un muchacho solitario por el mero hecho de que podían. Sus días de dioses en Hogwarts se iban a acabar.

—Lago o jardines, vale— dije, alzando el pulgar, dispuesta a irme.

De hecho, di dos pasos, en grandes zancadas visualizando los exteriores del colegio e imaginándome una entrada totalmente triunfal haciendo justicia por lo que le habían hecho a Severus, cuando paré en seco al escuchar las siguientes palabras de Charlotte.

—¿Cuidado?— repetí sin comprender, arrugando la nariz—. Esos mocosos han ido a por Severus por la espalda— o eso creía. Tampoco me extrañaba que la serpiente hubiera ido a por ellos primero—. Se aprovechan de su superioridad, y de que son amigos de la muerte para meterse con un chico que está siempre solo, y que apenas puede defenderse de un ataque así. Me importan muy poco los límites, Charlotte, en un caso como este.

Pestañeé varias veces, notando que estaba totalmente emocionada por aquel tema.

—Se acabaron los días de la pandilla feliz— escupí con asco las últimas palabras, y me giré, dando grande zancadas para ir a los jardines, al lago o a donde fuera para vérmelas con aquellos muchachos que se creían indestructibles.