Partida Rol por web

Hogwarts, Marauders and other stories [+18]

Capítulo III - Cambios en Hogwarts y el Laberinto de Puertas

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30/09/2014, 11:07
Director

La prueba del Derby fue un éxito en términos de público y problemas, si no fuese por el encantamiento que usó Zane. Hubo un gran revuelo al respecto: técnicamente no había roto las normas, había utilizado un "vacío legal" y nadie había salido dañado, con lo que no podían castigarle. Por otro lado, había utilizado el fuego demoníaco, magia oscura que en una situación normal estaba prohibida en el colegio y lo que era tal vez más inquietante: ese hechizo no se estudiaba en Hogwarts, y si bien algunos alumnos lo conocían de oídas, había mucho entre eso y el saberlo convocar a la perfección y controlarlo a voluntad. Algunos admiraban a Zane por eso, otros vigilaban sus espaldas.

El revuelo fue bastante, pero nada comparado con una noticia que cogió a todos por sorpresa: Zane Knight y Deborah Gray dejaban Hogwarts. A mitad de curso iban a irse a otra escuela. Sus familias eran de las más influyentes en Inglaterra y todo el mundo había leído sobre le conglomerado económico que habían formado hacía un mes, con lo que cuándo dijeron que era por temas familiares y sería inmediato (ni siquiera esperarían a terminar el semestre, que era lo más lógico) la gran mayoría les creyó. Otros, sin embargo, se mostraban escépticos con las coincidencias. 

Pero ahí no terminaron las sorpresas. El mismo día que ellos dejaron el colegio, dos nuevos alumnos llegaban. Eran hermanos y de una antigua familia inglesa que llevaba años en América. Al parecer el equilibrio quería mantenerse en Hogwarts, y por los mismos motivos que los unos se iban, los otros llegaban. Los Lancaster tenían negocios urgentes en Inglaterra y no parecía haberles costado mucho presionar al consejo escolar para aceptar a sus hijos en medio del semestre. Ah, y ambos fueron a Slyhterin. Equilibrio.

London Lancaster había sido presentada a sus compañeros de curso a la mañana siguiente de llegar al colegio. Iba a sexto y por lo que os dijo el profesor Slughorn (si jefe de casa) en clase de Encantamientos, era una alumna con notas brillantes en la escuela Salem. Su hermano fue presentado del mismo modo pero en séptimo. James Lancaster era también un cerebrito al parecer. O tal vez era exageración de Slughorn. Quién sabe, tendrían que esperar para comprobarlo.

Y eso no fue todo, no. Puesto que Severus se había quedado de repente solo en los juegos, los organizadores (quiénes no tenían esto previsto en las normas con lo que tuvieron que improvisar) le ofrecieron la posibilidad de buscar nuevos miembros para su equipo o de continuar individualmente, lo que le daría desventaja. Severus cogió a Zoe Melton, la chica Slytherin que se pasaba horas en la biblioteca y que siempre parecía saber las respuestas a todo en clase pero nunca se atrevía a abrir la boca. Severus no parecía querer un tercer miembro, pero la mañana que London fue presentada su nombre ya estaba en el ranking de los juegos. Antes de ser presentada en clase. 

Además, y en un orden mucho menos excitante de noticias, estas semanas Aelia había faltado a menudo a clase. Los profesores empezaban a estar realmente molestos con ella, decepcionados decían.

Ahora, a mediodía, el gran comedor rebosaba en conversaciones curiosas, escépticas o excitadas sobre todos los cambios que habían ocurrido en tan solo unos días.

 

Notas de juego

Para que os situéis:

Han pasado 10 días desde los juegos. Esta mañana en clase de encantamientos han presentado a London. Ahora es la hora de comer. Podéis conoceros un rato unos a otros y después tenéis clase de Pociones.

Edito porque se me ha ido la pinza:

Habeis tenido encantamientos y ahora toca pociones.

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30/09/2014, 11:59
London Lancaster

Pestañeé varias veces cuando me desperté. Fruncí el entrecejo al no reconocer el lugar y me incorporé de golpe, sentándome en la cama adoselada, preguntándome dónde estaba. Me di en la frente con la mano, llamándome estúpida una y otra vez. No me habituaba a aquel nuevo dormitorio, ni a aquella cama. Me sentía como si estuviera durmiendo en casa de un extraño. 

Me dejé caer de nuevo, y cerré los ojos un poco más. De soslayo había visto que aún era pronto, por lo que aún podía dormir un rato. Sin embargo, me di cuenta de que tenía la oportunidad perfecta para ir a desayunar sin todo el alboroto que se creaba en el Gran Comedor cuando todos los alumnos bajaran en tropel.

Decidí ser madrugadora aquella vez. Salí de la cama en completo silencio y miré con el ceño fruncido el uniforme. Sabía que no me iba a acostumbrar a él. Mientras que en Salem los alumnos podían vestir como les diera la gana, me di cuenta de que Hogwats era todo lo contrario en ese aspecto. Ponerme aquella falda, camisa y túnica negra me daba mucha, mucha pereza.

Suspiré, pensando que era inútil alargar la agonía, y me vestí de manera lenta. Le di un toque más personal al uniforme, poniéndome calcetines gruesos blancos, de estilo “loose”, muy de moda en el colegio de Salem, y la corbata me la dejé sin atar, dejándola colgar desde el cuello, como si fuera un péndulo de un reloj antiguo.

Cogí las botas, y, de puntillas, salí de la habitación para no despertar a ninguna de las compañeras. En la Sala Común, desierta, me terminé de atar los cordones, y salí de allí, preguntándome si ya habría alguien desayunando. Deseando encontrarme sola en la mesa de Slytherin, caminé por los corredores tratando de orientarme por aquel inmenso castillo.

Me quedó clara la parte de que la Sala Común de las serpientes estaba muy abajo, pero por más que subía escaleras no daba con el maldito comedor.

Mierda— murmuré, arrugando la nariz.

Saqué la varita y me la puse en la palma de la mano con la intención de que me orientara, pero lo descarté en cuanto me recordé que no sabía dónde estaba exactamente el Gran Comedor.

Bufé, poniendo los ojos en blanco, llamándome una y otra vez estúpida, y seguí caminando.

Fue la nariz la que me dio la respuesta. El olor a bollos recién hechos me llenó la pituitaria e hizo que mi boca se hiciera agua. Caminé con prisa por los pasillos, y subí un tramo de escaleras más. Cuando reconocí el vestíbulo, suspiré de alivio. Me hubiera dado mucha rabia tener que decir que me había perdido en mi primer día de colegio.

Traspasé el umbral de la doble puerta y me conduje a la Mesa de Slytherin. Torcí el gesto al ver que había ya unos cuantos alumnos levantados. Ignorándolos, me dirigí hacia uno de los extremos de la Mesa, y comencé a desayunar de manera tranquila, mientras me distraía contemplando de soslayo lo que hacía el resto de los alumnos.

Cuando vi que el Gran Comedor se llenaba de manera excesiva, decidí que era hora de terminar. Apuré la jarra, me bebí el último trago de leche, y salí por la puerta ignorando los comentarios de los alumnos, y sus miradas indiscretas.

Sin embargo, no me esperaba lo que vino después. Me sentí como un objeto expuesto para que lo valoraran cuando me presentaron en clase. Sentía la boca seca, y un rubor caliente en mis mejillas. Pensé que aquel momento no iba a terminar nunca. Se me hizo eterno.

Sin embargo, mi mente cambió de manera radical cuando me concentré en los encantamientos. Me encantaba aquella asignatura, y la disfrutaba. Tomar el gesto oportuno con la varita, hacerlo de manera correcta, sin brusquedad, como si la mano bailara con la varita. Era de algo que siempre había presumido cuando mi hermano estaba cerca. Por el mero placer de chincharlo. Sin embargo, a quien se le daba realmente bien era a Charles. Al recordarlo, una punzada de dolor me dio en el pecho. Sacudiendo la cabeza, volví a concentrarme en el hechizo.

Terminada la clase, no me di cuenta del hambre que tenía hasta que mis pies no entraron en el Gran Comedor. El olor de comida recién hecha me hizo salivar.

Me senté de nuevo en el rincón de la Mesa de Slytherin mientras contemplaba el libro de pociones y me preguntaba qué era lo que íbamos a hacer aquella tarde mientras conducía el tenedor a mi boca lleno de esponjoso puré de patatas. 

Entre bocado y bocado, alzaba la mirada para ver quién entraba y salía del Gran Comedor. Reconocí a algún rostro de las clases, pero aún no me sentía con la suficiente confianza como para entablar ninguna conversación. O, al menos, iniciarla. De momento, el libro era mi compañero.

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30/09/2014, 20:08
"Brad" Mervin Aldryn

Sentado en la mesa de Ravenclaw doy un gran bostezo, por un momento casi se pueden contar todos mis dientes sin dificultad. Y es que no he dormido nada en absoluto, mis compañeros de cuarto son testigos de verme llegar solo para darme una ducha y ponerme ropa limpia. No sería la primera vez que "duermo" fuera de mi cuarto pero en esta ocasión, la mala suerte...un profesor de patrulla que me impedía salir...total, nada de dormir. Tampoco es que eso me importe demasiado pese a las grandes ojeras, que casi parecen más "ojeras con cara" que "una cara con ojeras", la sonrisa no se va de mis labios. Fue una buena noche.

Tras mi bostezo y beber un buen vaso de zumo de calabaza me fijo en una chica. Una chica nueva. Doy un codazo a la persona más cercana a mi en ese momento.

-¿Quién es esa? ¿Desde cuando está aquí?

Su respuesta me deja perplejo. ¿Que la han presentado en encantamientos? ¿Tan empanado estaba que ni me he enterado de eso? Niego, eso no puede ser. Doy otro buche al zumo para bajar la comida y me limpio con una servilleta. Me levanto y me acerco a la mesa de Slytherin.

-Hola ¿London verdad? Soy Brad.- le tiendo la mano como saludo -Espero que estés cómoda en el colegio. Soy uno de los Prefectos. Ya lo sabrás pero, cualquier problema que tengas puedes acudir a nosotros para no molestar a los profesores.- sonrío, amable y simpático.

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01/10/2014, 02:07
Aelia Arin

Nada más acabar la prueba, varias cuestiones vinieron a la cabeza. Si bien me parecía perfectamente capaz que Zane hubiera conjurado y controlado aquella técnica, me preguntaba hasta qué punto se había vuelto una persona tan competitiva, hasta el punto de conjurarlo en una simple prueba para ganar, desvelando una de sus armas más poderosas. Después, no llegaba a entender qué pasaba con Irina, pero no se lo iba a preguntar. Ni con Diane, y menos le iba a preguntar a ella, cuando se parecía más al Donnie de primero que el propio Donnie. La verdad era que Zane había sido la persona más lista del curso y había usado aquél vacío legal para apropiarse del protagonismo (algo que le encantaba hacer, por mucho que dijera lo contrario) y la victoria en la prueba (algo que le encantaba hacer, por mucho que dijera lo contrario). Tampoco entendía qué iba a pasar conmigo a partir de ésa prueba, pues algo había cambiado en mí de forma drástica y no sabía qué hacer.

Si bien las preguntas  saltaron sobre mí al término de la prueba, se fueron diluyendo con las noticias y los sucesos que siguieron a la misma. Para empezar, mi caída al lago me obsequió con un fuerte catarro acompañado de unas anginas, que me dieron un poco de manga ancha para faltar a algunas clases y resolver algunos asuntos personales. Quizá a demasiadas, pues tenía la sensación de que a algunos profesores empezaba a no serle tan simpática. Lo más divertido fue cuando Zane y Deborah huyeron de Hogwarts. Claro, por aquél motivo a él no le importó realizar el hechizo en público, pues iba a abandonar la escuela y no tendría que vernos las caras. No había tenido tiempo de reconciliarme con él, pero él tampoco había querido reconciliarse conmigo. Otro asunto resuelto.

Sin embargo, lo que no esperaba fue la rápida sustitución de los chicos por otros dos. Habían estudiado en Salem, y la chica parecía que iba a ir a nuestro curso. Aproveché ese día para ir a encantamientos, donde no pude evitar una mirada reprobatoria de soslayo del profesor Flitwick, a la que contesté con una sonrisa débil de disculpas, dando a entender que todavía no estaba muy bien. No fui a desayunar, como era más que obvio, y cuando me planté en el aula me la quedé mirando unos instantes. La verdad era que la chica era preciosa, pero no sabía qué tipo de persona era, por lo que decidí que la cautela era la mejor opción en este caso.

Tras la clase fui al comedor, donde mi idea era hablar con la chica. Sin embargo, Brad “El seductor” se me adelantó y se dirigió a la chica como alma que lleva el diablo. Y además, me dio un codazo, cosa que no me esperaba en lo absoluto y casi me hace escupir el zumo de naranja que tan tranquilamente estaba bebiendo. -¿Qué coño te pasa?-, empecé a decir antes de que desapareciera, tocándome la zona donde me había golpeado. “Anda, qué rápido. Aquí los buitreos se estilan mucho últimamente”, me dije a mí misma, mientras mi miraba iba por toda la sala, deteniéndose en Charlotte unos instantes antes de volver a la pareja que ahora formaban Brad y London. Esperé pacientemente a que mi mirada se cruzase con la nueva miembro de ‘aquella gran familia’ que eran los Slytherin y esbocé una sonrisa a modo de disculpa. “Anda que no, Brad, te has lucido”, pensaba, mientras le hacía un gesto a London para que tuviera cuidado con el chico de Ravenclaw, medio en broma, antes de guiñarle un ojo de forma divertida.

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01/10/2014, 12:31
London Lancaster

Di un respingo con la lengua, cuando me vi interrumpida en la lectura. Me quedé a mitad de párrafo, y me exasperaba. Siempre terminaba los párrafos antes de dejar de leer o de levantar la vista para ver quién me estaba interrumpiendo. Sin embargo, aquella vez decidí mirar por encima del libro.

Arqueé las cejas, pensando si lo conocía. Me sonaba su cara de la clase anterior, pero no podía asegurarlo. Llevaba pocas horas en el colegio y era mucha gente. Suficiente que me había quedado con algún rostro característico de los de mi Casa, como aquel muchacho de pelo negro y nariz ganchuda. Pero, de los demás, apenas sabía nada.

Dudé en estrechar la mano de aquel muchacho. Volviendo a la realidad, y no queriendo parecer maleducada o estúpida, sonreí y alcé la mano, estrechándosela.

—Sí, soy London— respondí, asintiendo con la cabeza—. Nueva, sí— obvio, también, pero no quería ser maleducada. No debía de serlo en primer día de colegio. Ya era suficientemente repelente si abrir la boca, como para abrirla y despejar las sospechas sobre mí.

Me sorprendí cuando dijo que era prefecto. Lo evalué con un rápido vistazo y no parecía ningún prefecto. Tenía entendido que debían de ser más despiertos, organizados y responsables. Sin embargo, aquel muchacho me dio la impresión de que necesitaba pillar la cama antes de caerse redondo sobre la mesa con la comida.

¿Prefecto?— repetí, acompañando a la palabra ligeros asentimientos con la cabeza—. Ya veo. Bien, me alegra saberlo. Aunque, también hay prefectos en mi Casa, creo. Así que, lo más seguro es que vaya a decirles si me pasa algo a ellos, pero…— me corté en seguida—. Sí, claro, si tengo algún problema, no dudaré en consultarte, gracias.

Era difícil. No se me daban bien las relaciones de amistad. Y, ciertamente, el único que me soportaba tal y como era realmente, era mi hermano.

Me fijé en el gesto que me hacía una muchacha tras el prefecto perfecto, y sonreí. Divertida, pestañeé varias veces, mohína.

No me había terminado de dar cuenta, pero el gesto de la muchacha me lo dejó bien claro. Prefecto, aire rebelde, seguro que era jugador de Quidditch. Todo un Don Juan, vaya.

—Así que, prefecto perfecto— dije, apoyando el codo en la mesa, y mi cara en la mano—. Qué bien, pues. Seguro que no tienes mucho tiempo para otras cosas. Seguro que no te diviertes y demás. Debes de ser algo aburrido, pienso— no le di tiempo a contestar—. He de ser sincera contigo, Brad. ¿Brad, no? Brad— confirmé—. No me gustan los prefectos. Mi padre es mi referencia de autoridad y… digamos que no me cae bien. Es más, no lo soporto, no quiero ni verlo, y si mañana desapareciera, sería Navidad para mí— sonreí, algo siniestra—. De forma psicológica, se ha impuesto en mi pequeña cabeza como un interruptor que me hace no sólo huir de la autoridad, sino también un deseo irrefrenable de sacarla de quicio, molestarla, y, en definitiva, incordiarla sin límites.

Ladeé la cabeza, pestañeando de nuevo.

—Ten cuidado, Brad— dije, cerrando el libro de pociones con un golpe sordo—. Es mejor que te dediques a estudiar, porque podría llegar a hacer de tu vida un maldito infierno. 

Devolví la mirada a aquella muchacha, y la sonreí, devolviéndole el guiño. 

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01/10/2014, 13:05
"Brad" Mervin Aldryn

Enarco una ceja levemente ante las últimas palabras de London.

-¿Un infierno dices? Bueno, como digas...solo me estaba presentando porque en la clase de antes, encantamientos, he estado demasiado dormido como para enterarme. Así que olvida eso de prefecto perfecto, no lo soy para nada, te has hecho la idea opuesta directamente. De hecho...lo más parecido a prefecto perfecto era Zane, el cual se ha ido de tu casa. El último trato que tuve con él fue partirle la nariz.

Veo que guiña el ojo hacia alguien por detrás mío. Al mirar veo a Aelia y entiendo un poco que pasa.

-Ya veo...¿Piensas que...? En fin. No te ofendas, pero no eres mi tpo. -si parece que tiene 14 años, Aelia joder...¿qué piensas de mi?*- No era mi intención acercarme en ese sentido. Simplemente pienso que debes conocer a los prefectos, de tu casa o no. Además, en tu casa falta uno.** No molesto más, señortita infierno.- bromeo -Pero me alegro de conocerte, siempre está bien conocer gente nueva.

Regreso a mi mesa y lleno un plato de comida. Me voy a los terrenos a buscar a mi perro.

Notas de juego

como alma que lleva el diablo? no exageremos. He ido andando normal.

*según la descripción de London dice que parece de 14 xD

** si se ha nombrado otro prefecto de Sly, obviamente no diría eso, pero a mi no se me ha dicho nada.

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01/10/2014, 14:27
Dean Dippet

Cuando conseguí despertar, ví que estaba empapado en sudor. Había sido una mala noche con muchas pesadillas. Estaba siendo unos meses muy duros y los últimos acontecimientos no hacían nada más que agravar la situación. No quería despertar a mis compañeros pues aún era bastante pronto, por lo que en el mayor silencio posible fui a tomar una ducha.

Estuve largo tiempo bajo el agua, los pensamientos parecían fluir mejor allí. Repasé minuciosamente cada hecho que había ocurrido desde que comenzó el curso. Las relaciones en el tren, la separación definitiva de Irina y Zane, el comienzo de los juegos y el anunció  de unión definitivo de Zane y Debbie. Tal vez que se hayan marchado ha sido lo mejor, tal vez así pueda empezar de nuevo. Tal vez...

En estos momentos, volví a la realidad, aunque no tenía grandes motivos, cada vez me sentía algo más solo, Irina y Mia tenían sus pequeños asuntos que hacían que cada vez estuviéramos menos tiempo juntos, por lo que muchas veces acababa en los jardines solo leyendo o practicando.

Cuando bajé a desayunar, no me fijé en que hubiera alguien nuevo en las mesas, aunque era lo normal ya que seguía pensando en lo ocurrido, ¿Habrá pasado algo en los juegos?. Tras tomar en mis manos unas magdalenas de calabeza, me fuí inmediatamente a clase y una sorpresa mayor le esperaba.

Una nueva Slytherin, suponía que si había llegado tan rápido y había acabado en esa casa era para sustituir a la anterior. En mi cabeza saltó la pregunta: ¿Habrá hecho falta colocarle el sombrero?. Cuando la clase comenzó, la seguí con bastante interés, era la forma más fácil de que mi mente me dejara tranquilo durante un rato.

Al acabar la clase, el hambre apareció por lo que decidí ir sin demora al Gran Comedor. Allí pude presenciar como Brad se acercaba directamente a hablar con la nueva. El tigre no deja escapar ninguna presa - pienso con una sonrisa en mi cara.

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01/10/2014, 14:49
Irina Arkho Zisis

Llego cansada de la clase de encantamientos, hoy no es mi día. Estoy de mala ostia y no me entiendo ni yo. Me siento en la primera silla vacía que veo en el gran comedor sin ganas de hablar con nadie y me sirvo lo primero que pillo. Como por comer, porque hambre no tengo. 

La noticia de que Zane y debbie abandonaran Hogwarts me pilló de sorpresa. No me hubiera imaginado que finalmente se marcharan, pero tampoco es una cosa que me preocupe. Los nuevos alumnos sustitutos de Slytherin (Los llamo sustitutos porque se van dos y vienen dos), me parecen mejores personas que la parejita, pero eso no hace que fuera a hablar con ellos. De hecho, no tengo tampoco mucho interés en ellos. Desde hace tiempo, tengo algo en la cabeza que me ocupa tiempo de biblioteca pero que, a la vez, estoy en ascuas igual que cuando me lo empecé a plantear.

Veo como Brad va a hablar con London y como Aelia intenta hacerse la simpática, cosa que me pone aún de más mal humor. Decido no observar nada y relajarme, porque a la mínima iba a explotar. 

Cuando veo llegar a Remus me calmo un poco y le voy a abrazar sin decir ni mu, no sé si él me entendía o no, pero por lo menos me consolaba tenerle a mi lado. Le ofrezco asiento a mi lado, tanto a él como a los que iban con él y me vuelvo a sentar indiferentemente, sirviéndome un poco de agua fría. 

- Dean ¿Has visto a Mia?- Le pregunto a mi amigo, el cual acababa de llegar. No le había tenido mucho en cuenta estos últimos días, cosa de la que me arrepentía bastante. Me levanto y me siento a su lado, acercándome para susurrarle algo. 

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01/10/2014, 14:52
Irina Arkho Zisis

- ¿Cómo estás, pequeñín? No he tenido la oportunidad de preguntarte. Quizás lo de Debbie sea lo mejor, aunque siento que contigo hubiera ido por el buen camino, hubiese sido feliz y con Zane pues... Aún sigo pensando que ocultaba algo. Pero ahora no es la hora de pensar negativamente, la nueva chica, London... Es guapa ¿No?- Apoyo mi cabeza en su hombro. - Yo hoy estoy de muy mal humor, pero aún no sé el motivo. 

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01/10/2014, 15:19
London Lancaster

No. Lo mío no era relacionarme. Después de decir aquello, después de que mi boca se descontrolara, un sentimiento de culpabilidad se asentó en mi pecho. A Charles. A Charles sí que se le daba bien ser un líder nato, tener su grupo de amigos fieles como perros, y leales de manera ciega.

Suspiré, y guardé el libro en la mochila con un gesto perezoso. Mi primer día me estaba resultando mucho más complicado de lo que me había imaginado. Me hubiera encantado poder delegar ciertas tareas a otra persona para que las hiciera por mí, como hacer amigos o caer bien a los compañeros de clase.

—Oye, perdona— dije, llevándome las manos a la cara, como si estuviera terriblemente cansada—. Creía que querías… Bueno, da igual. Discúlpame, no se me da bien esto de conocer gente nueva y demás.

Dejé escapar el aire en un sonoro suspiro, mientras lo seguía con la mirada. Torcí el gesto y me revolví el pelo, totalmente frustrada. Prefecto, amable, y lo traté como si fuera mi hermano James, un desagradable que no merecía piedad alguna.

Recorrí con la mirada el comedor. Me llamó la atención una chica de brillante pelo rojo, como si hubiera sido besada por el fuego. Realmente, con ese pelo era fácil poder entablar conversación. El pelo ya hablaba por ella. Suspiré y me fijé en un muchacho al que recordaba no sólo de clase, sino también de mi Sala Común. Estuve a punto de saludarle, pero no quería meter la pata dos veces durante el mismo día, por lo que pensé en dejarlo o bien para más adelante, o bien para que cuando estuviera realmente preparada. 

Miré a la chica que me había hecho gestos, y sonreí, encogiéndome de hombros. Me imaginé que tenían algo entre ellos y se picaban de alguna forma, si no, dudaba que me hubiera dicho nada.

El estómago se me cerró ante mi monumental cagada, y decidí que era hora de desaparecer de aquel comedor. Me levanté, colgándome la mochila al hombro, y esquivé a unos cuantos alumnos que iban a las mesas para comer.

Saludé a la muchacha, y ensanché la sonrisa.

—Dime la verdad, ¿es un capullo o no?— pregunté, mirándola—. No puedo permitirme comenzar así mi primer día de curso— me lamenté—. En fin, soy London Lancaster— me señalé el pecho, presentándome—. ¿Ravenclaw, eh?— dije, apuntando con mi dedo su escudo azul y plata—.  ¿Cómo te llamas?— la pregunté, sin dejar de sonreír—. ¿Vas también a sexto? Es que… No me he quedado con todas las caras de los compañeros de clase, y no sé si hemos compartido Encantamientos antes, perdona. 

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01/10/2014, 15:32
Mia Darcy

Casi me había quedado dormida en clase de Encantamientos, menos mal que había tenido a bien ponerme en las últimas filas... Aunque el profesor no alcance a ver más allá de la tercera. En la parte teórica cabeceé un par de veces, lo que me costó un par de codazos en las costillas de parte de Sirius, que tampoco estaba mucho más espabilado que yo. Ambos nos habíamos quedado hasta tarde practicando anoche, por lo que apenas había dormido el mínimo necesario para tener energía... y aún así, mis piernas no dejaban de moverse estando sentada. Al menos me consolaba que había podido avanzar en mi aprendizaje, sin prisa pero sin pausa. 

La noticia de la ida de Zane y Debbie no me molestó ni me alegró... me la sudaba. Es más, creía que sería algo bueno para Irina y Dean, ambos habían sufrido por culpa de las víboras esas. Víboras que fueron sustituídas por otras dos... aunque no los conocía. El mayor no estaba mal, la chica me sorprendió que estuviese en mi curso, pues parecía más pequeña. 

Llegué al gran comedor con algo más de energía que por la mañana. Me senté junto a Irina y Dean y comencé a engullir, pues tenía hambre. 

Menudo coñazo de clase, ¿no?-pregunté a mis compañeros tras tragar el primer bocado de comida.

Vi como Brad volvía de hablar con la nueva y esta iba hacia Aelia... algo debía haber visto Aelia en la nueva para que se muestre tan amable. Si Aelia no ve nada interesante, no moverá un dedo... y lo entiendo. 

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01/10/2014, 20:52
Aelia Arin

Tras el guiño, vi a Brad observándome y no pude evitar mirar hacia mi plato, manteniendo la divertida sonrisa. Al fin y al cabo, Brad estaba ocupado haciendo de prefecto con la chica nueva. Me serví un bocadillo de mermelada de fresa, acompañándolo de un nuevo vaso de zumo de naranja, mientras Brad volvía. Miré hacia otro lado, ambos sabíamos que, pese a no hacer nada, era muy buena en la comunicación no verbal, y aunque no había hecho nada malo a priori, podía haber dado a entender algo erróneo. No obstante, Brad sabía que a mí él no me caía mal y se trataba de una broma. En la mesa de Ravenclaw mantenían una conversación totalmente superflua, de la que no me interesaba conocer los aspectos, y me mantuve completamente ajena a ella y completamente enfocada sobre la rebanada de pan con el pringue rojo sangre hasta que algo me hizo abandonar aquél maravilloso mundo.

 

Era ella. Sí, la chica nueva. “¿Qué coño hace aquí?”, me preguntaba, hasta que sin más dilación me puso entre la espada y la pared. Esperé a que dejara de hablar. “Vaya, desde luego esta chica sabe lo que dice. Va directa al grano. Sin duda, parece que a Zane lo han reemplazado por alguien mejor”, pensaba de forma distraída, mirando al reflejo de mí misma en primero, con ese peligroso desdén hacia las normas escritas que solía mostrar en mis momentos álgidos, con aquella altura no muy inferior a la mía, y con aquellos ojos azules que creaban en mí más cuestiones que confianza. Así era yo, y así seguía siendo yo, aunque los años no me habían cambiado mucho ya podía decirse que, a los once, yo era mucho más adulta que mucha gente a los dieciséis (Donnie y Diane eran los claros ejemplos de cómo no crecer, para mí).

 

-No, no es un capullo, pero le van más las mujeres que a un tonto una pluma-, le contesté sonriendo. -Claro que, no es ni el primero ni el único aquí´que posee esa pasión desenfrenada por las del género femenino-, añadí, viendo como Irina me dedicaba una de sus apasionantes miradas que denotaban una amistad muy grande entre nosotras dos. Recobré la verticalidad, llevándome la tostada conmigo. Todavía no la había mordido. -Es un placer, London. Mi nombre es Aelia Arin. Y sí, hemos compartido encantamientos, aunque últimamente no me dejo ver mucho por las clases. ¿Quieres dar un paseo?-, dije, mientras notaba algunas indiscretas miradas encima mío, inclusive desde la mesa de los profesores, donde mi reputación empezaba a caer debido a mis continuas ausencias. Varita en mano en el bolsillo guardad, la otra, palma arriba, señalando la puerta de la salida del Gran Comedor y una sonrisa encantadora y misteriosa en mis finos labios eran mi invitación. No pude evitar reparar en Mia y su hermoso cabello pelirrojo, que nada tenía que envidiar al de Irina. La saludé con una inclinación breve de cabeza y una risueña sonrisa.

Notas de juego

Tengo que actualizar la descripción física de Aelia. Te abro un privado, mastah.

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01/10/2014, 22:18
Anne Lewis

Me levanté pronto por la mañana. El día prometía ser tan emocionante como lo ha sido la última semana. Me levanté y me vestí con rapidez. Tras un breve desayuno, me dirigí a encantamientos. Allí presentaron a una chica nueva, la cual al parecer era americana y había venido con su hermano. Me extrañó que llegaran con el curso ya empezado, no es algo que ocurriera a menudo. Pero claro, la marcha de Zane y Deborah tampoco era habitual. Ese tema había sido la comidilla durante estos días. A mi, personalmente, me importaba bien poco. Mi cabeza estaba centrada en... otros asuntos.

Al acabar la clase fui con Ryan, directa al comedor. Nos sentamos con los de sexto, pero un poco apartados. A nuestro aire. Últimamente disfrutábamos bastante uno del otro. Los juegos parecen haber servido para algo. 

Por el rabillo del ojo pude ver como Brad salía en dirección a la chica nueva. Vaya sorpresa... Me encogí de hombros y repasé el horario con desgana.

-Pociones... La verdad es que me apetece bien poco ir a clase.

Oí un acento nuevo para mi. Levanté la mirada y observé algo sorprendida a la nueva hablando con Aelia. Guardé el horario y sonreí a mi amiga. Hemos pasado poco tiempo juntas desde los juegos, le vendrá bien un cambio de aires, supongo...

Finalmente me decidí a probar bocado, mejor afrontar las clases con el estómago lleno.

Notas de juego

Perdón por la mala calidad del post. Los niños se acaban de dormir, estoy molida y no me concentro muy bien que digamos.

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01/10/2014, 22:51
Dean Dippet

Pues digamos que mejor que unos dias y peor que otros, supongo que como siempre.

Aunque había intentado no parecer demasiado afectado por la situación cuando se encontraba enfrente de sus amigas, el afecto de Irina le provocó un gran alivio.

Supongo que será lo mejor, sobre todo para mí. La cuestión no es con quién estuviera mejor, sino que al final ha acabado con Zane, ha elegido y antes o después debía superarlo.

Volví a fijarme en la nueva, tras la mención de Irina.

Supongo que sí, pero ya te digo que no tengo en mi cabeza cambiar una Slytherin por otra, creo que ya he tenido suficientes emociones por un tiempo.

Por cierto, ¿Cómo te va con Remus pequeña? - digo intentando hacerle cosquillas.

Si estás cabreada, te peleas conmigo y así nos desestresamos los dos, aunque me la idea de que acabarías convirtiéndome en un conejo o algo así.

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02/10/2014, 09:25
London Lancaster

Contemplé a aquella muchacha conteniendo el aliento. Me imaginaba, no sabía por qué, aunque intuía que era por falta de autoconfianza, que iba a poner los ojos en blanco, a resoplar y a seguir con su comida, pasando de mí. Lo hubiera entendido. Yo no era nadie para distraerle de la hora del almuerzo y pedirle explicaciones acerca de un compañero de clase, y además, de su Casa. Quizá, mi mente me dio unas palabras de ejemplo que podía haberme dicho, como: “piérdete”, “esfúmate”, “a ti qué te importa”, “¿quién eres tú?”. O, directamente: “calla y come”.

Sin embargo, me dedicó una amable sonrisa, y mi tensión desapareció. Pensé, entonces, que se había hecho de día en mi interior, y que podía empezar de nuevo, con buen pie. Lo que había pasado con el muchacho podía llegar a olvidárseme pasado el tiempo. O, al menos, eso era lo que me gustaría.

Las chicas, ya...— me limité a decir. Me arrepentí en ese momento de haberme disculpado si lo que decía la chica era cierto. Brad iba de falso caballero, galante para después clavarla por detrás… O eso me imaginé, pues no veía la razón por la que acercarse a una chica con una sonrisa radiante y unos ojos brillantes más allá de ser simplemente amable. Es más, no vi que le dijera lo mismo a mi hermano, y estaba igual de perdido que yo. Aunque deseé que lo estuviera más, por simple competitividad fraternal.

Mi boca formó una gran “o” cuando llegué a la cuenta de que era cierto: sí, habíamos compartido clase. Me acordé entonces de su melena rubia y larga.  No nos habíamos sentado muy lejos la una de la otra, pero como estaba dedicada a no perderme nada y a coger con buen ritmo las clases, no me había parado mucho a mirar los rostros de mis compañeros. Aparte de que tampoco pensaba que iba a hacer un gran grupo de amigos, por lo que no me molesté en recordarlos. Tenía mis momentos autista, debía reconocerlo.

Encantada, Aelia— dije, ensanchando la sonrisa. No me sorprendió ver que, cuando se levantó, era más alta que yo. Casi todos lo eran. Mi baja estatura me había proporcionado discreción y pasar desapercibida siempre que me lo proponía. También dolor de cuello por estar tratando de contemplar el rostro de mi interlocutor.

Pestañeé varias veces ante la invitación. Me pilló totalmente por sorpresa, y no esperaba salir del colegio. Más bien, mis planes eran ir desde el comedor hasta la clase de pociones, y continuar leyendo el libro mientras esperaba a que empezara. Pero, el plan tampoco me parecía descabellado. Además, no podía decir que no, me parecía demasiado maleducado cuando ella trataba de ser amable. Lo mínimo que podía hacer yo era corresponderla. Inclusive, era una buena forma de que me diera a conocer el colegio, sus alumnos y demás.

—Sí, claro, vamos a dar una vuelta— dije, asintiendo con la cabeza—. Me puedes enseñar un poco esto, que ando algo perdida— sonreí, sacando la lengua—. Y a los compañeros, porque no conozco a ninguno, y estaría bien saber quién va a clase y quién no— reí entre dientes, y me coloqué la mochila mejor—. Vamos.

Ni me di cuenta de aquellas miradas. Simplemente, pensaba en que podía haber hecho mi primera amistad en el colegio, y mi hermano James aún estaría mendigando alguna ayuda estudiantil sacando su carta de títulos, y linajes de la familia y no sabía cuánta parafernalia más.

—He visto que hay un lago enorme— comenté, mientras caminaba junto a Aelia—. La biblioteca también sé, más o menos, por dónde queda. La lechucería creo que también…— dejé la frase morir, recordando más lugares que sabía—. Mi Sala Común, claro— me encogí de hombros, sonriendo para mis adentros recordando el desastre de aquella mañana y el intento de encuentro del comedor sin perderme—. Y alguna clase. Pero poco más.

Miré hacia la mesa de Slytherin, tratando de adivinar entre la marabunta de alumnos a mi hermano James con el fin de darle envidia por haber hecho tan rápido una primera amiga. Lo encontré, sin embargo, en un corrillo de alumnos mayores, con las cabezas muy juntas, mientras reían por lo bajo*. Entorné los ojos, algo enfadada. Algo debía de reconocer a mi hermano: sabía relacionarse muy bien. 

Notas de juego

*Me tomo la licencia, Máster. Si ves que te trastoco planes por eso, dímelo y lo cambio :)

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02/10/2014, 14:51
Irina Arkho Zisis

- Yo te hubiera elegido a ti, si te sirve de consuelo.- Le digo, alborotándole el pelo.

Ante la pregunta sobre mi relación con Remus me encojo de hombros. - Vamos como siempre, pero aún me reservo contarle algunas cosas por eso de que sea prefecto. Me pasa como contigo, hay veces que no sé si te tomarás bien las travesuras que planeo o si te parecerán muy mal... Pero al menos a ti te las cuento. Pero por lo demás, genial. Es lo que quería desde el año pasado, estar con él.- Intento esquivar las cosquillas que Dean me hace de repente y me río. -No, por favor... jajajaj,  lo paso muy mal con las cosquillas.- Le digo, pero tan solo me sale un hilillo de voz. 

- Estaría bien ir a dar un paseo por los jardines, así te cuento lo que me he propuesto hacer. Pero aún no sé por donde empezar. Y ojalá te pudiera convertir en conejito tan fácilmente.- digo, agachando la cabeza. Curioso que haya sacado ése tema... 

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02/10/2014, 15:00
Irina Arkho Zisis

- Bueno, yo no he estado muy atenta que se diga. Es que a esas horas no doy para mucho.- Digo, contestándole a Mia y viendo como comía con ansia. - ¿Ya te has presentado a London?- Le pregunto con curiosidad, fijándome que la nueva ya no estaba con Brad. 

Vuelvo a apoyar mi cabeza en Dean, la mala ostia que tenía antes se estaba convirtiendo en una especie de tristeza, la cual tampoco sabía su procedencia ¿Qué me estaba pasando? Miro a Remus, el cual estaba comiendo tan tranquilo y no parecía darse cuenta de mi estado de ánimo. Aunque, si lo estaba intentando disimular ¿Cómo se iba a dar cuenta? Que complicada soy a veces... 

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02/10/2014, 17:45
Diane Wolf

- Vosotros dos, quedaros aquí.-Ambos felinos movieron la cola sobre el suelo mientras me observaban, pero después de eso entraron en el gran comedor sin siquiera girarse a verme.- ¡Oh claro, cómo me vais hacer caso! Está bien, está bien.-Sí, en ocasiones lidiar con mis dos pequeños era una tortura, pero en el fondo los adoraba y me encantaba que me hicieran tanta compañía.

Aún colocándome la túnica entré en el Gran Comedor, mi mirada paseó por las distintas mesas en un rápido barrido, pero se paró en la de las serpientes. "Quién diría que la chica nueva despertaría ese interés.."- Sura, Bach.-Me giré un poco para llamar a mis dos gatos cuando vi que iban directos hacia Brad y Aelia. En otra situación quizás no me hubiera importado, pero Brad no estaba solo y no me gustaba que estos dos pequeños trasteasen sin más. Al ver que me sentaba ambos corrieron en mi encuentro, para pedirme algo, siempre lo hacían y la culpa en parte era mía pues cada mañana les dejaba probar de mi almuerzo. Partí un pedacito de jamón y se lo ofrecí a los dos.- Ahí tenéis.-Mientras rellenaba mi vaso de zumo abrí el libro lentamente, pasando las hojas. Empecé a comer tranquilamente dándoles de vez en cuando algún bocado a las fieras "No puedo decir que me muera de ganas por tener pociones, pero podría haber sido peor..."

Mientras leía escuché distintas conversaciones pero ninguna de ellas me llamó realmente la atención, di un corto trago a mi vaso a la par que alzaba la mirada y observaba la escena. Brad se retiraba del comedor, dejando a London y Aelia solas. "Qué triste... Que sea el interés quien la mueva"  No había escuchado nada en particular, pero la forma de actuar de mi compañera siempre me había resultado... Llamativa como lo que más. Terminando el vaso, como mi plato de comida, cerré el libro.- Elly... No la vi. Me pregunto donde estará metida.-Dejando a ambos gatos en el suelo, me levanté de donde estaba y recogí mis libros.

"Todavía queda un rato..." -Vosotros dos, venga.-Dejando mi sitio, tomé una mandarina y salí del Gran Comedor en la misma dirección que Brad.

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02/10/2014, 18:49
Aelia Arin

Era curioso. Me veía reflejada en aquella muchacha mucho más de lo que me veía reflejada en cualquiera de los alumnos. Era una chica muy amable, cosa que me había preocupado, pues en general los Slytherin, a excepción de la hermosa Charlotte solían ser unos auténticos capullos. -Todavía tenemos un tiempo antes de pociones, quizá te venga bien conocer los alrededores del castillo. Todavía hace suficientemente buen tiempo como para pasar un rato en la orilla del lago junto a alguien que te caiga bien o incluso guste, o para dar un paseo por el campo, o para ir a ver los entrenamientos de los jugadores de Quidditch. ¡Hasta luego, Anne!-, comenté, con una sonrisa, al ver a la chica saludarme.

 

Mientras salíamos del Gran Comedor esbocé una sonrisa leve1, concentrándome. -A ver. De la gente que te vas a encontrar en la clase... De Ravenclaw conoces al 'prefecto perfecto'. Brad. Un chico amable y simpático, pero con el problemilla que ya te he dicho. Ten algo de cuidado con él, o estarás en sus garras antes de lo previsto. Es un poco extraño, pues en ocasiones se le va la flapa mucho y dice alguna barbaridad, pero es un buen chico. La chica a la que acabo de saludar es Anne Lewis. Una chica muy amable e inteligente, que se preocupa, quizá demasiado por los demás. Es buena estudiante y una de las chicas con las que comparto el grupo en las pruebas. Ryan es, junto a Anne, el otro chico con el que participo en los juegos. No lo conocía mucho, es un poco pervertidillo, como Brad, pero es bastante gracioso y amable. Brad es más serio en ese sentido. Luego está Dharma, una chica rubia con los ojos azules y el pelo muy largo. Éramos buenas amigas pero el tiempo en ocasiones rompe las relaciones. Y de Ravenclaw creo que no me dejo a nadie más-, me detuve.

 

Nos encontrábamos en frente del Sauce Boxeador. -Cuidado con este árbol. En primero no sabía lo que hacía y por poco me revienta la cabeza. Le pega a todo el que se acerque, por lo que no te acerques, heh-, sonreí mientras volvía a ponerme en marcha, caminando tranquila y dando un rodeo al árbol, poco a poco acercándome al lago. -De Gryffindor deberías tener cuidado con James Potter, Sirius Black, Peter Pettigrew y Remus Lupin. Son un cuarteto inseparable muy habilidoso con la varita, al que se le ha añadido Irina, una pelirroja que no pasa desapercibida nunca por lo que brilla el pelo pero no tan buena. Estaba en la comida. Son muy traviesos, así que ten cuidado con meterte con ellos o verte involucrada en situaciones en las que estén ellos por ahí. Irina es muy rara, me mira mal y demás, aunque tampoco le haya hecho gran cosa. Después de ésos... A ver. Está Dean. Muy buen estudiante y muy habilidoso en Transformaciones, de ojos negros y pelo medio corto marrón. Bastante habilidoso con la varita, como el cuarteto que te he mencionado. De las mejores personas que conozco de aquí. Es cazador del equipo de Quidditch de Gryffindor. Y luego está Mia, claro. La buscadora del equipo de Gryffindor. Sus dos padres son muggles, cosa que a algunos les molesta. Pelirroja. Bastante mona y peligrosa con la varita. También es maja-, comenté, acercándome al bosque prohibido.

 

-Como su nombre indica, está prohibido entrar ahí. Bien, sigamos-, dije, reemprendiendo la marcha una segunda vez, yendo ahora hacia el campo de Quidditch. -De Hufflepuff no hay mucha gente importante. Quizá los que más destaquen sean Donnie, al que se le va la flapa muchísimo aunque es un muy buen chico, y Diane Wolf, una chica con el pelo rizado, preciosa. Hablan mucho, los dos. Diane tiene una gemela que no es maga, creo. No me acuerdo muy bien-, comenté, pasando de largo del campo de Quidditch y dirigiéndome al lago en completo silencio, dándole tregua a una voz que empezaba a ser ronca.

 

-Finalmente, de tu propia casa, cuidado con Severus, la gente se mete con él, especialmente los cuatro de Gryffindor, pero es muy inteligente. Luego está Charlotte, la prefecta. Es una mujer preciosa, con el pelo casi blanco, pálida, y que toca el piano y usa la varita como los ángeles-, tragué saliva. Se me hacía extraño hablar de Charlotte sin verla a ella directamente. -Y, ahora que no están ni Zane ni Debbie, cosa de la que, personalmente, ahora que ha pasado todo me alegro, deberías tener cuidado con Cyril, Albert, y William. Son unos imbéciles y no te aportarán nada más que problemas. Ahora, que yo no soy la más indicada, pues llevo faltando a clases un tiempo. Y bueno, éstas son las personas más importantes de cada casa-, y respiré tranquila, mirando al lago, esbozando una sonrisa algo melancólica. No me gustaba hablar mucho, pero el hecho de tener una persona, ahora que se habían ido Zane y Debbie (quién sabe si para siempre), con la que hablar, era un motivo de alegría. Como era obvio, no le había hablado de mí, puesto que ya sabía quién era, aunque su noción de mí fuera muy general, vaga, e incompleta.

Notas de juego

1: a partir de aquí, tan solo puede oírlo London, por motivos más que obvios.

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02/10/2014, 22:21
Donnie Niniadis

Entre en el comedor MUY cansado, echado para delante de tal forma que los brazos casi me iban a tocar el suelo. Las clases de la mañana me habían matado y eso que no habían sido especialmente duras. Mis recuerdos de la mañana eran borrosos, nos habían presentado a una chica en clase, nos habían puesto deberes... nos habían puesto deberes? Ni idea...

Avancé lentamente hasta la mesa mientras veía en una especie de sueño sin dormir en el que veía a Zane y Debbie subirse a un tren en medio de un prado lleno de flores con sus mejores sonrisas. La cara de Zane al sonreír se veía como... censurada. Debía ser porque nunca lo había visto reír y mi imaginación no era capaz de inventarse algo así. Al final había una fiesta y me daba cuenta de que era yo quien conducía el tren. La siguiente escena era yo siendo tirado por el aire por los demás mientras aplaudían y me daban las gracias. Fue ahí cuando me dí cuenta que estaba comiendo.
-Qwe cwanfado eftoy... -murmuraba con un montón de patatas fritas metidas en la boca.