Partida Rol por web

-¡Feliz casi Navidad, Elly!-Exclamé con una sonrisa en los labios cuando ella apareció con ese humor tan alegre. Le hice un hueco y volví a darle una mordida a mi tostada, estaba deliciosa. Cuando me habló de sus "Negocios" solté una risita y me cubrí los labios con la mano, para no liarla.-Negocios... Eres nuestra querida mafiosa, nadie te descubrirá bajo ese dulce aspecto...-Bromeé.

Cuando me preguntó sobre mis planes alcé los hombros lentamente.-Creo que ninguno, tenía pensado ir a pasear cerca del lago y quizás ir también a ver a Hagrid. Aparte tengo.... Cosas que hacer.-Me acerqué a su oído para contarle mis planes, quizás ella quisiera ayudarme con todo aquello. Tras eso me separé y sonreí tranquilamente.- Pero bueno, antes de hacer nada... Creo que aprovecharé para despejarme un poco y poder estirar las piernas. Quieres venir, el paseo seguramente sea más divertido si somos dos... Y más si somos nosotras dos.-Pongo ojitos de corderillo, pero en mis labios se dibuja una sonrisa traviesa, cómo la de una niña pequeña.

Me estaba encantando estar allí. Aquella Mesa era mucho más agitada y divertida que la de Slytherin. Pero, no sólo eso sino que además contaba con gente amable, abierta y cordial. En la de las serpientes no había día en la que alguien no se llevara una mirada fulminante, aunque, siendo sincera, también había miembros de las otras cosas que fulminaban a los de Slytherin por el mero hecho de ser de esa Casa, sin ni siquiera molestarse en conocer a la persona.

Dejando de lado los prejuicios, aquella mañana estaba siendo muy prometedora, y si la gente se animaba para hacer una guerra de bolas de nieve, el día iba a acabar redondo. Un gran final para un comienzo de vacaciones increíble. Después, me iría a reír de mi hermano por ser un amargado cuyos amigos eran aún más amargados que él, y se limitaban a mirar a los demás por encima del hombro en lugar de disfrutar de las vacaciones.

Sonreí amable con aquellos con los que hablaba, y reí ante los chistes que se contaban a mi alrededor. Ciertamente, me gustaba sobre manera que se llevaran tan bien entre ellos, pero me sabía mal si me había acoplado de tal manera que pudiera llegar a romper aquella armonía que habían conseguido tantos años labrar y mimar. Por ello, pese a que me encantaba estar allí, me sentía un poco fuera de lugar, como un pez en un estanque diferente al suyo. No quería molestar, ni ser un incordio, y mucho menos una acoplada, por lo que cuando vi que mi idea de un todos contra todos en la guerra de bolas de nieve había sido acogida y corroborada, me llevé una gran ilusión, y alcé un pulgar divertida hacia la muchacha de cabello largo y castaño. Mia, creo que se llamaba.

—Eso, eso— volví a repetir—. Todos contra todos.

Terminé la leche con cacao, y apuré unas galletas con pepitas de chocolate, mientras las demás conversaciones se sucedían.

Reí, divertida, ante el comentario de Dean, y asentí varias veces, para añadir después:

—Seguramente— dije, sonriente—. Hay que comprobar a la competencia antes.

Sin embargo, me atraganté cuando aquella chica que vino como una exhalación, y totalmente emocionada dijo aquello de túnica de gala.

—¿Túnica de gala?— pregunté, desconcertada, después de toser, pues me había atragantado con un trozo de galleta—. ¿Para qué? ¿Por qué?

No, no, no, no, pensé de inmediato. No puede ser para “eso”.

-Pues para la gala de esta noche, claro. De la cual, por cierto, me había olvidado...- miro a London evaluadoramente. -Ya que dices que soy duro e incómodo, debo defender mi honor de asiento blandito y cómodo. Solo para mujeres por algún motivo...los chicos que lo intentan, se resbalan al suelo. Dicho eso ¿Vendrías conmigo al baile London?

No me da vergüenza pedir algo así públicamente. Tampoco es que le pida sexo en la mesa...simplemente ir al baile porque no tengo pareja.

-Tengo que estudiar al enemigo antes de apalizarte en nuestro duelo, ya sabes.

Ellen asiente a las palabras de Diane, cada vez con más emoción, mientras le explicasu "plan".

- Qué plan tan bueno!! Me encantaría ayudarte si necesitas un esbirro, tiene pinta de necesitar mucho trabajo. 

Ellen ataca la comida mientras canturrea e incluye "hmmms" y "lico-lico" entre bocados.

- Te apomfpaño a los jaldinesh, dezame calgar pilash. - dice sin dejar de comer - Hoy zelá un día muy lafgo.

Mira a su alrededor buscando a alguien mientras se termina los últimos bocados de su plato (esá engullendo más que comiendo), y una pequeña marca de decepción se refleja en sus ojos por un segundo. Después, se levanta y se sacude las migas.

- Lifta!- dice mientras mastica la última magdalena, o lo intenta, ya que se la ha metido entera en la boca.

Ves a Zoe entrar en el comedor con la cabeza baja y con prisas, tal y cómo actúa cuando algo le da extrema verg[uenza, y se sienta en una esquina de la mesa de Slytherin dónde se sirve un monton de cosas en el plato. Sabes que no es muy glotona, con lo que deduces que es también a causa de los nervios.

El baile... Pensé mientras me distraía viendo las tiradas de caña de Brad. Remus y yo no habíamos hablado del tema pero supongo que iré con él. Veo a lo lejos a mi sobrina, a la cual sin dudar voy a saludar. - ¿Qué pasa rena? Estas a punto de convertirte en rana del todo, eh? Vamos a hacer una pelea de bolas de nieve ¿Por qué no os apuntáis tu y tus amigotes?

- Oh, es verdad, que eres nueva...-digo cuando London pregunta por el baile-. El baile de Navidad es una tradición en Hogwarts, y ahora con el tema de las pruebas será aún más... ¿pomposo? No lo sé-me encojo de hombros, doy un mordisco a una tostada y mastico-. Teóficamunte hay que if en paeja... peo yo cfeo que ef una choffada-añado con la boca llena antes de tragar-. Básicamente, tienes que pedirle a alguien que vaya al baile contigo, o tu se lo pides a alguien, da igual... Normalmente se aprovecha el baile para declararse a tu pareja... pero cada vez se está perdiendo más esa tradición, y menos mal...-pienso en otros bailes a los que había asistido, normalmente voy con la primera persona que me lo pide, para mí no significa nada... pero para los otros se ve que sí. No me gusta rechazar a la gente, la cara de pazguatos que se les queda... uf, qué mal rato. Aun me acuerdo cuando se me declaró Michael Thomas... se puso blanco el pobre.

Sin embargo, no puedo evitar pensar en Edward... ¿me habría invitado al baile? Pensar en él me entristece, pero gracias lo que he ido aprendiendo sobre metamorfomagia, no se filtra a mi pelo. Sonrío e intento seguir hablando con normalidad... Por fortuna, parece que Brad invita a London al baile, lo cual me hace gracia y me distrae.

- Vaya, vaya, no dejas escapar una, ¿eh?-le digo a mi amigo y río.

Me dirijo entonces a los demás.

- ¿Qué color creéis que me favorecería más para el baile? ¿El verde-hago que mi cabello rojo intenso tome un color verde muérdago-o el azul?-ahora mi cabello pasa a ser azul cielo-. Estoy pensando invitar a Cyril al baile... aunque tendría que arreglarme para ir a juego...-ahora hago que mi nariz tome la forma de la de un cerdo y ronco un poco como uno, después me echo a reír. 

No, no, no, no, pensé, desesperada ante aquella nueva situación. Nadie me había contado aquello de los bailes de Navidad, ni la maldita tradición que había desde… a saber cuándo.

Miraba desesperada a un lado y a otro, tratando de encontrar una excusa para marcharme de aquella Mesa, y eludir más conversación edulcorada acerca de un ritual musical rítmico.

Sin embargo, miré a la muchacha que se transformaba a voluntad cuando me explicó de buena fe toda aquella parafernalia, y mi semblante cambió a un bermellón. No, definitivamente aquello no me gustaba.

Tenía la boca seca, y las manos sudorosas, lo último que me apetecía era tener que aguantar feromonas por todo el castillo. Aquello no iba conmigo, y, aunque podía reírme un rato en el caso de que mi hermano no encontrara ninguna pareja para asistir con él al baile, no me compensaba el tiempo que pasaría entre parejas enamoradas, muchachos ansiosos, y adolescentes perdidas y entusiastas por el baile.

Miré a Zoe que entraba al Gran Comedor, y vi la excusa perfecta para marcharme hacia mi Mesa. Sonreí para mis adentros viendo la gran oportunidad que se me presentaba, y me levanté un poco para irme, cuando Brad habló.

Y dijo aquello. Allí, delante de todo el mundo.

Miré azorada a todos los rincones del Gran Comedor, evitando las miradas de los demás, y más en concreto la de Brad, y carraspeé un poco la garganta reseca.

—Oh, ya— me limité a decir, balbuceando como una idiota, creyendo imposible que me estuviera poniendo tal colorada—. Bueno… Es que…— me pasé una mano por el cuello—, es que ya me lo han pedido, ¿sabes?— torcí el gesto, evitando mirar a nadie en particular aún, y señalé por encima de mi hombro la Mesa de Slytherin—. Uno de mi Casa— añadí, esperando que la mentira fuera creíble—. Ya lo… lo siento, Brad.

Me mordí los carrillos totalmente azorada, y me terminé de levantar del asiento.

—Voy… voy a hablar con una amiga— dije, señalando a Zoe—. Cosas de las pruebas, y demás— me excusé de manera estúpida.

No sabía si llevarme la taza que había traído, o dejarla allí. Terminé optando por la segunda opción, y sonriendo de manera nerviosa, me despedí con un gesto de la mano.

—Nos vemos en la guerra de bolas de nieve— dije, y tuve que poner toda mi fuerza de voluntad para no correr de inmediato.

Me dirigí a la Mesa de las serpientes sintiendo, de manera ególatra, las miradas clavadas en mi espalda, y cogí a Zoe, por el brazo, murmurándola:

—Finge que me tienes que decir algo mega importante— susurré, mirándola—. ¡Ah, sí, es verdad!— grité para que se me oyera bien en cada rincón de Gran Comedor—. ¡Eso que no puede esperar, claro, Zoe, tranquila!

Ridícula, me dijo una voz irritante en mi cabeza.

Enarco una ceja viendo los evidentes nervios de London y la observo alejarse.

-Vaya...- finjo olerme la ropa -¿Me olvidé de cambiarme la túnica?- me encojo de hombros.  -Bueno. Me han roto el corazon chicas...¿Alguien que me cure?

Claramente no le doy importancia a ir al baile con alguien o no, ni con quien. Que eso no es firmar un contrato vinculante ni nada.

La sobrina de irina le da un puñetazo en el brazo (no demasiado fuerte) cuando empieza a meterse con ella.

- No queréis jugar contra nosotros, os meteríamos una paliza, verdad Agnes? - Le pregunta a una de sus mejores amiga, que es además prima de Diane.

La hermana de Dean se aleja, viendo que la conversación sigue sin ella.

- A ver con quién vienes tú, Dean! - dice alejándose.

Zoe mira a London blanca, con los ojos bien abiertos.*

- De hecho, tengo algo muy gordo que contarte....

- ¡No me espero menos de ti!- Le digo con entusiasmo mientras me doy con la otra mano donde me había golpeado bromeando, fingiendo que me había hecho un dolor atroz. - Pues si os queréis apuntar, ya sabéis. Por cierto ¿Tienes pareja para el baile?- Le pregunto sin andarme con rodeos, pues sé que estos temas le incomodan un poco.

Sabía que el baile era una de aquellas ocasiones en las que las parejas tenían la oportunidad de tener una velada y aquellos que no lo hicieron antes de declararse, pero en su caso no se cumplía ninguna de las dos condiciones. Ni en esos momentos mantenía una relación, ni parecía que en breve fuese a aparecer y no había ninguna pretendiente en el camino desde la marcha de Debbie.

Cuando todos comenzaron con más insistencia a hablar de sus respectivas parejas y tras reírme al ver como London le daba calabazas a Brad, pensé en como hacer que esa noche fuese más divertida para él, en el que a no ser que alguna de las chicas se lo pidiese, no iba a ser él el encargado de hacerlo

Pues yo creo que esta noche me voy a dedicar a tirar arándanos a la pista de baile, creo que puede ser gracioso ver como lo vais pisando y caéis en mitad de la pista al suelo. Muy interesante, si, muy interesante. Tal vez al primero a por el que vaya sea ese amiguito de mi hermana, aunque tengo que pensar en una estrategia para escapar de mi hermana, o esta noche chicos, seré hombre muerto.

Al llegar a la Mesa de Slytherin, no pude evitar echar una mirada por encima de mi hombro a la Mesa de las águilas, y noté un pinchazo en el estómago. Odiaba mentir, y mucho más en temas en los que lo mejor era ser sincera y nada más, pero la situación, el imprevisto de la noticia, y mi poca delicadeza para tratar tales temas casi tabús en mi casa, me provocó coger la opción más cobarde: salir por patas, y mentir.

Me dije a mí misma que debería de solucionarlo, pero centré mi mente en olvidarlo de momento, y miré a Zoe, totalmente sorprendida por su respuesta.

—¿En serio?— pregunté, mirándola de hito en hito, sin poder creérmelo—. ¿Ha pasado algo? ¿Estás bien?

La miré mientras me sentaba junto a ella en la Mesa, y me puse un poco nerviosa. Aún recordaba nuestra excursión a la Sala Común de los leones, y temía que hubiera oído algo: me daba pánico pensar que nos hubieran descubierto.

—Va, dime qué pasa— dije, perdiendo los nervios, sonriendo. 

Zoe mira nerviosa a su alreadedor y baja la voz aun más.

- Tu hermano... tu hermano me ha invitado al baile de esta noche.

Crucé el umbral del Gran Comedor y me desperecé bostezando y estirándome como si no hubiera mañana. Eché un vistazo rápido y la vista me animó. Qué tranquilidad, que ambiente... En realidad pocos alumnos son los que no están... ¿Será el frío?
Avanzo canturreando por las mesas y saludando a todos mientras cojo una manzana y me la como con alegría. Los problemas que había tenido hace poco quedaban atrás y tenía la esperanza de que no se volvieran a repetir. El torneo avanzaba como el culo pero... Bueno, seguro que era divertido acabarlo.

Localicé a Irina y Dean y me pareció escuchar "baile" y "arándanos". Cogí un par de arándanos de una de las mesas y en mi mano los hechicé con mi varita:
-Tarantallegra.
 Alcancé su mesa y dejé los arándanos bailongos delante suyo.
-A mi también me encanta el baile de los arándanos! Buenos días!
 

Creí entenderla mal. De hecho, la entendí mal porque le pregunté sin dar crédito a lo que había escuchado. Había dicho que mi hermano le había pedido ir al baile con él, ¿no? Imposible.

—¿Qué?

Sin embargo, lo procesé de nuevo, y me di cuenta de que había escuchado bien, sin poder creérmelo. Como una imbécil, volví a preguntar:

—¿Cómo?

Negué con la cabeza, cogiendo a Zoe por los brazos, y sentándola conmigo, algo apartadas de miradas y oídos curiosos.

—Zoe, mi hermano, hermano— repetí, señalándome como una mona. Realmente, parecía imbécil—. James. Mi hermano. De Slytherin.

Todavía no podía creérmelo, y recorrí con la mirada la Mesa de las serpientes para asegurarme que nadie nos oía.

—Zoe, ten cuidado— advertí, algo dubitativa—. Mi hermano es… Bueno, responde muy bien al estereotipo Slytherin— suspiré, casi desinflándome.

La miré de nuevo, pensando que James tenía buen gusto, pues Zoe no dejaba de ser una chica bonita, y le pregunté, muerta de curiosidad:

—Oye, ¿y qué le has contestado?— dije, acercándome un poco más a ella, como si fuera el cotilleo del año—. ¿Le has dicho que sí?

Zoe asiente, aún con los ojos cómo platos y poco color en las mejillas. Tu ehrmano, efectivamente, no otro, pero él.

Cuándo le preguntas sobre qué le ha contestado, se pone roja cómo las manzanas que ahy en la mesa.

- Yo...yo no....no sabía que haceR...nunca había...Bueno un chico...Yo... he salido corriendo. - te confiesa muerta de vergüenza. - Pero creo que espera una respuesta. Le he escuchado gritarme mientras me iba "te veo en la comida".

Tras la proposición de Brad, vi como London se levantaba azorada y se iba con una pobre excusa. Miro a Brad.

- Wow, vas a tener que limpiarte el pantalón después de eso... has metido la pata pero bien-le digo con una sonrisa divertida-. Eres demasiado lanzado, la has asustado-añado antes de beber de mi copa.

- ¿Resbalarme? Habla por los demás, aquí la menda tiene una agilidad sobrehumana-presumo con una sonrisa fanfarrona, bromeando obviamente.

Donnie llega a la mesa y se pone a encantar a los arándanos. Ya no me sorprenden estas cosas.

- Pelea de bolas de nieve, ¿te apuntas?-pregunto.