Partida Rol por web

Doni, ha sido el que nos ha llamado, no creo que solo sepa hacer eso, desde luego, eres increíble - digo mientras me coloco al lado de Doni y enfrente del Gigante.

Mi nombre es Dean, si no me equivoco, ¿nos vas a llevas hasta las barcas que nos dejarán en la entrada de Hogwarts? - digo con ilusión y miedo al mismo tiempo.

¡Anda! ¡Si son los chicos de la otra vez!

-¡Hola!-les saludo-Soy Mia, antes fui a vuestro compartimento para comprar cosas del carrito, a lo mejor no os acordáis de mí, me fui muy rápido, ¡tenía mucha hambre!-digo riéndo.

Escucho como Donnie habla así de raro al grandullón y, torciendo la cabeza, sin entender muy bien, pregunto extrañada:

-¿Por qué le hablas así? Aunque sea tan alto, creo que no está lo suficientemente lejos del suelo como para que no nos oiga, ¿no?-sigo riendo.

Con calma miro por la ventana al lado de Mia, que parece comerse el cristal y veo que hemos llegado.

Pues aquí estamos...

Salgo del vagón y me dirijo a junto del hombre que nos llama.

-WOW... ¡QUÉ ALTO! - exclamo al verlo.

Me mantengo detrás de mis compañeros, Mia está delante y de Severus y Lily no sé nada desde que bajé del tren. Diviso a lo lejos en la oscuridad al grupo de James y Sirius, que están con el gordito y... no me acuerdo de su nombre*, pero eran cuatro. Siguen girando todos alrededor de James, que no deja de hacer el tonto. Espero impaciente a coger las barcas, que, como dijo mi abuelo es una experiencia increíble.

¿Pero qué es eso? ¿Quien ha dejado salir a esa bestia salvaje hasta el pueblo?

Pienso de manera despectiva nada más ver a ese gigante y peludo ser, que decía que nos acercáramos. Lo hago sin separarme demasiado de Debbie ni de Charlotte, y manteniendo una distancia prudencial con ese... eso.

-Parece que hoy toca sacar a la mascota gigante de paseo...*- Murmuro a Debbie y a Charlotte con desagrado, al menos seguro que Charlotte estaría de acuerdo, ya que con lo estirada que parece, ese tipo le debe parecer incluso más desagradable que a mí.

-Sabía que existían los hombres lobo, pero ignoraba por completo la existencia de hombres oso...*- Termino hacia ellas.

Al salir del andén y ver a aquel gigante me quedé bastante fascinada. Mi padre no me había hablado de él para nada, igual en su tiempo en Hogwarts no estaba ahí. Miré para arriba contemplándolo asombrada y de pronto escuché a un niño algo tonto a mi parecer que le dijo: "-Hooooolaaaaaa giiiigaaaaanteeeeee! Eeeentieeeeendeeees miii idiooooomaaaaaa? Podeeeemoooos seeer aaamiiiiiiigoooossss! Mi indignación fue tal que tuve el impulso de dirigirme a él y pegarle una ostia, pero como mis padres me habían enseñado a ser paciente me acerqué a él y le susurré: -Esto... Si no quieres que "el gigante" te de un puñetazo que te envíe de vuelta a Londres yo de ti tendría un poco más de tacto. No es una bestia ¿Entiendes? Aparte, yo los he estudiado y este hombre no puede ser un gigante, en mi opinión, puede que sea mestizo... Pero ¿Que más dará? No te pases y punto.-Sonreí y me fui a poner al lado de mis compañeras del compartimento sin decir una palabra. Estuve observando a mis compañeros y intentando analizar como serían sus vidas y quien tenía cara de querer vivir aventuras. 

El enorme hombre no parece entender a qué viene lo de Donnie, así que se dedica a seguir llamando a los alumnos.

- ¡Conmigo, vaaamos! ¡No tenemos toda la noche! Si alguno no sabe nadar que me lo diga, por cierto.

Y por fin el tren se detuvo. Seguí a Charlotte y a Zane fuera del compartimento y la emoción que me embargaba se mezclaba con el dasasosiego que me causaba verme rodeada de tanta gente, niños igual de nerviosos y ansiosos como yo. Lo primero que vi nada más bajar al andén fue a quel enorme ser llamando a los de primero.

- Un ser un tanto... peculiar ¿no? -Pregunté recelosa, aunque la curiosidad por alguien como aquel... ¿gigante? era mayor que mi rechazo.- ¿Hombre oso? Oh vaya... creo que le has dado una buena definición Zane. ¿Y es él el que nos va a guiar? -se notaba que no estaba muy convencida de la capacidad del hombre para llevar hasta el Colegio a todos aquellos niños.

La noche al fin cayó sobre nosotros y tras ponerme la túnica, volví a sentarme procurando no dormirme nuevamente. Abrí la caja de las grageas y probé suerte con una. -Uhmmm chicle de fresa-. Permanecí saboreando mi deliciosa chuchería mientras pegaba la cabeza a la ventana, intentando visualizar algo del paisaje que nos rodeaba.

De pronto, en el horizonte aparecieron una serie de lucecitas, lo que indicaba que ya estábamos llegando. Antes de que pudiera siquiera comentar algo, un bonito pueblo iluminado con unas curiosas farolas apareció ante mi y el tren se detuvo.

-¡Hemos llegado!- exclamé hacia mis compañeras.

Me puse de pie de un brinco y cogí a Snowy para meterlo en su jaula.

-Lo siento colega, pero no puedo llevarte suelto- dije con tristeza hacia el animal.

Cogí el transportín e hice amago de salir con él, pero en cuanto llegué a la puerta del compartimiento, los llamados prefectos, que antes anunciaron que nos pusiéramos las túnicas, me hicieron seña de que Snowy debía quedarse en el tren junto a nuestras pertenencias.

Con cuidado, deposité el transportín encima del asiento. -No te preocupes, nos vemos en un rato- dije acariciando el morro del persa, quién pegaba el rostro en la reja metálica maullando en protesta.

Salí detrás de Irina, y me encaminé hacia el exterior. -Buah, no me lo creo, ¿estamos aquí realmente?, ¡Pellízcame!-, al ver que la niña levantaba el brazo para hacerlo sonrío y saco la lengua, -¡No iba en serio, jopeee jajaja!-.

Salimos al exterior y lo que parece toda una pirámide humana por lo alto y ancho, que en realidad es un hombre gigante, nos recibe dándonos instrucciones de seguirlo. Muchos lo miran con recelo, otros se ríen, yo simplemente me sitúo junto a Irina y espero paciente. Lo cierto es que no sé qué clase de criatura puede ser ese "hombre", pero en el mundo mágico todo es posible según el tío Lucas.

Un niño habla al gigante como si de un tonto o algo parecido se tratara, arqueo una ceja pero lo dejo estar, no es de mi incumbencia. Pero Irina se voltea indignada y regaña al muchacho, mientras yo la observo pasmada. -Quién iba a decir que la niña amigable del tren tenía su carácter jajaja, seguro que hubiéramos sido buenas amigas en el otro colegio-. Pongo una mano sobre su hombro y susurro en su oído, -Déjale, si ha molestado al hombre, ¿No crees que puede defenderse solo?, de un guantazo lo manda al polo norte jajaja-.

Anne puso la mano sobre mi hombro.

-Déjale, si ha molestado al hombre, ¿No crees que puede defenderse solo?, de un guantazo lo manda al polo norte jajaja.

Me reí con ella y entonces me vino la imagen a la cabeza de aquel chico aterrizando en un iglu y los esquimales flipando al verle. Decidí no decirle nada sobre mi imagen repentina y seriamente le dije -Estaría muy bien.- Y le sonreí.

-Oye... ¿a que casa crees que irás?- Esperaba que me tocara con alguna de mi compartimento ya que había medio socializado con ellas.

Cuando Donnie empieza a gritar como un pescadero(otra vez), deduzco que hemos llegado. Enseguida llega un prefecto para decirnos que bajemos y donde hemos de dejar nuestras pertencias. Meto a Mik otra vez en su transportín, aunque no me hace mucha ilusión: odio las jaulas,son cárceles para animales.

Al bajar del tren nos llama para que nos acerquemos el... hombre..? Máas grande que había visto nunca. Debia ser medio gigante. Tenía una gran barba y una cara de bueno que decía sin querer que no sería capaz de hacer daño a una mosca.

Donnie empezó a hablarle como si fuera idiota, cosa que me irritó un poco, ya que si nos estaba hablando normal, no creo que tenga problemas para entendernos. Me acerco a Dean y Donnie que estaban hablando con ese graan hombre y me presento:

- Hola! Me llamo Lion! Tu eres unos de nuestros profesores?

- No chico, no. Soy el guardián de los terrenos. Me llamo Hagrid, Rubeus Hagrid.- contesta a Lion.

Hagrid levanta la lámpara de aceita y cuenta para ver cuántos chiquillos le faltan.

- Todavía un par...¡Vamoooos!

Mientras tanto veis cómo los alumnos mayores se alejan con sus baúles y los montan en carruajes sin caballos.

Me siento muuuuuuy pequeñita al lado del grandullón. Sigo convencida de que es así de grande porque come verduras todos los días.

Miro los carruajes sin caballos, cosa que me extraña muchísimo, a lo mejor llevan ahora los caballos para que tiren del carruaje...¡a lo mejor son mágicos! Después intento divisar a mi hermano, cuando lo veo alzo el brazo y le saludo:

-¡JAAAAAAAAAAAAACK! ¡VOY CON ESTE SEÑOR GRANDOTE! ¡NOS VEREMOS EN EL CASTILLO!-grito alegre agitando el brazo con energía. Creo que o no me ha visto, o no ha querido hacerlo... Jum... ya le regañaré cuando le vea. Después me giro hacia el señor grandote y le tiro un poquito de la manga, para llamar su atención.-Disculpe, señor, ¿Por qué los mayores van por otro sitio?-pregunto señalando por donde se ha ido mi hermano.

Bajé del tren junto a Deborah y Zane, no me agradaba demasiado la idea de que desconocidos tocaran mis cosas, pero hasta que arrreglara la situación de Dexter tendría que dejarlo estar.

Caminamos entre el resto de alumnos dando por hecho que se apartarían a nuestro paso hasta que un ... enorme engendro semihumano, por decirlo de alguna manera, nos cerró el paso.

Al parecer no solo estaba ahí para cerrarnos el paso con su desproporcionado... bueno, con su desproporcionado ser en general, si no que alguien le había dotado de cierta responsabilidad sobre nosotros, alguien con muy poco juicio por cierto, ¿como estaban tan seguros de que aquella mole idiota no fuera peligrosa? ¿que iba a ser lo proximo, vampiros como enfermeras?

Sonreí ligeramente ante el acertado comentario de Zane. -Hombre oso, hombre morsa, o puede que un hibrido entre ambos...- añadí arrugando la nariz. Mientras tanto, el resto de alumnos de cursos superiores terminaban de colocar su equipaje en toda un regimiento de carruajes. ¿Porque ellos podían ir en carruaje y nosotros teníamos que quedarnos con... con eso?. -Debe de ser una broma...-concluí incredula a lo dicho por Deborah.

Una chica de pelo rojo me echó bronca. Yo no entendía porque se ponía así, no quería ofender al gigante, solo quería que me entendiera y ser su amigo...
-Oh... es que... perdón... -me puse detrás del gigante donde no se me viera la cara roja - Discúlpeme señor gigante sin ser un gigante Hagrid... -me asomé por detrás de él y miré a la chica de pelo rojo. Le puse una cara de burla y me fui detrás del todo de la fila. Sé que esa chica tenía razón, pero me había hablado muy feo.

Me puse justo detrás del chico de la serpiente, cambiando la cara.
-Hola serpiente boy!

Mientras esperaba una respuesta vi que el chico aquel me hizo una mueca de burla. "oh, por favor..." pensé. 
Me acerqué a él de nuevo, que se había ido para el final de la fila.

- Hola, me llamo Irina, aunque me puedes llamar Ira si quieres. Siento ser así pero es que odio... Y cuando digo odio es que ODIO que traten a alguien así por ser diferente...- Me acordé de distintas burlas dirigidas hacia mi en clase, de mis queridos compañeros muggles. - Pero bueno, supongo que debes una disculpa...-Me costaba mucho decir esto pero recordaba la voz de mi padre diciendo "No debes ser grosera con la gente que no conoces, puede que algún día te sorprendan."-...Perdón. Pero no vuelvas a tratar así a el hombre grande, por favor.- Le dije ofreciéndole la mano para hacer un trato. Un trato que supongo quería decir "Si no lo tratas así nos llevaremos bien, o al menos lo intentaré."
 

-Parece ser que sí- Contesto a Debbie incrédulo -¿Guardián? Creo que ese no está capacitado ni para eso...- Murmuro cuando esa cosa afirma ser el guardián de los terrenos del castillo.

-Si es una broma, es una broma muy pesada- Digo hacia Charlotte -Demasiado... pesada...- Termino dándole el doble sentido a la frase. Levanto una ceja incrédulo al escuchar lo de "serpiente boy"

-Estoy rodeado de idiotas- Siseo exasperado hacia Debbie y Charlotte ante los comentarios de ese. Pero ¿qué clase de gente aceptaban en Hogwarts? -Que ganas tengo de ir a Slytherin y separarme de esta gente...- Termino diciendo a mis compañeras. Porque esa gente no iría a Slytherin... sólo hay que fijarse en como son para saberlo a simple vista.

¿Había escuchado bien? Yo intentando ser cordial con todo lo que me costaba y ése panolis asqueroso actuaba así? Me quedé por un momento a cuadros.

- Disculpa, se me olvidaba que en Hogwarts existía ésa clase de gente llamada slytherin, los cuales siempre se creen que son los mejores sin basarse en nada. Apuesto una tableta de chocolate  a que el lengua bífida este irá de cabeza allí.- Le dije al chico con el que antes había sido grosera intentando defenderle y alzando la voz para que me escuchara el idiota ese.

Iba a añadir algún otro ingenioso insulto velado hacia el torpe gigante cuando nos vimos interrumpidos por otro alumno con demasiado tiempo libre y una cantidad de neuronas inversamente proporcional a este, es decir, otro más.

- Ya te dije que los criterios de selección en este colegio son realmente pobres -añadí sacudiendo elegantemente la melena, dándole un énfasis especial a la palabra "pobre" e ignorando con aplastante maestría tanto al aludido como a la chica que acababa de seguirle cargada de disculpas. -Pero míralo por el lado positivo -continué inclinandome ligeramente hacia Zane -Ya tienes un fan ...-solo entonces me digné a echar un leve vistazo hacia el chico esbozando una pequeña e inocente sonrisa.

Así que se llamaba Irina... y me pedía disculpas... Le dí la mano también:
-Yo me llamo Donnie, pero me puedes llamar Duni si quieres. Y... perdona -dije el perdona flojito -si te ha molestado eso... solo quería que me entendiera porque mi mamá me dijo que a los gigantes había que hablarles despacio...

Mientras me disculpaba a Ira pude escuchar que la chica rubia del chico serpiente decía algo de criterios pobres. Que sería un criterio? *Uy, me ha sonreído... no le gustaré no?!* Abrí los ojos como platos mirando fijamente a la chica. *Que vergüenza! Agh! Le gusto a una chica!* Me puse rojo como un tomate y me giré para que no me viera la cara.

Y al fin, ya habíamos llegado.

Me siento muy nerviosa. No sé cómo es el colegio ni los profesores... Aunque los niños parecen majos. Las chicas se emocionan y les correspondo con una tímida sonrisa. Yo también estoy nerviosa, pero no sé sacarlo de dentro delante de gente desconocida. 

Los prefectos nos avisan de que tenemos que dejar todas las pertenencias en el compartimento. Incluidos los animales. 

¿Y si me llevo a Auri como siempre, escondida en la manga de mi nueva túnica? No, no hay que enfadar a los profesores o los que sean que nos vengan a buscar el primer día...

-Pequeña, quédate cuidando de mis cosas. Y asegúrate de que ninguna persona abre el baúl, de acuerdo?- No había traído ningún transportín para ella, puesto que siempre la llevaba en mi hombro y nunca se escapaba. Me apenaba dejarla sola, pero todas las demás niñas hicieron lo mismo, así que era evidente que era lo que debían hacer.

Me despido de ella con un dulce besito en la nariz y salgo, siguiendo a las demás por el pasillo y finalmente, bajando del tren. Nos está esperando un señor muy grande y con muuucho pelo. Me encanta lo grande que es. Me acerco porque así lo pide y me sitúo al lado de las niñas con las que compartí el viaje. Me siento como desnuda sin Auri al hombro. Nunca voy a ningún lado sin ella. 

Veo como Ira pone en su sitio a uno de los chavales que le habla al hombre grande como si fuese idiota. Sonrío alegre de que ella también piense como yo. 

De repente veo al niño gordito del principio del viaje. Me acerco a él y sonrío.

-Hola Lion. ¿Qué tal el viaje? - pregunto esperando que se acuerde de mí.