Partida Rol por web

A pesar de no abrir la boca, Alexander no pudo evitar una risilla muda, que compartió con Lady Ivánovna en cuanto tuvo oportunidad. En efecto, debía de haber un Dios, si la historia tenía tal don de la oportunidad. Tanta maestría no podía ser fruto del azar. Ahora solo quedaba decidir cuál de todos ellos era el verdadero.

Tras intercambiar una sonrisa de complicidad con señor Bruswell y responder con una graciosa inclinación al saludo del nuevo ministro de Exteriores Irina se inclinó hacia la hermana Sturzo y habló en tono comedido para no interrumpir la conversación de los otros caballeros.

-¿Unidad femenina del Movimiento de Acción Católico?-su ceja se enarcó mientras rebuscaba en su memoria y tras unos segundos agitó la cabeza haciendo tintinera el rubi sobre su frente y esbozó una sonrisa de disculpa-Me temo, hermana, que no he oído hablar nunca de él. Debe perdonarme pero no estoy muy informada de los movimientos católicos. Aún así me sorprende gratamente que defiendan tal cosa, teniendo en cuenta que la fe católica siempre ha tenido como pilar la subyugación de la mujer al marido....Sí así lo desea podría ponerle en contacto con nuestro movimiento, formo parte de la Women's Social and Political Union y Adela Punkhurst es amiga íntima mía-se ofreció dejando a un lado los cubiertos dando por terminada la cena. Tras sonreír nuevamente a la religiosa se volvió hacia Lord Balmister al tiempo que su delicada frente se fruncía-¿Surrealismo? Debe perdonarme pero no he oído nunca hablar de ese movimiento....¿será posible que usted sea artista? Debe perdonarme pero no tenía ni idea...-pensaba que era un vividor como todos-en cuanto a mí la verdad es que me gusta experimentar con todo, un poco de dadaísmo, cubismo y expresionismo aunque últimamente mi obra tiene más de absracto que de otra cosa-sus ojos azules brillaron interesados mientras centraba su atención en el noble.

Si anteriormente James había perdido el apetito, aquella voz que sonaba en ese momento a su vera, amenazó con provocarle una terrible indigestión, pues reconoció al instante a quien pertenecía y no necesitaba girar el rostro para comprobarlo....¡aquel desgraciado había tenido la desfachatez de acercarse a aquella mesa!

No se preocupe por eso, señor Ministro - escupió más que habló Connely al responder - Nunca nadie podrá decir de mí que dejo los preparativos al azar o sin vistas hacia el futuro.

Por un instante, la mano derecha de James aferró fuertemente la empuñadura del bastón, pero tras un segundo pareció relajarse - Sé que echarán en falta mi valía en un futuro próximo, y espero verle tan jovial a mi regreso como se muestra ahora mismo, ya que sin duda le alegrará sobremanera mi vuelta cuando termine mis tareas allá donde voy.

Y usted, señor Poulsend - continuó habiendo tomado la decisión de pasar claramente al ataque - ¿tiene ya idea de por donde comenzar a realizar sus funciones? Porque para mí sería un verdadero placer prestarle mi ayuda y mi consejo si lo considera necesario.....no me gustaría ver que el cargo le viene demasiado grande.

Aquella velada estaba siendo peor de lo que había imaginado en un primer momento, pero no podía permitirse el abandonar la reunión en un momento como ese.
Él no era esa clase de hombres que huyen ante las dificultades...era mucho mejor plantarles cara y observarlas directamente, pues así es como se descubren los puntos débiles del rival.

Y ahora, si me disculpa - prosiguió - me gustaría seguir disfrutando de la compañía de gente decente y educada, como la que está sentada a esta mesa.

Aquel era el insulto final, pues aunque no se encontrase demasiado a gusto con los contertulios que le habían tocado en suerte, sin duda era mejor compartir el tiempo con ellos que con aquel inútil.

-Por supuesto, mi querido amigo -respondió Poulsend a las veladas amenazas de James Connely-. Le veré a su vuelta, cuando sea que eso ocurra...

Inclinó la cabeza nuevamente, esta vez a modo de despedida, y se retiró con paso tranquilo y relajado saludando a conocidos a izquierda y derecha.

El momento había llegado. Richard Piers Davis se levantó de su silla en la mesa principal y se dirigió majestuosamente hasta la tarima desde donde el profesor Smith daría su conferencia en unos minutos.

Las luces perdieron intensidad y dejaron la sala en la penumbra a excepción de la tribuna tras la cual se colocó Davis después de subir ágilmente las escaleras que le situaban un poco por encima de los demás asistentes.

-Damas, caballeros -empezó ceremoniosamente ante un público expectante-. Llegamos al momento tan esperado. Nuestro invitado esta noche es alguien que no necesita presentación. Durante casi treinta años se ha dedicado en cuerpo y alma a servir a la ciencia, en campos de investigación de lo más variado y en ocasiones polémico. La elección del tema de su exposición podría resultar sorprendente para los que conozcan superficialmente a nuestro profesor, puesto que no cae dentro de los límites de su especialidad. Pero los que hemos seguido su trabajo somos testigos del éxito de sus investigaciones recientes y sabemos darle la importancia que tienen.

Hizo una pausa teatral, dejando que el ligero eco de sus palabras se desvaneciera en el aire. Levantó el brazo, un movimiento ensayado previamente sin duda, puesto que al instante un foco iluminó una de las puertas por las que en ese momento entraba el profesor.

-Un fuerte aplauso para el profesor Arthur Smith -dijo sonriendo al recién llegado y cediéndole el sitio para retirarse nuevamente hasta su mesa.

Por fin algo de actividad. Lo cierto es que había disfrutdo cada minuto de la visita del Ministro, e incluso había pensado en levantarse para dejarle un lugar junto sus acompañantes, con el pretexto de hacer una visita al excusado. Sin embargo, la intervención del Sr. Piers le devolvió de lleno a la labor para la que había venido. Coincidiendo con la penumbra repentina y la focalizada iluminación otorgada por el foco, Bruswell extrajo un cuadernillo y una estilizada pluma de su chaqueta y se preparó para tomar notas sobre lo que allí se diría. Incluso antes de comenzar la conversación, sus manos ya garabateaban... posiblemente impresiones de lo ya vivido hasta el momento en aquella recepción.

El profesor Smith se situó detrás de la tribuna y saludó a su audiencia. Se le veía calmado y seguro en sí mismo, como solía ser habitualmente.

-Buenas noches a todos, damas y caballeros. Les agradezco la oportunidad que me ofrecen de distraerles a todos con mis palabras. Espero que hayan disfrutado de una agradable cena, pero sobretodo confio en que hayan recibido buenas dosis de alcohol para poder sufrir esta charla de la forma menos dolorosa posible.

El público celebró el buen humor del profesor con risas espontaneas y, durante los siguientes diez minutos, Arthur Smith hizo gala de su merecida fama de desenmascarador de mediums, espiritistas, videntes, profetas, santos lugares, apariciones y un largo etcétera.

Explicó con interés los astutos trucos de los charlatanes y falsarios, y la forma aun más astuta de descubrirlos que había utilizado él mismo.

-Es un error creer que el dinero suele ser el motivo habitual para la falsificación de poderes o acontecimientos imposibles -continuó el profesor-, sino que lo más usual es la búsqueda de la notoriedad personal, la conservación o defensa de las creencias espirituales o el beneficio social de la comunidad. De hecho, hay tantas definiciones como individuos.

Hizo una pausa y su rostro se volvió repentinamente serio.

-Existen, sin embargo, categorías de fenómenos repetitivos que no ofrecen una aclaración sencilla. Me refiero a los poltergeis, al viajero que de repente se encuentra a docenas o miles de kilómetros o de años de donde se encontraba momentos antes y de los encantamientos. Mi presentación de esta noche versará sobre estos últimos.

-Nótese que he dicho encantamientos, y no fantasmas o espíritus puesto que de tales epifenómenos, los encantamientos y solamente ellos pueden afectar a edificios, fanales, coches de caballos, espadas, etc. así como hombres, mujeres, perros, osos, procesiones e incluso ejércitos. A escala mundial, el número de anécdotas casuales relativas a encantamientos es enorme.

-Y he dicho epifenómenos puesto que los encantamientos no están relacionados con observadores específicos y el encantamiento presumiblemente tiene lugar con o sin testigos humanos, como pronto veremos. Así pues, la percepción de un acontecimiento de estos es secundario al propio fenómeno, esto es, epifenoménico a él.

Tomó un sorbo de agua y continuó hablando con soltura.

-Las características esenciales de los encantamientos son sencillas: la persona o ser debe haber existido, debe haber desaparecido de alguna forma y después debe reaparecer una o muchas veces. La ubicación del fenómeno puede permanecer estable o cambiar; lo que reaparece puede ser parcial e insustancial, o bien tan sólido y aparentemente real como cualquiera de los miembros de esta ilustre reunión. No se precisan otras condiciones.

A partir de aquí, el profesor Smith discutió a fondo tres encantamientos: un bote de pesca bretón, una mujer noruega y un coche de caballos hansom de Londres, utilizando un proyector de diapositivas para aportar material fotográfico. Cada incidente había sido estudiado y fotografiado simultáneamente desde por lo menos tres posiciones, permitiendo establecer la escala exacta del mismo. El buen doctor fue capaz de demostrar diversas características compartidas por los tres.

Primero de todo, las tres apariciones no coalescían de puntos, como la mayoría de relatos describen, sino que emergían lentamente y por completo de planos invisibles, como si atravesaran lo que Smith denominó las cortinas de la percepción.

Cada una de ellas era semitransparente. Por ejemplo, en el bote de pesca se veía claramente el paso de una ola a su través y también que la imagen no causaba espuma ni ondas: no se resistía al agua. En otras diapositivas la audiencia pudo ver al segundo o tercer fotógrafos a través de la imagen de la aparición.

Cada una de ellas brillaba apreciablemente, como Smith demostró aislando los reflejos de los objetos próximos. Las muestras tomadas atribuían parte del brillo a la ionización, pero no todo. Una medición cuidadosa de los reflejos indicaba que el nivel de ionización variaba aleatoriamente en cada suceso.

La velocidad a la que las apariciones manifestaban movimiento era en todos casos la mitad en comparación con el movimiento normal. Smith señaló a un golpe de viento que agitaba la vela del bote de pesca; cuando la película cinematrográfica de 16 mm se pasaba a una velocidad superior a la normal, el viento parecía normal mientras que las olas del océano parecían ridículamente rápidas. Lo mismo sucedía con el descenso por una escalinata de la mujer noruega, que parecía menos inusual cuando se aceleraba la imagen. El caballo que tiraba del hansom movía la cola casualmente, como si espantara moscas, en lugar de parecer que hiciera gestos malévolos y misteriosos.

Históricamente, cada una de estas tres apariciones se referían a cosas o personas que desaparecieron, es decir, que no murieron o fueron destruidos, aunque esta observación no podía darse por cierta en todas las apariciones.

Comparativamente, no solía haber apariciones de objetos sólidos y tocables, Smith no pudo observar ninguna de ellas y especuló con que podrían hacer muchas vidas para experimentar una.

Tales apariciones no parecían uniformemente preservadas. Señaló, por ejemplo, que el sur de Inglaterra llevaba muchos miles de años poblado por el hombre y sin embargo la mayoría de apariciones parecían haberse producido en los últimos cinco o seis siglos. Sólo sobrevivió un puñado del tiempo de los romanos.

-En los últimos treinta años -concluyó Smith- la ciencia ha comenzado a aprender acerca de lo que no puede verse o sentirse normalmente y que algunos comportamientos a nivel atómico son imposibles en el mundo que conocemos. Es posible que los encantamientos ofrezcan pistas a lo que hasta ahora son formas indefinibles de llegar a otras dimensiones o bien abrir un camino hasta ellas.

-Es mi opinión que tales encantamientos representan pistas relativas a un universo natural mucho mayor y mucho más extraño de lo que podemos imaginar. Los muros de los que percibimos como normalidad poseen una flexibilidad sutil. De vez en cuando, y confío que sea por razones comprensibles, se dan las condiciones que permiten la interpenetración. Los encantamientos espectrales que he discutido representan intentos, quizás aleatorios o quizás deliberados, pero ciertamente fallidos, de volver a este tiempo y espacio por parte de elementos del mismo que de alguna forma desaparecieron.

-Si somos enérgicos y tenemos un poco de suerte en nuestras observaciones, los estudiantes de parapsicología puede que algún día sean capaces de subir y bajar por el tiempo, viajar por todo el planeta con un esfuerzo mínimo o percibir aquello que en la actualidad se ahlla por completo más allá de nuestros sentidos. Si lo que se encuentra más allá es la luz, la oscuridad o simplemente algo diferente, o evocado por nuestros deseos no expresados, sigue siendo la pregunta suprema que, de momento, cada uno debe responder por sí mismo. Gracias por su tiempo, muy buenas noches.

El profesor terminó así su exposición y, tras corresponder brevemente a los aplausos de la sala, se retiró por el mismo sitio que había venido.

Todavía aplaudiendo al ya ausente profesor Smith, Davis subió nuevamente a la tarima y se dirigió al resto de la sala.

-Gracias, profesor Smith, por esta interesantísima charla. Espero que hayan disfrutado todos de ella. En cualquier caso, ¡la noche es joven! Así que pónganse cómodos y disfruten de la buena música, la bebida y los cigarros mientras dure.

Los asistentes volvieron a aplaudir una vez más y siguieron con sus conversaciones.

La primera parte de la exposición del Dr. Smith fue seguida con avidez por Alexander, que había sido muchas veces testigo de las mismas falacias, como líneas paralelas, y muchas veces intervinistas, en su trabajo. Los fanáticos engañados por un para-mago inteligente e iluminado por "los dioses", no solían tener a bien "compartir" sus reliquias con la humanidad "pagana".

Sin embargo, la segunda parte fue recibida con cierto escepticismo en el ema y en el acercamiento. Tal aproximación científica a hechos tan evidentemente paranormales, resultaba un tanto ajena a la concepción de Bruswell del lado inclomprensible de la realidad. Aun así, escuchó con atención y apuntó tantos datos objetivos como le fue posible: fechas y lugares exactos de las apariciones, nombres de los fotógrafos, equipo utilizado, hora del día... todo aquello que, sin duda, Elías querría escuchar para realizar su trabajo.

Lamentó el que no se diera un turno de preguntas al Dr. para aclarar los puntos oscuros, aunque trataría de encontrarlo más tarde, para organizar una cita. Para empezar era mandatorio examinar aquel celuloide, por si pudiera haber sido "decolorado químicamente", para recrear algunas oportunas formas con las que mesmerizar a una audiencia crédula.

Pero eso sería luego; no quería perderse un solo detalle de cuanto fuera a acontecer de aquel momento en adelante. Pra eso estaba allí, aunque no fuera su intención.

Antes de que sus contertulios pudiesen añadir nada, el señor Davies subió al estrado y con gesto teatral anunció a Smith. Uniéndose al aplauso general Irina centró su atención en la conferencia escuchando al hombre con interés. Smith era un viejo amigo de la familia, pero no le tenía demasiado aprecio pues era un reconocido machista. Aún así, Adela le había insistido en que su disertación podía ser interesante y al final tuvo que reconocer que tenía razón. Interesante sí...pero no sabía muy bien que pensar sobre lo dicho aquella noche. Irina era una artista que se dedicaba a vivir intensamente la vida y debido al círculo bohemio en el que se movía algunas ideas sobre espiritismo, aparicione y demás sí habían llegado hasta sus oídos, pero quizás era su caracter práctico y su fe inquebrantable en la razón lo que le hacía dudar de la veracidad de las mismas. Habría que examinar esas fotos para ver si han sido tratadas decidió. Por su profesión seguía de cerca todos los avances hechos en ese campo e incluso había aprendido un poco. Sabía que, con cierta pericia, incluso algo así se podía lograr. Cuando las luces volvieron a subir de intensidad y la gente retomó sus conversaciones se volvió hacia sus compañeros de mesa

-Díganme...¿qué opinan de lo dicho por el seór Smith? ¿Realmente creen que esas apariciones...o encantamientos como los llama él puedan darse?-les preguntó curiosa sonriendo amable. Su mano buscó la copa de champán e hizo un gesto para que un camarero que había por allí cerca le sirviese un poco.

- En los terminos en los que el lo expone... me temo que necesitaria mas datos para corroborar o refutarlo. Metodo cientifico: no descartar, ni aseverar, sino comprobar. Para empezar me gustaria obtener algunos datos mas precisos sobre las tomas y comprobar la autenticidad quimica del celuloide. Aunque debo de reconocer que he visto unas cuantas cosas en esta vida algo carentes de explicacion. - responde a Ivanovna, como si hablara exclusivamente con el - Por ejemplo, las listas de invitados a cenas fuera de lo cotidiano. - continua con la pequena broma personal que se traian antes.

Pero....pero ¿ se puede saber que sucede ? en que momento alguien de ciencia se pasa a las pallasadas. ¿ que va a ser lo próximo ver a unos tios vestidos de blanco y con unas mochilas en la espalda diciendo que van a atrapar fantasmas ? Dios, lo único que se me ocurre es que le haya pasado alguna desgracia en personal, por que si lo que sucede es que se ha unido a esta corriente de moda del espiritismo ya es que no se que va ser lo próximo

Es curioso que un hombre de ciencia como el se pase ahora al campo del espiritismo, la verdad es que nunca me lo hubiera pensado de el. Me hubiera gustado que hubiese una ronda de preguntas.

La joven Mia parecía especialmente tocada por el discurso del profesor. Las aburridas clases del internado nunca hablaban de cosas como aquellas y las chicas no tenía muchas veces ni tiempo ni libertad para pensar en aquellas supuestas fantasías. Mia, rompió su silencio por primera vez en toda la noche para dirigirse a su primo.

-¿Tu crees que se ha pasado al campo del espiritismo? Es decir, en todo momento, de su discurso se ha desprendido un claro interés científico. Todos los fenómenos los ha estudiado y medido tan científicamente como le ha sido posible. Yo creo que sigue siendo un hombre de ciencia, pero que la ciencia y tal y como se encuentra en nuestros días no tiene posibilidades de alcanzar a comprender sucesos como los que ha explicado el profesor Smith.
Hasta hace algunos siglos se pensaba que la Tierra era redonda, porque no había forma de demostrar lo contrario... Quizá nos encontremos en la misma situació. Atribuímos a la magia o a los espíritus cosas que aún no hemos podido alcanzar con nuestras ciencia- el discurso de la muchacha resulta apasionado, algo bastante chocante depués de que hubiera mantenido el silencio durante toda la cena. Cuando fue consciente de que no sólo su primo escuchaba sus palabras, sintió como le ardían las mejillas. -Disculpen- dijo casi torpemente - creo que me he excedido.

Mientras escuchaba con atención la opinión del señor Bruswell, Irina dio un sorbo a su copa de champán, sus azules ojos brillando de interés.

-Veo que opinamos lo mismo, señor Bruswell-comentó tras reírse del chiste del hombre-Sinceramente, yo también estaría interesada en poder analizar con mis propios ojos esas fotos que ha expuesto para encontrar posibles signos de fraude...

Cita:

Ligeramente enternecida por la timidez de la joven, la pintora se inclinó hacia a ella y le sonrió alentadora.

-No hay nada que disculpar, lady Balmister...creo que en esta mesa estamos encantados con escuchar vuestra opinión...y saber cómo suena su voz-bromeó haciendo referencia al mutismo de la joven durante la cena-Además, debo decir que tus palabras tienen algo de cierto, querida,...´continuamente fenómenos que antes nos parecían cosa de magia se están explicando mediante la ciencia por lo que, necesariamente, es ese límite entre lo explicable y lo inexplicable el que marca la frontera entre la ciencia y el mito o la leyenda.

Su expresión de incredulidad lo decía todo acerca de la opinión que le había merecido el discurso del profesor Smith.
Ni mucho menos se había esperado aquello cuando había recibido la invitación por parte de Arthur, y ahora mismo notaba cómo el enfado comenzaba a adueñarse de todo su ser....¿para eso había venido? ¿Acaso el profesor se había vuelto loco?

Cuanto más lo pensaba, más se reafirmaba en aquella convicción, pero ¿en qué estaba pensando ese hombre?
Hacerle venir esta noche, teniendo que soportar las "bromas" por parte de Poulsend, y todo ¿para qué? ¿Para escuchar esa sarta de sandeces?

Sin embargo, Connely sentía que algo de lo que había escuchado era importante, pues Arthur no le hubiese invitado sabiendo la opinión que tenía acerca de aquellos temas, pero eso es algo que debería preguntarle más tarde, cuando pudiera hablar con él.

Miró a sus compañeros de mesa, pero no respondió a la pregunta realizada por la señorita Vasilieva, pues prefería guardarse sus opiniones por el momento.
Ya habría tiempo de aclarar sus dudas.

La Hermana Sturzo había escuchado la disertación del profesor Smith con interés. Había colocado sus manos entrelazadas bajo su barbilla, y los codos apoyados en la mesa. Si sabía o no que lo tenía permitido sólo porque la cena había concluido, y que en caso contrario su postura habría constituido una muestra de falta de etiqueta y educación social, eso es algo que ninguno de los presentes habría podido asegurar.

De vez en cuando asentía discretamente, y en otras ocasiones negaba con algo más de contundencia.

Cuando la conferencia acabó, sumó sus ligeros aplausos a los del resto de la concurrencia, y se giró a responder a la Srta. Ivanóvna, pero calló cuando lo hizo primero el Sr. Bruswell. Así callada escuchó los comentarios de los Balmister, y sonrió a la respuesta de Irina. Entonces sí se decidió a intervenir.

-Estoy completamente de acuerdo. Hay una frontera difícil entre la magia y la ciencia, aunque el tiempo hace que vaya desplazándose hacia el lado de lo racional, explicable y tangible. Sin embargo, debo decirle que a pesar de que eso es una evidencia, y que el desconocimiento hace que muchas veces lo inexplicable se vea como mágico, hasta que surge la explicación y el velo cae, desde luego hay muchos sucesos que no podemos explicar de un modo racional. No me atrevo a ponerles el epíteto de "encantamientos", o de "apariciones". Tampoco el de "milagros". Pero ahí están. En todas las culturas y civilizaciones existen hechos que han quedado ahí, inexplicados. Y que son pasto de elucubraciones, algunas realmente peculiares. En la Biblioteca Vaticana les aseguro que hay miles de archivos con ese tipo de sucesos. Pendientes de explicación....

Los ojos le brillaban, y hablaba con entusiasmo. Estaba en su terreno.

-Por supuesto que los hay, Hermana -dijo el profesor Smith de repente junto a ellos-. ¡Y un día espero poder echarles el guante!

Uno de los camareros trajo una silla para el profesor y la colocó entre Lucía y Patrizio mientras le dirigía a este último una mirada de disculpa.

-No les importará que les acompañe, ¿verdad? -mientras hablaba sacó unos cuantos habanos y los colocó encima de la mesa para encender luego uno de ellos con parsimonia- Les agradezco a todos que hayan venido. ¿Qué les ha parecido la charla?