Partida Rol por web

Prólogo

Biografía incompleta de R2-D0

En el 3.621 DTC (32 ABY), R2-D0 estaba en posesión de los Ingenieros Reales de Naboo (llamados oficialmente Cuerpo de Ingenieros de Naves Espaciales del Palacio de Theed) junto con toda la serie D. Todos ellos fueron equipados por su propietario original, la Casa Real de Naboo, con una herramienta con punta de muchos apéndices que les permitía servir como mecánicos en naves superiores y especialistas en el interfaz de la computadora. En concreto R2-D0 fué asignado a la Nave real de Naboo junto con otras cuatro unidades R2. Enseguida fué relevado de ésta asignación debido a un error de programación por el cual se resistía a cualquier borrado de memoria. A un joven ingeniero llamado Caarl Moenia consignado al nuevo Crucero diplomático tipo J le sorprendió éste extraño comportamiento y se encargó personalmente del descarriado droide. A partir de ese momento fué uno de los cinco droides tripulantes de la barcaza diplomática. "Obsesionado" como estaba por la autoprotección llegó a reprogramarse con la ayuda de su amigo y "protector" siendo capaz de mejorar considerablemente la maniobrabilidad de cualquier nave logrando cierto renombre más allá de la tripulación de la barcaza.

Algunos años más tarde, "Decero", como fué apodado entre el personal de la barcaza diplomática, fué regalado por el embajador de Naboo Sheev Palpatine al extraordinario ingeniero Raith Sienar. Oficialmente fué considerado como una cortesía diplomática por el interés demostrado por el señor Sienar hacia el droide astromecánico pero en realidad fué el agradecimiento del embajador por la construcción, en secreto, del crucero modificado Cimitarra.

Aunque al principio fué un poco traumático para R2-D0 separarse de su fiel amigo ingeniero luego comprobó que su nuevo amo lo trataba también con mucha atención. Trabajó en los Sistemas Sienar de la República en un nuevo proyecto llamado "Base Guardián" que consistía en la construcción de una estación de combate denominado Planetoide Expedicionario de Combate dotado con un superláser diseñado para destruir naves capitales. Raith Sienar presentó su proyecto ante el comandante de las fuerzas de seguridad del territorio exterior, Wilhuff Tarkin, quién se enamoró del proyecto. Tarkin, a su vez, presentó el proyecto ante el, por aquel entonces, Canciller Palpatine pero al parecer no le interesó. Cuando Sienar se enteró que el Imperio había retomado su proyecto en el 19 ABY sin informarlo se enfadadó y como represalia en cómo lo habían ninguneado decidió avisar a la Alianza Rebelde.

Asignaron a la misión a Tirée, un experimentado agente rebelde con contactos en muchos sistemas. Uno era el joven Anakin Skywalker que por aquel entonces había sido admitido en el Templo Jedi de Coruscant, donde era el padawan del Maestro Jedi Obi-Wan Kenobi, y continuaba reparando androides averiados. El recuerdo de su madre, aún esclava en Tatooine, es lo único que ensombrecía su vida. A través de Skywalker Decero pasó de manos de Sienar a manos de Tirée.

Episodio 3: Vuelo final

Decero se había reencontrado de nuevo con su antiguo amo pero no en las condiciones esperadas. Quería contarle todo lo que le había ocurrido dentro de Mesa 291 y lo contento que estaba de volver a verlo pero Tirée necesitaba ayuda urgente.

- ¡Bdeep! ¡Dwip! ¡Fiiiip Fiuuuu! - pita el droide mientras acciona su extintor. El agente rebelde, ya sin llamas pero mal herido, en cuanto ve aparecer a los aspirantes rebeldes por las compuertas levanta renqueteante una mano para que le escuchara Decero.

- ¡Decero... sácalos de aquí... ya vienen! - y antes de poder continuar pierde el conocimiento y queda inerte en el suelo.

Intentaba reptar como podía. Los ithorianos no estábamos hechos de la pasta de Dan-Vid, Shanks ni Árvel. Incluso al joven Jedi, a pesar de que parecía más vulnerable en el grupo, lo veía con más posibilidades que uno mismo de salir de allí. Enseguida noté, mientras me arrastraba, cómo los soldados acabaron por dispararle, cayendo casi como yo al suelo.

¡Vamos Jack! -le grité-, ¡ese droide nos ha conducido a la salida! ¡Mírala! -apunté con mi gran cabeza a la salida rocosa del pozo-. No podemos quedarnos aquí... los imperiales y... ¡el magma y la onda calórica! ¡Reptemos o nos abrasará!

Y no hice más que hacer lo propio, augurando un tierno y final feliz no sin antes haber recordado la penurias vividas en esta maldita mina. Los disparos bláster, los gritos del oficial al otro lado del pozo o el derrumbe en un lateral de la salida no podían ser impedimentos para avanzar. No quedaba otra opción.

Ya estamos pero nooooo.
Justo cuando conseguimos atravesar la puerta veo una lanzadera en bastante mal estado, y a la unidad R2 apagando unas llamas en las ropas de Tiree que parece estar herido en el suelo (al menos no lo han detenido) pero en ese momento una fuerte ola de calor nos envuelve.
Cuando me giro para comprobar que estamos todos me doy cuenta que faltan Arkonat y Jack pero al mirar al pasillo los veo como están a medio camino arrastrándose (Tiree tendrá que esperar).
O los han herido los soldados o la ola de calor los ha tumbado. En cualquier caso ahora solo podemos cubrirlos del fuego enemigo. Aunque hay mucho soldados, solo cuatro llevan Riflesblaster que los tienen a corta distancia. Tienen que ser nuestro primer objetivo.
Visiblemente preocupado pero con determinación en sus ojos digo
Shanks, Arvel, disparad a los rifles, de Sur a Norte del 1 al 10 yo al 5 (n9).
Disparo al soldado N9 (el quinto empezando desde abajo) y me cubro con la puerta en el lado derecho (la de arriba).

Parece que la suerte, o la Fuerza, no me acompaña en estos difíciles momentos. Pese a recibir un disparo, sólo un aturdimiento me impide poder atravesar las puertas. - ¡De prisa Arkonat, tenemos que salir de aquí!

Arvel llegó a la cueva y su cara cambió, esperaba encontrar una nave con la que poder salir de allí pero lo que vio lo destrozó. Un compañero rebelde había llevado una nave pero la había estrellado y estaba ardiendo. Su modo de huida ya no servía y tendrían que conseguir algo nuevo. - La nave está rota, ahora que hacemos? tal vez algo se pueda rescatar de la nave, tal vez unas granadas o algo. - Comentó poco convencido pero sabiendo que poco podrían sacar pero ello podría ser lo que cambiara la vida o la muerte del grupo. Dan comenzó a pedir ayuda con los disparos de los imperiales y Arvel decidió ayudar a todos a alcanzar la cueva antes de seguir pensando en lo demás. - DeCero, está vivo?-  Preguntó mientras disparaba a los imperiales.

Ya por fin teníamos una opción de salida, aunque la nave estaba en llamas la abertura de la cueva nos daría una opción de salida de este laberinto de túneles. Rápidamente vuelvo en mí, tras las palabras de urgencia de Dan-Vid, Jack y Arkonat se habían quedado rezagados. Ya habíamos perdido a Holly y no estaba dispuesto a dejar a nadie más en el camino. Rápidamente me coloque en posición de disparo para poder dar cobertura a mis compañeros a la vez que echaba un ojo a R2-D0 que se encontraba junto a Tiree.

-Decero, ahora no puedes hacer nada por él, y como lleguen los soldados hasta que nosotros tampoco podremos. Busca entre los restos de la nave o en la cueva por si Tiree dejo algo que nos pueda ser útil-

Tras terminar de dar instrucciones a R2-D0 enfile por el visor de mi rifle a uno de los soldados que disparaba a Jack y cuando lo tuve en el punto de mira abrí fuego.
 

Jadeando por el esfuerzo, y casi sin creérmelo, llego a las compuertas. - ¡Salvado! Tal vez la Fuerza me ha ayudado más de lo que creo... - mientras recupero el aliento intento hacerme una idea de la situación. - ¿Eso que arde es la nave con la que teníamos que salir? ¿Será un poco complicado pilotar eso, no? Aunque la verdad es que teniendo los soldados pisándonos los talones, poco importa tener nave o no. - No podemos cerrar las compuertas hasta que no esté Arkonat con nosotros. - me fijo que aun le quedan unos metros para llegar, pero los soldados atraviesan el pozo en una especie de red. Y no paran de disparar. - De verdad, una vez salgamos de esta me pido misiones de oficina y burocracia. Pero no dejaremos a nadie atrás. Cargándome otra vez de valentía, que no se de donde sale, disparo contra uno de los soldados, el que tiene el rifle bláster y dispara a Arkonat.

Jack había conseguido llegar hasta la puerta, ya solo faltaba Arkonat y una vez estuviera aquí se encargaría de cerrar la puerta y mantener a los imperiales fuera, mientras los demás buscábamos una manera de salir de aquí.

Había logrado alcanzar a uno de ellos, pero parecía que no iban a pararse por más heridos y muertos que tuvieran. Rápidamente fijo un nuevo, objetivo lo prioritario es que caigan los que tienen armas de largo alcance luego ya nos encargaríamos de los de las pistolas, y cuando lo tengo en el visor abro fuego.

-¿Decero encuentras algo?- dando un grito al droide para que se apresure
 

Jack ya estaba con nosotros, ahora solo faltaba Arkonat que había decido venir reptando, no lo acabo de entender, al ritmo que va antes le dispararan los blaster a bocajarro que que llegue aquí.
Ademá la nave que nos iva a sacar parecía gravemente dañada aunque si hay alguien la puede poner en funcionamiento ese es Arkonat y si alguien puede pilotar lo que Arkonat pueda hacer volar ese es Arvel.
Curiosamente a uno le disparan todos los soldados y al otro le ha dado por hacer de gusano.
Arkonat levántate y corre solo faltas tu, nosotros te cubrimos.
Shanks estaba haciendo su trabajo y el mio y eso no podía seguir así

Arvel pone mala cara ante las palabras de Jack, con pocas ganas asiente - Si ese era el transporte que nos sacaría de aquí, ahora tendremos que salir por la cueva a la superficie y rezar por que encontremos otro medio de transporte. - Con pesadez arvel se concentró en los restantes imperiales. No morían y por si fuera poco sus manos no conseguían apuntarlos. De nuevo apuntando y disparando el piloto comenzó a pensar en qué hacer cuando por fin pudieran cerrar las puertas. Eso los haría ganar unos minutos al menos mientras las forzaban y tal vez podrían llegar a algún sitio. - Hay que ver que hay al fondo de la cueva, si hay un precipicio tendremos que luchar hasta el final con los imperiales para dar la vuelta, si hay una ruta practicable más nos valdrá correr como locos. - Los imperiales lo apuntaron y Arvel se preparó para recibir aquella descarga.

 De nuevo escuchas la voz familiar dentro de tí:

 - ¡Bien, bien, Jacky! - dice satisfecho - ¿Lo ves que no es tan difícil? ¡Relájate y disfruta! ¡Deja que la Fuerza guie tus  instintos y - insite - ¡no te dejes llevar por tus emociones! Debes controlarlas y SABES controlarlas. Lo haces cuando tienes un farol en las apuestas ¿recuerdas?. ¡Juega con esos soldados! Ellos tienen una buena mano y con ella creen que te van a ganar... pero tu tienes el Don.

Arkonat me estaba poniendo de los nervios, su miedo nos estaba poniendo en peligro a todos por venir arrastrándose por el suelo, si salimos de esta tendré una pequeña charla con el sobre las repercusiones de no hacernos caso cuando le dijimos que viniese corriendo y no arrastrándose. En cierto modo también ha sido mi fallo pues debía haber ido a por el y traerlo aunque fuese a rastras, habríamos ido más rápido. No se volverá a repetir.
Ahora ya estaba cerca y en cuanto entrase nos podríamos largar.
Arvel ves a la nave con el droide para prepararla. En cuanto entre Arkonat tendremos que salir cagando leches.
- Jack, coge a Tiree y ayúdalo a entrar en la nave. Shanks, en cuanto entre Arkonat cierra la puerta, pero antes les dejaré un regalito para que estén entretenidos.
Y diciendo esto saco el detonador termal y me lo preparo en la mano.

Arvel que seguía sin acertar a ningún blanco, ve con sorpresa que hasta el jedi es capaz de acertar con su pistola. Destrozándole su ego Arvel solo puede sonreír con tristeza ante su inutilidad con cualquier cosa que no tuviera unos mandos y botones. Ante esa situación y los constantes disparos que parecían ahora concentrarse en él, cuando Dan le sugiere que intente echar un vistazo a la nave Arvel no puede más que sentirse algo aliviado. Dando un paso atrás y saliendo corriendo hacia la nave. Debía intentar apagar el fuego cuanto antes y ver si al menos podría hacer un viaje rápido con lo que quedara de la nave tras el accidente. - Voy a ver que se puede hacer con esa chatarra en llamas - Añade con tristeza ante pocas perspectivas de salir de allí con vida.

No puedo evitar esbozar una sonrisa al ver que he dado en el blanco.

-¡Mirad! ¡Le he dado! – exclamo con cierto júbilo. Empiezo a hacer un bailoteo de celebración. – ¡Venga cabezas-huecas, venid a por mí!

El hecho de acertar me da muchos ánimos, ya no me siento tan inútil respecto al resto de mis compañeros, y en estos momentos me siento capaz de luchar contra todo el Imperio.

-¡Tomad esa! Venga, quien quiere más…

Pero de pronto me callo. ¡Me doy cuenta que todos los soldados van a por mí! Muchos blásters apuntando hacia mí y yo ofreciendo una diana certera y clara.

-¡Ey, chicos, no era nada personal! ¡No hace falta ponerse así!

Gracias abuelo Jack, tu presencia me da ánimos para seguir adelante, no tengo miedo del Reverso Tenebroso si tú estás a mi lado. ¿Has visto como le he dado? No soy tan inútil como algunos pueden llegar a pensar.

Como Arkonat no llegase rápido no íbamos a poder contenerles, la única opción a corto plazo era cerrar la puerta y confiar en que tardasen el suficiente tiempo en abrirla para que pudiéramos escapar. Atendiendo a las indicaciones de Dan-Vid me dirijo al terminal que gestiona la puerta para cerrarla en cuanto entre, intento recordar los conocimientos que tengo de seguridad a ver si puedo hacer algo para bloquear la puerta.

Dan-Vid decide jugarse el todo por el todo y arroja un detonador termal, esto no tenía buena pinta, pero peor pinta tiene que los imperiales logren cruzar el pozo y acercarse a nosotros.
 

Hago las más variadas y variopintas cabriolas para evitar que los disparos me alcancen.