Partida Rol por web

Los dos únicos trasgos supervivientes se habían despertado ahora que el hechizo de Six se había desvanecido, pero aun así aquellos dos pieles verdes tenían una clara desventaja numérica a la hora de enfrentarse a ellos. Por ello, Ronud no se lo pensó dos veces y decidió lanzarse al combate contra el sargento trasgo, tratando de descargar su hacha contra el cuerpo de su oponente.

Recargó con rapidez y manos precisas su ballesta, incluso antes de que el virote que hubiera lanzado golpeara varias veces el suelo totalmente inofensivo. Por suerte sus nuevos acompañantes despacharon a casi todos, dejando al que parecía ser el líder durmiendo y uno más agonizando en el suelo con una espada atravesándole. El extraño sujeto dio unos rápidos pasos hacia los caídos, arrugando el ceño.

-Matemos al que queda e interroguemos al líder- siendo más, preparados y con sus hombres destripados en el suelo, le darían muchas ganas de soltar la lengua. No alzó mucho la voz pues no sabía si habría más enemigos, pero esperaba que la mayoría de sus fuerzas hubieran sido aniquiladas en ese ataque. Sus ojos fueron hacia Ronun, pidiéndole algo de paciencia, más que podría imponerle a un gigantesco ser como aquel-. Debe saber cosas importantes del ataque.

Si se negaba a colaborar o intentaba atacarles, no tenían más que darle qué rematarle, incluso podrían herirle levemente para que no pudiera hacerles daño. Cortarle una mano o similar. Solo por si acaso, intentó darle al trasgo que se retorcía y gritaba de dolor, pero una vez más su virote se clavó en la nada.

-Vaya, que contratiempo- murmuró sin mucha empatía, enarcando una ceja al ver al monstruo seguía queriendo atacarles.

Six se apresuró a detener al semiorco en su ataque, apenas prestando atención al disparar, por lo que el virote no llegó a tocar al trasgo que seguía bajo la espada de Izmael. Ronud se detuvo antes de tocar al enemigo, evitando así que se despertara.

Viendo la situación ya parecía un mal día para todos, la torpeza en algunos movimientos al menos me daban un respiro a mi falta de experiencia en combate, pero al menos no me faltaban las ganas para seguir de frente dándole cara al enemigo.

La mayoría de los trasgos habían caído y si no fuera por la ayuda de Snorri, tal vez me habría llevado un buen golpe del trasgos.

-Gracias compañero, que reflejos, eh!- agradecía al enano con verdadera sinceridad.

Al observar el recuento de los enemigos, nos quedaban dos que aun dormían plácidamente, las palabras de Izmael cobraban sentido, pero ante su raudo ataque, simplemente me acerque a darle apoyo, parecía que si no se movían mis ataques eran mas efectivos.

Lo bueno es que al menos podía ayudar a mis compañeros, aunque fuera con ventaja obvia.

- Me parece buena idea. - respondo al elfo. 

Estoy a punto de tensar el arco con otra flecha más, pero al ver que Viera se encarga tranquilamente del trasgo que queda, abandono la postura de ataque y me quedo a la espera de organizarnos para interrogar al Jefe de estos. No obstante me apoyo sobre una de las paredes y me pongo a contar las flechas. Como siga así, me quedaré con muy pocas. 

Al ver que las almas de nuestros enemigos pertenecen al más allá, me acerco al caudillo trasgo que aún duerme. Sopeso la idea de cercenarle el cuello mientras sigue indefenso. ¿Qué honor hay en abatir un enemigo en tal situación sin tener una causa de fuerza mayor para hacerlo?

Aún así acerco el filo de mi arma a su cuerpo, para que note la amenaza que se cierne sobre él cuando le despertemos.

- ¿Alguien va a despertar a este despojo? O le rebano la nariz y dejamos que sus gritos inunden los túneles.

Al menos oían. Eso era algo bastante raro en un grupo tan numeroso y dispar, Six se les quedó observando unos pocos segundos. Evitó mirar a los ojos a la elfa, pero asintió agradecido a su voto de confianza. Su mente se arremolinó un segundo, recordando viejas épocas, más las apartó aspirando el húmedo aire de la caverna, en donde la sangre y el sudor habían hecho su hogar. Una buena dosis de realidad era el mejor remedio para esos recuerdos.

-Primero quitémosle las armas- dijo, siempre practico y previsor. Con rapidez apartó el arma del trasgo, para luego revisar que no tuviera ningún truco escondido en sus ropajes. Una simple daga podría ser mortal si era manipulada a traición. El enano mantenía su filo sobre el enemigo, así que podía contar con su rápida intervención en caso de que despertara. Luego, ya con el equipo del jefe trasgo lejos de él, pateó con fuerza sus piernas, para que se despertara de una buena vez-. Atentos.

Seguramente tendría que usar algún truco para convencerle de que era bueno para su salud que empezara a hablar, pero primeramente debía estar despierto, dependiendo de lo que dijera, obraría en consecuencia.

Antes que el minuto terminara, Six le quitó al trasgo que dormía la morningstar de su mano, la cual se veía en mucho mejor estado que el resto de las armas que llevaban los esbirro bajo su mando. Tenía también con él un arco corto y un carcaj con diez flechas, las puntas de las mismas eran afiladas y pulidas. Una vez desarmado, y con Snorri apuntando hacia su cuello, el elfo procedió a despertar al trasgo.

La criatura abrió los ojos, viéndose rodeado de enemigos. Soltando un siseo y una maldición que sólo Ronud y Six entendieron, se dispuso a buscar su arma encontrando la mano vacía. No tardó en comprender que se hallaba solo y en clara desventaja, por lo que con miradas asesinas no hizo intento de levantarse, mirando hacia cada uno de los presentes como si intentara adivinar quien de ellos era el líder.

Six comenzó a hablar, usando un idioma que parecía gruñidos, manteniendo su vista en el trasgo y sin mostrar la menor emoción.

-"¿Sabes cuál es la mejor forma de que un trasgo hable? Se le queman los pies y se espera a que los gritos se detengan, cuando quiere hablar se vuelve a quemar los pies. Solo cuando ruega por que se le mate es cuando está listo para hablar”- soltó un suspiro, mirando los cadáveres, dejando que el enemigo pensara en lo que acaba de decir-. “Pero no tengo tanto tiempo, así que me dirás todo lo que sabes. Ahora. O utilizare un conjuro para meterte acido en las entrañas”- sus dedos tocaron el cráneo escondido en sus ropas, como si recordara algo-. "¿Quién ordenó el ataque?"

- Me quedo con las flechas. - digo. 

Permitiendo que se arreglen entre ellos, y el elfo hable con el Jefe de los trasgos. No tengo problema alguno en que se obtenga algún tipo de información, pero para mí es importante recuperar las flechas que he perdido entre tanto combate. 

Así que mientras mantengo mis oídos en la conversación que puede surgir, voy poniendo en el carcaj las 10 que tengo ahora para completarlo.

El jefecillo trasgo había despertado, viéndose totalmente solo y superado en número frente al grupo de aventureros. A Ronud le sorprendió oír a Six hablando en un lenguaje que parecía ser trasgo, amenazándole para que hablara sobre quién fue el que ordenó el ataque trasgo a Targos. El semiorco no pudo evitar preguntarse dónde habría aprendido el elfo esa lengua.

-Fue el que mató a vuestro compañero, ¿no? -le preguntó Ronud a Viera y Luthien, recordando que ambas mujeres tenían una venganza por cumplir-. Quizá queráis divertiros un poco con él.

Six había iniciado ya el interrogatorio al trasgo, por lo que Ronud no hizo sino dejarle claro al hombrecillo de piel verde que no tenía muchas más alternativas aparte de hablar.

-Si en diez segundos no respondes a las preguntas de Six, pierdes un pie -le aseguró, de mala gana, hablándole al trasgo en su lengua mediante gruñidos y, tomando su hacha se dispuso a levantarla, apuntando al pie derecho de la criatura.

Sin quitar ojo al trasgo dedico a un leve mirada de reojo a Six, al oír como habla en la lengua de los trasgos. Por un momento estoy a punto de preguntar donde lo aprendió, pero decido dejarlo pasar.

- Eh, Ronud, te apuesto una cerveza a que soy capaz de cortarle el pie derecho antes de que le cortes el izquierdo.

Habiendo acabado con este grupo, ahora tocaba obtener algunas respuestas. Me acerqué al que parecía ser el jefe, ya rodeado por mis compañeros, y miré alrededor. No parecía que viniera nadie más. Seguramente Luthien y Viera estarían encantadas de encargarse personalmente de esta criatura.

Tyr exigía su muerte como castigo por su maldad, pero dejaría su suerte en manos de este extraño elfo...

Por fin la situación volvía a estar bajo control, Six y Ronund se pondrían a interrogar al trasgo, conocer las motivaciones o que los llevo a atacar el lugar seria interesante, quizás el pueblo ocultaba algo que desconocíamos o quizás no, lo importante es que podría volver a la normalidad y con un poco de ayuda se reconstruirían los lugares dañados.

Observo con curiosidad y atención los diálogos referente al pie del prisionero y me pregunte como actuarían ellos en su lugar.

-Vamos chicos, tampoco es para divertirse, haced lo que sea necesario y ya, que si fuera uno de ustedes no creo que tendrían muy buen animo- al final por mucho que fuesen criaturas o enemigos, actuar de esa forma no nos hacia muy diferentes a ellos.

-Curio en combate, es una buena muerte para un guerrero, no tengo asuntos pendientes con él- respondí a Ronud y luego mire a Tinuviel quizás ella si tendría algún motivo para acabar rápido con el trasgo.

El trasgo lanzó una mirada de entre odio y asco hacia Six, pero su atención pasó rápidamente hacia el semiorco cuando éste amenazó con cortarle los pies. Se le vio tragar fuertemente, antes de comenzar a hablar.

-Guthma.- Respondió al elfo pero sin apartar la mirada de Ronud. -Guthma ordenó el ataque.*- Su actitud hostil pasó a ser pasiva, manteniéndose en el suelo y siempre atento a lo que el semiorco bárbaro pudiera hacer o decir.

La figura de Ronud imponía y más con el cuchillo presto a cortarle los pies al cautivo. Parecía que no había tardado mucho en desembuchar, ya que en menos de un minuto ya estaba parloteando. Aunque no entendía nada de lo que decía, alguno de mis compañeros, seguramente Ronud, entendería su ladina lengua oscura.

Me quedé observando las otras salidas que veía, por si escuchaba algún sonido que me hiciera pensar que venían refuerzos. Agarraba la ballesta ballesta con fuerza, pensando en el motivo del ataque de estas criaturas. De seguro que esta criatura despejaría muchas dudas...

Guthma. Ronud no conocía ese nombre, pero desde luego se le hacía bastante similar al nombre que podría tener un trasgo o cualquier otra criatura pielverde.

-Ha dicho que quien ordenó el ataque fue un tal Guthma -reveló a sus compañeros, puesto que suponía que no todos ellos entenderían la lengua de los trasgos. El semiorco volvió la mirada hacia el sargento trasgo, quien parecía encontrarse bastante asustado por sus amenazas-. Ahora vas a decirnos quién es Guthma y dónde podemos encontrarlo -le ordenó, hablando en la misma lengua que el trasgo, en tono tajante-. Si no lo haces, él -señaló a Snorri con un gesto de cabeza- te cortará el pie izquierdo a la vez que yo te corto el derecho. ¿Entendido?

El enorme semi orco imponía con su presencia y su voz cavernosa, así que le dejó llevar el peso del interrogatorio. Saber dónde se encontraba ese tal Guthma era una prioridad, pero Six también quería saber qué tipo de ser era, cuantas fuerzas disponía y el motivo del ataque… Pero eso podría responderlo luego. Si analizaba aquel ataque fríamente, disponía de recursos y tropas, también de inteligencia, pues no arrojó a sus fuerzas contra los muros, sino que preparó un ataque más sigiloso y letal.

El elfo le entregó las flechas a Luthien, pues no tenían ningún tipo de utilidad para él, sin decir nada o expresar ningún tipo emoción, sus ojos estaban fijos en el trasgo. Tampoco la moningstar le era útil, pero parecía ser bastante buena y si nadie la empuñaba, conseguirían unas buenas monedas por ella. De otra manera, se la daría con gusto a alguien que le diera un uso bélico.

Accede a la entrega de flechas que le ofrece el elfo mientras los otros interrogan al trasgo. La verdad es que en esta situación, no voy a clamar por una venganza pero si por algo de información y el orco está haciendo un muy buen trabajo para ello. Así que le hago un gesto con mi cabeza, en señal de agradecimiento a Six y guardo las flechas en el carcaj como es de esperar. 

- Gracias. - 

Y observo a los presentes, será un poco difícil que hable, pero la imagen de Ronud es imponente. Más cuando se cabrea. 

El trasgo siseaba y miraba fijamente a Ronud, a veces desviando la mirada hacia Snorri pensando que quizás el enano intentaría cortar su pie mientras él estaba distraído con el semiorco. -Guthma an daan dhen or daan Shelkaaguul Kaarlec. Maan dech dhec o daac daan delkaan shuulkaan, daac maan taac ogaar daan koc or den dhel'dec shekhec Targos.-

Mientras Six, Ronud, y Snorri atendían el interrogatorio, el resto miraba alrededor por encima, esperando algún nuevo ruido que les alertara de la presencia de más enemigos o cualquier otra cosa fuera de lo común. El cuervo de Six soltó un graznido, antes de pronunciar una palabra en una lengua seca y oscura, y se lanzó hacia un punto de la mina, posándose en el suelo y picoteando algo.