Partida Rol por web

-Bien, parece que la mayorá ha decidido... Lo siento Kosj - Dije con una sonrisa de satisfacción en mi rostro mientras lanzaba una mirada al escamoso parlanchin, revisé en mis ropas y nuevamente saqué el estuche tubular, junto con mi pluma y su tintero, desdoblé un rollo de pergamino en blanco y lo apoyé sobre el libro rojo, mientras me disponía a escribir... - Entonces, ¿enviaremos a Twinky al pueblo con la información? - Observé por un momento a mi pequeño amiguito que se había quedado a mi lado observando como escribía, mientras ladeaba un poco su cabeza, nunca me había alejado tanto de el y no estaba seguro si esa era la mejor idea.

- Kos, yo creo que debemos explorar la cueva. Ese hombre no hace ni un par de horas que ha muerto, si hay algo que nos de una pista de a que nos enfrentamos puede estar ahí y ahora es el momento de descubrirlo.

El clérigo parece más decidido, quiere aclarar en que andaban metidos estos traficantes de esclavos y poner fin a este maldito comercio.

—Shade. —Al igual que el gnomo, Zenda también está escribiendo—. Si tu familiar puede llevar el aviso, necesito que también lleve esta carta. Es un mensaje que necesito que llegue a mi familia, en Qadira, si algo me ocurriera y no pudiera hacérselo llegar yo personalmente.

Cuando termina el breve escrito, dobla la hoja, la sella con un tosco pegote de cera creado mediante prestidigitación, escribe los datos del destinatario en la parte exterior, y se la entrega al gnomo.

—Deberíamos preparar el vehículo —indica a sus compañeros—. Nos puede ser útil más adelante, y si tenemos que huir, es mejor estar preparado.

Dando ejemplo, conduce a su caballo al carro, y empieza a atarlo al tiro.

- Creo que más que preparar el carro, habriamos de tener preparados los caballos en caso de necesitar huir no sería buena idea acarrear el carromato.

Luego sonrie - pero vamos, que es ese ánimo. Acabamos de vencer a tres seguidores de Asmodeus. Erastil vela por nosotros sin duda. Levanta el ánimo.

Ánimo, piensa, sin duda voy a necesitar todo el que pueda acumular para no derrumbarme cuando me despierte mañana, y me enfrente a la vdencia de que, por decidida que esté, en realidad no sé qué hacer para solucionar este problema.

—No puedo dejar al pobre carro aquí solo —replica Zenda, frunciendo los labios en un gesto de súplica—. Me he encariñado de él en cuanto lo he visto. Además, quedan dos caballos libres, suficientes para los cuatro.

¿Se ha encariñado del carro en cuanto lo ha visto? ¿Pero en que diablos piensan las mujeres? Sacude la cabeza. No las comprende y parece que nunca lo hará. Suspira y se encoge de hombros - Como quieras - su voz suena resignada.

Debido a la falta de experiencia, enganchar los caballos al carro se convierte en una tarea sorprendentemente tediosa, y Zenda se pasa más de media hora trabajando antes de tenerlo peparado. Aprovechando las cuerdas con las que estaban atados los equinos, engancha el carro a una protuberancia rocosa cerca de la pared de la cueva, con el objetivo de evitar que los caballos se marchen con el carro en caso de que algo los asuste.

Descuelga la ballesta, todavía cargada, recupera la antorcha que había dejado una hora antes al lado de la cueva, y se dispone a encenderla mientras pregunta al grupo:

—¿Estamos listos todos?

Cita:

Marcus prepara su arco y asiente a Zenda. Llegados a este punto las palabras están de más.

Asumiendo que ya se mandan dentro de la cueva, haganse una tirada de perception y narro todo junto.

Acostumbrada a las lámparas de luz continua que utilizaban en su anterior expedición, la iluminación que provee la antorcha resulta pobre, y las sombras que proyecta sobre los muros de la cueva convierten los primeros pasos en la oscuridad en una experiencia más tétrica de lo que la joven hubiera deseado.

- Ei pero, pero!! Que al final vamos a pasar??!!! nonono, pero!!, que yo no voy eh!! eh!! Lo digo enserio chicos no pasaré por nada del mundo!!!!- digo amenazante mientras todos pasan practicamente ignorando mis palabras- Ei... oye... no me dejareis aquí solo no?? nonono, oye ei!!!- parloteo mientras sigo al grupo con pasos ágiles para que no me dején ahí solo, al menos dentro habrá una tranquila oscuridad complaciente... aunque probalblemente asesina también pienso mientras noto como me tiemblan las piernas... 

Cuando Zenda enciende la antorcha digo - Nooo- mientras me tiro al suelo tapandome los ojos - Tú quieresss matarme mujer!!!- digo poiendome en pie poniendome las manos para que no me afecte la antorcha... aunque al final cansado me coloco por delante del grupo para que no me dé esa maldita luz infernal!! 

Camino por delante, despacio, sin hacer ruido, escabullendome y aprovechando cada sombra del camino... Mientras pongo especial antención en lo que ocurre por delante de la cueva poniendo tiesos mis pabellones auditivos.

Marcus por un momento teme que el kobold no entienda el concepto de sigilo. Su lengua es un no parar, pero cuando se adentra en la cueva algo por delante de ellos no se le oye casi ni respirar.

Termine la carta  y se la entregué a Twinky, junto con la carta que me había entregado Zenda,  le dí las indicaciones pertinentes para que se las llevara a Reginald y que después regresara a la entrada de la cueva, cuando estuviera allí le indiqué que se comunicara telepáticamente conmigo en caso de estar aún dentro de la caverna.

Me despedí de mi pequeño amigo mientras emprendía el vuelo agilmente y se alejaba en la inmensidad del cielo, cuando todos estuvieron listos asentí ante las palabras de la mujer e ingresé con ellos en la caverna, quizás lo más prudente sería ir un poco más alejado, asi que me quede un poco retrasado, quizás no podía ver en la oscuridad igual de bien que el escamoso, pero al menos la luz de la antorcha me guiaría, mientras tanto aprovechaba las penumbras que la luz proporcionaba para mezclarme entra las sombras que generaban las paredes cavernosas, maneniéndome alerta ante cualquier eventualidad.

Kosj se adelante al grupo haciendo abuso de su mejor percepción en la oscuridad y es seguido por Shade quien avanza sigilosamente a la par del pequeño kobold. No hace falta adentrarse mucho en la cueva para ver a lo lejos lo que parece el cadáver de uno de los caballos, tiene la panza abierta y vaciada, el olor ya es bastante inmundo y hay manchas de sangre seca alrededor del caballo. A esa altura ya pueden ver el el codo que hace la cueva, por lo que, para seguir viendo que hay "más adelante" deberían llegar hasta este codo.
Antes de que se puedan poner siquiera e investigar por ahí escuchan, gracias al efecto sonoro de la cueva, un gruñido de dolor a lo lejos, viniendo desde lo profundo del túnel.

El pequeño Twinky no parece muy feliz de alejarse de Shade, pero comprende la situación. Sale volando a toda velocidad forzando sus alas para ir más rápido, percibís que se encuentra muy preocupado por el gnomo que le dio vida. Sentís que se le cae una lágrima cuando está por romper el límite de su conexión... extraño, pues no recordás haberlo preparado para llorar...

- Buagg, que peste - murmura sin poder contenerse. - Eh, ¿habéis oido eso? Me ha sonado como un gruñido de dolor. No lo estoy imaginando ¿verdad? Quizás ha sido el viento, ya se sabe que en las cuevas el viento puede jugarte malas pasadas y hacerte creer que oyes y... oh, ya me callo, son los nervios - murmura tratando de excusarse.

—No, no es tu imaginación —responde Zenda en un susurro—. Vayamos con cuidado.

El cadáver del pobre caballo es una visión tenebrosa bajo la luz anaranjada de la antorcha. El hocico desencajado en una perturbadora mueca de dolor, la lengua pareciera serpiente atrapada entre los dientes al intentar escapar de su garganta, las patas retorcidas, la tripa abierta como una piñata. Una piñata para niños de gustos particulares. Y el hedor, a pesar del escaso tiempo que debe haber transcurrido desde la muerte, es suficiente como para darle la vuelta al estómago.

Zenda se tapa la boca y la nariz con el embozo, y se pega a la pared de la cueva. Con precaución, trata de observar lo que hay más allá del recodo.

La escena del equino destripado era horrenda, tapandome la boca para intentar disimular el hediondo olor avancé hasta la curva de la cueva y escuché ese desgarrador gemido de dolor, observé a los demás con un gesto de sorpresa y asentí ante sus afirmaciones... Entonces me escabullí entre las rocas de la caverna y busqué la manera de asomarme para continuar mi avance después de la curva, intentando diferenciar algo en la oscuridad.

Llegando al equino compañero mutilado, se huele algo... no sé que es claramente, "tal vez el tio kOsjtix* esté por aquí... al menos huele parecido a él sisisi..." voy pensando mientras llego a la curva para escrutar el negro interior a la vuelta de la esquina.