Partida Rol por web

La trifulca pareció acabar con las palabras de Rinaldo, las cuales parecieron conmover hasta el propio Francesco por un instante.  Pero la atención del padre estaba en la chica, seguía sus pasos a distancia por detrás de Mario.  La mujer parece del todo confiada sin el más minimo miramiento de ocultar sus actos lo cual hacía pensar a Francesco que aquella mujer se creía la única cainita del lugar o que les estaba conduciendo a una trampa.

La joven se acercó al pozo y vertió algún tipo de liquido, veneno quizá para sabotear el poco agua potable del pueblo y crear aun más caos y rechazo a las fuerzas invasoras.

Francesco siguió nuevamente a la mujer a una distancia prudencial por detrás de Mario como indicandole que no la perdiera.

Rinaldo estaba satisfecho, junto con la colaboración de Cristoff habían dispersado a la multitud. Habían seguido a la muchacha, bueno más bien a Mario, quien era el que no la perdía de vista e iba por delante. Cuando llegamos a su altura, allí estaba la mujer detenida junto a un pozo, sujetando en su mano algo con claras intenciones de dejarlo caer.

Cristoff se lanzó hacia ella espada en mano. Quizá Rinaldo podría haber intentado detenerla usando su velocidad, pero no pensaba meterse en medio de la espada de aquel hombre. Confiaría que la detuviera.  Así que permaneció a la espera de ver como se desarrollaban los acontecimientos.

La muchacha se giro sobresaltada, mucho antes incluso de que Cristoff desenvainara su espada. ¿Qué había pasado? ¿Qué la había hecho girarse? En su giro, la mujer dejó caer el frasco que revoto en el suelo sin romperse y levantó los brazos como si tratará de cubrirse de un ataque o de algo. Transcurrieron unos segundos hasta que la mujer se dio cuenta de que no había ninguna amenaza cercana, Cristoff y su espada desenvainada  estaban aún lejos, cerca solo estaba Mario. La muchacha miró con curiosidad a Mario. ¿Quién eres tú? ​​​​​​Pregunto simplemente con un fuerte acento rural y rudo.

Al ver la espada desenvainada de Cristoff, la muchacha levantó las manos para mostrar que iba desarmada. Esas son las "enseñanzas" de los cruzados, atacar a una mujer por la espalda. 

- Me llamo Mario - le dijo presentándose - Y él es Cristoff. Se habrá asustado por el frasco que llevabais en las manos y que queríais echar al pozo - le comento acercándose a pasos rápidos. 

Mario se agachó, cogió el frasco y lo examinó. 

- No os asustéis, no se va abalanzar una manada de caballos sobre usted, son viejos trucos de un viejo Ravnos, lo suficiente para que soltarais el frasco y no lo vertierais en el pozo - le dijo con media sonrisa para que se explicara así lo que acababa de pasar. - Decidme, quien sois? qué pretendiáis?

Rinaldo se colocó bloqueando la huida de la joven. No creía que lo intentara, pero nunca estaba de más ser precavido.

-Casi montas una buena escabechina allí atrás. Le reprocha a la mujer. ¿Qué crees que es? Pregunta a Mario por el contenido del frasco.

Cristof puso la hoja de su espada en el cuello de la mujer y he hizo un gesto de desagrado al escuchar la replica de la mujer. 

-En realidad primero os desnudariamos, os penetrariamos el pelotón entero por turnos y si fuisteis...afable os permitiriamos vivir...-dijo tratando de recordar con expresión neutra sobre sus vivencias en las cruzadas o sobre lo que había oido en alguna taberna.-...dado que ambos conocemos nuestra situación...he pensado en mataros un poco a fin de soltaros la lengua...ahora poneos de rodillas si os place.-para acentuar su amenaza dió media vuelta a la hoja y la dejo caer sobre el hombro de la mujer para "incitarla" a cumplir su petición.

La mujer que se disponía a contestar a Mario, miro con odio a Cristoff. ¡Veo que los cruzados continúan con sus absurdos rituales! ¡QUEMAR Y MATAR! Pero esta mísera aldea y todo lo que hay en ella sucumbirá a las iras de la tierra. ¡No sois bienvenidos en esta tierra y pagareis por lo que habéis hecho! ¡LAS HORDAS DE MI PADRE ARRASAN TODO! ¡Matadme si queréis, pero vuestra sentencia ya esta sellada!

Francesco llegó al grupo unos instantes después cuando la situación con la chica ya se había salido de madre.

Cristoff porfavor eso no será necesario, al menos de momento, estoy seguro que la señorita tiene mucho que contarnos.

Mi nombre es Francesco y sepa que nuestros intereses y los de los cruzados tienen caminos diferentes.  Es mejor que nos ahorremos los detalles sobre las muertes que podriamos propiciarnos los unos a los otros y veamos si tenemos algún interes común ¿Podemos hablar en un sitio más tranquilo? 

Solo trato de ser cortes pero me temo que no es una invitación.

Este es un lugar tranquilo. Luego mira con desgana a Cristoff. Si no fuera por él. Además, prefiero el aire puro y la libertad de la noche. Así, si me ocurriera algo, mis Szlachta no dudarían en intervenir.

Mi nombre es Erzebet Toth, ya que estamos con las presentaciones. Los cruzados quemaron el monasterio de mi hermano con el dentro. Solo busco venganza, así de simple. Argumenta con desprecio casi escupiendo las palabras. Mi padre también busca venganza, y el no será tan sutil como yo, él arrasará esta tierra. Matara a cruzados y lugareños, hombres y mujeres, adultos y niños. Su sangre lavara la muerte de mi hermano.

Ves que Erzebet no sucumbe a tu intimidación. Sigue hablando de manera altiva y en ningún momento a achantado la cabeza como ocurre con los vulgares campesinos.

-Erzebet te diría que es un placer, pero desde luego no lo es. Esas amenazas tuyas son solo palabras. Si existe una fuerza tan grande y devastadora ¿por qué no intervinieron antes? Rinaldo miro a la joven intentando descubrir cuanto de verdad había en sus palabras. Por supuesto no le quitaba ojo y pese a estar conversando con ella tranquilamente seguía vigilando que no intentara nada raro.

Otra pregunta le vino al noble a la cabeza -¿Qué contiene el frasco? Suponía que algún tipo de veneno, pero a falta de que alguien aportara algo no perdía nada por preguntar.

-Szlachta...-, musitó Enzo para nadie en particular, como si estuviese pensando en voz alta. 

El enmascarado se acercó con paso sombrío hasta Erzebet y tomó el frasco del suelo, tendiéndoselo al sacerdote sin mediar palabra.

-Señora... Mi nombre es Enzo... Puedo ser un amigo o un enemigo... Depende de usted... Créame... Lamento su pérdida... Háblenos de su hermano... Y luego de su padre... Quizás podamos ayudar...-. Su voz resonaba gutural, entrecortada. Como un susurro áspero, muy grave e inquietante.

Suerte tenía Erzebet, pues Enzo estaba empleando su tono más cortés y humano.

Mario no era ningún aprendiz en cuanto a las mentiras, ya sabía mucho de ellas. Claramente Erzebet se estaba tirando un farol en cuanto a los Szlachta. Seguramente no habría ninguna de esas criaturas a días de camino a la redonda.

Pero la segunda afirmación de la muchacha era totalmente veraz, si había alguien dispuesto a reducir a cenizas la ciudad y con el poder necesario para ello. Esto lleno de terror a Mario ¿Quién sería ese ser con poder para destruir a todo un ejercito cruzado?

Si existe una fuerza tan grande y devastadora ¿por qué no intervinieron antes?

No era necesario. ¿Alguien se preocupa por las ratas o los gatos callejeros? No, son simples sabandijas que no merecen nuestra atención.  Contesta con cruel ironía a su propia pregunta. Lo mismo pasa con el ganado, la chumas, los humanos o como quieras llamarles. Esos patanes mugrientos pueden ir de un lado a otro, adorar al dios que quieran o incluso matarse entre ellos. ¡Esos patanes no merecen nuestra atención! Pero cuando la rata muerde las orejas de un recién nacido o el gato que mata una gallina, cuando los seres insignificantes interfieren con las cosas importante es cuando reciben su castigo. La rata es molida a palos y el gato desollado vivo.

Esos mugriestos patanes podían haber reducido la ciudad a cenizas y cubrirla con sal, y no hubiera derramado ni una sola lagrima o movido un dedo. Pero quemaron el monasterio con MI hermano dentro y merecen ser castigados por ello. Las palabras de Erzebet destilan odio e ira, además de indiferencia por las personas humanas. ¡Padre arrasara esta ciudad! Yo soy un simple emisario.

Aun después de esto seguís preguntado que hay en la botella. Ingenuos. Son las vísceras licuadas de una vaca muerta hace semanas. Para aquellos que tengan poco ingenio, si es veneno. La ponzoña envenenaría el pozo durante un años hasta que llegaran las lluvias primaverales y renovaran el agua.

Cristoff miró como la hoja de su espada cortaba ligeramente la tela del hombro de la joven mientras esta decía lo que quería decir como una adolescente. finalmente aclaró su garganta y habló de nuevo a la joven.

-Me da igual la iglesia, los templarios, tu hermano y por supuesto tu aflicción. Ayer maté a dos cruzados que trataban de violar a una joven y hoy con tanto revuelo no veo el motivo por el que no deba clavarte mi espada y secarte como una pasa. tu hermano fue un estúpido si no creó una cripta bajo el monasterio donde buscar refugio y tu eres otra por tratar de buscar venganza en la comida. 

Si eres incapaz de superar tu dolor debería matarte aquí mismo antes de que causes mas problemas.-sentenció el cruzado antes de apartar la espada del cuello de la joven y envainarla con una floritura.