Partida Rol por web

Ghion intenta sobrepasar la zona resbaladiza, pero... suficiente tiene con no perder pie, y agarrándose al cercano muro de piedra, necesita varios segundos para estabilizarse.

Suspirando, se lanza un conjuro defensivo.

La grasa en el suelo se había convertido en un gran impedimento para los héroes. Ahora podían sufrir en sus carnes el conjuro con fama de dar más quebraderos de cabeza a buen número de enemigos. Valk se arrastró ganando un metro y medio, buscando la salida de ese charco. Ghion a punto estuvo de caer, habiendo de guardar el equilibrio para lanzar un conjuro defensivo.

Pitu se había quedado sólo, tenía que emplearse a fondo contra dos trogloditas pues tras sus golpes con las pequeñas hojas de metal una explosión tras los reptiles hizo que uno cayera ardiendo, mientras que los otros dos sufrían también los efectos de aquellas llamas. Alexander había pasado con grandes zancadas sobre la grasa y gracias a ello podía apoyar a su amigo.

Ender conjuraba desde atrás, para traer un nuevo aliado a la batalla.

Entonces, los reptiles lanzaron garras y mordiscos contra el mediano, quien gracias a su pequeño tamaño logró esquivarlos varias veces, saliendo ileso de aquél intento de acabar con él.

El troglodita arcano pudo darse cuenta de que el semiorco era un problema, tras ver el lamentable estado en el que había dejado a los suyos. Con sibilinas palabras le apuntó con el dedo, mirándolo con fijeza tratando de amedrentarlo para que tomara el camino contrario y se alejara corriendo.

Ender acabó su largo conjuro, un aguila apareció justo detrás de uno de los lagartos, lanzando golpes con las zarpas y el pico mientras gritaba. Ataca al mago de allí.* después se alejó unos centimetros y se giró mirando hacia el mago.

Ender por su parte, apuntó con la varita al chamán, para evitar que siguiera lanzando conjuros, o al menos molestarle.

Terminado su conjuro, las prisas por ir ayudar a Pitu juegan una mala pasada al oráculo, que esta vez sí, resbala sin asidero al estar ya empuñando su mayal y se cae al suelo cuan largo es.

Maldiciendo, se pone en pie de nuevo...

Las cosas por atrás iban sobre resbalones y culetazos. Adelante, donde se encontraba Pitu, de fuego y sangre. 

Con ferocidad dio un tajo vertical con su hoja izquierda, pero sin la fuerza suficiente para atravesar las escamas del enemigo. Con la derecha imitó el movimiento, pero esta vez en diagonal, con el acero apuntando justo a la axila donde la piel era más blandita.

El paladín siguió arrastrándose torpemente por la grasa...  la próxima vez paso corriendo, así si me caigo con el impulso y lo que resbala esto aunque me caiga caeré al otro lado. Pensaba para sí inconsciente de que en esos momentos el reglamento se reía de el

El hechizo del troglodita iba dirigido a Xander, si. Pero el alquimista estaba preparado. Ya había visto muchas cosas en su vida como para amedrentarse con una cosa como aquella.

- ¿Qué ha sido eso? ¿Tratabas de asustarme? Mira como tiemblo, buuuu... - Se burlaba el bombardero loco del arcano de los enemigos.

Mientras se burlaba, cargó su ballesta nuevamente y apuntó al troglodita chamuscado que tenía en frente, dejando el otro para Pitu. Cuando lo visualizó, tan cerca como estaba, le disparó a bocajarro.

Los trogloditas debían de ser fieros guerreros pero no podían resistir lo que les venía encima. Con el cuerpo ya lleno de quemaduras, en cuanto Ender invocó su agresiva águila sucumbió el primero de ellos, ahora lleno de arañazos. El otro tuvo que llevarse otra herida más por parte del pequeño skald, para después recibir un varitazo del semiorco, quien estaba bien preparado para luchar a distancia.

El arcano abrió los ojos.

- *Malnacidos, no quisísteis huir, ahora traeré más de los míos. Puagggg, churf.*

Escupió en dirección a Alexander quedando el escupitajo a varios metros pero eso daba igual, lo importante era el desagradable gesto, más propio de enanos o de bárbaros. Tras aquello echó a correr perdiéndose de nuevo en las sombras.

*¡A por el!

Tras dar la orden, el mago intentó pasar por la zona de grasa mágica, pero a punto estuvo de acompañar a sus compañeros. Con un gruñido se teletransportó hasta el borde del conjuro, pero fastidiado por su falta de poder no consiguió acabar de salir. Por suerte no cayó al suelo.

Trabajosa y penosamente, el paladín se puso en pié, se sentía viejo e inútil, no pudo ayudar a sus compañeros en el combate, y ahora que consiguió salir uno de sus enemigos se escapó... No puede dejar de culparse, sintiendo que si hubiera estado ahí eso no habría pasado... 

Tras recuperar la verticalidad, dio unos torpes pasos en pos de su rival, sin llegar a avanzar demasiado

El troglodita quería escapar y si lo lograba se les complicaría la misión.

Pitu se armó de toda su bravura y sus cuchillas cayeron al suelo con un sonoro "clink" metálico. Lento pero inexorable avanzó hacia el sur, hasta llegar hacia el conjurador. Una vez cerca, se abalanzó sobre él, con los brazos abiertos, apoyándose con el peso de su armadura de acero. Apresando fuertemente.

Mientras Xander veía aquel sucio gesto del troglodita, escupió a su vez, quedando su gargajo a unos centímetros del shamán, momento en que se recolocó el ala de su sombrero, como desafiando a su adversario. Por suerte, este acabó huyendo y Pitu salió en su busca. El alquimista no tenía dudas de que el cabrero no dejaría escapar a aquel troglodita para que diese la voz de alarma, aunque el sonido de las bombas tampoco avecinaba nada bueno y debían estar todos preparados. Bueno, todos no. Cuando miró atrás, momentáneamente mientras recargaba su ballesta, no pudo reprimir una sonrisilla al ver como Ghion seguía resvalando en la grasa.

- Vamos Ghión, deja de ensañarte con el suelo y ven a ayudarnos. - Dijo siguiendo la estela del paladín y el cabrero, para ver si tenía que ayudar con el troglodita.

-Mierda!- Repitió la maldición al ver al mago salir corriendo. Sin avanzar más, decidió esperar a sus compañeros. Debía reagruparse y tomar una decisión. 

Hasta que eso ocurriera, recogió sus cuchillas y sacó la honda. 

El águila fue en busca del enemigo troglodita para encontrarse con la oscuridad. La sala sólo era alumbrada parcialmente por la luz de los fuegos faéricos, así que el ave podía ver al troglodita arcano y seguirlo.

*¡Invasores, vienen a por mi!*

Se escuchó decir al reptiliano, a quien quisiera que hubiera allí, que por ahora no podía verse. Se escuchó el sonido de alguien prepararse, sonidos propios de reptiles, como era de esperar. El hechicero entonces la tomó contra el águila, retrocediendo y lanzando de nuevo su magia aterradora.

Ghion trató de moverse sin éxito, estaba atrapado por aquella zona de porquería negra que le impedía moverse.

Ender miró impresionado la duración de aquel conjuro, si lo hubiera lanzado él seguramente ya se habría disipado.

Viendo que era probable caerse o quedarse parado, volvió a desaparecer de encima de la grasa para aparecer fuera, y ya tocando suelo se apresuró a avanzar y activar directamente la varita en vez de esperar como antes.

El aguila por su parte, resistió el conjuro del lagarto y se lanzó con los espolones y el pico para intentar acabar con él.

Furioso por el tiempo perdido el la grasa, el paladín descargó toda su rabia en una potente carga contra el vil hechicero que usó tan ridícula treta, sin darse cuenta que haber estado reptando por el líquido resbaladizo había pasado factura a sus botas, así que cuando quiso detenerse en seco para asestar un funesto golpe que decapitara al troglodita fue incapaz de hacerlo, resbalando varios metros y usando el arma más para equilibrarse que para su buscada venganza.

-Estamos dejando a Ghion atrás...- Exclamó Pitu al no ver aparecer al clérigo. Sin un miembro menos podrían acusar la desventaja numérica, pero no podía dejar solo a Valk, el cual había cargado contra el hechicero.

Soltó la honda y corrió rodeando al enemigo. Su objetivo era situarse tras su espalda y cortar otra retirada.

Tragándose el orgullo, y sabedor de que está siendo una rémora para el grupo cuando le necesitan en el frente de batalla, Ghion no se levanta una tercera vez y en su lugar se arrastra lastimosamente por el suelo hasta dejar atrás el charco grasiento, momento en que intenta levantarse y mantenerse en pie.

Escuchando la exclamación de Pitu, intenta tranquilizarle. Enseguida voy para allá! Seguid!

Sin esperar a todos los miembros del equipo, parte echó a correr en busca del arcano que les había puesto en aprietos. Ghion todavía trataba de salir del charco de grasa optando ahora por moverse despacio.

Ender lanzó sus proyectiles mágicos, los cuales impactaron en el troglodita, quien también fue atacado por el águila. A pesar del castigo logró mantenerse en pie.

Pitu emprendió una carrera más no contó con algo. Los escalones que habían delante estaban protegidos y al pasar, una lanza surgió del suelo, rasgándole la pierna. La lanza quedó sobresaliendo del suelo. Alexander, que acababa de cargar la ballesta, disparó con ella pero no logró colocar el virote donde quería.

Valk cargó a continuación, estaba decidido a luchar ahora pero por ahora no acertó. Entonces, de los diferentes lados acudieron más enemigos. Dos hombres y un lagarto. Notó el pestilente aroma sin embargo logró retener el aliento evitando las náuseas.

Los trogloditas no tardaron en responder a la invasión. No eran demasiado diestros, mas uno directamente logró atravesar al águila invocada por Eren. El ave se desvaneció, por lo que habían perdido a un aliado valioso.

El arcano, viéndose rodeado, usó la lanza que tenía en su mano. Parecía una buena arma, solo que al enarbolarla no fue demasiado hábil, aunque el paladín se distrajo contra el enemigo del otro lado y al hacerlo sintió la punta afilada clavarse en su costado.