Partida Rol por web

Journey End: Ikigai

☽ Acto III-2: Ofrenda a los Espíritus ☽

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23/09/2025, 03:40
Narrador

 Aún en esa desesperada situación, alguien escuchó.

 Una presencia respondió a la voluntad de Hitomi de salvar a las personas a cambio de lo que sea que pudiese pedir a cambio. No obstante, la ayuda no vino en forma de una fuerza que solucionase por si sola el problema, sino en forma de una herramienta que se materializo sobre las manos de la miko tras un gran destello de luz cálida, mismo que provocó que el zorro se detuviese en seco, retrocediendo un par de pasos mientras era cegado por la luz.

 Formada por una hoja de gran calidad, una katana ahora se posaba en sus manos. Con una empuñadura y ornamentación dorada, el arma desprendía un brillo casi divino con un aura cálida y reconfortante.

¡NO JODAS! ¡FUNCIONÓ!

Eso es... ¿¡Un tesoro del Hermano Sol!?

¿¡Por qué respondería ahora a las plegarías de una mortal!?

¡VAMOS, KARAMONO, ACABEMOS CON ESTO!

 Los Kamis parecían haber escuchado sus plegarías y Hitomi ahora tenía en sus manos una herramienta con la que tal vez podría dar la vuelta a la situación. No obstante, nunca había manejado una katana antes, al menos no con los rigurosos entrenamientos que tenían los samurais, y pese a sentir que aquella arma casi formaba parte de su cuerpo y mente ahora, dependía totalmente de ella como darle uso.

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02/10/2025, 17:21
II - Hitomi Kurioka

A pesar de escuchar las voces del mono y de la loba, me mantengo con los ojos cerrados, concentrada. ¡Se que no son formas... pero en estos momentos el protocolo me da igual! Cierro los ojos con aún más fuerza al escuchar las patas del monstruo despegar del suelo, sabiendo que no tardaría demasiado en notar... ¿Una mirada? La sorpresa es más fuerte que el miedo y abro los ojos para ver esa luz posarse sobre mis manos. 

- ¿Una katana? - levanto las cejas, observando todos los detalles de su empuñadura. No es lo que esperaba, pero estoy satisfecho. Se me dibuja una sonrisa ilusionada y me levanto de un salto, alzando la espada al cielo - ¡GRACIAS!  - por un momento se me pasa por la cabeza la idea de añadir un "Hermano Sol" al final, pero sería poco respetuoso si al final no ha sido él quien me ha escuchado. 

Así que viendo que tenemos la ventaja, sonrío, me coloco junto al mono y sujeto la espada como he visto hacer a los guerreros del pueblo, para darme cuenta de que es terriblemente incómodo. Oye, oye, oye... No me digas que se pasan entrenando así todo el día. ¿Y lo que se cargan los brazos? De hecho, pesa más de lo que esperaba. ¡¿De verdad voy a poder atizarle con esto?! ¡Que las únicas espadas con las que he jugado han sido de juguete o directamente palos del bosque! Mi sonrisa de seguridad pasa a una más nerviosa y le hablo entre dientes a mi compañero.

- Ssssí, solo que pasa una cosita de nada... - le dirijo una mirada de reojo, angustiada y esperando que la loba no se dé cuenta - ¿N-no me podrías dar una clase rapidita de cómo manejarla, verdad?