Partida Rol por web

PRIMER PADRE DE LA PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.

PRIMERAS HORAS DE LA NOCHE.

- Bresa se dirige a su habitación en los barracones de los jinetes libres llevándose a sus hijos Roy, Ruyara y Cysa.

- Entran en el Castillo procedentes del Lago Aguasclaras: Blantel y Dod; Malcom Ríos y Pendrik Tully; Acólito Eremiel; Nana la Comadrona.

- Debemos irnos al castillo lo antes posible. Ya es tarde. - comentó Malcom Ríos a Pendrik Tully en un intento de apresurar su paso. - Te acompañaré al dormitorio y luego terminaré mis quehaceres.

Malcom Ríos pasaba con la caja del laúd por el patio de armas, obviamente apresurado.

Armase se dirigió a los familiares de Matamoros y a los de Din el Forestal. Vamos, desalojad ya el patio e id a vuestros aposentos, es tarde y hace muchos años que no soy canguro de nadie.

Luego se movió hacia donde estaban situados los criados recogiendo los enseres colocados en el patio: Vosotros, acabad rápido, mañana necesitamos esto limpio y a vosotros descansados para seguir alimentando a los nobles.

Aún con un más que visible enfado por todo lo acontecido, camino refunfuñando de arriba a abajo por el patio de armas. No quiero retirarme directamente, sino que prefiero esperar un rato mientras me da el aire a ver si consigo que se me pase.

- Esto no puede ser. Las tradiciones... Los siete... Tamañas faltas de respeto traerán consecuencias. - mascullo acaloradamente.

- Orsey Crakehall sale de la Casa del Castellano, atraviesa el Patio, y sale por la Barbacana hasta el Lago Aguasclaras.

- Algo después van llegando desde el Lago: Aisa, Jeremyed, Aaron, Jodd, Harry, Lady Olenna, Gwraidd, Soraya, Jack.

- Malcom Ríos se dirige a la Casa Señorial.

Pendrick apuró sus pasos para ir al mismo ritmo de Malcom y llegar lo más rápidamente a los dormitorios, tal como afirmaba este. Asintió con la cabeza sus palabras y siguió caminando rápida y silenciosamente. Girándose de vez en cuanto hacia detrás como si simplemente mirando hacia allí pudiese ver a través de los muros y saber que ocurría; si habían descubierto algo, si habían apagado el estrado, si sabían quién era el culpable. Consiguió no sin esfuerzo acallar su curiosidad y centrarse en no perder el paso de Malcom.

Nana llevaba barra y media de pan en las manos, de las sobras del banquete. Dirás lo que quieras de los Dioses Nuevos, pero saben engordarte con festivales y romerías.

Mañana este pan ya va a estar duro. Se lo voy a llevar al barracón de los jinetes libres, que esos parásitos tienen piños duros como rocas.

Nana cruzó el patio para ir al barracón de los jinetes.

El día había sido largo y duro, pero ya estaba acostumbrado al quehacer diario. Aun así, no pudo evitar exhalar un suspiro de alivio al llegar a su hogar. Mi esposa llegó antes que yo, siempre llega antes. Le gustaba llegar a casa y encontrar la chimenea encendida para poder sentarse en su sillón y permanecer allí hasta que el sueño le condujera a la cama. Y su esposa siempre tenía el fuego preparado.

El camino a casa fue como todos los días. Tranquilo y sin incidentes. Ciertamente, no se había percatado de nada ese día al estar afaenado en la cocina. Al día siguiente prestaría más atención para saber como iban las cosas en el castillo o si había alguna nueva interesante.

Mientras su paso se mostraba firma, el respirar de aquella pelirroja era irregular, inestable, aún tenía grabada en la mente la imagen de las llamas. Agradecía que todos estuvieran a salvo, que nadie hubiera corrido peligro, que el mismo fuego no tuviera la libertad de extenderse, pero ante todo, se alegraba de que tanto ella como su hijo Jack estuvieran sanos y salvos, aunque llevasen ese mal trago en el cuerpo. Era el momento de retirarse, de marcharse a dormir, de dejar esa vivencia atrás e intentar mencionarla lo menos posible; ya les quedaba como recuerdo el deterioro del altar y las ascuas, fruto del inesperado encuentro con el fuego. 

¿Quieres que te cuente algún cuento hasta que el sueño pueda contigo? puedes elegir tú la temática hoy, cariño. - Preguntó, recuperando el aliento lo más rápido que le era posible, mostrando inclusive una pequeña sonrisa de sobreprotección además de cariño y por supuesto, amor de madre.

Lo más importante es que él conciliara el sueño, que no quedase en él rastro de temor por lo acontecido, a pesar de todo, era un niño, y ella, una madre que ejercía la sobreprotección hasta extremos insospechados. Realmente, era su única familia, aunque tuviera más ocupaciones que atender.

El resto del camino lo continuó más atento al resto de las personas del castillo que a su hermano. No le hacía mucha gracia estar cargandolo.

Salieron del patio para dirigirse a sus aposentos. Hizo tal como se lo indicó su madre, arrojó a Llum en el catre y fue con Lumila -¿Madre, vas a necesitar que busque algo para la cena?- Esta noche le hubiera gustado recorrer el bosque, pero lo mejor era hacer buena letra.

Un poco más calmado despuéd de caminar airadamente de arriba a abajo a lo largo y ancho del patio de armas, decido sentarme tranquilamente sobre un fardo de heno junto al muro Norte y alzar una oración silenciosa al Padre.

Estiro las piernas y recuesto mi espalda contra la fria piedra.

Desde ahí, contemplo en silencio cómo los habitantes del castillo van retirándose a sus lugares de descanso mientras las estrellas van poco a poco poblando el cielo nocturno.

- Es muy tarde para andar por aquí, debemos darnos prisa Dod dije dirigiéndonos al taller donde vivíamos

- Menuda fogata han organizado hoy - Digo en voz alta sin dirigirme a nadie en particular, sólo a mi mismo. - Gracias que nadie ha decidido ir a caballo paseando hasta el lago, los pobres se hubieran asustado con ese fuego - Intento dirigir mis pensamientos a otra parte, pero eso no produce que la inseguridad no me cale en los huesos, como parecía que le pasaba a otros de los habitantes del castillo. Un fuego no se inicia solo, eso lo sabe cualquiera, así que, o alguien nos estaba atacando, o alguien de dentro había prendido el altar. ¿Pero quién ataca empezando por una construcción junto al lago, teniendo cerca el castillo? ¿Podría alguien de aquí estar haciendo esto? Esperaba que el Castellano tuviera un buen olfato de sabueso para saber solucionar estas cosas, lo mío eran los caballos, y ya tenía bastante con eso.

- Pendrik Tully se dirige a su habitación en la Casa Señorial.

- Nana se va a la Casa de los jinetes libres.

- Viterrand y su esposa Flavia se van a su habitación en la Casa Señorial.

- Blantel y Dod se van a los talleres.

- Los últimos rezagados llegan al Castillo.

PRIMERA MADRE DE LA PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.

TRANSCURRE TODA LA NOCHE.

Din observó cómo los últimos rezagados regresaban al interior del Castillo. Despreocupado ya ante posibles ataques encaminó sus pasos hacia la casa señorial. Debía descansar con su familia pues al día siguiente tenía mucho que hacer.

Estaba convencido de que el incendio había sido provocado pero quería hablar antes con el Maestre Ammon, e intercambiar impresiones con él. Sabía que aquel anciano habría averiguado más sobre el fuego que el propio Forestal, y a Din sólo le quedaba una duda. O al menos una que importara.

Armase se acerca a los hijos de Din, que sólo hacen que jugar, incansables incluso a esas horas de la noche. El padre los llama y Armase se dirige a los más alejados. 

Va nenes, hora de ir a dormir.