Partida Rol por web

AÑO 52 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Aldea de Aguasturbias.

Valeris, antepasada directa de Dhur y su padre Din, es Forestal.

Aún recuerdo aquella escena. Fue cruel, terriblemente cruel. Lo único que me salva es que sigue vivo y sigue a mi lado y aún así, siguió cuidando de mí. Ahora llevamos diez años viviendo juntos, sobreviviendo de lo que cada uno trae a casa.

Hace unos días una mujer del barrio dijo que buscaban a alguien que supiera coser en la casa de un pequeño noble que se había instalado cerca. Aquello fue estupendo, si hubieran sabido la de veces que tuve que arreglar nuestra ropa. Últimamente quedaba mejor que nueva. Phelis hoy no me acompaña, iré sola a solicitar el trabajo.

Si todo va bien, podremos despreocuparnos de jornales por trabajos sucios que sólo nos daban a nosotros. Trabajos en los que muchas veces sólo te daban la comida, sin preocuparse de las heridas que uno se producía. Quizás pudiera hacer algo que se me da bien, de forma honrada. Ganar el dinero suficiente para vivir tranquilos. Ese sería mi sueño, que algún día estemos juntos de verdad, no sólo como compañeros para sobrevivir. La vida ha sido dura, pero más dura hubiera sido sin él. Quiero... quiero agradecerle y lo que no es agradecerle. Amarle. Vivir y dar a luz a niños, niños de rateros, mendigos... Demasiadas cosas desagradables. Lo importante es criar esos niños como no pudieron nuestros padres, ni siquiera recuerdo a los míos, muertos ya. Que puedan vivir lo que nosotros no pudimos. Verlos crecer... y enorgullecernos de lo que hemos conseguido.

El único problema ahora es él. Está muy deprimido últimamente y la noticia de que pudiera conseguir trabajo realmente no le ha aliviado esa carga. Creo que está preocupado, quizás también aburrido. Nunca le dan los trabajos que hubiera querido, no es que sea vago, simplemente, trabajar con una mano de menos seguro que es difícil. En estos años ha aprendido a valerse con una sola mano y aún así no le dan mucho trabajo. Espero que se alegre, no quiero formar una familia tras una mirada triste.

AÑO 73 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Cerca de Seagard.

Esarina hija de Esaria, 35 años; Frey descendiente de alguien de nombre deconocido, 33 años; Lucila hija de Esarina, 7-8 años. Antepasados por línea materna.

- Los tiempos en invernalia fueron duros pequeña, me acuerdo cuando mi padre cazaba en los bosques, era fuerte incluso para la edad que tenía. - Comentó con añoranza hacia aquel tiempo atrás. - Lástima que un Forestal lo confundiera con un furtivo, era una gran persona.

La niña miraba desconcertada, sin saber muy bien qué decir. No había llegado a conocer aquél hombre, sólo sabía que era frío como el hielo, pero era al igual que el frío alguien que tras mucho contacto calaba hasta los huesos.

- Lo que tu madre quiere decir: Aquí se está mejor que allí, es un lugar más cálido. No tenemos que preocuparnos de la nieve. - Comentó el padre de la niña.

¿Qué había hecho? Se había quejado por una herida, no era para tanto. Su padre se preocupaba demasiado y su madre encima le apoyaba.

- Ponte algo en la rodilla y salte fuera a jugar. - Comenta su madre mientras le limpiaba la sal de las lágrimas secas que rondaban la cara de Lucila.

La niña coge un paño limpio y se lo ata a la rodilla, lo más fuerte que pudo. Su padre se acercó a revisarlo, mejorando la colocación del mismo. Luego la niña se aleja corriendo por la puerta, donde algunos chicos (y chicas) le esperaban.

- Sabes que no quiero que le pase como a mi madre. - Comentó Frey.

- Lo sé querido, no quiero que le pase eso tampoco. [...]

- Quién iba a pensar que un corte se infectaría tanto... Aquellos gritos de dolor en las noches...- susurró la mujer mientras se acabó sacudiendo la cabeza para alejar el pensamiento..

AÑO 52 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Desembarco del Rey.

Daena Targaryen (antepasada por línea paterna)

La obligaban a escribir y leer en Valyrio. Más tarde le tocaba historia, lo realmente entretenido era cuando su tío le visitaba y le contaba las cosas que tenía que aprender. También le hablaba de su madre, de lo que sufrió y de lo bella que era. Decía que había heredado su paciencia, su mirada y la forma de su cara. Decía que era muy bella y que desde que nació intentó que viviese. Sobre mi padre no hablaba, pero mi pelo del mismo color que el suyo revelaba que era heredado de mi padre. Por el contrario mis ojos eran grises, mi tío decía que mi madre los tenía verdes. Puede ser que ambos se mezclasen de manera que no los tengo como el resto de mi familia Targaryen.

Ayer mi tío me dijo que la familia de mi madre quiere que vaya con ellos. No los conozco, a ninguno. Jamás han venido a verme, o puede que sí lo hayan hecho pero yo no lo sé. No quiero irme, aquí me tratan bien. Mañana llegan y me llevan con ellos. Tengo miedo. Mi tío Jaehaerys dice que no pasa, que me irá muy bien y que espera verme de nuevo. Dice que soy una niña buena y que seré muy guapa. Me anima a irme y realmente me tranquiliza.

AÑO 60 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Seagard.

Daena Targaryen.

Mi primo quiere de nuevo verme, dice que soy muy guapa, que quiere casarse conmigo. No estoy segura, somos primos. De todas formas, mis familia paterna lo hace constantemente. Por otro lado, desde que vine aquí se ha portado muy bien conmigo y nos lo hemos pasado muy bien juntos. Él quiere ser lord de los Mallister en algún momento, aún está esperando, pero dice que no sabe si será él. Quizás quiera casarse conmigo para motivar su candidatura al futuro puesto... Pero realmente no me importa. He de reconocer que los Mallister son muy parecidos a los Targaryen, me pregunto si mi madre actuaba así también. Quisiera haberla conocido.

AÑO 78 DE LA DINASTIA TARGARYEN: Tierras de los Ríos. Antepasado por línea paterna:

Daldor, tatarabuelo por línea paterna de Darién.

La tarde había sido fría en la choza de Granja Clara, dónde vivían toda la familia. Daldor, cabeza de familia presidía la mesa donde se sentaban todos a comer. En frente se sentaba su querida esposa Romildy que ya mostraba claras señales de envejecimiento, pelo canoso y manos algo más arrugadas de lo normal. Habían tenido una buena vida, dura pero buena. Sus cuatro hijos estaban en casa. El mayor Sorem no tenía nada de muchacho pues era todo un hombre cuya mujer también vivía ya con ellos. No habían tenido nietos pero sabían que su hijo lo intentaba todas las noches, aquellas paredes no dejaban lugar a la privacidad. El resto de hermanos aún no tenían esposa pero no creían que fuera muy difícil pues había bastante mujeres casaderas en esas tierras y la hermana tenía muchos pretendientes dispuestos a juntarse con la rubia. La paz de los reinos había sido bastante duradera y eso había incrementado la cantidad de jóvenes que sobrevivían a los tiempos.

Daldor llegó a la Aldea de Aguasturbias hacía más de veinticinco años, llegó con su madre huyendo de su abuelo. Tras asentarse en la peor cabaña que jamás hubieran visto y tuvieron que sobrevivir a base de ratas y pájaros. Los cuervos estaban duros, pero tenían carne. Fue un año muy duro en el que su madre sólo sobrevivió gracias a la fuerza del muchacho. Por desgracia su abuelo apareció persiguiéndolos y sólo la buena fe de un pocero consiguió hacerlos huír antes de que éste llegara a encontrarlos.

Volvieron a mudarse, esta vez a Granja Clara, cruzando el lago y volvieron a tener que vivir en una nueva caseta llena de humedad y moho. Veinte años habían pasado desde aquel suceso, ahora vivían en una casa varias veces más grande y varias veces ampliada. En el nuevo pueblo, Daldor comenzó a dedicarse a la caza, se le dio bien el arco y la lanza por lo que pronto consiguió algo de fama en un pueblo tan centrado en la pesca en el lago.

Desde entonces todo fue tranquilidad y un buen hacer. La familia se incrementó, su nombre ganó prestigio y las peticiones de mano se habían incrementado para su hijo. La familia de rubios y sangre ándala dejó su peregrinaje por un tiempo.

VIÑETA IV: AÑOS 78 A 85 DE LA DINASTIA TARGARYEN:

- Desde finales de los años 60, el Fuerte Varl, ahora llamado Fuerte del Lago, está en manos de la casa caballeresca Oakenshaf, leales a los Tully. En el Año 85 nace el hijo del curtidor, Rhum.

- La aldea Aguasturbias está muy poco poblada en esta época, gran parte de sus habitantes trabajan en o cerca del Fuerte del Lago.

- La pesca es buena y abundante en el Lago Encharcado. Algunas obras y diques río arriba han contribuido a limpiar el lago, que ya no es tan turbio y sucio como en épocas anteriores.

- Sept de la Bahía es la población más importante de la región en esta época.

- Orillita es una aldea muy bollante a partir del Año 85.

- Solaz del Soldado comienza a ser conocida por ese nombre a partir del Año 80. Se dice que es un lugar de reunión de bandidos y mercenarios. Hay una posada y un burdel.

- Año 80 se inicia la construcción de una gran mansión señorial hecha de piedra de los Oakenshaf en Casagrande. Se termina en el Año 85. Anteriormente era una gran casa de madera (construida hacia el año 42).

- Año 80: En Casa Amable se han establecido varias familias campesinas principales, cada una especializada en la producción de un producto distinto, famoso por su calidad.

- Año 85: En Corral de la Encina muere Ser Osmure Oakenshaf, fundador del pueblo, sin descendencia. Un Mayordomo plebeyo pasa a administrar el pueblo para los Oakenshaf de Fuerte del Lago.

- Año 85: Cabaña de Brom: Brom el Fuerte tiene ahora 45 años. Se ha hecho famoso en toda la región, tanto por la cantidad de hijos que ha tenido, como por la cantidad de bandidos y saqueadores que ha matado personalmente.

- Año 83: Nace Ammon, en Antigua.

- Año 85: Nace Hadder Ríos, hijo de Lord Harlon Tully, en una población cercana a Aguasdulces.

- Solaz del Soldado

VIÑETA IV: AÑO 79 DE LA DINASTIA TARGARYEN. Orillita:

Jon, 22 años; Oberyn 19 años. -Abuelos por línea paterna.

- Es acogedora la casa, ¿no te parece cariño? - Comenta Jon mientras abre las contraventanas. Una nube de polvo se levanta tras esta y un rayo de luz penetra por los cristales ahumados por la suciedad.

- Querrás decir que será acogedora después de que limpie y ordene todo esto, ¿verdad? ¡Parece que lleva años sin habitar!

- Tranquila, yo te ayudaré a dejar la casa como nueva, recuerda que no debes hacer esfuerzos ahora que viene el bebé. - Se acerca a su mujer y le besa la frente. - Además tengo que hacer una cuna para el niño. ¿Te imaginas a nuestro pequeño correteando por aquí?

- ¿Querrás decir pequeña, verdad? - Se sienta en una silla y suspira. El viaje de mudanza ha sido duro y su prominente barriga de gestante no ha ayudado. - Sí, definitivamente nos va a ir bien aquí, lo presiento. Hicimos bien en venirnos con el dinero que sacaste de la construcción de los diques río arriba. No podías continuar así, era un trabajo demasiado duro.

- Claro, además aquí están llegando pescadores continuamente, podré dedicarme a reparar los botes y una vez que haya aprendido lo suficiente incluso podré construir uno para que naveguemos los dos por el lago.

- Los tres, recuerda, la pequeña Esaria también vendrá.

- Va a ser un niño, y se llamará Kevan, como su abuelo. Ya lo verás.

- Ya lo veremos. Ahora ven aquí, tengo un poco de frío.

Año 85 de la Dinastía Targaryen, Lanza del Sol.

Príncipe Tryller I Martell, Príncipe de los Rhoynar, Señor de Dorne.

El llanto me saca de mis pensamientos. Un llanto con fuerza y agudo como el ruido de un animal salvaje que clama por su supervivencia. La semilla es fuerte y abro las puertas de par en par, que se golpean contra los muros para dejarme entrar con mis pasos pesados. Ahí está mi mujer con el bebé en brazos, sucio y con su cordón umbilical colgando. Me detengo tembloroso ante la imagen mientras mi mujer me dice el nombre de mi hija, mi primogénita, Tryllia Martell, mi heredera y la futura Princesa de Dorne.

La miro con orgullo y amor. Recuerdo que en el resto de Poniente las mujeres no son reconocidas como primogénitas y no son capaces de heredar. Son miradas como menos que los hombres y son incapaces de ejercer soberanía como mandatarios. Es una estupidez. El mejor líder que los Rhoynar han tenido es la Reina Guerrera Nymeria, que guió la invasión de los Rhoynar a Dorne con valor y decisión como nadie más lo ha hecho, sin el apoyo de dragones, sino solo su pueblo a sus espaldas. Las mujeres son igual de dignas que los hombres para ejercer el mando y mi hija lo demostrará una vez más en la historia.

Salgo de la habitación para que preparen a ambas para recibir al Septón y que bendiga su nacimiento. Me dirijo al salón principal, donde entro y me siento en mi trono. Estoy feliz y una gran sonrisa cruza mi rostro, el que por primera vez en mucho tiempo no tiene la expresión severa de un hombre que defiende un país del resto del continente. En la habitación entra el hombre que tiene una cita conmigo. Es un hombre de mediana edad y una cadena de aspecto pesada cuelga de su cuello, fabricada con eslabones de distintos metales. Es un aspecto extraño y característico. Me pongo de pie y lo recibo con mis palabras:

 - "Usted debe ser el Maestre Ulwan. Yo soy Tryller Martell, Príncipe de los Rhoynar, Señor de Dorne. Bienvenido a Lanza del Sol."

El hombre se presenta educadamente y me indica que es un Maestre proveniente de la ciudadela de Antigua, donde ha aprendido artes y ciencias importantes para ejercer toda clase de labores en la Corte, como consejero, sanador e incluso alquimista. Escucho la larga lista de conocimientos que domina y me maravillo de pensar en toda la sabiduría que aquel hombre de aspecto débil y delgado porta.

Los pocos mercaderes que han salido desde Dorne a comerciar en las otras ciudades de Poniente, ahora que la guerra es casi un rumor lejano, me han contado acerca de lo aprendido. Han ido a vender nuestros frutos cítricos y otras mercancias que he permitido vender (no así los caballos de arena, que creo nos dan ventaja táctica en caso de que se renueven los combates pues Targaryen lleva muchos años gobernando y no sabemos quién lo sucederá) y me han contado acerca de las costumbres que han aprendido en otras ciudades. Entre una de las cosas que han dicho, es que todas las ciudades importantes están manteniendo Maestres de Antigua en sus cortes, como consejeros y utilizando sus servicios fielmente. Creo que es hora de mantenernos al día y aprovechar las cosas beneficiosas, es por eso que he mandado a llamar al hombre que está delante mío.

Le doy la bienvenida y le indico que será llevado a sus aposentos. Ahora tenemos el primer Gran Maestre de Lanza del Sol y con eso, la modernización de nuestra corte, la que ya no está solo poblada con guerreros, cortesanos y el viejo septón, sino también con la sabiduría y el conocimiento de las ciencias y las artes cultivadas en la segunda ciudad más antigua de Poniente.

Por fin somos una corte como el resto, moderna y poderosa. Tenemos los recursos, tenemos los hombres y tenemos la fortaleza de un pueblo que no se ha arrodillado ante nadie. Podemos prevalecer y vivir en paz ahora que el Dragón es un rey pacífico y civilizado, que no ha intentado dominar nuestras tierras ni asaltar nuestras ciudades. He mantenido un reinado de paz y prosperidad cautelosa, donde nos hemos expandido en relaciones sin bajar la guardia, pero hemos sido capaces de crecer y mantenernos como nuestros antepasados solo han soñado. Somos una nación fuerte.

AÑO 85 DE LA DINASTIA TARGARYEN: Tierras de los Ríos. Antepasado por línea paterna:

Sorem, tatarabuelo por línea paterna de Darién.

Estaba abierta, por fin lo habían conseguido, durante mucho tiempo hicieron todo lo posible por conseguir el dinero necesario y al fin su sueño se había logrado. Podían decir que la granja de pollos de Corral de la Encina estaba oficialmente abierta y en producción. Sorem se sorprendía cuantas vueltas podía dar la vida para cualquier hombre en unos pocos años.

Cuando era joven había vivido toda su vida en Granja Clara, allí junto a sus hermanos y hermana había disfrutado de una vida tranquila y buena. Hijo de uno de los cazadores del pueblo, Sorem había comenzado a seguir los pasos de su padre aprendiendo el oficio del arco y la lanza. Cazaban, vendían y volvían a casa con dinero. Trabajo rutinario pero bien agraciado. Con el tiempo se vio que había que aprovecharse de los conocimientos adquiridos por ser cazador y comenzó a hacer de guía para los nobles y mercaderes que cruzaban las tierras. Aquellos viajeros se habían incrementado con el paso de los años y el reino en paz incitaba a los viajes. Como buen conocedor de las tierras la gente esperaba que los guiara por los senderos más rápidos y menos peligrosos para poder cruzar hasta más allá de piedras viejas. Allí los depositaba junto a otro guía ya conocido y los dejaba seguir su ruta.

Gracias a este nuevo trabajo, Sorem acabó dejando el trabajo de cazador para dedicarse exclusivamente al trabajo de guía, permitiendo así que sus hermanos se dedicaran al trabajo de cazador y así que todos pudieran vivir bien con sus familias. Con el paso de los años Diana, su mujer, se terminó cansando de sus constantes viajes y su estancia demasiado largas fuera de casa. Este comportamiento se vio incrementado con el nacimiento del joven Darién hacía ya cinco años. Cuando su retoño nació, Sorem comprendió que no podría mantener su trabajo de guía durante mucho tiempo y aceptó los sabios consejos de su mujer.

Gracias a los constantes viajes por los pueblos de los alrededores, vio una oportunidad de empezar un negocio, en el pueblo de Corral de la encina, ni en la Cabaña de Brom, ni en Casa Amable disponían de un criador de pollos dedicado a ello. Debían comprar la comida desde los pueblos del lago y recibirlo por barco cada semana. Aunque algunas casas tenían pollos, eran escasos y muy propensos a ser robados. Comenzaron a recoger dinero de los ahorros y vendieron su casa en Granja Clara. Cedió su trabajo y contactos como guía a su hermano pequeño y se compraron una casa con un terreno bastante grande en las afueras de Corral de la encina.

Ahora Sorem está delante de la verja que determina el inicio de su propiedad, al fondo está la casa y en medio están los pollos comiendo del suelo. Su mujer sale de la cabaña con un cántaro de vino y se acerca sonriente, su hijo a su lado ya iba sujetando dos vasos y le ofreció uno a su padre. Los tres brindaron con un poco de vino por que la vida les siguiera sonriendo como hasta entonces.

AÑOS 78 A 85 DE LA DINASTIA TARGARYEN: El Dominio. Altojardín.  Gwendolyn Caswell, abuela de Ser Madrigal.

Gwendolin Caswell se había criado entre las Hermanas Silenciosas desde que fuera un bebé y, ahora, con catorce años y recién florecida, nadie conocía su nombre original, ni siquiera ella misma. Sus cuerdas vocales estaban atrofiadas, por lo que ni queriendo podría haber hecho gran cosa para romper el voto de silencio al que se debía. No había conocido más vida que la que las Hermanas Silenciosas le habían mostrado. ¡Bendita ignorancia! Así que no podía lamentarse de su suerte, pues desconocía sus nobles orígenes. Era feliz, a su manera, casada con la muerte.

Precisamente hoy era un buen día. Tras haber florecido iba a conocer lo que ella denominaba, a su manera, el tercer Misterio del Desconocido. Algunas Hermanas ni siquiera en toda su vida de servicio lo habían conocido y ella, con sólo catorce años, iba a ser introducida en él. 

Iba a poder participar en el embalsamamiento de un noble. Un joven y prometedor caballero que había muerto en un torneo celebrado en Altojardín. No era algo habitual, no entendía el por qué. Muchos exponían a sus queridos difuntos delante de todo el mundo desprendiendo el putrefacto y dulzón olor de la muerte. Pero al parecer el joven y malafortunado caballero era tan guapo que su madre quería conservarlo intacto, pagando la cuantía que fuera necesario para ello, por supuesto. Estaba excitaba por la novedad y las ganas de participar en un rito de semejante importancia.

Cuando las Hermanas se quedaron a solas con el cuerpo, se sorprendió del cuidado con el que era tratado y la extraordinaria técnica, totalmente desconocida para ella, con la que lo prepararon para su encuentro con el Desconocido. Normalmente era un proceso algo violento. Llenando el vientre del muerto con aceite de cedro hirviendo para, tras esperar un determinado tiempo, hacerlo salir. Esto era algo que se hacía siempre en secreto, fuera de miradas indiscretas, pues la tarea así lo requería. Muchas veces había tenido que subirse al cadáver y apretar con todas sus fuerzas sobre el vientre rígido e hinchado para hacer salir el viscoso aceite ya frío.  Junto con el líquido salían todas las tripas y entrañas derretidas y disueltas en su interior, quedando el cuerpo vacío.

Mas con el noble, joven y atractivo muchacho, procedieron de manera mucho más cuidadosa. Empezaron metiendo por las narices del difunto unos hierros encorvados, y después de sacarle con ellos los sesos, introdujeron las sales e ingredientes para conservarlo y ocultar el fuerte olor. Abrieron el cuerpo del joven por las ijadas con piedra de Dorne, aguda y cortante, sacando por ellas los intestinos. Una vez purgado el vientre, lo lavaron con vino del Rejo y después con aromas molidos, llenándolo luego de finísimas especias y de variedad de aromas, cosiendo finalmente la abertura con mimo. Tras estos preparativos adobaron secretamente el cadáver con sales durante días, según el plazo dado por la familia.

Al acabar, miró satisfecha el resultado. Parecía que el joven había resucitado y sólo dormía. Antes de sentir el deseo germinar entre sus piernas salió rauda fuera de la habitación.

VIÑETA IV: AÑO 80 DE LA DINASTIA TARGARYEN:

Antepasados de Brosten el Leñador: Brohn " El Negro" y Nhyla, de 21 y 24 años.

El joven cargó el pesado fardo de leña sobre los lomos del terco animal, que protestó rebuznando durante unos segundos. Tras asegurar bien el arnés se secó el sudor que caía por su frente con el puño de una camisa algo desgastada que asomaba bajo el jubón de cuero de su chaleco.

El sol del mediodía coronaba los despejados cielos sobre Villamanzano, sólo una leve brisa se había levantado ganando fuerza, amenazando con traer pronto nubes y con ellas algo de lluvia. Brohn sabía que era el momento de regresar a casa, deseaba volver para comer junto a su esposa, disfrutar de su compañía, de su bonita sonrisa. Sin duda para él lo mejor después de un día duro de trabajo. Durante su regreso atravesó como era hacía habitualmente las tierras llanas y atestadas de manzanos que rodeaban parte de la villa.

- Hoy regresas pronto a casa Ser Negro... por un momento con esas ropas os confundí con el pobre diablo de vuestro padre...

Dijo con cierto tono burlón un hombre ya entrado en edad que descansaba bajo la sombra de uno de los manzanos más viejos junto al camino. Se mesaba una espesa barba y sujetaba con la otra un odre de vino al que acababa de echar un buen trago.

- Breoden, no os había visto... Sí, Nhyla me estará esperando. Ahora que esta tan avanzado su embarazo no quiero dejarla muchas horas sola en la granja.

El joven había detenido el animal que guiaba tirando de las riendas cuando se dió cuenta que tenía compañía. Se trataba de un primo lejano de su esposa. Él y parte de su família se dedicaban de pleno a los manzanos y a la elaboración de sidra, lo que les proporcionaba interesantes ingresos. Brohn ignoró el comentario acerca de su padre y, despidiéndose sin demasiado entusiasmo, continuó sin más demora su marcha.

No le había hecho ninguna gracia, pero tampoco dió muestras de ello. Ya estaba acostumbrado. Todos esos cuchicheos y malas miradas comenzaron cuando él era apenas un mocoso de ocho años. Su padre era un conocido cazador de la zona y cierto día fué arrestado acusado de matar y robar a unos viajeros que provenían de Dorne. Su destino habría sido colgar de una soga del árbol mas alto, pero le ofrecieron vestir el negro e ir al Muro y no lo pensó dos veces. Salvó el pellejo, pero renunció a su vida, a su esposa e hijo, quienes quedaron señalados desde ese momento por su destino.

AÑO 82 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Bastión de las Tormentas.

Funeral de Halbert Baratheon, nieto de Orys Baratheon y Argella Durrendon (hija de Argilac, último Rey Tormenta). Muerto a la edad de 61 años.

Erick Baratheon, hijo de Halbert Baratheon, Señor de Bastión de las Tormentas. 35 años.

Stanly Baratheon, hijo de Erick, heredero de la casa. 11 años.

Antepasados directos por línea paterna de Ser Baltrigar.

El rostro de Erick permanecía imperturbable mientras observaba el cuerpo rígido e inerte de su padre. Todo Bastión de las Tormentas estaba de luto. El mismo Rey había enviado un cuervo con un mensaje, excusándose por no poder llegar a tiempo para las pompas fúnebres. Pero vendría a dar el pésame a la familia. Halbert había sido un vasallo leal, fuerte en batalla y sabio fuera de ella. Erick estaba orgulloso de él... incluso hubiera sido un buen rey. Mejor que Maegor desde luego en su opinión... aunque jamás lo expresaría en voz alta. Jaehaerys había sido un excelente Rey, y por ello Erick no tenía queja.

Ahora debía ser fuerte pues él era el nuevo Señor de Bastión de las Tormentas. Confiaba en que Su Majestad no hubiera visto mal la petición de Erick de abandonar la Guardia Real para encargarse de su cometido como nuevo Señor de Bastión de las Tormentas. La muerte de su padre había sido inesperada... aunque era un hombre de edad avanzada. Pero ahora Erick era el cabeza de familia. Su padre le había educado bien. Había recibido una inmejorable educación, un excelente entrenamiento con las armas y aunque no había visto una guerra de verdad, creía estar preparado para un combate real si fuera necesario. Y estaba haciendo un buen trabajo con su hijo, Stanly.

El pequeño se encontraba a su diestra, con el cuerpo pegado al de su padre, observando el cuerpo sin vida de su abuelo. Lloraba. Lágrimas de pesar caían por su rostro pero ni un solo gemido brotó de su garganta. Era un muchacho fuerte. Noble y fuerte.

A la izquierda de Erick se alzaba Lena. Vestida de negro y con un velo ocultándole el rostro. Su dolor era real, Halbert había sido un gran apoyo para ella.

Pero ahora debían centrarse en el futuro de la familia. Stanly era su único hijo y heredero.

VIÑETA IV: AÑOS 78 A 85 DE LA DINASTIA TARGARYEN: Valle de Arryn. Antepasados de Edder.

Kalmer se paseaba arriba y abajo por la planta alta de la casa. Su hijo se volvía a retrasar. Chasqueaba la lengua mientras negaba con la cabeza, maldito Kilmer, siempre pensando en ser un hombre de armas. Esas ideas se las mete su primo Jonna. Debería estar agradecido por estos tiempos tranquilos y usar mi chalupa para seguir siendo pescador como su padre. Pero no, mi vieja chalupa, abandonada, al final la venderá para comprarse una armadura.

Sus paseos son rápidos pese a su edad, tiene una salud de hierro como toda su familia. Mira por enésima vez la ventana. El sol se pone en Puerto Gaviota. Chasquea la lengua disgustado y vuelve a sus rápidas idas y venidas. Algo se me tiene que ocurrir para que abandone esa idea. Se están abriendo septos por todos los Siete Reinos, quizás debería suplicar a alguno de los Siete dioses ayuda, o más bien a los Siete.

Dándole vueltas a la idea sigue pasando la tarde y todo se oscurece poco a poco...

Año 78 de la Dinastía Targaryen, Aguasdulces:

Randyll se encontraba en su lecho, postrado en él, como llevaba ya algunos años. La edad le estaba pasando factura, y debía delegar casi todo en sus descendientes, y en sus siervos de confianza. Sea como fuere, al menos parecía que él no era necesario. La paz seguía bajo el reinado de Jaehaerys, y, aparte de los habituales bandidos y forajidos, nada amenazaba a su casa o sus súbditos. Aunque a veces fantaseaba con levantarse de la cama y enfundarse de nuevo en su armadura, sabía que eso no ocurriría. 

Al fin y al cabo, las piernas ya no le respondían. De hecho, se encontraba cada vez más ajado, e incluso a veces se daba cuenta de que estaba perdiendo la cabeza poco a poco. 

"Que indigno final... Debería haber muerto con una espada en la mano, ésa sí sería una buena manera de morir..."

AÑO 85 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Bastión de las Tormentas.

Erick Baratheon, hijo de Halbert Baratheon, Señor de Bastión de las Tormentas. 38 años.

Stanly Baratheon, hijo de Erick, heredero de la casa. 14 años.

Antepasados directos por línea paterna de Ser Baltrigar.

Erick observó los ojos de Stanly. Era la mirada de un guerrero. Tan sólo catorce años y ya alcanzaba la altura de su padre. Si seguía creciendo así acabaría sacándole un palmo por lo menos. La buena alimentación y el entrenamiento hacían el resto. Stanly era un joven con un cuerpo bien formado y musculado. Capaz de soportar indefinidas horas de entrenamiento, había estudiado historia y había sido educado en el arte de la diplomacia.

Erick quería que fuera un digno heredero de su padre. Los guardias habían avisado a Erick de que habían atrapado a un delincuente. Había robado a un hombre y le había asesinado después para que no le delatara. Sus hijos permanecieron escondidos y le delataron después. Ahora le habían traído para que el Señor impartiera justicia. Erick mandó llamar a Stanly, debía estar estudiando con su maestro, le tocaba clase de geografía. Pero como futuro Señor de Bastión de las Tormentas debía ver aquello.

Minutos después, el ladrón y asesino yacía de rodillas frente a Erick y Stanly. Dos guardias le sujetaban, uno a cada flanco.

- Eres culpable, hay testigos y has sido acusado. Sabes cuál es la pena por tu delito. Debes elegir. ¿Qué va a ser pues? - preguntó Erick con voz solemne. Guardaba su espada en la vaina, y deseaba que su hijo no tuviera que ver cómo decapitaba a un hombre.

El acusado levantó la vista para mirar al Baratheon. - Elijo la Guardia de la Noche, mi señor. - Intentó no temblar al pronunciar aquellas palabras. Y lo consiguió a duras penas. Al menos había salvado su cabeza. Poder elegir como destino la Guardia de la Noche no era un sino tan malo o aciago para un asesino como aquel.

- Sea pues. - confirmó Erick. - Esperarás en el calabozo hasta que llegue uno de los hermanos de la noche en busca de reclutas. Luego partirás con él y no se te volverá a ver por aquí. Sabes el destino de los desertores... ¿verdad? - No era realmente una pregunta.

El hombre asintió y tragó saliva. Los dos guardias lo levantaron en vilo ante una seña de su señor y lo arrastraron fuera de la sala para llevarlo a los calabozos.

Erick se giró hacia su hijo. Sonrió. - Te has portado muy bien, Stanly. Lo que se espera de un gobernante. Espero que hayas aprendido otra lección, y que recuerdes todo esto el día de mañana. Un día serás el Señor de Bastión de las Tormentas, y deberás tomar duras decisiones para gobernar. -

Stanly asintió. - Sí, padre. -

AÑO 85 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Tierras de Occidente.

El pequeño Lyonel Crakehall lloraba de nuevo en su cuarto. Sólo contaba con ocho años, pero su corazón parecía tener ochenta. Los maestres decían que no duraría mucho, que su corazón podía pararse en cualquier momento, por culpa de un problema que su madre sufrió durante el embarazo.

Abajo, en el salón, su hermano Jacob, el primogénito y heredero de la Casa Crakehall, festejaba con una copiosa comida el día de su nombre. Pero él no podía. Era débil. Era el tercer hijo. Jacob y Dan estaban delante de él en la línea de sucesión, y ambos tendrían que morir para que él ocupase el lugar del heredero. ¿Y para qué? Ni siquiera sabría cuánto le quedaba de vida. Ni siquiera merecía la pena luchar por ese puesto de heredero. ¿A qué podía aspirar? ¿A un puesto de caballero en la guardia, o a ser caballero, mientras sus hermanos gozaban de todos los privilegios? ¿Por qué los Siete le habían condenado a esta vida de lisiado? ¿Por qué a él?

Con una mano ahogó los gritos de su hermana pequeña mientras con la otra seguía golpeándola, con los ojos cegados por las lágrimas.

AÑO 80 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Orilla Azul.

Valeris, antepasada directa de Dhur y su padre Din, el Forestal.

Casi treinta años cosiendo y arreglando ropas para nobles. Nunca había tenido un problema y la verdad es que le había empezado a gustar. Incluso trataba a los hijos e hijas de la señora como si fueran los suyos propios. Eran adorables. Pero ella también había tenido un hijo y una hija. Lo suficiente para decir que la vida les había resultado satisfactoria. Suficiente para consolidar el amor que se habían sentido y dejar que fluyera por la sangre de aquellos ya no tan jóvenes.

Su hijo Cohen había tenido suerte, le habían concedido la oportunidad de ejercer como Forestal de una casa noble. Debía irse dentro de poco tiempo, una semana como mucho. Decía que les visitaría a ellos y a su hermana.

Llegó el día de su marcha, no puedo sentirme mejor conmigo misma. Pensar cómo empezó esto y mirar como acabará mi vida, viendo como mis retoños tendrán una nueva vida. Mi hija no se quedará atrás, le enseñé mucho y la señora ya me dijo que quería ver a mi hija. Me emociono y lloro por ello cada noche. No podía haber deseado mejor vida que esta. Amor, bienestar y debo decir, que no fue por suerte.

Phelis no ha sido menos, de hecho cuando entró a trabajar fue el que más duro trabajó consiguiendo que el señor le viese con muy buenos ojos, puede que incluso respeto. Qué más puedo decir sobre él. Quizás... que es un gran amante.

AÑO 82 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Tierras de los Ríos.

Gregg "el bizco", padre de Dregg.

Otro día que volvía a casa con las manos vacías. Esta temporada la caza estaba siendo nula, y la pesca tampoco estaba yéndole demasiado bien. Observó su carcaj repleto de flechas de madera, y observó en especial la de madera de arciano. Aunque había heredado parte de la habilidad en combate de su padre, era con el arco donde Gregg destacaba enormemente. Fue enseñado bien en el arte del sigilo, el rastreo y entrenó su vista y oído, convirtiéndose estas en sus mejores armas. Le fue otorgado el puesto de cazador, del que disfrutaba enormemente. Le encantaba la soledad de la cacería y esa sensación que sentía en el estómago momentos antes de abatir a la presa... Sensación que cada vez le parecía más lejana.

El vino del Rejo abatiría todas sus penas, de modo que paró en la taberna a refrescar el gaznate antes de volver a su cabaña. Estaba de enhorabuena, pues unas cuantas putas nuevas habían llegado a la región procedentes de Dorne. Hoy me pongo las botas. Sin embargo, otra moza, mucho más discreta y tranquila, le llamó la atención mientras bebía. Se trataba de la hija del tabernero, quien sería en un futuro su esposa y la madre de Dregg.