Partida Rol por web

- Si, en el "Hogar del Marinero", pero hasta que no terminan las horas de trabajo no abre. Se quedó pensando, y comentó. - Sobre las siete y media de la tarde ... o así.

Un golpe, como una lata enorme se escuchó fuera, y tras eso, el pitad de un vehículo de una manera constante. Sin alteraciones. Como que se le ha quedado pegado el dedo al claxon.

Os sobresaltásteis todos, y desde donde estabas, no podías llegara poder mirar por las ventanas, pero el personal de allí, pronto se agolpó hacia la única ventana que había hacia el lugar que parecía haber tenido un incidente. Los rosotros de asombro te hacían temer algo gordo, y ninguno decía nada. El mostrador hacía de barrera para llegar hasta ellos, así que, o saltar, o incluso salir fuera y desde el exterior poder enterarte de mano propia que estaba sucediendo.

Enarcó las cejas hasta una altura tal, que se diría que buscaban el propio cogote, al enterarse de que, haber, había cantina, pero... demonios..  hasta la tarde... hasta muy entrada la tarde... Desde luego, era descorazonador. Pero no tuvo mucho tiempo para lamentaciones, pues los ruidos que provenían del exterior, y la posterior desbandada de los marineros en busca de ventana -¿o sería más propio llamarla escotilla?- para ver el origen del sonido, le dejaron con la palabra en la boca.

Como estaba a punto de largarse de allí, y viendo que no tenía ángulo para enterarse de nada, decidió que lo más adecuado sería salir de las dependencias y enterarse del origen del jaleo. Cuando algo suena a trastazo, suele ser un trastazo, pensó, y tanto el golpe, como el pitido... ¿alguien decidió aparcar sin usar frenos, o sea, mediante el sistema del impacto?... habría que verlo.

De modo que, tras salir y medianamente orientarse, buscó el lugar del posible siniestro.

Cuanta razón tenías.

Un camión de combustible se había estampado contra un autobús, y este último volcó, pero el primero, ni corto ni perezoso, estaba vertiendo su inflamable contenido y ardía como una tea. El atubús estaba en llama y se escuchaban gritos. El conductor del incendiario fluido había pillado el transporte de gente por el medio, y ahora yacía desmayado, en el interior de su abrasadora cabian haciendo que el claxon fuera un ruido más doloroso que el que producía el calor del las llamas.

Se quedó con la boca abierta, pues lo que se le ofrecía a la vista, era como una estampa del infierno en la tierra... llamas, gritos, y la bofetada de calor que le llegaba en oleadas; desde luego... no recordaba haber visto una situación de tal gravedad en su vida -claro que no era asíduo espectador de accidentes de vehículos... como mucho, algún accidente de tráfico allá en su Australia natal... de tráfico montado, claro, de ese que no suele arder-

Pasado el momento de estupor, volvió rápidamente sobre sus pasos y desde la entrada, arrojó el petate con sus cosas al fondo de la estancia, berreando a los de adentro para que espabilasen

-¡MOVED EL CULO, COJONES!!! GUARDARME EL MACUTO Y A AYUDAR CAGANDO HOSTIAS!!! COMO ESO EXPLOTE, ADIÓS MUY BUENAS!!!!

Conservó, no obstante, la pequeña mochila reglamentaria, donde sí tenía lo más valioso para su oficio; lo otro... ropa, más o menos gastada, e incluso alguna no demasiada limpia, pero tampoco era momento para dedicarse a pensar en cosas terrenales... como el camión explosionase... todo dejaría de tener demasiada imporancia, porque ardería como una cerilla.

De vuelta al lugar de los hechos, apenas habían pasado unos segundos...  Gente atrapada en el autobus.., y el conductor del camión en llamas, inconsciente, a saber su vivo o no.

No había que hacer grandes números para caer en la cuenta de que en el autobús había más gente atrapada, de modo que con un esfuerzo, se salvarían más vidas... maldita economía de esfuerzos... pero era lo más razonable: ayudar a aquellos a salir antes de pensar en el otro desgraciado.

De modo que echó a corrrer al autobús; no había que perder tiempo, ni armarse con tibiezas: cristal que pillase por banda, puerta en que se transformaría para sacar a gente por allí; menudo era él pegando patadas a las piedras, como para que un cristal de mierda se le resistiese...

Tras largar tus pertenencias, ves que los marineros del lugar se movilizan, pero, no sabes hacia donde. Mientras llegas al autobús te encuentras una herramienta. Poco más que una barra de metal, o al menos, eso te parece en esos momentos, así que al llegar a la parte posterior del vehículo te lias a casporrazos, dejando poco más que añicos y pronto empieza el personal a salir de allí. Por suerte, el autobús hace de pantalla, así que te das cuenta que estás tirado en el suelo. Te percatas porque el tintineo de la llave inglesa, ahora ya ves que era, se pierde de tu mano. El chasis y la carrocería os había apantallado la explosión, pero, las ventanas del pañol de armas no eran tan resistentes, y el incendio, ahora, extendido por el lugar, también afectaba al interior del lugar donde habías dejado todas tus cosas.

Te pitaban los oidos, y pensaste el en chofer del cisterna incendiado. Te empezaste a sentar y un agudo dolor inundó todos tus sentidos. A parte de tener un cristal clavado en el muslo, por su parte exterior, también te ardían los pantalones.

Sentado, atontado -más de lo normal- se quedó mirando el edificio en llamas; le costó unos segundos reaccionar, y ello fue gracias al dolor, dolor que sentía en las piernas.

Se las miró y... joder!! echaban humo!!!!

Sin saber como pasó de la posición de sentado a la de de pié pegando brincos, y, tras perder un par de segundos dándose palmadas en las piernas, se le impuso un mínimo sentido común y se quitó los pantalones todo lo rápido que se lo permitieron las botas, para luego pisotearlos hasta que dejó de sospechar que pudiesen salir ardiendo.

... con "la tontería", se le había olvidado el tipo del camión, pero... habiendo habido explosión... a estas horas debería estar totalmente... bueno, asado no, lo siguiente. Y la armería.... joder... ardiendo... Menos mal, pensó en ese momento, que no había sido él, porque si no... al paredón.

Echó a correr hacia aquel edificio, esperando que los de dentro no estuviesen empanaos y pensasen en salvar sus vidas; Si conseguía sacar el macuto, genial; el rifle... podía darlo por perdido, pero a fín de cuenta... eran solo herramientas del oficio, nada más.

Mientras corría pensó... mierda... eso era una armería.... munición y esas cosas... joooder

Sentado, atontado -más de lo normal- se quedó mirando el edificio en llamas; le costó unos segundos reaccionar, y ello fue gracias al dolor, dolor que sentía en las piernas.

Se las miró y... joder!! echaban humo!!!!

Sin saber como pasó de la posición de sentado a la de de pié pegando brincos, y, tras perder un par de segundos dándose palmadas en las piernas, se le impuso un mínimo sentido común y se quitó los pantalones todo lo rápido que se lo permitieron las botas, para luego pisotearlos hasta que dejó de sospechar que pudiesen salir ardiendo. Durante esa maniobra reparó en que tenía algo clavado en la pierna, atravesando la pernera... pero no fue obstáculo para quitarse los humeantes pantalones... la mera idea de que se le friesen los cojoncillos, obraba milagros a la hora de moverse con rapidez.

...Mientras, con "la tontería", se le había olvidado el tipo del camión, pero... habiendo habido explosión... a estas horas debería estar totalmente... bueno, asado no, lo siguiente. Y la armería.... joder... ardiendo... Menos mal, pensó en ese momento, que no había sido él, porque si no... al paredón.

Pensó en ir a ayudarles, pero fue empezar a moverse... y el cristal en la pierna empezó a reclamar su minuto de gloria, en forma de dolor lacerante... cojones, claro que lacerante, como que estaba atravesando el músculo. Perro viejo que era, ni se le ocurrió arrancárselo a lo bruto... que luego asoma un chorro sangre de ahí, y espichas por la vía rápida... de modo que pasó a dar voces...

-LOS DE LA ARMERÍA!! ¡SALID QUE OS VÁIS A FREIR!!!

Intentó ponerse en pie, con la pata tiesa, a ver si podía moverse... pero malamente, así que... a andar a saltitos, a la pata coja, pero no acercándose a la armería, sino alejándose del fuego.

Ya estaban mal las cosas, como para que quienes fuesen a ayudar se encontrasen con un cojo echando humo...

Los mismos rescatados, unos precisaban atención, otros no, así que entre todos, usando el propio bus de escudo, fuísteis alejandoos. Incluso un par de ellos, uno con quemaduras en el costado, también te ayudaba.

Nada más girar una esquina, bordeando el edifício más cercano, una gran explosión hizo sacudir hasta los cimientos de tu alma. El barrenazo fue tan tremendo que los cristales de las ventanas, cayeron sobre vosotros. El bus pasó por vuestro lado arrastrando, volcado como lo dejásteis, como si fuera de juguete y un crio malvado le hubiera propinado un patadón en una pataleta. Tódos fuísteis al suelo. El dolor era tal que se tubló la vista. Lo siguiente que recuerdas es el suelo pegado a tu cara, arrastrando el bus en llamas, y que todo quedó en blanco y negro, como una película vieja.

- Tom, Tom...despierta coñe, que nos traen el desayuno. 

La voz de tu amigo era algo que te hizo regresar al mundo. Lo de la comida te llamó la atención, pero, el color blanco de paredes, sábanas, biombos y todo ... blanco te hizo estremecer por dentro. No tardaste en incorporarte, quedando sentado en la cama. Era una larga galería, con algunas camas, dispuestas a doble banda en la pared. - Joder, una enfermería o un hospital. Tu temor era tu integridad, pero, exceptuando un gran vendaje en el muslo, y que estabas sólo en calzoncillos, todo estaba en su sitio.

- Venga Tom, que vamos a desayunar.

Una monja con una mesita camarera traía varias jarras, con una hoya vieja y varios recipientes más. Viste que Flannagan ya tenía experiencia. En el lateral, la mesita tenía como una tabla. La mesita tenía ruedas, y si la tabla la alzabas del todo, quedaba como un levadizo, en el lado, y se podía situar sobre la cama, a modo de mesa.

-..¿Qué...? -parpadeó unos momentos, perplejo -¿Qué gatitas ha pasado?

Flann estaba allí... no le cuadraba; algo le decía que no debería estar allí,... tras unos segundos, y fijarse en lo que había alrededor, o sea, donde estaba él mismo, se percató que el que no debería estar allí era él . Otros segundos más, y recordó... lento pero seguro, el cerebro le funcionaba como siempre...

-La explosión... joder... el petardazo ese... La armería... ¿Qué ha pasado? Joder... los chicos de la armería; les dije que saliesen de allí... ¿Cuantos... cuantos muertos ha habido? -Con mirada suplicante preguntaba a su amigo -Dejé mis cosas allí en depósito,... y... mierda, espero que sobreviviesen.

Se fijó en la monja que traía el desayuno... ni idea del tiempo que llevaba allí, pero desde luego, no había comido ni cenado, pues estaba hablándose del desayuno, pero no creía que llevase más de un día, pues si no, se habría lanzado a comerse la pierna de Flann.

-Y por cierto, viejo, ¿Que tal tú de lo tuyo? -se había hecho un rápido recuento para tranquilizarse... cabeza, dos manos, dos pies... así que tronco, brazos y piernas, más o menos completos, y de lo otro, lo que pende, un rápido repaso y respiró con aliviado... seguía entero.

El compañero bajó la cabeza ante tu pregunta:

¿Cuantos... cuantos muertos ha habido? 

- Treinta y nueve. Contestó con pena, como su fuera un desastre. - Pero por lo que hiciste, has salvado a la mayoría de los que estaban el en autobús. Lo dijo con tanta alegraía, que compensaba el desastre de lo otro.

-Y por cierto, viejo, ¿Que tal tú de lo tuyo?

Yo ya estoy bien. Tras dos días quí, siendo inflado a zumos y cosas como si fuera un pavo navideño ya estoy listo. En teoría hoy me darán el alta. - ¿Dos días? Se te encendieron todas las alarmas. - El transporte para ir a por el buque, para ir hasta Suez.

8 de abril de 1938. Miércoles. 07:55. En el puerto del Port Said (Puerto del Canal de Suez en el  Mar Mediterráneo (Port Said). Enfermería de la Zona Militar del puerto.

-Ohh! Venga ya!!! ¿Me he tirado dos días aquí tumbado dormido???

Hizo una pausa, expresión de no entender nada... sumó... uno y uno... dos... mierda... primera vez que había estado tanto tiempo KO... duda metafísica que le vino a la cabeza; aspiró fuerte, se miró por debajo de las sábanas...  ¿no se habría cagado encima? Dos días eran demasiado para él... No, aparentemente, no tenía el culo sobre su propia mierda, y tampoco sentía ganas de descomer... o sea...

-No me digas que he cagado como un bebé y que me han limpiado el culo....

Prefirió no pensar en ello... así que cambió de tercio...

-Joder... pues se nos ha jodido el viaje; espero que en la Comandancia nos puedan arreglar los papeles para seguir en el siguiente transporte, o nos veo esperando a licenciarnos tirados por los muelles.

Cuando comentaste lo del culo, y mientras Flanny se reía, el doctor entró algo atribulado. Era el mismo que te dio el documento para comer y todo eso. - Bien señores, creo que tienen visita. El doctor se había adelantado, como si supera que venía alguien, para avisaros, pero la advertencía fueron 5 segundos antes. Un almirante inglés, con todo su "séquito" accedió a la sala de enfermería, vestidos todos con sus "grandes Galas".

Se quedó pasmado; era como... el camión ese que se estrelló... pasar de estar de cachondedo a todo serio, en un segundo, apenas lo que duró el estupor y el tiempo justo para adecentar la sábana y que no le pillasen estudiándose las propias partes.

Más o menos, pareció lograrlo a tiempo, y quedarse impertérrito ante la presencia de lo que parecía un Almirante, ni más ni menos...  Por propia experiencia, sabía que siempre lo mejor era mantenerse alejado de los peces gordos, pero en esta ocasión, los peces gordos iban a ellos, y eso... acojonaba un poco

... ni siquiera tuvo tiempo de preguntarle a Flann... "¿Qué has hecho esta vez?", pues lo primero que se le ocurrió era que su amigo se había vuelto a liar con la hija de quien no debía...

Algunos, los pacientes que podía, se ponían en pie, a pesar de sus heridas. 

El séquito caminaba con presteza y paso firme. El buen docto se apartó como pudo, ya que la "apisonadora" no esperaba ni sedetenía. Flannagan estaba al otro lado de la cama de esta marabunta, pero se puso en pie tan rápido como pudo. Los que mejor podías ver eran una chica, que portaba los galones de capitán y parecía ser del cuerpo de propaganda, pero no era en ese "cuerpo" en lo que más te fijabas. Al lado del almirante, un teniente, con cara de criajo, portaba una bandeja plateada. - ¿No me traerán el postre, verdad? Pensabas graciosillo, pero sabías que no podía ser. El almirante, con su gorro combado, sus medallas, y unos cordones dorados abrió un rollo, que parecía un pergamino, que portaba en la mano.

Por los hecho ocurridos el pasado miércoles, 6 de abril de 1938. Miércoles. En Port Said (Arsenal Naval Militar) Se le concede, por las acciones de, a pesar del riesgo que corría su propia vida, rescató de un autobús en llamas a 23 marineros y oficiales del Crucero HMS Exeter y otro personall destinado en el propio arsenal. En esta acción murieron los conductores de dos vehículos pesados siniestrados y el recipiente fue herido de gravedad en el muslo derecho. Por estas acciones, y en consideración a los servicios otorgados y la valentía demostrada se le concede la MEDALLA A LA CONDUCTA DISTINGUIDA.

Se giró hacia el chiquillo de la bandeja y tomó la recompensa, que, sin haberte dado tiempo a levantarte, te la "cosió" con el pasador que esta tenía por detrás, a modo de imperdible, en la camisola que vestías como enfermo.

- Cabo, se reconocen sus méritos en toda la Mancomunidad de Naciones, y su país, a su llegda, extenderá el diploma oportuno y se le reconocerán los méritos a modo que el Gobierno General de Australia considere oportunos. Así, sin más, te lanzó la mano para chocartela, y tras eso, se marcharon con las mismas prisas que habían llegado.

8 de abril de 1938.  Enfermería del Arsenal. 08:22 hora local. En Port Said (Arsenal Naval Militar) 

Tras eso comentó tu compañero. - ¿Eso significa que te van a ascender?

Se quedó con cara de pasmado hasta unos minutos después de que la comitiva, igual que llegó, se largó...

De forma casi mecánica había saludado, respondido con un  ¡Gracias, Señor!, respondido igualmente al saludo manual, y finalmente, otro saludo de despedida... era como cuando un carpintero clava un clavo tras otro... cojo clavo, posiciono, levanto martillo, tres golpes, suelto clavo, martillazo final, a por otro clavo. Todo maquinal, sin pensar....

-Joder, Flann... ni idea... no estoy acostumbrado a estas cosas...

Y luego cayó en la cuenta...

-Bueno,... lo mismo me suben el sueldo y así tenemos para más cerveza!!

Indudablemente eso le levantó la moral; se puso a examinar la medalla recién recibida.... le parecía todo tan... irreal.

-En fín... pensemos en cosas serias... tenemos que seguir viaje, y eso depende de que nos den el alta... y ... mierda... tendré que averigüar si mi macuto y el rifle se perdieron en el incendio... Y la mira, maldita sea...

Flannagan se alargó hacia su cama, que era la contigua a la tuya. Bajo la almohada tenía escondido el estuche de tu fusil. - Cuando estalló el polvorín, uno de los heridos, lo encontraron en el suelo con esto en las manos. Te lo alargó. Si, estaba claro, era el tuyo. - Por lo visto estaban intentando poner en marcha el "Sistema de Protección", que por lo visto era poner unas tablas que tenían colgadas por dentro, en los cristales, para proteger del calor y de la metralla.

-Demonios.... -murmuró... no se esperaba volver a ver ese objeto... Desde luego, era sorprentente, hasta halagador, que uno de los que trabajaban en el arsenal intentase sacar sus cosas, en lugar de centrarse en otros menesteres.

Pero pasada la sorpresa...

-Pues vaya una protección contra explosiones... al menos, podrían ser contraventanas metálicas o algo por el estilo; la madera puede desprender astillas, y como te alcance una, son unas risas.

Abrió el estuche para comprobar que todo estaba correcto, si bien el mismo podía tener todavía un cierto tufillo a ahumado.

-Tío, no veas las ganas que tengo de terminar este dichoso viaje... día tras día de navegar, y cuando tocamos tierra, uno a la enfermería y el otro casi hecho polvo por una explosión... demonios, va a ser casi más relajante limpiar campos de minas, a este ritmo.