Partida Rol por web

El compañero te añadió una pizca más de agridulzor en tu estómago, cuando comentó: - El chico de esa cama... Dijo señalando a la de tu lado derecho. Justo la contraria de la que Falnny ocupaba. Es cama estaba limpia y vacía: - ... era quién rescató tu visor. No quería tu amigo mirarte a la cara ... regresaba el doctor, que veías que venía hacia ti....vosotros.

Se quedó mirando, pensativo, la cama. Demonios... esas cosas te hacen pensar.

-Vaya... mierda.

Musitó, en general; esas vidas perdidas en un estúpido accidente en tiempo de paz. Ciertamente, estas cosas pasaban, pero joder... te dejaban mal cuerpo.

Le costó prestar atención a los pasos que se acercaban, y reaccionó cuando ya estaba cercano. Se trataba del doctor. La expresión de Thomas era seria, como carente de sentimiento alguno, pero solo era una jodida máscara. La cercanía de la muerte, de un modo u otro, te terminaba afectando... y la jodida caja de la óptica estaría allí para recordárselo.

Sin darse cuenta de ello, sujetaba la caja, en lugar de dejarla en la mesilla o algo así; simplemente, la tenía en sus manos, como si fuese una urna de cenizas. Se tuvo que forzar para prestar la mayor atención posible al médico.

El doctor venía con un telegrama, que os eneseñó:

Real Marina Australina

Al Director de la Enfermería del Arselan de Port Said.

 

          Muy señor nuestro, el personal que hemos tenido conocimiento estar bajo sus cuidados, ha de embarcar en el RAN Sant Michel, que les traerá a su hogar, tras las debidas escalas y puertos a tocar, sin más demora. Los servicios del Cabo Primero Harris y del Cabo Connery son indispensables en una escuela de nueva creación.

Atentamente suyo, el Almirante Sir Peter Alflost Peterson. Jefe de Personal de la RAN.

- Señores, me he enterado de que el buque que les transportará a casa está entrando en estos momentos en puerto. Sólo me queda darles estos medicamentos (hizo un gesto con lo que la enfermera les dio una bolsa a cada uno) y decirles que se hidraten mucho, tenga esa pierna en alto (Con un gesto que parecía ordenarle ponerse en pie) y no hagan movimientos extraños hasta que esté eso bien cerrado. Flannagan tenía sus cosas por allí, pero tú tenías tus papeles, el visor, y una medallita nueva. Tu primera medalla. Te pasaron un petate con una muda de marinero de Royal Marine, y aunque te era algo ... olgada, te podía ser más cómodo que las inexistentes ropas que vestías ahora (Te disfrazaron con la bata esa de enfermo de hospital, que vas enseñando el culo) Flannagan guardaba tus papeles.

-¡Sí, Señor!

Respondió marcialmente. Al menos, una buena noticia, pensó, y guiñó el ojo a Flannagan. Recogió las medicinas, y tomó buena nota... pata en alto e hidratarse... bien, bien...

-Nos vamos a casa, viejo! -Le murmuró cuando pudo. Tendría que explicar al intendente de a donde les mandasen, cómo gaitas perdió sus cosas, pero claro, una medalla era un buen apoyo para su argumento; eso, con alguna hermosa explicación, y tendría el equipo repuesto en un periquete.

Lo que sí era un fastidio, era que la ropa interior le fuese ligeramente grande; era harto incómodo, al punto que tendía a ir a donde no debía, y eso le hacía tener que corregir la posición contínuamente, pero a todo se acostumbra uno, hasta a no beber, y en su fuero interno, intentaba convencerse de que hidratarse también incluía beber cerveza, y mucha.

-Venga, Flann... ya se han cansado de este par de jinetes de canguro; salgamos dignamente. Joder... su petate sí que tiene pinta de pesar... no como el mío...

Se guardó el papel con las instrucciones; más o menos tenía una idea de lo que había que hacer.

-Tenemos que ir a las oficinas del puerto, y nos irán donde anclará el Sant Michel... a ver si todavía nos vamos a equivocar de rumbo y volvemos a Inglaterra...

Nada más llegar a puerto véis vuestro buque. Es una viejo y oxidado cacharro, que ha sido incautado a vete a saber que desgraciado armador. Tiene más óxido que barco y a parte de eso, un bote de madera está amarrado a su popa. Incluso las escalas para acceder tienen pinta que al pisarlas se van a demoronar.

Con la ayula de tu amigo has llegado a esa vieja cafetera. Al fijarte en el nombre tienes dudas de que sea el que corresponde, porque en su proa hay pintado otro nombre, pero, en la cinta del lepanto de los marinero que hay sentado junto al portalón, si tienen el nombre correcto.

Tras un buen rato en el puerto, intentando que les indicasen como gaitas llegar al RAN Sant Michel... se le vino el mundo a los pies... llamarlo cafetera sería piropearlo. Herrumbroso era llamarlo bonito. Por un momento se temió que, al pisar cubierta, esta, de puro podrido, se hiciese añicos... Por Dios, que ni las ratas se sentirían seguras en esa... "cosa"

Con cierta aprensión fueron llegando, y para no cagarla y subirse al barco que no era, que a saber a donde les podría llevar, probó el viejo sistema de preguntar; suele funcionar, pero en esta ocasión, algo le estaba diciendo "Que te digan que no, que no es ese, por favoooor"

-¡Ah del barco!  -Ya se le iba pegando un poco de los modos- ¿Es el RAN Sant Michel?

El tipo, por lo menos, llevaba el nombre en la gorra, gorro, o lo como se llamase esa seta que la gente de mar suele llevar en la cabeza... ¿qué sentido tiene una gorra de plato sin visera?... era una de las preguntas que le perseguiría toda la vida, pero a las cuales no hacía ni puñetero caso.

Esperó la respuesta del tipo ese, no fuese que resultase que sí que era...

- Un Royal Marine siendo ayudado por un ausi...esto tiene que ser malo. Les oiste decir entre ellos.

Otro, más amable y menos cuchicheador contestó: - Si, es el San Michelle. Subid si queréis una birra.

-¡Gracias! -respondió... Luego pensó... ¿Un Royal M...? y cayó en la cuenta; llevaba parte del uniforme donado por la Royal Navy, pues el suyo ahora estaba, literalmente, en las lavandarías del infierno.

-¡Que soy Aussie, demonios! ¡Ya podéis ir pasándome esa birra! Demonios... -Fue pisar la cubierta, y sentir algo extraño... joder, era un barco australiano... eso se podía considerar territorio, por tanto, australiano -cogido con pinzas, y herrumbroso, ciertamente-

Tras los saludos de rigor, estrechó manos con los marinos, que para eso eran paisanos, y luego se explicó.

-Perdimos nuestro barco, y nos asignaron a este. Llevamos las órdenes de viaje y todo el papeleo necesario, con sus sellos de rigor y esas cosas; salvo que a alguien se le ocurra marearnos más para que no volvamos a casa, a Australia que volvemos, que el clima de Inglaterra está muy bien... para un rato.

Todos se descojonaron menos Flanny, que estaba hasta las pelotas de tener los pies mojados. Te miró de medio ladoy te susurró: - Como digas otra vez de regresar, vas al algua. Esa amenaza era tan enserio, que casi te meas encima. Habían unos botellines, escritos con unos carácteries la mar de extraños. La caja, de madera, con 25 huecos, tenían las mismas letras, si es que se le podían llamar así. Pero bueno, la cerveza era cerveza.

Cuando acabaron las risas y te sentaron sobre un cajón de madera, que olía a patabas viejas, te pasaron un botellín. Flanny se sentí a tu lado y os pasaron un a cada uno, ya abierto. Los tapones eran de mader o de corcho, no lo pudiste ver bien, pero como ya la tenías abierta, te dio igual. Entonces empezó el bonbardeo:

- ¿Y como has llegado a vestirte así hermano?

- ¿Y como es eso de haber perdido vuestro barco?¿Se hundió?

- ¿Y por qué ...

- ¿Y cómo ...

Pero la que te hizo saltar y mirar tu pierna corriendo fue.

- ¿Y qué te pasa?

Al dirigir la pierna a tu muslo, el pantalón caqui se había empapado sustancialmente de sangre. El pantaloncito era por la rodilla, así que el vendaje del muslo se veía bastante por el camal, pero, al menos, por debajo no se veía sangre. 

Entonces llegó el cabo de a borodo. Era un viejo y veterano marino que no tardó en sumarse a la fiesta. Salía de lo que sería el puente, y traía una libreta grande, con un lapicero afilado a la navaja. - A ver chicos, dejaros de cháchara que tenemos que limpiar esta cafetera. Entonces empezó a distribuirlos, y se terminaron el botellín de un tago y salian pitando a los quehaceres encomendados. Unos a máquinas, otros a fregar cubiertas, otros a limpiar dentro, uno al puente, y varios se quedaron allí. Se ve que eran lo de la guardia. Entonces se encaminó a vosotros y pidió con desgana: - ¿Papeles?

-Sí, en seguida. -Se levantó despacio, pues estirar la pata -mala selección de expresión... esperemos que no traiga mal agüero-le produjo dolor, por haberla tenido doblada al estar sentado un rato.

Se metió la mano en el bolsillo superior izquierdo de la guerrera y sacó tanto la orden de viaje, como su identificación, para que pudiese verificar que no era un polizón ni ningún tipo de "espabilao" similar. Le dio los documentos al marino, y se quedó expectante, a ver por donde les salía.

Le subía el regustillo de la cerveza; por lo menos, era cerveza, eso sí, aunque no sabría decir su proveniencia; los caracteres de la caja le tenían mosqueado... a saber... lo mismo era cerveza turca o algo similar... cosas más raras se habían visto.

Flannagan siguió tu ejemplo y el viejo marino se tomó su tiempo, pero entre los papeles, su mirada se desviaba hacia el puerto, hacia tu pierna, hacia .... muchos sitios. En su escrutinio comentó: - Chico, sientate. TE hizo un gesto para que tomaras asiento y quedases .... cómodo.

Luego, tras un rato, que ya se hacía largo, tomó notas y añadió: - Si ayudais sois bien venidos, si dais por culo, al agua que iréis....y esa pierna hay que curarla. Señaló a Flanny. - Tú, sigueme y pilla las cosas de tu compañero. Os enseñaré vuestras literas. No bajéis a puerto, porque en cuanto carguemos, nos largamos.

-Sí, gracias; empieza a dolerme la condenada. Y no se preocupe, algo podremos hacer. En el camino desde Inglaterra hasta acá, ya ayudamos en cocina, a fregar,... ese tipo de cosas que podemos hacer. -Lo dijo con una franca sonrisa en la cara; lo de que le mandasen sentarse, era una orden que acataba encantado de la vida, y cocinas... buen sitio para escaquearse de otras labores más cansadas.

Se tocó la pierna... lo mismo se había saltado algún punto... No le dio la mayor importancia.. tendría tiempo de curarse en el largo viaje que les quedaba por delante.. Sobre todo a Flann... si las pasó canutas en un viaje en un crucero... en ese paquebote el temita podía ser dramático.

8 de abril de 1938.  Enfermería del Arsenal. 11:00 hora local. En Port Said (Arsenal Naval Militar) A bordo del RAN SAN MICHELLE.

Seguías en cubierta, y cuando se escucha en un lejano campanario los cuartos de determinada hora empieza a haber agetreo. Sólo te queda el estuche de tu visor, del cual, un marinero había dado la vida por salvar. Los marineros se mueven con celeridad, y no tardan el hacer sonar una campanita, que, no sabes por qué tipo de milagro, no consigue hacer que esta cafetera a flote no se desmorone. Notas las vibraciones en las pelotas. Además, lo notaste tanto, de donde estas sentando, que como me estabas durmiendo, soñaste estár disfrutando entre unas chicas ... y "caíste" de regreso en la realidad. Los marineros formaron e hicieron sonar un chifle. Con la ayuda del instinto y de querer librarte del repiqueteo en las partes blandas te pusiste en pie. Fromados, y en Presenten Armas, viste, por el rabillo del ojo, donde estaban las antenas del barco, una banderita descener y ocultarse tras el puente.

No tardó el Señor Comandante llegar a borodo. Un chiquillo, de no más de 25 años, seguidos de otros dos, que podrían tener la misma edad. El que saludaban de Señor Comandante era un Teniente de Navío y los otros dos eran Álféreces de Navío. Todos con la misma cara de crios. Tras saludar a los marineros, incluso chochándoles las manos, se acercaron hacia tí. - Bien venido a borodo Cabo Primero Francotirador. Seguro, en cierta parte del trayecto, sus habilidades podrían ser interesantes y muy útiles. Te chocaron las manos por turnos y preguntaron: - ¿Se han instalado ya su compañero y usted?

Sinceramente, había estado a un tris de quedarse sopa; a saber si era cosa de la herida, del ajetreo reciente, de alguna medicina, o de la edad; el caso es que los sonidos que los marinos suelen usar para sus cosas, le sacaron de su sopor rápidamente. Con lo fácil que es usar una corneta para todo....

Se puso firmes, lo mejor que puso, para saludar a la oficialidad; no era plan de quedar como un gañán maleducado, aunque en el fondo, lo fuese -gañán, digo-. ¡Sí señor! ¡Gracias Señor!

Momento en el cual... reparó en lo de que sus habilidades podrían resultar útiles en cierto momento del viaje... por un momento pensó... "pues como no sea para cazar ballenas.., o gaviotas; lo mismo es eso, para que no les caguen encima y les hunda el barquito"

Ahí reparó en un detalle sin importancia... Su fusil... mierda...  tendría que revisar su petate, relleno de donaciones de la Navy, para ver si habían tenido a bien darle uno; si no, somo no tirase indirectas, mal iba.

Pensó rápidamente... a unas malas, podría pedírselo al propio barco, pero... quedaría como el culo

Entras al barco, y como no se fían de poneros a cargar, porque son maniobras con gruas, plumas, nudos ... cosas de marinero, pues, prefieren dejaros en la cocina, con un cocinero que es civil, a ayudarle. Te ponen una caja de madera, y a pelar patatas. El propio cocinero se arrodilla a tu lado y te comenta: - Espera .... Y te re-venda la pierna él mismo.

Luego, durante casi dos horas y media escucháis golpes y golpes. Gruas, gritos, maldiciones y alguna que otra cosa más, que el cocinero os comenta que es lo normal: - Están estibando, no os preocupéis. Todo mientras mueve con un cucharón de madera un guiso que dice que viene de la otra punta del mundo. Lo llama Sancocho.

-Aaah! -Asintió a las palabras del cocinero... sabía lo que era estibar la carga..., pero mejor hacerse el tonto, que eso siempre funciona para escaquearse, si bien con la pierna así, tenía pase para hacer lo menos posible por una termporada.

Se miró el vandaje "apañao" por el cocinero; bien prieto, pero sin ahogar; no había queja, el tipo sabía lo que se hacía; casi de seguro que, en cocinas, habrían tenido más de un problemilla al pelar patatas en pleno temporal, y había habido que apañar algún corte.

-Y dime, ahora... ¿Vamos directos a Australia, o está previsto que demos un rodeo?. No es que tenga prisa por llegar, es mera curiosidad; en estos meses, he viajado más de lo que esperaría hacerlo en toda mi vida.

Tomó una patata, un cuchillo, y se puso a mondar. No se le daba mal; no era como esquilar ovejas, que unos cuantos miles de ellas habían pasado por sus manos en sus tiempos en la granja, pero práctica, tenía, y mucha.

-Por cierto, el Capitán, ha dado a entender que lo mismo tenemos que usar los rifles, o al menos las miras. Mi rifle se quedó en puerto, chamuscado en un incendio. Si es necesario, tenéis armero, supongo

-Y dime, ahora... ¿Vamos directos a Australia, o está previsto que demos un rodeo?. No es que tenga prisa por llegar, es mera curiosidad; en estos meses, he viajado más de lo que esperaría hacerlo en toda mi vida.

- Vete a saber. Contestó con resginada paciencia. - Puede que lleguemos algún día y todo.

....Si es necesario, tenéis armero, supongo

Se giró hacia ti, con un rostro de sorpresa que no le cabía en la cara. - ¿No tienes rifle? Estaba claro que no se lo podía creer.

-Pues ya te digo... no. Hubo una explosión -se señaló la pierna, indicando que era la causa del vendaje- y el edificio de la armería en que lo había dejado, se fue al garete. De hecho, si te fijas en como voy vestido... llevo ropas reglamentarias, y otras prestadas por la Royal Navy.

Lo de que el cocinero no supiese nada del plan de viaje... tampoco le extrañó... al final, los mandaos van donde les mandan, de ahí lo de "mandao". Tampoco es que le importase en demasía.

-Lo único que conservo importante de mi equipo, es la mira telescópica, eso sí. Ya cuando me agencie un Enfield, lo calibraré bien con ella. No será lo mismo... pero valdrá. De todos modos, si es necesario, Flann conserva el suyo.