Partida Rol por web

11 de marzo de 1938. Martes. 22:36. Nueves y claros. Sin viento. 12ºC. Credenhill (Condado de Herefordshire) Inglaterra (Reino Unido) Café .

Estás en un café, con el pardillo de tu amigo, Flannagan. Es un paleto de campo. Pero paleto, paleto. Imagínate que el día que entrasteis al Centro de Instrucción de Brisbane le pusieron casco de la Gran Guerra, y sólo se lo quita cuando le das una colleja. Pero tarda en ponérselo lo que le tardan las manos en recuperarlo y ponerse el barbuquejo otra vez.

Habéis llegado en un crucero ligero. El HMAS PERTH. Viajasteis como cualquier marinero, pero teníais el día libre, más que un par de horas por la mañana, de 8 a 12, horas que pasabais en el puente, como serviolas, mirando al mar con unos prismáticos y vuestro fusil al hombro. Mar y más mar. Algún barco con el que os cruzasteis, sobre todo en la zona de Egipto y en el Mar Rojo. No tenías muy claro en cada momento donde te encontrabas, por mucho que miraste las cartas de navegación. Os esperaban mañana en el Cuartel de De la Brigada Mixta. Mientras degustabais algo caliente, y con pocas ganas de dormir en un cuartel, hasta las 7 de la mañana nadie os esperaba, pero esa noche ya teníais cama y cena allí. Tu compañero estaba inquieto y ansioso por llegar, pero a tu lado, a pesar de sus miedos, y de no controlarse especialmente, tomaba un café tras otro. Ya estaba por el cuarto y lo que os habían servido de "cena" le había durado como dos bocados ... y medio (Menos mal que no se mordió ningún dedo). Pasabas un poco de él, mientras miraba a un guardia de tráfico con miedo. Tú, con la tranquilidad que da la experiencia y con lo sobrado de tiempo fumabas con un periódico en la mano.

Para ti era una oportunidad. Un curso de Tiradores Selectos. Tu amigo y tú os encontrábais allí para eso, pero veías más cosas. Una unidad mixta. Con la ayuda de tu amigacho, "lanzarías la caña a ver si pescabas" a alguna. Era un buen gancho. Además de un buen amigo, un tipo leal y porque no decirlo, el único tipo del ejército en el que medio confiabas. Tú eras el único en el ejército en el que él se apoyaba. Se apoyaba para todo. Te sentías responsable de él.

Flannagan Connery

Es un tipo algo, temeroso de las normas y de los militares con rango. Sigue las órdenes a pies juntillas, sobre todo por el miedo a cualquier tipo de castigo, pero a tu lado se siente protegido, tanto de las injusticias de las normas como de los que abusan de él por ser algo inocente.

Es bastante inocente.

Lo que pasa es que es un "máquina" ocultándose. Viene de la isla al sur. Una de las islitas de la Tierra de Van Dimen o como tú la conoces: Tasmania. Su familia era de origen escoces, y venir a la "Tierra de sus Ancestros" para sus allegados era todo un premio. Como para un Musulmán ir a la Meca o para un Católico estar en la Plaza de San Pedro del Vaticano. 

Es un guaperas, que si se pone, se trae a todas las chicas de calle. Y si no se pone, también. Son como las polillas que van al fuego. Pues este hombre es la llama. Además, tira como tú. No puedes decir que sea mejor o peor, pero cuando se pone unos matujos en la cabeza, ... se transforma en un arbusto (siempre y cuando esté calladito) Todo eso le viene de niño, que ya cazaba bichos para proteger al ganado de la familia ... y para descansar por la noche. Sabes que en esa isla viven unos perritos que los llaman "Demonios" porque son ruidos, agresivos, duros y no para quietos.

Un aussi guapete, de sangre escocesa, que a parte de inocentón, caza desde antes de aprender a andar.

Maldito tiempo...

Pese a llevar la ropa reglamentaria, que debería protegerle del "buen tiempo" de esta región del interior, se sentía helado por dentro; acostumbrado a climas más cálidos, aún no se había adaptado a la Primavera de la Vieja Inglaterra. Mientras apuraba otra taza de café, observaba al bueno de Flannagan, con su cara de no haber roto un plato en la vida... Leía con interés el periódico; a Tom, personalmente, le interesaban poco las noticias, y solía ir directo a las páginas de deportes, así que esperaba pacientemente a que su amigo llegase a las mismas y le contase algo interesante, pues... lo que iba contando, de momento, no le despierta el menor interés... noticias locales, politiqueos... poca cosa.

Cuando por fín llegó a la sección que más le interesaba, Tom aguzó el oido: Cricket: Yorkshire había vuelto a vencer, y Wally Hammond había hecho más carreras que nadie. Rugby: algunas noticias relativas al próximo partido a disputar en París, entre Inglaterra y Francia; eso sería el día 20... partidazo: tenías tiempo, así que intentaría conseguir hacerse amigo de alguien que tuviese una radio, pues la BBC no dejaría de transmitirlo. En cuanto a la liga local, la seguía muy de lejos.

Lamentablemente, no llegaban noticias del deporte de su patria, por lo que puso cara de fastidio; estaban en otro mundo, y la tira con la palabra bien clarita "AUSTRALIA" en el hombro, dejaba bien claro al resto de los parroquianos del café quienes eran. Notaban sus miradas hablaban entre ellos: el acento y la jerga era muy distintos del de los "nativos", pero cuando veían de donde veían, sonreían y les ignoraban amablemente. En el fondo no era un sitio desagradable. Lástima del clima...

Entró un paisano, haciendo que el calorcito se escapase por la puerta, ante lo cual Tom levantó una ceja en señal de disgusto, pero escuchó atentamente lo que el tipo contó a la gente de la barra; lo hacía en voz bien alta, como quien cuenta algo que afecta a todo el mundo... "y que me la pique un emú si no era así":

-Acabo de oirlo por la radio : ¡Alemania ha invadido Austria!

Voces de asombro se levantaron en las mesas de alrededor, donde había otros militares pasando el tiempo con nosotros, o jugando a los dardos al fondo del café. Todos comentaban la noticia... Miró a Flannagan..., tenso silencio... él, callado... Tom, se acerco...

-Oye... Austria... eso pilla lejos, ¿no?

Su amigo sonrió, y en tono confidencial, se acercó para responderle, pues sabía que... bueno, que Tom era un buen muchacho, en el fondo, pero un poquíto inculto, en el fondo, en el medio, y en la superficie.

-Austria pilla al sureste de Alemania: en la Gran Guerra eran aliados. Ahora tenía un gobierno débil, y el alemán, el Hitler ese, después de hacerse con un cacho de Checoslovaq... bueno, de otro país de al lado, por lo que dice ese señor, se ha venido arriba y ha apostado fuerte y se ha hecho con el país vecino enterito... Tu dejaté que no nos metan en el ajo... espero que no. El Primer Ministro, Chamberlain, no creo que pique el anzuelo.

Tom se quedó más tranquilo... Austria pillaba lejos... poco probable que les salpicase la mierda... En todo caso, los franceses eran vecinos de los alemanes, y a las malas les meterían en vereda.

Se volvió a centrar en la taza de café, mientras soldados en otras mesas tenían conversaciones que, inevitablemente, trataban de lo que parecía ser la noticia del día

Periódico

Disturbios en Austria. Y rumores de golpe de estados, con la amenaza de intervención de Alemania.
Bombardeos de la Legión Condor en España y el hundimiento del Crucero "Balerares" (Crucero pesado clase Washinton)
Violaciones de los Derechos de la Guerra en China entre las diferentes facciones de su Guerra civil y su mentira de tregua para combatir al invasor japonés.

Lo de los deportes vale, pero lo de Alemania aún no había sucedido. Faltan 12 horas.

De paso te recuerdo vuestro "GRAN" nivel en geografía.
 

Corramos un tupido velo.

Haz post nuevo, que yo paso del otro. Esperaba que roleases más en el ambiente (Cafetería, pedir comida, interactuar con el personal del establecimiento), y tenía planeado luego las noticias, describirte los viandantes … y todo eso.

Parte es culpa mía, ya que te podía haber puesto un situacional más completo, antes de lanzarte a "la batalla". Tranquilo, no preocupes, que todos queremos. Ahora haz tu post. No preocupes por el anterior.

Mira la fecha que te puse. Aún no es 12.

XD

Echó un vistazo de nuevo a los parroquianos del lugar... pero por puro aburrimiento; no había mucho más que hacer en este pueblo. Hacía no mucho que habían llegado, apenas unas horas, y ya se lo conocían a la perfección: nada interesante en unas cuantas millas a la redonda. Es más... hasta las caras de la gente del café eran siempre las mismas... de hecho... diría que entraban y salían los mismos tipos contínuamente.

Las únicas notas de color, eran las de los colores caqui de los otros soldados que habían acudido al local para matar el tiempo, al igual que ellos. Captando algunas conversaciones de pasada, escuchó como había quien comentaba que el campamento era provisional, y que la RAF le había echado el ojo para hacer un centro de entrenamiento especial... ¿Entrenamiento de qué?, se preguntó... porque ya tenían suficientes bases aéreas como para varias veces la cantidad de aviones que tenían, que no eran pocos.

Se fijó en los camaradas que estaban jugando a los dardos... lo de "camaradas", era un decir, porque no les conocían: uniforme de paseo con boina y kilt... escoceses; en otra mesa, cuatro canadienses rodeaban otras tantas jarras de cerveza, sin ánimo de dejarlas escapar. También había algunos soldados ingleses, fácilmente reconocibles porque son los que llevaban todo lo "standard"... unos tipos algo ruidosos, quizá para hacerse notar como "los locales".

Por lo que parecía, ellos dos formaban el grupo más minoritario del café, los más "exóticos", por eso de venir de más lejos. No tenía aún claro si les habían mandado a la Metrópoli como castigo, o porque realmente tuviese algún sentido: ellos eran soldados y obedecían órdenes. Vé allí, y vas allí, no preguntas por qué, que por cosas como esas ya había dado con los huesos en el calabozo unas cuantas veces, hasta que pilló que los suboficiales tienen un sentido del humor distinto al del resto de los mortales de caqui.

Consultó el reloj de pared... muy tarde, demasiado. Sería hora de irse a dormir, si no fuese porque sería malgastar el tiempo... El campamento seguiría estando allí mañana, y había que buscar, y rápido, algún plan para pasar estas últimas horas, que a saber cuando se verían de nuevo en otra ocasión como esta. Por desgracia, parecía que en este apartado lugar de la campiña inglesa, no abundaban los lupanales... vamos, que no había putas en los alrededores, o al menos, aún no habían descubierto como era el tema en esta comarca. Como alternativa, se planteaba buscar alguna timba de cualquier tipo de juego. Suponía que aquí se estilarían cosas que él apenas conocía, como los dados, o algún juego de naipes; tendría que enterarse, pero primero...

... sintió un remordimiento de conciencia... bueno, eso es decir demasiado, más bien, de tripas; habían comido algo había bastantes horas... demasiadas

-Flannagan, voy a por algo de comida

Se levantó en dirección a la barra; no le hizo falta preguntar a su compañero: se conocían desde hacía tanto, que cada uno sabía con una mirada si el otro querría comer o no. Unos emparedados bastarían, y si había patatas asadas, ya sería estupendo... pero acompañadas de una cerveza en esta ocasión.

-Perdone señor - se dirigió al regente de la barra del café- ¿tienen algo para cenar? -Y bajando el tono...- Y para después de la cena... ¿hay algún divertimento para soldados aburridos fuera de servicio? Hasta mañana no nos esperan...

Un barman que no conozca los hábitos -y vicios- de los parroquianos, ni es barman, ni es nada... y parecía que el campamento al que íbamos llevaba ya un tiempo en funcionamiento, así que debería estar al corriente de que tipo de diversiones solían preferir los de tropa. Tom tuvo, esta vez, sumo cuidado con sus modales; de hecho, no mascaba tabaco desde hacía un rato, e incluso se había esforzado por no sorber (demasiado ruidosamente) el café que habían tomado. Entre eso y su franca sonrisa, esperaba que el camarero se apiadara y le ofreciese alguna indicación útil...

... porque si no, la opción que les quedaba, era comer algo, e ir de ronda por el pueblo, en busca de... lo que fuese que hiciese la gente como ellos en un lugar como este. Estaban en tierra extraña, a fin de cuentas.

(no sabía por qué, de repente le vino a la memoria la historia del señor McMahon y sus ovejas... el viejo Mac, la verdad, vivía demadiado solo en medio de la nada)

Jimmy, el cantinero, no tardó más de 6 segundos en pasarte dos platos repletos de lo que parecía el menú del día. Lo que ellos llamaban patatitas y pescado. Eran unas patatitas hervidas, que sólo en comida callejera eran fritas, y unos pescaditos muy pequeños, que no habías visto en la vida. La gente se los comía de varias maneras. Los que parecían más exquisitos, usando cuchillo y tenedor, desmontaban, hasta dejar la raspa visible. Los escoceses y los canadienses directamente se los comían enteros, y parecían disfrutarlos mucho más que los finolis.

Aquella zona había más militares que civiles, pero durante un momento, justo cuando preguntabas por algún pasatiempo todo quedó en silencio. Incluso los cascos del caballo que pasaba por la calle … parecían silenciosos … casi. Por los ventanales, unas finas láminas de cristal que lleganban desde el techo hasta la altura de las rodillas, dejaban entrever una despampanante figura femenina. Una mujer que le cortó el habla a todos y la respiración a muchos de ellos. Labios rojos prominentes, unas curvas como una carretera de montaña y un sobrero de piel que sólo en invierno cerrado llevaría puesto alguien friolero. La hermosa mujer entró a la cantina, y todos quedaron pasmados. Le dio un beso al barman y no dudó en decir: - Saldré un rato esta noche papá. He quedado con Betty y su hermana.

-"Que me aspen"...

Poco más pudo pensar; desde que hizo aparición en el local, el resto del Universo se esfumó, patatas y pescado inclusive; especialmente el pescado y las patatas. Sólo se oía un sonido aparte del de los pasos de la joven..., el de los chasquidos de las cervicales de todos los soldados que en este momento se encontraban en el café. El siguiente sentido que se le despertó a Tom, aparte del de la vista (sobre todo el de la vista), y el del oído,... fué el del olfato; como cazador que busca en el aire un rastro sutil, respiró lento y profundo, sin hacer ruido para no alertar a las especies de alrededor y que las aves no silenciasen su canto... cosa inútil en este caso concreto, pero las costumbres, son las costumbres.

El caso es que notó el olor de ella... una suave fracancia, nada agresiva,.... "olía a hembra", como decía un amigo allá en su tierra.

Incapaz de moverse, para no asustar a la presa, pensaba rápido; era consciente de que era, quizá, una de esas veces que se pueden catalogar como "la ocasión de tu vida", pero también lo era de otra cosa... que es más fácil cagarla que cualquier otra cosa. Aquí y ahora, había muchos soldados, "muy iguales" entre sí. Poco sabía de las artes del ligoteo en estas tierras europeas..., pero hay una norma general: "se distinto", y otra que la complementa: "hazle de reir". No era novato en estas lides, pero jugaba en casa contraria, y para más inri, ella estaba en su PROPIA casa, y delante de.... de su mismísimo padre...

Recordaba en ese momento, casi sin venir a cuento, las prácticas en técnicas de desminado, cuando tenían que arrastrarse bajo el inclemente sol australiano, bayoneta en mano, tanteando suavemente, pulgada a pulgada, en busca de los juguetes que los sargentos, especie de sádicos única en el cosmos, habían tenido a bien esconder para su propio deleite, Pues esto era parecido... la bayoneta era lo que él dijese, ella era la mina, y el sargento, el padre, que seguro que no la quitaba ojo de encima, sobre todo ante la marabunta de soldados que, algunos más discretamente que otros, fijaban sus miradas en ella, y le tomaban tooodo tipo de medidas.

... Si tuviese que hacerse un vestido, con preguntar a la tropa del café, la modista tendría las medidas exactas de la joven, eso era indudable.

Tom sabía que no era el momento de ser audaz, pero no podía ser invisible; es más,... debía hacerse notar, pero sin dirigirse a ella, pero que sin embargo, ella sintiese que estaba relacionada con lo que él decía, digamos... un contacto indirecto; era un juego sutil... era cazar.

Cogió los platos de la cena... menos mal, pensó, que no le estaba viendo comerse estos pescados, pues lo pensaba hacer al estilo de las antípodas, a mano, a lo salvage, y eso... "no viste". Tras pagar la comida, se dirigió al barman... Jimmy, sabía ahora que se llamaba...

-Gracias, y disculpe pero... -bajó el tono, aunque no lo suficiente como para que la joven no adviertiese lo que decía- ¿hay algún salón de baile cerca?... es por no seguir a los demás soldados como si fuésemos unos palurdos... bastante tenemos ya con ser del otro lado del globo...

Con esto dejaba clara una cosa: si había algún sitio a donde fuesen los jóvenes a pasarlo bien, los demás soldados lo sabían, e irían antes que ellos... al menos que se diese cuenta de que estos "caballeros de los canguros", como algunos les llamaban, eran unos tipos educados, y no estaría de más que gente educada estuviese a donde iba a ir su hija... Tenía uqe jugar con el padre para llegar a la hija... y a sus amigas, que también habría que tenerlas en cuenta.

La noche, a fín de cuentas, presentaba opciones... remotas, pero opciones a fin de cuentas.

Sonrió, y el padre continuó con el trabajo. De todas maneras no perdía detalle, con el oído, aunque los ojos se posasen sobre el trapo que limpia algo tras la barra.

- Pues venga con nosotras. Iremos en media hora. Miró tu plato. - Tiene tiempo para cenar. Ya vendremos por usted … Pasó la mano por tus galones, rozando con sus largas uñas pintadas de rojo y consiguiendo un ruido que te puso los pelos de la nuca de escarpia. - ... mis amigas y yo.

Muchos de los soldados clavaban sus ojos en ti. Eran unas miradas asesinas que te atravesaban. Excepto el soldado indio, todos eran devorados por la envidia y les ardían las tripas, con el odio hacia los australiano que añadía, una piedrita más a su lista de cosas a erradicar del universo.

Flannagan llamaba desde la mesa, alzando la mano, y con su altura, el larguirucho se hacía notar en la mesa de fuera que ocupabais.

- Cuando queráis; estaremos listos -respondió a la joven, sin decir nada más, pues... el padre estaba oyendo..., antes de volver con Flannagan.

Sorteando mesas volvió a la que ocupaba con su compañero, haciendo malabarismos para que no se le cayesen los platos. Una vez llegó, y con la proeza añadida de que... ¡había consegido llevar dos medias pintas de cerveza!, se sentó junto a su buen amigo.

-Bueno, Flan, lo mismo tenemos plan para luego, así que, a comer rapidito para que no se nos escape la oportunidad: la chica que ha entrado antes, y un par de amigas, parece que quieren hacernos de guías.... Por cierto, antes de tomarte la pinta, echa un ojo, no sea que alguien haya escupido dentro...

Lo dijo con una sonrisa en la boca... no era la mejor de las ideas, flirtear con el padre delante, pero cuanto se había dicho, había sido educadamente y sin dobles sentidos... Y lo que le extraño sobremanera, era la forma tan... "directa" de actuar de la chica; bien era cierto que en el ambiente rural australiano, por lo general las chicas eran más discretas, aunque luego pasase lo que pasaba en los pajares..., pero en público, no eran tan.. digamos.. descaradas. Por eso le pilló por un momento con la guardia baja, y ciertamente, la propuesta le descolocó.

Empezó a meterle mano al pescado; malo no estaba, pero... lo prefería en otro estilo; las patatas no estaban mal, después de todo, y se concentró en lo que tenía delante; una parte de él le decía que mejor no hacerse ilusiones, que quizá la chica, tras hablarlo con sus amigas, podría decidir darles plantón... Las probabilidades estaban equilibradas, y no pudo menos que tentar a su buen amigo:

-Hoy estoy optimista, la cosa está igualada, pero yo creo que vendrán... somos los bichos raros de aquí, y estarán aburridas del producto habitual. ¿Te apuestas una ronda a que vienen?

Tras proponer la apuesta a su amigo, como tantas otras veces había hecho, es cuando se dio cuenta de que los "colegas" les miraban de reojo.... "perdedores", pensó; no porque ellos tuvieses una oportunidad y los demás no, sino por la mirada hosca que les dedicaban. Una mirada de indiferencia era respetable, pero ese tipo de miraditas.. Por si las moscas, decidió ignorar a esos tipos y centrarse en la cena... pero con el oído atento a cualquier paso cercano, que el truquito de echar una cerveza por la cabeza de alguien, se lo sabía bien -suponía que aquí también lo conocerían, por supuesto-, lo que se solía llamar "Bautizar", y que en su tierra era una forma directa de proponer una buena pelea.

Por fortuna, ni él ni su amigo eran dos tipos engreídos, que pudiesen creerse por encima de los demás. Su comportamiento, era natural, totalmente normal, parcialmente desinhibido de los encorsetamientos sociales que pudiesen tener los de la metrópoli, o incluso los canadienses. Ellos tenían la fama, todavía, de ser unos locos indisciplinados... fama de la que sí sentían orgullo y a la que hacían honor, lo cual no quería decir que buscasen gresca... pero estaban siempre más que dispuestos a liarla gorda si venían mal dadas. En un pub de su patria, los demás australianos les habrían invitado a una ronda por la posibilidas de éxito que se les abría... aquí, era más probable que te escupiesen en la cerveza.

-Lástima que quede tan poca noche por delante

.. comentó a su compañero... y es que era cierto, que el tiempo corría, y por la mañana tendrían que comportarse como buenos soldados... pero ahora, no. Todavía, no.

El compañero pilló la cerveza, y cerrando un ojo, la alejó de si, hacia abajo, oteando aquello que le habías comentado. Sin más, la vació directamente en el suelo, salpicándote las pantorrillas y los zapatos. En la mesa de al lado. A menos de un palmo de donde Flannagan "vertió" por tu broma el contenido, había un escoces, con sus típicos zapatones sentado. Kilt y todo, de su uniforme protocolario, viste moverse el bolsito que siempre llevan sobre la falda, a la vez que se levantaban los otros 3 compañeros que cenaban, lo mismo que vosotros, todos escoceses, por el uniforme que visten.

Se quedó como pasmado viendo lo que hacía su compañero... y luego miró la cerveza propia... pensando que... si Flan la había derramado, es que algo habría visto en ella.

-"No, si realmente lo mismo he acertado y nos ha plantado un pollo entre la espuma...", pensó, pues Flannagan podía tener muchos defectos, ¡y quien no!, pero el de hacer siempre las cosas bien era el más destacado de ellos, y si hizo lo que hizo, su motivo tendría; eso Tom no iba a discutirlo. Pero quizá las formas de hacerlo... no hubiesen sido las más elegantes..

-Joder, Flan, podrías tener un poco más de cuidado... ¡voy a oler a cerveza toda la santa noche!

De reojo, pudo ver como los escoceses de al lado, se ponían en pié... lo mismo les había salpicado su compañero; no tuvo que pensar mucho para darse cuenta de que, quizá, y con razón, se habían molestado por el acto de su amigo... "-Mala cosa-", pensó... una pelea ahora, y adios planes para la noche... "-También es jodida mala suerte-"... Pues era consciente de que la situación podía desencadernar en una pelea, otra de tantas, otro lío y una nueva visita a un calabozo para pasar allí el resto de la noche.

Pero parecía que tendría que resignarse a ello, así que... hizo lo que buenamente consideró lo mejor; a un amigo se le proteje. Y Punto.

Se puso en pié, y dando la espalda a los escoceses, se interpuso entre ellos y su amigo; no había mucho sitio que digamos, pero eso era lo de menos...

-Compañero, una día nos vas a meter en un lío por tu manía de hacer las cosas por las malas, ¡Que narices!, ¡En otro lío, mejor dicho!, nos van a terminar echando de este local...

Se lo dijo en tono no especialmente bajo, le daba igual que lo oyesen otros, y más bien era un reproche hacia su compañero aunque, realmente, se la traía al pairo, no era para tanto, una simple salpicadura, pero quería interponerse entre los scots y Flan; es más, lo de darles la espalda, tenía un motivo de ser... solo un tonto se mete con una serpiente; solo un tonto empieza algo por la espalda...

No es que Tom fuese un pendenciero al uso del término, pero... si toca, toca.

Intentaste interponerte, pero ellos estaban sustancialmente más cerca. Al menos el más "chopado".

Para cuando tu llegaste a rodear la mesa, ya lo tenía uno de los escoceses, justo el de tu izquierda, agarrado por el cuello de la guerrera del uniforme. Los 3 haggis más pequeños eran un armario empotrado. El otro era incluso mayor. Tu rodeo fue muy oportuno, ya que fue lo suficientemente oportuno como para evitar que te cayese encima tu amigacho. Vuestras sillas, mesa y coda acompaña a la cerveza que Flannagan había vertido por tu comentario, pero un poco más lejos. No sabías porque, pero, para rematar la faena te encontraste al más grande de cara. Le llegabas al pecho, y este era … peludo y amplio como si fuera una playa paradisíaca.

Incluso se extendió la actitud. Los canadienses se pegaban, puñetazo va, puñetazo viene, con los irlandeses. Parecía que incluso disfrutaban. Lo que no sabías era si el pegar o recibir. Al otro lado indis y farsis hacían exactamente lo mismo.  

El tipo preguntó, alzando los hombros, de manera chulesca: - ¿Qué?

... visto lo visto, solo tenía dos opciones... y tenía que pensar rápido...

Una: preguntarle amablamente: "Oiga usted, señora, creo que ha tirado mi papeo al suelo... ¿sería tan amable de invitarnos a mi amigo y a mí a cenar? y ya puestos... ¿lleva bragas?" , pero algo le decía que el hijo de una oveja y un señor que llevaba falta mientras tocaba la gaita a lo alto de sus montañas, no lo encontraría gracioso, y lo peor, no le pagaría la cena... así que la otra opción ganó peso rápidamente:

Dos: Manteniendo la mirada fija en los ojos del escocés, el muslo derecho ganó rápido la posición horizontal, mientras la tibia de la misma pierna también iba rauda a alinearse con ella; en lo que se suele llamar enfáticamente una patada apuntando a los "pendientes reales" ... eso dejaría a uno fuera de combate por un rato, lo suficiente para pasar a ser un 3 contra 2....

Peor.

Iniciativas:

Escoceses grandes
Tú
Flannagan
Escocés enorme

Intenciones:

1EG Se agacha a agarrar a Flannagan
2EG Se gira hacia un un irlandés y se amenazan
3EG Ayuda a EG1
Tú lanzas patada innoble a lugares nobles
Flannagan patea desde el suelo a EG3
EE te intenta agarrar

Haz tu tirada. En cuanto la vea, resuelvo.