Partida Rol por web

Nuestro oponente, aquel sicario respondio a nuestro accionar con tanta seguridad en su poder propio que me hacia permanecer en alerta, si nos subestimaba eso era una ventaja a aprovechar en el acto, pero no debia cometer su mismo error o podria encontrarme presa del terror si es que tenia con que respaldar su soverbia.

Sus esbirros eran nuestros oponentes. Bastante peculiares y variopintos uno de otro podia presentir o almenos juzgar que los mas pequeños eran mas veloces que el panda o el elefante.

-Derecha kupo- Lanzaria al aire ese aviso a mis compañeros, Zayna no dudo en elegir su objetivo, yo no demoraria mucho mas en lanzarme en un fugaz Sprint con una aceleracion a toda potencia gracias al impulso inicial de un aletazo, todo para poder acercarme al onirido conejo y lanzar dos rapidas estocadas, una por el frente y otra por el costado de su cuerpo. Un ataque a la carrera para llegar tras el elefante y soltarle un corte en cada pierna trasera, le reduciria aun mas su velocidad.

Me gustaria estudiar mas a nuestros enemigos, saber que eran en concreto esas creaturas, pero debiamos ayudar a Genio si es que era presa de Jafar. -Hay que apurarse kupop-

Seguí con la mirada a mis amigos, mientras ejecutaban sus ataques con fiereza y seguridad. Me lamentaba por la actitud precavida del moguri encapuchado, quien se había refugiado con su magia mientras mandaba a sus criaturas a pelear. 

- Como si fuera a necesitar una salida...-rechisté mientras me arremangaba e inflaba mi pecho- ¡Zayna!¡Kosmog! ¡Llego la hora de alcanzar a los demás por lo de Tetra! -No tenía idea de como funcionaba aquello, pero confiaba en que nuestras magias resonarían con eficacia, tal como nuestras Llaves Espadas cuando se reunían. Lancé un grito áspero y de intensidad creciente, mientras iba soltando todo mi poder mágico (o lo que quedaba de él, siendo limitado en mi caso). El suelo del Hall comenzó a llenarse de grietas y a liberar rocas de pequeño y mediano tamaño que ascendían un par de metros, quedando suspendidas en el aire. Aquello no había provocado ningún tipo de daño a los enemigos, sino que mi conciencia estaba enfocada en mantener la mayor cantidad de piedras en el aire, tantas como me fuera posible a pesar de mi limitado poder- ¡Trinity Limit!*

Los ataques, por vuestra parte, empezaron a despegar:

El ataque de lanza de viento producido por Zayna, derribó al pegaso, dejandolo atontado y sin posibilidad de respuesta, pero no vencido.

Por otro lado, el ataque del pequeño moguri, acabó raudo con el conejo e hirió al elefante, aunque este respondió al ataque.

Noctis empezó a acumular poder mágico, sin llegar a atacar

El elefante golpeó con la trompa a Kosmog y tras ello, el sapo atacó con su porra mientras que el oso cargaba una embestida contra el moguri.

Pudisteis notar como, entre todo aquello, el moguri encapuchado sonreia

Zayna observó al kupó llevarse la lluvia de palos, y después la propuesta de Noctis. Sólo había una cosa que podía hacer para poder evitar que sus amigos cayeran. 

—¡Artemito, préstame tu luz! —dijo mientras su llave espada cambiaba y se convertía en báculo y liberaba a la invocación sanadora. 

Aprovechando la energía residual liberada por la invocación luminosa, se la canalizó a Noctis. 

Desde las alturas, brillando como su fuera un nuevo sol, sonrió. 

La oscuridad era más poderosa cuanto más brillase la luz. 

—¡Trinity limit!

Mi ataque parecio ser eficaz, pero las represalias que me lleve por ello también lo fueron. Por lo visto debí haber resultado ser una gran amenaza como para que el grupo de enemigos centraran su atención en mi.

El dolor era algo que estaba muy presente y que me dificultaba el sonreir como usualmente lo hacía en una batalla, pero unas cuantas heridas no me habían detenido en el pasado y ahora no sería una excepción.

Mis compañeros parecían estar preparando algo al ver sus acciones. Noctis prestaba el poder de la tierra mientras Zayna parecía querer compartir su luz con nosotros, no quedaba duda alguna de lo que debía hacer. Me apartaría un poco para no volver a ser el centro de los ataques enemigos, y esperando que estos se distrajesen con lo que hacían mis compañeros, yo sujetaba con ambas manos a Busca Caminos por la empuñadura.

-Viento del desierto, viento aliado, escucha a tu hermano y responde a mi llamado-

Y con esas palabras alzaría mi espada al cielo y gritaría en sincronia con mis compañeros.

-!!!Trinity Limit!!!- Liberando asi el poder del viento en un viento arrasador, aliado de las rocas y la luz.

Entre la concentración de ataques mágicos por parte de los tres, el viento, luz y tierra se unieron para atacar a todos los enemigos que poco tardaron en caer uno a uno, deshaciendose con ello luego la barrera que protegía al moguri encapuchado el cual os miró con una sonrisa - Vaya kupopo, los resultados son increiblespo. No esperaba tanta fuerza por vuestra parte kupo, pero está bien saberlo kukupo. - Entonces empezó a girar su pom pom como si formara un circulo. Esta acción ya la había visto antes Kosmog usarla, y para colmo la había visto usar en el mismo día. - Aunque es una pena que un hermano kupo no vea la realidad kupopo. Mi nombre es Kuromog kupopo. Nos veremos la proxima vez kupo, guerreros de la llave espada po. - Y como si previera que os fuerais a lanzar sobre el, el moguri dió un leve golpe hacia atrás con el cual destruyó el muro de tierra que en primer lugar formó Noctis, y trás ello alzó la mano hacia delante para lanzaros los trozos hacia vosotros.

Los trozos eran perfectamente esquivables e indoloros, pero dificultaban la visión y el movimiento, por lo cual cuando terminara dicho "ataque" el moguri encapuchado desapareció de vuestra vista dejando una nuez moguri trás de sí.

Más preguntas, y más gente malvada tras vosotros... pero ahora había otra cosa importante que hacer Jafar.

Zayna se dejó caer aún con la llave espada en la mano, pero pronto se dio cuenta de que había poco que pudieran hacer. Había escapado. Quizá hubiera podido perseguirle en su forma de humo, pero la verdad es que tenían problemas más importantes.
—Tenemos que encontrar al visir...
Entonces, se quedó meditando sus palabras. Podían buscar al visir, o al genio.
Miro a Noctis.
—¿Puedes detectar la oscuridad? — preguntó.
Si él detectaba oscuridad y ella buscaba a un djinn como ella, darían con él.

La combinación de nuestras fuerzas cada vez parecía ser mayor, o en esta ocasión nuestros enemigos eran mas débiles de lo que podríamos haber imaginado cuando inicio la batalla contra las invocaciones de aquel moguri. Pero así de rápido como habían llegado, también se esfumaron, así como su señor que no pudo retirarse sin antes dejar un comentario hacía mi, hacía la verdad que mas de uno aseguraba saber que yo no conocía sobre las llaves espada; en eso les daba la razón, por algo eran de mi especie los miembros de aquella orden, luego lo investigaría, ahora teniamos el camino libre para ir tras Jafar.

-Vamos moviendonos kupo, donde haya mas ruido es donde probablemente este kupopo-

Mis heridas no eran poca cosa, pero no quería perder tiempo, una poción podía solucionar ese problema mientras ibamos en camino a encontrarnos con el visir.

-Alguien me dice si tengo una diana en la espalda kupo- Comente con cierta ironía. -Siempre van tras de mi kupopo, sera por que soy el mas fuerte kukukukupo- carcajeaba con dolor en el pecho por aquella risotada orgullosa.

Satisfecho y exhausto por los resultados de la combinación de ataques, algo que era una total improvisación que había forjado un éxito para la ocasión. Aún así, mis reservas de magia habían sido explotadas para construir aquella oportunidad, por lo que esperaba que mis compañeros se hicieran cargo de moguri encapuchado mientras recuperaba el aliento. Tras sus palabras confiadas y su acto de distracción para escapar, me levanté sujetando el brazo con el que me había cubierto de las piedras lanzadas hacia mi lugar.

- ¿Qué le pasa a ese moguri? ¿Desde cuando son nuestros enemigos? -fuera de Kosmog, imaginaba a los moguris como bastante inofensivos, y me había llevado una sorpresa con Kuromog. Observé a mis compañeros, esperando que Kosmog dijera algo al respecto, ya que había dado indicios de conocer a nuestro nuevo enemigo. La pregunta de Zayna fue repentina y me hizo agachar la cabeza un poco, angustiado- ¿Esa es la impresión que doy? Ha sido bastante directo, pero supongo que lo aceptaré -le dediqué una sonrisa de lado a Zayna, tomándome con gracia sus palabras. Incluso pensando que tenía tanta afinidad con la Oscuridad, había tomado mi mano y me aceptaba. Decidí darle una chance a aquello, cerrando los ojos para concentrarme ¿Sería capaz de percibir algo como la Oscuridad? Ni siquiera era consciente de si había algo de ella en mi interior. Simplemente, no me había detenido a considerarlo. 

- No estoy seguro de haber desbloqueado una skill como esa...lo mejor será ir en camino. Alguien como Jafar, un villano, seguro hará algo vistoso y digno de ver- lo de "digno" era la costumbre al hablar de villano a ex-villano, pero estaba deseoso por detenerlo- Sobre eso, la más fuerte es Zayna, así que si te atacan a tí es por otro motivo, pequeño héroe-no me costaba admitir a este punto la fuerza de mi djinn, por lo que lo hice sonar bastante natural a la vez que picaba a mi amigo con una broma sutil. Finalmente, asentí a mis compañeros antes de ir directo hacia la salida, mientras probaba un par de veces más concentrarme en rastrear la Oscuridad. 

No era ni necesario que Noctis comprobara la oscuridad que había en dicho mundo. Aún había una parte en la cual latía, ahora con más fuerza que antes y todos podiais notarla de una u otra forma, donde Noctis se encontró a Aladdin y Genio antes de salir volando. Acto seguido de notarlo, os faltó tiempo para poner arena de por medio e ir a aquel lugar.

Ahora era por la noche y las dunas por el viento habían cambiado, pero no la oscuridad donde os dirigiais.

Una vez alcanzasteis vuestro objetivo, allí se alzaba una gran cabeza de trige hecha de arena, y sino fuera porque ya habiais visto muchas cosas raras y magicas, diriais que parecia imposible, pero estaba viva. Su boca abierta mostraba unas escaleras hacia abajo, hacia una especie de cueva, pero lo más curioso es que a pesar de que se moviera, la cabeza de tigre parecía estar ida, simplemente estaba con la boca abierta, la mirada al infinito y la respiración lenta. ¿Ahora que deberiais de hacer?

Zayna miró confundida a Noctis. ¿Qué había dicho como para que le preguntara eso? ¿Impresión? Era... era el de siempre para ella. Su expresión de desconcierto se quedó ahí largo rato mientras en su cabeza repasaba sus palabras. 

—¿Dije algo malo? —preguntó en algo, y su mirada pasó de Noctis a Kosmog, y de vuelta a éste primero. 

Pero la conversación continuó y volvió a extrañarse cuando Noctis dijo que era la más fuerte. Se apresuró a negar enérgicamente. 

—No, no lo soy —dijo, realmente sintiéndose muy pequeña—. He perdido mucha fuerza... Y sin magia o invocaciones, o incluso sin mi levitación, poco podría hacer... Tengo que fortalecer este cuerpo —dijo mientras se miraba las manos, que Noctis sujetaba. 

Realmente, el tema de la fuerza era delicado para ella. Tenía demasiado que andar tras la pérdida de sus poderes. Y también el salto temporal. 

Aun así, parecía que la sugerencia que hizo Zayna funcionó. Fue una intuición que tuvo, pues este mundo era pura magia. Estaba segura de que existía una posibilidad de que a Noctis le resultaría más sencillo que a los demás. No obstante, seguía sin entender qué tenía de malo. 

Así, llegaron a una cueva, y Zayna apretó las manos al verla, reconociendo qué era. No había visto justo esa, pero... pero puede ser que hubiera estado atrapada en alguna otra a lo largo de su milenaria vida. 

—Es una Cueva de las Maravillas... —murmuró—. No sé qué nos pedirá para permitirnos la entrada... —añadió preocupada—. Ese sitio puede ser incluso más peligroso dentro... 

Aun así, mirando no iban a conseguir nada. Dio un paso al frente y habló. 

—Gran guardián de la cueva, ¿cuál es el precio por cruzar tus dominios? —preguntó acercándose lo suficiente. 

La broma de Noctis no me ofendia en lo absoluto, de hecho se me ocurrian muchas formas de responderle aunque pocas podian evitar hender la armadura de un guerrero de tomo y lomo como era el, asi que solo me limitaria a sonreir y quitarle importancia al asunto con una risilla y un ademan con la mano que acompañaba el sentimiento, un ondeo de esta como si quisiera alejar el viento.

Aunque me sorprendio ver que Zayna no aceptara su lugar, ella debia saber que aunque hubiese perdido sus poderes de djinn en estos momentos era muy poderosa, mas que nosotros.

-La humildad es buena kupo, pero eres poderosa sin duda algunapo- Con esas palabras dichas tratando de que ella entendiera o mas bien confiase en su fuerza, daria un impulso con mis alas para motivarles a apurarse.

-Vamos, dudo que Jafar espere kupo por nosotrospo-

Y sin mas inicoariamos el viaje.

Pero incluso para alguien nacido en el desierto, no podia hacer otra cosa que no fuera maravillarme con aquella construccion viviente de arena; me intrigaba saber que clase de motor magico o ritual de invocacion habia sido usado para lograr aquella formacion en el desierto. Dificilmente podia recordar la mision en estos momentos, pues me encontraba ansioso por volas hasta estar a la altura de los ojos de aquel titanico tigre solo para apreciarlo desde un punto de vista mas alto.

Fuimos andando sin demoras, notando las obvias pulsaciones de la Oscuridad en ese mundo. No había sido necesario siquiera decirles a mis compañeros hacia donde ir, por lo que no parecía que existiera alguna afinidad especial entre mi y la Oscuridad que me guiara hacia el camino correcto. Una vez frente a la cabeza gigante a la que Zayna llamó "Cueva de las Maravillas" saqué instintivamente mi espada, en caso de que algo sucediera repentinamente. Ya había sido atacado anteriormente por Sincorazones en el desierto, y bien podrían rondar por aquel extraño monumento. 

- ¿Un peaje? Parece que esto te es familiar...-seguí a Zayna por un costado. Parecía saber lo que nos podría deparar el camino frente a nosotros, pero mantuve mi guardia preparado para defender su espalda en caso de que algo fallara. Observé con atención cómo se dirigía hacia esa cabeza de animal gigante, mientras me preguntaba qué clase de precio era el que deberíamos pagar. Mi ceño se frunció, analizando la posibilidad de tener que usar la fuerza como plan B para ingresar dentro...

Aunque Zayna supo ver más allá de la trampa que era la cueva que una vez en su día la había mantenido prisionera, esta trampa no existía. Tras las palabras de Zayna, la cabeza del tigre permanecía de la misma manera, ausente. Carente de vida a pesar de tenerla. Obviamente la cabeza solo se mostraba así cuando ya alguien había entrado o podía entrar, pero el que no respondiera hacía pensar a la Djinn... que estaba siendo forzada a mantenerse abierta.

Quizás Jafar era el artifice de todo esto.

Zayna miró con preocupación a los demás antes de echar a andar y quedarse parada delante del umbral. 

—Ya han pagado el precio. Han violado las leyes del umbral. Están forzando la puerta... 

Nerviosa, miró hacia abajo. Después, se concedió unos segundos para hablar con sus compañeros: 

—Podremos entrar, pero no sé si podremos salir. Mas algo malo está sucediendo ahí abajo. Puede que Aladdin o incluso la princesa estén ahí... Yo voy a entrar. 

-Se demoraron bastanteeeeee- Canturreaba mientras me adentraba de una buena vez dentro de la estructura, no había tiempo que perder pues Zayna había dado un punto muy claro a tomar en cuenta, mas de una persona podía estar en peligro si no deteniamos a Jafar.

Las preguntas podrían venir despues.

Escuché con atención las palabras de Zayna, quien por mucho era la más experimentada en todo este asunto de su mundo. Kosmog cruzó por la entrada sin más demoras, pero eso no hizo que mi semblante alerta y tenso desapareciera. Dí unas miradas hacia atrás, el desierto y las luces de la ciudad mientras le daba tiempo a Zayna para ingresar. Les cubriría la espalda al haber tomado Kosmog la delantera.

- Ésto no me gusta. Ese Jafar si que está luciéndose después de todo. Aladdin...-apreté la empuñadura de Juramento Oscuro mientras ingresaba a la boca de aquella maravillosa entrada con cabeza de Tigre- Esta vez yo te ayudaré...

Entrasteis entonces por la boca de aquel tigre.

La primera estancia era un tanto extraña, ya que veiais a Zayna ir con sumo cuidado, pues ella misma sabía de las trampas que aquellas cuevas escondía. No obstante y poco a poco, notasteis algo extraño. No había ningún tipo de trampa, no había o no estaban activas. Daba igual, aquello solo podía significar algo, Jafar estaba ya lejos de allí, pues la cueva no respondía a sus nuevos habitantes.

Correr o explorar era vuestra elección, pero los tres sabiais que era posible que la vida de Aladdin y Jasmine estuviera en peligro. Por ello corristeis por las estancias, sin prisa, pero sin pausa, comprobando inicialmente que allí donde debían de caer rocas, o allí de donde debería salir agua, o incluso allí de donde el suelo debería caer, no cumplía su función.

Salas normales de ladrillos con simbologías, almacenes llenos de objetos extraños e incluso unas últimas salas con joyas, oro, y maravillas que nadie más podría llegar a imaginar en cien vidas. Todas aquellas deberían causaros tentación, y sin embargo... hacían caso omiso a vuestra presencia. ¿Acaso era obra del mismo hechizo que dejaba abierta la boca del tigre?

Ya eso daba igual. Acabasteis llegando a una sala donde Jafar y el genio estaban frente a una cerrradura. Jafar con la lampara levantada. Sin duda obra de algún deseo. ¿Cuantos les quedaría?