Partida Rol por web

Las palabras de queja de Kosmog dieron vueltas en mi cabeza mientras intentaba pensar en algo que ayudara a Aladdin con su empresa. Incluso mi mirada no se alarmó mucho al ver al moguri despegar del suelo hacia el cielo nocturno, pues seguramente había salido molesto en busca de un lindo lugar en Agrabah. Seguí martillando mi cabeza con ideas, hasta que finalmente suspiré derrotado. 

- Lo siento, Al...no es como que yo sea alguien que sepa mucho del tema- me crucé de brazos con gesto desanimado, antes de añadir una última cosa- Los héroes son personas sencillas y con cualidades nobles a la vista. Podrías tratar de mostrarle a Jasmine lo bueno que hay en ti, hacerle ver tu mundo y lo que ella representa. Confío en que eres una buena persona, si puedes presentarte ante ella, seguro verá que mereces una oportunidad- me acerqué un poco y le dí un golpecito en el hombro- Confía en tí mismo. Si lo intentas con toda tu alma, no hay forma de equivocarse- le miré fijamente mientras decía aquello. Estaba cien por ciento seguro de que Al tenía las cualidades de un héroe, pero aún no lograba verlo por sí mismo. Tan sólo le hacía falta un buen villano que encendiera su mecha, pero aquél no era mi papel en éste juego. En su lugar, deseaba inspirar en él la fuerza que había visto en muchos otros héroes- Alibabua...no...Aladdin, ve a ganarte su corazón.  

Me alejé un poco, dando por terminada mi charla y esperando que mis palabras hayan surtido algún efecto. Tomé el Siemprejuntos y me concentré en mis compañeros, mientras observaba las paredes exteriores del Palacio.

- Kosmog ha salido volando. Estaré allí en un momento, estoy en los patios exteriores. 

Cuando detienes al moguri con la gabardina este se extraña al verte tan de sopetón como si lo hicieras y de hecho con un tono un poco seco que no reconocías habló - ¿Qué quieres Kupo? Me interrumpes en mi labor kupo. He venido hasta aquí kupo, para comerciar con mis mercancías kupo y llevarme otras de este mundo kupo. Sí quieres comprar algo dilo kupo, pero si no por favor dejame seguir kupo... hazo mucho calor aquí kupo. - Murmuró aquello último, y quizás no se diera cuenta el mismo pero su calor se incrementaba debido a la capucha negra.

Por desgracia, este no era el moguri que buscabas, aunque estaba bien conoce otros moguris y lo que decía en sus frases confirmaba que algunos moguris si viajaban entre mundos, la pregunta ahora era... ¿Como? Por desgracia este moguri no parecía que fuera a responderte, más bien buscaba platines que llevarse a la bolsa o mercancía que sacar del mismo mundo.

Jasmine se quedó algo confundida al oir tus palabras pero ante tu incesante marcha al retirarte solo asintió de ello y se quedó mirando al cielo a través de la ventana.

Tras una larga caminata buscando la habitación que os habían ofrecido el sultan, al fin diste con ella. El interior de la habitación no es que fuera muy lujosa, pero tenía tres lugares para dormir que se antojaban bastante comodos y mullidos. Ahora solo faltaba que Noctis y Kosmog llegaran... aunque parecía que te resultaba dificil comunicarte con Kosmog pues desde que dijiste lo de los moguris, no volvió a responder.

Aladdin oyó tus palabras y se quedó pensando un momento. Hasta que al fin se dió cuenta de que lo que decías era cierto - Tienes razón Noctis. Solo debo hablar con ella, mostrandole lo que veo en realidad. - Entonces agarró el sombrero para ponerselo bien y miró hacia la alfombra y al genio respectivamente - Alfombra, Genio, ahora me teneis que ayudar vosotros. - Y entonces montandose en la alfombra y el genio transformado en avispa, Al subió hasta la terraza de Jasmine.

Observé en silencio a Al marcharse, y luego de perder de vista su imagen, me dispuse a volver al interior del Palacio. Debería conseguir indicaciones para encontrar los aposentos que nos habían otorgado. 

Tras un rato después de recorrer el palacio, Noctis entre también a la habitación que habían asignado a los tres. El interior de la habitación no es que fuera muy lujosa, pero tenía tres lugares para dormir que se antojaban bastante comodos y mullidos. Allí dentro estaba Zayna esperando a sus compañeros, ahora solo faltaba el moguri

El camino no fue complicado, por lo que no me tomó demasiado seguir las indicaciones hacia las habitaciones que nos habían asignado. Toqué la puerta tres veces antes de ingresar, anunciando mi llegada. Era cuestión de modales. 

- Lamento la tardanza. No ha sido sencillo pensar en algo que sea de ayuda, al menos por mi parte- dije mientras ingresaba. A cada paso que daba, iba estirándome mientras me quitaba aquella molesta tela que llevaba sobre mi cabeza para parecerme más a los pueblerinos del lugar. Fui directo hacia la ventana de aquella habitación y me senté en su marco para descansar- Kosmog debería haber llegado primero, y si no así es porque fue a buscar algo en la ciudad. Parecía bastante entusiasmado cuando salió volando ¿Lo esperamos o comenzamos sin él? -puse mis ojos sobre Zayna luego de inspeccionar un poco el cielo nocturno, como esperando ubicar a Kosmog desde mi ubicación. De alguna forma estaba relajado, pues era el primer momento que tenía a solas con Zayna para charlar después de llegar a ese mundo, el combate en el desierto y la reunión con el Sultán. 

Zayna se había quedado observando la habitación en silencio. Habían preparado una cama para ella. Sin saber por qué, ese hecho hizo que se quedara plantada en silencio en medio de la habitación. Nunca había dormido en una cama. O no dormir, dormir, lo que se dice dormir... 

Cuando Noctis entró en la habitación, el aire a su alrededor se agitó fuertemente, a falta de un respingo. Se había quedado pensando sin prestar atención a nada. 

—Hola —saludó mientras sonreía—. ¿Kosmog? Vaya, bueno. Le dije que había moguris en el mercado. Me pregunto si los conocería. Me lo contó la princesa. Ah, tengo buenas noticias, se lo contaremos después a Kosmog. ¡Creo que Jasmine conoce a Aladdin! Me dijo que conoció a un chico en el mercado, que fue encerrado en los calabozos, ¡y escapó! Y que es esa persona a la que ella quiere. ¡Por eso ha rechazado a... Ali! —balbuceó tratando de recordar el falso nombre del chico—. ¿Y vosotros? 

Mientras esperaba respuesta de Noctis, se acercó al borde de la cama y probó si era mullidita. Acto seguido, se sentó. Pero al ver que se quedaba flotanto en el aire, se concentró para anular su levitación y cayó de golpe medio hundiéndose en la cama. No, desde luego las camas no se le daban bien. 

Reguló un poco y consiguió quedarse sentada en una posición aparentemente normal. Pero parecía costarle no flotar. Se preguntó cómo lo haría por la noche. ¿Quizá atrapar la sábana con un par de piedras o algo? Entonces, se dio cuenta de que había dejado de prestar atención a Noctis, y se ruborizó. 

—Lo siento... —se disculpó—. Es que... —empezó. 

Pero prefirió callarse. Iba a sonar todo aún más raro. 

Me acomodé en mi asiento al escuchar la información de Zayna. Ahora cobraba sentido porqué Kosmog había salido tan de prisa de un momento para el otro. Seguramente sería una reunión importante para él, encontrar a alguien similar a él o de su mundo. Lo mejor sería darle su espacio, hasta que estuviera satisfecho y volviera. La segunda noticia de Zayna fue aún más llamativa. ¡De haber sabido ese dato antes! De un salto me bajé de la ventana, con una extraña emoción reflejada en mi rostro ¿Ansiedad? ¿Alegría? ¿Dolor de estómago? 

- ¡Si! -bajé la cabeza mientras apretaba un puño. Aún si Zayna no me había dado ese dato, le había dado el consejo perfecto a Aladdin. Mi ayuda habría servido de algo. Ya no me sentía un inútil al respecto- No averiguamos nada, pero le dimos consejos a Al sobre cómo empezar de nuevo con Jasmine, sin máscaras ni espectáculos- Ahora todo quedaba en manos de Al, hacer lo correcto. Por mi lado, estaba celebrando interiormente por aquella primera victoria. Mi festejo acabó repentinamente al ver a Zayna hundirse abruptamente en lo que vendría a ser una de las camas. Me quedé observándola en silencio, sin entender qué estaba intentando. Parecía estar haciendo un esfuerzo o experimento, como si sentarse allí fuera todo un asunto. 

Zayna parecía muy ensimismada en su tarea, por lo que me quedé en mi lugar, de brazos cruzados y con una mano en el mentón. Su comportamiento era intrigante, y no me atrevía a detenerla en lo que estuviera haciendo ¿Sería alguna cosa de Djinn? Sabía que Zayna estaba experimentando algunas cosas por primera vez. Como cuando en El Bosque de los Cien Acres...Su rostro me miró, y se ruborizó, lo cuál me hizo ruborizar en respuesta ¿Estaba leyendo mi pensamiento? Desvié la mirada al instante.

- No, lo siento, está bien- estaba balbuceando palabras. Me mordí la lengua para obligarme a recomponerme. Volví a mirarla- Quiero decir...¿sucede algo?

Zayna tardó unos segundos en contestar. Quizá temiendo sonar estúpida, o quizá buscando cómo explicar algo que para cualquier otro no tenía explicación. 

—Es la primera vez que me ponen una cama. Nunca dormí en una. No sé... si debería ir a buscar otra cosa —dijo al fin. 

La verdad es que lo que más temía era acabar dormida en medio de la habitación, con lo ligera que era. 

- Ya veo...-dije acercándome a ella, analizando la situación. Puse una mano sobre la cama de Zayna, comprobando su comodidad- No tiene nada de malo ésta. Deberías estar bien- hice una mueca mientras recordaba algo y luego añadí- Es como aquella vez en Terabithia...No pienses demasiado en ello, sólo relájate y deja que el cansancio haga el resto. Podemos hablar hasta que el sueño te gane si quieres- realmente no tenía una mejor idea. Las camas en Agrabah eran diferentes a las del Castillo, pero para mí daba igual. No tenía ningún tipo de preferencia y podía dormir parado si era necesario. 

Puse mi mano sobre la coronilla de Zayna para acariciarla, y le sonreí. 

- No sé qué es lo que te preocupa, pero si no crees que puedas dormir aquí, podemos dormir en el suelo o cualquier lugar- dicho aquello, me volteé para elegir entre las camas restantes la que me pertenecería por esa noche. El cansancio ya estaba afectando mis energías después de aquel largo día. Antes de ir hacia allí, busqué entre mis ropas el libro de Agrabah que llevaba escondido. Le dí una ojeada rápida para ver si tenía algún cambio importante en él, y se lo entregué a Zayna- Ten, la última vez pude percibir a los Sincorazón gracias a éste libro. El nivel de amenaza va cambiando en respuesta a la Oscuridad. Si lo llevo conmigo terminaré metiéndome de nuevo en peleas por mi cuenta. 

Zayna se ruborizó un poco más cuando Noctis la acarició. A veces, lo aceptaba sin más. Otras, parecía una niña sorprendiéndose ante nuevas formas de afecto. Después, cogió el libro y miró el lomo, preocupada por el número que podía haber en el lomo. Después, con cuidado, lo guardó en su zurrón. En cuanto se centró en otra cosa, se encontró posada sobre el colchón de tal forma que parecía que ni siquiera lo rozaba. Suspiró resignada y se fijó en Noctis, escogiendo cama. 

Se sorprendió cuando éste se echó sobre la cama y cerró los ojos. Se acercó despacio y se quedó flotando ligeramente por encima de él. 

—Ehm... —musitó—. Noctis... Me temo que... bueno, aún no puedes ir a dormir... Hemos quedado para cenar con el sultán. ¿No tienes hambre? —preguntó. 

Ella aún no había desarrollado la parte del apetito. Sólo se daba cuenta cuando había en su presencia comida. 

Como el chico no reaccionó inmediatamente, alzó el brazo y tocó su pecho con el dedo. ¿Estaba haciéndose el dormido? 

Ahora que él estaba con los ojos cerrados, aprovechó para saciar su curiosidad de djinn y observarlo de cerca. 

Me acomodé en aquella mudilla cama, sintiendo como si estuviera recostado sobre el más fino colchón de mi castillo. Quiero decir, el castillo que pertenecía al Rey de Petria. No me importaban los lujos y los tesoros, pero sabía disfrutar de las comodidades que me rodeaban en aquel entonces. Si las camas para huéspedes eran tan cómodas, no quería pensar donde dormía el Sultán. La suavidad de las telas de seda, el fresco tacto de las frazadas, las esponjosas almohadas. Ni siquiera había podido sacarme las alpargatas llenas de arena. 

Escuché el cuchicheo de Zayna, diciendo algo sobre el "Sultán" y "comida". Sonreí inconscientemente, sin siquiera abrir los ojos, ante la idea de comida y balbucee un "Quizás más tarde" y el nombre de Kosmog. Ante las comodidades de mi cama, mi  cuerpo respondía poniendo una carga pesada invisible sobre sí mismo. No estaba acostumbrado a mi cuerpo humano, y a la necesidad de descansar. El sol había quemado mi piel, y mis pies estaban molidos luego de correr por toda la ciudad y el desierto varias veces. Era imposible resistirse, teniendo además esa suave brisa (no sabía de donde provenía) acariciando mi pelo y refrescando mi piel irritada, demasiado cercana. Estaba a gusto en mi lugar. Mi cuerpo respiraba exageradamente, obligándome incluso a roncar levemente. 

Estaba volando sobre un moguri en el desierto, con la brisa soplando majestuosamente, en dirección a un poderoso monstruo con cara de serpiente (similar a la que había visto en el bastón de algún visir aquel día). Estaba armado con espadas, chakrams y sables, preparado para la más épica batalla. 

Pero el chico no respondió en absoluto. 

—¿Noctis? —le llamó, pero bajito. 

No estaba segura de si debía despertarlo o no. Tenía un gesto apacible. Era la primera vez que le veía tan relajado. Sin problemas, no preocupado por su oscuridad. 

Zayna, desde arriba, sonrió. Ni siquiera se había dado cuenta de que había ido descendiendo poco a poco casi sin darse cuenta. Estaba a un palmo escaso de él, mientras su aura céfira mecía los cabellos del chico que no parecía darse cuenta de la "exploración" que la djinn estaba haciendo mientras él dormía a pierna suelta. 

Despacio, se posó un poco más en la cama, pero ésta ni se inmutó de lo ligera que ella era. 

Suspiró al recordar la escena del Bosque de los Cien Acres. Y la del jardín. Habían sido momentos muy breves y... muy recientes. Apenas había tenido tiempo de pensar en ello hasta ahora. 

Estaba claro que ya no era como antes. Ya no estaba encadenada. 

Ahora los sentimientos, aquellos que le dijeron que serían una debilidad, aquellos que le prohibieron, la hacían más fuerte. 

El único problema era que aún no sabía cómo reaccionar a ellos. Al igual que cosas tan sencillas como comer comida, dormir en una cama y quién sabía qué más, para ella era toda una aventura. 

Entonces, se dio cuenta de dónde estaba y a qué distancia. Se ruborizó de pronto y su aura se sacudió reaccionando a sus emociones. 

Bueno, ya estaba bien. Era mejor apartarse y dejarlo descansar. Quizá ella mientras tanto podía probar otra aventura más. Podía darse un baño. Tenía que estar presentable para la cena. Por suerte, se había traído consigo el segundo traje que Laine le dio, uno más elegante y que esperaba que el viaje no hubiera cambiado. 

Asintió para sí misma, aprobando la buena idea que había tenido, empezó a elevarse, para apartarse de Noctis. 

Mi semblante animado se vio manchado por una desesperanzadora caida de mis orejas y pom pom, me esperaba que no fuera Montblanc pero realmente queria que lo fuera, anhelaba con todo mi corazon que el fuese mi mentor, pero solo era un desconocido, un mercader entre mundos. Aunque era de mi interes el saber mas de los otros mubdos y si ellos tambien viajaban con la nave gumi, aun albergaba esperanzas de encontrar a mi amigo.

Busque en mis bolsillos una de mis nueces que me habia regalado el cocindro de tierra de partida tiempo atras y se la ofreci a este moguri frente a mi.

-Disculpe kupo creo que le confundi con alguien mas kupo- movi mi mano un poco solo para que viese la nuez en ella.

-No quiero quitarle su tiempo kupo, aqui tiene kupo como compensacion po-

No podia detenerme en mi busqueda, no creia que me hubiesen mentido al respecto ya de por si me sorprendia que Jasmine conociera el nombre de Montblanc, luego le preguntaria ahora solo podia aprovechar el tiempo y regresar a mirar a ver si aun estaban en el desierto aquellos que me hicieron señas de luces, quizas en el camino pudiese encontrar a mi amigo.

Efectivamente, al mirar hacia el desierto desde el aire podías ver como el destello aún seguía, pero eran irregulares, no señas.

Dispuesto te dirigiste hacia allá como un torpedo aereo... Tras pasar un tiempo la imagen se hizo más clara y... ahí estaban, dos moguris en mitad del desierto, uno limpiando su espada y el otro con un pañuelo atrigado como pañuelo de cabeza

El que limpiaba la espalda movió las orejas y alzó la vista al cielo, y rápidamente ambos se pusieron a recoger las cosas de pequeño campamento que habían formado y a hablar entre sí, parecían querer huir de tí. Un poco más cerca oias perfectamente como un murmullo los cacharros moverse e incluso sus boces, y podías distinguir al de la espada como Montblanc.

Este te miró de nuevo y rápidamente le habó a su compañero algo que conseguiste oir aunque un poco - _{Stilzkin kupo, tenemos que movilizarnos ya kupo... yo ganaré tiempo, además kupo... debo hablar con el. Si en diez minutos kupo no he atravesado el portal mogu, cierralo kupo. Nos veremos allí. -} Y entonces según te acercabas más viste como el otro moguri con su pom pom haciendo circulo creaba un portal y lo cruzaba con todas las cosas.

Entonces ya cada vez más cerca, ahora casi justo al lado, Montblanc se giró de golpe y alzó su mano hacia ti y pronunció - ¡PARO! - Te quedaste entonces inmovil en el aire, aunque tu cuerpo seguía avanzando, parecía que tu ilusión por volverle a ver te había generado un impulso más fuerte que el su magia por detenerte. - Kosmog... ha pasado algún tiempo ya po. Me alegra verte de nuevo kupo... aunque no en estas circunstancias kukupo - agitaba la cabeza a modo de negación - La llave espada kupo, te llamó ¿Cierto po? Sino kupo, no estarías aquí kukupo. Nosotros, los caballero modured kupo, no podemos aliarnos con vosotros kukupo, los elegidos de la llave espada, con ninguno po, ni bueno ni malo kupo. Pero - Agachó la cabeza para evitar mirarte - tu y yo hemos vivido kupo aventuras juntos, y eso me hace más dificil esto kupo.

Andó un poco y siguió explicandote - Todos los moguris tenemos un destino designado kupo desde que nacemos po, nuestro pom pom kupo nos lo dice cuando llega el momento y así los caballeros mogured aparecen kupo - y señala el portal - Pero hay muy pocos casos kupo... como tu po. La llave espada kupo, se lleva a uno de los nuestros kupopo, y eso es... una disidia. Nuestra misión si vemos a uno kupo, es cortarle su pom pom po. - Puedes ver como va sacando poco a poco su espada de la vaina y la acerca a tu frente, pero cuando desenfocas su hoja y miras su cara, puede ven en sus ojos lagrimas. - Pero yo no puedo Kupo... eres como un hermano pequeño po. - Las lagrimas comenzaron a correrle por la cara - Kosmog kupo, la llave espada solo trae desgracia allá donde va kupo. Nosotros tratamos de erradicar esa desgracia po, nosotros intentamos corregir lo que nunca debió de ocurrir kupo. Por te pido kupo, que no me detengas. - No parecía irse tan tanta explicación a pesar de que no le pediste ninguna, pero notabas como el efecto de su paro dejaba de funcionar, al menos podías mover los ojos... y la boca, podías responderle.

La batalla en mis sueños había comenzado. Zayna había aparecido en un buen momento, justo cuando el Rey Demonio Serpiente estaba tomando ventaja. Un viento salvaje y potente sacudió el lugar, obligándome a retroceder. Todo se puso borroso por un momento, como si mis energías se hubieran visto afectadas, como si aquel viento me estuviera arrastrando fuera de aquella batalla (se llevó una mano a la cara para protegerse del viento que se había sacudido repentinamente justo a su lado en el mundo real, y giró para quedar recostado de lado). No iba a rendirme tan pronto. No con mis amigos a mi lado. Elevé mi Juramento Oscuro hacia el cielo, y mi montura moguri aumentó su velocidad. Daríamos un golpe final en conjunto. Aladdin estaba allí también, con su fiel mono guerrero, y Genio haciendo de comentarista con un micrófono. 

Dí varias vueltas en la cama, enredándome con la frazada. Terminé abrazando algo como un cojín o almohada, mientras musitaba palabras indescifrables provenientes de mi sueño. 

Zayna observó cómo Noctis se daba la vuelta en el colchón. Sonrió y se alejó flotando hasta donde había dejado el zurrón. Allí, rebuscó su ropa de cambio y revisó si había cambiado mucho. No lo parecía. Después, fue en busca de algún sitio donde darse un baño. Recordaba algunos lugares, pero había pasado mucho tiempo. Siempre le quedaría la zona termal. Si no le fallaba la memoria, estaba en ese mismo piso y no muy lejos. 

Se detuvo en la puerta unos segundos. ¿Debería dejarle solo? ¿Igual era buena idea avisarle? Pero luego deshechó la idea. Luego podrían hablar por el siemprejuntos. Lo mejor que podía hacer era dejarle descansar y llamarle a la vuelta del baño, a la hora justa de cenar.