Partida Rol por web

Khastal bajó del carro de un salto y estiró las piernas.

-Gracias por la bienvenida-le respondió a Svetlana cuando su compañera la presentó-. Secundo lo de la bebida, el viaje ha sido largo y agradecería poder tener algo de vino o cerveza para refrescarme-sonrió mientras bajaba su mochila del carro y se la colocaba al hombro.

Caerwyn se caló bien la capucha cuando se acercaron al Puesto de Oleg. Durante toda la presentación mantuvo la cabeza gacha y la mirada fija en el suelo, para que las sombras cubrieran su rostro. Como un fantasma silencioso tomó las riendas que Shallana le tendía y condujo el carro hasta los establos, con la tranquila confianza de alguien que ha hecho antes aquello. Liberó al caballo del arnés y le acercó el forraje para que comiera antes de reunirse con los demás.

—¿Somos los primeros en llegar? —le preguntó Caerwyn a Svetlana—. ¿O habéis recibido ya a algún otro grupo patrocinado por los Señores de la Espada de Restov?

Mara sonrió ampliamente ante los comentarios de Shallana, al ver que parecía realmente emocionada con aquella narración que había improvisado. Poco después de su avance se avistó en el horizonte el puesto de Oleg. La primera parada de aquella aventura. En su mente una descripción para el cantar que quería componer de la aventura empezó a resonar pero no la hizo pública.

Sonrió a sus compañeros mientras entraban y una mujer muy amable apareció a saludarles. Al ver que su compañera procedió a dar las pertinentes explicaciones no añadió nada más y sonrió ante la última idea. - Yo también secundo la idea, será una buena forma de descansar del camino y refrescarnos con una buena copa de vino. - Dijo avanzando hacia donde fuesen a beber.

La mujer os mira durante unos segundos mientras entráis con la carreta y una vez que el carro entra, cierra la puerta ojeando antes el exterior con cara de preocupación. 

-Si les apetece puedo prepararles un estofado con pan caliente y abrir una botella de vino...  Es agradable saber que Restov a respondido nuestra petición de ayuda... Estábamos ya en una situación desesperada...

Cuando Caerwyn le pregunta acerca de si habían llegado mas grupos, esta niega con la cabeza. -No... Ustedes son la primera ayuda que envían... Por aquí solo pasan de vez en cuando cazadores y muy rara vez viajeros...

La mujer señala las dos grandes mesas del exterior. -Pueden sentarse y relajarse un rato, enseguida les sacaré la comida y el vino... En ese momento ven a un hombre corpulento descender por unas escaleras del edificio junto a las mesas...

-Quizás deberías contarnos mientras comemos que es eso tan urgente-dijo la joven mientras seguía a la mujer del puesto junto con sus compañeras. La idea de los señores de las espadas estaba clara, pero nadie les había dicho que el puesto estuviese en una situación de emergencia lo cual la molestaba.

El hombre se acerca secándose el sudor con el dorso de su mano, la cual seca en sus pantalones... Al llegar a vuestra altura el hombre se cruza de brazos mirándoos con actitud hosca. -Soy Oleg... Ya era hora de que enviaran por fin ayuda... llevamos meses pidiendo ayuda para que frenaran a los bandidos... Aun así... No es la ayuda que esperaba que enviara... Pensaba que vendrían soldados de verdad... guardias... El hombre sacude una mano con gesto cansado. -Aunque si pueden acabar con los bandidos, me da igual que sean mujeres, soldados o el mismísimo Aroden reencarnado

Cuando llego la mesa que nos ha indicado Svetlana, me descuelgo la mochila, el arco y el carcaj, dejándolo todo a un lado antes de tomar asiento lanzando un suspiro ya tenía ganas de llegar, la verdad.

Al llegar Oleg a nuestra posición, comienzo a levantarme, aunque sus primeras palabras, hoscas y un poco maleducadas hacen que me vuelva a sentar, para mirarle directamente.

Con tranquilidad, me cruzo de piernas apoyando las manos sobre una de las rodillas, escuchando sus quejas y lamentos....hasta que oigo los problemas que tienen con los bandidos. Apretando los dientes, descruzo las piernas y me llevo la mano instintivamente a la espada, respirando un poco más rápido. Rapidamente, miro al resto, evaluando sus reacciones ante las palabras de Oleg 

- vaya, parece que vamos a tener que acabar con unos bandidos. Pienso con el semblante serio, no queriendo decir nada en este momento, esperando que sea otra la que hable.

Iskal continuaba asombrado por lo mucho que a los humanos parecía gustarles hablar y añadir cosas de cosecha propia a los diálogos. Los mercaderes que él estaba acostumbrado a ver apenas soltaban una o dos palabras en susurros, claro que quizá se debiera a las prisas nacidas del miedo que les inspiraba ser asaltados al pasar por la linde del bosque.

Aunque bueno, así era más fácil aprender cosas nuevas.

No le importaron las palabras con las que Oleg manifestó su "decepción", no había intención de herir en ellas. De hecho, consideraba un milagro que aquel puesto no estuviese infestado ya de bandidos si no tenía un solo guardia para defenderlo. Aquel matrimonio o era increíblemente valiente o estaba muy loco.

—Si los Señores de la Espada mandasen guardias con el emblema de Brevoy aquí, ¿no parecería que están reclamando esta tierra sin dueño?—preguntó sin malicia, de hecho, los ojos del félido estaban abiertos con simple curiosidad—. Seguro que si más gente la quiere, no les gustaría nada ver algo así.

Ahora que Iskal lo señalaba, tenía mucho sentido que los Señores de la Espada los hubieran enviado a ellos, sin banderas ni estandartes, para explorar aquella tierra de nadie. Probablemente quisieran evitarse tensiones con los reinos vecinos.

Caerwyn carraspeó.

—¿Y cuántos bandidos dices que han estado merodeando por aquí? ¿Iban bien armados? ¿Te parecieron que estaban organizados o bien entrenados?

Mara observó al hombre que se acercó a saludarles tras sonreir y agradecer a Sveltana la amabilidad, cuando escuchó como cuestioanaba su capacidad como grupo. Respiró escuchando las respuestas de sus compañeros y asintió ante las preguntas de Caerwyn mientras probaba el vino.

- No sería adecuado en absoluto enviar hombres con emblema en una tierra que aún no tiene dueño. Podríais encontraros con algo peor, una guerra en este terreno y la zona reclamada por un reino que quizá no sea amigable. Además, un escudo de armas no nos hace menos valiosos como guerreros. - habla con seguridad, intentando transmitir confianza. - Y ahora supongo que será mejor saber todo lo posible sobre los bandidos. -

Oleg se rasco su barbilla sopesando vuestras palabras, mientras se sentaba a la mesa con vosotras. -Ummmm... Puede que tengáis razón... Oleg apoya sus gruesos y velludos brazos sobre la mesa y suspira. -De todas formas, si consiguen acabar con el problema que tenemos con los bandidos tanto mi mujer como yo les estaríamos agradecidos...

Mirando a Caerwyn Oleg se quedo pensativo unos segundos. -Vinieron la primera vez hace unos 3 meses... eran diez bandidos liderados por un hombre encapuchado con un arco y una mujer que portaba dos hachas pequeñas... No tengo lugar a dudas de que ella era la lider... Oleg se queda en silencio unos segundos mientras su rostro se ensombrece... -Ella amenazó con prenderle fuego al puesto y... Oleg mira de reojo hacia la casa en la que había entrado su mujer. -Y lo que le harían a mi mujer cuando se la llevaran a su campamento...

Carraspeando ásperamente, Oleg recobra la compostura y continua hablando. -Desde esa vez han venido otras dos veces y en ambas veces solo ha venido el hombre encapuchado...  la segunda acompañado de seis bandidos y en la tercera acompañado de cuatro... Parece que se han confiado y que no nos consideran una amenaza... Oleg os mira... -Por favor... No me gusta tener que pedir ayuda a un gobierno, me vine aquí para estar apartado de toda civilización, pero si esto sigue así, no sobreviviremos al siguiente invierno... 

Con el vaso de vino en la mano, juego con el dándole vueltas mientras escucho las palabras de Oleg. En el momento que oigo que son los bandidos quienes están dando problemas, y más ante las amenazas que habían lanzado a estas buenas gentes, detengo el movimiento del vaso y levantó la vista hacia Oleg

- Esos bandidos no volverán a darte ningún problema, ni a ti ni a nadie. Bebo un sorbo del vino, para tranquilizarme y que el pulso, que se me ha acelerado al oír todo eso, se pueda calmar un poco.

Pasados unos segundos, vuelvo a hablar sería interesante saber cuando pensáis que deberían de volver. Para entonces debemos de prepararnos y para ello tenemos que conocer esta fortaleza de arriba a abajo.

- Mientras acabamos el vino, puedes contarnos todo lo que sepas: si vienen con caballos, con carretas, donde dejan los caballos si vienen con ellos, si los meten en el establo o se quedan fuera y, en caso de que metan los caballos en el establo, si son ellos mismos los que los meten o sois vosotros. Tomó otro sorbo de mi vino

- Si, por el contrario, van a pie, cuál es su operativa. Toda la información que nos podais proporcionar nos serían de gran ayuda. Hemos venido a ayudar a gente decente como vosotros que solo quieren abrirse camino en esta tierra inhóspita, y estamos dispuestas a libraros de ellos.

En unos momentos había recuperado parcialmente la compostura, y ya comenzaba a planear el castigo que iban a sufrir esos bandidos, que sería definitivo.

LA semielfa dio un trago largo y asintió.

-Cuanto mas nos digas mejor, podemos defender este sitio de unos bandidos pero no podemos dejar que piensen que pueden vencernos si vienen más... o vendrán. Y la segunda vez no será tan sencillo-afirmó la mujer, que tenía experiencia en defensas a ultranza como aquella. Al fin y al cabo o se libraban de los bandidos o no durarían allí mucho tiempo.

Mara esuccha atentamente la historia de Oleg y siente comos se le revuelven las tripas por la actitud de aquellos hombres. Estaba claro que esa gente necesitaba sí o sí su ayuda y era no era de las que dejaba a nadie en la estacada. Dejó que primero Shallana, que parecía una guerrera con conocimiento de las artes de combate hiciese las preguntas pertinentes antes de añadir algunas aportaciones de su propia cosecha.

- Bueno el hecho de que haya reducido el número de bandidos con el que viene es una ventaja a nuestro favor. Podríamos hacer realmente como que esto no va con nosotros para que se confíen. ¿No creeís? Quizá así podríamos aprovecharnos del factor sorpresa. Siempre que las circunstancias lo permitan.  - rasga un poco las cuerdas de su laud. - También podría intentar seducir a alguno de ellos para que nos de la información que necesitamos sobre ellos, sus líderes y su campamento. -

Oleg os mira y parece que va a empezar a hablar, pero en ese momento su esposa sale de la casa con una bandeja, y empieza a repartir los cuencos con un estofado que olía a gloria y unos trozos de pan caliente, reparte también unos pequeños vasos y coloca una botella de vino en medio de la mesa.

Sonriendo la mujer se sienta con vosotros deseándoos buen provecho. 

Oleg toma la botella y va repartiendo vino a aquellos que querían. Una vez acaba se vuelve a sentar. -Bueno, por lo que iba... Normalmente vienen siempre a caballo y suelen llevar algunos de refresco para transportar las cosas que toman... No dejan los caballos en los establos, pues no se quedan mas de lo necesario... Toman las cosas, las cargan en los caballos y se marchan... Normalmente el jefe se quedaba atrás junto a su caballo mirando... El corpulento hombre toma su vaso y da un largo trago, mientras suspira al acabar.... -Suelen venir los primeros días de cada mes, así que siendo que hoy no han venido, significa que lo harán mañana... Siempre suelen venir una hora después del amanecer...

Svetlana escuchaba como su marido os contaba todo lo referente a los bandidos y asentía con la cabeza a lo dicho por su marido. -Así es... Siempre que vienen están como mucho unos minutos, lo que les cueste cargar todo en el carro... La verdad es que las veces que han venido, siempre parecían impacientes por regresar a su campamento, por lo que tengo la sospecha de que se encuentra hacia el sur a menos de un día a caballo.

La mujer comía tranquilamente mientra os miraba contándoos todo esto. -Pueden revisar el puesto para buscar alguna forma de emboscarlos... También si lo desean disponemos de algunas armas... arcos, jabalinas... No tenemos mucho, pero si les puede ayudar a librarnos de esto, estaríamos encantados de ayudar en lo que podamos... 

-¿Mañana?-dijo la mujer sorprendida- eso nos deja con muy poco tiempo para defender este sitio. ¿Teneis trampas de caza? ¿Y cadenas?-preguntó la chica algo alterada tratando de pensar como defender aquel pequeño puesto, tratando de recordar lo que había visto al llegar para saber como defenderlo.

Cuando el olor estofado y la rica carne deshuesada llega a mis fosas nasales, todo rastro cualquier sentimiento se borra de mi rostro, a la par que un sonoro rugido de mis tripas que intento detener poniéndome una mano sobre ella y alzando los la cara, con un ligero tinte rojizo Lo lamento, pero esto huele que alimenta y hace ya unos días que no comemos algo tan sabroso comento cogiendo la cuchara y metiendo mano al plato, escuchando atentamente lo que nos van explicando y alzando los ojos por encima de la cuchara para mirar a Oleg y Svetlana.

El plato dura un suspiro y finalizo rebañando con un trozo de pan la jugosa salsa que queda, antes de recostarme un poco hacia atrás y coger nuevamente la copa de vino.

Parece que el tiempo no ha afectado a Sallana, pues realmente, cuanto antes lleguen, antes podrán acabar con ellos, pero escucho a Khastal preguntar por unos artilugios que, bien visto, podrían venirnos bien. 

Mientras tanto, desde la mesa donde estamos, comienzo a mirar todo el complejo, volviendo la cabeza atrás para volver a ver la puerta doble, las almenas y las catapultas en las esquinas. Sigo mi inspección hacia mi izquierda, deteniéndome en el carro que está cerca de los establos y, relativamente cerca de la entrada. Luego los establos y, una pequeña construcción, casi enfrente nuestra, con la puerta que se abre hacia fuera y está casi enfrente del patio.

Me llevo una mano a la nuca, por debajo del pelo, y la paso como alisándome el pelo, pensativa, mientras una pequeña idea se va formando en mi mente.

Mara sonríe, alegre y amable. - El estofado está delicioso. - Comenta mientras cena con interés. Mientras escucha sus planes una idea se va trazando en su cabeza. - Quizá puedan tener un motivo para quedarse aquí. Un concierto, por ejemplo, de una joven barda.  - les guiña el ojo a todos.  - Se les podría atraer a todos a una habitación cerrada y emboscarles allí, luego habría que decidir si queremos sonsacarles información e ir en su búsqueda, o al revés, preferimos esperar a que vengan cuando vean que sus compañeros no han vuelto. - 

- Una vez que estén todos en una habitación cerrada no será muy difícil para todo el grupo luchar contra ellas. Teniendo armas e incluso algunas trampas. Habría que asegurarse de que nadie escapase. ¿No creeís? -

Oleg niega con la cabeza mientras acababa con las ultimas cucharadas de su estofado. -Lo siento... tenemos cuerdas como mucho, pero cadenas o trampas no tenemos nada.

Oleg se levanta y entra en la casa, de la cual sale al cabo de un par de minutos con una tira de pergamino. -Esto es todo lo que nos queda en el almacén.

-1 Armadura completa de cuero

-1 Escudo pesado de madera

-2 hachas de mano

-5 jabalinas

-1 arco largo

-24 flechas

-1 guadaña

-2 lanzas

-2 pociones de heridas leves

-1 poción escudo de la fe (+2)

-2 viales de contraveneno

-6 antorchas

Oleg os entrega la lista y se sienta de nuevo a la mesa. -Es lo único que podemos ofrecer... Lo demás son suministros de agua y comida... Bueno... También tenemos algunas linternas y aceite para prender... Pero agradecería si se pudiera evitar la destrucción del puesto en el proceso de detener a los bandidos.