Partida Rol por web

Los templarios siguieron a los guardias hacia el cuartel de Altdorf, donde no tardaron en darse cuenta de que los soldados, cientos de ellos, los observaban nada más entrar, cuchicheando, y susurrando a su paso. Los hombres los guiaron, a través del cuartel, un pequeño castillo bien defendido en el corazón de Altdorf, vigilando el mercado y el río que atravesaba la ciudad. No podían dejar de advertir diversas jaulas con cadáveres en diversos estados de putrefacción, servidos en jaulas elevadas unos cinco metros sobre el suelo mediante cadenas, como un rico aparador para los cuervos, que se daban un festín con la carne muerta de los enjaulados. Diversos carteles de advertencia a los delincuentes terminaban de definir la decoración del lugar. 

Los soldados los condujeron través de un portón que los llevó, tras subir unas escaleras y pasar un pequeño puente elevado, a la entrada de un nuevo patio de armas, en donde los estaba esperando un hombre de rango claramente superior a los guardias que acompañaban a los templarios.

Al ver al grupo de los inquisidores acercarse (sus atavíos rebelaban su identidad claramente, aunque probablemente no estuvieran interesados en esconder su identidad), el Capitán se reunió con ellos, tras bajar la cabeza, en señal de respeto, y a modo de bienvenida. 

-Gracias por acudir tan deprisa. Mantenemos a los prisioneros retenidos en el patio, rodeados por soldados de la guardia armados. Son cinco, una maga, una elfa asesina, un enano matador y dos humanos, escoria de los bajos fondos. El enano parece particularmente agresivo, ha intentado atacarnos varias veces.

Sin muchas respuestas, y tras una tensa espera, finalmente un rumor creciente entre la guardia os previene de que alguien se acerca. El Capitán sale a recibirles, con diversas reverencias, agachando la cabeza, y hablando nervioso, intentando mantener la calma. No tardan en aparecer cinco siniestras siluetas, que poco a poco se van aclarando. Dos individuos, clásicos agentes de la inquisición, erguidos y orgullosos, bien armados y preparados, servían de escolta a los otros tres. Uno de ellos os llama la atención. De semblante cadavérico, con una piel pálida, no parecía que tuviera carne entre la piel y los huesos. Dos ojos, rodeados por bolsas y ojeras, brillaban con un fulgor particular. A su lado, una mujer, hermosa, pero de expresión dura y de mirada fría, y un sacerdote de Sigmar, armado con un enorme mazo, que parecía ser el más impaciente del grupo. 

-Gracias por acudir tan deprisa. Mantenemos a los prisioneros retenidos en el patio, rodeados por soldados de la guardia armados. Son cinco, una maga, una elfa asesina, un enano matador y dos humanos, escoria de los bajos fondos. El enano parece particularmente agresivo, ha intentado atacarnos varias veces.-

Oís como el Capitán les da un rápido informe, y luego se mantiene en un segundo plano. Parece que le han relevado de sus servicios como celador. 

La macabra decoración del lugar le hacía sentirse como en su propia casa. No parecen muy escrupulosos en cuanto al castigo... Mejor, pensó, mientras se dibujaba en su rostro una leve sonrisa, la cual borró inmediatamente.

Maelm se posó en una almena. Espero que a ningún guardia estúpido se le ocurra siquiera mirarla... O tendremos algo más que palabras...

Thalber devolvió el saludo al capitán, afirmando levemente con la cabeza.
- De acuerdo, vayamos a visitar a sus cautivos. - Estaba ansioso por ver la cara de los nuevos "testigos" de la investigación.

Maul en parte estaba ansioso, no todos los dias se tenia la oportunidad de conocer a una especie tan legendaria como los elfos...jamas habia visto uno, aunque sabia que existian, o al menos eso decia su maestro ...si bien no siempre en los mejores terminos.

El caso es que de repente iba a conocer a una....interesante, por lo que decia el hombre, una asesina; mejor no acercarse mucho, conocia muchas tretas humanas pero elfas....ahi estaba un poco perdido...gracias a Sigmar que el martillo en la cabeza iba igual de bien con casi todos los enemigos del hombre, de modo que ante el menor ejemplo de agresion, Maul iba a poner orden a base de martillo en estos....aventureros...claro que para eso requeria el permiso del jefe...no fuera a ser que metiera la pata y acabase con un testigo importante...menudo fallo seria eso...

Jefe pidio la vez Maul con calma  ¿ los cinco a la vez rodeados de los guardias?...¿que diablos a ha pasado aqui para llegar a esos extremos?...asi no se puede...dudo unos segundos antes de hablar por que le costaba encontrar eufemismos, no era tan ducho en palabras como Her artzman...."hablar" con los "prisioneros"...se decidio por una serie de palabras.

A Thalber le caía bien el grandullón, bueno, todo lo bien que le podía caer alguien que no fuera él mismo. Era dócil, obediente y poco hablador, para el cazabrujas eran tres puntos importantes. Parecía un buen guerrero, aunque aún no lo había visto en acción. Si los cautivos se pasaban de la ralla habría camorra y por fin podrían liberar la tensión acumulada a lo largo de la mañana...

- Esperemos que tengan un mínimo de raciocínio y se entreguen... De esta manera podremos trabajar a gusto. - Le respondió a Maul

Encontrar a los prisioneros a sus anchas en el patio de armas —por muy custodiados que estuvieran— era lo último que Heinrich esperaría, pero se sorprendió aun más al enterarse de que estaban comportándose agresivamente.

¡Sigmar los lleve! ¿Pero qué clase de arresto es este?

Quería gritar y vocear la incompetencia de la guardia, pero se contuvo y se contentó con preguntar, si bien el tono de reprimenda se notaba:

—¿Cómo es que los prisioneros —enfatizó la palabra, pues en su opinión ahora mismo no cumplían la característica definitoria: estar presos— no están en una celda, Herr Kapitän? Espero que al menos les hayan confiscado las armas...

Bufó molesto mientras se preparaba para bajar al patio junto a los demás.

Así no se puede trabajar en condiciones. Permitiéndoles tonterías a los prisioneros. ¡Que el matador les ha intentado agredir, dice! Se le quiebran las piernas y ya no dará problemas. Inútiles.

—¿Qué puede decirnos sobre el altercado, Herr Kapitän? Motivos, implicados, quién lo inicio...

-Pues... Lo cierto es que...- Al Capitán le tiembla la voz. -Lo cierto es que los detuve en el exterior de la taberna de la vieja Emma... Es donde suelen ir los extranjeros, siempre tengo patrullas allí...- Los nervios en su voz iban "In crescendo" -Los...- Carraspea. -Detenidos fueron robados por un halfling y su banda. Ellos los persiguieron hasta la calle y los mataron a todos, incluido al halfling. Es un altercado muy común. Sin embargo yo...- Traga saliva. -Son luchadores feroces, mein Herr... Cinco guardias no habrían bastado para detenerles, así que tuve que traerlos mediante un engaño, para luego retenerlos en el patio...- 

Por el amor de  Sigmar...suspiro Maul al oir al pobre capitan de la guardia...algo parecido se temia, los aventureros debian de ser buenos combatientes o no duraban, ya que se metian en algunos de los peores fregados del mundo; mazmorras, cuevas misteriosas, refugios de mosntruos, sitios donde las personas normales no van ni aunque les pagen en oro constante y sonante.

Me lo suponia, lo unico que ahora podian hacer era tratar de bailar con la mas fea que les habia tocado y procurar obtener la informacion requerida..no es que fuera el sistema idoneo pero...

¿Jefe puedo sugerir una estrategia?...pregunto MAul a su lider con una imagen en su cabeza de la situacion...

Capitan, a pesar de tenerlos en el patio rodeados por lanceros; traiga a todos los hombres que pueda con ballestas pidio Maul con voz serena apretando el mango del martillo, coloquelos en una posicion visible en las almenas, en cuanto nosotros hagamos aparicion para hablar con ellos, no obstante que no apunten, solo que esten alli; meramente son un aviso; a la primera que la cosa se vuelva violenta, les dejaremos claro que son carne muerta, magos, elfos o enanos, Sigmar no perdona a quien es tan estupido de jugar con el enemigo.....

Ahora Heinrich sí que abrió los ojos desmesuradamente y con voz sosegada habló, las palabras cargadas de ira fría que no avecinaba nada bueno:

—¿Me está diciendo que esos individuos no saben que están arrestados? ¡Pero qué tomadura de pelo les ha contado para traerlos hasta aquí! ¿Siguen armados entonces? ¡Responda, Herr Kapitän!

El interrogador se plantó donde se encontraba mirando con el ceño fruncido al capitán esperando una explicación. El normalmente silencioso Maul tomó la palabra para sugerir una estrategia. Heinrich asintió visiblemente complacido de que alguien vertiera un poco de sensatez en el asunto.

—Un plan sólido, Herr Maul —sonrió a su compañero. Siempre dentro de la limitada empatía de Heinrich, que no se caracterizaba por estimar a personas que no fueran él, empezaba a gustarle el gigantón. Simple, comedido y conciso —. Permítame añadir un detalle: Herr Kapitän —continuó volviéndose al guardia borrando la sonrisa y con el ceño fruncido de nuevo, aunque esta vez las palabras salieron sin dureza—, ordene a los tiradores que, si los individuos son tan suicidas como para atacar, la bruja debe ser neutralizada la primera. Es la más peligrosa. Incapacitada si es posible, tiene preguntas que responder, pero no corra riesgos innecesarios. Si no es posible que se centren en abatirla.

Y ya lidiaremos con los Colegios más tarde.

—Por cierto, —añadió en última instancia— ¿a qué colegio pertenece la susodicha?

Thalber, dada su naturaleza agresiva contra "aquellos que no cumplían bien con su deber" no tardó en sumarse a las increpancias del interrogador, a pesar de haber intentado mantener la compostura.

- Capitán, han hecho ustedes bien llamando a la inquisición para deshacer este entuerto, pero la forma de entregarnos a los cautivos se podría calificar de semi-fracaso, ya que realmente no están cautivos... Y como en nuestra presencia se vaya la cosa de las manos me encargaré personalmente de que esta importante situación sea calificada de fracaso absoluto y que quede usted relegado a limpiar letrinas durante 20 lunas...

- Así pues, - prosiguió - le doy cinco minutos para que termine de hacer lo que empezó y nos entregue a estas personas como Sigmar manda, ¡desarmados y con grilletes!

Katherina estaba sosegada a pesar de notar el estrésy la tensión en el ambiente por parte de los hombres que la acompañaban. ¿Tanto revuelo por 5 personitas? ¿Dónde vamos a parar? Que les quiten las armas como buenamente puedan para que podamos hablar tranquilamente y se acabó el problema.

A pesar de saber que sus palabras lo más seguro es que no fuesen escuchadas como había sucedido ya anteriormente en lo que iba de día, Kat habló alto y claro. Sin nervios, con una profunda seriedad y mostrando la responsabilidad y madurez que requería alguien como ella, con su posición social:
- Si lo único que se nos ha ordenado hacer es hablar con ellos e interrogarles por lo sucedido... vayamos a hablar sin mostrar por delante las armas o no solucionaremos nada. Hay al menos 20 hombres apuntándoles a la frente a todos y cada uno de ellos. Si son tan estúpidos como para lanzarse a una nueva batalla estando rodeados de esta manera es que merecen morir con una bala incrustada en la frente, aunque eso nos conlleve el finalizar de raíz con el interrogatorio y quedarnos sin disipar nuestras dudas.

Dicho ello, Kat se "clavó" en el suelo a la espera de que sus palabras, aunque solo fuera esta vez, fuesen escuchadas y tenidas en cuenta.

La que faltaba... La mujer contradiciendo... No teníamos suficiente con una situación difícil... Thalber se giró lentamente y miró a Kath un par de segundos, volvió a girarse al capitan con los ojos en blanco y clavó su mirada en la del tembloroso y poco respetado capitan, esperando algo por su parte, ya fuera lo propuesto por unos o por otros.

Por lo menos sus palabras no nos conducen a un suicidio directo... pensó el cazabrujas, intentado convencerse a si mismo de que debía escuchar todas las opiniones.

Sigmar bendito....se rasco la cabeza Maul con guante y todo, no muy seguro de como resolver la papeleta...aqui todos daban ordenes; cosa que al pobre capitan le debia de parecer un infierno; encima con amenazas..Maul siempre era de los que no se tirarian un farol, ni aunque se les fuera la vida en ello; mas que nada por que le pillarian en un tris, de modo que si lo decia es que lo hacia, asi las cosas eran mucho mas simples...

Bien, a ver si nos ponemos un poco en marcha que empiezan los roces de la maquinaria...ya lo decia el bueno del Sargento Romerales de Estalia; donde manda patron, no manda marinero y en esta chalupa soy un marino y cinco patrones.....

Gracias Herr Arztmann bajo la cabeza Maul al otro cazador para dirigirse de nuevo a su jefe, tratando de ayudar como pudiera a la situacion...

Herr  Thalberd; en un punto Frau Muller tiene razon, si quieren conservar sus armas, pues que lo hagan; a mas confiados se tengan mas facil sera que no escondan sus secretos como un enano su oro, sabiando nosotros que tienen a un buen monton de guardias apuntandoles con toda clase armas, desde arcabuceros a ballestas, sabiendo que tenemos.....porras.....¿ la mano ganadora?...si eso, eso, decia yo....ah, que si les damos cuerda, quizas se ahorquen ellos mismos, vamos.....

Al ver que una pelea interna empezaba, el Capitán no dudó en aprovecharse. Al fin y al cabo, no quería arriesgarse a poner unos grilletes de acero oxidados a un enano con fuerza de sobra para romperlos, a una elfa con habilidad para quitárselos o a una maga con poder como para hacerlos desaparecer. Y con ellos, a medio regimiento. Además, aquello era competencia de los cazadores de brujas, no de la guardia. Y quería quitarse a aquella gente de delante lo antes posible. 

-Con todos mis respetos...- Reunió fuerzas, intentado que la voz no le temblara, o que los nervios se notasen un poco menos. -Con que esa maga posea solo un cuarto del poder que aparenta tener, o que esa elfa sea tan rápida como suelen ser los elfos, o el enano, tan resistente y tan loco como para hacer frente solo a un Troll...- Se había dejado llevar. Tragó saliva, una vez más. -Con todos mis respetos, claro. Les prefiero delante, si se desata lo impensable. Por eso no hay grilletes, ni mazmorras... La magia oscura es competencia suya, mein herr. No nuestra.- 

Avanzó unos cinco pasos, alejándose del grupo, en dirección al patio, donde 35 hombres bien armado y fieles le esperaban. Solo por si acaso. 

Panda de inútiles e irresponsables, pensó al oir las últimas palabras del capitán de la guardia, aquí nadie se hace cargo de nada, menuda casa de putas...

Suspiró profundamente, memorizando la cara del capitán. - Más le vale que esto salga bien, capitán - le siguió de cerca. Cuanto antes acabaran con esto, mejor.

El Capitán parece terminar de hablar con el grupo de inquisidores y comienza a caminar hacia los aventureros arrestados, seguido por los inquisidores a los que han hecho llamar.

Los metros que separan a los dos grupos se cargan de una tensión capaz de cortarse con el filo del cuchillo más afilado que el de un barbero cirujano, y conocedor del riesgo existente de que ahora las cosas se salgan de madre, el Capitán de la guardia les hace un gesto con la mano a los recién llegados en señal de que pueden proceder, mientras se sitúa en una posición segura, protegido por los cuatro soldados que fueron a avisar a la inquisición.

En lo alto, los guardias se preparan por lo que pueda pasar, ya que la reputación de la inquisición, la precede allá a donde va.

Según se acerca el grupo de inquisidores, el enano matador, que estaba tumbad boca arriba en el suelo, aparentemente inconsciente, se levanta, poco a poco, con un ojo morado.