Partida Rol por web

La calma tras la tormenta

7.0 Los Lazos del Destino

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10/09/2012, 18:48
Director (Akrabu)

 

  El viaje había sido cansado y triste. Siempre acompañada por los heridos, y los enfermos, llegar hasta Middeheim se convirtió en otra dura prueba más para Lollenda, que la elfa tuvo que superar con estoicismo, ya que poco más podía hacer.

  El traqueteante carromato de madera hosca la había llevado como miembro de aquella caravana, por oscuros caminos del Imperio que no se mostraban agradables con los viajeros. Además del mal tiempo que había embarrado los caminos, la siempre presente amenaza de hombres bestias, y otros seres de los bosques, se cernía sobre los soldados, y las numerosas familias que viajaban alejándose del horror de la guerra, con la escasa certeza de que su número sería suficiente para alejar nuevos horrores escondidos en los caminos.

  Los días y las noches se sucedieron con aburrida lentitud, y a Lollenda no le quedaba más que esperar. Esperar y agradecer la silenciosa compañía, a veces interrumpida por los llantos de algún bebé, o niño. Y sin embargo, el viaje también albergaba sus sorpresas buenas, en forma de otros viajeros con los que llegaban a cruzarse por el camino. Aventureros, soldados, o simples trabajadores de los bosques, que los animaban a continuar indicándoles los caminos correctos, y renovando el ánimo de toda la compañía.

  Así fué como Lollenda llegó a Middenheim, la ciudad del Lobo blanco, una húmeda mañana tras una particulármente lluviosa noche que la había dejado calada hasta los huesos. La caravana de refugiados fue bien recibida en las puertas de la muralla de la ciudad, erigida sobre un enorme promontorio que hubieron de subir por los embarrizados caminos, y los soldados de las puerta, se apresuraron en llamar a las devotas Shallyanas para que ayudaran a los recién llegados.

  Fueron momentos de caótica alegría por haber sido capaces de alcanzar el refugio, y la nueva oportunidad de futuro que les brindaba la importante ciudad, y los refugiados, familias y soldados por igual, fueron rápidamente atendidos como era preciso, siendo llevados a los edificios de las instituciones que los acogerían aunque fuera por una temporada, con el fín de sanar sus cuerpos, y devolver la alegría a sus corazones.

  Pero la repudiada de Ulthuan tenía sus propios motivos para estar allí, ya que había alcanzado las murallas de Middenheim, oculta bajo la capucha de su capa para no llamar la atención, en pos del legado de sus armas.

Notas de juego

Tras varios días de cansado viaje a causa del mal tiempo, has llegado a Middenheim. Te encuentras en sus puertas, viendo cómo los refugiados son atendidos, y la caravana diseminada, rodeada de gente de la misma caravana, y de la ciudad, tanto soldados, como Shallyanas, galenos, o simples voluntarios que se afanan en ayudar a los recién llegados, entremezclándose con ellos.

El alboroto con tanta gente en las puertas tras de tí es elevado. Frente a tí, se abren las desconocidas calles de la ciudad.

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13/09/2012, 19:35
Lollenda

La elfa se acercó a las puertas de la ciudad para ayudar a bajar a la gente de los carromatos, asistir a quien pudiera necesitar algo de ayuda... Lollenda no se bajó la capucha en ningún momento, quería ocultar su aspecto ante todo, sabría que aquello llamaría la atención, pero cuanto mas dure en las sombras mejor.

No abría la boca, se limitaba a asentir, a coger niños, a comprobar fiebres... pero cuando ya percibió que pudiera pasar algo más desapercibida se internó en la ciudad después de haberse acercado a las puertas ayudando a unos y otros.

Perdida poco podía hacer, buscó la primera posada, la más ruidosa tratando de probar suerte y haber si escuchaba algo de la persona que debía encontrar...

Notas de juego

joder, me podrías refrescar el nombre del tipo?

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19/09/2012, 00:38
Director (Akrabu)

Despues del buen servicio que le habían prestado, la elfa no iba a quedarse sin ayudar en algo, aunque fuera lo mínimo. Por lo que, siempre discrétamente, se demoró en ayudar en todo lo que pudo, a aquellos que habían sido sus compañeros en aquel viaje. A fín de cuentas, había alcanzado Middenheim, y la ciudad podía esperar un poco más.

Cuando se decidió a abandonar la zona, e internarse en las calles, su primer pensamiento fué dirigido a las personas que buscaba allí, y nada mejor que las posadas de las entradas de la ciudad para saber sobre viajeros llegados a la misma, por lo que Lollenda se encaminó hacia la más cercana a las puertas de la ciudad, una de nombre El Leño Verde, que ya acogía a unos pocos refugiados que podían permitirse su alojamiento, aunque feura siquiera por un día.

Un letrero con forma de leño, pintado del mismo color que el nombre que anunciaba el local, le dió la bienvenida desde su posición sobre el marco de la puerta de entrada. No se veía a nadie pasando el tiempo al calor de una jarra en el exterior del edificio, pero el interior distaba de estar vacío: el local era pequeño, y de mobiliario sencillo, pero pulcro, algo raro en los humanos. En la barra, un mozo de no más de 14 años atendía a tres de los refugiados, mientras que una oronda señora que rondaría los 40 se encargaba de dar charla a cuatro parroquianos al otro lado de la barra.

El resto del local, estaba lleno de gente de diversa índole desayunando, y podían verse caras de distintas partes del Imperio allí. A Lollenda incluso le pareció reconocer los mismos rasgos estalianos de su amigo Álvaro en un grupo de hombres y mujeres que alborotaban en una esquina que habían hecho suya.

Notas de juego

Hathar te dió estas referencias:

Rudiger Krueger, y Leopold Berger. El primero era quien se había llevado sus armas, y el segundo quien le ayudaría a encontrarlas. Hathar le había hablado de él, un viejo amigo de la órden que ya había colgado las armas, e invertido en su futuro regentando una conocida posada llamada La Marca del Lobo. Lollenda llevaba con ella una carta manuscrita por el propio Hathar, y sellada con el emblema de Los Caballeros del Lobo Blanco. Esa carta le serviría de presentación ante Leopold, y luego... bueno, luego las calles de Middenheim decidirían si recuperaría sus sagradas armas.

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23/09/2012, 16:30
Lollenda

Lollenda se quedó largo rato mirando al grupo de Estilenos que estaban en una esquina deseando que fuera Álvaro, pero desestimó en seguida la idea, era imposible... estaban muertos, y no quería albergar esperanza alguna.

Sin más demora se acercó a la barra y buscó al posadero para preguntarle por la taberna de La Marca del lobo... debía empezar por ahí...

Notas de juego

menos mal que me lo has recordado tio, con los examenes estaba super disperso en estas cosas...

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24/09/2012, 19:41
Leonora

La señora al otro lado de la barra se percató de la presencia de Lollenda cuando la elfa se acercó. Lanzó una mirada asesina al chico del otro lado, que ya no le daban las manos para atender a tanta gente, despues de que seis refugiados más aparecieran en el local detrás de Lollenda, y decidió atenderla ella misma.

La mujer se acercó al lado en el que se situó Lollenda con una sonrisa desagradable en los labios.

-Muy buenos días a mi humilde local. ¿En qué te puedo atender... En ese momento se fijó en el rostro de Lollenda ...ricura?

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03/10/2012, 11:49
Lollenda

Es solo una pequeña pregunta - empezó una tímida Lollenda que se atusó el pelo tratando de poner por dentro de la capucha uno de sus dorados mechones - ¿Le suena la taberna conocida como "La marca del lobo"? Necesito ir allí... acabo de llegar a la ciudad con los refugiados tras la carnicería... - deseaba salir de ahí, no se sentía nada cómoda en aquel lugar sin Alvaro ni Wolfgang.

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03/10/2012, 14:10
Leonora

La mujerona torció el gesto.

-No sé de qué refugiados me hablas niña. Parecía molesta. El sitio que buscas se encuentra en el centro de la ciudad, vete para allí, y pregunta cuando llegues a la zona. Le dijo sin más demora, para luego retirarse de nuevo a charlar con los parroquianos.

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03/10/2012, 14:33
Lollenda

Comprendió que no ser clienta del establecimiento suscitara el comportamiento de la mujer, así que le dedicó una ligera sonrisa y se marchó por donde vino, directa al centro de la ciudad para buscar la posada que su amigo Hathar le indicó... deseó que estuviera con ella, se sentía más protegida con él que con nadie.

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03/10/2012, 14:50
Director (Akrabu)

Tras la respuesta de la señora del local, Lollenda procedió a salir a la calle y tomar rumbo al centro de la ciudad. Encontrar la dirección a seguir no le supuso mucho problema, por cuanto que el mercado principal se hallaba situado allí, y practicamente todo el mundo sabía indicarle la dirección.

El bullicio general de cualqueir ciudad grande se dejaba oir en la calles, y Lollenda se veía obligada a ir esquivando a la gente que iba y venía con su trajín diario. La impresión general que le daba aquel lugar era la misma que la que le dió en su día Altdorf: Decadencia. Puede que para los gustos humanos aquello fuera grandilocuente y pomposo, que la ciudad fuera una muestra del poderío de sus habitantes, pero dentro de los cánones de la elfa, lo único que diferenciaba aquella ciudad de Altdorf, eran los motivos religioso.

La adoración a Sigmar estaba aquí relegada a un segundo plano, pese a ser el Dios patrón del Imperio, y no era difícil atisbar los motivos Ulritas del patrón de la ciudad, ya fuera en el uniforme de la guardia que veía pasar de vez en cuando, o en las hornamentadas fachadas de los edificios, fueran eclesiásticos, o no.

Pero lo cierto era que Lollenda se vía incapaz de encontrarle belleza a la ciudad. Que puede que la tuviera a los ojos humanos, pero para los ojos de una elfa de noble cuna criada en Ulthuan... aquello se quedaba pobre.

Lollenda ya se percató de su cercanía antes de llegar al centro de la ciudad, en donde se allaba el mercado principal. En las calles por las que caminaba ahora el fluir de la gente era mucho más acusado, y los edificios mostraban más tiendas abiertas, además de empezar a verse tenderetes montados a pie de calle.

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11/10/2012, 10:15
Lollenda

Lollenda buscó alguna tendera para preguntarle. Sin duda alguna la ciudad no le gustaba, no solo por su falta de belleza, sino por lo decadente... y donde un ser vivo vive en decadencia, es muy fácil sacar lo peor de cada uno. Para ella el Imperio solo era un pueblo temeroso que se arrimaba al Sol que más calentaba, le daba esa sensación, pocos hombres leales a una causa había llegado a conocer, solo oro y honor.

 - Disculpe buena señora... ¿Conoce la ubicación de la "Marca del lobo"? - le preguntó esbozando una tímida sonrisa mientras seguía cubierta por la capucha

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11/10/2012, 16:36
Mujer Desconocida

La mujer a la que Lollenda se había acercado, se encontraba terminando de colocar los precios a la fruta que acababa de sacar al exterior de su tienda. Está no presentaba un aspecto muy delicioso, pero a todas luces parecía ser comestible, lo que no justificaba en modo alguno los exageradamente elevados precios expuestos en los carteles sobre las cajas.

-Buenos días señorita. Le respondió con una gentil sonrisa de comerciante en los labios. Por supuesto que sé dónde está. Cerca del templo de Ulric, en una calle paralela. Diríjase por esa calle de allí. Señaló con la mano. Y tuerza a la izquierda en la siguiente. Saldrá diréctamente a la plaza frente al templo. Luego tome la calle de la izquierda del pórtico, y allí lo encontrará. ¿Ha desayunado ya? ¿No quiere empezar bien el día con un buen bocado de buena fruta? Preguntó mostrándole una verde manzana.

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20/10/2012, 13:49
Lollenda

Notas de juego

llevo dinero?

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30/10/2012, 11:07
Director (Akrabu)

Notas de juego

No veo ni un solo penique apuntado en tu hoja.

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30/10/2012, 11:12
Lollenda

Gracias por la información... la verdad que me encantaría coger esa fruta, pero... no tengo nada de dinero y no quiero abusar de su buena fe... - sonrió tímidamente y se dio la vuelta para ir a donde le había indicado la amable tendera

Notas de juego

Meh

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03/11/2012, 17:28
Director (Akrabu)

La elfa continuó su camino sintiendo que la amable tendera la sonreía con una lastimera y compasiva mirada, en lugar del lógico fastidio por ver perder a una clienta potencial, pero esa mirada duró poco tras el cambio de objetivo, centrando sus atenciones en un grupo de ancianas, asiduas a juzgar por el trato, que se acercó preguntando por el género del día.

Lollenda se encaminó hacia la dirección indicada sorteando los numerosos viandantes que se agolpaban en las calles, y tan solo necesito de unos pocos minutos más para llegar a su objetivo: La Marca del Lobo.

El edificio era una sólida cosntrucción de piedra, regia y sobria, sin mas adorno en su gris fachada que el cartel de madera que se balanceaba al lado de la puerta, sujeto por unas cadenas a un mástil clavado en el muro. Estaba recortado y pintado con la sugerente forma de la huella de un lobo, y en el se veía inscrito el nombre del local, en cuyo exterior, no habían ni mesas, ni sillas, ni parroquianos viendo pasar el tiempo acompañados de una jarra o un vaso lleno.

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06/11/2012, 22:48
Lollenda

Lollenda, arrebujandose en su capa se internó en la posada con cautela. Se había internado mucho en la ciudad y la elfa se sentía algo agobiada. Lograba mantener a raya sus sentimientos y miedos, pero se sentía atrapada. Se encaminó hacía la barra y buscó a alguien que la pudiera atender, estaba algo nerviosa...

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07/11/2012, 16:26
Director (Akrabu)

La bella elfa entró tímidamente en el local. No sabía lo que en él podía encontrar aún con la seguridad que pudiera darle ser remitida hacia allí por Hathar,y a ello se sumaba la propia confusión que le causaba estar en las calles de aquella urbe humana.

El local era de sencilla decoración, pero luminoso por las ventanas del mismo, limpio y ordenado, algo inusual en los lugares a los que se había acostumbrado a frecuentar desde que se unió a aquellos dos bribones humanos que habían sido sus compañeros.

Nada más entrar, vió a su izquierda unas escaleras que subían y bajaban, y despues de ellas, también en el lado izquierdo del local, la barra del mismo.

El resto del lugar estaba salpicado de pequeñas mesas y taburetes junto a ellas, la mayoría vacíos. Los cinco únicos parroquianos de La Marca del Lobo se encontraban junto a la barra, dos de ellos hablando con el hombre tras la misma, un fornido barbudo que se le quedó mirando sin dejar de prestar atención a uno de los clientes con los que trataba. Los otros tres hombres se encontraban inmersos en su propio debate a escasa distancia del primer grupo.

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09/11/2012, 00:11
Lollenda

Se acercó a quien le miraba con fijeza mientras miraba a un lado y a otro hasta que se pudo encarar con él - Disculpe buen señor... busco a Leopold Berger ¿Donde podría encontrarlo?

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12/11/2012, 20:17
Leopold Berger

El hombre pareció sonreir tras su espesa barba.

-Lo tienes delante preciosa. Le respondió. ¿En qué puedo atender a una bella dama como vos? No pareces del tipo de señoritas que le gusta frecuentar mi local, jajaja. Rio sonóramente al tiempo que guiñaba un ojo a sus dos contertulios, que parecieron coger el chiste, y lo acompañaron son sus propias risas.

La carcajada llamó la atención del grupito de la esquina, pero tras quedarse mirando la escena, prosiguieron con su propio debate.

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12/11/2012, 20:50
Lollenda

Lollenda se sonrojo pero tan pronto como noto su rubor sonrió y carraspeó delicadamente... se sacó de uno de los pliegues de su capa la carta y se la entregó a Leopold, después se dedicó a observarle, analizando su reacción... no le gusto el grupo del a esquina que le miró, pero no volvió a mirarles.