Preludio de la editora
Estas notas fueron encontradas en un callejón diminuto junto al puerto viejo de Duriel. Constaban de una multitud de papeles sueltos mal atrapados entre dos tapas rotas de un diario. El hombre que las recogió, un joven abogado llamado Carmo di Todoel, consideró que el contenido, pese a su orden caótico y su estado desastrado, podía tener algún interés, así pues lo ofreció como regalo a su vieja amiga, la letrada Finnaes di Bassid, gestora de la Casa de las Rarezas, pues sabía que era una gran aficionada a coleccionar rarezas literarias y que, en su tremenda estupidez, será la encargada de editar el contenido aquí presente.
Esta versión restaurada pertenece a la biblioteca de la Casa de las Rarezas.
(NE: Extraña nota que estaba en la cabecera de los apuntes. Es difícil de explicar, y parece realizada por la persona que recopiló el resto de textos).
Nota de cabecera
Cuando veas esto, si dudas de su autenticidad, acuérdate del ataúd. Solo nosotras (tú, yo, la misma persona) recordamos el ataúd. Nadie más sabe nada del ataúd.
Necesitas una guía. Hoy ayer y mañana se mezclan cada medio minuto, se desdibujan y solo te queda la confusión y el caos de descomponerte. Lo sé. Soy tú. Hay muy poca lucidez. Muy poca. En esos pocos instantes he recopilado libros, trozos arrancados de páginas de bibliotecas, papeles de estudiantes tirados a la basura, y los he cotejado como he podido. Sigo ampliando esta guía. Sigues ampliándola.
Se acerca la Convergencia. Todo se volverá más confuso, pero debemos estar preparadas.
Recuerda consultar la guía. Aclara tu pensamiento. Ordena el ayer, el hoy y el mañana.
...
Noto su tirón. La convergencia ha comenzado a arrastrarnos.
Antes de la Incoherencia
(NE: Una sencilla nota escrita a mano. La letra coincide con la de la autora de la nota de cabecera, y sin embargo, el mensaje expuesto parece mucho más lúcido y preciso, así como ajustado a múltiples teorías sobre los tiempos anteriores a la Incoherencia que los estudiosos han desarrollado durante los años. Aun así, habla de algunos términos jamás contemplados, como algo llamado el “microan”.)
Antes de la Incoherencia, como llaman al evento ahora, no había pecado y corrupción como relatan los sacerdotes. No más de la que siempre habrá alrededor de la humanidad. Los sacerdotes de entonces no eran tampoco muy distintos de los de ahora, y ya condenaban a unos u otros por supuestas acciones crueles o corruptas. Siempre creyendo tener la autoridad moral. Tampoco había un cenit cultural ni tecnológico ni arcano, como claman otros. ¿Más que el mundo donde nos hayamos ahora? Sí, pero eso solo es por culpa de Él. Lo que había era una civilización injusta y desequilibrada, ultra comunicada, donde si nacías en un punto del mundo estabas condenado y si nacías en el otro, bendito. El mundo había alcanzado avances, sí, pero solo en aquellos lugares que decidían aceptarlos.
No conviene idealizar lo que había antes, pero tampoco demonizarlo. El mundo cambió, por culpa de la ambición de algunos, o quizás por la mala fortuna. La causa fue el evento del microan, que quizás podría haberse evitado. Pero ocurrió y el mundo cambió.
Cosas que pasan. Hay que asumirlo y seguir adelante.
La Incoherencia
(NE: Extracto de una vieja edición de “El Antes del Sentido” de Alde Eresser, censurado por la iglesia de la Coherencia en 1636 DI. Contiene anotaciones de la autora de la nota de cabecera.)
¿Qué podemos saber entonces de la Incoherencia? Los relatos de aquel momento siempre fueron vigilados por el Preservador (“vigilados” ¡JA!), y la gran mayoría, si no todos, no han sobrevivido a nuestro tiempo.
Las pocas conclusiones precisas que podemos obtener nacen en base a comparar múltiples perspectivas del evento, tratando de determinar el punto en común. La Iglesia de la Coherencia habla de la perdida de sentido del mundo, del bien y del mal intercambiados, y de la aparición de los incoherentes, adalides del Caos sin control. El Aetherium defiende que el éter aparece en el mundo y arrastra una corrupción debida por su incomprensión, pese a su voluntad de cambio. Los Vasallos del Primero parecen coincidir en que el éter tuvo la responsabilidad de la Incoherencia. Sin embargo, el factor más revelador de todos los estudios es que ninguna, ni una sola, de las reliquias de la Incoherencia parecen tener funcionalidad alguna con el éter. Unas pocas se han podido readaptar para hacerlas funcionar con él con tiempo y esfuerzo, pero en su origen, todas parecen ser ajenas a la existencia de la fuente de energía de nuestro mundo.
Concluyendo, parece obvio que la Incoherencia contrae la aparición del Éter en nuestro mundo conocido. Con ese mero cambio, pueden explicarse la mayor parte de las teocracias modernas. La deducción lógica es que, con su llegada, las llamadas rarezas, los lectores del éter y toda clase de individuos dotados de capacidades fascinantes aparecerían también. El Caos del que siempre se habla, puede ser debido meramente a que individuos dotados y sin ningún tipo de control pululasen por el mundo.
Por desgracia, la voluntad del Preservador de proteger (proteger y una mierda)el mundo tal y como lo conocemos, nos ha dejado sin poco más que teorías sobre lo que pasó entonces.
El Preservador
(NE: Un extracto de “Vida y obra del Preservador”, del santo Jain)
[…]Apareció como un torbellino en un incendio, apagando las llamas del mundo. Allí donde pisaba, las armas se deponían, las batallas llegaban a su fin y los enemigos se abrazaban entre lágrimas. Su rostro era el de todos nosotros, el de un hombre, más su alma ocultaba una grandeza que ningún otro aspiró ni aspirará jamás a igualar. No era un dios, pues los dioses jamás habrían acudido. Pero él acudió.
Pues era el Preservador.
Con su llegada, la Incoherencia tocó a su fin. El Caos que había destruido el Viejo Mundo tornó por fin en Orden, y la espiral de maldad y vileza redirigida se consumió para dar lugar a la Paz. La humanidad se rindió ante el héroe que les había salvado, pero el Preservador sabía que el mundo debería cambiar si quería sobrevivir. Así pues, cambió el mundo para salvarlo.
Pues era el Preservador.[…]
Cronología anónima
(NE: Una cronología arrancada de las páginas de un libro que no se ha podido identificar. Sigue la versión de las obras santas de la Iglesia de la Coherencia, que no son del todo precisas. Está plagado de anotaciones de la autora de la nota de cabecera).
3 - 1 AI: La Profecía. El Preservador tiene las primeras visiones del fin del mundo, pero la humanidad ignora sus advertencias. (FALSO, FALSO, FALSO, FALSO, ÉL NUNCA VIO NADA. NADIE SABÍA QUIEN ERA. FALSO, FALSO, ¡¡¡FALSO!!!)
1 DI: Aparece la Incoherencia. El mundo se sume en el Caos más terrible, y la vileza toma los corazones de los bienintencionados.
4 DI: La Salvación. El Preservador detiene la Incoherencia y cambia el Mundo.
5-25 DI: La Guerra de los Remanentes. Los restos de la Incoherencia tratan de derrotar al Preservador para traer de vuelta el Caos. El Preservador con su poder y sin involucrar a ni un solo alma, persigue y derrota a los viles remanentes. (La vileza esta devaluada desde que el albedrío se convierte en mal. Mierda todo. Recuerdo que es mierda todo).
25-107 DI: La Reordenación. La humanidad se aclimata (la aclamitan) al nuevo orden. El Preservador protege a la humanidad de su propia estupidez (voluntad), y acaba con los disidentes con su sabiduría y su poder. La humanidad se rinde (buena elección de palabras: se rinde) ante su grandeza.
108-112 DI: La Elección de los Coherentes. Para poder aligerar sus responsabilidades, el Preservador selecciona entre los hombres a aquellos más capaces, a los que les otorga el don de la Coherencia, nombrándoles coherentes, sus más cercanos, y predice que en el futuro estarán destinados a luchar contra la Incoherencia, portando las armas de esta pero enarboladas con el Sentido. (Bla bla bla)
112-479 DI: La Larga Paz del Preservador. Durante siglos, ni un solo hombre muere asesinado, ni una sola gota de sangre salpica el mundo por violencia o el Caos de la Incoherencia. El Preservador y los Coherentes velan por la estabilidad del Mundo.
478 DI: La Corta Ausencia. El Preservador desaparece durante un año. Los Coherentes sostienen el mundo como pueden, pero los conflictos comienzan a reanudarse poco a poco.
479-501 DI: La Corta Paz del Preservador. El Preservador regresa de nuevo, y con él, vuelve la paz. Sin embargo, el cansancio puebla su alma y la carga de salvaguardar el mundo cae cada vez más sobre sus hombros.
502 DI: La Larga Ausencia. El Preservador desaparece, para no regresar. Los Coherentes, advertidos, tratan de sostener el mundo, pero sin el Preservador, pronto se reanudan las guerras y divisiones de poder. La Iglesia de la Coherencia surge para dar voz a las palabras del Preservador durante su ausencia. (Más bien surgen para lamerle el culo a su falso Dios, que es lo que llevan un milenio haciendo. Oh sí).
El Imperio Redano
(NE: Breve extracto del artículo “Los Niños en el Trono de Dios”, de Caravage. Su autor fue ejecutado poco después de su publicación por orden expresa del Rey de Redas en el año 1635 DI.)
El mundo es grande. Vasto. Incluso en tiempos del Preservador se desconocía la totalidad de sus dimensiones. Por ello, me cuesta afirmar con rotundidad que de todos los órdenes que los Coherentes trataron de imponer al mundo, solo el Imperio Redano tuviese éxito.
Al fin y al cabo, sabemos que el Lejano Imperio de Levante existe desde tiempos inmemoriales, pero desconocemos prácticamente cualquier cosa sobre ellos, excepto la violencia de sus incursiones. Y quizás en el recién descubierto continente al otro lado del Océano hayan existido gobiernos sabios y prudentes, o en la profundidad del Sur Impenetrable
También podríamos afirmar que el Gran Canvar de Ranvés y su predecesor, el Estado del Primero, han tenido éxito al perdurar durante más de un milenio. Pero con éxito, nos referimos no solo a éxito político sino a éxito social y moral, y cualquiera que conozca las pérfidas ideas de los Vasallos del Primero sabrá que moral es una palabra que no puede asociarse con ellos.
El Imperio Redano fue distinto. Único. Enarboló los valores de la Iglesia de la Coherencia como propios, y permitió a los Aetherium persistir y convivir con la humanidad devota pese a sus erradas ideas. Unificó bajo un solo manto al viejo continente, desde las tierras que hoy llamamos Tibrut, hasta la isla de Serdenia, desde la nueva Cahadaria hasta la mayor parte de los actuales Dominios de Baffreim.
Bajo el mando del Emperador en la magna ciudad de Redas, se inauguraron universidades por todo el Imperio, se instauraron bibliotecas, foros públicos de debate y se administraron nuevos sistemas legales para castigar a aquellos que negasen la Paz del Preservador. Cinco casas imperiales mantuvieron el poder durante los siete siglos de su existencia, y de las cinco, solo una puede considerarse que no actuase pensando el bien del Imperio y de su pueblo.
El primer Emperador, Iralio de la casa Caredas, acuño su rostro en las monedas y quizás sea el más recordado de todos por ello, pues han sido las piezas de metal más comunes durante un milenio en el viejo continente. Pero casi todos los que vinieron detrás cumplieron con su propósito de velar por su pueblo, de proteger la Fe en la espera por el regreso del Preservador, y en la lucha contra los disidentes que les rodeaban y surgían en sus propios fueros. No debe sonar a triste añoranza, pues cuando el Preservador regrese opacará todas las hazañas que el Imperio logró en su día, pero eso no impide que al ver los gobiernos que nos regentan hoy en día, uno medite si la caída del Imperio no fue una de las mayores tragedias que nuestra tierra ha sufrido.
Mapa del Imperio Redano en su máximo auge, en el año 1032 DI.
La caída del Imperio Redano
(NE: Sobre la caída del Imperio aparecen una serie de breves anotaciones que, aunque escritas a mano, no parecen obra de la autora de la nota de cabecera. La última nota es inquietante.)
1321. Nueva guerra con el Estado del Primero, que ya ha conquistado Mes’Haran y toma lo que sería Cahadaria.
1322. El Imperio de Levante inicia nuevas invasiones. Los principados se resquebrajan. La casa imperial Vidar se divide ante la sucesión, y dos facciones toman el control. Se inicia la guerra de los Emperadores, la Emperatriz Dirina VI de Vidar, en Occidente, y Caier IX de Vidar, en Oriente.
1323. La invasión de Levante aísla a los dos Imperios resquebrajados. Dirina VI, llamada la Atroz, organiza cruzadas disparatas. Los nobles coherentes la desobedecen y se declaran en rebeldía manifestando su independencia. Nacen naciones como Venturia, Erodonia o Iredia.
1324. Dirina VI es asesinada y el núcleo del Imperio se reforma como un nuevo estado, el reino de Redas. El Imperio de Oriente se refunda como el Nuevo Imperio Redano, bajo el mando de Caier X, hijo de Caier IX, que sin embargo pierde el apoyo de la Iglesia de la Coherencia.
1325. Un niño recoge una hoja flotando en un río y ve en ella las señales de la Incoherencia. Una anciana llora lágrimas negras, que arden sobre su piel. Un sordo gime: “El fin se acerca”, y es apaleado hasta la muerte.
NE: Es extraño que, pese a la intención de la persona que recopilo todos estos documentos de crear una especie de cronología histórica, tenga una ausencia tan notoria entre la caída del Imperio Redano (1324DI) y la Tercera Guerra Redana (1773-1775). Quizás se deba a la falta de documentación o puede que se hayan perdido algunas notas en algún momento, lo cual dada la forma en que estaban dispuestas, es lo más probable.
En el extraño supuesto de que alguien utilizase este documento como base de investigación histórica, no me queda otra que aclarar un mínimo lo ocurrido en esos cuatrocientos años, en los que se desarrollaron numerosos acontecimientos de verdadera importancia. Por ejemplo:
Este pequeño resumen puede completarse en multitud de libros, como “Tras la caída” de Ebal di Candares, o “Iredia, antes y después”, de Vircot Bossared.