Partida Rol por web

- Oh, ¿en serio, Gavilano? - ríe Edirian cuando el guapo rubio torna hacia él sus comentarios jocosos-. ¿Eres acaso el único dueño de la grandilocuencia y la exuberancia, que no nos dejas al resto de mortales un segundo para lucirnos? Tranquilo, amigo mío, todos saben que el del lenguaje rimbombante eres tú, no pretendo robarte el puesto - sonríe divertido, intentando provocar a Gavilano.

Mira a Arden y Esla, y luego al resto del grupo, encogiéndose de hombros ante la propuesta de moverse.

- Por mi vale, la terraza suena bien.

Cuando le preguntas sobre Yria, se encoge de hombros. No sabes si sabe algo y no quiere comentarlo, o si no se ha enterado de nada, pero solo dice.

- Corlas me dijo que estaba cansada. Ella parecía como una oca enfurecida, toda agitada, pero... Eso es normal en Yria, supongo. 

-Defecto profesional, compañero. -Respondió Gavilano, que en absoluto parecía sentirse ofendido por las bromas de Edirian, casi al contrario. Con un leve asentimiento, se separó del otro joven y mientras el resto se pronunciaban continuó hablando con él. -Cuenta suficientes historias y acabas atrapado en ellas, ya sabes. Pero no te preocupes... estoy seguro de que esta noche hay hueco para que brillemos todos, hasta que Duriel se tenga que tapar los ojos.

-Además, de Exuberancia no puedes fiarte. -Añadió en voz cómplice, guiñándole un ojo. - Las pocas veces que me he cruzado con ella me la ha preparado bien. 

Esla se había quedado mirando al escenario mientras la mujer cantaba. No apartó la vista de la cantante durante el tiempo que duró la canción, ni siquiera cuando levantó la copa para darle pequeños sorbos. Al final no aplaudió, pero tampoco parecía sentirse apagada como la mayoría del público.

Aun seguía mirando hacia el escenario cuando Edirian apareció trayendo los roscos. Verlos le sacó una sonrisa e hizo que de inmediato mirase a su hermana.

-En ningún momento dudé de que los conseguirías. Se lo agradezco, señor Edirian. Estoy segura de que Arden cumplirá también su palabra – tomó uno de los roscos – También creo que es momento de movernos a la terraza, un poco de aire no puede sentar mal tras pasar por un lugar tan abarrotado.

En ese momento levantó una vez más la mirada hacia el escenario, donde los músicos recogían sus instrumentos.

-Dadme un minuto y me uniré a vosotros – anunció antes de apartarse del grupo y caminar hacia el escenario.

Se acerca a los músicos, en concreto a Priscilla, que había interpretado la última canción.

-Perdone si la interrumpo - la interrumpió - pero quería darle mis felicitaciones. Su actuación de hoy me ha impresionado, en especial esa última canción. ¿Dice tu compañero que aun no está terminada?

 Peara, por su parte, se había mantenido atenta a la conversación; metiendo algún bocadillo o haciendo gala de su sabiduría académica (si bien lo que sabía no solía ser tópico para charlar en bares). Aunque la mayor atención que le prestó durante ese tiempo fue a su ostentoso plato de pulpo y a su vino blanco; a los que degustó con pasión hasta llenarse el estomago. Sus mejillas estaban coloradas (desentonando con su pálido rostro) y hasta parecía haber quedado un poco pipona por el plato, aunque era evidente que no hacía falta mucho para llenar a aquella delgada mujer.

 Ante la iniciativa de Gavilano de ir a la terraza, Peara no pudo hacer otra cosa más que asentir con la cabeza.

- ¡Oh, por la Coherencia! ¡Sí, vamos a la terraza! Que aquí hay menos aire que en una cámara de vacío, ja ja... Por cierto, ¡muy buena música la de los chicos de allá! ¡BRAVO! ¡BrrRaAAvvVvoOooO! Ja ja ja...

 La muchacha parecía más alegre y distendida al hablar. Podía ser que la confianza con los presentes estaba aumentando, o que se había bajado una botella de vino solita. Podían ser ambas también.

Había escuchado la canción, quizás una canción dramática en un entorno festivo no había sido la mejor elección, así que, la sensación fue agridulce. Sin embargo, escuchar a varios miembros de la casa el comentar sobre el cambio de establecimiento, la volvió a animar - sí, vayamos a otro, la noche es joven y aún hay que bailar - aquí se había acabado la música, así que, tampoco era plan de echar el ancla en el lugar equivocado - y tenemos que conocernos más - poco menos que guiñé un ojo a Peara, a la vez que sonreía a Viero y le susurraba unas palabras a Hiparchía.

Además, aún no hemos tocado temas... importantes - aún no se había comentado nada de esas querencias sobre puestos y cargos, mejor que así fuera, esas conversaciones siempre eran muy conflictivas y con el alcohol que ya habían tomado podían serlo aún más.

Te susurro: "llámame loca, pero me apetece bailar contigo"

La propuesta de los otros de ir a la terraza llamaba su atención. Había echo cierta propuesta a Hiparchia unos momentos atrás, ante la respuesta, dicha propuesta se transladaría a Peara, a la cual estaba viendo de reojo.

Entre el ruido que hacía la multitud, sus pensamientos comenzaban a fluir mientras el la veía. Un recuerdo comenzaba a invadir su mente, y con cada segundo que veía a la misteriosa mujer, su rostro se tornaba melancólico, y algo triste.

Entonces vió a los demás en un estado letárgico, un poco incómodo.

Terminó su última copa y al notar que las intenciones estaban, pero las acciones no se veían, comenzó a abrir paso entre la gente hacia la salida del establecimiento.

- Señoritas, caballeros, la noche aún es joven - dijo Viero comenzando a apartar algunos para abrir el paso a sus compañeros - yo no se ustedes pero aquí el aire se acabó y me estoy ahogando. Venga vamos todos, salgamos de aquí...

Se sentía extraño, decir algo así no era muy de su estilo, quizás la jovialidad de Gavilano era contagiosa, o era de nuevo el vino que le soltaba la lengua... de más.

Entonces salió del establecimiento, y esperó que los demás salieran, para luego dirigirse a la terraza.

Hiparchia chasqueó la lengua. Era evidente que no iba a poder librarse del baile. Apuró su copa cuando Inara le susurró la propuesta y, agarrada de su mano, se ayudó para levantarse y salir fuera. Había algo en el modo en el que la pirata la miraba... Quizá fueran imaginaciones suyas, pero la marinera la miraba de una forma especial. 

Tienes que saber -le susurró ella también, -que verme bailar es una auténtica rareza. Pero, ¿quien sabe? Quizá es el influjo de la Casa, que temprano se hace notar...

Depositó una mano en la cintura de su compañera y se dejó conducir suavemente. 

Todo es empezar, Hiparchía - la cojo de la mano y nos vamos al centro de la sala - primera regla, sólo me miras a mí y yo sólo me fijo en ti, el mundo que nos mira es como el paisaje, no nos afecta - nos ponemos a distancia de 4 palmos, es decir, bastante cerca la una de la otra - brazos y manos a ver me agarras del hombro y nos cogemos de las manos para empezar y mira mis pies, primero los separo, los junto y los vuelvo a separar, cuando los junto como si se dieran un aplauso, éste baile es sencillo - divertido pero sencillo (1er vídeo: polka) - un-dos, tres-cuatro, un-dos, tres-cuatro y ahora girando - en círculos y con más ritmo.

Vamos con otro, este es más elegante, si te escogen comandante puedes disfrutarlo en algún palacio - más separación, además que los pies y los brazos se colocan distinto - es para bailar en pareja pero de otra manera, como si quisieras demostrar una cortesía pero no con todos, ponte como yo, eso es.

Ya después de parar a tomar algo, porque bailar conlleva esfuerzo, volvemos a la zona de baile con otro distinto - a ver, éste es mucho más... para amigas íntimas - la bachata, el lento, bueno ya seguramente los efluvios del vino hacen un efecto muy poco armónico en los bailes, pero seguro que muy divertido y "muy romántico" - pégate a mí, a ver, esas manos más cerca... tienes que imaginarte... sí, algo así, ahora mmm - me gusta el cariz que va tomando, no sé quién quiere seguir bailando si ella o yo - así, muy bien, ahora esa mano tienes... más cerca, mira... - pero ahora mismo está yendo todo muy rápido, quizás el vino, la música, su cuerpo, el mío, la intensidad, el ritmo... busco con la mirada y el cuerpo a Hiparchia (fundido a negro^^).

(El Shirtaki ya es más para bailar en grupo, quizás con el resto si se diera la opción, pero mucho antes de éste último baile)

Esla salió unos minutos después de que lo hicieran los demás. Se había quedado hablando con la chica que había cantado la canción que había silenciado al público. Cuando salió lo hizo con otra copa de vino en la mano. Buscó rápidamente a sus compañeros y se unió sin decir nada. Parecía algo distraída, quizá incluso decepcionada. Estaba claro que en ese momento su cabeza no estaba en la fiesta.

[*Fundido al negro]

Hiparchia despertó horas más tarde, al despuntar el alba. La Casa estaba tranquila e Inara dormía plácidamente a su lado. Se deslizó sin hacer ruido hasta el extremo de la cama, donde se vistió en penumbras, ya que las venecianas de la ventana estaban totalmente echadas. Solo un hilillo de luz mañanera se colaba entre las tablas de madera de cerezo. 

Acarició la espalda desnuda de su compañera antes de salir de la habitación y bajar a la cocina, donde su intención era preparar un zumo a base de zanahoria, higos y ciruelas, si es que la Casa estaba lo suficientemente surtida en frutas y hortalizas.