Partida Rol por web

Cuando Viero vió a Hiparchia empezar a abrir las ropas de Darao, Viero no pudo evitar soltar una leve risa.

- De verdad hay locura en el aire...

Sonriendo, pensaba en la ironía de haber dicho una cosa y que en el acto Hiparchia empezara a hacer lo contrario. Tomó algo de aire y calmó sus ganas de reir...

- Deja de estar revisando sus heridas - dijo Viero viendo a Hiparchia hacer lo suyo - Edirian... lo mandó a volar con un espejo del éter... ese mocoso no es normal... ni siquiera para el estandar de las rarezas.

- No hay que ser médico para saber que tiene - dijo Viero - todos los putos huesos rotos - comenzó a sonreir - hemorragias internas... el autoestima hecha añicos... ¿verdad que si, malnacido? - dijo esto último dirigiendose a Darao, sin saber si lo escuchaba o no.

- Deberían revisar sus prendas... sus armas... sus bolsillos. Ese tipo ya está muerto... no dirá nada importante.

Viero observaba atentamente a Hiparchia intentar salvar a  Darao, mientras ella lo hacía, el analizaba minuciosamente al pistolero.

Al entrar en el edificio me pierdo un momento observando su interior, pudiéndome la curiosidad. Nunca había estado en una etería y el templo o lo que sea donde me encuentro despierta mi interés.

Apenas puedo echar un vistazo rápido cuando vuelvo en mí al dirigirse el anciano hacia nosotros. Dos cosas quedan claras tras oírle: El anciano es el Idifas y Edirian definitivamente tiene alguna relación rara con la gente de aquí.

Me cuadro un poco para dar algo de oficialidad a la conversación. ¿Lo de "los fieles siervos del éter es una pulla?...Déjalo, no te metas en tonterías... Trato de echar los pensamientos vagos de mi mente antes de concentrarme.

-Buenos días...Mierda, ¿¿cuál es el apelativo cortés para un Idifas?? ¿Señor?¿Eminencia? Ehhhhh ...Idifas. Hago una pequeña inclinación esperando transmitir respeto y cubrir la pausa producida por mi duda. -Me llamo Arden d'Iridar, soy miembro de la Casa de las Rarezas al igual que mi compañero. Hago un gesto hacia Edirian, evitando usar su nombre por si acaso.

-Venimos para solicitar sus conocimientos médicos, Idifas. Uno de nuestros miembros ha sido herido de mucha gravedad y requiere atención inmediata. Le ruego que nos acompañe enseguida para ayudarle.

Hago una inclinación de nuevo, esta vez algo más profunda para indicar la urgencia de la petición.

 Las revelaciones llegaban de la forma más insólita. Lo que prometía ser una búsqueda extensiva por el puerto, se transformó en la misma nada con la revelación de Hiparchia. Mientras acataba las ordenes de la humanista, alcanzándole todos los utensillos de la enfermería* que esta pudiera necesitar para hacer la intervención a Darao.

- ¡¿Fantina reapareció?! ¿Por su propia cuenta? No entiendo, ¿cómo es eso posible?

 Luego atendió a la pregunta de Viero, que no debía de estar muy contento con sus heridas y la presencia de aquel otro hombre en la camilla de al lado. No conocía bien las relaciones que los unían, pero eso era historia para otro rato.

- Viero, en cualquier momento tendría que llegar algún cirujano. Fueron a buscarlo, ¿no?